Eus­kal Herria y la lucha de cla­ses- Iña­ki Gil de San Vicente

Nota: Guión para la char­la-deba­te sobre lucha de cla­ses y Eus­kal Herria, a cele­brar el 30 de abril en Leioa. Como se ve más ade­lan­te, se reco­mien­da la lec­tu­ra del borra­dor titu­la­do: Resu­men y pro­pues­ta de his­to­ria mar­xis­ta vas­ca , del 30 de octu­bre de 2010 a libre dis­po­si­ción en internet.

1. Hablar de Eus­kal Herria y lucha de cla­ses es, en pri­mer lugar, hablar de qué méto­do teó­ri­co emplea­mos, por­que según el que use­mos obten­dre­mos un resul­ta­do u otro. Hay dos méto­dos teó­ri­cos enfren­ta­dos en todo: el capi­ta­lis­ta y el comu­nis­ta. En la actua­li­dad y para esta char­la-deba­te, pode­mos dis­cer­nir cua­tro gran­des opo­si­cio­nes abso­lu­tas entre ambos méto­dos en lo que con­cier­ne a la reali­dad vas­ca: la teo­ría de la pro­pie­dad pri­va­da o teo­ría de la explo­ta­ción; la teo­ría del Esta­do y de la vio­len­cia o teo­ría de la opre­sión; la teo­ría del cono­ci­mien­to o teo­ría de la domi­na­ción; y la teo­ría de la natu­ra­le­za o teo­ría de la pers­pec­ti­va histórica.

2. En las cua­tro cues­tio­nes ‑explo­ta­ción, opre­sión, domi­na­ción y visión his­tó­ri­ca- cho­can abier­ta­men­te el méto­do bur­gués o capi­ta­lis­ta y el méto­do mar­xis­ta o comu­nis­ta. No exis­te ni la más remo­ta posi­bi­li­dad obje­ti­va de coin­ci­den­cia siquie­ra tác­ti­ca y fugaz, pun­tual y pasa­je­ra, entre ambas, aun­que sí exis­te la creen­cia idea­lis­ta y sub­je­ti­vis­ta, irra­cio­nal, de que pue­den exis­tir «alian­zas inter­cla­sis­tas estra­té­gi­cas» entre explo­ta­do­res y explo­ta­dos, entre pue­blo tra­ba­ja­dor y bur­gue­sía. Sí pue­den dar­se «alian­zas tác­ti­cas» entre el pue­blo y la peque­ña bur­gue­sía, pero siem­pre carac­te­ri­za­das por una con­tra­dic­ción inter­na que pue­de hacer que fra­ca­sen; a saber, ¿qué blo­que social diri­ge esa alian­za y hacia dón­de, el obre­ro y popu­lar, revo­lu­cio­na­rio, o el peque­ño bur­gués, refor­mis­ta? Habla­mos de un deba­te clá­si­co en la his­to­ria revo­lu­cio­na­ria, al que vol­ve­re­mos en su momento.

3. En reali­dad las cua­tro cues­tio­nes son una, son y for­man la tota­li­dad social con sus con­tra­dic­cio­nes anta­gó­ni­cas en uni­dad y lucha per­ma­nen­te, en auto­mo­vi­mien­to como tota­li­dad. Des­de esta pers­pec­ti­va, y como ire­mos vien­do, no pue­de exis­tir sepa­ra­ción total y abso­lu­ta entre estas cues­tio­nes por­que se inter­pe­ne­tran e inter­re­la­cio­nan mutua­men­te de modo que si bien pode­mos ana­li­zar­las en ais­la­do en un momen­to pre­ci­so, siem­pre tene­mos que com­pren­der­las en su uni­dad sin­té­ti­ca, en su fun­cio­na­mien­to con­jun­to aun­que con velo­ci­da­des e inten­si­da­des rela­ti­vas en cada una de ellas. Par­tien­do de aquí, no tie­ne sen­ti­do sepa­rar la deno­mi­na­da «cues­tión nacio­nal» de la deno­mi­na­da «cues­tión social», como tam­po­co tie­ne sen­ti­do reci­tar el tópi­co de las dos caras de la mis­ma mone­da: la nacio­nal y la social y plan­tear que una, la nacio­nal, pue­de ser más impor­tan­te que la social debien­do vol­car­nos más en ella que en la otra, o vice­ver­sa, que la social es más impor­tan­te que la nacio­nal, que la lucha de cla­ses es más impor­tan­te que la lucha nacio­nal. Los dos erro­res aca­rrean con­se­cuen­cias nefastas.

4. Cuan­do al comien­zo de la ponen­cia a deba­te reco­men­dá­ba­mos la lec­tu­ra del borra­dor Resu­men y pro­pues­ta de his­to­ria mar­xis­ta vas­ca, del 30 de octu­bre de 2010 a libre dis­po­si­ción en inter­net, es por­que para poder seguir inves­ti­gan­do la lucha de cla­ses en la actual Eus­kal Herria nece­si­ta­mos uti­li­zar con­cep­tos cla­ves como el que defi­ne qué es la his­to­ria, qué son la explo­ta­ción de cla­se, de sexo-géne­ro, de nación opri­mi­da, y de nación ven­ci­da mili­tar­men­te; tam­bién qué es el modo de pro­duc­ción y for­ma­ción eco­nó­mi­co-social, expli­ca­dos en ese borra­dor; nece­si­ta­mos igual­men­te dis­cer­nir qué era y cómo se expre­sa­ba la iden­ti­dad colec­ti­va, la esci­sión social y las cla­ses enemi­gas en el comu­nis­mo pri­mi­ti­vo, en el escla­vis­mo, feu­da­lis­mo y capi­ta­lis­mo; nece­si­ta­mos estu­diar cómo fue­ron creán­do­se las cla­ses domi­nan­tes vas­cas has­ta lle­gar a la actual bur­gue­sía y qué rela­cio­nes esta­ble­cie­ron con los Esta­dos opre­so­res para, entre otros obje­ti­vos, seguir explo­tan­do a sus cla­ses explo­ta­das; nece­si­ta­mos mar­car las dife­ren­cias entre la lucha de cla­ses pre­ca­pi­ta­lis­ta y la capi­ta­lis­ta, y entre la opre­sión nacio­nal pre­ca­pi­ta­lis­ta y la capi­ta­lis­ta, etcé­te­ra. En esta ponen­cia no pode­mos desa­rro­llar estas y otras cues­tio­nes que sin embar­go son nece­sa­rias para cono­cer aho­ra el papel cru­cial del pue­blo tra­ba­ja­dor en un capi­ta­lis­mo mili­ta­ri­za­do, por lo que os remi­to a ese borrador.

5. Dicho lo ante­rior, pode­mos pasar aho­ra a expli­car las cua­tro deci­si­vas con­tra­dic­cio­nes que opo­nen al méto­do bur­gués con el mar­xis­ta. La pri­me­ra es la teo­ría de la explo­ta­ción y de la pro­pie­dad pri­va­da. Eus­kal Herria es una socie­dad divi­di­da entre una gran mayo­ría explo­ta­da y una mino­ría explo­ta­do­ra, una mino­ría que es pro­pie­ta­ria de las fuer­zas pro­duc­ti­vas, de las rique­zas, de las tie­rras… Cuan­do habla­mos de pro­pie­dad pri­va­da no nos refe­ri­mos al vie­jo coche uti­li­ta­rio y al domi­ci­lio con sus bie­nes de pri­me­ra nece­si­dad y a algu­nos aho­rri­tos, cuan­do los hay. Cuan­do habla­mos de pro­pie­dad pri­va­da en su sen­ti­do fuer­te y deci­si­vo habla­mos de ese 1,3% de la pobla­ción que en 2012 acu­mu­la­ba el 44,4% del PIB de la CAPV; o dicho al con­tra­rio, habla­mos de ese pue­blo tra­ba­ja­dor asa­la­ria­do que a pesar de haber aumen­ta­do del 84,1% en 2001 al 85,4% en 2012 en todo Hegoal­de, sin embar­go ha vis­to cómo su acce­so al PIB ha des­cen­di­do del 51,5% al 46,7% en el mis­mo perío­do de tiem­po. Otros estu­dios reve­lan que el pue­blo tra­ba­ja­dor ha per­di­do 3.714 millo­nes de euros en lo que va de cri­sis, y que los sala­rios se han redu­ci­do en un 6% entre 2008 y 2011, o que en la CAPV las ren­tas del 34,7% no supera el umbral de pobre­za. No hace fal­ta decir que son las muje­res y las per­so­nas de ter­ce­ra edad las más empobrecidas.

6. La pro­pie­dad pri­va­da se con­cen­tra en una mino­ría cada vez más mino­ri­ta­ria, mien­tras que la mayo­ría popu­lar es empo­bre­ci­da cada vez más por la polí­ti­ca bur­gue­sa. Pero aun sien­do estre­me­ce­do­ras estas cifras y por­cen­ta­jes, lo real­men­te deci­si­vo es la estruc­tu­ra inter­na e invi­si­ble que man­tie­ne en pie esta reali­dad exter­na. Para cono­cer esa estruc­tu­ra invi­si­ble hay que recu­rrir a la teo­ría de la pro­pie­dad pri­va­da y de la explo­ta­ción social. La pri­me­ra demues­tra que la pro­pie­dad bur­gue­sa se sus­ten­ta sobre la vio­len­cia his­tó­ri­ca bru­tal ejer­ci­da en el perío­do de acu­mu­la­ción ori­gi­na­ria del capi­ta­lis­mo, sobre la explo­ta­ción del tra­ba­jo asa­la­ria­do, domés­ti­co y sumer­gi­do en el pro­pio país y en el exte­rior, sobre la des­truc­ción de la natu­ra­le­za, sobre la per­ma­nen­te acu­mu­la­ción por des­po­se­sión, etc. En nues­tra his­to­ria, la acu­mu­la­ción ori­gi­na­ria de capi­tal vas­co tam­bién se reali­zó median­te estos méto­dos y sigue rea­li­zán­do­se en el pre­sen­te, como lo indi­can los datos arri­ba pre­sen­ta­dos. La vio­len­cia reac­cio­na­ria tam­bién fue un deci­si­vo ins­tru­men­to de acu­mu­la­ción bur­gue­sa, y sigue siéndolo.

7. Para com­pren­der que la vio­len­cia sigue sien­do un medio esen­cial de acu­mu­la­ción actual de capi­tal, ade­más de ver la mate­ria­li­dad de la repre­sión poli­cial y mili­tar, tam­bién hemos de ver que la explo­ta­ción asa­la­ria­da se sos­tie­ne sobre una vio­len­cia invi­si­ble: el mie­do a la mise­ria, al empo­bre­ci­mien­to, al paro estruc­tu­ral, a per­der el empleo, lo que obli­ga al pue­blo tra­ba­ja­dor a acep­tar la explo­ta­ción capi­ta­lis­ta. La vio­len­cia sote­rra­da, pro­fun­da e imper­cep­ti­ble a sim­ple vis­ta pre­sio­na a las muje­res a acep­tar sala­rios alre­de­dor de un 25% infe­rio­res a los de los hom­bres por el mis­mo tra­ba­jo, pero sobre todo la vio­len­cia patriar­cal apa­re­ce como terro­ris­mo puro cuan­do recu­rre a los malos tra­tos, gol­pes, pali­zas y ase­si­na­tos de muje­res por­que se nie­gan a obe­de­cer: la mujer es un ins­tru­men­to de pro­duc­ción en manos del hom­bre, y la vio­len­cia físi­ca, psi­co­ló­gi­ca, afec­ti­va, etcé­te­ra, es el ins­tru­men­to que garan­ti­za su sumi­sión. Otras for­mas de vio­len­cia tam­bién las ejer­ce el poder adul­to sobre la juven­tud, vio­len­cia afec­ti­va y chan­ta­je emo­cio­nal, vio­len­cia sala­rial y eco­nó­mi­ca, cul­tu­ral, y espe­cial­men­te poli­cial cuan­do la juven­tud cons­tru­ye su independencia.

8. La explo­ta­ción asa­la­ria­da pro­du­ce un bene­fi­cio eco­nó­mi­co al empre­sa­rio, a la bur­gue­sía en su con­jun­to, por­que al final del pro­ce­so de tra­ba­jo el empre­sa­rio obtie­ne más capi­tal, más dine­ro, que el que tenía al comien­zo. La dife­ren­cia entre el capi­tal ini­cial y el capi­tal final, esa dife­ren­cia es la ganan­cia que se embol­sa la bur­gue­sía, y que en reali­dad per­te­ne­ce a la cla­se tra­ba­ja­do­ra por­que ella la ha crea­do con su tra­ba­jo. Nin­gún empre­sa­rio comien­za un nego­cio sabien­do que va a per­der dine­ro al final; todos lo empie­zan con­ven­ci­dos de que van a ganar­lo, y cuan­to más mejor. Si en el pro­ce­so de tra­ba­jo com­prue­ban que la ganan­cia va a ser menor de lo pre­vis­to, enton­ces endu­re­cen la explo­ta­ción, los rit­mos e inten­si­da­des de tra­ba­jo y aumen­tan la dura­ción de la jor­na­da labo­ral, y si pese a estas medi­das ven que no ganan lo sufi­cien­te, enton­ces des­pi­den pri­me­ro a las tra­ba­ja­do­ras, lue­go a los sin­di­ca­lis­tas rojos y final­men­te cie­rran la empre­sa con­de­nan­do a la mise­ria a todos los tra­ba­ja­do­res. Así es el sis­te­ma capi­ta­lis­ta: así es la socie­dad vasca.

9. Explo­ta­ción asa­la­ria­da y pro­pie­dad pri­va­da de las fuer­zas pro­duc­ti­vas for­man una uni­dad que deter­mi­na estruc­tu­ral­men­te la vida dia­ria del pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co, que deter­mi­na sus con­di­cio­nes obje­ti­vas de mal­vi­ven­cia e infe­li­ci­dad psi­co­so­má­ti­ca, aun­que sub­je­ti­va­men­te una par­te del pue­blo crea que vive «feliz», o se resig­na a esa reali­dad inso­por­ta­ble. El sis­te­ma inven­ta muchos tru­cos para hacer sopor­ta­ble una vida insu­fri­ble como vere­mos al hablar de la domi­na­ción. Sin embar­go, la bur­gue­sía nie­ga la exis­ten­cia de la explo­ta­ción y sos­tie­ne que la pro­pie­dad pri­va­da es un dere­cho sacro­san­to e invio­la­ble, per­se­gui­ble y puni­ble con duras con­de­nas de cár­cel. Para esta cla­se, Eus­kal Herria no sufre explo­ta­ción y vive feliz en su pro­pie­dad pri­va­da, pero no duda en apli­car las fuer­zas repre­si­vas de los Esta­dos espa­ñol y fran­cés con­tra quie­nes se le resistan.

10. Esta reali­dad nos lle­va al segun­do pun­to, el del anta­go­nis­mo entre la teo­ría mar­xis­ta del Esta­do y de la vio­len­cia, de la opre­sión en suma, enfren­ta­da a la teo­ría bur­gue­sa de la paz social y del Esta­do demo­crá­ti­co. Nues­tra expe­rien­cia nos ense­ña que sin la acción esta­tal opre­so­ra el pue­blo tra­ba­ja­dor no habría retro­ce­di­do tan­to en sus con­di­cio­nes de vida y tra­ba­jo, a pesar de su tenaz resis­ten­cia coti­dia­na mos­tra­da en huel­gas gene­ra­les y par­ti­cu­la­res. Y es que la bur­gue­sía auto­no­mis­ta y regio­na­lis­ta de Hegoal­de pue­de ganar algu­nas bata­llas con­cre­tas en la lucha de cla­ses, pero las gran­des deci­sio­nes estra­té­gi­cas, las medi­das socio­eco­nó­mi­cas y lega­les que fijan los obje­ti­vos capi­ta­lis­tas y los medios ade­cua­dos para con­se­guir­las, estas deci­si­vas cues­tio­nes sólo las pue­de impo­ner el Esta­do. La bur­gue­sía vas­co-espa­ño­la no quie­re un Esta­do pro­pio por­que el espa­ñol le es mucho más ren­ta­ble y efec­ti­vo en la reso­lu­ción de sus gran­des nece­si­da­des de clase.

11. Dicho sucin­ta­men­te, el Esta­do es la for­ma polí­ti­ca del capi­tal, es su ins­tru­men­to esen­cial de poder coti­diano y estra­té­gi­co. Las bur­gue­sías sur­gen en espa­cios geo­pro­duc­ti­vos y cul­tu­ra­les pre­ci­sos; su enri­que­ci­mien­to exi­ge un terri­to­rio polí­ti­co, social y legal segu­ro en el que el mer­ca­do fun­cio­ne efi­caz­men­te, y en el que las cla­ses tra­ba­ja­do­ras sean fácil­men­te explo­ta­bles. Según los casos, varias bur­gue­sías dife­ren­tes se alían en lo esen­cial y crean un Esta­do mul­ti­na­cio­nal eco­nó­mi­ca y polí­ti­ca­men­te cen­tra­li­za­do, en el que se crea una «cul­tu­ra-nacio­nal» arti­fi­cial que legi­ti­ma la opre­sión de las nacio­nes real­men­te exis­ten­tes. El Esta­do opre­sor es el que impo­ne como úni­ca esa cul­tu­ra-nacio­nal aun­que haya sido crea­da arti­fi­cial­men­te de tal modo que al cabo de varias gene­ra­cio­nes los otros pue­blos han per­di­do su iden­ti­dad ori­gi­na­ria y han ter­mi­na­do acep­tan­do la iden­ti­dad domi­nan­te. La vio­len­cia esta­tal físi­ca, lin­güís­ti­co-cul­tu­ral, social, eco­nó­mi­ca, edu­ca­ti­va, etcé­te­ra, es deter­mi­nan­te en el olvi­do de las iden­ti­da­des nacio­na­les ori­gi­na­rias y en la acep­ta­ción de la nueva.

12. En Eus­kal Herria esta reali­dad es inne­ga­ble: muchos bre­to­nes, cas­te­lla­nos, occi­ta­nos, cor­sos, galle­gos, anda­lu­ces, extre­me­ños, etcé­te­ra, creen que son úni­ca­men­te fran­ce­ses y espa­ño­les, lo mis­mo creen muchos vas­cos y vas­cas. La acción per­ma­nen­te de los Esta­dos fran­cés y espa­ñol, y de las cla­ses domi­nan­tes autóc­to­nas, ha sido deci­si­va en asen­tar y man­te­ner esta reali­dad. La visión auto­no­mis­ta y regio­na­lis­ta del Esta­do no acep­ta esta teo­ría mar­xis­ta sino que cree que el Esta­do es la admi­nis­tra­ción neu­tral de la socie­dad que tra­ba­ja en bien del con­jun­to social. Man­te­ner esta creen­cia es desas­tro­so para la eman­ci­pa­ción nacio­nal de cla­se y anti­pa­triar­cal de nues­tro pue­blo, y de los res­tan­tes. Según qué teo­ría que­ra­mos lle­var a la prác­ti­ca, la mar­xis­ta o la bur­gue­sa, toma­re­mos la vía de la libe­ra­ción o la de la acep­ta­ción del sis­te­ma opre­sor en la vital cues­tión de la con­cien­cia nacio­nal pro­pia o impuesta.

13. Pero el pro­ble­ma es más com­pli­ca­do que la sim­ple opción por tal o cual teo­ría. Las opcio­nes teó­ri­cas son opcio­nes polí­ti­cas, y en la socie­dad bur­gue­sa es muy difí­cil estu­diar y prac­ti­car la teo­ría mar­xis­ta por­que está mar­gi­na­da y silen­cia­da, o prohi­bi­da. Así lle­ga­mos a la ter­ce­ra cues­tión en dispu­ta: la teo­ría del cono­ci­mien­to o teo­ría de la domi­na­ción. Para la cla­se domi­nan­te el cono­ci­mien­to es una fuer­za pro­duc­ti­va más, mien­tras que para las y los explo­ta­dos el cono­ci­mien­to es pra­xis revo­lu­cio­na­ria: cono­cer la reali­dad para trans­for­mar­la has­ta la raíz. La visión bur­gue­sa exi­ge el con­trol de todo cono­ci­mien­to que no refuer­ce su poder, lo que en la prác­ti­ca le lle­va a mani­pu­lar, cen­su­rar y prohi­bir toda aque­lla inves­ti­ga­ción que des­cu­bra las con­tra­dic­cio­nes del sis­te­ma. La cla­se domi­nan­te no pue­de per­mi­tir que las explo­ta­das y explo­ta­dos des­cu­bran las ver­da­de­ras cau­sas de su explo­ta­ción y cómo supe­rar­la. Por tan­to, el cho­que entre estas dos visio­nes es un cho­que político.

14. La ideo­lo­gía domi­nan­te sos­tie­ne que siem­pre ha exis­ti­do pro­pie­dad pri­va­da y mer­ca­do, ricos y pobres, amos y escla­vos; que los hom­bres son más inte­li­gen­tes y fuer­tes que las débi­les y emo­cio­na­les muje­res; que la espe­cie huma­na es gené­ti­ca­men­te egoís­ta e indi­vi­dua­lis­ta, y que la civi­li­za­ción blan­ca, cris­tia­na y mas­cu­li­na es supe­rior estan­do des­ti­na­da a diri­gir el mun­do, según la teo­ría yan­qui del «des­tino mani­fies­to». El impe­ria­lis­mo invier­te gran­des masas de dine­ro en los irra­cio­na­lis­mos fun­da­men­ta­lis­tas reli­gio­sos como fuer­za reac­cio­na­ria de masas, y en ayu­dar a la repre­sión de las corrien­tes pro­gre­sis­tas que laten debi­li­ta­das en las reli­gio­nes. La polí­ti­ca capi­ta­lis­ta de paten­tes quie­re pri­va­ti­zar el cono­ci­mien­to humano para con­tro­lar su poten­cial cien­tí­fi­co-crí­ti­co des­na­tu­ra­li­zán­do­lo como dúc­til y man­sa fuer­za productiva.

15.
Por otra par­te, la domi­na­ción psi­co­ló­gi­ca, afec­ti­vo-emo­cio­nal, es una par­te de un vas­to com­ple­jo de suje­ción, paci­fi­ca­ción y guía del males­tar social cre­cien­te hacia des­agües con­tro­la­dos por el capi­ta­lis­mo. Ade­más, la alie­na­ción y sobre todo el feti­chis­mo refuer­zan esas y otras for­mas de nor­ma­li­za­ción de masas. En espe­cial, el feti­chis­mo logra que la gen­te ado­re el dine­ro y se pos­tre sumi­so ante el capi­tal como feti­ches omni­po­ten­tes y capri­cho­sos, y des­pre­cie al com­pa­ñe­ro, a la ami­ga y a sí mis­mo. La domi­na­ción refuer­za la efec­ti­vi­dad de la opre­sión y de la explo­ta­ción, las ocul­ta o las legi­ti­ma y nor­ma­li­za. La domi­na­ción se dis­fra­za de cos­mo­po­li­tis­mo cuan­do de hecho se escon­de en el nacio­na­lis­mo opre­sor y en el euro­im­pe­ria­lis­mo. En Eus­kal Herria se está libran­do aho­ra mis­mo un deci­si­vo com­ba­te cul­tu­ral, éti­co y psi­co­po­lí­ti­co entre todas las for­mas de domi­na­ción bur­gue­sa, que son muchas, y la eman­ci­pa­ción vasca.

16. Todo com­ba­te polí­ti­co requie­re de una pers­pec­ti­va his­tó­ri­ca o está con­de­na­do a la derro­ta. Sin pers­pec­ti­va his­tó­ri­ca no hay teo­ría revo­lu­cio­na­ria, y sin esta no hay lucha revo­lu­cio­na­ria, pue­de haber y hay lucha refor­mis­ta y sin­di­cal-eco­no­mi­cis­ta, pero nun­ca lucha revo­lu­cio­na­ria. Lle­ga­mos así a la cuar­ta y últi­ma cues­tión ele­men­tal para enten­der qué es la lucha de libe­ra­ción nacio­nal de cla­se. Vea­mos un ejem­plo: un día por sema­na en Donos­tia cató­li­cos rezan en voz alta y en espa­ñol un rosa­rio en fren­te del colec­ti­vo Aska­bi­de, colec­ti­vo meri­to­rio y digno que defien­de el dere­cho al abor­to segu­ro, libre y gra­tui­to de la mujer. La pers­pec­ti­va his­tó­ri­ca nos expli­ca que este acto cató­li­co de agre­sión moral a un dere­cho bási­co supo­ne un retro­ce­so a opre­sio­nes, explo­ta­cio­nes y domi­na­cio­nes oscu­ras e inhu­ma­nas, y nos argu­men­ta por qué hemos de mul­ti­pli­car las movi­li­za­cio­nes en defen­sa de este y de todos los derechos.

17. La pers­pec­ti­va his­tó­ri­ca tam­bién nos expli­ca que esta agre­sión cató­li­ca es par­te de una ofen­si­va gene­ral del auto­ri­ta­ris­mo y de la reac­ción con­tra las con­quis­tas popu­la­res y obre­ras, y nos ofre­ce una visión pano­rá­mi­ca sobre cómo el sis­te­ma patriar­co-bur­gués inten­ta recor­tar los esca­sos dere­chos de las muje­res tra­ba­ja­do­ras. Explo­ta­ción, opre­sión, domi­na­ción e his­to­ria for­man el méto­do mate­ria­lis­ta y dia­léc­ti­co que nos mues­tra que la eman­ci­pa­ción nacio­nal anti­pa­triar­cal es inse­pa­ra­ble de la socia­lis­ta e inde­pen­den­tis­ta al demos­trar­nos la uni­dad esta­tal del nacio­nal-cato­li­cis­mo espa­ñol con la ofen­si­va reac­cio­na­ria con­tra los dere­chos de las muje­res tra­ba­ja­do­ras vas­ca, y por tan­to con­tra Eus­kal Herria. Podría­mos eter­ni­zar­nos con otros ejem­plos parecidos.

18. Pues bien, una lec­ción per­ma­nen­te des­de 1848 indi­ca que debe ser el movi­mien­to revo­lu­cio­na­rio el que diri­ja la alian­za del pue­blo tra­ba­ja­dor con la peque­ña bur­gue­sía, y no a la inver­sa. Habla­mos de alian­za con la peque­ña bur­gue­sía y no alian­za estra­té­gi­ca con la bur­gue­sía. Son dos cosas muy dife­ren­tes, la pri­me­ra insis­te en un pro­ce­so tran­si­to­rio, tác­ti­co, que pue­de lle­gar a ser estra­té­gi­co en las rei­vin­di­ca­cio­nes demo­crá­ti­co-polí­ti­cas y demo­crá­ti­co-nacio­na­les comu­nes, que nun­ca rei­vin­di­ca­cio­nes estra­té­gi­cas de cla­se, impo­si­bles en el capi­ta­lis­mo. Ade­más es una alian­za con la peque­ña bur­gue­sía, cla­se inter­me­dia, timo­ra­ta, dubi­ta­ti­va y cobar­de en su con­jun­to, aun­que sí haya en ella algu­na frac­ción cons­cien­te y lucha­do­ra, sobre todo en lo nacio­nal. No se pue­den des­pre­ciar las lec­cio­nes de la his­to­ria uni­ver­sal y vasca.

19.
Otra cosa total­men­te dife­ren­te es la alian­za estra­té­gi­ca con la bur­gue­sía, alian­za que siem­pre se ha vuel­to con­tra el pue­blo tra­ba­ja­dor. No exis­te nin­gún pro­ce­so de libe­ra­ción en el que la lla­ma­da «bur­gue­sía nacio­nal» haya acep­ta­do sacri­fi­car­se pací­fi­ca­men­te como cla­se pro­pie­ta­ria para ace­le­rar la con­quis­ta de la inde­pen­den­cia y su avan­ce al socia­lis­mo. Aun­que muy con­ta­das «bur­gue­sías nacio­na­les» apo­ya­ron por algún tiem­po la libe­ra­ción de sus pue­blos, siem­pre ter­mi­na­ron nego­cian­do con la bur­gue­sía ocu­pan­te ‑her­ma­na mun­dial de cla­se- con­di­cio­nes bene­fi­cio­sas para ella a cam­bio de sua­vi­zar o aban­do­nar su inde­pen­den­tis­mo y obte­ner ayu­da para aplas­tar a las fuer­zas revo­lu­cio­na­rias de su pro­pio pue­blo. Sin recu­rrir a la expe­rien­cia mun­dial anti­co­lo­ni­lis­ta y anti­im­pe­ria­lis­ta, la recien­te his­to­ria euro­pea de 1940 – 1945 es aplas­tan­te: la «bur­gue­sía nacio­nal» de los pue­blos ocu­pa­dos por el nazi­fas­cis­mo no diri­gió la lucha de libe­ra­ción sino que cola­bo­ró con el ocu­pan­te. Fue la izquier­da la que luchó con heroís­mo, no la bur­gue­sía supues­ta­men­te «nacio­nal». Y es aún más aplas­tan­te la clau­di­ca­ción actual de las «bur­gue­sías nacio­na­les» ante las exi­gen­cias de la Troika.

20. Cuan­do se com­pa­ra el méto­do mar­xis­ta con el bur­gués se apre­cia que la unión de la explo­ta­ción, de la opre­sión, de la domi­na­ción y de la his­to­ria se sin­te­ti­zan en el pro­ble­ma de la rela­cio­nes de pro­pie­dad. La pre­gun­ta es ¿de quién es Eus­kal Herria, de su pue­blo tra­ba­ja­dor o del capi­ta­lis­mo fran­co-espa­ñol y de la bur­gue­sía autóc­to­na cola­bo­ra­cio­nis­ta? Una alian­za estra­té­gi­ca con la bur­gue­sía nos lle­va a entre­gar nues­tra nación a esa cla­se y al Esta­do que la pro­te­ge por­que ambos se creen los úni­cos pro­pie­ta­rios de Eus­kal Herria. No tie­nen otra alter­na­ti­va que pen­sar­lo y creer­lo por­que la estruc­tu­ra social capi­ta­lis­ta en su tota­li­dad se sus­ten­ta sobre la pro­pie­dad pri­va­da bur­gue­sa que es su matriz y su sín­te­sis social a la vez. La pro­pie­dad de Eus­kal Herria en manos pri­va­das de esa alian­za entre la bur­gue­sía autóc­to­na y la fran­co-espa­ño­la sur­ge como una nece­si­dad cie­ga e impe­ra­ti­va para la acu­mu­la­ción de capi­tal en los Esta­dos espa­ñol y fran­cés. El pri­me­ro está dis­pues­to a tole­rar cier­ta des­cen­tra­li­za­ción admi­nis­tra­ti­va que per­mi­ta a la bur­gue­sía aquí resi­den­te que­dar­se con una par­te del bene­fi­cio obte­ni­do con la explo­ta­ción del pue­blo tra­ba­ja­dor, entre­gán­do­le otra par­te. Pero ni esta bur­gue­sía ni el Esta­do están dis­pues­tos a per­der esa pro­pie­dad privada.

21. En cuan­to a la alian­za con la peque­ña bur­gue­sía hay que decir que la úni­ca con­di­ción para que sea efec­ti­va es que la diri­ja la izquier­da aber­tza­le en base a un pro­gra­ma estra­té­gi­co cla­ro y públi­co. Como hemos dicho, la peque­ña bur­gue­sía es una cla­se dubi­ta­ti­va que osci­la mayo­ri­ta­ria­men­te entre el cen­tro y la dere­cha, y entre la izquier­da y el cen­tro de for­ma mino­ri­ta­ria. En Eus­kal Herria tam­bién se cum­ple esta espe­cie de «ley his­tó­ri­ca», por­que sólo una par­te muy redu­ci­da de esta cla­se apo­ya a EH Bil­du y Amaiur, y una toda­vía más redu­ci­da a Sor­tu. Sin embar­go, has­ta aho­ra la izquier­da aber­tza­le ape­nas ha ofre­ci­do un pro­gra­ma estra­té­gi­co ade­cua­do a los retos gigan­tes­cos a los que nos enfren­ta­mos. No pode­mos deba­tir aho­ra las defi­cien­cias de la izquier­da aber­tza­le por­que esta­mos aquí para ana­li­zar las rela­cio­nes entre la lucha de cla­ses y Eus­kal Herria y en con­cre­to, en este pun­to, sobre las rela­cio­nes entre la cla­se obre­ra y el pue­blo tra­ba­ja­dor, por un lado, y la peque­ña bur­gue­sía por otro.

22. La explo­ta­ción de la cla­se tra­ba­ja­do­ra depen­de en bue­na medi­da del com­por­ta­mien­to de los peque­ños y media­nos empre­sa­rios, de esa peque­ña bur­gue­sía que explo­ta entre 1 y 10 o 15 tra­ba­ja­do­res. No pode­mos olvi­dar estos datos. La opre­sión del pue­blo tra­ba­ja­dor y su domi­na­ción tam­bién depen­de, aun­que en menor medi­da, del com­por­ta­mien­to polí­ti­co, social, cul­tu­ral, etcé­te­ra, de esa peque­ña bur­gue­sía que apo­ya mayo­ri­ta­ria­men­te a UPN y al PNV, y tam­bién en par­te al PP, en Hegoal­de. La ideo­lo­gía inter­cla­sis­ta y refor­mis­ta del «peque­ño empre­sa­rio pater­na­lis­ta» es una pode­ro­sa cade­na des­mo­vi­li­za­do­ra y alie­nan­te, y ade­más, la peque­ña patro­nal recu­rre muy fre­cuen­te­men­te a las rela­cio­nes de paren­tes­co y amis­tad para con­tra­tar a sus tra­ba­ja­do­res, lo que refuer­za las ata­du­ras labo­ra­les. No pode­mos olvi­dar esta realidad.

23. Una alian­za con un sec­tor redu­ci­do de la peque­ña bur­gue­sía debe saber que enfren­te tie­ne al grue­so de esta cla­se y que los sec­to­res que apo­yan a la izquier­da aber­tza­le deben ser el engan­che para arras­trar­la a las rei­vin­di­ca­cio­nes demo­crá­ti­co-nacio­na­les, socio­po­lí­ti­cas, lin­güís­ti­co-cul­tu­ra­les, etcé­te­ra, impo­si­bles de con­quis­tar bajo la actual opre­sión y domi­na­ción nacio­na­les. Pero esta alian­za demo­crá­ti­co-nacio­nal no pue­de ser­lo en modo alguno en lo cla­sis­ta y patriar­cal. Más aún, la alian­za en lo demo­crá­ti­co-nacio­nal sólo pue­de ser­lo en la medi­da en que la peque­ña bur­gue­sía renun­cie a su mode­lo inter­cla­sis­ta de nación, a su mode­lo ambi­guo e impre­ci­so de nación y acep­te el mode­lo de nación del pue­blo tra­ba­ja­dor, el pro­yec­to de nación tra­ba­ja­do­ra vasca.

24. Si esta redu­ci­da peque­ña bur­gue­sía le impo­ne a la nación tra­ba­ja­do­ra vas­ca su mode­lo nacio­nal inter­cla­sis­ta e impre­ci­so, enton­ces fra­ca­sa­rá el pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal de cla­se, se irá a pique. Aho­ra todo depen­de de qué blo­que social diri­ge, el del pue­blo inde­pen­den­tis­ta y socia­lis­ta, o el de la social­de­mo­cra­cia alia­da tác­ti­ca­men­te en lo socio­eco­nó­mi­co y estra­té­gi­ca­men­te en lo demo­crá­ti­co-nacio­nal, es decir, en una pri­me­ra fase de las liber­ta­des nacio­na­les inacep­ta­bles por el poder capi­ta­lis­ta en sí mis­mo. Cuan­do las rei­vin­di­ca­cio­nes demo­crá­ti­co-nacio­na­les estén satis­fe­chas, enton­ces, se recru­de­ce­rá el cho­que entre la nación tra­ba­ja­do­ra vas­ca y la nación peque­ño-bur­gue­sa vas­ca apo­ya­da por las derro­ta­das fuer­zas bur­gue­sas. El inde­pen­den­tis­mo socia­lis­ta debe empe­zar des­de aho­ra mis­mo a con­cre­tar en lo estra­té­gi­co y en lo tác­ti­co qué pro­yec­to de nación tra­ba­ja­do­ra tie­ne para no ser derro­ta­da por el mode­lo burgués.

Iña­ki Gil de San Vicente
Eus­kal Herria, 28 de abril de 2014

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