Por Emir Sader. Resumen Latinoamericano 6 de junio de 2020.
La historia de la derecha brasileña es una historia sucesiva de fracasos. Brasil fue liderado, ininterrumpidamente, por la derecha, hasta la crisis de 1929.
La responsabilidad de la crisis cayó unánimemente en la derecha,
porque era liberal y el liberalismo permitió que la crisis se
extendiera, con su opinión de que el mercado produce periódicamente una
crisis, pero el mismo reconstruye a la economía, las empresas más
frágiles quiebran, mientras que las más sólidas saldrían más fuertes y
la economía seguiría adelante. Pero esa vez la recesión fue más profunda
que nunca, el desempleo en los Estados Unidos e Inglaterra alcanzó el
30%, y el mercado no pudo restaurar la economía y el empleo.
Todas
las reacciones fueron antineoliberales, ya sea el fascismo, la URSS o
el Estado del bienestar. Esto, con Roosevelt regresando a Keynes, se
convirtió en el modelo de gobierno hegemónico durante décadas. Europa
tuvo tres décadas de pleno empleo. Un presidente de derecha en los
Estados Unidos, como Richard Nixon, llegó a decir, a principios de la
década de 1970: «Todos somos keynesianos». Quien implementó el Estado
del bienestar en Europa no fue predominantemente la socialdemocracia,
sino la derecha, en Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, por lo que
este tipo de estado fue consensuado. Durante décadas, no se habló de
educación privada, sino de educación pública. El liberalismo desapareció
de la escena política, considerada una ideología exótica, que defendía
posiciones antiestatales, completamente contrarias al consenso
mayoritario.
En Brasil, la derecha fue derrotada sucesivamente desde que fue
derrotada por la revolución de Getulio Vartas, en 1930. Su último
presidente, antes de 1930, Washington Luis, se destacó por la
declaración de que «el problema social es un asunto de la policía».
Después del gobierno de Vargas, la derecha fue derrotada sucesivamente.
La caída de Getulio, en 1945, no representó el fin del getulismo, que
continuó con el propio Getulio en 1950.
La derecha se concentró en las ofensivas golpistas, coordinadas por
la Escuela Superior de Guerra, fundada por Golbery do Couto e Silva y
Castelo Branco ‑los mismas que finalmente lideraron el golpe de 1964-.
El suicidio de Vargas en 1954, pospuso la dictadura durante diez años,
pero antes de eso, el gobierno de Kubitschek representó un cambio
estructural importante, con la llegada de inversiones masivas desde
EEUU, con la industria del automotriz como el punto mas avanzado, que
cambió la dirección del desarrollismo brasileño, ahora bajo la hegemonía
del capital extranjero. Goulart fue vice presidente de Kutitschek,
mostrando cómo los sectores populares estaban subordinados en el nuevo
bloque gubernamental.
La mayor victoria de la derecha en la historia de Brasil no ocurrió
de manera democrática, sino a causa del golpe de estado de 1964, que
terminó con un período de inestabilidad política y afirmó un modelo
económico que, para el capitalismo brasileño, fue eficiente. Afirmó el
camino brasileño como una alternativa en América Latina, allanando el
camino para otras dictaduras, en Uruguay, Chile y Argentina, que sin
embargo no tuvieron éxito, porque perdieron el final del ciclo expansivo
del capitalismo, utilizado por Brasil. La dictadura militar fue el
período más exitoso para la derecha brasileña. En la democratización,
logró derrotar una salida de amplia redemocratizacion del país y puso
en marcha un modelo económico distinto. El gobierno de Sarney fue una
victoria para la derecha, al evitar una salida hacia la izquierda de la
dictadura, pero fue un fracaso político como gobierno.
La otra gran victoria de la derecha se dio en el período neoliberal,
con los gobiernos de Collor y Cardoso. Se las arreglaron para imponer
la ideología neoliberal. Políticamente derrotaron a Lula y al PT tres
veces seguidas, dos de ellos en la primera ronda. Parecía que
enterrarían a la izquierda y consagrarían al neoliberalismo, con la
condena del Estado, del gasto público, de los derechos de los
trabajadores, con el ajuste fiscal como un valor absoluto. El fin del
ciclo getulista, anunciado por FHC, tenía la intención de pasar la
página de la división derecha-izquierda, de las alternativas de
izquierda al neoliberalismo, del liderazgo de Lula, del PT, de los
sindicatos y de todos los movimientos sociales.
Fue una victoria para la derecha cambiar la centralidad de los
problemas sociales, en el país más desigual del continente más
desigual, a la agenda neoliberal: inflación, gasto excesivo e
ineficiente del Estado, el mercado como el mejor asignador de recursos,
que han permanecido en la opinión pública hasta hoy, excepto en los
años de los gobiernos del PT. La inflación fue contenida pero, sin
políticas sociales, la desigualdad social aumentó, la recesión tuvo
lugar, junto con el desempleo. La victoria se convirtió en una derrota.
Los
años de los gobiernos del PT fueron la mayor derrota de la derecha
hasta ahora en la historia de Brasil. Brasil vivió sus años más
virtuosos, con desarrollo económico, distribución del ingreso, reducción
de las desigualdades, aumento de la inclusión social. La economía
creció sin una inflación incontrolada o un desequilibrio desordenado en
las cuentas públicas. El déficit de la seguridad social disminuyó, con
la creación de más de 20 millones de empleos formales. El sueldo mínimo
subió un 70% por encima de la inflación. La democracia política se
mantuvo plenamente, al igual que la libertad de prensa. La imagen de
Brasil en el mundo nunca ha sido tan buena, el país proyectó a Lula como
el líder político mundial más importante.
Derrotada
la derecha en cuatro elecciones democráticas, ha intentado sabotear a
los gobiernos del PT desde su inicio. Acusaciones de corrupción,
apoyadas por acciones ilegales de sectores del Poder Judicial,
complicidad silenciosa con otros, campañas en los medios para
desestabilizar a los gobiernos, finalmente movilizaciones para generar
el clima que hizo posible el golpe del 2016 en contra de Dilma Rousseff.
Nueva y abrumadora victoria para la derecha. ¿Que pasó? Hace cuatro
años, podemos darnos cuenta del desastre en el que tuvo lugar la acción
concertada de la derecha: medios de comunicación, empresas, poder
judicial: en el mayor desastre de la historia de Brasil, con una
recesión y desempleo récord, con un descrédito mundial sin precedentes
en el país, con más de mil brasileños asesinados diariamente, sin
ninguna acción efectiva por parte del gobierno. Brasil se encuentra sin
gobierno, sin presidente, generando la peor crisis de su historia, en
manos de la derecha.
Una vez más, la derecha ha fallado, mostrando lo que tiene para ofrecer al país. Bolsonaro es el resultado de la acción de derecha. El Brasil de hoy es el producto de lo que la derecha tiene para ofrecer al país. La izquierda ha mostrado, con los gobiernos del PT, su propuesta para Brasil y la validez de la polarización entre derecha e izquierda, con proyectos radicalmente contradictorios para nuestro país.
* Fuente: Rebelión