Un zoo humano de enemi­gos del pue­blo- Miguel Urbano

Al encen­der la tele­vi­sión y escu­char el dis­cur­so del gobierno me sien­to cada día agre­di­do por el absurdo.

Me veo pro­yec­ta­do a un tea­tro don­de los acto­res se com­por­tan como seres extra­te­rres­tres. Eufó­ri­cos, dicen, con con­vic­ción y arro­gan­cia, cosas nun­ca antes oídas.

Ni en la épo­ca de Sala­zar gen­te tan inso­len­te, igno­ran­te y corrup­ta se movió en los esce­na­rios del Poder. Los minis­tros del fas­cis­mo eran más prudentes.

Un estig­ma per­tur­ba sin embar­go la ale­gría de la actual dic­ta­du­ra de la bur­gue­sía: no pue­de eli­mi­nar la más­ca­ra de facha­da demo­crá­ti­ca y mos­trar­se como fas­cis­ti­zan­te por­que le está veda­do impo­ner la cen­su­ra, crear una poli­cía polí­ti­ca y uti­li­zar el ejér­ci­to para repri­mir al pueblo.

Pero en la prac­ti­ca de la vida Pas­sos, Por­tas y Com­pa­ñía igno­ran la Cons­ti­tu­ción y las leyes de la Repú­bli­ca e invo­can­do «el inte­rés nacio­nal» impo­nen al país medi­das bru­ta­les que lo pau­pe­ri­zan cada vez más.

En repe­ti­das oca­sio­nes el Tri­bu­nal Cons­ti­tu­cio­nal decla­ró que deci­sio­nes del gobierno vio­la­ban la Mag­na Car­ta, por redu­cir sala­rios de los tra­ba­ja­do­res y no res­pe­tar dere­chos fundamentales.

¿Cómo reac­cio­nó el Eje­cu­ti­vo? Median­te pirue­tas jurí­di­cas reto­mó la ofen­si­va con­tra el mun­do del tra­ba­jo (recor­tes, des­pi­dos, etc) recu­rrien­do a una nue­va figu­ra para alcan­zar el mis­mo obje­ti­vo: empu­jar a los obre­ros y a la cla­se media a la pobreza.

Las inad­mi­si­bles exi­gen­cias de la Troi­ka que tute­la Por­tu­gal fue­ron sobre­pa­sa­das hace mucho tiem­po. El Gobierno, al gol­pear múl­ti­ples áreas socia­les, fue más lejos de lo que exi­gían los repre­sen­tan­tes del gran capi­tal inter­na­cio­nal: el FMI, la Comi­sión Euro­pea y el BCE.

La des­truc­ción del apa­ra­to pro­duc­ti­vo y la ofen­si­va con­tra la fun­ción publi­ca y la cla­se media son devas­ta­do­ras. Han arrui­na­do Por­tu­gal sin alcan­zar las metas que se pro­po­nían. La deu­da inter­na y la exte­rior aumen­ta­ron bru­tal­men­te, exce­dien­do en mucho el total del PIB, que bajó.

El des­em­pleo alcan­za nive­les sin pre­ce­den­tes. Con una pecu­lia­ri­dad: la «aus­te­ri­dad» que pau­pe­ri­zó a los tra­ba­ja­do­res con­tri­bu­yó al enor­me aumen­to de la rique­za de quie­nes los explo­tan. A los Soa­res, dos San­tos, Amo­rim, Bel­mi­ro, a los ban­que­ros y a otros mag­na­tes que son los actua­les due­ños de Por­tu­gal se suman aho­ra dece­nas de nue­vos Cre­sos que exhi­ben sin pudor for­tu­nas colo­sa­les que han ama­sa­do en un tiem­po récord.

La mise­ria inun­da el país y la ham­bru­na es ya una reali­dad en miles de fami­lias; la pobre­za de las masas es el con­tra­pun­to de la inso­len­te pros­pe­ri­dad de la cla­se domi­nan­te. La espi­ral de la des­igual­dad se dispara.

Los ges­to­res de las gran­des empre­sas se auto­atri­bu­yen suel­dos supe­rio­res a los de los gran­des mag­na­tes de Ale­ma­nia y Rei­no Uni­do. Reci­ben gra­ti­fi­ca­cio­nes sun­tuo­sas mien­tras las víc­ti­mas de la «aus­te­ri­dad» reci­ben sala­rios com­pa­ra­bles a los más bajos de la Unión Europea.

Los escán­da­los mayúscu­los son casi dia­rios. Esta­llan en la ban­ca, en las pri­va­ti­za­cio­nes, en las lla­ma­das cola­bo­ra­cio­nes publi­co-pri­va­das, en los oscu­ras nego­cios de polí­ti­cos y empre­sa­rios, en los frau­des de aven­tu­re­ros ins­ta­la­dos en pues­tos cla­ve de la Admi­nis­tra­ción Pública.

Los robos asfi­xian y humi­llan al País. Pas­sos, Por­tas y sus minis­tros son abu­chea­dos allí don­de van a hacer apo­lo­gía de la polí­ti­ca oficial.

El pri­mer minis­tro visi­ta mucho Ber­lín para ren­dir vasa­lla­je a la can­ci­ller Mer­kel y reco­rre el mun­do pre­sen­tán­do­se como salvador .

Este gobierno enca­ra­ma­do en el Poder es un zoo­ló­gi­co humano de enemi­gos del pueblo.

Pas­sos Coelho, el regen­te del con­tu­ber­nio, se exhi­be como refor­ma­dor his­tó­ri­co, inno­va­dor en la apli­ca­ción de la doc­tri­na de los gran­des Maes­tros del neo­li­be­ra­lis­mo, des­de Frie­drich Hayek a Mil­ton Fried­man, y devo­to de That­cher y Reagan.
Incul­to, sober­bio, con esti­lo de Tar­tu­fo, no con­si­gue ocul­tar una igno­ran­cia enci­clo­pé­di­ca, pero al hablar en el Par­la­men­to mues­tra la auto­sa­tis­fac­ción de un Demós­te­nes lusitano.

Pau­lo Por­tas, su lugar­te­nien­te, es una cria­tu­ra satá­ni­ca. Reco­gió de las ceni­zas un par­ti­di­to, el CDS, de sobre­vi­vien­tes del fas­cis­mo, y lo trans­for­mó en apén­di­ce del PSD, a quien garan­ti­za la mayo­ría en el Par­la­men­to. Es un espe­cia­lis­ta en el chan­ta­je polí­ti­co. Su jue­go entre bas­ti­do­res tie­ne algo de mefis­to­fé­li­co. Lle­gó a vice-pri­mer minis­tro a tra­vés de un jue­go de ame­na­zas y fal­sas renun­cias. El pue­blo iden­ti­fi­ca en tal per­so­na­je a un far­san­te peli­gro­so que piso­tea la éti­ca polí­ti­ca, maes­tro en manio­bras ile­ga­les, en nego­cios sucios (como la com­pra de sub­ma­ri­nos o la crea­ción de una uni­ver­si­dad fan­tas­ma), siem­pre movi­do por una ambi­ción ilimitada.

La ter­ce­ra figu­ra del ban­do que opri­me y des­go­bier­na Por­tu­gal es la minis­tra de Hacien­da, Maria Luis Albu­quer­que, la suce­so­ra de Vic­tor Gas­par. Difie­re del jefe y de sus cole­gas en la sua­vi­dad de la voz.
Rara­men­te son­ríe, pero su por­te es dis­tin­to. Anun­cia y defien­de medi­das terri­bles como si fue­ra men­sa­je­ra de mejo­ras maravillosas.

El minis­tro de Eco­no­mía, Pires de Lima, es el ros­tro de una ultra­de­re­cha enmas­ca­ra­da. Sus decla­ra­cio­nes y entre­vis­tas sobre la eli­mi­na­ción de dere­chos impues­ta por el gobierno para impe­dir la huel­ga de la TAP –Tras­por­tes Aereos Por­tu­gue­ses –traen a la memo­ria acti­tu­des de minis­tros de Salazar.

Mon­te­ne­gro, el líder par­la­men­ta­rio del PSD, es la ima­gen de una dere­cha de las cavernas.

La des­in­for­ma­ción sobre este gobierno hedion­do debi­li­ta de for­ma deci­si­va la lucha de masas.

El sis­te­ma mediá­ti­co está con­tro­la­do por el gran capi­tal. La infor­ma­ción de los perió­di­cos es mala, pero la refle­xión sobre la polí­ti­ca del gobierno es aún peor. Los ana­lis­tas y poli­tó­lo­gos ‑casi todos polí­ti­cos reac­cio­na­rios- com­pi­ten en la tarea de ocul­tar la reali­dad polí­ti­ca, eco­nó­mi­ca y social.

Los más influ­yen­tes for­ma­do­res de opi­nión con­fun­den. Comen­tan y cri­ti­can lo acce­so­rio pero igno­ran lo fun­da­men­tal. Hablan de todo, des­de las peque­ñe­ces del gobierno a las quie­bras de empre­sas, a los robos, pasan­do por el fút­bol, la corrup­ción, las esta­fas ban­ca­rias, la situa­ción de los pro­fe­so­res, el des­ca­la­bro de la salud públi­ca y de la jus­ti­cia, la pri­sión de Socra­tes ‑el ex-Pri­mer Ministro‑, el calen­ta­mien­to glo­bal, los gas­tos millo­na­rios de los minis­tros, pero no cues­tio­nan el sis­te­ma. Pache­co Perei­ra, un escri­tor polí­ti­co de dere­cha, es qui­zás la úni­ca excepción.

En sus comen­ta­rios, inclu­so cuan­do afir­man estar en des­acuer­do con las medi­das del equi­po gober­na­ti­vo, se abs­tie­nen de con­de­nar el engra­na­je del Poder. La mayo­ría se refie­re con defe­ren­cia a ban­que­ros que roba­ron miles de millo­nes de euros, como los Espi­ri­to San­to y otros seño­res de las finan­zas, mafio­sos res­pon­sa­bles de frau­des gigan­tes­cos. El capi­ta­lis­mo, para esa fau­na, es sagra­do. Cons­cien­tes de que fun­cio­na pési­ma­men­te, se limi­tan a desear que sea per­fec­cio­na­do median­te refor­mas que man­ten­gan la des­igual­dad social.
La explo­ta­ción de los tra­ba­ja­do­res es para esa gen­te un tema tabú.

En la sel­va de corrup­ción y pre­po­ten­cia en la que el país ago­ni­za, el dis­cur­so triun­fa­lis­ta del gobierno per­sis­te inalterado.

Pas­sos, Por­tas y Com­pa­ñía cul­ti­van un refrán gro­tes­co: «los por­tu­gue­ses ‑según ellos- aprue­ban y agra­de­cen» su política.

El dis­cur­so triun­fa­lis­ta del gobierno, apo­ya­do (osten­si­ble o sutil­men­te) por sus epí­go­nos, bom­bar­dea al pue­blo como una pesadilla.

La cri­sis por­tu­gue­sa, por sus carac­te­rís­ti­cas, es casi incon­ce­bi­ble, pero bien real. La indig­na­ción popu­lar cre­ce, pero toda­vía no es torrencial.

La gran mayo­ría con­de­na la polí­ti­ca del gobierno, que será derro­ta­do en las pró­xi­mas elec­cio­nes de octu­bre de 2015. Sin embar­go, el Par­ti­do Socia­lis­ta, neo­li­be­ral sin con­fe­sar­lo, no ofre­ce garan­tías míni­mas de un cam­bio pro­fun­do de política.

Des­afor­tu­na­da­men­te el sen­ti­mien­to de repu­dio popu­lar que empie­za a gene­rar des­es­pe­ran­za no se tra­du­ce en un com­ba­te orga­ni­za­do, con obje­ti­vos bien defi­ni­dos, aun­que la CGTP, la cen­tral sin­di­cal, hace todo lo posi­ble para movi­li­zar las masas.

La defi­ni­ción que Marx nos ofre­ció de «alie­na­ción» se ajus­ta bien a la acti­tud de un amplio sec­tor de la pobla­ción que no está toda­vía pre­pa­ra­do para trans­for­mar la pro­tes­ta en lucha per­ma­nen­te con­tra el sis­te­ma, acom­pa­ñan­do a la van­guar­dia de tra­ba­ja­do­res que salen a las calles y se mani­fies­tan en los cen­tros de tra­ba­jo, desa­fian­do a un Poder con voca­ción dictatorial.

Las con­di­cio­nes obje­ti­vas para derro­car el gobierno exis­ten, pero las sub­je­ti­vas no están creadas.

Es sufi­cien­te asis­tir a pro­gra­mas tele­vi­si­vos y radio­fó­ni­cos como,entre otros, Opi­nión Publi­ca, de SIC, para tomar con­cien­cia de que el fas­cis­mo inten­ta capi­ta­li­zar el des­con­ten­to popu­lar empu­ján­do­le en direc­ción opues­ta al com­ba­te que el gobierno teme. Insul­tos a los sin­di­ca­tos y a la lucha de masas, lla­ma­mien­tos a la prohi­bi­ción de las huel­gas y a des­pi­dos colec­ti­vos, los nos­tál­gi­cos de la dic­ta­du­ra fas­cis­ta son aho­ra fre­cuen­tes visi­tan­tes de esos pro­gra­mas. Pero no encuen­tran eco en la socie­dad por­tu­gue­sa. El fas­cis­mo no encuen­tra atmós­fe­ra favo­ra­ble en Portugal.

¿Qué hacer entonces?

Luchar,con tena­ci­dad y espe­ran­za. Las revo­lu­cio­nes – repi­to esa evi­den­cia muchas veces – no tie­nen fecha en el calen­da­rio. Fer­men­tan casi siem­pre con lentitud.

En Por­tu­gal, la ausen­cia de con­di­cio­nes sub­je­ti­vas y los meca­nis­mos de la Unión Euro­pea no per­mi­ten pre­ver, por aho­ra, rup­tu­ras de ese tipo. Pero no soy pesimista.

En gran­des momen­tos de la His­to­ria de Por­tu­gal, sur­gie­ron de repen­te las con­di­cio­nes que per­mi­tie­ron al Pue­blo levan­tar­se con­tra la opre­sión y la domi­na­ción extran­je­ra y abrir las gran­des ala­me­das del pro­gre­so, cons­ti­tu­yén­do­se como suje­to histórico

Eso ocu­rrió en 1383, en diciem­bre de l640, en octu­bre de l910, y el 25 de abril de l974.

La marea de la indig­na­ción y de la pro­tes­ta cre­ce cada nue­vo día.

¡Los enemi­gos del pue­blo serán expul­sa­dos del Poder!

Vila Nova de Gaia, 23 de Diciem­bre de 2014
www​.odia​rio​.info

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