¿El rey rei­na pero no gobier­na? – Doris Benegas

Se dice que “el Rey rei­na, pero no gobier­na”. ¿Para qué lo quie­ren enton­ces? Se dice que “lo impor­tan­te es el con­te­ni­do y no la for­ma del Régi­men”. ¿Cuál es ese contenido?

Deje­mos hablar a la pro­pia Cons­ti­tu­ción Española:

El Rey es el Jefe del Esta­dosím­bo­lo de su uni­dad y per­ma­nen­cia, arbi­tra y mode­ra el fun­cio­na­mien­to regu­lar de las ins­ti­tu­cio­nes, asu­me la más alta repre­sen­ta­ción del Esta­do espa­ñol en las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les …” (art. 56.1º C.E.)

Corres­pon­de al Rey: El man­do supre­mo de las Fuer­zas arma­das” (art. 62.g C.E.)

Las Fuer­zas Arma­das, cons­ti­tui­das por el Ejér­ci­to de Tie­rra, La Arma­da y el Ejer­ci­to del AIRE, tie­nen como misión garan­ti­zar la sobe­ra­nía e inde­pen­den­cia de Espa­ña, defen­der su inte­gri­dad terri­to­rial y el orde­na­mien­to cons­ti­tu­cio­nal” (art. 8 C.E.). La Cons­ti­tu­ción “se fun­da­men­ta en la indi­so­lu­ble uni­dad de la Nación Espa­ño­la, patria común e indi­vi­si­ble de todos los espa­ño­les” (art. 2 C.E.)

La Coro­na de Espa­ña es here­di­ta­ria en los suce­so­res de S.M. Don Juan Car­los I de Bor­bón, legi­ti­mo here­de­ro de la dinas­tía his­tó­ri­ca” (art. 57.1 C.E.)

Así pues, la Jefa­tu­ra de Esta­do, y el Man­do Supre­mo de las Fuer­zas Arma­das, son here­di­ta­rios. “La sobe­ra­nía” que la Cons­ti­tu­ción dice que “resi­de en el pue­blo” (art. 1 C.E.), no se ejer­ce en estos dos cru­cia­les temas. ¿Por qué se dice en la Cons­ti­tu­ción que del pue­blo ema­nan los pode­res del Esta­do y se le prohí­be al pue­blo nada menos que ele­gir al Jefe de Esta­do y deci­dir sobre el Man­do Supre­mo de las FF.AA.?

Por otra par­te, “La per­so­na del Rey es invio­la­ble y no está suje­ta a res­pon­sa­bi­li­dad …” (art. 56.3º C.E.). “De los actos del Rey serán res­pon­sa­bles las per­so­nas que los refren­den” (art. 64.2 C.E.). Se esta­ble­ce un blin­da­je abso­lu­to de su per­so­na que impi­de exi­gir­le res­pon­sa­bi­li­da­des, inclu­so las pena­les, inclu­so si vul­ne­ra la pro­pia cons­ti­tu­ción a la que todos, ciu­da­da­nos y pode­res públi­cos, esta­mos suje­tos (art. 9 – 1º C.E.). Que­da así pro­te­gi­do de toda res­pon­sa­bi­li­dad, inclu­so ante el cri­men, vul­ne­ran­do el prin­ci­pio de igual­dad ante la Ley (que pro­cla­ma el pro­pio art. 14 de la C.E.) y de suje­ción a la Ley Penal. Es decir que quien osten­ta la Jefa­tu­ra del Esta­do y el man­do Supre­mo de las FF.AA. pue­de hacer lo que quiera.

Es curio­so, por no decir otra cosa, que “la jus­ti­cia se admi­nis­tre en nom­bre del Rey” (art. 117.1 C.E.) y sea la úni­ca per­so­na que esca­pe a la acción de la Jus­ti­cia ¿Por qué será?

En cuan­to a sus com­pe­ten­cias, no pare­cen pre­ci­sa­men­te sim­bó­li­cas “Al Rey corres­pon­de, pre­via auto­ri­za­ción de las Cor­tes Gene­ra­les, decla­rar la gue­rra y hacer la paz” (art. 63.3 C.E.) tam­bién “mani­fes­tar el con­sen­ti­mien­to del Esta­do para obli­gar­se inter­na­cio­nal­men­te por medio de tra­ta­dos, de con­for­mi­dad con la Cons­ti­tu­ción y las Leyes” (art. 63.2 C.E.).

Tam­bién corres­pon­de al Rey, san­cio­nar y pro­mul­gar las Leyes, con­vo­car y disol­ver las Cor­tes, con­vo­car elec­cio­nes en los tér­mi­nos pre­vis­tos en la Cons­ti­tu­ción, pro­po­ner el can­di­da­to a Pre­si­den­te del Gobierno y en su caso, nom­brar­lo, así como poner fin a sus fun­cio­nes en los tér­mi­nos pre­vis­tos en la Cons­ti­tu­ción, nom­brar y sepa­rar a los miem­bros del Gobierno, a pro­pues­ta de su pre­si­den­te, ejer­cer dere­chos de gra­cia con arre­glo a la Ley, ser infor­ma­do de los asun­tos de Esta­do, y disol­ver ambas cáma­ras (arts. 62, 99.5º y 115.1º C.E.).

En este capí­tu­lo refe­ren­te a la ampli­tud de sus atri­bu­cio­nes, cabe des­ta­car tam­bién que “El Rey reci­be de los Pre­su­pues­tos Gene­ra­les del Esta­do una can­ti­dad glo­bal para el sos­te­ni­mien­to de su fami­lia y casa y dis­tri­bu­ye libre­men­te la mis­ma“ (art. 65.1º C.E.). “El rey nom­bra y rele­va libre­men­te a los miem­bros civi­les y mili­ta­res de su casa” (art. 65.2º C.E.)

Por últi­mo, hay que hacer men­ción a la bochor­no­sa situa­ción que se man­tie­ne en la Cons­ti­tu­ción Espa­ño­la en cuan­to a la suce­sión del Rey, pues en una mis­ma línea y gra­do de suce­sión“pre­va­le­ce el hom­bre sobre la mujer” (art. 57.1º C.E.). A pesar de las pro­me­sas elec­to­ra­les, no se atre­ven a some­ter a refe­rén­dum esta modi­fi­ca­ción cons­ti­tu­cio­nal, pues podría con­ver­tir­se en un refe­rén­dum de cues­tio­na­mien­to de la Monar­quía, el refe­rén­dum que no hizo en 1978. ¿Cómo pue­de apro­bar­se una Ley de Igual­dad y man­te­ner en la Cons­ti­tu­ción esa des­igual­dad de géne­ro que afec­ta a la Jefa­tu­ra del Estado?

Ni para los pue­blos, ni para los ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas, habrá ver­da­de­ra demo­cra­cia mien­tras se man­ten­ga la Monar­quía. Estoy segu­ra de que se abri­rá pron­to un perio­do de liber­tad y pro­gre­so para los pue­blos SIN MONARQUIA.

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *