For­ma­ción polí­ti­ca- Borro­ka Garaia

Des­de siem­pre he oído e inclu­so yo mis­mo he dicho algu­na vez que la for­ma­ción polí­ti­ca es un ele­men­to fun­da­men­tal de cara a desa­rro­llar la pro­pia acti­vi­dad polí­ti­ca, con­se­guir unas coor­de­na­das en las cua­les inte­grar la infor­ma­ción que reci­bi­mos a dia­rio y con­se­guir en defi­ni­ti­va cono­ci­mien­tos que en sí mis­mo se con­vier­ten en herra­mien­tas para enten­der e inter­ac­tuar con la realidad.

En cual­quier caso.. ¿Qué supo­ne la for­ma­ción polí­ti­ca?. ¿Aca­so resi­de en la lec­tu­ra inter­mi­na­ble de libros y tex­tos?, ¿En la asis­ten­cia a char­las y deba­tes?. Cier­ta­men­te todo eso es una par­te de la for­ma­ción polí­ti­ca que no se pue­de obviar y es que mucho está escri­to o ha sido pen­sa­do algu­na vez, al menos asen­tan­do unas bases. Enton­ces ¿En que con­sis­te real­men­te la for­ma­ción polí­ti­ca que nos intere­sa?. ¿En estu­diar el inmen­so lega­do de cono­ci­mien­to revo­lu­cio­na­rio e his­to­ria de los pue­blos?. ¿En lle­gar a un esta­do de inte­lec­tua­li­dad ama­san­do todo ese cono­ci­mien­to?. Cier­ta­men­te mucha gen­te podría decir que sí, que en eso con­sis­te. Sin embar­go dis­cre­po par­cial­men­te ya que en mi opi­nión la for­ma­ción polí­ti­ca, la real, está asen­ta­da en la expe­rien­cia prác­ti­ca, la refle­xión colec­ti­va y el fun­cio­na­mien­to de tu pro­pio cere­bro como una autén­ti­ca organización.

Efec­ti­va­men­te, la for­ma­ción polí­ti­ca no es sim­ple­men­te algo externo a la per­so­na, algo a ser estu­dia­do e inte­rio­ri­za­do sino el esta­do don­de a par­tir de una infor­ma­ción o cono­ci­mien­to adqui­ri­do ali­men­ta los meca­nis­mos median­te los cua­les se pone a tra­ba­jar tu pro­pio cere­bro para sacar unas con­clu­sio­nes. El obje­ti­vo de la for­ma­ción polí­ti­ca por tan­to sería apren­der a pen­sar por noso­tros y noso­tras mis­mas, y poner esos pen­sa­mien­tos en con­tras­te colec­ti­vo, vol­ver a adqui­rir cono­ci­mien­tos y repe­tir el pro­ce­so sistemáticamente.

¿Qué pro­ble­ma exis­te?. Que muchas veces dele­ga­mos ese pro­ce­so de for­ma­ción polí­ti­ca por­que pen­sa­mos (muy mal) que todo lo que poda­mos lle­gar a saber, lo sabe mejor otra per­so­na y deja­mos en sus manos los meca­nis­mos para sacar con­clu­sio­nes o sim­ple­men­te cree­mos que en un libro o en un docu­men­to vamos a leer unas cla­ves que son las que tene­mos que seguir. Con esto lo úni­co que se con­si­gue es rom­per de cua­jo el pro­ce­so colec­ti­vo de pen­sa­mien­to y se cae­rá en un acti­vis­mo poco racio­nal o por el con­tra­rio en un dog­ma­tis­mo teó­ri­co muy infle­xi­ble. Un con­tex­to polí­ti­co con tan­tas nece­si­da­des y tan vivo e inten­so como el vas­co, ade­más no ayu­da espe­cial­men­te para encon­trar momen­tos y espa­cios para el estu­dio y la refle­xión. Uno de los obje­ti­vos prio­ri­ta­rios de la repre­sión es pre­ci­sa­men­te anu­lar la capa­ci­dad de pen­sa­mien­to y por tan­to ero­sio­nar el pro­ce­so de for­ma­ción polí­ti­ca. Que repi­tien­do lo dicho, no sería sim­ple­men­te la absor­ción de cono­ci­mien­to externo sino el pro­ce­so indi­vi­dual de pen­sa­mien­to ali­men­ta­do por ese cono­ci­mien­to y pues­to ade­más en manos colec­ti­vas en una prác­ti­ca concreta.

Podría sur­gir la pre­gun­ta…. ¿Enton­ces que hay que hacer para for­ta­le­cer la for­ma­ción polí­ti­ca?. En pri­mer lugar con­fiar en ti mis­ma. Eres úni­ca. Nadie en todo el mun­do tie­ne tu exac­ta pers­pec­ti­va. Nadie va a reco­ger cono­ci­mien­to de la mis­ma mane­ra que tu lo haces y nadie a par­tir de ello va a tener un pro­ce­so de pen­sa­mien­to cal­ca­do que a su vez crea un nue­vo cono­ci­mien­to que es nue­va rique­za para la refle­xión colec­ti­va for­ta­le­cien­do la for­ma­ción polí­ti­ca de todos y todas.

Por eso, algu­na vez que me han pre­gun­ta­do que reco­men­da­ría de cara a la for­ma­ción polí­ti­ca he con­tes­ta­do: sién­ta­te y hable­mos, cuén­ta­me todas tus reflexiones.

Es por ello que si bien es impres­cin­di­ble hin­car codos en un momen­to dado, cier­ta­men­te las mayo­res lec­cio­nes que he podi­do apren­der y los pen­sa­mien­tos más pro­fun­dos que he podi­do reco­ger han sido de jóve­nes lle­nos de ansie­dad, de char­las entre com­pa­ñe­ros bajo el man­to de la noche, de escu­char al que se cree que no es escu­cha­do y de las pala­bras que sur­gen de la preo­cu­pa­ción. Y es que las ban­de­ras son tra­pos si no sopla el viento.

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