“La hoja de coca no fomen­ta el nar­co­trá­fi­co ni la pro­li­fe­ra­ción de las drogas”

Entre­vis­ta de Ani­bal Gar­zón al Vice­can­ci­ller de Boli­via, Juan Car­los Alurralde

Actual­men­te Boli­via pre­sen­ta dos pug­nas de gran tras­cen­den­cia a la comu­ni­dad inter­na­cio­nal. Pri­me­ra­men­te el asun­to his­tó­ri­co de la dispu­ta con Chi­le sobre con­se­guir la sali­da al mar que per­dió en la Gue­rra del Pací­fi­co (1879−1983). Unas nego­cia­cio­nes que se ini­cia­ron con la aper­tu­ra de rela­cio­nes entre Chi­le y Boli­via en 2006 con “La Agen­da de los 13 Pun­tos”. Y en segun­do lugar con­se­guir que las Nacio­nes Uni­das no con­de­ne el “acu­lli­cu”, la tra­di­ción de la mas­ti­ca­da de la hoja de coca. LA EPOCA se tras­la­dó a la ofi­ci­na del Vice­can­ci­ller Juan Car­los Alu­rral­de que vol­vió de Bru­se­las des­pués de una reu­nión con auto­ri­da­des de varios paí­ses de la Unión Euro­pea para dar a cono­cer y reci­bir apo­yo sobre la reser­va de Boli­via a la Con­ven­ción Úni­ca de las Nacio­nes Uni­das sobre Estu­pe­fa­cien­tes apro­ba­da al 1961.

Señor Vice­can­ci­ller, ¿de la hoja de coca sale sola­men­te cocaína?

Boli­via ha inten­ta­do median­te una enmien­da rec­ti­fi­car un error his­tó­ri­co que se come­tió en 1976 bajo la dic­ta­du­ra mili­tar de Hugo Ban­zer, cuan­do se rati­fi­có la Con­ven­ción de 1961 sobre Estu­pe­fa­cien­tes sin nin­gu­na reser­va que indi­ca­se el uso medi­ci­nal y cul­tu­ral de la hoja de coca. Una apro­ba­ción que se hizo bajo un régi­men dic­ta­to­rial, don­de se vul­ne­ra­ban los dere­chos demo­crá­ti­cos, el cual se com­pro­me­tió a supri­mir com­ple­ta­men­te la hoja de coca en terri­to­rio boli­viano y su prác­ti­ca del acu­lli­cu que es tra­di­cio­nal en las cul­tu­ras ori­gi­na­rías. A par­tir de la rati­fi­ca­ción la comu­ni­dad inter­na­cio­nal con la Jun­ta Inter­na­cio­nal Fis­ca­li­za­do­ra de Estu­pe­fa­cien­tes (JIFE) empe­zó a eva­luar a Boli­via y obser­var su incum­pli­mien­to. Un efec­to que era pre­vi­si­ble dada la impor­tan­cia mile­na­ria de la coca en Boli­via, con infi­ni­da­des de fun­cio­nes cura­ti­vas con­tra la artri­tis, el reu­ma­tis­mo, dolo­res de estó­ma­go o mal de altu­ra, que podrían dar muchos bene­fi­cios a la huma­ni­dad si se avan­za­ra con­tra esta cri­mi­na­li­za­ción. La hoja de coca está como núme­ro 1 en la lis­ta de estu­pe­fa­cien­tes y no la cocaí­na, el com­po­nen­te que ten­dría que estar al ser una sus­tan­cia narcótica.

¿Qué estra­te­gia lle­va Boli­via a la comu­ni­dad inter­na­cio­nal para no con­de­nar el acullicu?

Hemos pre­sen­ta­do una enmien­da a la Con­ven­ción de 1961, que envia­mos duran­te el 2010, afir­man­do que este cam­po nor­ma­ti­vo inter­na­cio­nal está escri­to des­de hace 50 años bajo un cier­to para­dig­ma cien­tí­fi­co ana­cró­ni­co al des­pres­ti­giar los bene­fi­cios de la hoja de coca. La enmien­da se pre­sen­tó modi­fi­can­do algu­nos artícu­los que cri­mi­na­li­zan la hoja de coca. No obs­tan­te según cri­te­rios de la Con­ven­ción si uno de los paí­ses de toda la Asam­blea de la ONU se opo­ne enton­ces la enmien­da no tie­ne efec­to. En enero de 2011 se opu­sie­ron 18 paí­ses, entre ellos Esta­dos Uni­dos, de más de 180, un por­cen­ta­je muy peque­ño. Esto nos tra­jo a seguir una segun­da estra­te­gia. En junio de 2011 Boli­via renun­ció a per­te­ne­cer a la Con­ven­ción de 1961, salien­do fue­ra ofi­cial­men­te en enero de 2012, pero para­le­la­men­te se ha pedi­do el rein­gre­so a la Con­ven­ción con la reser­va de no cri­mi­na­li­zar nues­tro esta­do la hoja de coca.

A la comu­ni­dad inter­na­cio­nal le pedi­mos que haga una lec­tu­ra minu­cio­sa de nues­tro tex­to de reser­va y se dé cuen­te que la hoja de coca no es per­ju­di­cial, que no fomen­ta el nar­co­trá­fi­co, ni a la pro­li­fe­ra­ción de dro­gas, ni el cri­men orga­ni­za­do al terri­to­rio nacio­nal. La enmien­da no es para terri­to­rio inter­na­cio­nal, es un prin­ci­pio sobe­rano de un esta­do para per­mi­tir cier­tas prác­ti­cas cul­tu­ra­les en su terri­to­rio. Si al rein­gre­so de Boli­via a la Con­ven­ción se opo­nen un ter­cio del total paí­ses, se a decir 63 esta­dos, en la vota­ción que harán a fina­les del 2012, enton­ces no será apro­ba­da la reser­va y sere­mos recha­za­dos de rein­te­grar­nos. Es una estra­te­gia más fácil que la ante­rior don­de un solo país podía recha­zar la enmien­da de modi­fi­ca­ción. Ade­más, como cual­quier esta­do, si la reser­va es recha­za­da tam­po­co podría­mos con­ti­nuar en la Con­ven­ción por que se con­tra­di­ce con nues­tra Cons­ti­tu­ción Polí­ti­ca la cual valo­ri­za el uso medi­ci­nal y cul­tu­ral de la hoja de coca.

Pero enton­ces sería acu­sa­da Boli­via fácil­men­te de país del narcotráfico

No, por que la reser­va tie­ne el valor de sepa­rar los usos líci­tos cul­tu­ra­les de la hoja de coca de los usos ilí­ci­tos como la pro­duc­ción de cocaí­na. Boli­via con­ti­nua­rá siem­pre con su estra­te­gia dura con­tra el nar­co­trá­fi­co. Des­de la expul­sión de la DEA (Depar­ta­men­to Espe­cial Anti­dro­ga) de los Esta­dos Uni­dos en Boli­via y la nacio­na­li­za­ción del con­trol tene­mos un impac­to sin pre­ce­den­tes, con­fis­can­do dece­nas de tone­la­das de cocaí­na, labo­ra­to­rios de cocaí­na des­trui­dos, hec­tá­reas de hoja de coca exce­den­ta­ria, deten­cio­nes,… y nun­ca se había dado un gol­pe tan fuer­te al nar­co­trá­fi­co como el año pasa­do. Y con­ti­nua­re­mos con esto den­tro o fue­ra de la Con­ven­ción. El jue­go de salir­nos y readhe­rir­nos a la Con­ven­ción de 1961 es por que es un hecho legí­ti­mo dado que muchos esta­dos aprue­ban con­ven­cio­nes de la ONU con reser­vas. La reser­va más curio­sa y más fuer­te es la de los Esta­dos Uni­dos que dice que se reser­va a todo tra­ta­do inter­na­cio­nal que se opon­ga a su cons­ti­tu­ción, es decir, una reser­va com­ple­ta. Por eso, Boli­via está siguien­do un camino correc­to y legal que se habría haber hecho hace mucho tiempo
Otro temá­ti­ca es el con­flic­to sobre la sali­da del mar de Boli­via. ¿Cómo con­ti­núan las nego­cia­cio­nes con Chile?

Ante­rior­men­te Chi­le no con­si­de­ra­ba el tema del mar como diá­lo­go en las rela­cio­nes bila­te­ra­les, y des­de la fun­da­ción de “la Agen­da de los 13 Pun­tos” entre la expre­si­den­ta Miche­lle Bache­llet y Evo Mora­les en 2006 se inser­tó en su pun­to 6 la temá­ti­ca marí­ti­ma en las nego­cia­cio­nes. A todo esto, los pro­ce­sos his­tó­ri­cos duran más tiem­po que la ges­tión de un gobierno, y en enero de 2010 Chi­le nom­bró al con­ser­va­dor Sebas­tian Piñe­ra como nue­vo Pre­si­den­te y las nego­cia­cio­nes se para­li­za­ron al no reco­no­cer los avan­ces ante­rio­res. En noviem­bre de 2010 Chi­le se com­pro­me­tió a entre­gar una pro­pues­ta en Boli­via que fue­se con­cre­ta, fac­ti­ble, y útil, pero a pesar de haber reunio­nes entre pre­si­den­tes, y entre can­ci­lle­res, nun­ca Chi­le envió la pro­pues­ta a pesar de su com­pro­mi­so. Con las nego­cia­cio­nes para­das Boli­via deci­dió explo­rar otras alter­na­ti­vas del dere­cho inter­na­cio­nal, y el 22 de mar­zo de 2011 se ini­cia­ron las accio­nes para acu­dir a orga­nis­mos inter­na­cio­na­les. Noso­tros hemos dicho que esto no es nin­gu­na agre­sión con­tra Chi­le sino un meca­nis­mo para resol­ver un con­flic­to que no ha obte­ni­do una reso­lu­ción por la vía bila­te­ral toda­vía. Nos sor­pren­dió que Chi­le inter­pre­ta­se mal la acción de Boli­via como un ges­to hos­til cuan­do lo cali­fi­ca­mos de unión para inten­tar resol­ver mul­ti­la­te­ral­men­te un pro­ble­ma que nos sepa­ra bilateralmente.

Más de 100 años de con­flic­to, ¿se lle­ga­rá a algún acuer­do a medio pla­zo sobre la sali­da del mar de Bolivia?

Han habi­do momen­tos muy impor­tan­tes de nego­cia­cio­nes bila­te­ra­les pero los gobier­nos cam­bian y las rela­cio­nes tam­bién, pero lo que nun­ca ha cam­bia­do ha sido una gran volun­tad de inte­gra­ción del pue­blo chi­leno y boli­viano que tras­cien­den los intere­ses de gru­pos oli­gar­cas, gru­pos con­ser­va­do­res que impi­den que resol­va­mos este tema. Noso­tros hemos dicho siem­pre que la Gue­rra del Pací­fi­co fue pro­mo­vi­da por oli­gar­cas y no por el pue­blo chi­leno. Como dijo nues­tro can­ci­ller David Cho­quehuan­ca, “no es una épo­ca de cam­bios sino un cam­bio de épo­cas”. Enton­ces con estas épo­cas, hemos de inte­grar­nos, resol­ver los pro­ble­mas con una visión de armo­nía, de paz, y de inte­gra­ción. Y en esto el pue­blo chi­leno nos acom­pa­ña pero no los oligarcas.

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