¡Han mata­do a Abel! – Ber­nar­do Her­nán­dez M.

El irra­cio­nal ase­si­na­to per­pe­tra­do al can­tau­tor Facun­do Cabral en la ciu­dad de Gua­te­ma­la lle­na de cons­ter­na­ción a todos los que naci­mos oyen­do sus can­cio­nes, a los que arru­lla­mos a nues­tros hijos con sus bellas melo­días que hablan del amor, la paz y la alegría.Una vez más que­da demos­tra­do has­ta don­de es capaz de lle­gar la mano del impe­rio mal­di­to, del mal­di­to impe­rio nor­te­ame­ri­cano que todo lo que toca lo pudre, todo lo que impreg­na con su mal­dad, con su dine­ro, con su vora­ci­dad y con todo lo que alien­te a la explo­ta­ción del hom­bre por el hom­bre, llá­me­se capi­ta­lis­mo, llá­me­se impe­ria­lis­mo, llá­me­se “mesa democrática”.

Facun­do Cabral pasó más de 50 años cagán­do­se en el Tío Sam y lógi­ca­men­te “pagó” por su irre­ve­ren­cia, lo ajus­ti­cia­ron vil­men­te per­so­nas apá­tri­das del mun­do, kai­bi­les del horror, dia­blos que están enquis­ta­dos en todos nues­tros paí­ses del sur pro­fun­do, de este sur que quie­re libe­rar­se de cen­te­na­res de años de mise­ria y explotación.

Esto solo rati­fi­ca, de la mane­ra más absur­da, que la dere­cha no tie­ne razón algu­na, a los argu­men­tos fala­ces los apo­ya con el uso de la vio­len­cia, los capi­ta­les arman a esos des­gra­cia­dos cri­mi­na­les, per­pe­tran ase­si­na­tos, tum­ban gobier­nos, cau­san caos social y arre­me­ten con­tra toda civi­li­dad, que­rien­do impe­dir que la gen­te bue­na, que son mayo­ría silen­cio­sa, no cam­bie el mun­do por uno mejor.

Pero con toda mi indig­na­ción les augu­ro: ¡NO VOLVERÁN!, así nos bom­bar­deen, así nos inva­dan, lucha­re­mos con­tra ellos y serán ven­ci­dos, pues tene­mos múl­ti­ples armas que ellos jamás ten­drán: la volun­tad, la soli­da­ri­dad, el com­pro­mi­so, el amor, la jus­ti­cia, la edu­ca­ción, el pue­blo en su con­jun­to agru­pa­do alre­de­dor de un líder, Hugo Chá­vez Frías.

Hoy esta­mos de due­lo pero ya maña­na seca­re­mos nues­tras lágri­mas y vol­ve­re­mos a la lucha por hacer de nues­tro con­ti­nen­te un espa­cio don­de se abran las gran­des ala­me­das por don­de cami­ne el hom­bre libre, como dijo el com­pa­ñe­ro Allende.

¡Patria socia­lis­ta o muer­te, venceremos!

¡Honor y glo­ria al cama­ra­da Cabral!

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