Desde Red Roja Andaluza celebramos con gran entusiasmo la libertad de Alfón, tras mes y medio de secuestro por parte del Estado capitalista. Como en casos recientes, como el del poeta popular Pablo Hasel, nos encontramos ante un intento de criminalizar y amedrentar a la izquierda que resiste frente a un régimen del 78 cada vez más desacreditado a ojos de la población.
De nuevo, la movilización popular ha sido clave. Una movilización que, más allá de la cuestión de las «inocencias» y las «culpabilidades», ha defendido a Alfón desde un profundo instinto de clase, ignorando los argumentos policiales y comprendiendo que ellos, los garantes de este sistema criminal, son los verdaderos violentos. Al no dejar solos a los represaliados, hemos obligado al Estado burgués a liberarlos.
Sin embargo, hay que recordar que todos ellos han quedado en libertad con cargos, por lo que la lucha por su absolución continúa. Además, no debemos olvidar que en el Estado español sigue habiendo cientos de presos políticos comunistas, anarquistas e independentistas. Como decía el comunicado de nuestros compañeros de Madrid, Alfón «es un símbolo de una juventud criminalizada y reprimida, y de los presos y presas que se pudren en las cárceles de este Estado, tan digno heredero del franquismo».
En el Estado español no hubo «ruptura democrática» y, por ello, este Estado evolucionó directamente del franquismo a un régimen más “moderno” de contrarrevolución preventiva, culpable de las peores torturas, ilegalizaciones y abusos policiales. Sin ir más lejos, hace unos días era salvajemente agredido en el Módulo de Aislamiento de la prisión Sevilla-II el preso político comunista Marcos Martín Ponce.
La Ley de Partidos sigue vigente. Dirigentes como Arnaldo Otegi o Manuel Pérez Martínez «Arenas» siguen entre rejas, simplemente por sus posiciones políticas. En este país hay presos políticos que llevan decenas de años en prisión, muchos de ellos en régimen FIES. Se esté o no de acuerdo con su ideología o con sus orientaciones estratégicas, la lucha por su libertad es una cuestión de solidaridad de clase elemental, que todas las organizaciones consecuentes de izquierda deberían reivindicar y hacer suya.
Por todo ello, la alegría por la liberación de Alfón no debe hacernos olvidar que es necesario organizar la lucha por la amnistía, recuperando el espíritu del Frente Popular que liberó a todos los presos políticos en 1936.
¡No dejemos solos a quienes lucharon por la ruptura democrática!
¡Libertad para los presos políticos!
¡Alfón está libre, la lucha por la amnistía continúa!
