¿Otra vez la pei­ne­ta para Anda­lu­cía?- Car­los Rios

… y cuan­do más cla­ri­to ya lo tenía
otra vez la pei­ne­ta pa Andalucía.
Cómo luce y relu­ce, viva Madrid,
a bai­lar sevi­lla­nas de Chamberí
y a correr­se una juer­ga en la feria de abril…

Sevi­lla­nas de Chamberí

Car­los Cano

Es una evi­den­cia que el nacio­na­lis­mo anda­luz ha vuel­to a levan­tar cabe­za en los últi­mos años. La últi­ma cri­sis capi­ta­lis­ta, acom­pa­ña­da del tra­ba­jo que la izquier­da inde­pen­den­tis­ta anda­lu­za ha veni­do hacien­do des­de hace 25 años y la per­vi­ven­cia en comar­cas del medio rural de un nacio­na­lis­mo anda­luz de cla­se, han moti­va­do que el anda­lu­cis­mo com­ba­ti­vo tome cuer­po en pleno siglo XXI con la mis­ma com­po­nen­te popu­lar y revo­lu­cio­na­ria que tuvo en siglos ante­rio­res. En este nue­vo resur­gir (que el Régi­men inten­ta aho­gar por todos los medios) ha sido impor­tan­te la cris­ta­li­za­ción de un nue­vo pro­yec­to sin­di­cal: el Sin­di­ca­to Anda­luz de Trabajadores/​as y el papel que éste ha teni­do en unir espa­cios rura­les y urba­nos de toda Anda­lu­cía en un mis­mo pro­yec­to común, con Anda­lu­cía como cen­tro de su refle­xión socio­po­lí­ti­ca y de su acción sindical.

Pero a cada opor­tu­ni­dad de dar un paso en su eman­ci­pa­ción, el pue­blo tra­ba­ja­dor anda­luz encuen­tra un puña­do de opor­tu­nis­tas que pre­ten­den apro­ve­char­se de la mis­ma como prue­ba empí­ri­ca de la dia­léc­ti­ca en la que se mue­ven los pro­ce­sos his­tó­ri­cos. Hijos de este pue­blo, que han pre­fe­ri­do ven­der a su gen­te a Espa­ña y el Capi­tal por un pla­to de len­te­jas bajo el pre­tex­to de que “aho­ra no es el momen­to”, “toda­vía es pron­to” o “ya es muy tar­de”, para pos­ter­gar sine die las ansias de liber­tad de Anda­lu­cía. Ocu­rrió a fina­les de los 70, plas­mán­do­se en aque­llos Pac­tos de Ante­que­ra (corre­la­to nece­sa­rio de los Pac­tos de la Mon­cloa esta­ta­les), ocu­rrió del 36 al 39 (con la gue­rra civil y la impo­si­ción del fran­quis­mo)… Hay abun­dan­tes epi­so­dios en la his­to­ria de nues­tro país, Anda­lu­cía, en lo que esto ha ocu­rri­do cos­tán­do­le (casi siem­pre) la vida a aque­llos que no que­rían resig­nar­se a vivir en una Anda­lu­cía escla­vi­za­da. Y esta encru­ci­ja­da his­tó­ri­ca en la que se encuen­tra hoy Anda­lu­cía no podía ser menos.

Las mim­bres de lo que esta sien­do un nue­vo inten­to de recon­du­cir el inci­pien­te anda­lu­cis­mo rup­tu­ris­ta y popu­lar por los cau­ces de la refor­ma ya han apa­re­ci­do. Se tra­ta­ría de una nue­va reedi­ción de los Pac­tos de Ante­que­ra de 1978, pero adap­ta­da a la nue­va reali­dad. A prin­ci­pios del siglo XXI no exis­te la rique­za de orga­ni­za­cio­nes polí­ti­cas que exis­tía hace 35 años. Por lo tan­to, no vere­mos fotos o decla­ra­cio­nes solem­nes. Así, ade­más, el régi­men evi­ta que poda­mos decir que exis­tie­ron. Nos espe­ra una pre­sen­ta­ción más ade­cua­da al carác­ter líqui­do de los movi­mien­tos polí­ti­cos y socia­les de este siglo XXI. La ope­ra­ción no la va a eje­cu­tar la dere­cha, ni siquie­ra los social-libe­ra­les. Como ocu­rrió con los ante­rio­res pac­tos, los gran­des res­pon­sa­bles de inte­grar en el sis­te­ma al nacio­na­lis­mo popu­lar anda­luz serán los sec­to­res que aho­ra visua­li­za­mos más a la izquierda.

En pri­mer tér­mino tene­mos a la vis­ta tres lar­gos años, 2014, 2015 y 2016 en los que el Sis­te­ma ya ha pues­to a fun­cio­nar pro­yec­tos elec­to­re­ros (como dije­ra Blas Infan­te) de todo tipo para las elec­cio­nes euro­peas (2014), muni­ci­pa­les y auto­nó­mi­cas (2015) y esta­ta­les (2016). El plan no podía ser más sen­ci­llo, por­que vie­ne sien­do recu­rren­te des­de que se ins­tau­ró la ilu­sión de una demo­cra­cia que nun­ca ha deja­do de ser bur­gue­sa (a lo sumo en algu­nos momen­tos his­tó­ri­cos se ha con­ver­ti­do en dic­ta­du­ra mili­tar): recon­du­cir la pro­tes­ta y la lucha popu­lar den­tro de los már­ge­nes que el Régi­men ofre­ce. Para ello no hay mejor momen­to que unas elec­cio­nes que ofrez­can la expec­ta­ti­va de una pol­tro­na, una posi­ción cómo­da a la som­bra del poder, un car­go de libre desig­na­ción, una libe­ra­ción de la aza­ro­sa militancia…

En segun­do lugar, tene­mos una socie­dad anda­lu­za en ebu­lli­ción pero huér­fa­na aún de un refe­ren­te polí­ti­co aglu­ti­na­dor en cla­ve anda­lu­za, nacio­na­lis­ta y de cla­se. Los pasos que se están dan­do como Movi­mien­to Anda­luz de la Izquier­da Sobe­ra­nis­ta van en bue­na direc­ción, pero son dema­sia­do len­tos por aho­ra. Lamen­ta­ble­men­te, la izquier­da sobe­ra­nis­ta nos esta­mos situan­do en el esce­na­rio de un des­bor­de social del mar­co sis­té­mi­co, sin que haya una orga­ni­za­ción de libe­ra­ción anda­lu­za que pue­da absor­ber con garan­tías esas ener­gías. Un lujo que no nos pode­mos per­mi­tir y que des­de Nación Anda­lu­za esta­mos inten­ta­do evi­tar, esti­ran­do lo más posi­ble nues­tras ener­gías mili­tan­tes para evi­tar esta situación.

Como ter­cer ele­men­to, debe­ría­mos con­si­de­rar la faci­li­dad con la que están lan­zán­do­se pro­cla­mas y pro­pues­tas polí­ti­cas ves­ti­das de revo­lu­cio­na­rias y rup­tu­ris­tas, pero que se encua­dran den­tro pura­men­te del refor­mis­mo. No me refe­ri­ré aho­ra a los 15Ms tan cele­bra­dos por el Régi­men y sus medios de comu­ni­ca­ción has­ta que empe­za­ron a ser incon­tro­la­bles, o a la mul­ti­tud de pro­yec­tos que optan por una pre­ten­di­da “radi­ca­li­dad demócratica”(frentes cívi­cos, pode­mos…), como si la demo­cra­cia no tuvie­ra un carác­ter de cla­se… Bas­ta con una refe­ren­cia sim­ple pero sig­ni­fi­ca­ti­va. Cual­quie­ra que haya tra­ba­ja­do en algu­na de las dis­tin­tas “mareas” (ver­de, blan­ca, naran­ja…) ha podi­do com­pro­bar, por ejem­plo, la difi­cul­tad para muchos compañer@s de com­pren­der el por­qué de los argu­men­tos de aquell@s que hemos defen­di­do en las asam­bleas no mar­char en una mani­fes­ta­ción detrás de los sin­di­ca­tos ladro­nes y ven­de-obre­ros, UGT y CCOO (aun sien­do en algu­nos casos estos sin­di­ca­tos cóm­pli­ces nece­sa­rios en las olea­das de des­pi­dos y EREs que se pro­di­gan des­de hace unos años).

Por últi­mo, hemos de des­ta­car el tra­ba­jo de recu­pe­ra­ción de ese “des­bor­da­mien­to social del sis­te­ma” y del anda­lu­cis­mo com­ba­ti­vo que des­de la izquier­da del Régi­men, IU, se está lle­van­do a cabo. Ya apa­re­ció en la últi­ma cam­pa­ña de las auto­nó­mi­cas el actual vice­pre­si­den­te de la Jun­ta, Die­go Val­de­ras, dicien­do aque­llo de “los nacio­na­lis­tas de izquier­das están en IU”. Por poner otro ejem­plo más coti­diano, las decla­ra­cio­nes rela­ti­vas a la cele­bra­ción del XI con­gre­so de la sucur­sal anda­lu­za del PCE el pró­xi­mo mes de febre­ro, lo mues­tran bien a las cla­ras: sobe­ra­nía, pero den­tro de los mar­cos de Espa­ña. El vice­se­cre­ta­rio gene­ral del PCA lo decía así el pasa­do 23 de enero en la pren­sa: «Asi­mis­mo, ha ase­gu­ra­do que, en el nue­vo mani­fies­to polí­ti­co, el PCA se mues­tra «en con­tra de la inde­pen­den­cia de los pue­blos», aun­que «sí está a favor del dere­cho que tie­nen todos los ciu­da­da­nos a deci­dir, den­tro de una Espa­ña fede­ral en la que se ase­gu­re la igual­dad entre todos los ciu­da­da­nos». El lema con el que han con­vo­ca­do mani­fes­ta­cio­nes para el día ofi­cial de Anda­lu­cía lo deja bas­tan­te cla­ro: “por una Anda­lu­cía libre, una Espa­ña repu­bli­ca­na”. Tam­po­co pode­mos olvi­dar los resul­ta­dos del pasa­do con­gre­so de la CUT, orga­ni­za­ción con un impor­tan­te peso den­tro del S.A.T. e inte­gra­da en IU, en el que el 76% de la mili­tan­cia ha vota­do por con­ti­nuar en Izquier­da Uni­da, optan­do por man­te­ner­se den­tro del Régimen.

En este orden de cosas, lo que nos juga­mos en los pró­xi­mos 3 o 4 años está bien cla­ro. O somos, entre tod@s, capa­ces de levan­tar una alter­na­ti­va de carác­ter polí­ti­co radi­cal­men­te anda­lu­za, abier­ta­men­te socia­lis­ta y anti­eu­ro­peís­ta, que apues­te por la sobe­ra­nía de Anda­lu­cía y la rup­tu­ra con Espa­ña, o corre­mos el ries­go (con bas­tan­tes posi­bi­li­da­des de con­ver­tir­se en reali­dad) de que des­pués de haber empe­za­do el siglo XXI alzan­do la arbo­nai­da (nues­tra ban­de­ra ver­di­blan­ca con la estre­lla roja) como sín­te­sis de las aspi­ra­cio­nes colec­ti­vas del pue­blo tra­ba­ja­dor anda­luz, vol­va­mos a jugar el papel subal­terno que nos ha toca­do en estos últi­mos 30 años. Corre­mos el ries­go de que, como decían las Sevi­lla­nas de Cham­be­rí de Car­los Cano: cuan­do más cla­ri­to lo ten­ga­mos, nos pon­gan otra vez la pei­ne­ta. Como afir­mó el coman­dan­te Fidel: si la Revo­lu­ción cae, es por cul­pa de nues­tros erro­res. No pode­mos fallar.

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