La ava­ri­cia rom­pe el saco- Ezker Abertzalea

Nabai nació como alter­na­ti­va al omni­pre­sen­te poder ins­ti­tu­cio­nal de la dere­cha espa­ño­la en Nafa­rroa, o así lo pro­cla­ma­ron sus fun­da­do­res. Más allá de esa velei­dad, la arti­cu­la­ción de un espa­cio de con­fluen­cia elec­to­ral entre los socios que lo com­po­nían pare­cía har­to difí­cil: Batza­rre y PNV, inde­pen­dien­tes del gus­to de Sabin Etxea y sobe­ra­nis­tas de EA, jun­to a Ara­lar ejer­cien­do de cata­li­za­dor de intere­ses encon­tra­dos. No obs­tan­te, la anu­la­ción de las lis­tas de la izquier­da aber­tza­le y el efec­to mul­ti­pli­ca­dor de una ofer­ta polí­ti­ca trans­ver­sal, le per­mi­tie­ron acre­di­tar casi 78.000 pape­le­tas en las elec­cio­nes al Par­la­men­to Foral de 2007. Un récord por enci­ma de las casi 62.000 que cose­cha­ron, en dos lis­tas dife­ren­cia­das, Eus­kal Herri­ta­rrok y la alian­za EA-PNV en las de 1999, en pleno pro­ce­so de Lizarra-Garazi.

Sin embar­go, aque­lla suma fue insu­fi­cien­te para ven­cer a la dere­cha o para atraer a la PSN a una diná­mi­ca supra­es­ta­ta­lis­ta y aje­na a los pac­tos de con­ve­nien­cia con UPN. El éxi­to en las urnas se tor­nó fra­ca­so a la hora de hacer valer los esca­ños con­se­gui­dos, y con ello se cerró toda posi­bi­li­dad de cam­bio sobre las bases esta­ble­ci­das. O se incluían nue­vos sec­to­res en la fór­mu­la, con la con­si­guien­te rede­fi­ni­ción de sus bases pro­gra­má­ti­cas, o se alte­ra­ba el sen­ti­do de la apues­ta ini­cial. Esta segun­da opción fue la pre­fe­ri­da por algu­nos socios: pasar del valor de cam­bio al mero valor de uso. Con­so­li­dar­se en el par­la­men­to como un gru­po ads­cri­to a la mino­ría per­pe­tua, inca­paz de intro­du­cir una cuña efi­caz al pac­to blin­da­do del unio­nis­mo espa­ñol, pero de ima­gen vas­quis­ta y ama­ble. Dejar­se que­rer y seguir orde­ñan­do Nabai a bene­fi­cio de inventario.

En los últi­mos meses, el asal­to al trono ha sido bru­tal. PNV y Ara­lar se enca­ra­ma­ron al mis­mo fir­man­do un acuer­do pre­vio, Batza­rre se fue dan­do un por­ta­zo, todos los socios menos EA cerra­ron las puer­tas a la izquier­da aber­tza­le, y, para col­mo, en el últi­mo reco­do, el res­to de socios ame­na­za con expul­sar al par­ti­do de Uri­zar, Garai­koetxea, Ramí­rez y Amez­ke­ta si no renun­cian explí­ci­ta­men­te a todo acuer­do polí­ti­co con la izquier­da aber­tza­le que afec­te a Nafa­rroa en su defi­ni­ción o ámbi­to de desa­rro­llo. Digno de Sanz o Del Burgo.

La Asam­blea Nacio­nal de EA ha reac­cio­na­do con gran­des dosis de dig­ni­dad y res­pon­sa­bi­li­dad polí­ti­ca. Sea cual sea la reac­ción públi­ca de las fuer­zas que le empla­za­ron públi­ca­men­te, el ima­gi­na­rio sim­bó­li­co de Nabai y sus posi­bi­li­da­des de des­ban­car a la dere­cha nava­rra están des­fon­da­das. La ava­ri­cia de un gru­po de arri­bis­tas ha roto defi­ni­ti­va­men­te el saco.

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