Argen­ti­na. ¿Quién paga la gue­rra con­tra el enemi­go invisible?

Por Ale­jan­dro Bercovich*/ Resu­men Latinoamericano/​3 de abril 2020 . — — — –

El albo­ro­to en el mun­do de los nego­cios des­pués de que Alber­to Fer­nán­dez cali­fi­ca­ra como «mise­ra­bles» a los empre­sa­rios que des­pi­die­ron emplea­dos en medio de la pan­de­mia de COVID-19 fue tan sin­fó­ni­co, sobre­ac­tua­do y coor­di­na­do que cues­ta no iden­ti­fi­car detrás suyo a los des­ti­na­ta­rios del epí­te­to. Vete­ra­nos del lobb­ying, los due­ños de Techint no se sin­tie­ron espe­cial­men­te esco­ra­dos por un Pre­si­den­te que ya lla­mó «idio­tas», «ton­tos», «locos» e «irres­pon­sa­bles» a dis­tin­tos pro­ta­go­nis­tas de esta pesa­di­lla colec­ti­va des­de que empe­zó. Lo que hicie­ron fue ‑val­ga la metá­fo­ra en estos tiem­pos- curar­se en salud. Lo mis­mo que el due­ño de Medi­cus, Jor­ge Aufie­ro, cuan­do Ginés Gon­zá­lez Gar­cía ama­gó con decla­rar «de inte­rés públi­co» todo el equi­pa­mien­to sani­ta­rio pri­va­do. En medio de una cri­sis que nadie sabe cómo ter­mi­na­rá y que des­di­bu­jó todas las líneas de cal en el cés­ped, el esta­blish­ment pro­cu­ra vol­ver a mar­car la can­cha de lo polí­ti­ca­men­te posible.

Es una tarea urgen­te, que expli­ca tam­bién el tono gra­ve de las admo­ni­cio­nes y las pirue­tas argu­men­ta­les a las que ape­la­ron los escan­da­li­za­dos y sus tes­ta­fe­rros ideo­ló­gi­cos. No es que la opo­si­ción haya apro­ve­cha­do el flan­co débil que dejó Fer­nán­dez al apar­tar­se del cen­tro don­de siem­pre pro­cu­ra parar­se y por eso arras­tró a la cla­se media a un cace­ro­la­zo. Lo que mos­tró el cace­ro­la­zo en ple­na cua­ren­te­na, casi como un ladri­do al pasea­pe­rros a quien no se le dis­cu­te el rum­bo a la pla­za, fue por el con­tra­rio una orfan­dad: la de un sec­tor de la socie­dad que siem­pre lo resis­ti­rá y que no encuen­tra refe­ren­cia en una opo­si­ción que ya enca­be­za de mane­ra níti­da el tam­bién cen­trí­pe­to Hora­cio Rodrí­guez Larre­ta, con quien el Pre­si­den­te habla varias veces por día.

Todas las medi­cio­nes coin­ci­den en que Fer­nán­dez aca­ba de tocar picos de popu­la­ri­dad iné­di­tos inclu­so entre quie­nes vota­ron a Mau­ri­cio Macri. Y eso, para con­ce­sio­na­rios pri­va­dos de ser­vi­cios públi­cos como los con­tra­tis­tas, los petro­le­ros, los due­ños de pre­pa­gas y has­ta los ban­que­ros, ele­va los ries­gos de expro­pia­ción. El mun­do, ade­más, ofre­ce ejem­plos cada vez más inquie­tan­tes. La medi­da que Aufie­ro con­si­de­ró una «locu­ra total» ‑y que el Gobierno de momen­to archi­vó- fue anun­cia­da en Irlan­da la sema­na pasa­da. Por un gobierno conservador.

Lo que más inquie­ta a Pao­lo Roc­ca y al res­to del 1% más pode­ro­so de la socie­dad es algo que, has­ta esta sema­na, Alber­to Fer­nán­dez no había mos­tra­do la más míni­ma inten­ción de hacer: finan­ciar la gue­rra con­tra el coro­na­vi­rus ape­lan­do a una con­tri­bu­ción eco­nó­mi­ca espe­cial de esos super-ricos. El mote de «mise­ra­bles», el acto de fe moya­nis­ta del Sana­to­rio Antár­ti­da y el decre­to que prohí­be los des­pi­dos fue­ron los pri­me­ros indi­cios de que la posi­bi­li­dad está sobre la mesa.

De Warren a Massa

No es una reco­men­da­ción tras­no­cha­da de la izquier­da. Es exac­ta­men­te lo que pro­po­ne Bran­ko Mila­no­vic, el eco­no­mis­ta ser­bo-esta­dou­ni­den­se a quien el año pasa­do invi­tó el mis­mí­si­mo Pao­lo Roc­ca a diser­tar en Bue­nos Aires, en el his­tó­ri­co edi­fi­cio cor­po­ra­ti­vo de la Orga­ni­za­ción Techint en Cata­li­nas. El exper­to en des­igual­dad y desa­rro­llo, tam­bién pro­fe­sor de la Uni­ver­si­dad de Mary­land y ex inves­ti­ga­dor del Ban­co Mun­dial, vati­ci­nó ante este dia­rio por Zoom que con la dise­mi­na­ción del COVID-19 «se va a ensan­char la bre­cha tan­to en tér­mi­nos de ingre­sos como de salud» y que «los pobres se van a ver mucho más afec­ta­dos por esta crisis».

«Esto es casi como una situa­ción de gue­rra y se pue­den tomar deci­sio­nes de emer­gen­cia. Si mirás his­tó­ri­ca­men­te, duran­te las gue­rras hubo impues­tos y gra­vá­me­nes espe­cia­les que nun­ca se habían impues­to», dijo Mila­no­vic. «Son impues­tos que pue­den no durar para siem­pre, como cuan­do se cam­bia el esque­ma tri­bu­ta­rio. En prin­ci­pio ahí siem­pre hay nego­cia­cio­nes y se inter­cam­bian cosas. Pero con impues­tos ver­da­de­ra­men­te extra­or­di­na­rios, se pue­de cobrar una tasa muy alta sobre los ingre­sos o sobre la rique­za, y eso va a ser una tasa por úni­ca vez, por este año por ejem­plo», agregó.

Algo pare­ci­do, aun­que no por la coro­na-cri­sis sino para com­pen­sar la dis­pa­ra­da de la des­igual­dad de la últi­ma déca­da, pro­po­nía la expre­can­di­da­ta demó­cra­ta Eli­za­beth Warren: un impues­to espe­cial del 2% a las for­tu­nas de más de 50 millo­nes de dóla­res con una sobre­alí­cuo­ta del 3% para las que supe­ra­ran los 1.000 millo­nes. La «Warren tax», como se la lla­mó en Esta­dos Uni­dos, esta­ba apo­ya­da en cálcu­los de Emma­nuel Saez y Gabriel Zuc­man, dos cola­bo­ra­do­res del fran­cés Tho­mas Piketty.

En Argen­ti­na, si solo se cobra­ra ese impues­to a los «mil­mi­llo­na­rios» como Roc­ca ‑un puña­do de fami­lias entre las que se des­ta­can los Bulghe­ro­ni, los Gal­pe­rín, los Eur­ne­kian, los Bri­to y los Roem­mers- se recau­da­rían al menos 28.600 millo­nes de pesos, 143 veces lo que Ser­gio Mas­sa dijo que aho­rra­rá con la reba­ja del 40% de las die­tas legis­la­ti­vas que salió a ofre­cer des­pués del cace­ro­la­zo. Eso supo­nien­do que cada uno tie­ne en pro­me­dio U$S 1.500 millo­nes (la ter­ce­ra par­te de lo que ate­so­ran los Roc­ca) y sin con­tar lo que la «Warren Tax» podría recau­dar entre los cer­ca de mil posee­do­res de for­tu­nas supe­rio­res a los 50 millo­nes de dólares.

Según el Anua­rio Esta­dís­ti­co 2017 de la AFIP, el 1% más rico de la Argen­ti­na decla­ra acti­vos por US$ 89.252 millo­nes en el capí­tu­lo Bie­nes Per­so­na­les. El 74% de esa rique­za se encuen­tra en el exte­rior, por lo que ade­más de obli­gar a sus due­ños a tri­bu­tar habría que ase­gu­rar­se de que la tra­je­ran para hacer­lo. Pero más del 60% está en títu­los, accio­nes y depó­si­tos en el exte­rior, lo cual faci­li­ta­ría la liqui­dez de la repatriación.

Gua­ri­das y peajes

Es una con­tri­bu­ción patrió­ti­ca que en su momen­to pidie­ron otros con­ser­va­do­res, como Eisenho­wer, pero que la patria con­tra­tis­ta difí­cil­men­te haga de motu pro­prio. La con­ce­sio­na­ria Auto­pis­tas del Sol (Ausol), por ejem­plo, le envió una car­ta esta sema­na a Via­li­dad Nacio­nal para que sus­pen­da la deci­sión ofi­cial de levan­tar las barre­ras del pea­je en el Acce­so Nor­te para que pasen sin pagar los tra­ba­ja­do­res afec­ta­dos a ser­vi­cios esen­cia­les. La misi­va, fir­ma­da por su apo­de­ra­do Eduar­do Pomsz­tein, advier­te que la deci­sión «se inser­ta ade­más en el con­tex­to de un sos­te­ni­do incum­pli­mien­to del Régi­men Tari­fa­rio del Acuer­do Inte­gral, que afec­ta gra­ve­men­te los dere­chos de Ausol». Es decir, del con­ge­la­mien­to de tari­fas que fre­nó los incre­men­tos que había com­pro­me­ti­do Gui­ller­mo Dietrich.

Para no gene­ra­li­zar habría que acla­rar que los exso­cios de Macri que toda­vía mane­jan Ausol, a quie­nes el gobierno ante­rior pro­rro­gó la con­ce­sión has­ta 2030, fue­ron los úni­cos con­ce­sio­na­rios via­les que hicie­ron ese recla­mo. Pero el hol­ding Techint, de los Roc­ca, tam­bién apro­ve­cha cada res­qui­cio de su rela­ción con el Esta­do para extraer una ven­ta­ja pecu­nia­ria. En 2001, poco antes de la cri­sis, mon­tó una inge­nie­ría con­ta­ble para elu­dir no solo el pago de impues­tos en Argen­ti­na sino tam­bién el con­trol de las auto­ri­da­des sobre la ges­tión de sus com­pa­ñías. Eso le per­mi­tió, ade­más, com­prar y ven­der accio­nes de sus pro­pias fir­mas con la mis­ma diná­mi­ca en la que cimen­tó su for­tu­na el zar ener­gé­ti­co Mar­ce­lo Mindlin.

La cons­truc­to­ra Techint Com­pa­ñía Téc­ni­ca Inter­na­cio­nal SACEI, la que hizo eno­jar a Fer­nán­dez con los des­pi­dos, es un esla­bón de otra com­pa­ñía del gru­po, radi­ca­da bajo el régi­men de socie­da­des finan­cie­ras del Uru­guay en la calle La Cum­par­si­ta 1373 de Mon­te­vi­deo. Se lla­ma Techint E&C, la E por Engi­nee­ring y la C por Cons­truc­tion. La uru­gua­ya, a su vez con­tro­la­da por Techint Invest­ments S.A. de Pana­má, decla­ró ven­tas en 2017 por más de US$ 1.400 millo­nes y dice tener 18.000 trabajadores.

«Es cla­ro que los emplea­dos que decla­ra­ra la filial uru­gua­ya no son sólo ahí sino tam­bién en Argen­ti­na, Bra­sil, Chi­le, Méxi­co, Perú, Egip­to, Espa­ña e India», sos­tie­ne el eco­no­mis­ta Ser­gio Are­lo­vich, fun­da­dor del rosa­rino Mira­dor de la Actua­li­dad del Tra­ba­jo y la Eco­no­mía (MATE). Según el espe­cia­lis­ta en socie­da­des offsho­re, «adu­cir una situa­ción de cri­sis en un esla­bón de esta tra­ma socie­ta­ria es inacep­ta­blem por­que requie­re ana­li­zar el flu­jo de ope­ra­cio­nes entre todos sus componentes».

Pero lejos de una con­tri­bu­ción patrió­ti­ca a la Warren o de una sus­pen­sión uni­la­te­ral de los des­pi­dos como habría que­ri­do el Gobierno para no tener que prohi­bir­los, Techint SACEI tam­bién quie­re apro­ve­char la coro­na-cri­sis como opor­tu­ni­dad de nego­cios. Afe­rra­da a un decre­to del 2 de agos­to de 2010, que fir­mó como jefe de Gobierno Macri pero tam­bién como jefe de gabi­ne­te Rodrí­guez Larre­ta, pro­cu­ra reflo­tar el con­tra­to para cons­truir el Com­ple­jo Hos­pi­ta­la­rio Sur «Muñiz-Udaon­do-Ferrer», para ins­ta­lar los tres hos­pi­ta­les en el pre­dio del Muñiz. Es una ini­cia­ti­va pri­va­da que inclu­ye una inver­sión de US$ 172 millo­nes pero que tam­bién deja a la empre­sa a car­go del man­te­ni­mien­to ren­ta­do de las ins­ta­la­cio­nes, equi­pa­mien­to y lim­pie­za de los edificios.

En su char­la con este dia­rio, Mila­no­vic dijo que en una cri­sis de esta mag­ni­tud, «los ricos debe­rían dar­se cuen­ta de que no solo están pagan­do para com­pen­sar a los pobres por los ingre­sos que pier­den, sino que tam­bién están pagan­do para evi­tar un colap­so social». Es decir, el derrum­be del cas­ti­llo que los tie­ne en la cima. Es algo que Pao­lo le debe haber leí­do al mis­mo Marx cuan­do, de muy muy joven, mili­ta­ba en Lot­ta Con­ti­nua (Lucha Con­ti­nua), un gru­po de izquier­da radi­cal estu­dian­til que flo­re­ció en la Milán de su familia.

*Fuen­te: InfoBae

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