Ate­nas: un paso más para aca­bar con la deu­da ile­gi­ti­ma – Jéro­me Duval

Del 6 al 8 mayo de 2011, un año des­pués del «res­ca­te» de Gre­cia por el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI) y la Comi­sión Euro­pea (CE), se reu­nie­ron en Ate­nas cen­te­na­res de acti­vis­tas pro­ve­nien­tes de todo el mun­do en con­tra de la deu­da. Fue en Ate­nas, ante una sala reple­ta, don­de la dipu­tada Sofía Sako­ra­fa, recien­te­men­te exclui­da del par­ti­do socia­lis­ta al poder, PASOK, por haber­se nega­do a votar las medi­das de aus­te­ri­dad, pre­sen­tó la con­fe­ren­cia «Deu­da y aus­te­ri­dad: del Sur glo­bal a Euro­pa”. Des­de el prin­ci­pio de su inter­ven­ción, mar­có el tono des­pla­zan­do la pro­ble­má­ti­ca del endeu­da­mien­to más allá de las fron­te­ras y de la divi­sión Norte/​Sur: «La deu­da está vin­cu­la­da a la cues­tión de cla­se.» De hecho, el desa­fío de esta acti­vi­dad fue apren­der de las expe­rien­cias del Sur en la lucha con­tra la deu­da ile­gí­ti­ma, que afec­ta prin­ci­pal­men­te a las cla­ses más pobres, y movi­li­zar­se para su anu­la­ción. Se tra­ta de crear un víncu­lo entre los paí­ses de la Peri­fe­ria y la Euro­pa en vías de «Sub­de­sa­rro­llo” (Gre­cia, Irlan­da, Por­tu­gal, etc.), apren­der de las expe­rien­cias en Amé­ri­ca Lati­na y otras par­tes para tra­tar de recu­pe­rar una sobe­ra­nía que fue roba­da a los ciu­da­da­nos y el Esta­do por sus acree­do­res, esta­ble­cer soli­da­ri­da­des en Euro­pa para luchar mejor con­tra una deu­da que opri­me a los más pobres, y por últi­mo, impul­sar un comi­té de audi­to­ría en Gre­cia con el fin de repu­diar la par­te ile­gí­ti­ma de la deu­da que no ha bene­fi­cia­do a la población. 

A lo lar­go de estos 3 días de con­fe­ren­cia, se han suce­di­do inter­ven­cio­nes a menu­do muy radi­ca­les, y cuan­do el públi­co toma­ba la pala­bra, se per­ci­bía una rabia incon­men­su­ra­ble con­tra la injus­ti­cia per­sis­ten­te de la deu­da. No se tra­ta de hablar aquí de refor­mis­mo sino más bien de un cam­bio radi­cal que con­duz­ca a una ver­da­de­ra jus­ti­cia social sin la escla­vi­tud del endeu­da­mien­to. La rees­truc­tu­ra­ción de la deu­da no impli­ca el final de la explo­ta­ción de los más débi­les. Esto no resol­ve­rá el pro­ble­ma sino que lo ampli­fi­ca­rá con­for­me se irá exten­dien­do el pla­zo para los reem­bol­sos. Es nece­sa­rio que se pro­duz­ca una anu­la­ción y la herra­mien­ta impres­cin­di­ble para lograr­lo es la audi­to­ría. La audi­to­ría es un requi­si­to pre­vio para deter­mi­nar la par­te ile­gí­ti­ma que debe ser decla­ra­da inad­mi­si­ble y nula ante la ley. Cons­ti­tu­ye una herra­mien­ta poten­cial­men­te muy pode­ro­sa, capaz de res­pon­der a la cri­sis, a con­di­ción de que se uti­li­ce de for­ma inde­pen­dien­te, trans­pa­ren­te y demo­crá­ti­ca, y que el comi­té ten­ga en cuen­ta las rei­vin­di­ca­cio­nes de los ciu­da­da­nos con el fin de estar a su servicio.

En un país que, en la his­to­ria del mun­do, dio luz a una for­ma de gobierno demo­crá­ti­co, la intro­mi­sión de la Troï­ka (el tér­mino uti­li­za­do habi­tual­men­te en Gre­cia para desig­nar el trío for­ma­do por el FMI, la Comi­sión Euro­pea y el Ban­co Cen­tral Euro­peo) en los asun­tos del Esta­do sigue sien­do muy impo­pu­lar y dio lugar a una lucha feroz de la ala más de izquier­das del par­ti­do socia­lis­ta al poder. La Troï­ka no dis­po­ne de un man­da­to popu­lar para impo­ner sus polí­ti­cas, la deu­da resul­tan­te no es el resul­ta­do de nego­cia­cio­nes demo­crá­ti­cas sino de nego­cia­cio­nes entre indi­vi­duos que hablan en nom­bre de ins­ti­tu­cio­nes no demo­crá­ti­cas. La dife­ren­cia es enor­me y la Troi­ka, que ocu­pa polí­ti­ca y eco­nó­mi­ca­men­te Gre­cia, podría ser expul­sa­da con el fin de libe­rar a los ciu­da­da­nos grie­gos de esta pre­sen­cia ile­gí­ti­ma. Mien­tras el pue­blo grie­go se deja la piel inten­tan­do pagar una deu­da de la cual no se ha bene­fi­cia­do o muy poco, Gre­cia com­pra equi­pos mili­ta­res a sus veci­nos euro­peos que supues­ta­men­te debe­rían ayu­dar­le (sub­ma­ri­nos a Ale­ma­nia, fra­ga­tas FREMM a Fran­cia), los tra­ba­ja­do­res pier­den sus dere­chos y la tasa de sui­ci­dio aumen­ta (pasó del 1 por día en 2009 al 2 por día en 2010).

Es hora de aca­bar con el saqueo capi­ta­lis­ta a tra­vés de la deu­da, que gene­ra una trans­fe­ren­cia de capi­tal de los que pro­du­cen la rique­za hacia aque­llos que espe­cu­lan e influen­cian los mer­ca­dos. Eso es un poco lo que se pudo apre­ciar en las diver­sas inter­ven­cio­nes de este semi­na­rio. La expe­rien­cia de la audi­to­ría rea­li­za­da en Ecua­dor entre 2007 y 2008, que per­mi­tió anu­lar una par­te sig­ni­fi­ca­ti­va de la deu­da ile­gí­ti­ma y aho­rrar 300 millo­nes de dóla­res al año duran­te 20 años, cons­ti­tu­ye una lec­ción enri­que­ce­do­ra para la cons­truc­ción de una alter­na­ti­va en Gre­cia. Vario/​as repre­sen­tan­tes de Irlan­da, país cuyo Esta­do pre­vé nue­vos recor­tes pre­su­pues­ta­rios por un valor de unos 6000 millo­nes en 2011, ani­ma­ron la asam­blea al anun­ciar que una comi­sión de exper­tos inde­pen­dien­tes apo­ya­da por las aso­cia­cio­nes AFRI, la coa­li­ción Debt and Deve­lop­ment Ire­land y el sin­di­ca­to Uni­te, ya había comen­za­do a pre­pa­rar el terreno para una audi­to­ría ciu­da­da­na en su país. Recor­de­mos que la UE y el FMI han pues­to en mar­cha un plan de prés­ta­mo a Irlan­da por valor de 85 000 millo­nes de euros dis­tri­bui­dos en varios años, en par­ti­cu­lar para el res­ca­te del sec­tor bancario.

El pue­blo grie­go, al igual que el pue­blo tune­cino, pue­de, en vir­tud del dere­cho inter­na­cio­nal, negar el reem­bol­so de la deu­da odio­sa con­traí­da bajo un régi­men dic­ta­to­rial que se uti­li­zó para man­te­ner y enri­que­cer a los tira­nos en el poder, mien­tras se repri­mía a la pobla­ción. Pero más allá de eso, ¿Pue­de recla­mar­se una indem­ni­za­ción? ¿Es legí­ti­mo el prés­ta­mo de 110.000 millo­nes de euros con­ce­di­do por Bru­se­las y el FMI a Gre­cia a cam­bio de medi­das de aus­te­ri­dad impues­tas al pue­blo? ¿Es legal la deu­da incre­men­ta­da por el «plan de res­ca­te» para sal­var a los ban­cos? ¿Cuál es la prio­ri­dad pre­su­pues­ta­ria del Esta­do? ¿Debe aten­der pri­me­ro al reem­bol­so de los acree­do­res y al gas­to en arma­men­to? Todas estas cues­tio­nes han ali­men­ta­do el deba­te en Gre­cia sobre la nece­si­dad de lle­var a cabo una «audi­to­ría inde­pen­dien­te» de la deu­da que inclu­ya a repre­sen­tan­tes de la socie­dad civil. Cons­ti­tu­yen la base de los argu­men­tos, que defen­di­dos en un mar­co legal, deben lle­var a reco­no­cer estas deu­das como inad­mi­si­bles y nulas ante la ley. Y si la jus­ti­cia no lo hace, la pre­sión popu­lar pue­de obli­gar­le. El cam­bio radi­cal en las rela­cio­nes de poder, fru­to de una audi­to­ría efi­caz, entre los que detie­nen la rique­za y los que la pro­du­cen sólo podrá con­tri­buir a una repar­ti­ción más jus­ta. Se tra­ta de una con­di­ción pre­via útil que requie­re de otras medi­das con­si­de­ra­bles y nece­sa­rias para enca­mi­nar­se hacía una socie­dad radi­cal­men­te dife­ren­te, basa­da en una dis­tri­bu­ción jus­ta de la rique­za, la jus­ti­cia y la soli­da­ri­dad, y que está por cons­truir por y para el pueblo.

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