Trans­for­mar o hipo­te­car Bil­bo- Juan Mari Zulaika

Vuel­ve Azku­na con mayo­ría abso­lu­ta. Ha cul­mi­na­do la faraó­ni­ca obra de la Alhón­di­ga, rema­ta­do Aban­doi­ba­rra con la pla­za de Eus­ka­di, dota­do a Miri­bi­lla de pabe­llón de depor­tes, par­que de bom­be­ros y Poli­cía muni­ci­pal, has­ta de igle­sia y fron­tón, aun­que se ha olvi­da­do de la escue­la. Y todo ello con las arcas super­sa­nea­das, sin adeu­dar un duro. ¿Un milagro?

En abso­lu­to. Ni ha sido Azku­na el artí­fi­ce del desa­rro­llo urba­nís­ti­co últi­mo. El artí­fi­ce es la fun­da­ción públi­ca Bil­bao Ría 2000 que diri­ge el orde­na­mien­to urbano de la comar­ca des­de 1993. Ni hay tal mila­gro, pues ha sido a cuen­ta de los terre­nos con los que el Ayun­ta­mien­to ha con­tri­bui­do, pre­via­men­te reca­li­fi­ca­dos para cons­truc­ción de vivien­das y ofi­ci­nas. Las plus­va­lías han ope­ra­do el mila­gro. Es otra for­ma de hipo­te­car la ciu­dad y no menos per­ni­cio­sa: reca­li­fi­car por sis­te­ma todo el sue­lo libre para vivien­da, al máxi­mo nivel per­mi­ti­do, sin aten­der otras nece­si­da­des prio­ri­ta­rias, como equi­pa­mien­tos socia­les, ser­vi­cios, y zonas de con­vi­ven­cia. Así está Bil­bo a pun­to de hipo­te­car­se total­men­te, si no lo reme­dia la crisis.

El caso del Gaz­tetxe Kukutza es ilus­tra­ti­vo al res­pec­to. Pabe­llón aban­do­na­do más de 50 años, los jóve­nes lo ocu­pan y con­vier­ten en un esce­na­rio mági­co con mil acti­vi­da­des artís­ti­cas y cul­tu­ra­les. Han demos­tra­do más que las con­ce­ja­lías de Juven­tud y de Cul­tu­ra. Azku­na valo­ra el res­ca­te de Kukutza en seis millo­nes de euros. Pero ocul­ta la cues­tión de fon­do. ¿Qué habría vali­do de haber­le man­te­ni­do su cali­fi­ca­ción de solar indus­trial? ¿Por qué, cuan­do toda­vía no exis­tía una expec­ta­ti­va de actua­ción, se apre­su­ró el Con­sis­to­rio a decla­rar­lo edi­fi­ca­ble mul­ti­pli­can­do su valor? Con la licen­cia de cons­truc­ción y derri­bo en la mano, la empre­sa pro­pie­ta­ria no tie­ne más que recu­rrir al juez para eje­cu­tar la orden. Mien­tras, sobran en Rekal­de 2.000 vivien­das y fal­tan ser­vi­cios y cen­tros culturales.

Kukutza no es un caso ais­la­do. Entre Rekal­de e Ira­la, a ambos lados del sote­rra­mien­to de las vías, exis­ten dece­nas de pabe­llo­nes que al per­der su acti­vi­dad indus­trial han sido reca­li­fi­ca­dos para vivien­da y con­de­na­dos al derri­bo. En su con­jun­to pue­den sumar varios cam­pos de fút­bol. No se com­pren­de que el nue­vo pro­yec­to PGOU no los valo­re como una uni­dad de acción espe­cial, cuan­do de su tra­ta­mien­to depen­de la solu­ción razo­na­ble al abra­zo urba­nís­ti­co entre Ira­la, Rekal­de, Ametzo­la. Como tam­po­co plan­tea­ron antes la nece­si­dad de exten­der el sote­rra­mien­to has­ta Ira­la, has­ta que los veci­nos die­ron la voz de alarma.

En 2004, el Plan Espe­cial de Ametzo­la per­dió una pre­cio­sa opor­tu­ni­dad para repa­rar esta mio­pía. Tra­ba­jó a espal­das de la opor­tu­ni­dad que ofre­cía la zona de pabe­llo­nes y se apro­ve­chó para rema­char la reca­li­fi­ca­ción dada a prin­ci­pios de los noven­ta a todo el com­ple­jo. En aque­llas fechas no exis­tía un estu­dio del patri­mo­nio indus­trial que pos­te­rior­men­te se ha rea­li­za­do por la empre­sa Ondar­tez y que el pro­pio Ayun­ta­mien­to lo ha modi­fi­ca­do en su 50% para man­te­ner sus reca­li­fi­ca­cio­nes. Ni puñe­te­ra fal­ta que hacía el estu­dio para eso. La suer­te de la zona está echa­da: el pelo­ta­zo de las plus­va­lías, la pique­ta y la vivien­da omní­vo­ra como motor úni­co. Se impo­ne el modus ope­ran­di de la fun­da­ción públi­ca Bil­bao Ría 2000.

En este mode­lo lo que pri­va sobre todos los demás valo­res y cri­te­rios es el cálcu­lo de la via­bi­li­dad eco­nó­mi­ca que se apo­ya bási­ca­men­te en «las plus­va­lías gene­ra­das por el cam­bio de uso indus­trial a resi­den­cial en la uni­dad de actua­ción». El fac­tor vivien­da aguan­ta todo: valor del sue­lo, derri­bos, cos­tes varios, indem­ni­za­cio­nes, urba­ni­za­ción, inclu­so par­te de las infra­es­truc­tu­ras y, cómo no, el lucro de las cons­truc­to­ras. Cla­ro, has­ta cuan­do aguan­te la bur­bu­ja, o sea, la venta.

Aho­ra que la cri­sis ha pin­cha­do todos los glo­bos, inclui­dos los cré­di­tos a pro­mo­to­res y a clien­tes poten­cia­les, ¿qué motor tira­rá del orde­na­mien­to urba­nís­ti­co? ¿Segui­rá Bil­bao Ría 2000? A ésta sí se le han acu­mu­la­do las deu­das que Azku­na dijo ahu­yen­tar, y para reme­diar­las vuel­ve a ten­tar la suer­te de las vivien­das, como fac­tor de mila­gro y salir del défi­cit. Aun­que los socios prin­ci­pa­les, la Dipu­tación y el Gobierno, se han inhi­bi­do, la fun­da­ción y su pre­si­den­te, Azku­na, aca­ban de sacar a ven­ta el 50% de las par­ce­las de Gare­llano des­ti­na­das, ¡qué casua­li­dad!, a 612 vivien­das pro­te­gi­das que sir­van de gan­cho por su pre­cio. Apues­tan, pero con dine­ro públi­co. Las vivien­das son de ven­ta, no de alqui­ler, como sería más razo­na­ble. En Bil­bo hay 17.000 vivien­das vacías y 12.000 soli­ci­tu­des de alqui­ler. El volu­men de edi­fi­ca­bi­li­dad es máxi­mo, aun­que se cons­tru­ya en ver­ti­cal. Los VPO val­drán 1.680 euros el metro; los tasa­dos, 2.800 euros. Los jóve­nes mileu­ris­tas nece­si­tan otras soluciones.

Miri­bi­lla y Ametzo­la, urba­ni­za­cio­nes peor que bien con­so­li­da­das ya. Gare­llano, Zorro­zau­rre y El Canal, áreas de impor­tan­te actua­ción urba­nís­ti­ca con sen­dos pro­yec­tos apro­ba­dos con pre­sio­nes y mucho que mati­zar aún. Por últi­mo, Ira­la y Rekal­de con un par­que indus­trial con­ver­gen­te y amplio que recla­ma a gri­tos un tra­ta­mien­to espe­cial en el nue­vo PGOU. Hay que devol­ver a los pabe­llo­nes su cali­fi­ca­ción y dar­les un des­tino urba­nís­ti­co más diver­si­fi­ca­do. Sal­ve­mos el sue­lo y el patri­mo­nio de la infla­ción inmobiliaria.

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