La politiquería electoral colombiana esta trabajando frenéticamente sobre un lodazal de muertos, angustias, necesidades insatisfechas del pueblo. El sumo o Facttum social esta determinado por el miedo, el terror que se siente al manifestar opiniones libres, por tal razón, no hay propuesta política que tenga que ver con los grandes problemas nacionales, existe una flagrante disfuncionalidad entre las propuestas políticas electorales y las calamidades sociales de millones de colombianos. Las embarradas en el campo diplomático y el aislamiento internacional, gobernar sin escrúpulos únicamente para los ricos, sin política social, sus vínculos con la lumpen mafia, su criminalidad al descubierto, mas la pérdida del mercado Venezolano y la imposibilidad de sacar a Chávez del gobierno por el método paraco, prendieron las alarmas oligárquicas e imperiales. De ahí que así se pretenda mostrar al mundo, que la decisión de la Corte constitucional de declarar inexequible la reelección Uribistas por segunda vez, fue un acto autónomo y jurídico, para cualquier conspicuo entendedor sabe que fue un acto político a cuatro bandas para reacomodar el estatus quo y aumentar la legitimidad a quien viene de presidente. Era impensable sostener un tercer mandato ante la caída vertiginosa, el desprestigio insostenible de Uribe Vélez, cada vez mas repudiado por el pueblo colombiano. Ellos actuaron en consecuencia para salvar su propia hegemonía.
El episodio de Uribe Vélez impuesto mediante un descarado fraude criminal, le fue necesario tácticamente al régimen pero estratégicamente se esta convirtiendo en un desastre: Genero grandes fisuras, fracturó y polarizó la sociedad, quebró al Estado, empobreció a millones e hizo de Colombia un Estado paria; envileció la condición humana y rompió los hilos de la solidaridad social: El fin justifica los medios, ese legado de terror, lo han usado siempre, solo que en estos ocho años se desnudo demasiado, para desbaratar el ascenso de las luchas sociales por venir, según la visión de clase de la oligarquía colombiana.
Al no lograr del todo sus metas de deshacerse del enemigo insurgente con el: “Si no estas conmigo esta contra mi”, solo les queda intentar nuevas y atenuadas versiones para el consumo popular, mediante los oficios de la hiena Santos y su cretino vicepresidente Angelino Garzón, inventado a ultimo momento; Pardo Rueda, Noemí Sanin, German Vargas Lleras, Enrique Peñalosa, Sergio fajardo y los desvalorizados Lucho Garzo y Petro entre otros, ninguno de ellos abandonara la política de la seguridad nacional y el enemigo interno, y no dudaran en usar la sanguinaria guerra sucia contra el pueblo.
El valor del voto
Muy poco significa votar para un carente de privilegios, con su voto solo alimenta espejismos mediáticos, la realidad cambiara pero para peor, desafortunadamente son las reglas de juego de la antidemocracia colombiana. Mientras para el poder constituido de los sectores privilegiados, estas elecciones representan un respiro en su estrategia de limpiar formalmente su cara del legado narco paraUribista, entra a jugar su relegitimación de su poder ilegitimo de facto, sin olvidarse de sus métodos: El miedo, el amedrentamiento, el crimen, la mordaza, la mentira y la entrega de la soberanía, así configuren una nueva cara que los “legitime” mediaticamente y mantengan el dominio hegemónico pactado con el imperio yanqui a costa de la entrega de los recursos naturales colombianos sin ninguna contraprestación para el país.
Tal estrategia legitimadora viene acompañada de la necesaria oposición de siempre, la calificada de legal rigurosamente desconectada del marxismo, y así y todo tolerable solo hasta el 10% del congreso, gobernaciones y alcaldías. Más allá de ese porcentaje de los votos, reaparece el fantasma de la UP a quien desaparecieron a sangre y fuego.
La mecánica electoral dominante.
Los trabajadores de la costa caribe colombiana, para conservar sus mal pagados puestos tienen una cuota minima de votos para entregarles a los candidatos de sus empleadores, por ejemplo: los Fuad Char Abdala con la cadena de súper tiendas OLIMPICAS ya tiene garantizado sus curules al senado y cámara, como también lo hacen los grandes empresarios del sindicato antioqueño, o el mega contratista estatal Uribista de la construcción William Vélez, o los agroindustriales del valle; o los oligopólicos grupos Santo domingo, Ardila Lule, o el banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo; Juntos compran la representación decisoria en el congreso y neutralizan a los demás para que sus negocios sigan obteniendo las mas astronómicas utilidades, siempre lo han hecho.
La revista semana calculo que la campaña para senador que tenga opciones de ser elegido para la reproducción del poder del establecimiento vale 5000 millones de pesos, 2.5 millones de dólares; un representante 2000 millones de pesos, 1 millón de dólares.
El total del congreso vale: 102 senadores a 2.5 millones dólares mas 166 representantes a 1 millón de dólares = 421 millones de dólares. Ese dinero que los empresarios y o grandes cacaos invierten, así lo llaman, lo recuperan vía precios, exenciones de impuestos, contratación en máximo tres meses y todos ellos felices.
Es necesario reconocer que a pesar de las dificultades impuestas por el régimen, existen valiosos candidatos alternativos, incluyendo a algunos del mismo PDA, que sus campañas se hacen en extremadas condiciones inequitativas y desfavorables, por ello su elección vale un Potosí y expresa de alguna forma una tendencia de la lucha social al ser elegidos con voto cualificado y conciente de la franja de opinión revolucionaria o independiente que existe como producto del propio trabajo de masas, que ve válida a pesar de las condiciones desventajosas, la lucha electoral para mantener una luz abierta ante tanta oscuridad.
Al comprar sus propios candidatos en la oferta politiquera mercenaria partidista de oficio al gran capital y al Imperio: llámese Partido de la U, Cambio radical, Alas Colombia, partido Liberal, partido Conservador, Compromiso Ciudadano, partido Verde y el sector Petrista del PDA; se aseguran del control de las decisiones de las políticas del Estado en sus tres ramas, sin olvidar que son los mismos que apoyaron sin reato de ninguna clase el proyecto criminal de la seguridad democrática, para contener a la Colombia que explotan.
Comprados los dirigentes politiqueros mercenarios, estos a su vez compran gratis los votos de los de los funcionarios públicos de los organismos departamentales y municipales, de los maestros nombrados recientemente, de los beneficiarios de los programas de: Guarda bosques, madres comunitarias, familias en acción, bonos de merienda escolar. Aunado a ello, disponen de sus insoslayables alianzas con las cipayos y genuflexas Pro yanquis fuerzas militares; que a su vez con sus desproporcionados presupuestos compran informantes, sapos, delatores, infiltrados, caza recompensas, sicarios etc., y los convierten en proxenetas electorales al servicio de la gran mafia de mafias, la llamada democracia colombiana. Como dijimos, este andamiaje es financiado en últimas con recursos del mismo pueblo colombiano.
Los programas institucionales de hasta con menos de 50 dólares mensuales, legado de la cloaca Uribista paraca, dizque llamados proyectos sociales de la “seguridad democrática” o el mismísimo terrorismo de Estado. En elecciones estas dadivas funcionan como una gigantesca extorsión tarifada en votos. Cuanto miserable se acerque al Estado, no solamente esta obligado a dar su voto, sino a llevar a otros miserables a votar por quien ordene el funcionario público o contratista, lugartenientes de la gran cosa Nostra, so pena de perder los “beneficios”.
Paralelamente la Mass media hace su agosto con lo que queda por fuera de los tentáculos directos: se encarga de la gran masa, para que voten por cualquiera de los candidatos de la hegemonía que se recicla cuatrenio a cuatrenio. Como no hay propuestas partidistas, porque en Colombia no existen partidos políticos: más bien son asociaciones delictivas para quedarse con el presupuesto nacional, se comportan como verdaderas empresas electorales al servicio de un jefe visible, capataz de un jefe invisible, verdaderas bandas de asaltantes a la caza de los desvalidos, confundidos, ignorantes, aduladores, religiosos etc.; recurren a lo baladí. En general: De los pobres que ven harta televisión, de los apasionados del futbol espectáculo o de los que van los domingos a misa.
El asunto es ir por la presea dorada: La despolitización de las masas, puesto que la opinión es la urna virtual creada artificialmente para tabular las opiniones prostituidas e inducidas por los medios masivos de manipulación.
En Colombia no hay opinión porque sencillamente no hay democracia.
El famoso estado de opinión Uribista del que tanto hablan los propagandistas y analistas del régimen es un vulgar embeleco construidos artificialmente al ritmo de las manipuladas encuestas.
De ahí que en las grandes ciudades con alguna franja de opinión independiente, la gente recibe la presión de decenas de candidatos que atosigan de mensajes propios de la patria boba: Con contenidos inverosímiles, anodinos, indecentes, huecos, hueros, nimios, algo así como que voten por mí, porque yo soy buena persona y tengo una sonrisa anticomunista. Los disparatados argumentos de sus candidaturas vienen acompañados para que voten en un país disfuncional a la Colombia real, para lo cual usan los mas vulgares métodos: fiestas, parrandas, comilonas, trago por montones, “música” ruidosa, vulgar y decadente de taberna para que nadie escuche a nadie y solo hablen las risitas hipócritas de los candidatos que por cosas de la magia electoral se vuelven mas sociables y comprensivos que sor teresa de Calcuta.
La paradoja dialéctica.
Y sin embargo, esta tragedia de compra y venta de conciencias, no convence de ninguna forma al 65% de los electores. Ver registraduría del estado civil, últimas elecciones: Esa es la grandeza de Colombia.
Semejante energía potencial abstencionista necesita de una propuesta política democrática que visibilice masivamente nuestra realidad, es el gran reto del momento, con lo cual del régimen no quedaría piedra sobre piedra.
¿El problema es quien y con que legitimidad se puede convocar a millones de excluidos si no se hace desde abajo, desde los sueños de millones, ante tanta incredulidad?
Tal perspectiva es inimaginable contemplarla ante el sofisma de las elecciones actuales, máxime si se satanizo el hablar de paz, de Chávez, del socialismo, de la democracia. Hablar de paz, reconciliación, reencuentro, negociación política del conflicto, justicia, equidad, predistribución de la riqueza se convirtió en un delito con pena capital.
A la censura le sigue la autocensura, muy pocos dicen cosas que tengan que ver con la tragedia colombiana y menos los responsables de ella desde las usinas hegemónicas. La campaña electorera transcurre, a pesar de que el olor mortuorio de la gigantesca fosa con más de 2000 personas asesinadas por la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social, se expande por el país y el mundo: El gran debate ausente en esta puja electoral, aclaro, circo o farsa, como lo dice Antonio Caballero.
Es evidente por que la oligarquía no quiere la negociación política con la insurgencia colombiana. Si en estos momentos, por ejemplo, se intentaran unos diálogos, Colombia entera se convertiría en un gigantesco Caguan, donde lloverían millones de sueños.
Desde el gobierno de Cesar Gaviria a nuestros días se han asesinado a más de 120000 colombianos, y desplazados según algunas investigaciones más de 450000 colombianos. Las bandas asesinas del gobierno han reconocido más de 30000 de esos muertos. En cualquier país decente eso seria una calamidad, un gigantesco luto nacional, una hecatombe. Ya se habrían constituidos numerosos tribunales al estilo Nuremberg para castigar a los responsables por el genocidio. Lastimosamente en Colombia tal acto de mera justicia cabe en la justicia de los pueblos, en la justicia revolucionaria.