Desde el 14 de noviembre de 2010 venimos insistiendo en la conveniencia de alcanzar un acuerdo entre todo el espacio de izquierdas y abertzale de Navarra para las elecciones forales del 22 mayo. Pensamos que ha sido una propuesta que ha conectado con el sentir de muchas personas, siendo desde el principio plenamente conscientes de las dificultades para llevarla a cabo. Se nos ha achacado falta de humildad, intentar romper NaBai, poner vetos, no ser conscientes de la realidad Navarra, no exigir a ETA nuevos pasos y e incluso pretender un liderazgo que no nos corresponde. Pues bien, nada más lejos de la realidad, y nos explicamos. Desde el primer momento la oferta de acuerdo electoral ha sido amplia y dirigida a todos los sectores que pudieran compartir un marco de actuación similar. En absoluto hemos puesto límites al acuerdo, todo lo contrario, nos hemos mostrado favorables a que fuera lo más amplio posible. La aportación político-ideológica de la izquierda abertzale para conformar ese espacio han sido los contenidos que entendemos son imprescindibles para lograr un cambio político y social profundo en Navarra; un programa de izquierdas claro, que no deje lugar a interpretaciones difusas y a prácticas institucionales de derechas, compromiso con la articulación de Euskal Herria e impulso a la hoja de ruta trazada en el acuerdo de Gernika para la normalización política. No nos hemos empecinado en el sujeto. Por supuesto que la izquierda abertzale considera mejor articular un nuevo sujeto que responda a los nuevos tiempos y a nuevos acuerdos, pero en todo momento hemos dicho (de manera pública y privada) que si existe un acuerdo sobre contenidos el nombre del sujeto es secundario, que lo pusieran EA o Aralar. Un acuerdo de estas características puede responder de una manera más eficaz a la necesidad de cambio en Navarra. Creemos que vivimos tiempos en los que debemos anteponer lo que nos une a lo que nos separa. Porque necesitamos un acuerdo ambicioso que aglutine todo el potencial transformador de la izquierda y de los abertzales en Navarra. En este sentido, nuestra propuesta Nafarroa XXI es una aportación concreta y sin demasiados aspavientos al momento político actual. Nos hemos reunido con muchos agentes sociales, sindicales y políticos estos últimos meses. Con mayor asiduidad con aquellos que tienen una mayor representatividad en ese espacio, es decir, con EA y con Aralar. Hemos hablado sin tapujos de nuestra propuesta y de las de ellos, y la izquierda abertzale ha hecho un esfuerzo por adecuar la propuesta realizada a la sensibilidad que se nos ha transmitido. Es decir hemos hecho el ejercicio de incluir todas las propuestas que hemos ido recibiendo. Tal vez el ejemplo que puede clarificar mejor nuestra voluntad ha sido la aceptación de Nafarroa Bai como sujeto y punto de partida en las negociaciones para que un acuerdo de contenidos pudiera tener lugar. Y os aseguramos que este ejercicio no es en absoluto fácil para el conjunto de militantes y base social de la izquierda abertzale. Pero ni por esas. Parece que existen motivos poderosos e intangibles que hacen inviable un acuerdo de estas características (no olvidemos que Aralar habla de distancias insalvables, de falta de confianza, de intento de ruptura de NaBai…) ¿Por qué? Únicamente la ejecutiva de Aralar tiene esa respuesta y creednos cuando os decimos que tenemos el mismo interés que muchos de vosotros y vosotras en saberlo. No se nos ha explicado y desde luego nada tiene que ver la resolución de la ejecutiva de Aralar del 5 de enero con la negociación mantenida. Por supuesto no querer alcanzar un acuerdo es una postura absolutamente legítima, eso sí, no es de recibo que para explicar la decisión se utilicen argumentos falsos. A todo ello debemos sumar un nuevo aderezo. Desde el pasado lunes se ha abierto un escenario desconocido hasta el momento en Euskal Herria. Jamás ETA había hecho una aportación unilateral de este tamaño para la resolución del conflicto. Entendemos que esta situación no debiera hacer sino aumentar las posibilidades de acuerdo electoral. Debiera ser un factor determinante en aquellos agentes que se mantuvieran incrédulos ante la línea política emprendida por la izquierda abertzale. La aceptación de la declaración de Bruselas y el acuerdo de Gernika acaba con un proceso de desarrollo unilateral de la izquierda abertzale. El Proceso Democrático entra en una nueva fase, una fase en la que el Estado y sus representantes locales deben asumir los mismos principios democráticos que el resto. En definitiva, se ha generado un escenario que no podemos desaprovechar. En 2011 tenemos una oportunidad que tal vez no se vuelva a repetir en mucho tiempo. Si unimos fuerzas, si trabajamos juntos, con respeto y en igualdad de condiciones, podemos ser la primera fuerza política en Navarra. Por eso entendemos que no existen argumentos suficientes como para descartar la alianza electoral entre todo el espacio de izquierdas abertzale. La izquierda abertzale mantiene su mano tendida a Aralar y al resto de formaciones de izquierda y abertzales. Aralar y EA deben decidir si prosiguen la senda que con tanta efusividad aplaude el PNV, o «colideran» una alternativa de izquierdas y abertzale capaz de hacer tambalear los cimientos de la derecha españolista. |