Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina cantaron ayer por primera vez en Tel Aviv, en un concierto lleno de guiños a Israel en el que no hicieron mención alguna al conflicto con los palestinos y que tuvo lugar tras rechazar ambos las presiones de ONGs y activistas para cancelarlo.
Desde las gradas del estadio Nokia Arena, una pancarta leía «Gracias por venir», en clara alusión al boicot cultural a Israel promovido por grupos pro-palestinos que la pareja decidió ignorar.
Prácticamente al mismo tiempo, Israel bombardeaba con F‑16 la franja de Gaza provocando dos muertos, según hemos conocido hoy. Parece ser que tanto Serrat como Sabina prefieren ser marionetas bien pagadas del servicio de Propaganda del gobierno israelí, que, sumarse a la campaña mundial, lanzada en su día por multitud de organizaciones palestinas, llamando al boikot, desinversión y sanciones para el estado de Israel.
Y es que, para algunos, los principios tienen forma de billete.