Argen­ti­na. Deu­da públi­ca y accio­nar soberano

Por Julio C. Gam­bi­na, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 9 mayo 2020.-

El sen­ti­do común indi­ca que no se debe ir al default, que eso sería malo, o que deri­va­ría en algo peor que lo actual, que ya es bas­tan­te malo para millo­nes de per­so­nas, las que medi­mos en tér­mi­nos de pobre­za, de des­em­pleo, de infor­ma­li­dad. El men­sa­je por la can­ce­la­ción de las deu­das, inclu­so rene­go­cia­da, indu­ce a pen­sar que evi­tar la cesa­ción uni­la­te­ral de pagos pudie­ra mejo­rar la situa­ción de pobre­za, des­igual­dad y explo­ta­ción de la mayo­ría social. Hay que pagar si o si es la pro­pues­ta hege­mó­ni­ca, para no caer en default, o en todo caso, “nego­ciar” cedien­do las pro­pias pre­ten­sio­nes para endul­zar al “acree­dor o pres­ta­mis­ta”. Es lo que pare­cie­ra estar en jue­go al ven­ci­mien­to del pla­zo de la ofer­ta a los tene­do­res pri­va­dos de títu­los. Los medios de comu­ni­ca­ción pre­sio­nan para un arre­glo que evi­te el default y es bueno inte­rro­gar­se en un sen­ti­do alter­na­ti­vo, por el default sobe­rano cons­cien­te, asu­mi­do para trans­for­mar sus­tan­cial­men­te la realidad.

La pro­pues­ta del Gobierno de la Argen­ti­na está sien­do apo­ya­da por el FMI y el amplio espec­tro polí­ti­co del ofi­cia­lis­mo y la opo­si­ción con excep­ción de la izquier­da con repre­sen­ta­ción par­la­men­ta­ria. La crí­ti­ca a esa opi­nión mayo­ri­ta­ria por el pago, pro­vie­ne tam­bién des­de el movi­mien­to social que des­plie­ga la cam­pa­ña por la sus­pen­sión de los pagos y una audi­to­ría inte­gral y participativa.[1] Es una cam­pa­ña a con­tra­mano del sen­ti­do común, que cho­ca con ese ima­gi­na­rio reite­ra­do de hon­rar las deu­das. A favor del gobierno se han pro­nun­cia­do un con­jun­to de per­so­na­li­da­des del extran­je­ro y del ámbi­to local.

Res­pec­to de los apo­yos, lee­mos en La Nación: “Des­de Jor­ge Remes Leni­cov a Emma­nuel Álva­rez Agis, pasan­do por Fer­nan­do Nava­jas, Pablo Ger­chu­noff, José Luis Machi­nea y Mar­tín Rapet­ti” y agre­ga: “La car­ta repli­ca cen­tral­men­te el tex­to publi­ca­do ayer, fir­ma­do por los pre­mios Nobel Joseph Sti­glitz, Edmund Phelps, y su cole­ga Car­men Reinhardt, que fue acom­pa­ña­da por otros cole­gas céle­bres como Tho­mas Piketty, Jef­frey Sachs, Ken­neth Rogoff y Dani Rodrik.”[2] Tam­bién fue publi­ci­ta­do el apo­yo feminista.[3]

Quie­nes no acuer­dan son los tene­do­res pri­va­dos de títu­los de la deu­da públi­ca dola­ri­za­da y bajo legis­la­ción exter­na. Estos pre­sio­nan por mejo­res con­di­cio­nes para ingre­sar al can­je de títu­los. A no sor­pren­der­se por la pre­sión, por­que ante la pro­pues­ta argen­ti­na para can­jear unos 68.000 millo­nes de dóla­res, éstos deman­da­ron un “endul­zan­te”, algo que los acer­que a acep­tar la pro­pues­ta. Los pres­ta­mis­tas quie­ren nego­ciar, pero bajo sus con­di­cio­nes. Son espe­cu­la­do­res seria­les y no acep­tan una qui­ta del 5,4% de su capi­tal regis­tra­do en los títu­los, ni una qui­ta del 62% en los intere­ses a cobrar des­de aho­ra has­ta el 2117, fecha de ven­ci­mien­to de uno de los bonos en dis­cu­sión, el que se sus­cri­bió por cien años. Tam­po­co quie­ren estar tres años sin ver un dólar en com­pen­sa­ción por su tenen­cia de títu­los impa­ga­bles de la deu­da públi­ca dola­ri­za­da bajo legis­la­ción extrajera.

Pre­ten­den que la pro­pues­ta del gobierno sea endul­za­da, o sea, menos qui­ta de capi­ta­les e intere­ses, y/​o, no espe­rar tres años para cobrar. Ellos no quie­ren resig­nar tan­to, y cla­ro, no les preo­cu­pa que sus recla­mos pro­vo­quen que se resien­ta el gas­to públi­co en otras áreas, en des­me­dro de la cali­dad de vida de quie­nes deben enten­der que la deu­da debe hon­rar­se, sin inves­ti­gar si es legal, legi­ti­ma u odio­sa, lo que nos lle­va­ría a dis­cu­tir quien se bene­fi­ció con la deu­da asu­mi­da a nom­bre del con­jun­to de la socie­dad. En este razo­na­mien­to es en el que se apo­yan quie­nes difun­den una posi­ción por el recha­zo del con­jun­to de la deu­da, base argu­men­tal de la cam­pa­ña por la sus­pen­sión de los pagos de la deu­da y la audi­to­ría inte­gral con par­ti­ci­pa­ción ciudadana.

Es pro­ba­ble que el recha­zo de los fon­dos de Inver­sión defi­na el default uni­la­te­ral, lo que pone en cues­tión la dila­pi­da­ción de cuan­tio­sos recur­sos des­ti­na­dos a can­ce­lar deu­da en este tiem­po, tan­to como a legi­ti­mar el inacep­ta­ble acuer­do de la Argen­ti­na con el FMI.

Un pro­ble­ma mundial

La cues­tión sus­ci­ta­da pue­de ser exten­di­da al sis­te­ma mun­dial, en un tiem­po de acre­cen­ta­mien­to de la deu­da públi­ca, pero tam­bién de las empre­sas y de las fami­lias en todo el mun­do. La deu­da acre­cen­ta­da sir­ve para mode­lar la subor­di­na­ción social mayo­ri­ta­ria por el poder mun­dial en el futu­ro cercano.

Resul­ta un hecho que el mun­do fun­cio­na con base a endeu­da­mien­to deli­be­ra­do. En defi­ni­ti­va, resul­tan con­di­cio­nes de hipo­te­ca del pre­sen­te y el futu­ro, cer­cano y lejano, para recrear las for­mas de pro­duc­ción y repro­duc­ción pre­va­len­tes que nos deja­ron en el lugar que esta­mos, en la Argen­ti­na, la región y en el pla­ne­ta. Si esto se repro­du­ce, pues vamos a un futu­ro que poten­cia nues­tro pre­sen­te de falen­cias y nece­si­da­des irresueltas.

El dato es la ace­le­ra­ción de la deu­da de EEUU y en ese país de las empre­sas y las fami­lias, pero tam­bién en Euro­pa y muy espe­cial­men­te en paí­ses desa­rro­lla­dos como Ita­lia y Bél­gi­ca, que se suman al tra­di­cio­nal club de la hipo­te­ca por deu­das que difun­dió la cri­sis en Gre­cia. La deu­da y la emi­sión mone­ta­ria y de títu­lo es el camino de la Ban­ca Cen­tral, de la Reser­va Fede­ral o del Ban­co Euro­peo. Son emi­sio­nes millo­na­rias varias veces supe­rio­res a los mon­tos defi­ni­dos en la cri­sis del 200709.

Tam­bién es el rum­bo asu­mi­do des­de los orga­nis­mos inter­na­cio­na­les, caso del FMI con su polí­ti­ca de “ayu­da cre­di­ti­cia” a los paí­ses más vul­ne­ra­bles e inclu­so pro­pues­tas de con­do­na­ción de deu­das, como meca­nis­mo de repro­du­cir el papel del Fon­do en la ges­tión finan­cie­ra con­tem­po­rá­nea. El FMI cui­da sus intere­ses y un papel guía del mer­ca­do finan­cie­ro mun­dial, por lo que apa­re­ce con un dis­cur­so más bené­vo­lo, pero res­guar­dan­do el inte­rés de sus socios, espe­cial­men­te el que deci­de des­de Washington.

Por todo ello es que el FMI no resig­na sus “dere­chos” sobre la deu­da de la Argen­ti­na y apo­ya la nego­cia­ción con los tene­do­res pri­va­dos, a con­di­ción de sos­te­ner sus pri­vi­le­gios. En efec­to, en el 2001, ante la cesa­ción uni­la­te­ral de pagos de la Argen­ti­na, el FMI siem­pre cobró lo suyo, inclu­so en 2006 per­ci­bió por anti­ci­pa­do los ven­ci­mien­tos de deu­da por unos 9.500 millo­nes de dóla­res. Es más, en esta sema­na de fin de la ofer­ta a los titu­la­res par­ti­cu­la­res, mayo­ri­ta­ria­men­te Fon­dos de Inver­sión, empre­sas geren­tes de la espe­cu­la­ción mun­dial, el FMI cobró 320 millo­nes de dóla­res. No sor­pren­de enton­ces el apo­yo del FMI a la nego­cia­ción argen­ti­na, que pre­ten­de des­car­gar el cos­to sobre los tene­do­res pri­va­dos, sin resig­nar sus posi­cio­nes, aun cuan­do otor­gue pla­zo en el futu­ro, cues­tión que por aho­ra solo está en los pla­nes a comprobar.

Los tene­do­res de títu­los dicen por aho­ra que no a la ofer­ta de la Argen­ti­na, lo que sus­ci­ta el deba­te sobre el default. Mien­tras se deba­te, ya se per­die­ron recur­sos muy impor­tan­tes, recor­dan­do que en diciem­bre 2019 se auto­ri­za­ron por ley de “soli­da­ri­dad” des­ti­nar más de 4.500 millo­nes de dóla­res de las reser­vas inter­na­cio­na­les al pago de deu­da públi­ca mien­tras se rees­truc­tu­ra la mis­ma. Lo que acon­te­ce en la Argen­ti­na está sien­do obser­van­do en todo el mun­do, por lo peli­gro­so en que se cons­ti­tu­yó el ele­va­do endeu­da­mien­to públi­co en la mayo­ría de los paí­ses del sis­te­ma mun­dial, afec­ta­dos por una rece­sión agra­va­da en tiem­pos de coronavirus.

Pero tam­bién es tiem­po de dis­cu­sión del orden mun­dial y la fun­ción de los orga­nis­mos supra nacio­na­les, entre ellos los orga­nis­mos finan­cie­ros mun­dia­les. Es un pro­ble­ma no haber denun­cia­do has­ta aho­ra el prés­ta­mo del FMI otor­ga­do a la Argen­ti­na por 57.000 millo­nes de dóla­res, de los cua­les se des­em­bol­sa­ron un poco más de 44.100 millo­nes y que solo sir­vie­ron para con­so­li­dar una escan­da­lo­sa fuga de capi­ta­les. El FMI pre­ten­de vali­dar su papel en este tiem­po de cri­sis, sin asu­mir su res­pon­sa­bi­li­dad como par­te de la cau­sa de los pro­ble­mas actua­les, aun antes del COVID19. Sus vie­jas y nue­vas rece­tas con­tri­bu­ye­ron y con­tri­bu­yen a sus­ten­tar una reali­dad inso­por­ta­ble para millo­nes de per­so­nas empobrecidas.

¿Exis­te otra posibilidad?

Sí, debe pen­sar­se en la ges­tión de esos cuan­tio­sos recur­sos que debie­ran haber­se des­ti­na­do a una des­vin­cu­la­ción sobe­ra­na del sis­te­ma tóxi­co del mode­lo de pro­duc­ción y desa­rro­llo con­tem­po­rá­neo. Un mode­lo que está defi­ni­do por la explo­ta­ción de la fuer­za de tra­ba­jo, el saqueo de los bie­nes comu­nes y el pri­vi­le­gio a la espe­cu­la­ción de un núcleo con­cen­tra­do de gran­des capi­ta­les. Es cier­to que enun­ciar­lo pare­ce sen­ci­llo, que lo difí­cil es cons­truir el con­sen­so socio polí­ti­co y cul­tu­ral nece­sa­rio para hacer­lo realidad.

En ese sen­ti­do lo pri­me­ro es defi­nir la sus­pen­sión de los pagos de la deu­da públi­ca e inves­ti­gar a fon­do el pro­ce­so de endeu­da­mien­to. No solo de los últi­mos cua­tro años, sino des­de el ini­cio de la geno­ci­da dic­ta­du­ra, aun cuan­do en cada turno cons­ti­tu­cio­nal se haya rene­go­cia­do la deu­da públi­ca. Audi­tar el meca­nis­mo del endeu­da­mien­to resul­ta impres­cin­di­ble y no se debe enca­rar solo des­de la ins­ti­tu­cio­na­li­dad cons­ti­tu­cio­nal, o sea el Par­la­men­to, que en varia­das oca­sio­nes ilu­sio­nó con lle­var ade­lan­te inves­ti­ga­cio­nes no mate­ria­li­za­das. Se requie­re el pro­ta­go­nis­mo de la socie­dad para hacer efec­ti­va la audi­to­ria o inves­ti­ga­ción. Se tra­ta de pro­mo­ver la par­ti­ci­pa­ción popu­lar en el pro­ce­so de inves­ti­ga­ción de la deuda.

Pero no alcan­za con sus­pen­der los pagos. Es nece­sa­rio enca­rar una polí­ti­ca eco­nó­mi­ca que cons­tru­ya una nue­va coti­dia­nei­dad del fenó­meno de la pro­duc­ción y repro­duc­ción mate­rial y de la vida. Con “otra” orien­ta­ción de la polí­ti­ca eco­nó­mi­ca se pue­de trans­for­mar el “orden” eco­nó­mi­co, las rela­cio­nes socia­les de pro­duc­ción, para pri­vi­le­giar las nece­si­da­des socia­les bási­cas y más allá. Ello inclu­ye refor­mas agra­rias y urba­nas, con base en la sobe­ra­nía ali­men­ta­ria, ener­gé­ti­ca y finan­cie­ra, con socia­li­za­cio­nes varias, en la pro­duc­ción y cir­cu­la­ción. Se tra­ta de las finan­zas, el comer­cio exte­rior, de los ser­vi­cios públi­cos pri­va­ti­za­dos y de todo aque­llo que alu­de a dimen­sión estra­té­gi­ca para la pro­duc­ción y repro­duc­ción de la cotidianeidad.

Se tra­ta de pen­sar sobe­ra­na­men­te la cues­tión de la deu­da y no some­ter­se al “sen­ti­do común” hege­mó­ni­co de hon­rar a los acree­do­res de una deu­da que no sir­vió al pue­blo, y que pres­ta­mis­tas y bus­ca­do­res de cré­di­to sabían que era impa­ga­ble, por lo que se tra­ta de una deu­da odio­sa. La deu­da asu­mi­da sir­vió para la fuga de capi­ta­les. Fue­ron más de 100.000 millo­nes de dóla­res de fuga y de deu­da públi­ca, mon­tos que remi­ten a los cua­tro últi­mos años de ges­tión de Mau­ri­cio Macri, los que agra­van una ten­den­cia que se remon­ta al ciclo ini­cia­do en 19756. Hace fal­ta iden­ti­fi­car a los res­pon­sa­bles y denun­ciar el carác­ter ile­gi­ti­mo de una polí­ti­ca de deu­da públi­ca que con­so­li­dó un orden para la des­igual­dad y la concentración.

Por ello, para ini­ciar otro rum­bo, lo pri­me­ro es denun­ciar el pro­ce­so de endeu­da­mien­to sus­pen­dien­do sobe­ra­na­men­te los pagos y cam­biar todo lo que haya que modi­fi­car eco­nó­mi­ca, polí­ti­ca y cul­tu­ral­men­te para enca­rar otro camino de pro­duc­ción y cir­cu­la­ción de bie­nes y ser­vi­cios. ¿Es una cues­tión polí­ti­ca? No hay duda, por eso es que nece­si­ta­mos poner en dis­cu­sión lo indis­cu­ti­ble, ese ima­gi­na­rio que el úni­co camino posi­ble es el pago de la deu­da. El default sobe­rano es una posi­bi­li­dad si la socie­dad lo deci­de e impul­sa con con­cien­cia social por ir más allá de pre­ten­der recu­pe­rar la normalidad.

La bús­que­da es por otra nor­ma­li­dad, que ter­mi­ne con los pro­ce­sos de des­igual­dad y mise­ria mayo­ri­ta­ria y augu­re una pers­pec­ti­va de libe­ra­ción social y cons­truc­ción socio eco­nó­mi­ca auto-ges­tio­na­da. Vamos a insis­tir que no es una cues­tión solo nacio­nal, sino que requie­re sea asu­mi­da mundialmente.

Bue­nos Aires, 9 de mayo de 2020

[1] CADTM, en: http://​www​.cadtm​.org/​A​r​g​e​n​t​i​n​a​-​C​r​o​n​i​c​a​-​d​e​l​-​l​a​n​z​a​m​i​e​n​t​o​-​d​e​-​l​a​-​C​a​m​p​a​n​a​-​p​o​r​-​l​a​-​S​u​s​p​e​n​s​i​o​n​-​d​e​l​-​P​a​g​o​-de
[2] La Nación, 7 de mayo; en: https://​www​.lana​cion​.com​.ar/​e​c​o​n​o​m​i​a​/​d​e​u​d​a​-​e​c​o​n​o​m​i​s​t​a​s​-​l​o​c​a​l​e​s​-​f​i​r​m​a​n​-​c​a​r​t​a​-​a​b​i​e​r​t​a​-​a​p​o​y​o​-​n​i​d​2​3​6​2​844
[3] El Cro­nis­ta, 8 de mayo; en: https://​www​.cro​nis​ta​.com/​e​c​o​n​o​m​i​a​p​o​l​i​t​i​c​a​/​E​l​-​G​o​b​i​e​r​n​o​-​s​u​m​a​-​a​p​o​y​o​-​f​e​m​i​n​i​s​t​a​-​p​a​r​a​-​r​e​e​s​t​r​u​c​t​u​r​a​r​-​l​a​-​d​e​u​d​a​-​2​0​2​0​0​508 – 0002.html

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