Argen­ti­na. Crí­ti­ca situa­ción de muje­res migran­tes víc­ti­mas de vio­len­cia en eta­pa de pandemia

Por Julia Mot­tu­ra, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano 15 de julio de 2020

Estu­vi­mos con Zule­ma Mon­te­ro que es fun­da­do­ra de la Aso­cia­ción Civil Yana­pa­cu­na, que en len­gua que­chua sig­ni­fi­ca “ayu­dé­mos­nos”. La orga­ni­za­ción nace en 2006 con el obje­ti­vo de brin­dar ase­so­ra­mien­to legal a sus com­pa­trio­tas migran­tes con los temas rela­cio­na­dos a la regu­la­ri­za­ción de su docu­men­ta­ción. Zule­ma es abo­ga­da y nos rela­ta la crí­ti­ca situa­ción que están vivien­do las muje­res migran­tes víc­ti­mas de vio­len­cia domés­ti­ca en esta eta­pa de pandemia.

Múl­ti­ples esce­na­rios fren­te a la vio­len­cia doméstica

Habien­do el gobierno decre­ta­do el ais­la­mien­to social pre­ven­ti­vo y obli­ga­to­rio, muchas fami­lias se han que­da­do en sus casas en estas cir­cuns­tan­cias y se han detec­ta­do muchas situa­cio­nes de vio­len­cia psi­co­ló­gi­ca, sexual y eco­nó­mi­ca. Por lo que algu­nas muje­res, han lla­ma­do a Yana­pa­cu­na en esta situa­ción para pedir ase­so­ría jurí­di­ca. Noso­tras, des­de la aso­cia­ción, lo que sole­mos hacer es ani­mar­las a hacer la denun­cia en la comi­sa­ria de la mujer, si es en pro­vin­cia, y en Capi­tal, en la ofi­ci­na de Vio­len­cia Domés­ti­ca. En algu­nos casos hemos acom­pa­ña­do estas denun­cias y hemos hecho pre­sen­ta­cio­nes on line por­que no se pue­de hacer de mane­ra pre­sen­cial. Si bien las reso­lu­cio­nes demo­ran un poco, dada la situa­ción en la que nos encon­tra­mos. Pero al final, salen las medi­das cau­te­la­res, como por ejem­plo la peri­me­tral, esto es para que el hom­bre vio­len­to no se acer­que a la mujer (y a sus hijos e hijas en algu­nos casos). Lue­go, tam­bién se fija la cuo­ta ali­men­ta­ria, pero hay que tener las par­ti­das de naci­mien­to y la docu­men­ta­ción nece­sa­ria para poder acre­di­tar la filiación.

Pero esta for­ma de actuar de los esta­dos, varía de un lugar a otro. En algu­nas loca­li­da­des con lla­mar a la Línea 144 bas­ta para dar sali­da a la medi­da peri­me­tral. En otras juris­dic­cio­nes la mujer tie­ne que hacer nece­sa­ria­men­te la pre­sen­ta­ción y ade­más tie­ne que pre­sen­tar un patro­ci­nio legal, o sea, no bas­ta con la denun­cia en la comi­sa­ría de la mujer. Sino que des­pués, la denun­cia tie­ne que ser rati­fi­ca­da en el juz­ga­do por un abo­ga­do o abo­ga­da de ofi­cio o par­ti­cu­lar. Y ahí está el pro­ble­ma más gran­de de las muje­res víc­ti­mas de vio­len­cia por­que gene­ral­men­te, es depen­dien­te eco­nó­mi­ca­men­te y muy pocas son inde­pen­dien­tes. Enton­ces no pue­den pagar­le a una abo­ga­da o abo­ga­do par­ti­cu­lar. Inclu­so, en algu­nos luga­res se tie­ne que pagar un bono de acce­so a la jus­ti­cia y eso impli­ca un gas­to que tie­ne que hacer la mujer.

En muchos casos, en la comu­ni­dad boli­via­na, noso­tras tra­ta­mos de hablar con la fami­lia. Prin­ci­pal­men­te en los casos que no son gra­ves. Vamos a los domi­ci­lios para con­ver­sar con la pare­ja y ver la posi­bi­li­dad de que sigan, o no, con­vi­vien­do. Hace­mos una media­ción, esto se hace mucho en nues­tro país. Algu­nas pare­jas sue­len arre­glar su situa­ción de la mejor for­ma, en otras no. Se tie­ne que eva­luar caso a caso.

La mano del hom­bre vio­len­to y la espal­da del Estado

Otra situa­ción que estu­vi­mos vien­do, que muchas muje­res que han logra­do renun­ciar a sus pare­jas vio­len­tas, han que­da­do total­men­te des­am­pa­ra­das, des­pro­te­gi­das y en esta­dos de vul­ne­ra­bi­li­dad. Pues­to que han que­da­do a car­go de los niños y niñas y muchas viven de la eco­no­mía infor­mal, del tra­ba­jo día a día, y con la cua­ren­te­na no se les ha per­mi­ti­do más la ven­ta y se han que­da­do sin recur­sos eco­nó­mi­cos. Lo que hemos vis­to, en la mayo­ría de los casos los padres, es decir los vio­len­tos denun­cia­dos, se han ido del hogar y no se sabe su para­de­ro, no se hacen car­go en abso­lu­to de pasar dine­ro por los ali­men­tos. En muchas casos ni siquie­ra habían empe­za­do la deman­da por los ali­men­tos y eso es un pro­ble­ma por­que vemos que la mujer que denun­cia vio­len­cia para pedir ali­men­tos, en algu­nos casos se fijan medi­das cau­te­la­res con cuo­tas por ali­men­tos. Pero en otros casos, la mujer tie­ne que ini­ciar otro tra­mi­te por ali­men­tos y muchas no lo hacen. Enton­ces se que­dan sin ese apor­te, pien­san, para qué voy a per­der más dine­ro y per­der más tiem­po, mejor man­ten­go sola a mis hijos e hijas. Pero aho­ra, en esta cri­sis, se la ven muy duro.

Des­de la aso­cia­ción esta­mos hacien­do lle­gar ali­men­tos, por­que en algu­nos casos no han rea­li­za­do el trá­mi­te en ANSES para cobrar la Asig­na­ción Uni­ver­sal por Hijo y en otros casos es el vio­len­to quien cobra esa asig­na­ción y lue­go, no se las da. Por otro lado, tam­bién vemos que en caso del Ingre­so Fami­liar de Emer­gen­cia es peor. Por­que a las migran­tes no les lle­go esa ayu­da, solo le lle­go al 20% de la pobla­ción. Pero tras los recla­mos que hici­mos, aumen­tó al 40%. Es decir que el 60% de la comu­ni­dad migran­te no tie­ne ese bene­fi­cio extra­or­di­na­rio que brin­da el esta­do duran­te la pan­de­mia. Enton­ces la situa­ción de estas muje­res, es real­men­te crí­ti­ca en esta épo­ca de cua­ren­te­na.

Exi­gen­cias

Des­de el Minis­te­rio de la Mujer es impor­tan­te que se enca­ren polí­ti­cas públi­cas a favor de las muje­res. Es decir, que se les brin­de asis­ten­cia jurí­di­ca, psi­co­ló­gi­ca, con­ten­ción y segui­mien­to duran­te la eta­pa de la denun­cia y pos­de­nun­cia. Pero sobre todo, sopor­te eco­nó­mi­co. Por­que sin este apo­yo eco­nó­mi­co por par­te del esta­do, difí­cil­men­te vayan a denun­ciar y enton­ces vamos a seguir tenien­do femi­ci­dios como los que esta­mos tenien­do en este tiem­po de cua­ren­te­na, y que se han incre­men­ta­do bastante.

Es fun­da­men­tal que el Minis­te­rio de las Muje­res, Géne­ros y Diver­si­dad brin­de esta­dís­ti­cas ofi­cia­les que inclu­yan infor­ma­ción dife­ren­cia­da por géne­ro para poder enten­der mejor las cir­cuns­tan­cias de esta pobla­ción. La vul­ne­ra­bi­li­dad agra­va­da en estos casos es cau­sa­da por la dis­cri­mi­na­ción que gene­ra: ser mujer, ser migran­te, a veces indo­cu­men­ta­da, y ser pobre. La ges­tión de Gómez Alcor­ta debe aten­der esta suma de vul­ne­ra­bi­li­da­des y tomar medi­das efec­ti­vas para pre­ve­nir y ata­car las vio­len­cias que se deri­van de esta tri­ple condición.

Itu­rria /​Fuen­te

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