ETA acaba de pedir perdón, en un comunicado. No es la primera vez que lo hace, aunque esta vez ha sido de manera inusualmente amplia y tratando de no dejar ninguna duda, sobre su arrepentimiento. O las menos posibles. Aunque en mi opinión, ha sido como mínimo, una sobreactuación sobre anteriores posiciones. En las que siempre se han lamentado los llamados daños colaterales. En especial, los causados a víctimas no culpables o indirectas. Pero de forma más escueta y menos emocional. Tal vez por esto, ni estas ni otras manifestaciones del arrepentimiento de ETA, han dejado contentos a muchos de sus acérrimos enemigos. Pero tampoco a alguno de sus amigos.
No podemos decir, como están diciendo los más tímidos, aquello de que «La historia absolverá (o no) a ETA». Porque la Historia ya lo ha hecho. ETA ya ha sido «perdonada» por la Historia. Los historiadores «antifranquistas» ya justificaron o absolvieron a ETA. En los años setenta y primeros ochenta. Y lo hicieron abundantemente, con toda clase de detalles y lujo de explicaciones. Aunque luego, con el plan ZEN y el reparto autonómico del presupuesto, llegaron las ofertas y carantoñas del poder. Las mercedes que se pagan por cualquier trabajo «orgánico». De donde viene lo de «mercenarios». Trabajos tasados, que pronto escondieron o transformaron las anteriores y abundantes menciones favorables.
Muchos de quienes hoy son sus enemigos declarados y la insultan o criminalizan todos los días (o casi), con el objeto de cobrar a fin de mes, comprendían mejor a ETA y la aceptaban en los años de la transición y primeros años ochenta. Escribían de ETA, como factor del cambio o como hecho histórico. O el fenómeno histórico más importante del franquismo. Incluso como alma de la resistencia. Icono de España. Referencia y núcleo. Cantera y paso obligado de toda una generación de militantes políticos y sindicales, en los años 70, etc.
Incluso la Ley de Amnistía (1977) aceptaba sus acciones armadas, como «hechos de intencionalidad política». Con lo cual fueron excarcelados todos sus presos. Cualquiera que hubieran sido las consecuencias de sus actos. Es decir, el poder legislativo, el judicial y el intelectual, estaban de acuerdo en señalar a ETA como una organización armada, que causaba muertos y víctimas, pero cuya «intencionalidad política» la hacía acreedora a los beneficios de la Ley de Amnistía y al beneplácito de los intelectuales.
Estaríamos ante toda una larga lista de historiadores, políticos, sociólogos, antropólogos, periodistas etc. cuyos adjetivos favorables y sus otras lisonjas políticas, serían difíciles de justificar ahora. Al menos por los mismos autores. Muchos de los cuales siguen en activo. Aunque en el lado contrario. En el de los arrepentidos o conversos. Tratando de que no reaparezcan y se olviden sus pecados juveniles. Sin tener que dar explicaciones del porqué de sus cambios.
Sin embargo, en primer lugar, habría que decir que ETA ha sido absuelta por el pueblo. Por su pueblo. Pero no solo por el pueblo vasco. Sino también por una parte de los españoles. Lo ha sido y lo sigue siendo, al menos en Euskalherria, en imnumerables ocasiones. Manifestación tras manifestación. Concentración tras concentración. Muchos días de todas las semanas. De todos los años. Desde hace muchos. La última, ayer 21 de abril de 2018, en Bilbao, con unos 20.000 asistentes. Gritando «Presoak kalera. Amnistía Osoa!».
No hay más que dar un vistazo a ese Informe Foronda, de 2013, encargado por el Gobierno Vasco, a sus historiadores orgánicos, en el marco de su campaña contra ETA. Al que no le queda otro remedio que reconcer que mientras un 76–82 % de los «asesinatos» de ETA, según la época, careció de respuesta en forma de movilización social o de protesta. En cambio, «todos los asesinatos de miembros de ETA contaron con réplicas en forma de huelgas y manifestaciones». Se refiere al periodo anterior a 1997, cuando todavía la intoxicación del plan ZEN no había dado frutos.
Pero, ETA habría sido absuelta también por las urnas. Si aceptamos como tal, el que este mismo pueblo haya votado las opciones políticas (generalmente las listas de la izquierda abertzale), que ETA apoyaba explícitamente. E incluso, que uno de sus presos asistiera, como candidato, a una sesión de investidura en el parlamento vascongado. Autorizado por el juez. También que, en alguna de las listas, que ETA apoyaba, a veces figuraran exmiembros de la organización. Además, el apoyo electoral tuvo algunos «picos» espectaculares como, por ejemplo, las elecciones europeas de 1987 o las autonómicas de 1999. Incluso el hecho, todavía actual, de ocupar numerosas alcaldías por toda Euskalherria, probaría este apoyo popular. Continuado y existente desde 1978.
ETA ha sido reconocida también, no sin cierto cinismo, por esos políticos que marcan, en su favor populista, las divisorias éticas. Del tipo, «la muerte de Carrero (si) y el atentado de Hipercor (no)». El «ajusticiamiento» de Manzanas, vale. La muerte de Pardiñes, no vale. Eran, son, quienes decían, y escribían, con un evidente interés parcial, que contra Franco valía todo. Pero contra ellos, no. Porque, como sabemos en virtud de un milagro político, una vez que ellos alcanzan el poder, el poder se democratiza.
Pero lo que de verdad absuelve a ETA es la Historia. Porque ETA ha sido, y es, una criatura histórica. Y desde este punto de vista, desde la Historia, se puede suscribir sin ningún reparo que ETA no engendró la violencia. Sino que la violencia histórica ejercida por España, contra el pueblo vasco, engendró a ETA. Es también lo que escribió T.Monzón, en 1980.
A ETA, ya la imaginó Sabino Arana, cuando diseñó políticamente un enfrentamiento histórico mortal, entre invasores españoles y vascos invadidos. Su primer libro relataba una batalla entre vascos y castellanos. Sus demás textos, no hicieron otra cosa que probar la invasión ilegítima y violenta de los territorios vascos por los españoles. Y fundamentar el derecho de los invadidos a liberarse por los mismo medios.
A ETA la soñaron Eli Gallastegi, los aberri y los mendigoizales jagi-jagistas, en los años 20 y 30 del siglo pasado, cuando llegaron a la conclusión que lo que te quitan por la fuerza, solo por la fuerza se puede recuperar. Cuando se preparaban como fuerza paramilitar, para «liberar Euskadi».
Y a ETA la creó (desde luego, contra su voluntad) el gobierno del sotista Aguirre, que enviaba a sus gudaris a defender la libertad vasca. A los montes atacados por el ejército de Mola y Franco. Cuando lo que defendían en realidad, engañados, eran el Estatuto y los acuerdos con el gobierno español.
A ETA, que nació a finales de los 50, finalmente la engendró la dictadura político-militar del franquismo. Que contaba con la impagable pasividad histórica y las largas vacaciones del 36, del partido de Sota o del PSOE. Que detentan el poder vascongado, en rigurosa exclusiva, desde 1981. Es decir, que ETA nació también como consecuencia de la jubilación o excedencia de un exilio inerte. En el que se habían acomodado los estatutistas vascongados, esperando que se muriera Franco. O que alguien le matara.
Pero a ETA la crearon también, los trabajadores y estudiantes vascos, de las nuevas generaciones que no estaban dispuestos a seguir tolerando la inercia y quietismo de sus mayores. También la crearon los numerosos vascos y españoles, que en diciembre de 1970, protagonizaron las primeras protestas políticas generalizadas. Contra el régimen militar que había condenado a 15 de sus miembros en el proceso de Burgos. Y la creó la solidaridad de catalanes y otros europeos, que protestaron eficazmente contra Franco aquel año. Incluso una parte del clero vasco, que apoyaba a un grupo nacionalista vasco, en lucha armada contra la dictadura.
De este modo, ETA ha sido responsable de su propia violencia. Pero sobre todo, la Historia es responsable de ETA. Una Historia que es inseparable de la malformación imperial de España. Una Historia de ocupación y violencia de las tierras peninsulares e insulares. De la explotación y exclavización de todo un subcontinente americano y varios pueblos africanos. Con la que las dinastías (Austrias y Borbones) crearon un imperio. Que nadie denuncia oficialmente en España. A quien nadie exige peticiones de perdón. Seguramente porque es «historia» de España.
Naturalmente que nadie del actual régimen, que cuenta con muchos aliviaderos, en sus campañas contra ETA, va a aceptar esto. Porque para toda la caverna mediática, que es mucha, fuerte y bien engrasada, la violencia vasca empieza con Txabi Etxebarrieta hace 50 años. Y el conflicto político es una invención de la izquierda abertzale. Que desaparecerá cuando desaparezca ETA. En su categoría de banda de delincuentes armados, sin más justificación que robar y cometer crímenes. Pero nadie sabe decir ¿por qué una «cosa» así, ha podido durar 50 años?. Algo que tendría que haber sido liquidado por la policía, como cualquier banda de malhechores, ha suscitado tanto interés, no sólo policial o judicial, sino también político y social. Por qué se han gastado tantas energías intelectuales, se han escrito tantos libros y tantos artículos para explicar o criticar a ETA. Porqué tantas universidades y tantos cerebros en venta se han encargado, de una cuadrilla de locos asesinos? Por qué se han calculado en más de 15.000, los posibles militantes o colaboradores de esta organización. En todos estos años. Con el riesgo, el peligro y las condenas que podían tener esta militancia.
Estos mismos misacantanos, son quienes citan y leen continuamente los nombres de las 800 víctimas de ETA. Pero no tienen noticia ni espacio, para las docenas de miles vascos, muertos por las tropas españolas en sus invasiones. Unos 200.000 en las guerras carlistas, del siglo XIX, por defender los Fueros. Otros 4.000 navarros masacrados, «después» de la guerra del 36, por las tropas de Mola. Solo por ser republicanos, rojos o nacionalistas. Sin juicios y muchos de ellos sin noticia, todavía, de su paradero.
Tampoco recuerdan, los intelectuales orgánicos del régimen, a los 1.500 civiles, bombardeados en Gernika (1937). Ni siquiera, aunque los alemanes hayan pedido perdón por ello. A los más de 300 en Durango, muchos de ellos en una iglesia. Mucho menos citan nunca a los militantes de ETA, más de 400, muertos en esta guerra del «norte». Alguno de ellos durante las torturas en comisaría. Otros muchos en la peculiar ley de fugas, emboscadas etc.
Para los cantautores del imperio, ninguno de ellos cotiza como víctima. Porque España no tiene que pedir perdón de nada de lo que ha hecho. Es un gran imperio desde los Reyes Católicos. Que era, ni más ni menos, lo que Dios quería. Y lo que los papas bendecían con sus bulas compradas. Entre ellos, el belicoso Julio II que vendió a Fernando el Católico, la justificación papal de su invasión navarra. Nada de eso es reprobable. Porque el imperio era, y sigue siendo, una gracia de Dios. Y un bien, para los pueblos ocupados. Azote y martillo de herejes.
España llevó, primero a Al Alandalus y luego a América la fe verdadera y el idioma del imperio. Obligó a canarios (siglo XV) a navarros (siglo XVI) a catalanes (siglo XVIII) y vascos (siglo XIX) a españolizarse. ¿Qué más se puede pedir… cuando «Dios era español»? España llevó por todas partes, a quien se dejaba conquistar (unos pocos, Flandes, Portugal… no se dejaron), la suerte de ser España. Imponiéndoles las bendiciones de pertenecer a un gran imperio. Y todo desinteresadamente. Haciéndoles el favor de igualarles en condiciones a sus hermanos españoles y de enseñarles la verdadera fe.
Todo esto costó, apenas unos millones de muertos. Pocos para pedir perdón. Además pasó hace mucho tiempo y eran muertos necesarios, para convertir a la fe verdadera a medio mundo. Por eso, España no tiene que pedir perdón por nada. Ni por 1492, ni 1512, ni por el 12 de octubre, ni por el 18 de julio, ni por la abolición de las Lagizarrak o por la ocupación militar permanente de las tierras vascas. Ni por el genocidio canario, la expulsión y persecución de árabes y judíos. O la invasión de Catalunya, con la imposición del decreto de Nueva Planta. España todo lo ha hecho bien. Al menos, desde el Cid campeador. Todo demás es «leyenda negra».
Desde luego, escribo todo esto por deformación profesional. Ya lo sé. Pero también porque creo que sin Historia las cosas no se explican. O no se explican bien. Y porque, si no sabemos historia, solo sabemos lo que dice el gobierno. Y los periódicos, la radio, la televisión del régimen. Es decir, lo que nos dicen todos los días a todas horas, los papeleros y voceros del poder. Entre ellas, que ETA es el mal absoluto y que no tiene perdón.
Los gobiernos y los medios de comunicación, con sus falsas apariencias y su no menos falsas diferencias, encaminadas todas a sostener y apuntalar el mismo sistema que les nutre. Son quienes determinan cuando empieza o acaba la Historia. Según lo que ese día les ha dicho que digan el director de la cadena. Que es el que les paga la merced, a fin de mes. Y para ellos la Historia de la violencia empieza con Txabi, hace 50 años. Es todo lo que necesitan saber para atacar a ETA. Incluso después de muerta. Y todo lo que necesita saber «el pueblo». Aparte de la fecha de las próximas elecciones.
Hace unos años, un histórico patriota vasco (I.G.) fallecido recientemente, fue condenado por la Inquisición española del 78, después de declarar a un periodista italiano, «que los vascos (ETA incluida) no tenían que pedir perdón a nadie. Que les tenían que pedir perdón a ellos». Evidentemente tenía razón, porque un pueblo ocupado, oprimido, impedido… no tiene que pedir perdón por defenderse. Nadie le dice a España que pida, o tenga que pedir, perdón por la Guerra de la Independencia, contra la ocupación napoleónica. Se lo piden, por otras guerras e invasiones propias. Pero es igual, el imperio de la ley o sea, la ley del imperio, tiene todo a su favor. Empezando por los medios de desinformación. Y las leyes de la carrera de San Jerónimo aprobadas entre los vivas de los palmeros. España no va a pedir nunca perdón por su Historia… ¿Nosotros, por qué?
ETA, en cambio, si que ha pedido perdón. Y en su petición ha introducido algunos aspectos interesantes y otros más dudosos o discutibles. Uno de ellos es el concepto de reconocimiento de la «responsabilidad directa». Dejando, quiero suponer, el reconocimiento de la responsabilidad indirecta para los culpables originarios de la violencia. Para el primero que pegó. Provocando la defensa propia del agredido. Porque dos no se pegan si uno no empieza. La Historia no miente. Y la Historia dice que aquí el que empezó y pegó primero, fue España. Lo hizo, según creen no solo historiadores, sino todos los nacionalistas vascos.
Sin embargo, la cuestión sobre la desaparición de ETA está resuelta desde el año 2011. Lo que ha pasado, o está pasando, desde entonces es un asunto de pura forma. Incluyendo ruedas de prensa, creación de «artesanos por la paz», escenificación del desarme etc. Lo más reciente, la publicación de dos comunicados seguidos. Una declaración y una nota explicativa. Ambos centrados, mayoritariamente, en el reconocimiento de los daños causados. Con una cierta extensión, que no se corresponde con el estilo habitual (histórico) de ETA, en sus reivindicaciones.
Tal vez, entre otras cosas, por eso estas últimas notas, además de los consabidos rechazos, críticas e insultos habituales entre los medios de régimen, y las renovadas exigencias del partido de Sota, para una mayor humillación, han creado algún tipo de confusión. Y críticas, en otros medios de la izquierda abertzale. Algunas de estas constaban en un breve artículo de Ion Iurrenbaso, conocido expreso de ETA, publicado en diversos blogs.
Algo significativo, es que en este debate no se discute la cuestión de fondo del desarme. No lo hace Iurrebaso, ni lo ha hecho (creo) nadie desde 2011. Al menos en público. Todos damos por cierto que ETA ha dejado de ser, desde entonces. No se ha discutido nunca si la «rendición» y la decisión de entregar las armas y desaparecer, es criticable, necesaria, oportuna, conveniente o no. Se supone que esto habrá tenido un largo debate interno. No exento de polémica. Pero casi todos en público lo han dado por «bueno».
Lo que si hace Iurrebaso, por su parte, es apuntar algunos defectos en los comunicados. Que son bastante significativos. Aunque su no presencia no alteren en última instancia el hecho final: ETA ha dejado de existir en la práctica, desde el año 2011. Este expreso apunta que ETA tendría que haber pedido perdón, también o en primer lugar, por «marcharse» sin cumplir su objetivo histórico: la independencia y el socialismo. Iurre dice, o quiere decir, que ya que se pide perdón a unas víctimas… Habría otras hipotéticas víctimas, en este caso el pueblo trabajador vasco, que sufrirían más con esta salida, que con su permanencia hasta la consecución de los objetivos fundacionales.
Por otro lado, el comunicado de ETA dice también que «hace mucho tiempo» este conflicto tendría que haberse solucionado. Y añade acertadamente «que el sufrimiento imperaba antes de que naciera ETA». O que, la violencia en nuestro caso es una violencia heredada. Así que, como decían Argala y Monzón, es una violencia no querida. Pero, al parecer, irremediable. ETA también amplia esta posición con un «ojalá nada de eso hubiese ocurrido, ojalá la libertad y la paz hubiesen echado raíces en Euskalherria hace mucho tiempo».
Lo que no deja de ser un modo idealista de expresar una convivencia imposible. Porque mientras el conflicto de la ocupación y la negación de la nación vasca siga… El problema no desaparece. Aunque lo haga ETA. O dicho de otra forma, desaparece su problema. El de las potenciales víctimas y objetivos de una organización armada. Pero no el problema político y social, de los vascos que se sienten ocupados, impedidos, oprimidos, dependientes… Obligados a ser lo que no quieren ser. Porque siguen las condiciones de anulación política y nacional, impuestas por España, desde el siglo XIX. Agravadas con el franquismo y disimuladas intencionada, maliciosa e inútilmente con la autonomía actual.
En este punto, Iurrebaso también se muestra en desacuerdo. Ya que entiende que este «no tenía que haber sucedido nunca», representa una autodescalificación histórica. «Un rechazo, dice, a su pasado». Un pedir perdón, no solo por los daños, sino por la existencia misma de la organización.
De todos modos, aunque me parece que hay una cierta sobreactuación literal en la petición de perdón, yo no estaría tan seguro de que esta frase pueda interpretarse de este modo negativo. No del todo. Si así fuera, es muy grave. Sin embargo, lo que creo es que ETA podía estar diciendo, precisamente lo contrario. Tal vez no esté bien explicado (o bien traducido, en la versión española), pero creo más bien que el comunicado se refiere a lo que siempre hemos sostenido. Que si no hubiera habido condiciones antidemocráticas, antivascas, antinacionales y antisociales tan opresoras, en Euskadi, ETA no «hubiera sucedido nunca».
Es cierto, que puede resultar un párrafo equívoco, para algunos, pero también se puede leer entendiendo que no tenían que haber existido unas condiciones nacionales insoportables, para los vascos. O, incluso, desde otro lado, que si los gobiernos españoles hubieran aceptado, al menos, discutir las ofertas y las alternativas KAS, el ciclo de la lucha armada pudiera haberse cerrado en la Transición. En la época de Argala. Fue la soberbia política del PSOE (González-Guerra) y el colaboracionismo de los sotistas autonomistas, lo que agudizó la fase armada del conflicto. Dejándolo todo a la victoria militar del Estado. Es decir, a la derrota militar de ETA. Algo que por cierto, por mucha fantasmada y músculo que exhiban los del PP, no ha sucedido.
ETA dice «que nadie puede cambiar el pasado», cuando nadie más que ella ha sufrido y sigue sufriendo la manipulación del pasado y de la Historia. Como una mercancía en compra-venta. Pero, sin duda, su expresión se puede referir más a que no se puede revertir el daño causado. Especialmente en el plano de las personas o sus familias. No obstante, como hemos dicho, es baldío e inútil, como también hace el comunicado, pretender que esto se convierta en un reconocimiento mutuo de «daños causados». España, el imperio, no puede reconocerse en sus daños. Sería tanto como aceptar la raíz y el origen de su malformación nacional.
Por otra parte, como estamos viendo, oyendo y leyendo. Siempre es superfluo, e históricamente injusto, dar la razón a los agresores de cualquier tipo. A los que pegan primero. En el caso de España, y su construcción imperial hay un principio: siempre tiene razón y, cuando no la tiene… bombardea. Es lo que está pasando, con la intención conciliadora, sin duda repleta de buenas intenciones, de ETA. Que ya se está encontrando con los carroñeros de radio, prensa y televisión. Los que no quieren la paz, sino la victoria. El arrodillarse de los vencidos. Entre insultos y vejaciones. Y el reconocimiento de su imperio. Que no solo es providencial, sino intocable. Y lleno de virtudes democráticas. Todas la reacciones de las vanguardias mediáticas, se agrupan ya bajo las «banderas victoriosas al son alegre de la paz». Y luego dicen que el himno de España no tiene letra.
ETA pide también apagar definitivamente las llamas de Gernika. Pero sabe mejor que nadie, que eso también es inútil. Decírselo a alguien que no solo ha confiscado el cuadro símbolo de Picasso, sino que lo ha colocado con agravio y alevosía en un museo con nombre de Reina. También sabe que solo Alemania ha pedido perdón por Gernika. España no. España no puede pedir perdón por su labor justiciera en la Contrahistoria. Dejaría de ser lo que es. Lo que ha sido desde los Reyes Católicos, hasta el victorioso ejército del 18 de julio. Que sirvió ara vertebrar la nación. Y cuyos sucesores directos, todavía hoy tienen el encargo de impedir la disolución de la Una, grande y libre.
También dice que dando una solución «democrática» al conflicto se podrá construir la paz y lograr la libertad. Pero cómo, un país de chanchullos, desvergüenza y corrupción política, va a saber el significado de una palabra y concepto tan difícil tan difícil de practicar, como «democracia». Cómo un capitalismo, hoy crecido con la crisis, va a permitir una solución democrática a ningún conflicto. Cómo se puede convertir en democracia la dictadura constitucional del 78?
Otro de los párrafos de la crítica de Iurrebaso alude a la intención de ETA prometiendo que no se repetirá lo ocurrido. Evidentemente, en este punto ETA habla en su nombre y no en el de los demás. Tampoco puede saber qué pasará en el futuro, si se siguen manteniendo las circunstancias negativas que rodearon su aparición histórica. Aunque Iurrebaso crea que esta afirmación puede ser una hipoteca para el futura de la resistencia vasca.
Por último: Si ETA hubiera dejado de actuar totalmente, en 2011. Como decía en su comunicado de aquel día. Es decir, si no hubiera hecho nada más. Ni más anuncios. Ni el acto de 2017 en Baiona. O la publicación de estas notas sobre daños… El resultado hubiera sido, en la práctica, el mismo. Nadie, entre los suyos, le hubiera exigido nada más. Una simple comunicación garantizando que lo deja«para siempre». Y se acabó. ¿Por qué entonces todo lo demás? ¿Quién o qué, está detrás de las escenificaciones posteriores?. De las exigencias que parecen perjudicar, más que beneficiar, a las formas de su final. ¿Hay algo que no sabemos? Y que el tiempo y los hechos nos ayudarán a comprender.
El tono general de los comunicados es, para mi gusto político, demasiado condescendiente. A veces roza, con ese pedir perdón por todo, el límite de una cierta dignidad. Se puede pedir perdón, incluso de forma convincente, sin tantas referencias y abundancia de autodisculpas. Con una sola vez, hubiera sido suficiente. No es desde luego, el estilo de ETA. Y más bien parece, o se ve, la mano de algún apuntador interesado. Cuesta creer que ETA haya escrito todo esto, sin más. Aunque es una simple conjetura y no tengo ningún dato ni referencia, para pensar lo contrario.
En todo caso, en lo que podíamos estar de acuerdo es en que esta retirada definitiva de ETA, y su puesta en escena, con la redacción de los comunicados, etc., no parece la decisión de un pequeño grupo dirigente. En una organización que ha tenido frecuentes escisiones en su historia, esta toma de decisiones se habrá hecho, en este tiempo de siete años, contando con la participación y aprobación de todos los militantes. Presos incluidos. Lo que para mí al menos, sería suficiente garantía de autenticidad y de aceptación.
Es cierto que no podemos esperar unanimidad en algo tan complicado y controvertido. Después de tanto tiempo. ETA tampoco esperaría que todos estén/estemos de acuerdo con todo. Pero en cualquier caso es su decisión… Y si lo es. No queda otra que respetarla. Tanto más si conlleva, o puede conllevar algún tipo de ayuda a la lucha de los presos y sus familias por la Amnistía.
Josemari Lorenzo Espinosa
23 de abril de 2018
ETAk gaurkoan, 2018ko apirilak 20, plazaratutako oharra irakurri ondoren, eta geroago bestelako zkinik egiteari utzi gabe, ondorengo hau adierazi beharrean gaude:
Lehenik, badagoela ETAk aintzat hartzen ez duen kontu bat, kontu nagusia dena, hain zuzen. ETA Euskal Herriaren askapen nazional eta soziala erdiesteko izan zen sortua. Horrenbestez, lehenengo eta behin, barkamena eskatu egin beharko lioke Euskal Herriari borroka bertan behera uzteagatik, bere jaiotzako zergatiaren helburuak lortu gabe
Bigarrenik, barkamena eskatu egin beharko liekeela borroka honetan bizia eman duten ehunka militanteri (eta militante ez zirenei), hau da, gizakion gauzarik preziatuena galdu dutenei. Barkamena eskatu egin beharko lieke, Euskal Herriaren askapen osoaren defentsan hilik eta erailik suertatu diren ehunka militanteen senide guzti-guztiei.
Barkamena eskatu egin beharko lieke preso guzti-guztiei, bai eta, deportatu eta iheslariei ere, ezinezkoa dutenak Euskal Herrira itzultzea, berehalako espetxeratzea jasango zutelako. Barkamena eskatu egin beharko luke, batez ere, armategia entregatu eta gero, eta are gordinago, Euskal Herriaren askapen nazional eta sozialari buruzko teoria iraultzailea alde batera utzi eta gero.
Dagoeneko amore eman politika, etika eta estetika mailan (usoak eta guztirekin) eta bagaje osoaren entrega egin duen garaian, are gehiago, ETAk dio halakorik inoiz ez zuela gertatu behar, hau da, Euskal Herriaren eta Euskal Langileen biziraupenaren aldeko borroka politiko eta militarrean emandako 60 urte inguruz ari da.
Baten batzuek galdetzen diogu gure buruari ea egunen batean ikusiko dugun, hainbeste barkamen eta gezurren aurrean, jaio izateaz damu den baten bat, eta hori dena gure etsaiak gustura gera daitezen, era berean, ordenari eta sistemari atxikitako alderdiek, aginte burgesaren edo erreformistaren alderdiek eta Estatuek, den-denak kapitalaren tresnak direla, hutsune bat uzten diote balizko euskal erresistentziari, gure etsaien igerileku mugarrituetan nabigatzen duena pozez eta obediente.
Hartara, ETAk daukana entregatzeaz gain, ez daukana ere entregatu egiten du, alegia, halakorik berriz inoiz ez gertatzeko promesa egiten du, eta modu horretara, baldintzatzen du Euskal Langileen etorkizuneko jardunbidea, bai eta, euren borrokarekin bat datozen dinamikak eta lanabesak ere, eta kontu guztiz larria da.
Modu berean, ETA desagertuko balitz, egoera desberdinean biziko ginatekeela zioten argi eta garbi oraingo Ezker Abertzale Ofizial eta Erreformistako zenbait goi-lagunek. Guzti haiek ongi zekiten orduan eta ongi dakite orain ere, gure etsaien sistema barruan egonik, ezin daitekeela ezer egin ez herri gisa, ez eta, klase gisa ere, eta oso kezkagarria da. ETAk ere, bisten denez, ongi daki hori.
Jon Iurrebaso Atutxa, ETAko preso politiko ohia
2018ko apirilak 20
Después de leer la nota de ETA hecha pública hoy 20 de abril de 2018, y sin perjuicio de omitir otros comentarios más adelante, tenemos que manifestar lo siguiente:
Hay una primera cuestión que ETA pasa por alto y que es la principal. ETA nació para conseguir la liberación nacional y social de Euskal Herria. En tal caso lo primero que debiera haber hecho ETA es pedir perdón a Euskal Herria por abandonar la lucha sin haber conseguido los objetivos por los que nació.
En segundo lugar debiera haber pedido perdón a los centenares de militantes (y no militantes) que en esta lucha han dado lo más preciado que tiene el ser humano, la vida. Debiera haber pedido perdón a todos y cado uno de los allegados de los cientos de militantes muertos y asesinados en defensa de la liberación integral de Euskal Herria.
Debiera haber pedido perdón a todas y cada una las presas/os. De igual manera tendría que haber hecho lo mismo con los deportados y huidas, que no pueden volver a Euskal Herria porque van directamente a la cárcel. Y hubiera tenido que pedir perdón máxime cuando ETA ha entregado su arsenal armado y lo que es aún más terrible, cuando ha entregado tu teoría y práctica revolucionaria acerca de la liberación nacional y social de Euskal Herria.
ETA, en los tiempos en el que ya se ha entregado política, ética y estéticamente (con palomas incluidas), cuando ha entregado todo su bagaje, incluso llega a decir que todo lo acontecido (los casi 60 años de lucha político militar por la supervivencia de Euskal Herria y su Pueblo Trabajador Vasco) jamás debiera haber ocurrido. Esta última frase cuando menos refleja el rechazo a su pasado. Es decir, pide perdón, rechaza su pasado y promete en nombre de las generaciones futuras que nunca volverá a ocurrir.
Y algunos nos preguntamos si cualquier día de estos tendremos que ver, con tanto perdón y mentira, a alguno que se arrepentirá hasta de haber nacido para complacer a nuestros enemigos. Todo ello para que los partidos de orden, los partidos del sistema, los partidos de mandato burgués o reformista, junto con los Estados, todos ellos instrumentos del capital, dejen un hueco a la supuesta Resistencia vasca que acata y navega encantada por las acotadas piscinas de nuestros enemigos.
Y ETA no solo entrega lo que tiene sino hasta lo que no tiene. Es decir, promete que jamás se repetirá lo ocurrido, condicionando de esta manera la actitud que en un futuro tome el Pueblo Trabajador Vasco y las dinámicas e instrumentos de lucha que su quehacer conlleven. Eso es muy grave. Eso condiciona y pretende mutilar a futuras generaciones de luchadores y luchadoras.
Incluso cierta gente de altura de la actual Izquierda Abertzale Oficial y Reformista decía con rotundidad que si ETA desapareciera todo seria diferente. Lo terrible del asunto es que esa gente sabía entonces y sabe ahora que desde dentro del sistema de nuestros enemigos nada se puede hacer ni como pueblo ni como clase. Y ETA también lo sabe, evidentemente.
Jon Iurrebaso, expreso político de ETA
20 de abril de 2018
Es un tópico decir que un libro es necesario, pero en este caso es verdad: hay que leer el nuevo libro de Lorenzo Espinosa titulado ETA. La historia no se rinde, publicado por Boltxe Liburuak, ese colectivo pequeño pero inmenso en su tarea. Son seis las razones fundamentales que explican esa necesidad: una y muy importante, porque rescata del olvido interesado opiniones, acciones, realidades sepultadas por la «normalización». Dos, porque plantea y responde unas dudas centrales para saber por qué cambió de bando la casta político-intelectual. Tres, porque lo hace desde un método crítico que descubre la historia real, la ocultada. Cuatro, porque, como efecto de lo anterior, vemos la profundidad y alcance de la filosofía de la praxis que desarrolló ETA. Cinco, porque a partir de ella redescubrimos el concepto de pueblo trabajador y su táctica de alianzas. Y seis, porque al editarlo Boltxe permite que se generalice un debate urgente sobre el futuro.
El peligro real que representaba para el poder capitalista lo que ya se define como V Biltzar largo, que luego aclararemos, radicaba en que con altibajos y escisiones iba creando un proyecto realmente comunista a pesar de sus lagunas y vacíos. A partir de un momento se llegó a hablar de la creación de un «marxismo nacional vasco», lo que requiere de muchos años, de mucha autocrítica e imaginación asentada en las lecciones de la lucha de clases. Todas las revoluciones victoriosas se han basado en que, mientras avanzaban, iban «nacionalizando», adaptando las lecciones esenciales universalmente válidas de la praxis comunista a los contextos particulares y sobre todo a las coyunturas singulares de y en sus pueblos, muy en especial si eran naciones oprimidas por Estados ocupantes. Todas ellas fueron –serán– luchas revolucionarias de liberación nacional que requirieron años y a la vez necesitaron generar su propia teoría. El V Biltzar se insertaba en esa dinámica objetiva a nivel mundial que no ha desaparecido porque responde a las contradicciones esenciales del modo de producción capitalista.
La formación de un marxismo vasco que se veía como necesidad imperiosa por algunos sectores según veremos más adelante, requería también el desarrollo de una independencia de pensamiento con respecto a la versión nacionalista española del socialismo y del marxismo que dominaba y domina aplastantemente. Las dificultades de las primeras asambleas de ETA para pensar un socialismo vasco indican la penosa travesía del desierto intelectual que debían realizar hasta comienzos de los años sesenta. Además, este proyecto atacaba el corazón material y simbólico de España como marco de acumulación de capital, por lo que era objeto de una implacable persecución debido, muy en síntesis, a cinco razones:
Una, con su lucha plural y activa contra todas las injusticias y opresiones, pero sobre todo a favor de la (re)construcción de la lengua y cultura vasca, y con una fuerte incidencia de la mujer trabajadora, desarrollaba una racionalidad y un potencial heurístico inasimilable por la lógica burguesa. Dos, iba directamente contra la oligarquía vasca que era y es lo mismo que decir contra el capital español. Tres, era la punta de lanza del innegable ascenso de las luchas de liberación nacional de los pueblos oprimidos por el Estado español. Cuatro, representaba la alternativa revolucionaria al reformismo descarado del Partido Comunista de España y encubierto de las izquierdas que terminarían aceptando la Monarquía. Y cinco, en Europa representaba uno de los focos revolucionarios más peligrosos en aquellos años, sino el que más, lo que desnudaba la mentira oficial de la llamada «transición democrática».
En las extremas condiciones de clandestinidad al final de los años cincuenta; con una herencia teórica muy pobre e influenciada por una caótica mezcla de catolicismo social, nacionalismo vasco demo-cristiano de derechas, ilusiones ideológicas nacionalistas pequeño burgués; toscas nociones de estalinismo y más tarde lecturas librescas de maoísmo, trotskismo, consejismo…; con detenciones continuadas, cárcel y exilio que imposibilitaban la necesaria estabilidad organizativa básica para efectivos cursillos de formación, etcétera, en estas duras condiciones que duraron como mínimo hasta mediados de los años setenta y a pesar de todo ello se sentaron las bases para que la izquierda abertzale desarrollara una impresionante fuerza de masas trabajadoras que también tenían su reflejo en las instituciones burguesas.
Había que acabar con esta fuerza política que desarrollaba un potencial emancipador que podría llegar a ser mortal para el Estado español. Descubrir y explicar cómo se desarrolló la parte esencial de este combate no tiene solo un interés histórico abstracto, intelectualista, sino sobre todo un interés práctico, concreto, militante: la historia como arma de emancipación, como uno de los recursos teórico-políticos más efectivos para vencer la violencia epistémica, definida así por Carlos Tupac:
Por violencia epistémica hemos de entender el conjunto de mecanismos que permiten al poder crear una masa dócil, obediente y pasiva que además de cumplir mecánicamente lo que está mandado, también interprete su realidad según una epísteme que en realidad no la cuestiona sino que la legitima, y viene a decir los mismo que la «teoría del conocimiento» de Pross, elaborada bajo la presión de la violencia simbólica y física, y que la tesis del «dinero lingüístico» de F. Rossi-Landi que consiste en el lenguaje elaborado bajo la presión de la clase propietaria del dinero, de las fuerzas productivas. Las tres insisten en el peso determinante de las violencias en el desarrollo del conocimiento humano, aunque la de F. Rossi-Landi da más en el clavo, a nuestro entender. Tanto Pross como F. Rossi-Landi tienen razón si entendemos la «teoría del conocimiento» y el «dinero lingüístico» en su sentido restrictivito y muy concreto en su alcance histórico, es decir, dentro del marco de un modo de producción o dentro de la economía mercantil desde sus orígenes hace muy pocos miles de años Carlos Tupac: Terrorismo y civilización, Boltxe Liburuak, Bilbo 2017, pp. 638-639..
Lorenzo Espinosa nos muestra cómo el arma de la historia vence a la violencia epistémica, y nos abre un universo de reflexiones críticas al más puro estilo del potenciar heurístico del pensamiento emancipado, insumiso, creativo.
La primera razón es la más inmediata: sufrimos los golpes de la estrategia de la amnesia de masas, de la lobotomía de la conciencia nacional de clase de nuestro pueblo. Si exceptuamos muy contados títulos que rememoran las experiencias del pasado desde una visión revolucionaria, el grueso de las publicaciones están realizadas bien de manera descarada por los «intelectuales orgánicos» del sistema dominante que Lorenzo destripa con agudeza, que fabrican una «historia por encargo» a sueldo del nacionalismo español, como es el caso del Instituto Valentín Foronda, por citar uno entre tantos; o bien, y en bastante menor escala pero con efectos cualitativamente más destructivos, por el reformismo que necesita arrinconar la historia en un txokito polvoriento de la memoria popular, limitándose a publicar de vez en cuando artículos sueltos previamente vaciados de cualquier contenido que pueda abrir un debate sobre los grandes logros de sesenta años de lucha.
En este primer sentido, el libro pone a disposición de lectoras y lectores un abanico de textos que no solo reverdecen la memoria sino que, decisivamente, son hoy inaccesibles a la juventud trabajadora que busca puntos de comparación, de referencia y de guía. Solamente esta primera razón serviría por sí misma para editar y leer el libro.
Además, desde el inicio de su investigación Lorenzo Espinosa avanza un paso de gigante en uno de los debates eternos sobre la veracidad de la Historia como disciplina de emancipación humana: hablamos de la dialéctica entre la objetividad y la subjetividad. Lorenzo plantea sinceramente el llamado «problema de la subjetividad», asumiendo con franqueza que «no queda otro remedio que reconocerse en la subjetividad». Víctor Serge defendió lo mismo con estas palabras en Prólogo de una de las mejoras obras de historia de todos los tiempos publicada en enero de 1930:
La pretendida imparcialidad de los historiadores no pasa de ser una leyenda, destinada a consolidar ciertas convicciones útiles. Bastarían para destruir esta leyenda, si ello fuese necesario, las obras que se han publicado acerca de la gran guerra. El historiador pertenece siempre «a su tiempo», es decir, a su clase social, a su país, a su medio político. Solo la no disimulada parcialidad del historiador proletario es hoy compatible con la mayor preocupación por la verdad. Porque únicamente la clase obrera obtendría toda serie de ventajas, en toda clase de circunstancias, del conocimiento de la verdad. No tiene nada que ocultar, en la historia por lo menos. Las mentiras sociales siempre han servido, y sirven todavía, para engañarla. Ella las refuta para vencer y vence refutándolas. No han faltado, sin duda, algunos historiadores proletarios que han acomodado la historia a ciertas preocupaciones de actualidad política. Al hacerlo se han plegado a tradiciones que no son las suyas y han sacrificado los intereses superiores y permanentes de su clase a ciertos intereses parciales y pasajeros Victor Serge: El año I de la revolución rusa, Siglo XXI, Madrid 1972, p. 1..
Si respetando el método que estructura el párrafo y adecuamos alguno de sus términos a nuestro presente, por ejemplo si hablásemos de proletariado vasco, de historiadores oficiales que fueron exmilitantes, etcétera, apreciamos su actualidad en la primera lectura, lo que nos preparará para comprender casi al instante la profundidad de la obra que recomendamos.
La segunda causa serviría también por sí misma, sin el apoyo de las restantes, para justificar su lectura. Nadie mejor que el autor puede explicárnoslo. Lorenzo Espinosa hace estas preguntas:
¿Por qué se han vuelto contra ETA, los arrepentidos, reciclados y conversos que tanto la admiraban y actuaban, o escribían, en su favor? Y también, ¿por qué una «banda terrorista de asesinos» se ha mantenido tanto tiempo. Y durante cincuenta años ha tenido en vilo a todo un Estado, sus gobiernos, sus FOP y sus instrumentos represivos más modernos? Y sobre todo, ¿por qué, en ese tiempo, ha tenido tanta atención y dedicación por parte de historiadores, políticos, sociólogos, periodistas y analistas de todo tipo? ¿Por qué se han escrito sobre ETA tantos libros, artículos, comentarios, editoriales…? Repitiendo prácticamente los mismos argumentos, los mismos ataques. ¿Por qué se han empleado tantos medios públicos y privados, se han financiado y editado tantas investigaciones, se ha subvencionado a tantos «cerebros» en venta? […] ¿Por qué todo esto? […] Si solo era un problema de orden público, que tenía que ser resuelto por la policía.
Lorenzo Espinosa va desgranando una a una estas y otras preguntas. Está claro que en muy pocos casos se trata de la involución ideológica hacia el reformismo y el colaboracionismo de algún o algunos exmilitantes heroicos en su tiempo que han terminado siendo martillo de herejes, conversos fanáticos en la defensa del orden al que combatieron en su juventud; pero son los menos si los comparamos con la masa de «revolucionarios», «progresistas» y «demócratas de toda la vida» que se pasaron con armas y bagajes al bando del capital.
El autor hace bien en dedicar un capítulo entero –«La Santa Alianza»– a la práctica proestatal y antiabertzale del PNV, práctica decisiva en la lucha contra ETA que se libraba en los entresijos de la política de pactos más o menos silenciosos con las fuerzas estatalistas, sin los cuales no se entiende el portazo del PNV en las reuniones de Txiberta de primavera de 1977, hasta que se hizo manifiestamente pública en la manifestación «por la paz» de octubre de 1978 en Bilbo, o «manifestación de la paloma». Todas las fuerzas del Estado se volcaron en aquel momento que enseñó el antagonismo entre la independencia socialista y el autonomismo burgués.
Ambas fuerzas convocaron sendas manifestaciones en Bilbo; la primera fue masacrada por la represión policial española y la segunda gozó de los parabienes y aplausos de la «paz democrática». Hay que señalar que fue la primera vez en la que manifiestamente la violencia estatal intentaba ocultarse bajo una paz abstracta simbolizada por una paloma: había irrumpido uno de los pilares de la guerra de contrainsurgencia que el imperialismo enseñaba rápidamente al Estado español y al PNV. La «paz» en abstracto era absolutizada al máximo y glorificada como la única meta posible enfrentada inicialmente al accionar de ETA pero gradualmente opuesta a todas y cada una de las formas de resistencia justa de la clase trabajadora, de las mujeres, de los sectores populares… La «paz» hueca, reaccionaria por eso mismo, ocultaba la tortura, la crisis galopante, la guerra cultural, el terrorismo machista, la introducción de la droga ilegal como arma de exterminio psicofísico… y anunciaba lo que sería el plan ZEN, al que volveremos.
Si el PNV cerró la puerta de Txiberta sí abrió de par en par el portalón y los ventanucos del soborno, la cooptación e integración en el autonomismo de personas que habían colaborado o militado en ETA. El dinero, los sillones y un minúsculo pero efectivo poder, o sea, la compra de la fidelidad al amo, fue uno de los métodos más decisivos para integrar en el nuevo sistema de dominación que se estaba formando a exmilitantes que habían combatido al viejo incluso arriesgando su vida. El proceso estaba reforzado por una propaganda ideológica según la cual no existían apenas contradicciones entre el ideal peneuvista de una Euzkadi abstractamente democrática e independiente y el ideal utópico de los exmilitantes abertzales: incluso el socialismo de estos podía transformarse sin remordimientos en lo que se llama «justicia social» avanzada. Todo bien aderezado por un nacionalismo folclórico que intentaba disimular su peste burguesa, que buscaba legitimarse con una versión mentirosa de la «heroicidad» de la dirección del PNV en la invasión fascista internacional de 1936-1937, silenciando la traición de Santoña y otras muchas verdades.
Pero en Euskal Herria el PNV no fue la única fuerza atractora de exmilitantes. Dejando de lado muy reducidos grupúsculos, otra fuerza política fundamental fue el PSOE y a mucha distancia y algo más tarde, el PartidComunista de España que también terminó siendo engullido en buena medida por los sobornos del PSOE. De la misma forma en la que el PNV contaba con el apoyo político y económico de la democracia cristiana europea para crear su burocracia, también el PSOE tuvo el de la Internacional Socialista y ambos el de los servicios secretos del imperialismo. De este modo, el PSOE, que prácticamente no era nada en la lucha antifranquista, pudo ofrecer un mensaje político avalado por la fama de la socialdemocracia y su keynesianismo de los Treinta Gloriosos en un contexto de dura crisis socioeconómica, y también ofreció puestos, sillones, sueldos y fotos en la prensa y minutos en televisión. De igual manera, creó su propia mitología antifranquista en 1936-1939 y de resistencia posterior, pero silenciando su nacionalismo español, su interclasismo reformista y su anticomunismo furibundo. El Congreso de Suresnes de 1974, diseñado por los servicios del imperialismo, sancionó oficialmente para el nuevo contexto la práctica capitalista y españolista del PSOE de siempre.
El Partido Comunista de España fue el peaje necesario para retroceder de la izquierda abertzale al centro-derecha nacionalista español del PSOE. De las tres fuerzas políticas, el PCE era con mucho la que más había luchado contra la dictadura, la más combativa; eso le granjeó en la llamada «transición» una legitimidad que atrajo a militantes abertzales que creían que el esfuerzo eurocomunista de adecuación a la realidad del dogmatismo heredado de la URSS serviría para avanzar de algún modo al socialismo en un marco de autonomía desarrollada con un contenido social más fuerte y dentro de una República española federal. Pero de la fe y la creencia a la realidad siempre hay un abismo.
En el Estado español y en las naciones oprimidas sucedió otro tanto. En un principio, hasta comienzos de 1977 aproximadamente con la Matanza de Atocha, amplios sectores seguían pensando en la posibilidad de un proceso revolucionario que hiciera fracasar los intentos de reforma monárquica abriendo una vía al socialismo. La Matanza de Atocha de enero de 1977 en la que el fascismo asesinó a cinco abogados fue uno de los puntos críticos en los que la orden de desmovilización, pasividad y aceptación de la ley dada por el PCE y secundada por la inmensa mayoría del centro-izquierda español, quebró la conciencia de lucha de la izquierda estatal. En abril de 1977 el PCE legalizado aceptaba la monarquía y su esencia antidemocrática, y en octubre de ese año firmó los reaccionarios Pactos de la Moncloa con los que entregaba al capitalismo a la clase trabajadora, atada, amordazada y desunida. A la vez destrozaba el sindicalismo combativo, purgaba su militancia crítica, criminalizaba a la izquierda revolucionaria y en especial a ETA. Luego, con el fervor del converso, fue pieza clave en la victoria del SÍ en el referéndum de la Constitución Monárquica de 1978, rechazada en la parte de Euskal Herria bajo dominación del nacionalismo estatal fortalecido por ese Partido Comunista de España.
Pero estas y otras razones deben ser investigadas más a fondo porque, siendo ciertas, solo reflejan la superficie del problema, la forma externa del poder del capital para imponerse y salir airoso en condiciones muy peligrosas para él. Veamos: el terror material y moral, objetivo y subjetivo, introyectado en la más profunda irracionalidad de las clases y naciones explotadas, de las mujeres trabajadoras, por las masacres fascistas y la alienación religiosa, fue debilitándose desde la segunda mitad de los años sesenta. Sectores burgueses eran conscientes de ello y proponían tímidas reformas para modernizar la vetustez del régimen, pero fueron desplazados por la fracción más salvaje del franquismo precisamente cuando los reformismos varios habían empezado ya a claudicar en las negociones secretas a diversas bandas.
Como hemos dicho arriba, una fecha clave en este proceso es, además de otras, la orden de mansedumbre ante la ley dada por el PCE en la Matanza de Atocha en enero de 1977 y que rompía el proceso ascendente de autoconfianza obrera y popular reforzado desde diciembre de 1973 con la «voladura» de Carrero Blanco por ETA. Ya antes de la muerte en la cama del dictador Franco, se generalizaba la impunidad del terror fascista contra los reformismos y las izquierdas, dentro de una estrategia adaptativa de la pedagogía del miedo a las necesidades del capital para asegurar su poder tras la inminente muerte en la cama del dictador Franco. De este modo, las nuevas tácticas de la pedagogía del miedo, la amenaza golpista –el «ruido de sables»–, las presiones del imperialismo y de la política exterior de la URSS, etc., más toda serie de promesas imposibles pero creíbles en base al principio teológico cristiano de credo quia absurdum, explican en parte la derrota de las esperanzas humanas y más tarde, ya con el PSOE en el gobierno español, la caída de miles de exmilitantes del Estado en el abismo insoldable del «desencanto».
Durante un tiempo, entre 1975-1982, parecieron ser plausibles las promesas de profundas reformas futuras si se aceptaban los duros efectos sociales de los Pactos de la Moncloa, la Monarquía, la recentralización estatalista impuesta con la LOAPA a raíz del Tejerazo de 1981, las leyes represivas, la victoria electoral del PSOE en 1982, etc. Especial eficacia destructiva tuvo el montaje del llamado Estado de las Autonomías desde 1979: miles de nuevos puestos de trabajo funcionarial fueron creados y ocupados mayoritariamente por miles de familiares y miembros de los nuevos partidos políticos, muchos de ellos exmilitantes que se acomodaron en la nueva burocracia muy bien pagada con la excusa de resolver el «problema territorial español». La lacra estructural de la corrupción histórica que mina al capitalismo estatal desde su mismo origen, se vio multiplicada exponencialmente cuando ese funcionariado autonomista, los nuevos alcaldes y concejales, las nuevas empresas públicas, empezaron a meter la mano en las propiedades públicas, en los terrenos no urbanizables, etc. Muy significativamente la cada vez más reducida militancia revolucionaria pasó a denominar como «marxistas-ladrillistas» a sus antiguos camaradas marxistas-leninistas ahora corrompidos por la burbuja del ladrillo, del cemento y del turismo.
La efectividad alienante del credo quia absurdum, creo porque es absurdo, se vio en el referéndum de Autonomía vascongado en octubre de 1979: fueron aplicados los más modernos sistemas de manipulación contrainsurgente desarrollados hasta ese momento por el imperialismo para destruir toda evidencia racional, contra todo análisis lógico de las contradicciones sociales y contra toda síntesis incuestionable de esos análisis, que demostraban la falsedad del autonomismo. Por todos los medios se prometía que votando SÍ al Estatuto impuesto por la Monarquía se resolverían en poco tiempo la totalidad de los problemas históricos y presentes del tercio vascongado: desde la amnistía y la tortura, hasta la explotación social pasando por el analfabetismo funcional, la persecución de la lengua vasca y la violencia patriarcal: y triunfó el SÍ en donde solo once meses antes había triunfado el NO a la Monarquía española.
Además de las razones ya expuestas que explican la relativa facilidad con la que se recompuso el orden, se realizó la «transición» y la casta político-intelectual giró ciento ochenta grados hacia la derecha, hay otras de entre las que debemos destacar el mito de la democracia como valor absoluto y la naturaleza de clase de la casta político-intelectual antifranquista. El fetiche de la democracia decía que la legalidad parlamentaria era el único trampolín imprescindible para avanzar al socialismo de manera automática. Los clásicos marxistas ya habían advertido, de forma impecable, al menos desde 1845 y sobre todo en 1848-1850, que la burguesía democrática tácticamente aliada del proletariado se volverá con sus armas contra este para destruirlo como clase con conciencia política tan pronto como haya conquistado el poder, traicionando a su anterior aliado, la clase obrera, a la que odia y a la que quiere volver a esclavizar con nuevas cadenas para exprimirla a tope.
En la estrategia revolucionaria el uso táctico y puntual según las coyunturas del parlamento burgués tenía y tiene como objetivo acelerar las condiciones para acabar con ese fetiche parlamentarista, jamás para reformarlo. Mientras que en los clásicos marxistas la democracia era vista como una peligrosa arma burguesa que el movimiento revolucionario podía utilizar tal vez y según sus necesidades transitorias contra el capital, empleándola con muchas precauciones y siempre bajo la dirección de la estrategia revolucionaria y de la prioritaria lucha de clases ofensiva en la calle, por el lado contrario, en el reformista se mitificaba la democracia abstracta y una visión interclasista del Estado que creía que este instrumento básico del capital era como un guante sucio al que bastaba con dar la vuelta al revés para usarlo de manera limpia.
Esta creencia ya presente en el socialismo utópico, reforzada por el lasalleanismo y demás corrientes reformistas posteriores se basaba en una visión mecanicista y gradualista de la historia. Elementos sustanciales de tal visión se mantuvieron activos en la inicial socialdemocracia rusa, luego escindida en mencheviques y bolcheviques. La primera corriente no abandonó nunca esa concepción etapista y, en la segunda, la bolchevique, fue muy fuerte en la mayor parte de su dirección pero no en la pequeña corriente leninista desde abril de 1917 ni en el grupito alrededor de Trotsky. Tras avatares que no se pueden explicar ahora pero que tienen mucho que ver con la burocratización del partido, el etapismo mecanicista se impuso irreversiblemente como dogma en la década de los años treinta, adquirió aura de verdad revelada en el XX Congreso del PCUS de 1956 y se rejuvenecería con la adoración fetichista de la democracia por el eurocomunismo dos décadas después.
Solo una muy reducida izquierda revolucionaria estatal rechazaba coherentemente el fetichismo democraticista, oponiéndose frontalmente a la maniobra de travestir el franquismo en Monarquía. Era proporcionalmente muy pequeña y su influencia social limitada. Además, el método del palo y la zanahoria, del miedo y de las promesas, presentaba a la democracia y a Europa como la tabla de salvación definitiva. Durante los años de plomo del franquismo, Europa y la democracia eran los horizontes de futuro. La oleada de luchas de finales de los años sesenta –el Mayo del 68– reforzó este mito incluso en las izquierdas: los asaltos a las embajadas españolas y las grandes manifestaciones de protesta contra el consejo de guerra de Burgos en diciembre de 1970 parecieron demostrar que, en efecto, la democracia abstracta era la única alternativa. Conforme aumentaba la crueldad represiva del franquismo agónico, se reforzaba el fetiche de la democracia vacía de contenido. Semejante interacción de dinámicas explica que el neofranquismo disfrazado de centro-democrático triunfase en las primeras elecciones «democráticas» en junio de 1977, que poco a poco el PSOE fuera atrayendo votos hasta ganar cinco años después, en 1982, y que, por fin, esa «democracia» venciera en el referéndum de 1986 sobre la entrada en la OTAN, siendo rechazado en Hego Euskal Herria.
Pues bien, la involución desde el progresismo hasta la sumisión colaboracionista de la casta intelectual y de sectores ex militantes fue una de las fuerzas fundamentales de la estabilización del poder del capital, del nacionalismo español y de la subsunción de España como Estado dependiente en la Europa que empezaba a formarse. La involución de la casta político-intelectual fue a la vez efecto y causa de la «salvación de España». La mayoría inmensa de sus miembros eran de origen burgués cuando no elitista, su pensamiento fue moldeado inicialmente por la dictadura del nacional-catolicismo español, y aunque luego algunos leyeron obras de izquierda su estructura mental ya estaba marcada por los ejes de la ideología progresista entonces dominante: la superioridad del trabajo intelectual masculino sobre el trabajo manual en general y femenino en concreto, el fetichismo de la democracia y del Estado neutral, la academia como foco de progreso, el neokantismo, el esnobismo impactante, el nacionalismo español… y la aceptación de la mentira del salario justo que facilita que el intelectual pueda «crear pensamiento».
La ideología de la casta político-intelectual española en estos años se entregó sin resistencias a las modas que fabricaba la novedosa industria cultural parisina desde finales de los años sesenta desde el llamada «sociedad postindustrial» y la «muerte del proletariado» hasta todas las extravagancias post que renovaban los escaparates y el mercado ideológico de consumo de usar y tirar. Se estaba hundiendo rápidamente la sociedad burguesa de la segunda posguerra, la burocracia de la URSS ya no atraía a la clase trabajadora y menos a su juventud, los partidos comunistas oficiales ya no podían responder a los «nuevos filósofos» ni siquiera con las elucubraciones althusserianas, las luchas antiimperialistas y las luchas amadas dentro del imperialismo suponían un reto inasumible para la cómoda vida intelectual, la izquierda joven trotskista, maoísta, luxemburguista, autónoma… había nacido en la efervescencia universitaria y nunca logró un anclase raizal en la clase trabajadora ni en los sindicatos.
Conforme en 1973 el golpe fascista de Pinochet en Chile anunció lo que sería el neoliberalismo, en 1973 la crisis del petróleo agudizó la crisis de rentabilidad de finales de los años sesenta, en 1975 España propuso a Estados Unidos invadir Portugal, en ese 1975 la alianza entre socialdemócratas y liberales en Alemania Federal impuso el monetarismo que era la forma suave de llamar al neoliberalismo, cuando se desbaratan intentos golpistas en la Italia de aquellos años, según se aceleraban estas y otras contradicciones, la casta político-intelectual adaptaba su ideología a las necesidades de sus bolsillos. El agotamiento del franquismo se precipitó en pocos meses: del triunfo del neofranquismo en 1977 y lo apurado de su victoria en 1979 al Tejerazo de 1981 en medio de la debacle del Partido Comunista de España, ya amortizado por el capital. En 1982 el PSOE fue llevado al gobierno del Estado y se generalizó el desencanto entre lo que quedaba de militancia, pero la casta intelectual hizo gala de su agilidad camaleónica y buscó la rentable sombra del PSOE y de la industria cultural que ya irrumpía como sostén de la «democracia».
La izquierda abertzale en general y ETA en particular eran ya para entonces el símbolo a batir, sobre todo después de las elecciones europeas de 1987. Eran lo que en términos de la dialéctica materialista se denomina como el potencial emancipador inserto en la unidad y lucha de contrarios porque, a pesar de estar sometidas al plan Zen, a las leyes antiterroristas, a la tortura y a una ratio policíaco-militar por habitante de las más altas del mundo, de la desertización industrial para romper la unidad de clase del pueblo trabajador, a pesar de todo era el enemigo a destruir. La intelectualidad española progresista se lanzó a la faena.
Lorenzo Espinosa profundiza aún más que lo que nosotros lo hemos hecho aquí arriba sobre las causas del giro de la intelectualidad, y no duda en explicar los límites de una determinada manera de ejercer la sociología y otras disciplinas de las llamadas ciencias sociales:
El problema que tienen, o tenemos, con los sociólogos y politólogos es que, en general no desconocen pero si ignoran o marginan la Historia, a su conveniencia. No es su materia. Y no tienen ningún compromiso profesional con ella. Por lo tanto, apenas les sirve como marco de referencia, en el corto plazo. Son relatores sincrónicos de unos hechos sobrevenidos, que en realidad proceden de los siglos anteriores. Cuando ni siquiera existía su especialidad. Su objetivo primario, por lo mismo, no es precisamente el estudio del origen y evolución de las cosas. Lo son, en cambio, otros factores de coyuntura. Como pueden ser las opiniones, las urnas, las encuestas, las entrevistas, los perfiles sociales, las estadísticas, etc.
Los politólogos y los sociólogos, estudian el comportamiento, la opinión y la actitud política de lo que tienen a la vista. Miran al vacío, cuando se trata de averiguar el por qué histórico de un determinado tipo de opinión o actitud pública. Su manipulación, intoxicación y lo que tiene de propaganda mediática del poder. Y eso, es precisamente lo que desvela, o puede desvelar, la Historia. Lo que desenmascara el conocimiento de los hechos pasados, frente al cortoplacismo sociológico de coyuntura.
Por tanto, una de las características comunes, en este tipo de estudios es que se resienten del escaso horizonte de sus fuentes y documentos. Trabajan con votos, encuestas, perfiles, entrevistas, análisis de conducta, opiniones, etc. Cuyo perfil fundamental es la proximidad. Y se convierten en investigadores del corto plazo, de la inmediatez. Lo que, por otro lado, les hace colaboradores objetivos de la ideología dominante y altavoces de la opinión publicada. Convirtiéndose en reflejo, en exclusiva, de la subjetividad manipulada de ciudadanos, generalmente seguidores del discurso oficial. Inoculado por la educación y los mass media.
Un defecto vulgar en estos autores, en el caso de los conflictos vasco o catalán, es considerar y aceptar como punto de partida, por lo general sin ningún tipo de crítica o duda, que las reformas acordadas en la Transición no fueron impuestas, sino aceptadas «democráticamente» en las urnas.
La crítica de Lorenzo Espinosa que hemos reproducido afecta a la función y al contenido del saber académico como instrumento del poder: la lucha teórica en el sentido fuerte de la palabra contra la izquierda abertzale. Por sentido fuerte entendemos la esencia política de la teoría, y más en un contexto de opresión nacional. El libro que recomendamos demuestra página a página la naturaleza política de la teoría social, la imposibilidad de que exista una teoría social, la que fuere, que no tenga un sentido político. Pero los párrafos que acabamos de transcribir profundizan más en fábrica de ideología dominante que es la universidad, excepción hecha de muy pocas personas que trabajan en ella.
No hay política de dominación más efectiva que la de producir una «teoría» que no necesite de la historia para validarse. Sin permanente contraste con el veredicto de la práctica sostenida en el tiempo, es decir, con la crítica que hace la historia, cualquier conjunto de afirmaciones puede aparentar ser una teoría avalada por la realidad. El autor recurre a Prólogo de J. P. Sartre en el libro el Consejo de Guerra de Burgos para demostrar positivamente que el conocimiento de la historia es imprescindible para elaborar cualquier teoría social factible de ser llevada a la práctica y criticada por esta. Centrándose ya en la historia, casi al final de su libro sostiene que para entender el presente vasco y no solo el de ETA, un historiador que se precie ha de empezar su investigación desde el siglo XIX «como mínimo». Indica además que también hay que estudiar la violencia «entre los vascos», y más en general «la historia misma del nacionalismo».
Con esta contundente exigencia, Lorenzo Espinosa se sitúa con razón en el grupo de quienes pensamos que para entender la historia y las luchas de los pueblos debemos estudiar antes que nada las prácticas sociales, las movilizaciones, los conflictos y las guerras. Pierre Vilar lo dijo así:
El análisis fenomenológico del «extranjero», el psicoanálisis del «patriota», tal vez no son inútiles para quien desea interrogar los textos, pero no pueden explicarnos por qué, en tal fecha o en tal lugar, la consciencia de grupo se desvanece o se exalta, se contenta con signos vagos de comunidad o exige por el contrario su soberanía, su afirmación política, a veces con las armas en la mano. La capacidad de acción colectiva es, para el historiador, el mejor «test», el mejor «sociodrama». Y su exigencia cronológica, la historia alcanza mejor que la sociología los criterios de origen, de formación Pierre Vilar: «Historia y sociología ante el fenómeno “nación”», El hecho catalán. El hecho portugués, Argitaletxea Hiru, Hondarribia, 1999, pp. 36-37..
Es decir, ha de tenerse en cuenta la historia larga, los siglos que han marcado el presente, o si se quiere las continuidades espacial, social e histórico-temporal. En palabras de J. Chesneaux, la existencia o no de la «interioridad nacional en la historia» que se plasma en la «continuidad nacional» de «pueblos que en el transcurso de los siglos han pertenecido a conjuntos político-históricos más amplios, que se hacían y se deshacían al azar de las conquistas militares y de las mutaciones dinásticas» Jean Chesneaux: ¿Hacemos tabla rasa del pasado?, Siglo XXI, Barcelona 1984, p. 130.. J. Chesneaux cita a la larga historia de Egipto como ejemplo de la interioridad nacional cambiante y adaptativa durante muchos siglos. Este ejemplo nos sirve para ilustrar otra cuestión profundamente tratada por Marx y Engels, como veremos, que es la de los efectos de las tradiciones etno-culturales en la historia.
El investigador A. Pershits demuestra la existencia de «tradiciones étnicas en el derecho de las sociedades clasistas» y «tradiciones étnicas en la moral de las sociedades de clases» Abram Pershits: «Etnografía normativa: vías de la investigación», Ciencias Sociales de Academia de Ciencias de la URSS, 1983, nº 3, pp. 159 y ss., consistente, la primera, en el conjunto de medidas que los pueblos –con sus contradicciones internas– toman para impedir o controlar los derechos de los extranjeros que quieren establecerse en sus territorios; y la segunda, en el mayor arraigo y supervivencia histórica de las costumbres étnicas de los pueblos en la esfera específica de la moral. Ambas tradiciones, que tienen un ritmo evolutivo diferente, son muy importantes para comprender uno de los secretos de la interacción entre la lucha de clases y la lucha nacional, además, obviamente, de la emancipación de la mujer, como es el del control colectivo del excedente social acumulado por esos pueblos.
P. Vilar al hablar de las «realidades humanas de larga duración», que disponen de una «estructura espacial de los grupos caracterizados por solidaridades muy antiguas de tipo etnográfico, lingüístico, tribal, etc. La estructura de distribución de los grupos étnicos es un tipo de realidad de larga duración […] Observamos que la permanencia de una lengua, de un folclore, de “prácticas” de diversos tipos, que desempeñan un papel tan importante en las “etnias”, forman parte de las estructuras mentales de larga duración […] El problema consiste en saber si, en las “desestructuraciones” y en las “reestructuraciones” de otro género, de un modo de producción a otro, tal o cual tipo de “estructura mental” refuerza o debilita la antigua estructura global, acelera o retrasa el paso a la nueva» Pierre Vilar: Iniciación al vocabulario del análisis histórico, Crítica, Barcelona 1980, pp. 71-72..
La continuidad es a la vez la ruptura, la reconstrucción sobre bases nuevas si es que ha sido posible, y si no lo ha sido, si no se ha podido reconstruir ese pueblo entonces se precipita a su desaparición. Por ejemplo, entre el hundimiento de Roma y la estabilización de la Edad Media europea la etnogénesis era tan frecuente como la extinción de comunidades enteras. Ya en la época de Carlomagno, Guillermo de Toulouse desconfiaba porque los vascos y gascones eran «salvajes como cabras montesas y no ofrecían lealtad a príncipe alguno» Harold Lamb: Carlomagno, Edhasa, Barcelona 2004, p. 126. L. Musset habla de los «resurgimientos indígenas» Lucien Musset: Las invasiones, Nueva Clío, Barcelona 1982, tomo I. tras el hundimiento de los imperios y entre ellos cita al pueblo vasco tras la caída de Roma. Por su parte, R. Fédou habla del «despertar de las nacionalidades» alrededor del año 1000 en respuesta a las opresiones practicadas por el imperialismo carolingio y deteniéndose en el caso de Aquitania cita las palabras de J. Dhondt: «…sus pueblos, víctimas de las rapiñas y atrocidades de los francos desde el siglo VI, acostumbrados a una relativa autonomía, dieron prueba en la era carolingia de “un sentimiento de comunidad, que se tradujo en un auténtico poder de resistencia a la dominación extranjera”» René Fédou: El Estado en la Edad Media, EDAF Universitaria, 1977, p. 183..
¿Cómo entender estos procesos complejos? Los rigurosos estudios de Marx al respecto nos dan una idea básica que sigue siendo válida pese a ser rechazada o ridiculizada por la academia por sus directas repercusiones políticas. Debemos empezar diciendo que Marx veía las comunidades humanas iniciales como colectivos integrados: «La misma comunidad se manifiesta como la primera gran fuerza productiva; tipos especiales de condiciones de producción (por ejemplo, la cría de animales, la agricultura, etc.) conducen a la evolución de un modo especial de producción, así como a la aparición de fuerzas productivas especiales, tanto objetivas como subjetivas, apareciendo las últimas como cualidades de los individuos» Karl Marx: Formaciones económicas precapitalistas, Talleres Gráficos, Madrid 1967, p. 148..
En este punto debemos recurrir a la advertencia de Korsch: «Para el materialismo histórico de Marx importa entender también como “actividad objetiva” la realidad social dada y en desarrollo, y, según su aspecto subjetivo, como “actividad sensible humana, práctica”» Karl Korsch: Karl Marx, Ariel, Barcelona 1975, p. 195.. Aclarado esto, sigamos con Marx:
Una vez que los hombres se establecen, la modificación de esta comunidad primitiva dependerá, en cuanto a su forma, de diversas condiciones externas a ella, tales como las climáticas, geográficas, físicas, etc., así como de su constitución natural especial, es decir, su carácter tribal. La comunidad tribal, espontáneamente desarrollada, o, si se prefiere, la horda (lazos comunes de sangre, lenguaje, costumbres, etc.) es la primera condición previa para la apropiación de las primeras condiciones objetivas de vida Karl Marx: Formaciones económicas precapitalistas, Talleres Gráficos, Madrid 1967, p. 117..
Vemos, pues, cómo desde un principio se plantea la «interioridad» de lo que podríamos definir como «factores subjetivos» como lenguaje, costumbres, etc., en la apropiación de las condiciones objetivas de vida. Todavía más, el lenguaje no es presentado como algo secundario sino que es definido así: «El lenguaje mismo es tan producto de una comunidad como, en otro sentido, lo es la existencia de la comunidad misma. Es, por así decirlo, el ser comunal que habla por sí mismo» Karl Marx: op. cit., p. 140.. Marx continúa diciendo que los pueblos nómadas consideran las tierras de pastos como
[…] su propiedad, si bien, en ningún caso fijan sus límites […] la tribu considera una cierta región como territorio suyo, defendiéndolo por la fuerza frente a otras tribus, o bien trata de expulsar a otras tribus del territorio que reclama» Karl Marx: op. cit., p. 141.; y hablando sobre los «pueblos colonizadores» afirma que «la guerra es, por tanto, una de las primeras ocupaciones de toda comunidad primitiva de este tipo, tanto para la conservación como para la adquisición de su propiedad Karl Marx: op. cit., p. 141..
La burguesía rechaza horrorizada este rigor histórico confirmado por todas las investigaciones posteriores: la paz y la guerra son un continuo interactivo, en bucle, en el interior del proceso histórico. La burguesía rompe esta dialéctica y se reserva en exclusiva para sí misma el uso de la violencia, monopolizándola, exigiendo al pueblo expoliado que sea eterna y resignadamente pacifista. Sin embargo, Engels da la razón a Marx: «Para asegurar la paz internacional, es preciso primero eliminar todos los roces nacionales evitables, es preciso que cada pueblo sea independiente y señor de su casa» Friedrick Engels: El papel de la violencia en la historia, Obras escogidas, Progreso, Moscú 1976, tomo III, p. 397.. Estudiando las lecciones de las guerras napoleónicas, Engels dice: «[…] los inmensos recursos que extrae el país conquistado de la enérgica resistencia popular […] Entonces apareció, por fin, el reconocimiento oficial de esa guerra popular […] a fin de prepararse para la lucha sagrada de la autodefensa, en la que todos los medios se justifican» Friedrick Engels: «Los guerrilleros prusianos», Temas militares, Escuela Social, San Sebastián 1968, pp. 274-279..
En lo que concierne al papel de la violencia en la identidad de pueblos una vez que se ha asentado la propiedad privada de las fuerzas productivas, el materialismo histórico no descubre nada nuevo sino que se limita a destilar teóricamente la larguísima experiencia práctica. ¿Demuestran estas luchas defensivas de los pueblos, tan antiguas en la historia, la existencia de sentimientos nacionales precapitalistas? A. D. Smith sostiene que sí: utilizando el término «nacionalismo» con la lógica de Marx y Engels –también de Lenin– de conceptos amplios, incluyentes y flexibles, afirma que es la «resistencia colectiva a la dominación extranjera» lo que le permite demostrar que hititas, hurrios, persas, medos, fenicios, escitas, urartios, arameos, eramitas, kasitas, nubios, etc., eran pueblos con especificidad cultural y contigüidad territorial, y, más aún, que la guerra de Adad-Nirari (911-891 a.C.) contra los enemigos de Asiria era una guerra de «liberación nacional» Anthony D. Smith: Las teorías del nacionalismo, Península, Barcelona 1976, pp. 217 y ss.. A. D. Smith incluye la cultura y el territorio Anthony D. Smith: Las teorías del nacionalismo, Península, Barcelona 1976, p. 228. en la identidad nacional precapitalista pero no podemos extendernos ahora en este brillante autor.
Desarrollando esta lógica F. Lara Peinado nos ofrece una descripción sintética tanto del estado de casi permanente inseguridad política interna de los poderes sumerios, desde la sublevación de Sargón contra el rey legítimo Ur-Zababa, derrotándolo, como del estado de guerra casi permanente contra otros pueblos y también contra sus reiteradas sublevaciones por la opresión que sufrían, existiendo algunos especialmente fanáticos de su independencia y libertad como los misteriosos qutu: «un pueblo que no toleraba control alguno» Federico Lara Peinado: «Mesopotamia», Historia de la Humanidad, Arlanza Ediciones, Madrid 2000, tomo 3, p. 31.. Las luchas de las naciones precapitalistas, o grupos etno-nacionales por denominarlos de algún modo, para defender su libertad o para recuperarla no desaparecieron nunca del todo y llegó un momento en el que jugaron un papel crucial. En otro texto diferente al antes citado, el mismo investigador afirma que: «Los movimientos de estos pueblos, unidos al malestar general de las ciudades sumerias, causado por las reformas acadias y por problemas religiosos que provocaron levantamientos independentistas (caso de Uruk con su IV dinastía) motivaron la definitiva caída del Imperio acadio» Federico Lara Peinado: La Civilización Sumeria, Historia 16, Madrid 1999, p. 78..
Aprendiendo de esta conflictividad, los poderes explotadores antiguos sabían perfectamente las conexiones entre identidad y defensa. Hablando sobre el imperio persa, N. Sekunda explica que:
La mayoría de las naciones del imperio hacía tiempo que habían dejado de proporcionar instrucción militar a sus jóvenes, de acuerdo con la política persa. Tras la conquista de Lidia, por ejemplo, se anuló cualquier tipo de instrucción militar, y en muy poco tiempo los lidios perdieron todo espíritu de revuelta. Incluso en el caso de querer resistirse al imperio no hubieran sabido cómo hacerlo. Así pues, la mayoría de los mercenarios tendían a reclutarse de naciones que todavía permanecían «libres». En la antigüedad esta palabra se podía usar casi como sinónimo de cualquier sociedad que proporcionara alguna forma de instrucción militar organizada a su juventud Nick Sekunda: El ejército persa. 560-330 a.C., Ediciones del Prado, Madrid 1994, p. 23..
Impedir que se sublevaran los pueblos invadidos y explotados fue siempre una preocupación de todos los imperialismos, como lo fue también movilizar sus recursos para aplastar definitivamente a las comunidades étnicas que se resistían tenazmente a ser ocupadas: Ph. Contamine narra cómo el 1 de noviembre de 673 el rey visigodo Wamba promulgó severos castigos contra quienes no habían contribuido al esfuerzo de guerra contra vascones y francos, castigos aplicables también a quienes se rebelaran dentro del reino Philippe Contamine: La guerra en la Edad Media, Nueva Clío. Barcelona 1984, p. 22.. Sigue explicando cómo desde el comienzo del siglo VIII las guerras permanentes entre musulmanes y cristianos en las «tierras de nadie» del norte de la península sirvieron para «modelar sus estructuras sociales» Philippe Contamine: op. cit., p. 70. a fin de defenderse de los invasores. Hacia el siglo XII las relaciones sociales existentes en las «montañas pirenaicas» Philippe Contamine: op. cit., p. 307., actual Catalunya, Aragón, Euskal Herria y Cantabria, facilitaron que fuera una de las tres zonas de Europa con más producción de mercenarios para la guerra, siendo las actuales Provenza y zonas de Flandes las otras dos.
Otros autores defienden la misma idea: «La guerra no es el origen de la nación, pero sí su catalizador» Hagen Schulze: Estado y nación en Europa, Crítica, Barcelona 1997, p. 99.. Sin extendernos en este particular, recordemos lo que dijo Maquiavelo: «Los suizos son muy libres porque disponen de armas propias», frase integrada en un largo análisis que no podemos citar aquí Nicolás Maquiavelo: El príncipe, Edit. Mexicanos Unidos, México 1979, pp. 105-117.. Por su parte R. Mousnier afirma que en los siglos XVI-XVII: «Las guerras irritaron el orgullo nacional» Roland Mousnier: Los siglos XVI-XVII, en Destinolibro, nº 99, 1981, vol. II, p. 485.. O «la identidad religiosa o nacional se forma también, o en todo caso se consolida, en el seno de un conflicto, de una oposición. El otro, y con un mayor motivo el adversario o el enemigo, crea la identidad» Jacques Le Goff: ¿Nación Europa en la Edad Media?, Crítica, Barcelona 2003, p. 25..
La interacción sinérgica de fuerzas contradictorias que influencian determinantemente en la actividad objetiva humana, no debe ser entendida nunca y en modo alguno con los dogmas del materialismo naturalista o «tecnológico» Francisco Herreros Vázquez: Hacia una reconstrucción del materialismo histórico, Istmo, Madrid 2005, pp. 23-37. a secas, y menos aún del tecnológico controlado y guiado por los intereses patriarcales, como muy bien denuncia R. Williams desarrollando una crítica radical realizada desde el ágil uso de la dialéctica de las tendencias sociales opuestas en todo colectivo Rosalind Williams: «Las dimensiones políticas y feministas del determinismo tecnológico», Historia y determinismo tecnológico, M. Roe Smith y L. Marx (eds.), Alianza Editorial, Madrid 1996, pp. 233-251.. Al contrario, hay que huir de las explicaciones monocausales y estáticas, y estudiar la dinámica de las estructuras, sus principios, sus procesos y sus interacciones Pierre Vilar: El método histórico, Cuadernos Anagrama, Barcelona 1972, pp. 15-16.; y simultáneamente hay que encontrar lo que identifica y une lo esencial en esas interacciones: «lo crucial es la forma en que se produce la plusvalía y se controla su uso, porque es la producción de una plusvalía la que permite a las sociedades crecer y cambiar» Susan Himmelweit: «Modo de producción», Diccionario del pensamiento marxista, T. Bottomore (dirt.), Tecnos, Madrid 1984, pp. 544-547..
Para estudiar con rigor la forma en que se produce la plusvalía, es conveniente recordar en una primera aproximación cómo D. Ben Najun desarrolla en sus comentarios las tesis de Borojov:
Las condiciones de producción se dividen también en materiales y «espirituales». Las materiales son «el territorio y todas las creaciones culturales y materiales del hombre». De aquí se deduce que las condiciones materiales son en parte naturales y en parte históricas «que se crearon durante el proceso productivo», como los puertos, acueductos, ferrocarriles, etc. Dentro de las condiciones «espirituales» se incluyen: idioma, carácter, costumbres, usos, comprensión del mundo. La «compresión del mundo», como condición de producción común, no tiene aquí el significado de una ideología particular –que necesariamente es expresión de una clase necesaria–, sino el de ese conjunto de sutiles matices de pensamiento y formas de expresión que forman parte de la cultura y de la idiosincrasia nacionales: «Entre los representantes del capital y del trabajo existe un fuerte vínculo técnico de lenguaje y también una parte de similitud, en cierta medida, en la ideología; a pesar de que existe un antagonismo profundo entre la ideología del patrón y la ideología del obrero (Borojov)» D. Ben Najun: La cuestión nacional en los escritos de Borojov, Ediciones Vascas, Donosita, p. 81..
La contradicción antagónica entre los representantes del capital y el trabajo, entre la burguesía y el proletariado que es a lo que se refiere Lorenzo Espinosa al insistir en la necesidad de estudiar las violencias entre vascas y vascos, estructura el modo de producción capitalista y la totalidad de sus formaciones económico-sociales. De igual modo aunque con diferencias sustantivas, la contradicción entre señores y siervos, y amos y esclavos, estructuran a los modos de producción feudal y esclavista respectivamente, y en el interior de los tres y también con diferencias actúa la explotación de la fuerza de trabajo sexo-económica de la mujer Kolitza: Marxismo y opresión de género. Respuesta a Jule Goikoetxea y Teresa Larruzea (I, II y III), 29 de diciembre de 2017 (https://borrokagaraia.wordpress.com/2017/12/29/marxismo-y-opresion-de-genero-respuesta-a-jule-goikoetxea-y-teresa-larruzea/).. Ha llegado el momento, por tanto, de decir algo sobre el modo de producción:
Un modo de producción es una estructura que expresa un tipo de realidad social total, puesto que engloba, en las relaciones a la vez cuantitativas y cualitativas, que se rigen todas en una interacción continua: 1) las reglas que presiden la obtención por el hombre de productos de la naturaleza y la distribución social de esos productos; 2) las reglas que presiden las relaciones de los hombres entre ellos, por medio de agrupaciones espontáneas o institucionalizadas; 3) las justificaciones intelectuales o míticas que dan de esas relaciones, con diversos grados de conciencia y de sistematización, los grupos que las organizan y se aprovechan de ellas, y que se imponen a los grupos subordinados Pierre Vilar: Iniciación al vocabulario del análisis histórico, Crítica, Barcelona 1980, p. 67..
El paso de lo más abstracto del concepto de modo de producción a lo más concreto del concepto de formación económico-socia, no puede darse con un salto en el vacío porque degeneraríamos en el dogmatismo e idealismo. Aunque en la práctica diaria de nuestro pensamiento hacemos este salto con una naturalidad de la que no somos conscientes, en todo estudio teórico debemos emplear determinados instrumentos conceptuales que nos faciliten ese tránsito de ida y vuelta permanente, en una espiral inacabable. Gallissot utilizando y apoyándose sobre el concepto de «modo de producción –referencia económica esencial y general–», diferencia analíticamente cuatro conceptos que deben integrarse más tarde en la síntesis teórica superior y que nos permiten utilizar diferentes temporalidades y continuidades históricas: 1) la «formación económica», que proporciona la composición social de base; 2) la «formación socio-económica», que proporciona la evolución histórica de la base económica; 3) la «formación social», que introduce lo comunitario y lo nacional en lo socioeconómico, y 4) la «formación socio-política», que introduce las fuerzas políticas y sociales en lucha en el entero panorama descrito siempre móvil René Gallissot: «Contra el fetichismo», El concepto de «formación económico-social», PyP, nº 39, México 1976, p. 177..
Cada una de estas formaciones tiene su propio «tiempo». La formación social, en la que Gallisot incluye lo nacional y comunitario y que conecta con la socio-económica, está también relacionada con la formación socio-política por razones obvias. Los tiempos de ambas formaciones dependen de muchos factores pero también pueden ser muy prolongados en la historia, sobre todo si tenemos en cuenta la importancia del complejo lingüístico-cultural en la larga pervivencia de los sentimientos colectivos. Sobre esta crucial cuestión P. Vilar ha destacado la interacción de prácticas como «los modos del amor» y la gastronomía de los pueblos, pero insistiendo en la lengua, ya que: «aparte de su valor caracterizador, puede aportar, al menos, tres niveles de continuidad: el temporal histórico, generalmente plurisecular; el espacial, que trasciende a veces compartimentaciones geográficas o políticas, y el social, por el que el curso social puede gozar de una cohesión etno-cultural por encima de las clases y frente a otras comunidades etno-lingüísticas» Pierre Vilar: Historia, nación y nacionalismo, HIRU, 1998, pp. 49-50.. Fijémonos que dice que «al menos», o sea, que puede haber más de tres niveles de continuidad aportados por la lengua.
Sin duda, las formas de obtener placer sexual y afectivo, de cocinar, etc., nos introducen en la dialéctica entre la producción y la reproducción del proceso de obtención de plusvalía, o sea en la explotación de la fuerza de trabajo sexo-económica. En el neolítico, o sea con la propiedad privada y la guerra, la explotación ya era salvaje, obligándole a la mujer trabajadora a realizar las faenas más duras y peores para la salud Encarna Sanahuja Yll: La cotidianeidad en la prehistoria, Icaria, Barcelona 2007, pp. 117-118., reservándose los hombres las mejores para ellos. Según nos detalla E. Reed:
El infanticidio femenino se encuentra en el período de transición de la propiedad comunal a la propiedad privada. Bajo el antiguo sistema, la propiedad se había transmitido de madres a hijas, con la participación de los hermanos. Con el surgimiento del patriarcado y de la propiedad, esta línea de descendencia y de herencia materna y fraterna creó problemas; hasta que entraron en funcionamiento las leyes patriarcales y el poder del Estado reforzó una línea de descendencia y de herencia permanente de padres a hijos. El patriarcado requería algo más que padres individuales que procuraran a sus «propios» hijos una línea continua de padres y de hijos por generaciones para asegurar tanto a la familia patriarcal como a la transmisión de la propiedad a través de la línea paterna. Por lo tanto, los hombres recurrieron incluso al asesinato de la hija para eliminar todo litigante materno […] Los hombres, que siempre habían sido guerreros, tenían ahora las armas no solo para apoderarse de la propiedad de otros hombres como botín, sino para dejar de lado a las herederas mujeres […] Los términos «precio de boda» y «matrimonio por compra» se refieren a la práctica de intercambio de propiedades por una mujer en matrimonio Evelyn Reed: La evolución de la mujer, Fontamara, Barcelona 1980, pp. 291-292..
No debe extrañarnos, por tanto, que en un documento tan decisivo como el Código de Hammurabi de alrededor de -1750, nada menos que 73 de las 282 leyes dictadas se centren en la regulación del matrimonio y de las prácticas sexuales; tampoco debe sorprendernos que con el incremento del poder patriarcal, en las leyes mesoasirias de aproximadamente el -1500 y el -1100, la proporción de leyes reguladoras de la vida completa de la mujer llegaran a ser algo más de la mitad del total Pepe Rodríguez: Dios nació mujer, Ediciones B, Barcelona 1999, p. 298..
La transmisión de la propiedad mediante línea materna garantizaba de algún modo la propiedad comunal, por esto en lo básico sigue siendo cierta la tesis de Engels según la cual: «El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo» Friedrich Engels: El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado, Obras escogidas, Progreso, Moscú 1976, tomo III, p. 246.. Con el avance de la propiedad privada de la tierra y de la mujer, con la necesidad de más y más fuerza de trabajo llega al momento en el que el Deuteronomio (20,10-16) dice textualmente que los hebreos han de dar muerte a todos los adultos que han sobrevivido a la derrota, pero que hay que dejar con vida como esclavas a las mujeres e impúberes Juan Vernet Ginés: Los Orígenes del Islam, Albor, Madrid 2005, p. 70..
El Antiguo Testamento establece que la palabra de la mujer tiene valor solo en la medida en que no es contradicha por su padre o marido, de ser así prevalecen las ideas masculinas. Una estimación crematística de mujeres y hombres establece 3 siclos para una recién nacida pero 5 para un recién nacido, 30 siclos para una mujer pero 50 siclos para un hombre. Según la costumbre romana, solo los niños recibían nombres propios, mientras que las niñas solo apellidos y un apodo Bonnie S. Anderson y Judith P. Zinsser: Historia de las mujeres, Crítica, Barcelona 1991, tomo I, p. 43.. Al poco, se crean las condiciones para que sean normales estas palabras atribuidas a Gengis-Kan: «El mayor placer es el de vencer al enemigo, expulsarle, sustraerle sus bienes, ver bañados en lágrimas a los seres que le son queridos, montar sus caballos, apretar en vuestros propios brazos a sus mujeres y sus hijas» Emile Wanty: La Historia de la Humanidad a través de las guerras, Alfaguara, Madrid 1972, tomo I, p. 69..
Dos culturas tan diferentes como la puritana europea de la mitad del siglo XVII y la bantú africana de esa misma época trataban exactamente igual a las mujeres de pueblos bosquimanos y pigmeos. En efecto, mientras que los invasores europeos avanzaban desde el sur, desde las tierras de la Ciudad del Cabo, fundada en 1652, los bantúes avanzaban desde sus tierras del norte hacia las del sur y en el medio se encontraban los pigmeos y bosquimanos, cogidos entre dos invasores sin escrúpulos pues «unos y otros daban muerte a los hombres y se quedaban con las mujeres» Rafael Sánchez Mantero: «La civilización africana», El Siglo XIX. Historia de la Humanidad, Arlanza Ediciones, Madrid 2001, tomo 25, p. 126.. A los esclavistas europeos y a los bantúes todavía no les interesaban los hombres, pero sí necesitaban ese especial «instrumento de producción» que es la mujer, por lo que la dejaban viva para explotarla mientras mataban a los hombres. Los pueblos bosquimanos y pigmeos sufrían una opresión nacional a manos de dos potencias imperialistas para quitarles sus tierras y esclavizar a sus mujeres, asesinando a sus hombres.
Que existe una continuidad esencial de fondo entre el patriarcado del neolítico y el capitalista queda demostrado por el hecho de que tanto entonces como ahora la mujer es un «instrumento de producción» según hemos visto rápidamente. En el neolítico comon propiedad de los hombres de la clase dominante en formación y en el capitalismo como propiedad del hombre burgués, tal como sostienen Marx y Engels Karl Marx y Friedrich Engels: Manifiesto del Partido Comunista, Obras escogidas, Progreso, Moscú 1978, tomo I, p. 126.. Al ser un instrumento de producción que en el capitalismo posee cualidades nuevas, inexistentes en los modos de producción anteriores, la mujer trabajadora sea o no asalariada en la fábrica cumple una tarea decisiva en la producción y reproducción de la fuerza de trabajo y de la ganancia. H. Cleaver sostiene que es en el Libro II de El Capital en donde Marx resuelve el problema del tránsito de la fábrica industrial a la fábrica social, y por tanto el papel no solo de la clase obrera industrial sino de toda la fuerza social de trabajo a escala mundial, las mujeres, el campesinado, las naciones y grupos étnicos oprimidos, etcétera en la reproducción ampliada del capital «como control social», y muy especialmente en sus crisis Harry Cleaver: Una lectura política de El Capital, FCE, México 1985, pp. 157 y ss..
Estamos ahora en buenas condiciones para hacernos una idea de la dialéctica entre el desarrollo económico-político y la historia de las naciones y pueblos que lo sufrieron y sufren. Lo mejor es leer a Marx:
La forma económica específica en que se arranca al productor directo el trabajo sobrante no retribuido determina la relación de señorío y servidumbre tal como brota directamente de la producción y repercute, a su vez, de un modo determinante sobre ella. Y esto sirve luego de base a toda la estructura de la comunidad económica, derivada a su vez de las relaciones de producción y con ello, al mismo tiempo, su forma política específica. La relación directa existente entre los propietarios de las condiciones de producción y los productores directos –relación cuya forma corresponde siempre de un modo natural a una determinada fase de desarrollo del tipo de trabajo y, por tanto, a su capacidad productiva social– es la que nos revela el secreto más recóndito, la base oculta de toda construcción social y también, por consiguiente, de la forma política de la relación de soberanía y dependencia, en una palabra, de cada forma específica de Estado. Lo que no impide que la misma base económica –la misma, en cuanto a sus condiciones fundamentales– pueda mostrar en su modo de manifestarse infinitas variaciones y gradaciones debidas a distintas e innumerables circunstancias empíricas, condiciones naturales, factores étnicos, influencias históricas que actúan desde el exterior, etc., variaciones y gradaciones que solo pueden comprenderse mediante el análisis de estas circunstancias empíricamente dadas Karl Marx: El Capital, FCE, México 1973, vol. III, p 733..
Por tanto, los análisis concretos de circunstancias empíricamente dadas deben tener en cuenta también los «factores étnicos» que perviven desde el pasado y que intervienen en el interior de los acontecimientos, así como las influencias exteriores, etc. En el plano teórico-general del materialismo histórico, Engels lo sintetiza así:
Por relaciones económicas, en las que nosotros vemos la base determinante de la historia de la sociedad, entendemos el modo cómo los hombres de una determinada sociedad producen el sustento para su vida y cambian entre sí los productos (en la medida en que rige la división del trabajo). Por tanto, toda la técnica de la producción y del transporte va incluida aquí. Esta técnica determina también, según nuestro modo de ver, el régimen de cambio, así como la distribución de los productos y, por tanto, después de la disolución de las sociedades gentilicias, la división en clases también y, por consiguiente, las relaciones de dominación y sojuzgamiento, y con ello, el Estado, la Política, el Derecho, etc. Además, entre las relaciones económicas se incluyen también la base geográfica sobre la que aquéllas se desarrollan y los vestigios efectivamente legados por anteriores fases económicas de desarrollo que se han mantenido en pie, muchas veces solo por la tradición y la vis inertiae y, también, naturalmente, el medio ambiente que rodea a toda forma de sociedad […] Nosotros vemos en las condiciones económicas lo que condiciona en última instancia el desarrollo histórico. Pero la raza es, de suyo, una factor económico Carta de F. Engels a W. Borgius de 25 de enero de 1894, Obras escogidas, Progreso, Moscú 1978, tomo III, pp. 530-532..
El políglota y polivalente Engels tenía el apodo de el General por sus profundos conocimientos militares, cualidad que debieran cumplir todos los comunistas. Estudiando con el método brevemente sintetizado arriba la historia de Argelia cuya resistencia desde 1830 en adelante impresionó tanto a tantos, escribió esto:
Las tribus de árabes y cabilas, que estiman la independencia como un tesoro y para quienes el odio a la dominación extranjera está muy por encima de su propia vida, son aplastadas y reprimidas mediante feroces incursiones durante las cuales se queman y destruyen sus casas y enseres, se arruinan sus cosechas, y los infelices sobrevivientes son exterminados o sometidos a todos los horrores del libertinaje y la crueldad Friedrich Engels: «Argelia», Sobre el colonialismo, PyP, Argentina 1973, nº 37, p. 155..
Imaginamos a qué se refería Engels al hablar de los horrores del libertinaje, y él mismo nos aporta casos de espeluznante crueldad francesa, todo lo cual no logra, empero, acabar con la resistencia argelina que veintisiete años después solo ha perdido la estrecha franja costera y ciudades importantes: «Las tribus siguen luchando por su independencia, odian al régimen francés y el feroz sistema de las incursiones se practica aún […] las incesantes rebeliones prueban cuan precaria es la dominación francesa» Friedrich Engels: «Argelia», Sobre el colonialismo, PyP, Argentina 1973, nº 37, p. 158.. Pero en esta desesperada guerra de resistencia, el pueblo insurrecto apenas tuvo el apoyo de las clases ricas ya que «los musulmanes conservadores de África del norte apenas prestaron apoyo a la insurrección» Peter Partner: El Dios de las batallas, Oberón, Madrid 2004, p. 202..
La unidad entre la lucha de liberación y la lucha de clases también se dio en la heroica y larga resistencia del pueblo trabajador argelino ccontra la ocupación francesa. La sangrienta guerra de 1954-1962 que dio la independencia a Argelia no hubiera terminado en victoria sin la resistencia iniciada en 1830. De Vietnam debemos decir lo mismo, y también tenemos que destacar algo silenciado por la historiografía oficial como es la participación de las mujeres en la resistencia y en la lucha armada, desde la sublevación nacional contra los chinos en una etapa tan temprana como los años +40-43, dirigida por las hermanas Trung AA.VV.: «Asia y África negra (siglos V al XV)», Historia Universal, Salvat, Madrid 2004, tomo 12, p. 257., hasta su participación en las guerras de liberación nacional y social del siglo XX. La tendencia de las clases dominantes vietnamitas tanto a privatizar en su beneficio las tierras comunales supervivientes de modos precapitalistas de producción, como a aliarse y hasta salir en defensa del ocupante, se mantuvo apenas sin excepciones durante estos largos siglos de resistencia soterrada o guerras abiertas. Ca Van Thinh dice que desde la invasión francesa de 1858:
La monarquía vietnamita, más ansiosa de guardar sus privilegios que de salvaguardar la independencia nacional, habría de abandonar, trozo a trozo, su soberanía, para aceptar, en 1884, el protectorado francés. Esta traición de los feudales la sintió amargamente el pueblo vietnamita, para el que la realeza había constituido durante siglos el símbolo de la unidad y de la independencia nacional. Desde 1859, tras los primeros desbaratamientos del ejército real, la población de Nambo se levantó para contraatacar al invasor, haciendo suya la lucha por la independencia. La orden de la Corte de hacer la paz con los franceses no fue respetada; por todas partes se formaban cuerpos de voluntarios, organizaciones patrióticas para la constitución de guerrillas, que durarían una veintena de años Ca Van Thinh: «La literatura patriótica en Nambo hacia 1860-170», Literatura y liberación nacional en Vietnam del Sur, AA.VV., Equipo Editorial, San Sebastián, 1968, p. 20..
Es obvio que Lorenzo Espinosa tiene toda la razón cuando exige a los historiadores, sociólogos, politólogos… un mínimo de conocimiento de la historia, de la lucha de clases en los pueblos y de las reivindicaciones nacionales. Pero el potencial teórico de su planteamiento desborda la forma de esa exigencia para presentar un fondo en el que la historia, el pasado, es una fuerza activa en el presente: de aquí la importancia política actual y futura de estudiarla. En efecto, desde esta perspectiva, componentes de lo tradicional, de la vis inertiae se subsumen en el presente para construir el futuro. Uno de los marxistas que más ha profundizado en estas cuestiones, Pierre Vilar, no tiene ningún reparo en recurrir a la dialéctica de lo nuevo y de lo tradicional en lo nacional, con el siguiente ejemplo:
La aparición, en un movimiento nacionalista, de una izquierda revolucionaria, es un hecho nuevo, notable, pero también tradicional. En definitiva, Euskadi ta askatasuna es pariente de Visca la terra i mori el mal govern. Hay momentos en que la lucha de clases y las luchas de grupos llegan a juntarse Pierre Vilar: Hidalgos, amotinados y guerrilleros, Crítica, Barcelona 1999, p. 268..
Lorenzo Espinosa se refiere varias veces a la Koordinadora Abertzale Socialista (KAS) y a la Alternativa táctica de KAS. Pensamos que vuelve a tener razón porque, a nuestro entender, si la historia vasca no se rinde es precisamente al potencial heurístico que contenía la Alternativa KAS y que no pudo ser desarrollado por varias razones destacando de entre ellas el efecto retardatario de la represión, las discusiones internas y en especial su abandono y sustitución por la Alternativa Democrática en abril de 1995, momento en el que se inicia el lento abandono de la estrategia revolucionaria.
Antes de explicar qué se entiende por largo V Biltzar, es necesario poner en contexto la dinámica de las contradicciones que lo hicieron surgir ya que si nos limitamos a una descripción lineal y formalista, dominante en los zoquetes fundidos a molde sobre los cincuenta años de ETA, no entenderemos nada de nada.
En la década de los años cincuenta la lucha de clases en su forma sindical y en su forma política se activaba lentamente al calor de cambios profundos e imparables a pesar de las maniobras franquistas: las huelgas de 1956 mostraron esas transformaciones de modo que desde 1959 existía «un panorama en ebullición» Joserra Bustillo: «Represión franquista, luchas obreras y nuevos tiempos (1940-1990)», Nuestro mayo rojo, Txalaparta, Tafalla 2014, pp. 445-460.. Lo que entonces sucedió en Euskal Herria puede entenderse recordando las palabras de J. Gould y de P. Vilar. El primero explica que los científicos refutan las ideas más antiguas «a la luz de una visión diferente de la naturaleza de las cosas» Stephen Jai Gould: La falsa medida del hombre, Crítica, Barcelona 2007, p. 458.. P. Vilar, por su parte, sostiene básicamente lo mismo: «[…] una teoría científica es una visión global y provisional de la realidad, que se modifica, o mejor se enriquece cuando ha agotado sus efectos por su avance práctico, y cuando choca, en la realidad, con un aspecto desconocido» Pierre Vilar: «Marxismo e historia en el desarrollo de las ciencias humanas», Crecimiento y desarrollo, Crítica, Barcelona 2001, p. 305.. En el caso vasco, como en cualquier otro realizado en un contexto de lucha popular clandestina contra una cruel dictadura, no hubo «científicos», al menos en el sentido oficial, de «ciencia normal», que refutaran los dogmas políticos existentes hasta entonces sino, en realidad, cientos de jóvenes militantes que estudiaban su contexto nacional y de clase con otra luz diferente a la que entonces dominaba en la oposición clandestina. Aquellos jóvenes comprendieron que habían topado con un aspecto desconocido para las fuerzas clandestinas, pero sí conocido para la juventud.
Es precisamente a estas cuestiones planteadas por las dos citas anteriores, a lo que responde de manera directa el Zutik de 44 de enero de 1967:
Desde hace unos años se está produciendo en la juventud, una toma de conciencia más amplia y profunda. Amplios sectores de la sociedad, principalmente la juventud, van DESCUBRIENDO que el pueblo vasco está oprimido. Es más, se dan cuenta que las soluciones que se ofrecen, no son, en su casi totalidad, SOLUCIONES REALES Y EFECTIVAS, para el pueblo vasco. O sea, SABEN que el pueblo vasco está oprimido y RECONOCEN que ciertas soluciones o son inoperantes, o son objetivamente traidoras a la causa del pueblo vasco.
Han descubierto que la Euzkadi oprimida «no marchaba» tras su liberación. Se abstuvieron de lloriqueos infantiles. Abandonaron la patriotería barata y cómoda.
Se hurgó en los conceptos y en las realidades de nuestra nación. Se busca a Euzkadi con una lámpara y no se la encuentra, a simple vista. Euzkadi NO existe realmente. NO EXISTE en los medios tradicionales abertzales. Y es que otra generación estaba despertando. Una generación que no ha podido ser ASESINADA por la opresión del imperialismo hispano-francés. Una generación que, al propio tiempo, intentaba escaparse de las redes de la opresión burguesa, una generación que renegaba de las formas de vida que el capitalismo-burgués le ofrecía «Zutik nº 44», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia, 1981, tomo 7, p. 127..
P. Vilar y J. Gould escribieron las palabras citadas desconociendo el Zutik nº 44, pero dieron en el clavo porque centraron el debate sobre la praxis, sobre la teoría del conocimiento y en especial en la teoría del concepto como elemento clave para descubrir realidad de la nación vasca y, en síntesis, sobre la acción revolucionaria en aquellos puntos aparecidos en el Zutik nº 44: luz, sabiduría, descubrimiento de lo real en sus contradicciones y aspectos desconocidos hasta entonces, agotamiento del pensamiento y de las soluciones anteriores, etcétera. Ambos tratan sobre la crisis del pensar caducado, superado por la evolución de la realidad, incapaz de responder a los nuevos retos y necesidades aparecidas en lo real. La juventud independentista buceó desde la apariencia a la esencia para descubrir la realidad negada, ocultada, tergiversada, una realidad total a la que se enfrentarían totalmente. Para luchar contra la opresión primero hay que descubrir esta opresión absoluta, hay que conocer las «cadenas radicales» y romperlas radicalmente. Pero llegar a conocerlo así, a aprehenderlo praxísticamente exige del criterio de ciencia elaborado por el marxismo Michael Lebowitz: «Siguiendo a Hegel: La ciencia de Marx», Marx Ahora, La Habana, nº 21, 2006, pp. 41-53. tras poner a Hegel sobre sus pies.
Pero ¿qué es la realidad? La juventud no tenía acceso a muchos textos políticos, más bien a muy pocos, pero a aquella juventud no le hubiera sorprendido nada la definición de realidad dada por J. Rancière: «Lo real es algo de lo que no se puede escapar», y tampoco se hubiera sorprendido de estas otras palabras del filósofo marxista: «La fuerza política verdadera es una fuerza que tiene que crear, de algún modo, su propia temporalidad. La cual no es una temporalidad del Estado o de las elecciones, sino que significa, también, que tengan sus propias formas de discusión, información y formación» Horacio Bilbao e Ivanna Sota: «Jacques Rancière: “Lo real es algo de lo que no se puede escapar”», 23 de diciembre de 2012 (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=161217&titular=jacques-ranci%E8re:-%93lo-real-es-algo-de-lo-que-no-se-puede-escapar%94-).. No les hubieran sorprendido porque sabía que no podían escaparse de la realidad vasca porque ella, la juventud, era la parte cualitativa de esa realidad, y porque solo ella empezaba a crear su propia temporalidad, sus propios debates, rompiendo con el tiempo explotador y con su ideología, rompiendo a la vez con tiempo de la pasividad, que es un no-tiempo, sino la quietud en medio las opresiones.
Precisamente esto es lo que hicieron sectores cualitativos de la juventud. Hurgaron en los conceptos mediante la práctica radical. Superaron el método dogmatizado y muerto, la mera reflexión intelectual y «descubrieron» la realidad como una totalidad cruda, oculta bajo el silencio, la mentira y el miedo; «descubrieron» que vivían nacionalmente oprimidos, que ya no servían las soluciones políticas entonces existentes, «reconocieron» y «supieron» que muchas de esas supuestas soluciones políticas a la opresión eran también traidoras a la lucha de liberación que querían iniciar. Penetraron en las contradicciones con la praxis y empezaron a sacarlas a la luz pública.
Cuando este Zutik afirma que «se hurgó en los conceptos» debemos entender que fue un trabajo intelectual que, como veremos, partía del principio de la negación dialéctica, en el que prácticamente se estudió el grueso de las corrientes teórico-políticas mundiales del momento, incluidos textos de especialistas contrarrevolucionarios del imperialismo. F. Letamendia nos ha dejado una descripción adecuada de esta dinámica tanto en los «años del silencio» Francisco Letamendia: Historia del nacionalismo vasco y de ETA, R&B, 1994, tomo I, pp. 249-323. del principio como después, hasta el V Biltzar. Un esfuerzo que fue superando la ignorancia social establecida por el imperialismo hispano-francés. Por ignorancia no debemos entender el simple desconocimiento de las causas de los procesos reales, sino algo más profundo y destructor: a saber: «La ignorancia no es la ausencia pasiva de información sino una mezcla formada por datos, datos incompletos, datos acerca de cosas irrelevantes, expectativas irrealistas, conocimiento fragmentado, categorías rígidas así como dicotomías erróneas» Richard Levins, «Cuando la ciencia nos falla», Marx Ahora, La Habana, Cuba, nº 11/2001, p. 138.. En este sentido decisivo, aquella ETA fue una permanente lucha contra la ignorancia.
Fue esta juventud organizada en Ekin la que, sin apenas saberlo, practicó los rudimentos de la teoría marxista de la organización, acertando empíricamente por la propia objetividad de la opresión nacional. Leamos lo que se dice en un documento de 1968 en el que se narra el origen del origen de ETA:
En 1952 un grupo de estudiantes de Gipuzkoa y Bizkaia se reúnen en Bilbao. Absolutamente solos, sin ningún apoyo, sin ninguna ayuda, se plantean el problema vasco. […] Y desde esta primera charla se exigen unos métodos de seguridad (incógnito, puntualidad, trabajo metódico, etc.) que hoy nos parece el ABC de la organización clandestina, pero que entonces eran radicalmente nuevos en los ambientes abertzales y no solamente en los juveniles.
Desde los primeros tiempos se comenzó a redactar un órgano interno EKIN (padre del KEMEN actual) para uso exclusivo de los militantes que se confeccionaba también a máquina. Por eso al principio se nos conoció «como los de EKIN» y después simplemente como EKIN. Durante los primeros cuatro años, nuestra actividad fue totalmente cerrada, de pura formación, sin ninguna propaganda y menos aún, sin ninguna acción. Nuestra actividad se centraba en crear grupos y más grupos (abiertos y cerrados) con una doble misión: 1) formación intelectual de los miembros de la organización; 2) comienzo de la creación de las bases de un movimiento vasco verdaderamente clandestino «Introducción», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, p. 270..
Podemos resumir en cinco puntos los rudimentos de la teoría de la organización que aparecen en el párrafo citado: el origen de clase de los primeros militantes, es decir, el debate sobre el «origen exterior de la conciencia revolucionaria»; la importancia de la clandestinidad; la importancia de un órgano central de lucha teórico-política; la importancia de la formación teórica y política; y la importancia del trabajo estratégicamente planificado. Iremos viendo cómo Ekin acertó de pleno en lo básico de la teoría marxista aunque lo hiciera en sus embrión, y cómo la evolución posterior de las formas tácticas organizativas desarrolló y adaptaron estos puntos a la realidad vasca cambiante. Sin duda este fue uno de los grandes logros del decisivo proceso histórico que aquí definimos como V Biltzar. Logro porque la base que recorre los cinco puntos no es otra que la teoría de la organización como instrumento decisivo para la existencia de la conciencia política teóricamente asentada.
Poco después en otro documento en el que se expone brevemente el por qué, el para qué y el cómo de la revolución vasca, y tras explicarse tres normas básicas de la práctica militante –formación, disciplina y clandestinidad– se argumentan cinco razones que demuestran la necesidad de la conciencia política, de la «politización» del militante: porque la no politización hace la «cabeza inmóvil y dura como las rocas»; porque la no politización crea «militantes-veletas» que se dejan llevar por cualquier idea; porque la no politización incapacita al militante para pasar buena información a la dirección; porque la no politización frena la iniciativa ya que impide la formación y «la formación nos da objetividad en grandes dosis»; y porque «el militante no politizado es mucho más peligroso que el politizado en las caídas y en los interrogatorios». En síntesis, concluye el texto: «LA RESPIRACIÓN ES AL HOMBRE COMO LA POLITIZACIÓN ES AL MILITANTE» «Boletín interno», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, pp. 326-329..
La politización en la vida cotidiana es parte de la desalienación y por tanto de la praxis. En otro texto posterior podemos leer una profundización de esta filosofía de la praxis:
ETA pretende la liberación integral del hombre vasco, pero hoy en día, al hacerse parte de los trabajadores y servir a sus intereses, ETA sabe que esa liberación integral pasa por la lucha de clases y el triunfo de la revolución comunista. Solo así la independencia nacional toma su verdadero carácter liberador «El proletariado vasco y la lucha de liberación nacional», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 15, p, 139..
Sin profundizar ahora mucho en el enriquecimiento teórico del V Biltzar en lo que concierne a la teoría del partido, sí debemos detenernos en el Zutik nº 65 de 1975, en el que, de nuevo, se confirma el marxismo profundo del V Biltzar en esta cuestión, o sea, integrar la teoría del partido dentro de la teoría de la revolución como práctica presente, como táctica cotidiana y no solo como estrategia a largo plazo. Efectivamente, en este Zutik se debate con la corriente políticomilitar sobre cómo ha de ser la organización atendiendo, antes que nada, a la previa definición del proceso revolucionario en el contexto de la época. O sea, primero hay que definir el «frente antioligárquico» que ha de aglutinar a la mayor cantidad posible de fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias que se oponen a la dictadura de la oligarquía franquista y después ha de caracterizarse la organización que debe impulsarlo, y no a la inversa. Es muy significativo que la primera condición del partido revolucionario ha de ser la de poseer una teoría asentada en el materialismo dialéctico Documentos Y, Hordago. Lur, Donostia 1981, tomo 16, pp. 102-104..
Aquí, el V Biltzar vuelve a coincidir en lo determinante con la teoría marxista en su esencia pura, sintetizada así por L. Magri en su célebre y necesario texto: «Que el problema de la organización de un partido revolucionario –decía Marx– solo puede abordarse a partir de una teoría de la revolución» y, por tanto, ha de mantenerse siempre una permanente interacción entre la teoría y la práctica, «nunca pueden fijarse dogmáticamente» exigiendo siempre una reelaboración continua y un desarrollo permanente Lucio Magri: Problemas de la teoría marxista del partido, Anagrama, Barcelona 1975, p. 21.. Pero el V Biltzar también es leninista, si por tal entendemos lo que explica Mandel acerca de que Lenin basa su teoría-base de la organización en tres teorías concretas: que el proceso revolucionario se reactivará temprano o tarde y hay que prepararse para ello, para impulsarlo hasta el final; que la conciencia revolucionaria se desarrolla de forma discontinua y contradictoria y que hay que mejorarla permanentemente; y que el marxismo fusiona el método científico de pensar con la práctica de la lucha de clases mediante la praxis paciente de la organización revolucionaria Ernest Mandel: La teoría leninista de la organización, Era, 1974, pp. 7-8..
En este contexto, la juventud que era el sujeto consciente del V Biltzar como proceso, desarrolló otra cualidad inestimable e imprescindible que ahora podemos definir como el principio dialéctico de la negatividad absoluta, es decir, del potencial creativo de lo nuevo que existe en la crítica radical de lo viejo, de la opresión. El V Biltzar como proceso se sustentó en una filosofía de la praxis basada en términos como «negación de la negación», «negación total», «liberación integral», «concepto», «enajenación», «práctica», etcétera, términos, formas de lenguaje y por tanto de pensar y revolucionar la realidad partiendo del «poder de la negatividad», que se expresa con estas palabras que entonces hubiera firmado cualquier militante de ETA:
Queremos comenzar inmediatamente, tanto con las masas en movimiento como con la autodeterminación de la idea, para enfatizar que existe un proceso dialéctico único, tanto en el pensamiento como en la actividad; y este proceso dialéctico único es el método absoluto, es decir, el método dialéctico de la revolución, ya sea en el pensamiento como en el hecho, tras los cuales nosotros andamos Raya Dunayevskaya: «Hegel, Marx, Lenin, Fanon y la dialéctica de la liberación en la actualidad», El poder de la negatividad. Escritos sobre la dialéctica en Hegel y Marx, Editorial Biblos, Buenos Aires 2010, p. 237..
Una idea muy exacta de lo que en la práctica supone la negación total de una realidad opresora, la encontramos en la respuesta a la pregunta sobre «¿Qué es el Nacionalismo Revolucionario?» que se recoge en el Apéndice primero de las Actas de la segunda sesión de la V Asamblea, dice así: «La Liberación Nacional del Pueblo Vasco es la liberación integral del Pueblo y del hombre vasco; es la negación total de una realidad actual opresora. Esa negación total solo la puede efectuar el Pueblo Trabajador Vasco a través de su situación de clase explotada. Por eso, la lucha nacional del Pueblo Vasco es una afirmación socialista (Nacionalismo Revolucionario)» «V Asamblea Nacional de ETA, 2. Sesión (Actas)», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, p. 90..
Profundizando en esta concepción dialéctica de la negación y de la afirmación es en el mismo Zutik nº 44, en donde se explica que además de la explotación de clase también existe «la enajenación de una nacionalidad en otras dos dominantes», la enajenación del Pueblo Vasco en el español y francés, lo que determina que la lucha de liberación no es exclusivamente contra el franquismo sino también contra «cualquier imperialismo español posfranquista». Esta realidad enajenada hace que ninguna democracia burguesa pueda resolver la opresión nacional y social vasca, ya que seguirá existiendo una «necesidad específica y urgente de socialismo para nuestro pueblo «Zutik nº 44», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, pp. 124-125..
Igualmente, en «El pueblo trabajador vasco, punto de partida de nuestra lucha» se hace una reflexión central para el tema decisivo que ahora mismo tratamos, el de la negación de la negación. Tras explicar que hay que romper los mitos y falsedades sobre el movimiento nacional vasco insistiendo en que el núcleo del problema y de la solución radica en la dialéctica entre liberación de clase y liberación nacional, se añade que: «Nuestra respuesta no podrá ser otra que la negación de esa negación; esto es, la afirmación de nuestra personalidad de trabajadores vascos: la práctica de la Revolución Socialista Vasca». Dicho esto, el texto prosigue desarrollando otro concepto insustituible, el de «conciencia nacional de clase» «Zutik nº 51», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, p. 309..
Sin poder hacer ahora un pormenorizado rastreo del empleo de la ley de la negación de la negación por ETA en estos años, sí debemos citar, al menos, uno de importancia clave para entender aquel momento y sobre todo para el actual. Nos referimos al empleo de la dialéctica de la negación de la negación «Heutsi nº 3», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 410. en el análisis crítico que el V Biltzar hace de la VI Asamblea no reconocida oficialmente –escisión de ETA que se dividiría en dos sectores, uno de los cuales se haría trotskista. La crítica viene a decir que, tras la escisión, el sector de «los milis» o continuadores de la V Asamblea, y contrarios a la VI Asamblea, fue capaz de ir aumentando su fuerza e implantación de masas hasta dar el salto cualitativo entre otras cosas con una acción armada decisiva, el arresto del cónsul alemán en Donostia y, después, y gracias a la negación de la negación, llegar a ser la organización revolucionaria decisiva en Euskal Herria.
Poco después en el mismo Hautsi se asume el principio fundamental del materialismo dialéctico según el cual «la verdad es siempre revolucionaria» «Heutsi nº 3», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 419. sobre el que luego volveremos porque su negación fue un claro síntoma de que ruptura interna. Ahora debemos decir que en junio de 1974, un año después de este Heutsi, el V Biltzar profundizó todavía más en la ley de la negación de la negación:
En las condiciones actuales, lo que caracteriza la lucha revolucionaria en Euskadi es sobre todo, no el enemigo y su poder político, sino su contrario: esto es, nuestro pueblo definido a través de una alternativa concreta. Es decir, la contradicción viene determinada, viene caracterizada (y con ella, la estrategia) por la afirmación creciente del término nuevo, esto es, en nuestro caso, el Estado Socialista Vasco. Hoy ya no nos definimos de forma negativa (contra la oligarquía española) sino positiva (por un Estado Socialista Vasco). La destrucción del régimen franquista, antes caracterizador de la contradicción y por ello determinante de su contenido y de la estrategia consiguiente, se subordina políticamente a la configuración de una alternativa para nuestro pueblo, alternativa que ETA materializa a través del Estado Socialista Vasco. Es decir: el contenido de la contradicción (y por ende, de la estrategia) ha pasado de ser fundamentalmente anti-franquista (es decir, definido a través del enemigo común y por ello necesitado de una estrategia única y centralizada) a caracterizarse por las alternativas a dar (en nuestro caso, independencia y por lo tanto diferenciada) «La sociedad del futuro», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 15, p. 421..
La primera negación era la lucha anti-franquista, la lucha contra la forma inmediata y pública de la dominación española, era una lucha negativa, que rechazaba una realidad pero que no presentaba un modelo alternativo, una estrategia de futuro. Una exposición lacónica y lapidaria de la primera parte de la ley de la negación de la negación, o sea de la negación inicial, nos la ofrece ETA en su análisis del papel del llamado «Juancarlismo» en el contexto social y político de 1975: «Nosotros no tememos el desorden porque únicamente destruyendo el actual orden oligárquico español podremos instaurar un orden popular vasco» «ETA frente al Juancarlismo», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 279.. Se trata del primer momento del principio dialéctico la «negatividad absoluta» que luego veremos. La segunda negación es ya esa estrategia positiva, de futuro, la del Estado Socialista Vasco. La dialéctica entre la primera negación y la segunda queda demostrada por el hecho de que: «La sociedad del futuro viene prefigurada por el contenido de las luchas actuales» «La sociedad del futuro», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 15, p. 420., de manera que el presente ayuda a prefigurar el futuro, lo condiciona en cierta forma ya que el medio adelanta aspectos del fin buscado con ese medio. Durante este proceso de negación de la negación, de «saltos dialécticos» y de «cambios cualitativos» «La sociedad del futuro», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 15, p. 422., es en donde adquiere sentido este párrafo:
Un revolucionario no debe limitarse a explotar las contradicciones y las posibilidades que una situación concreta presente. Debe además de ello tratar conscientemente de crear fenómenos nuevos, debe conscientemente esforzarse por alterar y acelerar el contexto para precipitar situaciones revolucionarias «Zutik nº 64/ 1974-Maiatza-1», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 15, p. 369..
Muy significativamente, la negación de este principio fue uno de los detonantes del inicio de la escisión entre ETA y la corriente políticomilitar, una de cuyas sub corrientes derivaría más tarde al reformismo y hasta el colaboracionismo más escandaloso con la represión antivasca. Recordemos que el 13 de septiembre de 1974 un comando de ETA puso una bomba en la cafetería Rolando, de Madrid. Tras una áspera discusión interna, la dirección decidió negar su autoría y en un primer comunicado del 15 de septiembre la niega explícitamente, pero termina con un párrafo ambiguo que da pie a cualquier interpretación Documentos Y, Hordago. Lur, Donostia, 1981, tomo 15, p. 485., sin embargo, en un comunicado del día 17 de ese mes no da pie ya a ninguna ambigüedad calculada Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia, 1981, tomo 15, p. 489.. No es este el momento para extendernos en la siempre necesaria exposición de la teoría marxista de la violencia Carlos Tupac: Terrorismo y civilización, Boltxe Liburuak, Bilbao 2012, pp-30-106., en especial de sus apartados sobre el mal menor necesario, los fines y los medios, y la ética.
Como vemos, la lógica hegeliana y marxista, sin más precisiones ahora, de ascenso de la primera negación a la afirmación cualitativamente superior y nueva mediante la segunda negación, esta lógica, aparece aquí nítidamente expuesta: el V Biltzar rechaza esencialmente la totalidad opresora, la rechaza en su negatividad básica y objetiva, sin concesiones, y, a la vez, sin perder un segundo, sino en la misma argumentación afirma que el sujeto que puede superar la negación total es el Pueblo Trabajador Vasco: aquí tenemos la segunda negación o negación de la negación expresada en el sujeto positivo que conscientemente se enfrenta la opresión, superándola. La nueva realidad histórica, es decir, la liberación integral de Euskal Herria, nacional y de clase –todavía no se argumenta la liberación de sexo-género–, llegará como resultado de esa negación de la negación.
Sabemos que la dialéctica es incompatible con la ideología. No debe por tanto sorprendernos la insistencia que hace el V Biltzar como proceso sobre lo que es la ideología y que efectos negativos tiene. En el Informe Verde Revisado se lee esta definición de ideología: «Toda ideología es alienación. El fin del socialismo es precisamente la desaparición de todas las ideologías-alienaciones. Por tanto hablar de ideología socialista es una contradicción. No obstante, para una mejor comprensión utilizaremos el término “ideología” en lugar del correcto que sería “teoría revolucionaria”» «Para la V Asamblea (Informe verde revisado)», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, p. 62.. Poco tiempo más tarde se escriben unos «puntos sobre teoría» aprobados en la Segunda Sesión de la V Asamblea que llevan el título de «Ideología oficial de Y» en el que podemos leer lo siguiente sobre las diferencias entre la ideología y la conciencia de clase:
Entendemos por ideología del trabajador la aceptación del trabajador de su condición dentro de las estructuras burguesas. Aceptando los mitos de esta ideología, arrastrando las consecuentes alienaciones, el trabajador se mueve en la vía reformista sin aspirar a un cambio radical de las estructuras. Entendemos por conciencia de clase la toma de conciencia del trabajador de la opresión colectiva como clase, en la lucha contra las alienaciones producidas por la ideología burguesa, lo que conduce automáticamente a una actitud revolucionaria, es decir, al cambio total y completo de las estructuras burguesas económicas, políticas, sociales y culturales, en pro de la desalienación total del hombre «Ideología Oficial de Y», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, p. 99..
La ideología burguesa oculta, tergiversa e invierte la realidad, sus contradicciones. En este sentido, la lucha contra la ideología y contra la alienación, sin mayores precisiones ahora, debe centrarse en el desvelamiento de lo real, en sacar a la luz la dialéctica de la explotación y el carácter inhumano de la propiedad burguesa. Sin profundizar mucho, rápidamente encontramos documentos de ETA de aquella época en los que se avanza directamente en la lucha contra la ideología en cuanto tal y a favor de la toma de conciencia revolucionaria. Por ejemplo, en el conocido como «Zutik de Caracas», de 1968, podemos leer dos ideas básicas para la desideologización: una de ellas es el denominado «Diccionario para traducir prensa enemiga» «Zutik de Caracas», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 8, p. 70. en el que se «traducen» expresiones como «separatismo vasco», «violencia vasca», «terrorismo hispano», «terrorismo vasco» y «atracos».
Dos constantes recorren las traducciones a la realidad vasca: la defensa de los derechos humanos y democráticos, y la defensa del derecho a la resistencia, pero lo más importante desde la perspectiva de la concienciación es que a la propiedad burguesa y española se le enfrenta la propiedad popular y vasca. La otra idea básica es la contundente declaración de que «la verdad no es cómoda. La comodidad es el metro de la traición» «Zutik de Caracas», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 8, p. 77., que es una forma indirecta de insistir en que la verdad es revolucionaria. Poco después, en el Zutik nº 81 se lee:
La concienciación del pueblo es un proceso colectivo dado a través de prácticas parciales; y el intentar dicha concienciación a través únicamente de cursillos los fines de semana es una idea digna de una socialdemocracia tan prudente que es fácil ver debajo de esa prudencia un miedo insuperable y una autojustificación perfecta […] Y aquél que no quiere arriesgarse a nada es que nada quiere hacer por su pueblo y, por tanto, está apoyando al opresor. Nadie está al margen de la política; o se hace la política del oprimido, o se hace la política del opresor, aunque sea pasivamente […] hoy en día solo es abertzale aquel que hace TODOS LOS DÍAS COSAS CONCRETAS por la liberación nacional «Zutik nº 81», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 8, pp. 89-91..
Esta y no otra es la teoría marxista de la toma de conciencia, de la desideologización y de la desalienación mediante la praxis revolucionaria como negación radical de lo existente en cuanto momento de la creación de lo nuevo. Pero este Zutik añade una tesis que refuerza la teoría marxista porque plantea uno de los puntos críticos de toda desalienación: el de la legitimidad y legalidad del orden opresor frente a la legalidad del oprimido: «ÚLTIMA HORA: El jefe de la Brigada Político-Social “MELITÓN MANZANAS”, juzgado y sentenciado por la legalidad vasca, ha sido ejecutado» «Zutik nº 81», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 8, p. 97.. La referencia a la «legalidad vasca» antagónica con la franco-española abre un universo conceptual netamente comunista que nos remite al potencial libertario de la negación de la negación.
La superación de la ideología se realiza solo cuando la conciencia crítica asume en la práctica que existe una legalidad liberadora irreconciliablemente opuesta a la legalidad opresora. solo así, con la conciencia de otra legalidad, la popular, la oprimida, se culmina el proceso de superación de la alienación y más concretamente del fetichismo. Se trata de un proceso práctico, diario, en el que las acciones cotidianas, concretas, se desarrollan confluyendo en una praxis unitaria que a su vez se expresa en múltiples formas diferentes.
Disponemos ya, por tanto, de una contextualización suficientemente precisa del momento en el que una juventud que asume la conciencia política revolucionaria como su misma respiración vital, decide organizarse clandestinamente para preparar una revolución que no sabe cuándo ni cómo va a estallar. Al margen de los cambios acaecidos en medio siglo, podemos extraer tres lecciones actuales de aquella juventud: la necesidad de la permanente formación teórico-política, la necesidad de saber que la burguesía tarde o temprano endurece la represión y por tanto hay que prepararse, y la necesidad de saber que la revolución se organiza día a día.
Para sustentar teóricamente la interpretación del V Biltzar como un largo proceso histórico que abarca varias asambleas con una identidad subyacente a pesar de sus muchas contradicciones internas, que estallan en varias escisiones y en los correspondientes enriquecimientos teórico-políticos y estratégicos, nos hemos basado además de en la obra general de Lorenzo Espinosa, también en la crítica devastadora de la interpretación lineal de la historia Josep Fontana: La historia de los hombres, Crítica, Barcelona 2001, pp. 353-367. realizada por J. Fontana que nos ha servido como óptimo método para explicar por qué entendemos como V Biltzar no solo la V Asamblea sino el proceso de enriquecimiento teórico y de concreción estratégica que llega a su culmen a finales de la década de 1970.
Además de esta demoledora crítica de la linealidad en la historia, nos hemos basado también en una larga serie de investigadores caracterizados por desentrañar la dialéctica entre las condiciones objetivas y las subjetivas no solo en los ciclos cortos sino en los largos, a través del tiempo, de modo que el tiempo teórico-político y económico no tiene por qué coincidir con el tiempo cronológico oficial, tal como lo demuestra G. Arrighi Giovanni Arrighi: El largo siglo XX, Akal, Madrid 1999, pp. 13 y ss. y su «siglo largo». En este sentido nos remitimos también a dos obras básicas para entender la dialéctica entre lengua, economía y política sin la cual no se entiende el largo V Biltzar: la de J. M. Sánchez Carrión con su concentrada píldora de ciencia revolucionaria de que «es cierto que quien quiere poder necesita lengua […] Pero aparte de la lengua, el poder necesita también ciencia» José María Sánchez Carrión: Lengua y Pueblo, Elkar, Estella 1980, pp. 117-118.. Y cómo no, el método histórico de J. Azurmendi: «Así las cosas, cultura arriba o cultura abajo, resulta que estamos rehuyendo el problema: el problema es el Estado […] los Estados civilizadísimos son los que mejor están demostrando que el único modelo de Estado que conocen es el de cárcel de pueblos» Joxe Azurmendi: Los españoles y los euskaldunes, Argitaletxe Hiru, Hondarribia 1995, p. 517.. Al margen de sus escisiones y rupturas, el largo V Biltzar tenía muy clara esta constante histórica.
A diferencia de las interpretaciones lineales de la historia, nosotros entendemos por V Biltzar el largo y decisivo período que, a grandes rasgos, comienza a tomar cuerpo en la III Asamblea de ETA de 1964, que no vamos a estudiar en detalle laitz Aizpurua: Marxismo eta nazio arazoa. ETAren Hastapenetan, Hausnart, 2.znbk, 2012 abendua, pp.128-139., y concluye en lo esencial a finales de 1978, tras el asesinato de Argala, sufriendo un golpe previo con el secuestro y asesinato de Pertur en 1976. Se ha hecho habitual hablar del V Biltzar no en el sentido restrictivo de la V Asamblea con sus dos partes en diciembre de 1966 y en marzo de 1967, sino en el sentido amplio, procesual, como un período de creatividad estratégica lleno de diferencias, oposiciones y contradicciones que terminaban en escisiones.
Sin embargo, tal diversidad no anula sino que refuerza el hecho de que, frente al exterior, es decir, frente al imperialismo franco-español y frente a la burguesía vasca, las contradicciones internas a ETA tendían a resolverse en la medida de lo posible para continuar la lucha por la independencia y el socialismo. Al igual que en la historia del movimiento anarquista, socialista y comunista mundial existe fases especialmente creativas insertas entre períodos de poca o nula significación, incluso de retroceso al reformismo, en la historia de ETA sucede lo mismo. Decimos que el V Biltzar se inicia entonces porque según documentos de la propia ETA de verano de 1974, se lee que:
Desde 1964, la estrategia revolucionaria de ETA está fundamentalmente en la aplicación de los principios generales de la Guerra Popular a las condiciones concretas de Euskadi. Esta fue la opción básica de nuestro tercer Biltzar Nagusi; a partir de entonces, todas las Asambleas que hemos celebrado se han cerrado con una reafirmación de talesprincipios que, cuando fueron proclamados, solo recibieron por respuesta un escepticismo general […] En la V Asamblea (1967) proclamamos de forma inequívoca nuestra decisión de ponernos del lado de los trabajadores en la lucha de clases que se daba en nuestro País […] Somos pues patriotas revolucionarios, y defendemos los principios de la Guerra Popular. Estos tres pilares marcan nuestra estrategia y nuestro comportamiento ante cualquier contingencia. Desde tal perspectiva, hemos orientado los últimos años de lucha, y desde tal perspectiva orientaremos todo paso futuro […] Existe el peligro de perder el rumbo y dejarnos arrastrar por alternativas que encubran bajo un manto pseudo-democrático nuevas servidumbres para Euskadi. Por eso ahora es la ocasión de tener más en cuenta que nunca las razones de nuestra lucha, el sentido y el fin de esta. Olvidar qué somos y qué queremos es, en estos momentos de idas y venidas, de sondeos, de propuestas y contrapropuestas, el mejor y más sencillo modo de suicidarnos políticamente Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 15, pp. 407-408..
Pensamos que entre la III y la V Asamblea se dio otro paso significativo en la elaboración de la estrategia del V Biltzar. Nos referimos a la célebre Carta a los intelectuales Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 3, pp. 501-510., terminada de elaborar en su segunda versión corregida en verano de 1965 durante la IV Asamblea, que ya adelantaba algunas de las cuestiones decisivas que se aprobarían en la siguiente Asamblea, la V, que se celebró en dos partes, la primera en verano de 1966 y la segunda a comienzos de 1967. En realidad, el proceso que transcurre desde la III a la IV Asamblea permite que durante esta José María Garmendia: Historia de ETA, Haramburu, 1979, 2 vol., pp. 164-165. se den pasos muy importantes para el futuro de lo que será el sistema teórico-político del V Biltzar, tal como lo definimos aquí.
Ya para este momento, el prestigio y la influencia de ETA entre las fuerzas políticas que actuaban en la clandestinidad estaba sólidamente asentado, llegando a ser la primera fuerza en ese sentido. La propia organización era consciente de ello pues en un documento de 1968 afirma que: «las tiradas de Zutik representan diez veces más (y probablemente nos quedemos cortos) que el conjunto de todas las demás publicaciones clandestinas vascas» «Introducción», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, p. 269.. Por tanto, el V Biltzar tal cual aquí es definido, se constituyó bien pronto en la fuerza política decisiva en todos los sentidos, decisiva en lo estratégico pero también en lo táctico, para el devenir de Euskal Herria.
Lógicamente, por pura dialéctica, la presencia externa del V Biltzar como proceso se sostenía en fuertes tensiones internas, en altibajos, parones, retrocesos y relanzamientos con fuerza renovada. Un ejemplo de ello lo tenemos en la carta a la Organización de la Mesa de Bélgica de mayo de 1973, en la que se expone cruda y sinceramente la existencia de varias líneas lo que redunda en un gran confusionismo político. La carta propone volver al
[…] espíritu de la Quinta Asamblea. En esta, la opción de convertir a ETA en una organización de clase, decidida a ponerse del lado de los trabajadores en la lucha de clases existente en nuestro país, era clara, aunque tal opción no fuera clara en todos sus detalles. ETA estaba definida ya como partidaria de un socialismo que no fuera «socialista-humanista» no «social-demócrata» no «social-reformista», sino socialista revolucionario, es decir, que considera a la lucha de clases como un motor de la historia y que nace de la violencia revolucionaria de los trabajadores con el proletariado en su cabeza. En este sentido la acción de posponer la determinación del carácter del socialismo de ETA a la celebración de una Asamblea era ideológicamente un paso atrás. Por el contrario es innegable que el aporte de Egi Batasuna en militantes ha sido muy importante para la continuidad de ETA y de la lucha patriótica vasca
Después de esta fusión, ETA publica un nuevo Zutik en el que aparecen claramente definidas unas opciones marxistas-leninistas. Desde entonces las publicaciones se han reducido a los Hautsi, pero tenemos la impresión que el confusionismo político dentro de ETA está muy lejos de haberse superado «Sobre el porvenir inmediato de ETA», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 421..
Es este confusionismo interno el que se quiere resolver en la VI Asamblea oficialmente reconocida como tal en verano de 1973, en la que se argumenta a la luz de la experiencia transcurrida en los últimos años el porqué del fracaso de la escisión anterior conocida como los «escindidos de la VI» celebrada en 1970 y que ya para entonces se había vuelto a escindir en otros dos grupos. En la oficialmente declarada VI Asamblea se hace una explícita aceptación de la V Asamblea:
Hoy nos reafirmamos en los puntos y conclusiones de tal Asamblea; de esta manera, suscribimos la elaboración ideológica realizada entonces, su validez global; y, así mismo, nos reafirmamos sin ambages en la práctica desarrollada por ETA hasta ahora, constatando su total acierto […] Las necesidades de la lucha exigen evidentemente continuar perfilando las pautas teóricas surgidas en la V Asamblea. A medida que avancemos nos enfrentaremos con problemas nuevos; y tales problemas exigen por lo tanto soluciones nuevas. ETA aspira a devenir vanguardia organizada de nuestra clase, de la clase trabajadora vasca, y, a través suyo, de todo nuestro pueblo «Hautsi nº 4», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 428..
En esta VI Asamblea oficialmente reconocida, se elabora un documento sobre el porqué de un Estado Socialista Vasco en el podemos leer:
Afirmamos entonces que nuestra realización total e integral, como trabajadores vascos solamente será posible cuando se nos devuelvan íntegramente los mecanismos de apropiación lógico-simbólicos que se nos ha arrebatado, cuando contrarrestemos los efectos de la opresión recuperando totalmente la manera de ver e interpretar la realidad vasca (euskaldun), desde una óptica indudablemente comunista […] nuestro deber internacionalista será unirnos en pie de igualdad con todos los pueblos y proletarios del mundo –comenzando por los más próximos– para proseguir la edificación de la sociedad mundial sin clases. Como revolucionarios comunistas que somos, luchamos contra toda opresión: luchamos pues contra la opresión nacional. Y, por ello mismo, estamos por la independencia de Euskadi, por un Estado Socialista Vasco «Por qué estamos por un Estado Socialista Vasco», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 15, pp. 108-109..
Por no extendernos, a finales de 1976 en el Zutik nº 67 se lee:
Desde el V Biltzar, ETA se había propuesto convertirse en una organización vanguardia revolucionaria de la clase obrera y del Pueblo Trabajador Vasco. El camino hasta hoy ha estado plagado de contradicciones y de saltos a derecha e izquierda. Negarlo sería negar toda la historia de nuestras escisiones, negar que la lucha de clases exista y entre de lleno en ETA. […] Pero a pesar de ello, hoy podemos decir que ETA se está afirmando como una organización proletaria: ya hoy no podemos ser tratados como «una expresión pequeño-burguesa», «unos activistas minoritarios», etc. Hoy, con más o menos aciertos, ETA dirige todo el combate hacia el triunfo de la Revolución Socialista, hacia el triunfo del Poder Popular que acabe con la opresión nacional y la explotación capitalista «Zutik nº 67», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, pp. 187-188..
Cuando al comienzo de este texto nos extendíamos en la explicación del método dialéctico y en la importancia de los conceptos flexibles, incluyentes y abiertos, conceptos que permiten y exigen establecer relaciones con otras realidades cercanas para integrarlas en teorías más amplias y abarcadoras, teníamos puesta la mirada en varios problemas que iríamos intentando resolver posteriormente. Ahora nos encontramos con uno de ellos, y de los fundamentales, el de las perspectivas que se abren o que se cierran si se usan determinados conceptos, como el de pueblo trabajador, o si dejan de usarse.
Antes de seguir y a modo de preparar un debate más sistemático sobre este concepto, únicamente diremos que ha sido y es utilizado permanentemente en la izquierda revolucionaria mundial preocupada por integrar estratégica y tácticamente a cuantos más sectores sociales componen la fuerza de trabajo globalmente explotable. Era tan común su uso como herramienta epistemológica a finales del siglo XIX que incluso un joven Lenin, que apenas había leído lo esencial de la lógica dialéctica y de la naturaleza flexible y abierta del concepto y que estaba muy influenciado por el mecanicismo de la socialdemocracia porque aún no había estudiado con radicalidad a Hegel, lo emplea reiteradamente en el artículo cortito de 1900 denunciando la invasión de China por Rusia:
La única voz ausente, entre tanto júbilo, es la de los obreros conscientes, representantes de vanguardia del multitudinario pueblo trabajador. Mientras tanto, es precisamente el pueblo trabajador el que soporta todo el peso de las nuevas campañas victoriosas: le quitan trabajadores para enviarlos al otro confín del mundo, le imponen tributos extraordinarios para cubrir los millones gastados V. I. Lenin: La guerra con China, Obras completas, Progreso, Moscú 1981, tomo 4, p. 397..
Más adelante Lenin se pregunta: «¿Qué provecho reportan a la clase obrera rusa y a todo el pueblo trabajador las conquistas en China? Miles de familias arruinadas, a las cuales se les quitó los trabajadores para enviarlos a la guerra; un enorme incremento de las deudas y gastos del Estado; la elevación de los impuestos; el reforzamiento del poder de los capitalistas, explotadores de los obreros; el empeoramiento de la situación de los obreros; una creciente extinción del campesinado; hambre en Siberia: eso es lo que promete traer y ya trae la guerra con China» V. I. Lenin: op. cit., tomo 4, p. 400..
En el contexto de 1900, la lección que extrae Lenin no admite duda: «Por eso incumbe a todos los obreros conscientes el deber de alzarse con todas sus fuerzas contra quienes atizan el odio a otras naciones y desvían la atención del pueblo trabajador de sus verdaderos enemigos […] Para sacudirse el nuevo yugo que la guerra impone al pueblo trabajador, sólo hay un medio: la convocatoria de representantes del pueblo, que pongan fin al despotismo del Gobierno y lo obliguen a considerar no únicamente los intereses de la camarilla de la Corte» V. I. Lenin: op. cit., tomo 4, p. 402..
Como vemos, el concepto de «pueblo trabajador» tiene una función epistemológica clave: para Lenin, como para los marxistas que dominan la dialéctica, es un concepto flexible, «móvil» porque «lo real se presenta como moviente, múltiple, diverso y contradictorio» Henri Lefebvre: Lógica formal. Lógica dialéctica, Siglo XXI, Madrid 1972, p. 196., lo que le permite integrar en el movimiento subjetivo del pensamiento el movimiento objetivo de la realidad. La fuerza social de trabajo globalmente explotable por el capital como relación social de explotación, es una objetividad con diversos niveles de diferencia, oposición y contradicción en su interior siempre en devenir, y el concepto de pueblo trabajador explica esa realidad.
Lenin también emplea simultáneamente los conceptos de «pueblo», «nación», «masas populares», «masas trabajadoras», etcétera, precisamente como engarces con la realidad contradictoria dentro del potencial heurístico del concepto «pueblo trabajador». Pensamos que uno de los secretos de la victoria de la revolución bolchevique en 1917 fue la flexibilidad mental de las y los revolucionarios para superar autocríticamente sus errores de sectarismo gracias, entre otras cosas, a la dialéctica inherente al concepto de «pueblo trabajador», sobre todo en momentos críticos, decisivos, en los que se avecina la derrota definitiva como en enero de 1918 cuando todo indicaba que la contrarrevolución ahogaría en sangre la esperanza comunista. Fue entonces cuando se hizo el llamado al acto supremo de la resistencia a ultranza mediante el pequeño documento: Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado V. I. Lenin: Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado, Obras completas, Progreso, Moscú 1981, tomo 35, pp. 231-233..
Aclarado esto, y volviendo a Euskal Herria, Pertur, en 1973 cuando todavía no se había producido la ruptura, defendiendo la necesidad de un «Estado socialista vasco», responde así a la pregunta de sobre quiénes son los aliados de la «clase trabajadora vasca»: «La contradicción principal de nuestra lucha revolucionaria es la que enfrenta las clases populares vascas –con el proletariado industrial al frente– con las burguesías monopolistas española y francesa; existen unos lazos objetivos de unión, unos intereses de clase comunes –no idénticos– que determinan el carácter popular y no meramente proletario de la revolución pendiente en Euskadi. En nuestro caso, tal afinidad de intereses revolucionarios se ve potenciada por la existencia de una opresión nacional común a la clase obrera y al resto de las clases populares, de las capas sociales revolucionarias: Arrantzales, nekazaris, trabajadores administrativos, pequeños propietarios, comerciantes e industriales, estudiantes, intelectuales y otros asalariados» Pertur: «Por qué estamos por un Estado socialista vasco», Pertur, A. Amigo, Hordago, Donostia 1978, p. 167..
Más tarde, en diciembre de 1974 Pertur habla de pueblo trabajador Pertur: «Manifiesto de ETA p-m», Pertur, A. Amigo, Hordago, Donostia 1978, p. 210.. No vamos a extendernos en otros escritos en los que expone la misma tesis incluso enriqueciéndolas al explicar cómo la clase obrera ha de fortalecer sus relaciones con el resto de clases trabajadoras, masas populares, con el pueblo en general, etc. Sí vamos a citar el párrafo que aparece en la Ponencia Otsagabia de verano de 1976:
Haciendo un breve análisis de las clases que se enfrentan en el proceso revolucionario vasco, vemos que por un lado está la oligarquía centralista española, clase actualmente dominante y por otro el conjunto de las clases trabajadoras y populares de Euskadi, lo que comúnmente venimos denominando pueblo trabajador vasco. Es evidente que no está hecho un estudio científico de la composición de clases y grupos sociales del PTV y que para esa labor de dirección política es necesario efectuarlo, pero podemos afirmar aquí que el conjunto de lo que denominamos PTV y que incluye la pequeña burguesía, tiene unos intereses objetivamente revolucionarios. Ahora bien, y dado que el PTV es un conglomerado en el que se encuentran tanto clases con todas las características que las configuran como tales –la clase obrera– como sectores o grupos sociales con características diferenciales pero que no constituyen una clase en sentido estricto –no se puede hablar, por ejemplo, de la existencia de una clase campesina en Euskadi; ni siquiera el conjunto de quienes se dedican al trabajo de la tierra ofrecen unas características homogéneas a lo largo y ancho de las cuatro provincias de Euskadi Sur– la única clase que puede llevar la dirección revolucionaria del conjunto del PTV es la clase obrera Pertur: «Ponencia Otsagabia», Pertur, A. Amigo, Hordago, Donostia 1978, p. 259..
En Hautsi nº 6 de septiembre de 1975 realizó la siguiente descripción teórico-política del concepto de pueblo trabajador que consideramos totalmente válida entonces y ahora:
Como en diciembre de 1970, la clase obrera vasca ha vuelto a poner de relieve que no es neutral frente a la opresión nacional de que es objeto […] Ahora bien: destacar el papel de la clase obrera no puede hacernos olvidar la aportación del resto de nuestro pueblo. De hecho. Aunque hayan sido obreros los que han estado a la cabeza de las luchas, en estas ha participado todo el Pueblo Trabajador Vasco: arrantzales, como los que en Lekeitio y Ondarroa se negaron a faenar sufriendo por ello una represión despiadada; nekazaris, como los que en Azpeitia y en Bizkaia boicotearon los mercados y la entrega de la leche; pequeños propietarios, como los que cerraron sus bares, comercios y talleres en decenas de pueblos de Euskadi; profesionales, como los médicos de Donosti que se enfrentaron a las fuerzas represivas en la Residencia y en el Hospital; sacerdotes, mujeres y estudiantes «Hautsi nº 6», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 475..
El texto continúa insistiendo en que la unidad del pueblo ha sido decisiva, pero que lo será más para lograr integrar a la pequeña burguesía en el proceso revolucionario. Como hemos visto a lo largo de estas páginas, la cuestión de la pequeña burguesía, su papel y sus dudas e indecisiones, recorre todas las reflexiones teóricas marxistas, también en la Euskal Herria de entonces y de ahora. ETA era muy consciente de esta problemática, y en el Zutik nº 67 de noviembre de 1976, escribe que:
La pequeña burguesía vasca sufre, frente al control del proceso productivo, la marginación propia de esta capa en las sociedades capitalistas industrializadas. Padeciendo todas las depresiones del sistema, se encuentra en franca oposición con la oligarquía y en muchos casos, en una postura crítica –aunque también a menudo inconsecuente– frente al sistema capitalista. En su mayoría autóctona es poseedora de una firme conciencia nacional. Ambos condicionantes, la señalan objetivamente como un posible –aunque siempre vacilante– aliado estratégico del sector patriótico de la clase obrera, en orden a la consecución de una Democracia Popular Vasca. Que esta posibilidad se convierta en una realidad irreversible, depende, en buena medida, de la capacidad que demuestre la vanguardia política de dicho sector obrero, para atraerla a su camino «Zutik nº 67», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 207..
En 1976 J. Apalategi publicó una muy rigurosa investigación sobre la estructura clasista vasca Jokin Apalategi: Los vascos de la nación al Estado, Elkar, 1979, pp. 53-118., en la que destacaba la tesis de que «el concepto de clase trabajadora es más amplio que el de proletariado puesto que este está comprendido en aquél. Y vamos a utilizar el concepto de clase trabajadora, pues aunque el proletariado es por su número y por sus condiciones objetivas el elemento más importante para la lucha revolucionaria, el apoyo que las demás clases trabajadoras, explotadas ellas también, pueden aportar a esta lucha es absolutamente indispensable» Jokin Apalategi: op. cit., p. 103..
Al margen de las variaciones cuantitativas habidas en las clases trabajadoras y en su núcleo, el proletariado, sigue siendo totalmente válido lo expuesto en la cita. El autor en el que ahora nos basamos sostiene que la V Asamblea realizó el «primer análisis de clases sociales» Jokin Apalategi: op. cit., pp. 209-210. en la historia de ETA, análisis en el que la dialéctica entre la lucha de liberación nacional y la lucha de clases se expresaba mediante el concepto de pueblo trabajador vasco. En 1985 J. Apalategi publicó un estudio en el que demostraba que a partir de la V Asamblea Jokin Apalategi: «Liberación nacional y socialismo-comunismo como problemática de síntesis teórica desde la Vª Asamblea de ETA hasta nuestros días», Los vascos, de la autonomía a la nación, Txertoa, 1985, pp. 281-310. se iniciaba un proceso ascendente sostenido, al menos hasta esa fecha, mientras que el resto de fuerzas políticas, mayoritariamente surgidas de escisiones de ETA, empezaban la tendencia al declive.
F. Letamendía, por su parte, ofrece esta definición de pueblo trabajador:
ETA –dice la ideología oficial– es un «Movimiento Nacional Vasco de Liberación Nacional» (la auto-definición como «movimiento» es tradicional; es en cambio novedoso el caracterizarse como «movimiento socialista»). El nacionalismo de ETA es un «nacionalismo revolucionario». En la definición de este aparece por primera vez un concepto que ha de tener una larga vigencia, el de «Pueblo Trabajador Vasco», que intenta realizar la síntesis entre pueblo vasco (que desearía la liberación nacional) y clase trabajadora vasca (que desearía la liberación social). Se dice de él que «es la negación total de una realidad actual opresora. Esta negación total puede solo ser realizada por el pueblo trabajador vasco a través de su situación de clase explotada» Francisco Letamendia: Historia del nacionalismo vasco y de ETA, R&B, 1994, tomo I, «ETA en el franquismo», p. 311..
L. Núñez Aristrain dijo que el V Biltzar creó el concepto de pueblo trabajador vasco «para designar al sujeto revolucionario» L. Núñez Aristrain: La razón vasca, Txalaparta, 1995, p. 64.. Pero desde hace unos años este concepto fundamental casi ha desaparecido de los documentos y de la orientación cotidiana del abertzalismo. Ni L. Bruni Luigi Bruni: ETA. Historia política de una lucha armada, Txalaparta, 1987, pp. 84-87. ni I. Casanova Iker Casanova, ETA 1958-2008. Medio siglo de historia, Txalaparta, 2007, p. 92. le prestan la atención necesaria. Por su parte, J. L. Unzueta reduce todo lo relacionado con la importancia de la definición del sujeto revolucionario, el pueblo trabajador vasco, realizada en el V Biltzar a pobre y vulgar forma frente a un «dato incómodo», el de los emigrantes sosteniendo la tesis de que con este V Bilztar se impone la supeditación de la lucha de clases a la lucha nacional y, sobre todo: «alumbrar un nuevo nacionalismo, alternativo política y organizativamente, no ideológicamente, al encarnando por los seguidores del inventor del término “Euzkadi”» José Luis Unzueta: «La Vª Asamblea de ETA», Saioak, año IV, 1980, pp. 50-52., es decir, que el V Biltzar no rompió ideológicamente con Sabino Arana ni con el PNV.
P. Ibarra Güell no tiene para nada en cuenta el nuevo horizonte abierto con la teorización del concepto de pueblo trabajador, horizonte estratégico de largo recorrido en el que se irán engarzando, no sin graves problemas en varios momentos que llegan a provocar escisiones, las diferentes áreas específicas en las que la militancia abertzale trabaja dentro de una perspectiva unitaria de liberación nacional de clase. En las páginas dedicadas a la V Asamblea, y parcialmente también a la IV, no es que no esté en modo alguno presente la problemática de la definición del sujeto revolucionario que ha de liderar la lucha por el independentismo socialista, sino que su estudio de la estrategia de ETA se reduce exclusivamente a la caracterización de la lucha armada; es más, la única vez que aparece escrito el concepto es en un párrafo de un documento de ETA citado Pedro Ibarra Güell: La evolución estratégica de ETA (1963-1987), Kriselu, 1987, pp. 67-83..
Nosotros pensamos que ese concepto expresa, lacónicamente, el doble punto crítico de la liberación humana: por un lado, dilucidar quién es el sujeto que se libera y, por otro lado, dilucidar cómo se construye la subjetividad emancipadora del sujeto que se emancipa. La dialéctica entre el sujeto y su subjetividad es, así, la otra parte de la dialéctica entre lo objetivo y sus contradicciones, de manera que el V Biltzar puso el dedo en la llaga. Lo comprenderemos mejor al analizar su insistencia en la problemática de la alienación y de las formas de desalienación, y en su permanente llamamiento a la práctica como criterio de verdad, como criterio de verificación de toda teoría, siguiendo el más puro método leninista, sobre todo, para lo que ahora nos interesa, en la interpenetración entre lo subjetivo y lo objetivo G. Kursánov: Veritas, Progreso, 1977, pp. 103-120..
I. Bullain reconoce la importancia del concepto de pueblo trabajador para la izquierda abertzale casi desde el inicio de su libro, pero lo reduce a una «categoría ontológica» Iñigo Bullain: Revolucionarismo patriótico, Tecnos, Madrid 2011, p. 30. con lo que destroza cualquier esperanza de encontrar algo enriquecedor en las páginas que siguen. En 1729, Wolff definió en su libro Ontología a este concepto como la metafísica general, cuyos principios básicos son los leibnizianos de la no contradicción y de la razón suficiente Garzanti (coord): Enciclopedia de la Filosofía, Edic. B, 1992, pp. 718-719., determinando así toda la evolución posterior de las filosofías ontológicas como esencialmente idealistas a pesar de que Hegel lograse demostrar la conexión entre su interpretación dialéctica de la ontología, la lógica y la teoría del conocimiento Rosental-Iudin: Diccionario de filosofía, Akal, Madrid 1978, p. 346.. La ontología llevada a su extremo, el ontologismo, deriva en un «sistema especulativo» K. F. Leidecker: Diccionario de filosofía, Grijalbo, Madrid 1968, p. 279. cualquiera, como se demuestra viendo la evolución de la filosofía burguesa europea en su corriente cosmológica y ontológica Manuel Garrido: «El canto de cisne de la gran filosofía europea», El legado filosófico y científico del siglo XX, Cátedra, Madrid 2005, pp. 63-66..
Hemos considerado necesario insistir un poco en el concepto burgués de ontología porque muestra uno de los insondables vacíos del libro de I. Bullain: incomunicar y aislar el nivel de la definición de lo real del nivel de estudio y transformación de lo real, de modo que la lucha por la independencia y el socialismo, esencialmente unida a la definición del sujeto colectivo, es reducida casi a una aberración histórica solo explicable por factores que rozan o caen en la «patología social» expresada en «colectivos de ira», en «populismo vengativo» Iñigo Bullain: Revolucionarismo patriótico, Tecnos, Madrid 2011, p. 115..
Por el contrario, si recurrimos a la noción marxista de unidad entre lo ontológico y lo epistemológico comprendemos que el conocimiento de la evolución de las contradicciones, las tendencias que se abren al calor de la ley de la negación de la negación y del salto de la cantidad a la cualidad, etc., exigen de la intervención humana consciente para guiar su destino por un mundo «complejo, multilateral y contradictorio» M. A. Dynnik (coord): Historia de la filosofía, Grijalbo, 1967, tomo III, pp. 205-206.. Más aún, desde la visión marxista, la unión entre lo ontológico y lo epistemológico conlleva la presencia de lo axiológico, de los valores éticos y el deber moral W. Ash: Marxismo y moral, Edic. ERA, México 1969, pp. 92-118.. Aunque más adelante volveremos a esta cuestión central, ahora deberíamos anunciar lo básico para mostrar que la definición del sujeto revolucionario vasco por el V Biltzar supera conceptualmente la ideología burguesa en sí.
Inseparable del debate sobre el pueblo trabajador es el de la fiabilidad política de la pequeña burguesía. La teoría marxista al respecto es concluyente por su desconfianza absoluta hacia esa fracción de clase de la burguesía, aunque reconozca que hay que aliarse tácticamente con ella, así que no la resumimos. ETA la definía así:
3) Burguesía media: talleres tipo Guipuzcoa (entre dos y doscientos obreros). De tendencia conservadora, reformistas, liberales, demo-cristianos, anti-comunistas. Por la debilidad de su fuerza económica, están ligados a la gran burguesía, siendo de hecho sus criados más fieles, tanto en el aspecto social como en el nacional.
4) Pequeña burguesía: pequeños comerciantes, y tenderos, intermediarios. Trabajan por sus propios medios y apenas sí tienen empleados (de 12 a ninguno). Aunque son propietarios de sus modos de producción se advierte en ciertos una tendencia a la proletarización de sus condiciones de trabajo (inseguridad del porvenir, pagan el pato de cualquier crisis económica, no viven demasiado holgadamente, larga jornada de trabajo…). Por su situación general vacilan entre el proletariado y la burguesía propiamente dicha: vacilante, falta de coraje político, sin embargo siempre han sido susceptibles de adoptar posiciones extremas, pudiendo salir de su seno tanto revolucionarios como fascistas «Para la V Asamblea (Informe verde revisado)», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, p. 57..
Aquí el análisis de ETA sobre la pequeña burguesía se mueve en el nivel esencial y básico del modo de producción capitalista, en la esfera de lo genético-estructural, de lo que recorre el interior de la pequeña burguesía en el capitalismo en sí. Pero inmediatamente después, ETA pasa al análisis concreto, a la esfera de lo histórico-genético, de la realidad específica de Euskal Herria como formación económico-social propia, diferenciada cualitativamente de las circundantes a ella por su evolución histórica, por su cultura e identidad, por su propia lucha de clases; y, consecuentemente, ETA pasa a analizar el componente político de la pequeña y mediana burguesía vasca:
En general, la pequeña y mediana burguesía cuando hay opresión nacional son nacionalistas. ETA ha surgido precisamente de estas dos capas de la burguesía en su mayoría y sigue en parte viviendo en este mismo ambiente.
Se ha producido en ellos una mayor radicalización en el plano nacional, gracias a las primeras acciones de ETA, a un reblandecimiento del régimen español y a la pérdida de un miedo que hasta hace muy poco parecía insuperable «Para la V Asamblea (Informe verde revisado)», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, p. 58..
Realizada ya la V Asamblea, ETA mantiene inalterado este criterio pero añade una idea, más bien una advertencia cara al futuro, que ahora cobra su plena actualidad: «Existe el peligro, no obstante, de que la burguesía nacional o elementos reformistas tomen demasiada fuerza, castrando la revolución. Para evitar ese peligro real, no tenemos otra salida sino la de dar una fuerte conciencia al Pueblo Trabajador Vasco, mostrándole claramente los fines y el sentido de la lucha» «V Asamblea Nacional de ETA, 2 Sesión (Actas)», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia, 1981, tomo 7, p. 92.. Una década más tarde, en el Zutik nº 67 de noviembre de 1976, ETA profundiza en esta advertencia al admitir, en primer lugar, que la pequeña burguesía choca con la oligarquía «aunque también a menudo inconsecuente» y, en segundo lugar, define a la pequeña burguesía «como un posible –aunque siempre vacilante– aliado estratégico del sector patriótico de la clase obrera, en orden a la consecución de una Democracia Popular Vasca. Que esta posibilidad se convierta en una realidad irreversible, depende en buena medida, de la capacidad que demuestre la vanguardia política de dicho sector obrero para atraerla a su camino» «Zutik nº 67», Documentos Y, op. cit., tomo 16, p. 207.. Con más detalle:
ETA es consciente de que para la construcción de un ESTADO VASCO SOCIALISTA, es imprescindible contar con un Estado Vasco Independiente, guiado por el proletariado en una democracia POPULAR que dé la bases necesarias para la construcción del Socialismo Vasco, posibilitando esto la consecución de la revolución proletaria.
Como hemos dicho, esta democracia POPULAR es un MEDIO para llegar a la toma del poder por el proletariado. En esta primera fase que podemos llamar de REVOLUCIÓN POPULAR constituimos un frente con la pequeña burguesía abertzale para derrotar a nuestro enemigo común que es el aparato de OCUPACIÓN y EEXPLOTACIÓN impuesto a Euskadi por las oligarquías francesa y española.
ETA considera que la pequeña burguesía puede apoyar esta primera fase de la revolución, puesto que está también oprimida NACIONAL y SOCIALMENTE por las oligarquías. Cuando decimos socialmente distinguimos entre la opresión social ejercida por estas sobre la pequeña burguesía y la ejercida sobre el proletariado, pero sabemos que la pequeña burguesía no puede subsistir como clase por la tendencia inevitable capitalista a monopolizarse, no quedándole otro remedio que hacer causa común con el proletariado.
Son precisamente el proletariado y sus vanguardias las que no deben permitir que la pequeña burguesía se haga con la dirección de la lucha de LIBERACIÓN NACIONAL porque abortaría así el proceso revolucionario, convirtiendo la revolución proletaria en un reformismo pequeño burgués «Puntos mínimos ideológicos de ETA», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 15, p. 117..
ETA pensaba que la vía parlamentarista española estaría viciada desde su misma legalidad, que el PNV nunca se atrevería a tratar al poder español «de igual a igual», y que, en el último extremo, terminaría posicionándose en contra del pueblo, porque «para el PNV lo primero es el orden» ya que su enemigo principal es la revolución socialista en Euskal Herria «Zutik nº 68», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, pp. 255-256.. Pero la precisión que realmente importa viene después: «Papel de la burguesía “nacional” o “no oligárquica”. La burguesía nacional posee por su carácter, vocación de capa dirigente del proceso producto. En cuanto que desea desplazar a la oligarquía, puede, muchas veces, aprobar y ver con simpatía las luchas de las capas populares; pero, en cuanto que pretende sustituir a aquélla –aunque de modo más mixtificado– en su labor hegemónica, aceptarla como aliado estratégico equivaldría a dejar que el enemigo cubra la retaguardia, ya que una vez alcanzados –o en vías de alcanzar– sus objetivos, no dudaría en aniquilarnos» «Zutik nº 67», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 207..
La profundidad de esta concepción estratégica hacia la revolución socialista, y de su método teórico, no se queda en el espacio intermedio de los primeros años del V Biltzar, sino que determina toda su historia. Un ejemplo lo tenemos en que en 1973 ETA entra en abierta y pública confrontación política y ética con el PNV a raíz de la propaganda que este realiza entre la juventud vasca. Se trata, como veremos ahora mismo, de una cuestión decisiva que afecta a la definición de la esencia no solo del proyecto independentista sino también del concepto de identidad nacional vasca. Por su importancia, vamos a transcribir el párrafo entero:
En las publicaciones del PNV, concretamente en la revista Gudari, órgano de EGI, juventud del Partido (¿juventud?), se habla de nuestros presos como si pertenecieran a su militancia. Igualmente de nuestros muertos, como si hubiesen muerto heroicamente en aras al lema JEL (Jaungoikoa eta Lege-Zaharra). Aplauden nuestras acciones, dejando de esa forma entrever que tenemos un punto en común: «el abertzalismo». De esta forma confunden al pueblo y crean graves conflictos mezclando en la mente de algunos a sectores del pueblo pertenecientes a la pequeña burguesía, de fondo aranista y sin ningún interés de clase coincidente con los del obrero, con socialistas vascos radicalizados. Sin embargo, no hablan en sus publicaciones de los secuestros que por defender al PTV (Pueblo Trabajador Vasco) nos vemos obligados a llevar a cabo, ni de los ataques que hacemos y haremos a la burguesía de la nación que sea vasca o española, que nos explota. Concretamente en el asunto Zabala, se criticó nuestra acción, «Zabala es un vasco». Estamos de acuerdo y además podemos añadir que habla correctamente el euskera y que procede del baserri, pero igualmente cierto es que como tantos otros vascos pertenecientes a la burguesía roba la plusvalía a sus trabajadores y explota a estos su fuerza de trabajo al mínimo precio. ¿Se le puede justificar el ser explotador a Zabala por ser vasco? ¿No es cierto que otros capitalistas vascos, mediante estas críticas traten de justificar sus métodos amparándose en su vasquismo o en su navarrismo? ¿No es cierto que dirigentes y cotizantes del PNV son capitalistas? ¿Nos importa algo a nosotros el que Zabala perfectamente pudiera cotizar económicamente a movimientos burgueses y chovinistas? Sí, nos importa que ocurra eso para que el PTV vea claro y aniquile a esos contra-revolucionarios. Los dirigentes y colaboradores de la derecha vasca son unos explotadores y «vende-obreros», capitalistas paternalistas «Hautsi nº 3», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 399..
La lucha de clases socialista dentro de la identidad nacional trabajadora contra la identidad nacional burguesa dentro de la lucha de clases capitalista. Esta problemática lo abarca todo. También en la cultura y en la educación euskaldun. La insistencia en la lucha cultural caracteriza a ETA desde sus inicios y siempre propone una cultura popular anticapitalista e internacionalista, o como se sostiene en el Hautsi de agosto de 1972: «cultura popular, socialista en su contenido y vasca en su forma» Hautsi agosto de 1972, Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 328.. La reconstrucción del euskara también se hace desde una perspectiva socialista: en el Hautsi nº 2, hay un capítulo titulado «La lucha ideológica en el seno de las ikastolas» en el que a pesar de emplear el término de «ideología», como hemos visto, sin embargo se hace un análisis teórico muy sofisticado de las diferentes posturas. La flexibilidad conceptual desarrolla con significativo acierto al saber deslindar el verdadero contenido ideológico, de inversión alienada y de falsa conciencia, del modelo burgués de las ikastolas –usar el euskalki de la zona, tener «ambiente vasco», educar en la religión cristiana, ser «apolítica» y «democrática»–, confrontándolo con la teoría pedagógica de las «ikastolas socialistas» «Suplemento especial al nº 2», Hautsi nº 2, Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, pp. 374-378..
Fijémonos en las características con las que el texto de ETA señala el contenido ideológico de las ikastolas dirigidas por la «burguesía nacional vasca», representada en este caso por el PNV y el sindicato ELA. El primero, el empleo del dialecto local de la lengua vasca, suponía en aquel momento un claro estancamiento, incluso retroceso, en el avance que se estaba dando hacia la decisiva unificación y modernización de la lengua vasca, impulso dirigido por un amplio sector euskaltzale en el que los círculos intelectuales influenciados por ETA tuvieron un papel decisivo; en realidad, lo que se estaba librando era una pelea estratégica por el futuro del complejo lingüístico-cultural de Euskal Herria y, por ello mismo, por la identidad concreta de la nación vasca.
El segundo, el «ambiente vasco» dependía de qué sentido y significado se diera al «ambiente»: ¿esencialista y tradicional como los euskalkis frente al moderno y progresista como el euskara batua? El tercero, la educación católica, responde a la pregunta anterior y confirma la esencia ideológica, alienada, de la pedagogía burguesa criticada por ETA. El cuarto, el apoliticismo, lo dice todo porque no se puede ser apolítico bajo una dictadura como la franquista. Y el quinto, el democrático, entra en abierta contradicción con lo anterior a no ser que por democracia se entendiera solo una palabra hueca que ocultaba el colaboracionismo pasivo o activo con la dictadura.
Más adelante, una de las ramas de ETA, en 1975, profundiza todavía más en las relaciones entre lengua y revolución: «La unidad cultural entraña un potente factor de integración social, de solidaridad nacional y de unión política. Es por ello que todos los Estados hacen de la unidad idiomática uno de sus objetivos. Más aún cuando esos Estados albergan en su seno a naciones sometidas» «Vascuence y revolución vasca», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 17, p. 456.. Y luego plantea una reflexión seguida de una exigencia estratégica. La reflexión surge de esta frase:
[…] considerar a los euskaldunes (altísimo porcentaje en el Frente Militar de la Organización) junto con los inmigrantes de nuestra lucha como los más firmes motores de la revolución socialista vasca. Es por esto que nuestra organización ha de establecer una línea clara y contribuir poderosamente a la toma del poder por el pueblo en armas.
Si social y políticamente un partido vasco no se diferencia radicalmente de los partidos obreros de otros países, el hecho de que este partido haya de ser vasco le obliga a tener presente que en consecuencia de los descubrimientos modernos en cuanto a la dependencia de la forma de pensar con respecto al idioma, un socialismo vasco deberá de ser euskaldun y derivado de su mentalidad euskaldun. ETA, organización al servicio de la clase obrera debe encarnar estos principios. Dada además la diferencia tan marcada que ofrecen las estructuras lingüísticas vascas frente a las neolatinas o indoeuropeas en general se deriva la importancia primordial del vascuence en todo socialismo vasco. Un socialismo vasco deberá por ende, poner como condición, sine qua non, euskaldunidad de sus dirigentes y la progresiva euskaldunización de todo el ambiente. Deberá por tanto combatir la desnacionalización y luchar por la íntegra restitución de la cultura vasca. Finalmente podríamos hacer nuestras las siguientes palabras de Fidel Castro y Oswaldo Dorticos en la II Declaración de la Habana: «el deber de todo revolucionario es hacer la revolución» «Vascuence y revolución vasca», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 17, p. 460..
Es muy significativo que este texto de 1975 reivindique obras de Txillardegi de hacía casi una década, siendo Txillardegi uno de los más sólidos defensores del culturalismo político. Aquí vemos una de las fuerzas raizales del V Biltzar como proceso largo: por debajo de las escisiones traumáticas y de las ásperas discusiones pervive una continuidad elemental de lucha contra el imperialismo en cualquiera de sus formas, siendo la lingüístico-cultural una forma básica presente desde el principio en lo esencial aunque variante coyunturalmente en algunas de sus expresiones. Y de hecho, estas constantes del V Biltzar como proceso son inconciliables con el nacionalismo franco-español y con la burguesía vasca.
El bisturí de Lorenzo Espinosa nos descubre las entrañas del españolismo llamado «de izquierda», incluso «marxista». Ahora mismo vuelve el desesperado dogmatismo de nacionalistas españoles autodefinidos «comunistas» y «marxistas-leninistas» que sostienen que es reaccionario «balcanizar España» mediante la defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos desde posturas de «izquierdas» y «revolucionarias» Santiago Armesilla: El marxismo y la cuestión nacional española, El Viejo Topo, Barcelona 2017, p. 245.; que pretenden, utilizando a Stalin, demostrar que España sí es una nación en el sentido pleno de la palabra, mientras que no lo son ni Catalunya ni Euskal Herria Santiago Armesilla: op. cit., p. 202-218., lo que les permitiría argumentar la necesidad de una «República Unitaria, Unicameral, Centralista, Presidencialista, Socialista e Internacionalista» Santiago Armesilla: op. cit., p. 324..
ETA lo denunció hace muchos años. Ya en lo que podemos definir como primer documento representativo del V Biltzar de ETA, Para la V Asamblea (Informe verde revisado), encontramos indicadores muy significativos, de entre los que ahora queremos referirnos a uno decisivo a nuestro entender: la directa referencia a la dialéctica materialista como punto de separación absoluta entre la contrarrevolución y las fuerzas progresistas y revolucionarias. En concreto, el documento de ETA critica a los socialistas y comunistas españoles que desconozcan o nieguen que, en Euskal Herria, la lucha de clases y la lucha de liberación nacional sea un todo inseparable:
14. Por eso partidos españolistas como el socialista y el comunista nunca han sido progresistas y revolucionarios. No han sabido juzgar desde un punto de vista dialéctico la realidad vasca.
15. Quien en la situación concreta de la lucha de clases del pueblo de Euzkadi contra la burguesía hispana o hispanizante no sepa comprender que esta lucha revolucionaria es en el caso vasco una lucha nacional, está demostrando, no ya solo una falta de preparación y desconocimiento de la dialéctica materialista, sino que objetivamente es un contrarrevolucionario» «Para la V Asamblea (Informe verde revisado)», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, p. 63..
Los errores de principio de la «izquierda» estatal son sintetizados de esta forma en el Zutik nº 51 de marzo de 1969:
El chovinismo de la «izquierda» españolista combatió el movimiento nacionalista vasco cometiendo un error de análisis al identificar la lucha del pueblo vasco por su liberación nacional con la lucha por las reivindicaciones reformistas y pequeño-burguesas a las que le arrastraba su burguesía. No quisieron enterarse del contenido popular y revolucionario que tenía la lucha de liberación con su dirección burguesa en un momento histórico dado, en lugar de intentar dar un contenido de clase al movimiento nacionalista. En vez de combatir la dirección burguesa y el lastre burgués del movimiento haciéndole cambiar prefirió combatir globalmente la reivindicación nacional vasca. Su acción era imperialista española sobre Euzkadi y por tanto anti-socialista.
La ignorancia y el oportunismo de toda la «izquierda» españolista ante la realidad nacional vasca les hizo identificar «lo burgués» con «lo vasco» y el socialismo y el progreso con la negación de la cultura nacional vasca. Partiendo de estos supuestos y apoyándonos según la coyuntura del momento en el hecho real de la emigración –en la que según tal postura se revelan las esencias más puras de «lo obrero»– se ha llegado a una concepción irreal de la clase trabajadora de Euskadi, pasando por alto su situación de dependencia nacional, ha conducido a afirmaciones como la que «el planteamiento nacional divide a los trabajadores».
Un izquierdismo estrecho y antivasco
Para comprender estas posturas hemos de tener antes en cuenta que es un hecho que las oligarquías en todos los lugares y en todas las épocas han controlado con éxito amplias capas del pueblo trabajador, porque como ya dijo alguien: «la ideología de las capas populares suele ser la ideología de la clase dominante»; pero si esto es en cierto modo lógico que ocurra entre las masas desconcienciadas, lo que ya no parece tan lógico es que fuerzas políticas que dicen representar a los trabajadores adopten ante el hecho de la emigración y por tanto ante la clase obrera vasca y de la realidad nacional vasca una postura que impide la integración de los inmigrados en la dinámica nacional de su pueblo, de nuestro pueblo, Euskadi.
Adoptar estas posiciones (tradicionales del chovinismo de la izquierda españolista) así como pretender convencernos en nombre del socialismo de que el hecho de la inmigración anula el derecho de autodeterminación del PTV, es decir, anula la lucha de liberación nacional vasca, o pretender que el derecho de autodeterminación bajo una perspectiva de clase consiste en «unirse hoy para construir un Estado español obrero, mañana veremos si el pueblo vasco quiere la libertad nacional o no», no es ninguna expresión de conciencia de clase sino una vulgar españolada.
Para resumir estos dos apartados, si la consecuencia de la línea política impuesta por la burguesía vasca fue frenar el movimiento nacional vasco encorsionándolo (¿encorsetándolo?) en una ideología y unas formas de lucha inofensivas, el efecto de la línea política impuesta por la izquierda españolista fue impedir la unidad del proletariado vasco encerrándole en unos estrechos esquemas izquierdistas (de los que ahora, cuando la dimensión de clase ha entrado en el movimiento de liberación nacional vasco, no sabe salir) «Zutik nº 51», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, pp. 306-307..
Y más adelante:
La izquierda españolista afirma que el Estado es un factor de unión de todos los trabajadores y que el Frente Nacional Vasco los desune: nuestro mayor enemigo no sería el instrumento político del capital monopolista (en nuestro caso el Estado español) sino la colaboración práctica de todos los vascos dispuestos a golpear al sistema. El Frente Nacional Vasco sería, según ellos, una maniobra de los «burgueses» y no una necesidad de las clases populares de un pueblo en situación de dependencia nacional.
La izquierda españolista dice que la realidad nacional divide a los trabajadores: ignoran que lo que divide a los trabajadores es la opresión nacional y a los que luchamos por la liberación de Euskadi nos llaman separatistas. A esto hemos de contestar que el imperialismo es la forma suprema y más inhumana de separatismo, si bien el centro del imperialismo mundial son los Estados Unidos a algunos despistados izquierdistas hay que recordarles que el imperialismo no es solo cosa de los americanos, sino que nos expliquen qué nombre tienen en término político la imposición de un aparato político extranjero en otra nación.
Esta izquierda españolista no tiene nada de socialista y lo tiene todo de españolista: sus posturas ideológicas y su falta total de práctica revolucionaria en todas sus variantes, hacen imposible la unidad del PTV en su LUCHA POR UNA DEMOCRACIA SOCIALISTA en una Euskadi libre al pasar por alto la situación de dependencia nacional en la que se desenvuelve el pueblo trabajador vasco, es decir, al pasar por alto las bases reales de existencia de los trabajadores vascos «Zutik nº 51», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 7, pp. 317-318..
El Informe Verde y el Informe Verde Revisado están escritos entre finales de 1966 y comienzos de 1967. Debemos contextualizar estas palabras porque solo así comprenderemos su acierto y su actualidad. Sin extendernos ahora en la crítica de ETA al reformismo estatalista, sí queremos recordar que ETA criticó a los partidos comunistas occidentales de que asumían como propia la «idiosincrasia nacional» creada por los Estados de las burguesías correspondientes, denunciando también que estos partidos comunistas que asumen la identidad nacional de sus burguesías estatales sin embargo rechazan las identidades nacionales de los pueblos que sus Estados oprimen «Algunos aspectos teóricos sobre la conciencia de clase nacional en el proletariado», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 15, pp. 410-411.. Poco después, en abril de 1973 ETA advirtió que el Partido Comunista de España aceptaría las propuestas del llamado «Pacto por la Libertad» que, entre otros efectos, reforzaría la opresión de las naciones vasca, gallega, catalana, por el imperialismo español, siguiendo un plan supervisado internacionalmente por Estados Unidos y la URSS «Hautsi nº 3», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 398..
En marzo de 1975 ETA militar le informa a ETApm sobre la evolución del Partido Comunista de Euskadi que se ha separado formalmente del Partido Comunista de España en una «maniobra oportunista» para no quedar marginado por el aumento de la conciencia nacional vasca. También valora la evolución del Movimiento Comunista de España al que acusa del mismo oportunismo del Partido Comunista de Euskadi con respecto al aumento de la conciencia nacional vasca: «Han llegado incluso a la conclusión de que es preciso fortalecer y extender las ikastolas. Después de todo esto incluso el camaleón siente envidia de la capacidad de adaptación de algunas especies políticas» «Informe político de ERA», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 17, p. 311..
En abril de 1976 en Hautsi nº 12 se sometió a análisis pormenorizado la propuesta del Partido Comunista de España de separar orgánicamente Vascongadas de Nafarroa presentada en la revista El Comunista de enero de 1976. El artículo se pregunta sobre quién sale ganando con la propuesta del Partido Comunista de España de romper la nación vasca y responde que beneficia «sobre todo a nuestro enemigo de clase, la oligarquía, que ve cada día con mayor recelo los altísimos niveles de lucha que está alcanzando el Pueblo Trabajador Vasco y que daría todo el oro del mundo por evitar que nuestro combate cuaje en unas conquistas nacionales y de clase que significarían un peligroso precedente para el resto del Estado» «Hautsi nº 12», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 17, p. 22.. Y en el Zutik nº 68 de julio de 1977 se criticó dura pero objetivamente el comportamiento del sindicato Comisiones Obreras y a los «partidos obreros reformistas españoles» por sus claudicaciones y por apoyar al imperialismo español contra la clase trabajadora vasca y contra los pueblos oprimidos por el Estado «Zutik nº 68», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, pp. 251-252..
Muy significativa fue, y sigue siendo, la crítica concreta que ETA hizo en este Zutik al ya extinto Movimiento Comunista de España, uno de cuyos orígenes fundamentales provenía precisamente de la primera escisión en la V Asamblea. ETA criticó el posicionamiento de MCE a raíz del arresto y muerte del empresario Ibarra por un comando de la Organización Político-Militar:
Más curioso es el caso de MCE, que se dice revolucionario. Nosotros conocemos dos posibles opciones revolucionarias, la popular y la obrera. Pero ambas tienen como objetivo común acabar con la oligarquía. Lo que no llegamos a entender es a qué revolución se refiere MCE si no tiene a la oligarquía por enemigo. O es que se trata de hacer una revolución socialista con el visto bueno de aquélla. Ya es hora de que determinados partidos dejen de decirse revolucionarios, porque este término viene muy ancho a su estrategia, no solo tan reformista como los del PCE sino incoherente como él «Zutik nº 68», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, p. 263..
La sexta razón que aconseja estudiar el libro consiste en que, gracias a su publicación por Boltxe, hacemos dos cosas: una, romper un sibilino y oscuro sistema de censura indirecta que practica la progresía normalizada al negarse a editarlo en los medios de que dispone y a la vez ayudamos a un colectivo militante que sigue fiel al principio de que la cultura, en este caso la teoría y la historia, es un valor de uso revolucionario por lo que no debe buscarse un beneficio económico con ella. Y dos, porque el libro es un trampolín que nos sitúa al borde del salto poniéndonos en el aprieto de tener que saltar hacia una praxis crítica actualizada o retroceder hacia la comodidad egoísta del silencio pasivo
Lorenzo Espinosa tiene la habilidad de presentarnos tanto la amplitud cuantitativa de la casta intelectual como la pequeñez cualitativa de su argumentación contra ETA. Su libro rezuma una tesis central sobre el giro de muchos y la tarea de justificar la explotación de otros: la cuestión del Estado y por ello la cuestión del derecho a la rebelión. Ambos se sintetizan en el debate sobre el monopolio de la violencia, y a la vez, obligatoriamente, en el debate sobre la cultura como arma de liberación, es decir, en la disyuntiva de la praxis, o del trampolín para volver a lo dicho arriba. En efecto, Lorenzo Espinosa no hace más que actualizar con otras palabras la apisonadora teórica con la que ETA aplastó en 1973 las posturas oportunistas y liquidacionistas que crecían en la política de cara a prepararse para el período anterior y posterior a la muerte de Franco:
Oportunismo llamamos a una forma de comportamiento polític, que se manifiesta en el cambio constante de actitud ante problemas concretos con vistas a conseguir unos beneficios inmediatos.
Liquidacionistas son aquellos que ante la dificultad de resolver un aspecto real de un problema determinado, recurren a negar, a liquidar, su existencia. El liquidacionismo está directamente ligado al oportunismo y parte de una visión subjetiva de la realidad. La realidad con todos sus problemas existe como objeto (objetivamente) y desde el momento que las observamos y son interpretadas son vistas también de una forma subjetiva. De esta diferenciación entre realidad objetiva y visión subjetiva, que en una comprensión bien ordenada del conocimiento son diferencias complementarias, nacen muchos errores, sobre todo si la visión subjetiva nos dificulta el conocimiento objetivo de la realidad: si las imágenes de nuestro cerebro, «el sol que se pone», que impide conocer la realidad de «una tierra que rota». Si de estos sueños, visión subjetiva de la realidad, seguimos haciendo sueños llegamos a construir una visión de la realidad que no es la existente: esto es utopismo, lo que no existe realmente en ningún sitio. Este utopismo y el subjetivismo son defectos de la comprensión, de los cuales pocas veces el individuo, condicionado, es responsable, no constituyen faltas de ética, sino errores. El oportunismo que parte de un subjetivismo y presenta posibilidades utópicas es además de una forma de comprensión un comportamiento social y como tal relacionado a una ética. El oportunismo es una actitud falta de ética individual, es un comportamiento con intención de engañar «El oportunismo científico», Hautsi nº 3, abril 1973, Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 16, pp. 409-410..
Tanto oportunistas como liquidacionistas se enfrentaban al problema real, objetivo, del que no podían escaparse, de la existencia del Estado, de su violencia y de su cultura opresora. Ante la brutalidad salvaje de lo cotidiano solo tenían tres opciones: combatirlo hasta vencerlo como hacía el independentismo socialista, la izquierda revolucionaria y el sector consciente del pueblo trabajador; desentenderse y esperar a que desapareciese la realidad por sí misma, como hacía una parte de la oposición; intentar negociar reformas que contentasen al Estado, suavizasen la represión y abrieran algunos cauces de democracia controlada, como hacía el grueso de la oposición.
La izquierda independentista era muy consciente de que la lucha contra el Estado español y contra la burguesía vasca era, por ello mismo, la lucha contra el capitalismo, o sea, que el problema no desaparecería con la muerte del dictador «ETA frente al Juancarlismo», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981Tomo tomo 16. pp. 275-282. y con las previsibles reformas que intentarían apuntalar la explotación capitalista y la opresión nacional: se trataba de un combate de muy larga duración. Por eso era imprescindible que la militancia tuviese teórica y éticamente claro la razón de su compromiso diario, tuviese una perspectiva histórica. En 1972 se escribió lo que sigue:
Contra la sociedad burguesa basada en la explotación del hombre por el hombre y de una nación por otra, los intereses de los trabajadores llevan hacia una sociedad de asociación y de ayuda mutua de igualdad y de fraternidad. Esta es una sociedad comunista: que cada cual aporte a la sociedad aquello que pueda dar mediante su trabajo y reciba de la sociedad lo que necesite para su desarrollo y su vida como persona humana, libre y feliz. La sociedad comunista es, en parte, un deseo de ese futuro de fraternidad, donde las clases sociales y la propiedad privada de los medios de producción no existan, donde el Estado al servicio de una casta opresora desaparezca y donde el gobierno de los hombres por los hombres deje paso al gobierno de los hombres sobre las cosas, y la política no exista, siendo la economía el instrumento para regir la buena marcha de la sociedad.
Pero una opción comunista no es solo un deseo para el futuro. Hoy en día, los trabajadores están creando los gérmenes de esa futura sociedad: en Euskadi, los vasco-parlantes que se reúnen y trabajan por hacer del vascuence, el idioma útil en la familia, en la cultura y en la producción, están prefigurando una sociedad libre donde el vascuence sea el idioma vehicular; los trabajadores que crean guarderías para sus hijos, que se ayudan en la enfermedad y en el paro, que practican la democracia más real a la hora de tomar decisiones de índole diversa, están prefigurando la sociedad de ayuda mutua y de libertad; los vascos y los emigrantes que se unen para luchar contra el enemigo común, para dar respuestas juntos y sus problemas diarios comunes, y que se respeten en sus particularidades nacionales, ayudándose para conseguir ambos la libertad, están prefigurando la futura fraternidad y convivencia de todos los pueblos.
Hay, pues, una práctica diaria de esa opción comunista que consiste en desarrollar nuestra propia cultura dentro de la libertad y de la fraternidad. Pero hay algo más: la existencia del poder de las clases dominantes. La opción comunista obliga también a la práctica diaria de la lucha de clases, en las fábricas, en las ciudades y los campos, en la lucha ideológica y en la lucha armada «El proletariado vasco y la lucha de liberación nacional», Documentos Y, Hordago. Lur, Donostia 1981, tomo 15, p, 139..
La praxis comunista y la cultura de la fraternidad y de la ayuda mutua forman una unidad en la acción diaria. La izquierda independentista veía la necesidad perentoria de formar teóricamente a su militancia en esta concepción histórica porque conocía el poder de absorción y alienación que estaba desarrollando el capitalismo que superaba con creces al de una década antes a pesar de la crisis socioeconómica que se agudizaría desde 1973; porque veía que cientos y miles de jóvenes militantes que se arriesgaban creando movimientos populares, sindicales, culturales, euskaltzales, etcétera, necesitaban formarse críticamente.
Una vez más, el potencial teórico del V Biltzar como proceso aparecía claramente según se agudizaban las contradicciones capitalistas y aumentaban los debates internos. Aunque surgieran corrientes diferenciadas que terminarían en escisiones, en el fondo existía el denominador común de la necesidad de una teoría revolucionaria surgida en y para la lucha de liberación nacional de clase en Euskal Herria, no una copia dogmática de teorías exteriores y menos aún impuesta por izquierdas no vascas. Por ejemplo, de la defensa genérica del comunismo a la explicación más concreta de lo que debería ser un «marxismo nacional vasco» de verano de 1976:
La única razón que tenemos para orientar la construcción de un partido unificado, se encuentra en la teorización de la historia del socialismo abertzale y la posibilidad práctica de poder elevar a cuerpo teórico, un marxismo nacional vasco capaz de estructurar y dar cohesión revolucionaria, en una misma organicidad, a lo que en cualquier otra situación europea o de país industrializado hace décadas que se presenta como dividido: el socialismo y el comunismo «Sobre socialismo abertzale, marxismo nacional vasco e introducción al partido político» Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 18, p. 153..
En el debate entre ETApm y ETAm para la preparación de la VII Asamblea en septiembre de 1976, la parte «mili» aporta su opinión sobre cómo debería ser «el partido a construir»:
Respecto a este tema ya dimos nuestra opinión en el Zutik 65. Nuestra opción es crear a partir de KAS un frente popular independentista cuya constitución concreta sería a discutir, pero desde luego estructurada hasta nivel de base.
Dotarle de una alternativa táctica asimilable por la mayoría del pueblo y que nos permita agrupar en torno a él un número de fuerzas suficientes como para obligar a la oligarquía a quedar definitivamente aislada y enfrentada al pueblo […] Y cuando decimos frente popular queremos decir conjunto de fuerzas políticas populares y no un partido amplio; porque consideramos que un partido interclasista, heterogéneo y sin definición ideológica no puede llevar una política coherente ni dirigir un pueblo a su liberación «Opción estructural de la organización político-militar. Nuestra opción estructural. Experiencias», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 18, p. 74..
Más adelante el documento de ETA militar reproduce algunos párrafos del Zutik 65 sobre cómo debe ser el «partido de la clase obrera», de entre los que destacamos estos por su importancia para la cuestión que ahora tratamos:
a) Dotarse de una teoría científica de conocimiento dialéctico que le permita responder como un solo hombre a todos los problemas, tanto tácticos como estratégicos, que se le plantee. Sin una teoría y un método de desarrollarla homogéneos la acción del partido será como las aguas de mil fuentes que se pierden por las laderas de los montes, en direcciones divergentes, en vez de unirse en el valle formando un invencible torrente.
b) Ha de ser un partido revolucionario. Un partido que sepa aplicar la táctica adecuada a cada momento sin perder su orientación estratégica. Es decir, que sepa mantenerse unido al pueblo sin sacrificar sus objetivos estratégico «Opción estructural de la organización político-militar. Nuestra opción estructural. Experiencias», Documentos Y, Hordag, Lur, Donostia 1981, tomo 18, p. 75..
Como se aprecia, la dialéctica entre la táctica adecuada en cada coyuntura y los objetivos estratégicos se sostiene en la permanente formación teórica y filosófica –«teoría científica de conocimiento dialéctico»– de la militancia. La autocrítica por la baja formación de la militancia incluso en sus responsabilidades de dirección sucesivas es una constante que recorre todas las ramas del V Biltzar como proceso histórico complejo, como vuelve a leerse en el Kemen nº 9 que tiene la virtud de extenderla a la crítica del «aparativismo» que «consiste en la “supervaloración” por parte del militante de la importancia del aparato en el que desarrolla su actividad y la consiguiente falta de visión del conjunto de la organización» «Kemen nº 9», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 18, p. 310..
Ofuscarse en la parte y olvidarse del todo es uno de los defectos más demoledores del método no dialéctico que, en este caso, empieza en la vida organizativa pero abarca al conjunto de la totalidad social. Además de otras dinámicas insertas en el capitalismo que impiden la concienciación, refuerzan la ideología burguesa, fortalecen el miedo irracional a la libertad y al pensamiento racional y crítico, además del efectos destructor del fetichismo, aparte de todo esto la tendencia aparatista o burocrática, como la denominamos hoy en día, primero relega y pospone la formación teórica y luego la liquida en su sentido dialéctico para dejar solo una mera actualización de las prioridades tácticas del momento. A la vez tienden a reforzarse las utopías reformistas disfrazadas inicialmente de «realismo» y «objetividad».
Tanta dificultad hizo mella. Por ejemplo, la Alternativa táctica de KAS arrastraba varias lagunas internas heredadas de las condiciones en la que fue elaborada. Pero su mayor limitación consistía en que no estaba inserta en una Alternativa estratégica si por tal entendemos la dialéctica entre un «programa mínimo» y un «programa máximo». El Manifiesto comunista es desde 1848 el ejemplo paradigmático de este método que tan valioso se ha demostrado en la práctica desde que en 1850 se redactó la Circular del Comité Central a la Liga Comunista que era el «programa de transición» que enlaza las luchas tácticas mínimas con los objetivos estratégicos máximos precisamente en los momentos decisivos de avance de una fase en la lucha a la otra, avance que podía paralizarse y mutarse en derrota catastrófica si no se intensificaba. Las lecciones históricas sobre la dialéctica de la lucha son concluyentes en lo positivo y en lo negativo. La teoría de la «actualidad de la revolución» surge de estas lecciones y no tiene nada que ver con el presentismo cegato de la lógica formal sino con la dialéctica de la historia.
Pensamos que la decisión de la minoría de ETApm de ofrecer una tregua al gobierno de UCD en 1977, que en realidad resultó ser el comienzo de la integración en la lógica burguesa, se basaba en parte y además de otras razones que hemos intentado exponer, también en el vacío analítico causado por este corte entre la Alternativa táctica y la estratégica de KAS, y en la ausencia de un programa de transición entre ambas. De la misma forma en que el aparativismo supedita el todo a la parte, impide ver el movimiento de las contradicciones en su totalidad porque se ofusca en tal o cual porción vista en su aislamiento estático, también la opción por la tregua y a la larga por la reforma muestra la misma incapacidad para comprender las contradicciones antagónicas entre el pueblo trabajador y la burguesía.
La respuesta de otra parte de ETApm no se hizo esperar. Su reflexión sobre la «paz» abstracta estaba integrada en una visión estratégica ausente en el sector que quería negociar cuanto antes con la burguesía:
Tanto hablar en panfletos y comunicados de que el pueblo quiere la paz, es llegado el momento de determinar qué es la paz, si la nacida de las metralletas fascistas, si la «conquistada» bajo la dominación burguesa o si la única paz libertadora emanada y es dirigida por la clase obrera. Tal es la tarea a desempeñar por los revolucionarios, reconociendo que las condiciones de desarrollo de la lucha para alcanzar el objetivo final han variado. Saber adoptar unos objetivos tácticos y estratégicos encaminados a educar, servir y organizar al proletariado y las clases populares es la única dirección capaz de hacerle romper sus cadenas explotadoras. Somos conscientes del largo proceso que ello conlleva pero no cometamos el profundo error de dejarnos arrastrar por una teoría de frases hueras repletas de contenido reformista. Nuestro primer escalón será obligar al Gobierno Suárez a concertar un compromiso democrático para con nuestro pueblo en base al programa de la Alternativa de la Izquierda Abertzale, conquistándolo y defendiéndolo si es preciso (como va a ser) con la violencia armada revolucionaria «Kemen nº 13», Documentos Y, Hordago, Lur, Donostia 1981, tomo 18, p. 457..
Si a la debilidad del sector de ETApm que buscaba la negociación con el Estado le unimos la capacidad de sectores de la burguesía para negociar concesiones formales con el reformismo abertzale de entonces, creando la apariencia de que son cambios sustanciales que anulan la efectividad de los métodos anteriores de lucha, podemos comprender el por qué y el cómo del debilitamiento de la conciencia revolucionaria. Semejante deriva suele implicar el paulatino abandono de la militancia de base, que no está de acuerdo pero que, desengañada cada vez más desde 1978, cuando EIA y ETApm aceptaron el Estatuto vascongado, se da cuenta de la imposibilidad de evitar desde dentro el avance del reformismo. Esto fue lo que se sucedió a EIA de modo que la burocracia pudo dirigir el giro de Euskadiko Ezkerra (EE) al reformismo definitivamente desde comienzos de 1982 cuando Euskadiko Ezkerra integró en su seno a amplios sectores del Partido Comunista de Euskadi.
El eurocomunismo pudría así definitivamente una parte del independentismo socialista que, tras escisiones internas sucesivas, concluiría su vida apoyando la represión desde 1988 y luego entrando, lo que quedaba de él, en el PSOE en 1993. Una de las excusa de la minoría de EE para cambiar de bando fue la implosión del bloque «socialista» en 1989-1991 y el consiguiente triunfalismo imperialista, interpretada desde esa sopa ecléctica y boba cocinada con restos adulterados de Gramsci, con trozos de un Althusser mezclado en un caldero de pacifismo democraticista, unido al efecto desmovilizador de las modas intelectuales que negaban la pertinencia del marxismo.
Como es sabido, mucha militancia de ETApm, de EIA y EE se fue reintegrando a otras organizaciones, movimientos y partidos del V Biltzar como proceso según su colectivo giraba de forma imparable hacia la lógica burguesa. Algo similar había ocurrido con ritmos propios en las escisiones anteriores en la medida en la que los grupos escindidos rompían los lazos praxísticos que les habían unido a la corriente política que se estaba formando alrededor de los principios del V Biltzar en proceso. Durante la década de los años ochenta y hasta la mitad de los noventa el independentismo socialista nucleado entonces por KAS había logrado mal que bien, con tensiones algunas de ellas graves, desarrollar la praxis de emancipación en medio de las contradicciones crecientes del capitalismo. Incluso pudo destilar teóricamente parte de las lecciones aprendidas en una lucha de liberación nacional de clase sorprendente en el corazón del imperialismo europeo. ¿Qué sucedió después? Algunas de las respuestas a esta pregunta tan necesaria requerirán un volumen al menos tan extenso como este que tienes entre tus manos.
Como adelanto, una de las bases de ese texto deberá ser a la fuerza este necesario estudio de Lorenzo Espinosa en el que se explica lo esencial de las dinámicas de represión, absorción y cooptación que desarrolla el capitalismo para asegurar su dominación.
Iñaki Gil de San Vicente
11 de febrero de 2018
Boltxe Liburuak saca un nuevo título: ETA. La Historia no se rinde de Josemari Lorenzo Espinosa. Un libro que intuimos va a despertar el interés no solo de nuestras lectoras y lectores habituales sino de más gente de Euskal Herria y de fuera de ella.
Con un titulo provocador, este texto de Josemari nos introduce en parte de la historia de una organización, para algunos delictiva, terrorista, asesina… pero que ha sido protagonista en gran medida de la historia de este pueblo, durante más de cincuenta años y con un significativo apoyo popular. Es más, parte de quienes la vilipendiaron, ultrajaron e incluso insultaron, en otras fases de su vida la comprendieron, cuando no apoyado.
Estos detalles son en los que entra el autor. En analizar y exponer escritos y textos de muchas personas que pasaron de elogiar a insultar y condenar dicha organización. Y el mismo autor se pregunta, que si estamos ante una organización meramente terrorista, cómo es posible que hasta durante todo el largo periodo en el que mantuvo la lucha por la independencia y el socialismo para Euskal Herria haya gozado de ese apoyo popular que antes mencionábamos.
El texto habla de las razones que hicieron posible la aparición de una organización de las características de ETA, de las razones de su larga existencia… en fin un libro para entender la vida política de Euskal Herria en los últimos casi sesenta años.
Este libro hace un repaso, entre otros temas, al plan ZEN, al Proceso de Burgos, a las reuniones de Txiberta, a la Historia por encargo, véase el Informe del Instituto Valentín Foronda, acabando con un capítulo con el título «Palabras rescatadas».
Boltxe Liburuak ha hecho posible que este texto pueda ver la luz y esté a disposición de la militancia abertzale y revolucionaria de este país y de otras muchas personas que, estamos seguros, estarán interesados.
El texto de Josemari Lorenzo Espinosa está presentado en un Prólogo escrito por Iñaki Gil de San Vicente.
Precio popular como siempre (8 euros), además de en las habituales mesas de venta de material de Boltxe, lo podéis conseguir en la web de Boltxe www.boltxe.eus a través de la tienda online https://www.boltxe.eus/denda/
Como viene sucediendo desde 1932 estamos a las puertas de un nuevo Aberri Eguna, día de la Patria Vasca.
Celebrado con diversas interrupciones, sobre todo en la negra época del franquismo y convocado desde muy diversas siglas, tanto desde el autonomismo vascongado del PNV, alguna vez desde Euskadi Ta Askatasuna, otras veces desde Herri Batasuna y también desde colectivos que pretendían aglutinar el soberanismo de izquierda, al Aberri Eguna es sobre todo el día que los trabajadores vascos y vascas nos reafirmamos como tales y defendemos el proyecto de la construcción de un Estado Socialista Vasco
Las comunistas vascas que nos organizamos alrededor de Boltxe, queremos realizar una doble reflexión.
La pérdida de fuerza, cada vez mayor, de este día es debido, por una parte, a la confusión ideológica de la izquierda abertzale reformista, que lo ha vaciado del sentido de reivindicación de clase tal como lo planteó ETA en el Zutik 46 de 1967 y que, por otra parte, ha llenado este vacío con objetivos reformistas, abstractas soberanías, demos, repúblicas confederales… rompiendo con ello la unidad de objetivos de la independencia y el socialismo feminista y euskaldun en torno a la que se formó el MNLV.
Pensamos que no es un día festivo en el cual nos demos un paseo y posteriormente asistamos a una comida popular y a diversos conciertos musicales. El Aberri Eguna es una jornada de lucha, debemos transformar ese paseo en manifestación con un contenido que no dé lugar a duda alguna. Euskal Herria si quiere sobrevivir como pueblo y no desaparecer, como pretenden los Estados español y francés, el autonomismo, y no termine siendo una folclórica región española o francesa tiene que empezar a despertar de nuevo, salir a la calle para combatir a los Estados opresores y al capitalismo que nos explota y. sobre todo, a organizarse. La experiencia del pueblo catalán, con el que nos solidarizamos totalmente, nos debe servir para comprender, una vez más, que por la vía parlamentaria no es posible liberarnos ni, por lo tanto, conseguir un Estado popular propio. Los Estados opresores solo saben dar una respuesta a las aspiraciones de los pueblos sin Estado, la represión pura y dura. El pueblo trabajador movilizado, organizado y utilizando todos los métodos de lucha que sean necesarios podrá avanzar hacia la independencia y el socialismo.
La segunda reflexión es que efectivamente anhelamos la independencia. Pero para construir la patria socialista. Euskal Herria no debe ser un nuevo Kosovo o una nueva Letonia o Croacia. No deseamos que tras la independencia nuestra patria sea un referente conservador o una nueva bandera a sumar en la Unión Europea o en la banda criminal OTAN. Queremos una patria libre al servicio de mujeres y hombres libres, con un nuevo tipo de relaciones económicas, afectivas, solidarias, internacionalistas… al conjunto de todo ello, le llamamos construcción de una sociedad socialista.
Estamos viendo como en los últimos meses la lucha de clases (mediante las luchas de las mujeres, de los jubilados, de las estudiantes, el euskara…) vuelve a aparecer en escena, aunque tantas veces se nos había dicho que había desaparecido. A todos estos sectores debemos plantearles que sus luchas no tienen futuro dentro del marco español/francés, que para avanzar es necesario reactivar el proyecto revolucionario del Estado Socialista Vasco, y la necesidad de convertir el Aberri Eguna y el 1 de Mayo en días de lucha por la consecución de este Estado.
En definitiva apostamos por un Aberri Eguna Gorria, un Aberri Eguna Rojo que nos acerque a la libertad de nuestro pueblo.
Boltxe Kolektiboa
30 de marzo de 2018
[Nota: Transcripción ampliada de la charla-debate mantenida en Caracas el pasado 9 de marzo.]
Frecuentemente las cloacas del imperialismo nos enseñan tanto o más que los sesudos estudios sobre los vaivenes de la economía. Los subterráneos de las burocracias del poder guardan secretos sobre sus tácticas y estrategias sin los cuales no entenderíamos nada de la historia. Las primeras generaciones de marxistas integraban la crítica de Estado y de sus cloacas criminales, de la corrupción estructural a la burguesía, de sus aparatos militares y estrategias de guerra, etcétera, en la crítica revolucionaria a la economía política y a la lucha de clases. Era una crítica total del capitalismo por cuanto se sabía –se sabe– que es un modo de producción que constituye una totalidad concreta en la que cada una de sus partes sólo se entiende desde esa totalidad.
Las tergiversaciones academicistas y reformistas empezaron bastante pronto a negar la crítica de la totalidad concreta, justificando los análisis parcializados, separados, claudicando ante el método formal de las «ciencias sociales» burguesas: aislar e incomunicar la economía, la política, la guerra, la ética, la historia, la filosofía, el arte… Cada una de estas «disciplinas» o «ciencias» tenía –y tiene– sus académicos, especialistas e investigadores que deben limitarse a su «profesión» sin entrometerse en otros «campos del saber». De este modo, la crítica revolucionaria pierde su coherencia y su fuerza. Nosotras y nosotros vamos intentar volver al método dialéctico.
Purificación González de la Blanca1 nos informa, entre otras cosas, del «suicidio» de Yves Chandelon, auditor de la OTAN, tras descubrir un «agujero negro» de 250.000 millones de euros en el presupuesto reservado de esta organización armada desviados al Estado Islámico. La OTAN va extendiendo sus tentáculos por Nuestra América: Colombia, ocupada militarmente por Estados Unidos, también ha sido subsumida en esta estructura militar internacional. Muchas investigaciones oficiales2 venezolanas demostraban ya en 2014 las conexiones entre terroristas de Colombia y de Venezuela durante las guarimbas fascistas actuando como organizaciones paramilitares, informes que se han multiplicado en los últimos años.
Juan Manuel Chávez3 habla del clásico «juego de sombras» que aplica el imperialismo en África en el que predominan abrumadoramente los silencios, las mentiras, las provocaciones y los chantajes, y apenas, o nada, la claridad. Los movimientos de las sombras, y todas las gamas del gris hasta el negro más impenetrable, son dirigidos por el imperialismo para ocultar sus tácticas y estrategias y difuminar sus objetivos, entre los que destaca la manipulación propagandística. Otras veces es la más oscura manipulación de los datos socioeconómicos para derrotar en las elecciones a los gobiernos incómodos: el The Wall Street Journal rebeló que el FMI había falsificado los indicadores de competitividad de Chile, lo que hizo que su economía retrocediera del puesto 33 en 2015 al 120 en 2016, reduciéndose en un 40% las inversiones extranjeras en 2017 facilitando así el triunfo del ultraderechista y actual presidente Sebastián Piñera4.
Estudiando la evolución de la denominada «opinión pública» de la India sobre cuestiones de diversa índole, un colectivo de investigación crítica descubrió que, desde Washington, un equipo de Facebook «extremadamente discreto, especializado en temas de política global»5 presionaba sobre la opinión pública india según los intereses de Estados Unidos, y ahora se sabe que Facebook pasó a Trump cientos de millones de datos personales para asegurar su victoria6, con la excusa de «fines académicos»7, pero cabe la sospecha fundada de que también Obama emplease el mismo método para vencer en 2012. Por su parte, Google ha contratado a 10.000 revisores para cuadruplicar8 la velocidad de censura automática en YouTube de los contenidos «peligrosos».
Las cloacas de los aparatos imperialistas están a reventar porque cada vez más necesitan recurrir a «métodos sucios» –¿Existe capitalismo «limpio»–, más complejos e integrados para dominar a los pueblos. Todo está permitido contra Venezuela, también los explícitos llamamientos a la intervención militar si fallan las cinco tácticas integradas en la «estrategia de amplio espectro» descrita por Carlos Lanz9: guerra no convencional; guerra psicológica, mediática y terrorista; manipulación de los problemas sociales, políticos, inflación, inseguridad, etc., para fortalecer a la reacción; sobredimensionamiento de los problemas sanitarios, alimentarios, de transporte, etc., hablando de una supuesta «crisis humanitaria» y creación del síndrome del «Estado fallido». Nines Maestro10 nos explica que Estados Unidos recurre a las múltiples formas de agresión contra Venezuela utilizados para orquestar 327 golpes de Estado contra 27 países en Nuestra América entre 1902 y 2002. Desde esta última fecha, los clásicos golpes de Estado han sido mejorados por los famosos «golpes blandos» en los que el subsistema judicial11 cumple un papel decisivo acompañado por la prensa, la corrupta casta política y la tramoya parlamentaria, para instaurar de forma falsamente «democrática» nuevas dictaduras de facto como detalla Jorge Beinstein12 que aplastan derechos y libertades.
Aunque el relator de la ONU ha demostrado tras una exigente investigación in situ que no existe «crisis humanitaria»13 alguna en el país, la propaganda multiplica los bulos ante la proximidad de las elecciones presidenciales el 20 de mayo. Es mucho lo que está en juego para el imperialismo, mejor dicho: para el capital todo está en juego en Venezuela y también, aunque a otro ritmo en Brasil, en Nicaragua, en Bolivia, en Ecuador, en Argentina… por citar algunos de los países que debe controlar del todo urgentemente. Es por esto que no solo en Venezuela sino en toda Nuestra América y a escala mundial, el poder activa todas sus armas. La industria de las oenegés y la filantropía burguesa, por ejemplo. Si como hemos visto al comienzo del artículo, se han volatilizado 250.000 millones de euros de forma criminal para subvencionar el terrorismo del DAESH, para derrotar a Venezuela se están lanzando contra ella masas de dólares y euros, «sumas infernales con fachada filantrópica14» destinadas a «demostrar» que es un «Estado fallido» y por tanto objeto de una «intervención humanitaria» a base de bombas, torturas y asesinatos.
Nos hemos detenido un instante en sacar a la luz algunos de los métodos imperialistas para disponer de una visión totalizante de su funcionamiento porque solo entenderemos el conjunto de razones que explica, por un lado, la necesidad de Estados Unidos de reconquistar Venezuela como, por el lado contrario, las dificultades que debe vencer para lograrlo. Desde luego que existe una dialéctica entre los ataques imperialistas, las acciones de la derecha venezolana, las dificultades internas y los errores y limitaciones de Gobierno –que no analizamos aquí– de modo que es imposible separarlos entre sí. Los y las revolucionarias venezolanas aportan una crítica constructiva muy necesaria que desborda este texto cuyo único objetivo es ayudar en la reflexión sobre el contexto que envuelve al proceso bolivariano.
Primero, la Administración Trump ha lanzado una ofensiva a escala mundial destinada a recuperar el poder absoluto que tuvo en buena parte del mundo y que empezó a deteriorarse sobre todo a comienzos de la década de 1970: su derrota en Vietnam hizo temblar las estructuras de poder y la reacción definitiva se produjo con la Administración Reagan desde 1981 aunque ya fue adelantada en parte por la Administración Carter entre 1977–1981. Trump busca reactivar la industria pesada yanqui característica de la fase productiva anterior a la liberalización de movimientos del capital financiero y ficticio, liberalización políticamente impulsada por Reagan y Thatcher y que buscaba reactivar la tasa de beneficios tras la crisis de finales de los años 60 agudizada por la crisis del petróleo de 1973. Pero, dialécticamente, lo que fue una solución a corto plazo se convirtió a medio en un problema porque esa industria pesada terminó decayendo frente a la competencia mundial, volviéndose obsoleta e improductiva15, con infraestructuras muy deterioradas y condenando al empobrecimiento a millones de trabajadores. La burguesía yanqui goza de una «recuperación mediocre»16 sin salir de la «crisis profunda» que se muestra entre otras cosas en la deuda pública que llega a los 21 billones de dólares estadounidenses. Consciente de esta debilidad, la guerra comercial, los aranceles proteccionistas son más decisiones políticas que estrictamente económicas17, destinadas a ganar tiempo para obtener otro mandato gubernativo necesario para llevar a cabo los planes de la derecha más reaccionaria.
Segundo, para lograr emerger de la crisis profunda, Trump implementa al menos doce medidas: una, ataque devastador contra la naturaleza; dos, recuperar el autoabastecimiento energético; tres, atraer capitales e industrias productivas que se habían «deslocalizado» en el exterior; cuatro, imponer una salvaje contrarreforma fiscal que facilite lo anterior y enriquezca más rápidamente a la alta burguesía; cinco, multiplicar exponencialmente la industria científico-militar; seis, mejorar las pésimas infraestructuras con inversiones y préstamos locales y regionales; siete, inicialmente reducir la deuda pública aunque en un año la ha incrementado en un billón de dólares estadounidenses más; ocho, devolver al capital privado los pocos servicios públicos de sanidad, educación, subsidios alimentarios y de vivienda, etc., que subsistían, e industrializar el trabajo en las prisiones privatizadas; nueve, endurecer el ataque a los derechos sindicales y sociales, en especial a los de la fuerza de trabajo migrante para debilitarla más aún y aumentar las ganancias empresariales; diez, reducir en lo posible la población migrante para dar esos puestos de trabajo a la clase obrera blanca pero con salarios de esclavitud; once, fortalecer el racismo y el machismo, envalentonando al sistema patriarco-burgués para aumentar la productividad del trabajo sexo-económico de la mujer; y, doce, impulsar el irracionalismo fundamentalista cristiano para relegitimar el «modo de vida norteamericano».
Tercero, dada la mundialización de la ley del valor es imposible que estas y otras medidas recuperen por sí solas el poderío de Estados Unidos. La Administración Trump lo sabe, como lo sabía la burguesía yanqui desde la doctrina Monroe en 1823. Esa certidumbre le fuerza a añadir tácticas nuevas al imperialismo de «toda la vida» para saquear y obtener en el exterior lo que no produce en su interior. Durante su primer año, ha recurrido a la provocación del caos controlado por Estados Unidos pero incontrolable por sus enemigos, intentando sembrar la incertidumbre y el desconcierto: se trata de hacer creer a sus víctimas que Estados Unidos lleva una política mundial errática, sin sur ni norte, de manera que sus «bravatas», como muy bien las denomina Higinio Polo18, no generen masivas respuestas en contra. Este truco de matón de barrio que va por el mundo como «un elefante en una cristalería»19, le ha fracasado porque está sufriendo grandes derrotas20 inesperadas y algunas pocas victorias secundarias. En la reunión de Davos21, por ejemplo, Trump intentó mostrarse tolerante y abierto, pero en Washington John Kelly y Stephen Miller endurecían la política norteamericana.
Cuarto, la ofensiva norteamericana se realiza en un contexto caracterizado por el bajo crecimiento económico debido a que siguen vivas las contradicciones internas que ha generado la Gran Depresión desde 2007 hasta hoy22. Al margen de los matices y énfasis diferentes, el grueso de los análisis sobre las perspectivas socioeconómicas asume abiertamente o con la boca torcida que el futuro es de nuevas crisis, o incierto en el mejor de los casos23. Cuando ululó el «espectro del “krach” bursátil»24 a comienzos de febrero, analistas conservadores admitieron que la economía mundial está en «equilibrio inestable»25. La gigantesca deuda que en 2017 suponía el 327 % del PIB mundial, y que va en aumento, es una de las causas de la previsible crisis de 202126. El staff de estudios de la Banca Morgan sostiene que en uno o dos años sobrevendrá otra crisis27. Aunque el FMI reitere que puede vislumbrase una luz que se apagará si se repiten los «errores» cometidos en 2007–2009, estudios más serios auguran una nueva recesión28 hacia 2020 que empeorará el contexto mundial. Pero dialécticamente los altos riesgos que nacen de la incertidumbre extrema de las economías imperialistas, benefician según algunos analistas a los llamados «países emergentes»29 gracias entre otras cosas al capital-riesgo que está invirtiendo en ellos, o sea, a sus clases dominantes y no a sus pueblos en proceso de empobrecimiento. Sin duda, de continuar esta tendencia, el imperialismo vigilará más atentamente a estos países.
Quinto, las crisis tienen diferentes contenidos y duración, a veces interactúan sinérgicamente hasta que tarde o temprano estallan en grandes depresiones como explica la ley de la caída tendencial de la tasa media de ganancia y las medidas burguesas que las contrarrestan temporalmente. Las crisis son una solución salvaje que reactiva el capitalismo si el proletariado y el pueblo trabajador no logran imponer la salida revolucionaria. La Gran Depresión de 1873–1900 desencadenó la primera guerra mundial y la oleada revolucionaria de 1917. La Gran Depresión de 1929–1940 desencadenó la Segunda Guerra Mundial y otra oleada revolucionaria. Muchas crisis y recesiones intermedias han desencadenado guerras locales y revoluciones incluso antes de 1873, sobre todo si estudiamos la lucha de clases a nivel mundial, como debe ser. Desde 2007 se acumulan densos nubarrones en un gélido30 orden mundial, proliferando además de conflictos bélicos variados también las terribles «guerras secretas»31 letales e impunes. Pero el influyente ideólogo del capital financiero, The Economist, exhortaba a Estados Unidos a que abandonase las dos décadas de confusión y pasividad estratégica32, que han favorecido a China y a Rusia, a que se rearme nuclear y convencionalmente e imponga orden en el mundo.
Sexto, pero en la actualidad se ha exacerbado al máximo una de las características de todas las grandes crisis estructurales desde el capitalismo del siglo XVII: el desorden político en la jerarquía colonialista e imperialista que en ese siglo se expresó en la decadencia del imperio español, de los Habsburgo, frente al ascenso de la burguesía holandesa e inglesa con las feroces guerras de la época. Ahora, el desconcierto político y la tensión social reina en las burguesías yanqui, británica, francesa, alemana33, italiana, española… que buscan la unidad de mando en la derecha descarada y racista porque se ha roto la derecha «civilizada» del Estado keynesiano, también se ha roto la socialdemocracia y empieza el descenso de ese híbrido de eurocomunismo y socialdemocracia que es Syriza, Podemos… frente al desconcierto de estas burguesías aparece la actual solidez china y rusa.
Séptimo, el desorden en la hegemonía política imperialista no conlleva obligatoriamente el desorden simultáneo en las grandes corporaciones y transnacionales capitalistas y menos en los ejércitos profesionales o privados, cada vez más numerosos y que invierten capitales enormes en la robotización34 de la guerra y en armas de extinción genética35, además de en la ciberguerra, la guerra espacial y un largo etcétera. Quiere esto decir que existe una autonomía relativa creciente entre la burocrática y lenta vida política institucional de las burguesías y la acelerada vida interna de las grandes corporaciones mixtas económico-científico-militares que planifican por su cuenta y que solo se relacionan con las burocracias estatales y políticas más efectivas y menos controlables por el obsoleto sistema parlamentario. Mediante lobbies, oficinas de estudio, think tanks, etc., las grandes corporaciones sortean las trabas burocráticas presionando y logrando buena parte de sus objetivos. En realidad, lo que ocurre es que las fuerzas productivas desbordan a los Estados burgueses y a su democracia, y de la misma forma en que mercantilizan la naturaleza y la vida, hacen lo mismo con la «democracia»36.
Octavo, una característica del imperialismo en general y del yanqui en particular es la de saltarse a la brava o con disimulo la legalidad de los Estados y pueblos que quieren explotar, y cuando fracasan intentan destrozarlos. Trump lleva esta característica a sus niveles más altos, por ahora. Es así como se entiende la amenazante chulería de Steven Mnuchin, Secretario del Tesoro, al decir que: «No tenemos miedo a una guerra comercial dado nuestro tamaño»37. El Secretario sabe perfectamente que su país está reforzando sus alianzas con Estados importantes pero supeditados para reunir fuerzas y abortar el proyecto de la «nueva ruta de la seda»38 movilizando a Japón, Australia e India con vistas a integrar también a Estados de América Latina y el Caribe; también sabe que Japón realiza un doble juego mientras se rearma intensamente, como lo hacen el resto de potencias grandes y medias. La guerra comercial, que históricamente ha precedido a muchas formas de conflictos armados, es una de las alternativas de Estados Unidos para contener su deterioro, recuperar su poder y arrinconar a China y Rusia, sus enemigos más peligrosos en este largo contexto mundial, pero que también golpeará a otras potencias que tienen diferencias y oposiciones con Estados Unidos como la Unión Europea. Trump asegura que el déficit comercial anual39 de Estados Unidos a favor de la Unión Europea es de 800.000 millones de dólares estadounidenses.
Noveno, en la medida en que se generalice la guerra comercial aumentarán las posibilidades de tensiones políticas más agudas y de diversos conflictos bélicos locales, regionales… Hasta una persona tan reaccionaria como es Christine Lagarde, jefa del FMI, ha reconocido que «nadie puede ganar una guerra comercial. Perderán los pobres»40. Es en este conjunto de tensiones al alza en donde debemos insertar la Conferencia de Seguridad de Múnich que dejó claramente definidas las preocupaciones político-militares del imperialismo: en primera instancia domeñar a Siria, Corea del Norte, Irán… como avances necesarios para, en un segundo momento, presionar con medidas más duras a Rusia y China Popular41. De este modo, las principales burguesía dependientes o aliadas en lo decisivo con Estados Unidos hacían suyos los grandes lineamientos expuestos en su vigente Estrategia de Seguridad Nacional42 con su impacto en América Latina. La nueva estrategia quiere racionalizar el gasto para invertir lo ahorrado en nuevas formas de guerra, más tecnológicas, rápidas, polivalentes y coordinadas, especialmente las nucleares, pero multiplica el presupuesto total. Y lo que es peor para la humanidad, aunque se reduzcan las tropas convencionales y obsoletas desplegadas, no disminuirán las Fuerzas de Operaciones Especiales establecidas en 137 países43.
Décimo, en la geopolítica norteamericana la recolonización de Nuestra América, la reconquista de Venezuela y de Cuba siguen siendo tanto o más prioritarias que a comienzos del siglo XIX por múltiples razones. Tamara Lajtman ha cuantificado rigurosamente los recursos de que dispone Nuestra América y las necesidades crecientes de Estados Unidos afirmando que la militarización es la «garantía de flujo y acceso a recursos estratégicos»44. Por su parte, David Luna ha estudiado la decisiva importancia de las reservas de gas en América Latina y África, deteniéndose en la importancia de México tanto por su cantidad como por la cercanía al agujero sin fondo que es el consumo energético de Estados Unidos: los planes imperialistas son de larga duración, hasta 2040, dejando un país asolado, arruinado, contaminado en sus aguas, en su aire y la genética45 de la población. Por no extendernos, hay informes fiables según los cuales Nestlé y Coca-Cola estarían negociando la privatización del acuífero guaraní46, bajo la superficie de zonas de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, el segundo más grande del mundo. Conviene recordar que Nestlé es una internacional suiza muy poderosa.
Décimo primero, es más que probable que la reciente gira de Tillerson47 –y otra que también ha realizado por Oriente Medio– haya terminado por convencer a Trump de que su estrategia encontrará muchas resistencias de los pueblos y clases trabajadoras en todas partes, ante las cuales necesita no la diplomacia dura, aunque clásica de Tillerson y su equipo, sino la ferocidad implacable de los halcones militaristas por lo que ha procedido al «degüello político» del primero y al nombramiento de Mike Pompeo48 como Secretario de Estado y de Gina Haspel, defensora de la tortura, como directora de la CIA, que no auguran nada bueno. Hagamos un ejercicio de heurística: tras constatar cómo fue la legitimación imperialista de las atrocidades de las guarimbas fascista de 2017 en Venezuela, incluida la quema de personas vivas, imaginemos cómo será la siguiente campaña a favor del terror sabiendo que Gina Haspel dirige la CIA.
Décimo segundo, Estados Unidos se enfurece aún más contra Venezuela debido al posible impacto del Petro49 sobre la supremacía del petrodólar, impacto que multiplicaría los efectos devastadores para Washington del poder creciente del yuan y de la política de la alianza euroasiática de minar las bases financieras norteamericanas. La «guerra económica»50 con China es el verdadero problema de Estados Unidos tanto más cuanto que se fortalece la alianza chino-rusa con la integración de más Estados a la Ruta de la Seda a la vez que va desapareciendo la ventaja militar norteamericana51. Aplicando una ley de Obama de 2015 que permite cualquier agresión a Venezuela, Trump ha movilizado todas las fuerzas internacionales de Estados Unidos para asfixiar el Petro buscando el ahogo definitivo de la economía venezolana, pero también, a la vez, porque entre otras consideraciones, el Petro y las criptodivisas apoyadas por potencias solventes «debilitan las sanciones financieras como instrumentos de coerción política contra naciones soberanas que han decidido emplear las criptodivisas para defenderse»52. De forma pública Irán y Rusia impulsan estos métodos de defensa contra la injerencia occidental y otros Estados reflexionan sobre cómo y cuándo sumarse a esta dinámica.
Décimo tercero, según cómo evolucionen las pugnas abiertas, todo indica que estamos en una fase de transición hacia un nuevo orden monetario mundial basado en el petrodólar53: en la crisis de comienzos de la década de 1970, Estados Unidos y Arabia Saudí pactaron que los pagos del crudo de harían en dólares, lo que permitiría al imperialismo yanqui recuperar buena parte de las ganancias que antes obtenía con la paridad entre el dólar y el oro. Durante casi medio siglo el petrodólar ha sido uno de los recursos básicos del imperialismo norteamericano pero los lentos cambios en las hegemonías mundiales acelerados definitivamente desde 2007 lo han debilitado en extremo mientras que el yuan chino que camina «despacio pero seguro»54.
Décimo cuarto, viendo estas tendencias mundiales, la presión del imperialismo occidental sobre Nuestra América está destinada, entre otros objetivos, a reactivar el ALCA y la Alianza del Pacífico55 para derrotar definitivamente el proyecto continental impulsado por Venezuela, Cuba, Bolivia… que tiene su origen histórico en el premonitorio Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826 impulsado por Bolívar y hecho fracasar por la sumisión de las burguesías al colonialismo internacional56. Cualquier medio sirve para volver a derrotar el proyecto de la Patria Grande en las condiciones del siglo XXI. Para los intereses y la ética capitalista el fin justifica los medios más atroces e inhumanos.
Iñaki Gil de San Vicente
Euskal Herria, 22 de marzo de 2018
Dentro de las tareas que Boltxe kolektiboa nos hemos impuesto, la divulgación del marxismo en el seno de pueblo trabajador, para su aplicación en el quehacer diario de la militancia revolucionaria, hemos publicado dos títulos que pensamos son de lectura obligada para quien quiera conocer el marxismo y ampliar su base formativa.
No es ningún secreto que en la Venezuela de hoy, con sus aciertos y sus carencias, uno de sus aspectos positivos es la potencializarían de la formación política en clave marxista. Puntero es el programa «Escuela de Cuadros» que podemos ver en un canal de YouTube.
Dicho programa realizó un Encuentro Internacional de Intelectuales y el fruto de dicho encuentro es el libro >¿Para qué sirve El Capital?, con aportaciones que hicieron en dicho encuentro personas como Rubén Zardoya, Néstor Kohan, Iñaki Gil de San Vicente, Carlos Fernández o Vladimir Acosta. Libro interesante de leer y que nos acerca a una comprensión ágil de El Capital de Karl Marx.
El Capital fue un torpedo a la línea de flotación del sistema capitalista, afirmó Lenin… por eso es preciso leerlo y entenderlo. Dado que su lectura no siempre es fácil, pensamos que este libro ayuda a entender la manera en la que hoy, 150 años después de su publicación el sistema capitalista nos sigue oprimiendo, como clase, como nación y como mujeres.
El año recién terminado del 2017 fue el centenario de la Revolución soviética. Como aportación y con la misma intención de que el pueblo ahonde su formación marxista y su capacidad de entender la realidad de hoy desde el marxismo pensamos que publicar Lenin, la pregunta del viento de Néstor Kohan ha sido un acierto. Libro ágil, de sencilla lectura pero de profundo análisis de la actualidad de Lenin y la Revolución Rusa, creemos que se trata de una buena aportación a la militancia. Conocer tanto la revolución rusa como el pensamiento de Lenin es imprescindible para poder llevar a nuestro pueblo a esa libertad socialista y feminista por la que apostamos.
Os animamos a que leáis ambos libros que podéis adquirir a través de nuestra web a precios realmente populares:
Boltxe Liburuak
Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak bere haserrea eta tristura agertu nahi du Xabier Rey Urmeneta euskal preso politikoa bere ziegan hilda agertu eta gero, eta bere dolumin zintzoenak helarazi nahi dizkie haren senide eta lagunei.
Era berean, Xabierren heriotza Espainiako Estatuak bultzatutakoa dela salatu behar dugu eta, ondorioz, erailketa politikotzat hartzen dugula. Espainiako kartzela orotan preso politikoei ezartzen dizkieten bizi baldintzak batere samurrak baldin ez badira, Puerto III-ko kartzelakoak gogorrenetan gogorrenak dira. Gogorarazi behar dugu Puerto III-ko kartzela benetako sarraski gunea izan dela ireki zuten une beretik, eta euskal preso politikoekin esperimentatzeko erabili egin dutela hasieratik. Ezarritako erregimena sobera ezaguna da bere gogortasunagatik, eta bertako kartzelariak bere jarrera militante faxistagatik. 2010eko maiatzean Arkaitz Bellon elorrioarra (gerora Puerto I-ean hilik agertu zena) jipoitu egin zuten.
Ezagunak dira Arantxa Zuluetari ezarri zioten erabateko isolamendua eta Iñaki Bilbao «Txikito»-ri berrikiago ezarritako lehenengo graduaren lehenengo fasea (dagoeneko kendu diotena), espetxean ezar daitekeen egoerarik murriztaileena. Gaur egun Iñaki isolamendu moduluan mantentzen dute oraindik (2007tik dago modulu horretan), Frantziatik estraditatu berri duten Jon Bienzobas bezala. Azkenengo honi ere lehenengo graduaren lehenengo fasea aplikatu diote Puerto III zapaldu bezain pronto.
Hasieran esan bezala, Xabier Rey Espainiako Estatuak erail du gure herriaren aurka mantentzen duen gerra kamuflatuan. Euskal Herrian ez dago bakerik, eta ez da bakerik izango preso, iheslari edo deportatu politiko bakar bat gelditzen den bitartean. Euskal Herrian ez da bakerik izango langileriaren esplotazioak eta frantziar zein espainiar okupazio inperialistak dirauten bitartean.
Ez luke esaldi errazen garaia izan behar, ezta iraultza urrunen kontakizun erromanikoena ere. Itxura emateak ekinbideari aurrea hartu dion garaiotan, Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak gaur, atzo eta bihar bezalaxe, borroka garaia dela azpimarratu nahi du. Errepresaliatu politikorik gabeko Euskal Herri aske bat lortu nahi dugularik, borrokarako deia egin nahi dugu berriz ere, soilik borrokatuz lortu ahal izango ditugulako gure helburuak. Estatuei gerra beti! Agur eta ohore, Xabier!
Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimendua
Euskal Herria, 2018ko martxoaren 7a.
El Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión quiere mostrar su tristeza y su enfado tras aparecer muerto en su celda el preso político vasco Xabier Rey Urmeneta, y desea hacer llegar sus más sinceras condolencias a sus familiares y amigxs.
Asimismo, debemos denunciar que la muerte de Xabier ha sido impulsada por el Estado español y que, por lo tanto, la consideramos un asesinato político. Si las condiciones de vida que imponen a lxs presxs políticxs en todas las cárceles españolas no son en absoluto fáciles, las que imponen en Puerto III son las más duras entre las duras. Tenemos que recordar que la cárcel de Puerto III ha sido un verdadero centro de exterminio desde el mismo momento de su apertura, y que desde el principio ha sido utilizada para hacer experimentos con lxs presxs políticxs vascxs. Su régimen carcelario es sobradamente conocido por su dureza, y sus carceleros lo son por su actitud de fascistas militantes. En mayo del 2010 apalearon al preso de Elorrio Arkaitz Bellón (posteriormente apareció muerto en Puerto I).
Es conocido el aislamiento total al que sometieron a Arantxa Zulueta y la primera fase del primer grado, que es el régimen penitenciario más restrictivo, que impusieron a Iñaki Bilbao «Txikito» (la cual ya le han quitado). Actualmente siguen manteniendo a Iñaki en el módulo de aislamiento (donde permanece desde 2007), al igual que al recientemente extraditado desde Francia Jon Bienzobas. También a este último le han aplicado la primera fase del primer grado tan pronto como ha pisado Puerto III.
Como hemos dicho al principio, España ha asesinado a Xabier Rey en la guerra camuflada que mantiene contra Euskal Herria. En Euskal Herria no hay paz, ni la habrá mientras quede un/a solx presx, exiliadx o deportado políticx. En Euskal Herria no habrá paz mientras persista la explotación de su clase trabajadora ni los imperialismos español y francés.
No debería ser época de frases fáciles ni tampoco de relatos románticos de revoluciones lejanas. En estos tiempos en los que el aparentar ha tomado la delantera al accionar, el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión quiere destacar que hoy, igual que ayer y que mañana, es época de lucha. Queremos alcanzar una Euskal Herria libre y sin represaliadxs políticxs, y por ello queremos hacer un nuevo llamamiento a la lucha, porque solo luchando alcanzaremos los objetivos a los que aspiramos. ¡Guerra a los Estados siempre! Agur eta ohore, Xabier!
Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión
En Euskal Herria, a 7 de marzo de 2018.
[AZKEN ORDUKOA] Xabier Rey Urmeneta euskal presoa hil da Puertoko espetxean
@EtxeratElkartea
https://t.co/et2u3fldzF
— Berria.eus (@berria)
March 6, 2018
Hallan muerto al preso iruindarra Xabier Rey en la prisión de Puerto III, a más de 1.000 kilómetros de casa
https://t.co/D1zgx90nZI
pic.twitter.com/PHihkEhS4F
— naiz: (@naiz_info)
March 6, 2018
«Esta estructura social es ideal para la domesticación, porque en realidad los humanos asumen la jerarquía de dominación. Los caballos domésticos de una recua siguen al líder humano como seguirían normalmente a la yegua que ocupa el primer lugar. Las manadas o rebaños de ovejas, cabras, vacas y perros ancestrales (lobos) tienen una jerarquía semejante […] estos animales sociales se prestan a ir en manada. Dado que son tolerantes con los otros miembros del grupo, pueden ir agrupados; dado que instintivamente siguen a un líder dominante y toman a los humanos por líderes, pueden ser conducidos fácilmente por un pastor o un perro pastor. Los animales gregarios se comportan bien cuando están encerrados en condiciones de hacinamiento, porque están acostumbrados a vivir en grupos densamente atestados en la naturaleza.»
«La psicología burguesa tiene por costumbre en estos casos querer explicar mediante la psicología por qué motivos, llamados irracionales, se ha ido a la huelga o se ha robado, lo que conduce siempre a explicaciones reaccionarias. Para la psicología materialista dialéctica la cuestión es exactamente lo contrario: lo que es necesario explicar no es que el hambriento robe o el explotado se declare en huelga, sino por qué la mayoría de los hambrientos no roban y por qué la mayoría de los explotados no van a la huelga.»
«En la década de los ochenta, todas estas técnicas de guerra psicológica fueron reunidas en un volumen de la CIA bajo el nombre de Counter Intelligence Study Manual, utilizado principalmente en los conflictos de América Central […] Para reunir información sobre una determinada población, los agentes se mezclan entre la gente y asisten a “actividades pastorales, fiestas, cumpleaños e incluso velatorios y entierros” con el fin de estudiar sus creencias y aspiraciones. También organizan grupos de discusión para medir el apoyo local a las acciones planeadas. El proceso de manipulación se pone en marcha y los agentes identifican y reclutan a “ciudadanos bien situados” para que sirvan como modelo de cooperación, ofreciéndoles trabajos inocuos aparentemente importantes. A continuación, transmiten conceptos difíciles o irracionales a través de eslóganes simples […] En los casos en que los intereses de la CIA se oponen de modo irreconciliable a los de la población, el manual sugiere la creación de una organización que actúe como tapadera, con una serie de objetivos muy diferentes a sus verdaderas intenciones. Finalmente, todos los esfuerzos por garantizar la conversión deben adaptarse a las tendencias preexistentes de la población seleccionada: “Debemos inculcar a la gente toda esta información de forma sutil, para que esos sentimientos parezcan haber nacido por sí mismos, espontáneamente”.»
A comienzos de noviembre de 2017 escribí el articulo La artillería como esencia de España analizando el contexto en el que se intensificaba la represión contra personas y colectivos por su defensa de los derechos elementales, concretos, practicables. Los jóvenes de Altsasu –cuatro en la calle y tres encarcelados aún–, el compañero Boro que tenía entonces dos juicios pendientes, y una lista estremecedora e irritantemente larga de personas de bien, encausados o encarceladas. La referencia a la artillería material y moral del Cardenal Cisneros permitía visualizar de inmediato la estrecha interacción entre política, economía, violencia y cultura en la historia del nacionalismo español desde sus balbuceos. Entonces me centré en el contexto político y económico del Estado para, desde ahí, comprender mejor las razones de tanta persecución, amenazas y castigos a crecientes franjas sociales, devastación que se ha intensificado en estos meses. Estaban ausentes, como mínimo, otros tres enfoques más que debían completar mal que bien la crítica del endurecimiento represivo padecemos: la represión político-cultural, otros medios de control y dominio más invisibilizados e imperceptibles, y el contexto internacional.
Las tres citas que encabezan este texto corresponden a un trabajo que escribí para un debate en julio de 2008 –La desobediencia como necesidad– a libre disposición en internet que, con sus limitaciones específicas, por ejemplo no se profundiza en la decisiva teoría del fetichismo, al menos sirve ahora para ofrecer algunas ideas sobre otros medios de opresión que sufrimos y de lo que apenas o en absoluto somos conscientes. Los colectivos y personas a los que dedico este texto son perseguidos precisamente por su desobediencia práctica por cuanto la desobediencia es necesidad prioritaria para la humanización.
¿Por qué hablar de represión político-cultural? Antes de responder veamos algunas cosas sin extendernos por obvia a la represión político-cultural que golpea a Catalunya: la televisión autonómica vasca censura una noticia sobre el libro El desarme. La vía vasca, de Iñaki Egaña; la Diputación de Araba censura una exposición sobre los jóvenes de Altsasu; en Bilbo la policía entra en Ipar Haizea, local de la juventud digna; un sindicatos policial pide que se vuelvan a usar las pelotas de goma y la consultoría empresarial PwC propone acabar con el sindicalismo vasco para multiplicar los beneficios patronales. La Ley Mordaza golpea con decenas de multas que ascienden ya a 30.000 euros a la Murcia rebelde que defiende la integridad de un barrio popular. En Valladolid se detiene a tres mujeres por pegar carteles sobre la huelga del 8 de marzo. El búnker insiste en poner letra cristiana al himno militar español, se reactiva la fascista «formación del espíritu nacional» y mediante el ataque a la lengua catalana se prepara el ataca al euskara, galego… Jueces, fiscales, intelectuales y comisarios de arte pierden los nervios cuando se les recuerda que existen presos y presas políticas censurando la obra Presos políticos en la España contemporánea de Santiago Sierra. Se enjuicia a músicos y tuiteros, con las condenas a Valtonyc y Pablo Hasel, por ahora… En abril Boro tendrá su segundo juicio: en el primero ha sido condenado a año y medio, y en mayo se iniciará el juicio contra Indar Gorri, grupo de seguidores de un club de fútbol.
Las prácticas perseguidas tienen innegables contenidos políticos, como toda cultura en sí misma. Pero, ¿de qué cultura hablamos?, ¿es la misma cultura la loada en Babelia que es una oficina de ventas de la industria cultural del Grupo Prisa o la desarrollada en La Haine, lugar de la praxis de Boro?, ¿es la misma cultura la del sindicalismo combativo que piensa y habla en lengua vasca que la cultura internacional burguesa de PwC que propone liquidar ese sindicalismo? Samir Amin dijo que «la cultura es el modo como se organiza la utilización de los valores de uso». Si la sociedad organiza horizontalmente la utilización colectiva de los valores de uso porque se basa en relaciones de propiedad comunal, etc., entonces la cultura creada primará esos valores sociales; pero si es la verticalidad autoritaria basada en la propiedad privada la que lo hace, entonces la cultura reforzará el autoritarismo vertical, una de las características de la industria de la cultura que fabrica mercancías ideológicas. Naturalmente, entre ambos extremos existen casi infinitas combinaciones dependiendo de múltiples situaciones y momentos históricos.
La privatización del conocimiento social empezó con la propiedad patriarcal al expropiar el hombre el saber producido por las mujeres; se desarrolló con la opresión étno-nacional al expoliar el conocimiento de los pueblos oprimidos y no solo sus riqueza, siendo emblemática la fallida orden romana de mantener con vida a Arquímedes en la Siracusa del siglo -III para exprimirle su saber; se reforzó en las sociedades tributarias en las que los encargos reales, religiosos y de las castas comerciantes adornaban paredes y féretros, y escribían loas maravillosas; se impuso en la Grecia de Tales de Mileto en el siglo -VII cuando se enriquecía con sus conocimientos y, más tarde, cuando Platón denunciaba la venta del conocimiento. En el siglo -I Cicerón explicaba que el saber es propiedad privada. Con el retroceso del dinero y del valor de cambio en la Alta Edad Media europea casi se paraliza la mercantilización del pensamiento, incluso en el siglo XIV Petrarca criticaba a quienes usaban los libros como mercancía, pero a comienzos del siglo XV ya se patentaba la tecnología de la construcción naval. Desde entonces y hasta ahora el capitalismo hace lo imposible por aplastar todas las resistencias populares contra la mercantilización de la vida y del conocimiento.
En el trasfondo de esta expropiación privatizadora del potencial creativo del valor de uso cuando es administrado colectivamente está la explotación de la fuerza global de trabajo de la mujer en cuanto muy especial y único «instrumento de producción». La creciente oposición global del sistema patriarcado-burgués –Trump quiere liquidar el derecho de aborto– a la emancipación de la mujer trabajadora y a la huelga del próximo 8 de marzo ejemplarizan la lucha de clases en su forma más básica para mantener la muy alta tasa media de beneficio que obtiene el capitalismo con esta explotación. Facebook ha censurado la imagen de una venus paleolítica, de hace 30.000 años, con la excusa de combatir la pornografía. Además de un ataque a la ciencia y al arte, es un ataque a la emancipación de la mujer por cuanto las venus paleolíticas refuerzan la certidumbre de que el poder patriarcal ni es eterno ni es «natural» y no está «genéticamente» anclado en la humanidad, sino que es resultado de adversas y desastrosas derrotas. Por otro lado, la obstinación del nacionalismo español dentro de la progresía e izquierda estatal ha quedado también al descubierto en las divisiones entre grupos feministas para organizar la huelga del 8 de marzo, mujeres de las naciones oprimidas con conciencia de serlo han sido acusadas de querer «politizar el feminismo» al defender elementales derechos reprimidos por el nacionalismo español.
Se trata de una lucha de clases multifacética en sus formas pero que nos remite a la contradicción básica: ¿Cómo discernir el potencial emancipador de la cultura como valor de uso o de la cultura como valor de cambio? Muy en síntesis: es la praxis política que una u otra puede impulsar. Por ejemplo y sin más precisiones ahora: el valor de uso del libro Fariña de Nacho Carretero sobre la narcopolítica, secuestrado por una denuncia personal siguiendo una práctica inquisitorial profundamente anclada en la cultura dominante española, o del libro Patria de Fernando Aramburu, aplaudido a rabiar por el nacionalismo español y bendecido por todos sus poderes. Ambos tienen un valor de uso político-cultural innegable que, si se investiga bien, puede descubrir una conexión sustantiva en el uso de la droga ilegal como arma de destrucción psicofísica de la militancia política no solo en Euskal Herria, aunque cada libro puede tratar esta problemática desde y para visiones contrarias, o incluso ocultarla.
A nada que nos desintoxiquemos de la ideología burguesa y de su concepto de cultura como mercancía con un valor de cambio y eficacia alienante y fetichista, descubrimos que estos y otros ataques tienen como objetivo impedir, cada uno en su área de influencia, que desarrollen el potencial emancipador inherente a la cultura como el modo que tienen las mujeres trabajadoras, los pueblos y las clases explotadas para organizar la utilización de los valores de uso. Una de sus expresiones más brillantes y potentes es la creación de redes de locales, espacios de autoorganización, medios de debate e investigación crítica, recuperación de las asambleas y consejos… Uno de los objetivos de la represión político-cultural es el de impedir que vuelva a generarse una situación de crisis de legitimidad del poder español como la vivida en 2001 desactivada con la victoria electoral de Zapatero en 2004; como la reactivada de nuevo entre 2010 y 2012 con huelgas, movilizaciones, mareas, etc., desactivada con las promesas institucionalistas de Podemos y el colaboracionismo de CCOO y UGT; como la nueva reactivación en ascenso desde verano de 2014 y que tuvo una de las primeras muestras de su gravedad en la abdicación del rey impuesto por la dictadura franquista.
La Ley Mordaza de 2015 tenía la finalidad de derrotar este nuevo ascenso de las luchas, pero no lo logró porque desde finales de 2016 y sobre todo desde verano de 2017 las movilizaciones obreras, populares y sociales han vuelto a la calle, como lo reconoce la CEOE. Las protestas para lograr un aumento de las pensiones, que en Euskal Herria movilizan a miles de personas, son otra muestra de la nueva oleada movilizadora. Ahora Ciudadanos propone que la policía pueda entrar en los centros sociales liberados sin orden judicial y el gobierno español afirma que necesita 20.800 policías y guardia civiles más, sobre todo en las naciones catalana y vasca, con un aumento sustancial de sus salarios.
El desinfle teórico y ético de la izquierda occidental en los últimos decenios se confirma también en el abandono de un concepto clave: el de «guerra social», que en la actualidad tiene en la guerra político-cultural uno de sus frentes decisivos. Ahora a lo máximo que llegan las quejas de la izquierda es al «déficit democrático». Pero la «guerra social» existe: solamente en su frente laboral, el de la explotación de la fuerza de trabajo, cada semana de 2017 el terrorismo patronal ha matado a doce trabajadoras y trabajadores en el Estado. El trabajo ha sufrido 618 bajas mortales en 2017 sin contar los miles de heridos y enfermos física y psíquicamente en la explotación doméstica, la precariedad laboral, la economía sumergida…. Una expresión fundamental de la «guerra social» en su base histórica es la sobreexplotación de la mujer trabajadora y sus asesinatos y violaciones.
La estrategia del PP, apoyada en sus objetivos centrales por Ciudadanos y el PSOE, y no combatida con radicalidad por Podemos, es una estrategia de «guerra social» clásica y descarada en lo relativo a la liquidación de libertades y derechos públicos, sociales y nacionales, y encubierta en lo relativo a minar paulatinamente la conciencia de las clases y naciones explotadas, y al desgaste de la vida, cuando no a su muerte. Una moda intelectual recurre a la expresión de «necropolítica» como la fase más destructora de la «biopolítica» con lo que se diluye las contradicciones y responsabilidades del capitalismo: lo que existe en realidad es una violencia represiva político-cultural que forma parte de la guerra social. La izquierda revolucionaria debe recuperar los conceptos radicales que son los únicos que explican cómo romper las cadenas radicales.
En el artículo La artillería como esencia de España, del 5 de noviembre de 2017, expuse algunos pocos datos sobre la situación interna del Estado que, en su conjunto, servían para explicar el porqué del endurecimiento represivo que entonces se agudizaba. Ahora conviene que veamos cómo el contexto mundial presiona al Estado en, al menos, cinco problemas permanentes, que le obligan a extender e intensificar la guerra social y político-cultural en defensa de España como marco de acumulación de capital. Los resumimos:
Uno, la persistencia de sentimientos y culturas nacionales no españolas cuya expresión más palpable ahora mismo es el Principat de Catalunya pero que en caso de la lengua y cultura se extiende con más o menos fuerza por los Països Catalans, por mucho que el nacionalismo español lleve años intentando negar lo evidente y destruir las memorias colectivas de estos territorios. Pero también están activos los volcanes lingüístico-culturales vasco y galego, esa identidad andaluza que da signos de despertarse, la persistencia a pesar de siglos de alienación de otras identidades desprestigiadas como «dialectos regionales»…
Frente a este problema irresoluble el Estado solo tiene tres alternativas: una, el palo, como el que ahora sufre Catalunya y a otra escala en el resto de la «nación española»; otra, la zanahoria, una reforma tímida y tramposa que beneficie a los de siempre: por ejemplo, la rápida fortuna de la Monarquía; y, por último, el palo y la zanahoria, al estilo de los pactos con la burguesía vasca, en los esta se queda la zanahoria y los palos los sufre el pueblo trabajador. Las tres exigen que se refuerce el nacionalismo español como cemento ideológico que cohesione la acumulación de capital bajo la figura de la Monarquía.
Dos, el atraso científico, educativo, en la productividad del trabajo, etcétera, que, junto a otras debilidades permanentes, hacen que sea muy insegura la recuperación actual basada en la sobreexplotación, en la relativa baratura del crudo, en las ayudas de Bruselas, en el turismo y, resumiendo, en la misma lógica endógena de las fases de siete o diez años de crisis periódicas que tienden a la reactivación por la simple destrucción previa de fuerzas productivas obsoletas, deficitarias. El Informe sobre la ciencia y la tecnología en España de finales de enero de este año es demoledor: la inversión no financiera en I+D ha retrocedido al nivel de 1999, mientras que se agranda la distancia con respecto a las grandes economías internacionales: ahora se invierte el 1,19%, pero la media de la Unión Europea en I+D+i es del 2%. Desde 2008 se ha reducido a la mitad el número de empresas españolas que declaran invertir en I+D y la media de inversión estatal en tecnociencia es la mitad que la de la Unión Europea. Para alcanzar la media de la OCDE en inversión tecnocientífica la economía española debería triplicar su inversión actual y duplicarla para alcanzar a la Unión Europea.
La desidia por la ciencia que ha tenido siempre el bloque de clases dominante es la causa de que solo el 6% del estudiantado adquiera la suficiente comprensión lectora, frente al 11% de la Unión Europea y el 12% de la OCDE. El drástico recorte en las becas estudiantiles impuesto por el PP en el último lustro y el impulso a la educación privada, generalmente católica, empeora la crisis educativa. Tal hándicap se entiende también por la opción del capital español hacia el cemento, el turismo, los servicios y la energía, en detrimento de la industria desde, al menos, el desarrollismo franquista: Más del 70% de la riqueza acumulada en el Estado español desde la mitad del siglo XX es debida a la «economía del ladrillo».
El retroceso del capitalismo español en la producción tecnocientífica mundial exige, además de inversiones masivas sostenidas durante años, el desarrollo de otro sistema educativo capaz de crear una fuerza de trabajo en reciclaje permanente. El peso muerto pero políticamente rentable de la industria educativa católica, uno de los anclajes centrales del nacionalismo español, dificulta sobremanera que la débil burguesía laica se atreva a impulsar una educación tecnocientífica que más temprano que tarde genera dudas críticas. Por tanto, al Estado le es perentorio el control ideológico de la educación centralizado desde el nacionalismo español.
Tres, sin embargo la omnipresencia de la industria cultural internacionalizada y su poder de penetración entre la población joven tiende a debilitar el cada vez más desprestigiado nacional-catolicismo y sus valores tradicionales. La industria cultural tiene para la juventud ofertas especiales de consumo ideológico y normativo alienantes, machistas y violentos, pero difíciles de rebatir para el autoritarismo dogmático. La impotencia de la Iglesia es patente: sus tensiones en la burocracia, los escándalos por su mentirosa doble moral de castidad dogmática y abusos y violaciones sexuales, su desprecio hacia el empobrecimiento social imparable y su egoísmo por apropiarse de bienes comunes y acumular riqueza, su cruzada permanente en defensa de España y de la Monarquía… semejante medievalismo solo puede defender sus intereses apretando las clavijas autoritarias, o pactando un aggiornamento con la débil burguesía laica muy inquieta también por la «degradación moral» generada por las pautas hiperviolentas de las mercancías culturales fabricadas para la juventud.
Otra cuestión totalmente opuesta es qué deben hacer las izquierdas del Estado frente al poder alienador de la industria cultural, problema mucho más grave para las izquierdas de las naciones oprimidas por el simple hecho de carecer de Estado y además y sobre todo sufrir la represión político-cultural española.
Cuatro, la necesidad de fortalecer el ejército tal como están haciendo las grandes potencias imperialistas, con un compromiso de aumentar un 80% el gasto militar para 2024. Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Japón, el Estado francés… el rearme, que es intenso y generalizado, responde a la agudización de las contradicciones mundiales: las dos grandes depresiones del capitalismo provocaron dos guerras mundiales, las crisis graves entre esas depresiones han provocado guerras locales e incluso han rozado situaciones al borde de los conflictos atómicos que Estados Unidos estuvo a punto de desencadenar en Corea de 1950–1953, en Cuba en 1962, la guerra de Vietnam en 1972, la guerra del Yon Kipur 1973… evitados por la intervención de la URSS.
Las diferencias y oposiciones interimperialistas encrespadas desde la Gran Crisis de 2007 obligan al euroimperialismo a incrementar sus fuerzas militares, también bajo las nuevas presiones de la Alianza Euroasiática. La guerra comercial iniciada por Obama y que Trump ha exacerbado se inscribe en esta confrontación al alza. El Estado español necesita por tanto militarizarse más aún para responder a las exigencias europeas y norteamericanas, aparte de su militarización policial interna, como hemos visto. De nuevo, la burguesía española debe adoctrinar en su nacionalismo a la joven carne de cañón desde su primera infancia para que aumente el número de «profesionales de las armas», o corre el riesgo de enfrentarse a otro rechazo juvenil del servicio militar si es que quiere restableces su obligatoriedad.
Y, cinco, el potencial crítico de los nuevos medios de comunicación que se manifestó ya en 2001, 2010–2012 y claramente desde 2016 en adelante a pesar de la trituradora represiva que es la Ley Mordaza de 2015, aumenta la desazón del capital. Por suerte para el Estado español, encuentra una eficaz ayuda legitimadora en la involución autoritaria que recorre al imperialismo: los ataques a la libertad de internet se endurecerán conforme se multipliquen las tensiones mundiales. El capital sabe que ese potencial crítico no radica en los medios en sí, sino en las organizaciones, grupos, asambleas, sindicatos, partidos… que les dan vida, sostienen e impulsan. La represión político-cultural ataca a la unidad práctica formada por las militancias y los medios: es esta dialéctica la que asusta al Estado y el capitalismo en su conjunto y por eso endurece su guerra social.
Las cinco dinámicas muy resumidamente analizadas sirven para explicar por qué la represión político-cultural, en concreto, y la guerra social, en general, intensificadas en los últimos tiempos no responden solo a causas endógenas al Estado español, sino también a las presiones mundiales. Es importante comprenderlo así porque si nos limitásemos exclusivamente al Estado caeríamos muy fácilmente en la creencia de que podría acabarse con la represión mediante reformas parlamentarias dejando intactas las contradicciones del modo de producción capitalista. Esta creencia irracional surgió en el socialismo utópico reformista y reaparece una y otra vez con nuevos ropajes, y no conduce sino a fracasos reiterados.
Iñaki Gil de San Vicente
Euskal Herria, 2 de marzo de 2018
En todo el mundo en el mes de marzo hay una fecha muy marcada en el calendario del movimiento revolucionario, el día 8, jornada mundial de la mujer trabajadora, pero en Euskal Herria, además, añadimos el día 3, aniversario de la matanza de obreros en Gasteiz a manos de la policía española en 1976.
Son muchas las lecciones que debemos extraer de aquel luctuoso 3 de marzo de 1976. Los trabajadores vascos y sus numerosos familiares que estaban celebrando una asamblea en el interior de la iglesia de Zaramaga, no eran personas que estuviesen practicando la lucha armada. No respondían a ninguna convocatoria de ningún colectivo armado. Eran lisa y llanamente Pueblo Trabajador Vasco defendiendo unos derechos laborales que como trabajadores les correspondían. Pero la respuesta del Estado español a esas justas reivindicaciones fue la violencia reaccionaria y una receta «a base de plomo» que ocasionó cinco asesinados y decenas de personas heridas. En ese sentido quedó claro que nadie está libre de la violencia del Estado capitalista, aunque no sea participe en una estrategia armada. Esta violencia está siempre presta a caer sobre un pueblo que lucha ya sea con las armas en la mano ya sea a través de otros métodos de lucha. Lo que el Estado teme es que los y las oprimidas se organicen y luchen.
Cuarenta y dos años después de los acontecimientos sangrientos de Zaramaga, la impunidad ha estado presente en todo momento. Ningún cargo político, ningún responsable policial ni ningún «número» de la entonces Policía Armada española ha tenido que dar cuenta de este auténtico crimen de Estado. Quienes tanto hablan de relato y reparación, parecen tener lagunas en la memoria y no parece que en ese «relato» tengan cabida estos cinco trabajadores vascos asesinados por el Estado.
Y decimos «Estado» porque aquel Estado español de 1976 y este Estado español de 2018 son básicamente el mismo. Tras un toque de barniz y mucha auto propaganda a través de unos medios de incomunicación que trabajan para hacernos creer que aquel Estado era dictatorial y este democrático, lo cierto es que los mismos derechos (nacionales y sociales) que se reprimían en 1976 se siguen reprimiendo hoy día y la misma receta que usaron (la violencia reaccionaria) la continúan usando hoy, teniendo en cuenta las diferentes violencias de las que es capaz de ejercer el Estado capitalista.
En ese sentido creemos necesario recordar los hechos de Gasteiz de 1976, saber comprenderlos como un episodio de la lucha de nuestro pueblo en pos de una Euskal Herria independiente y socialista, y comprender que los cinco trabajadores asesinados fueron víctimas del salvajismo del Estado en pos de continuar con su dominación nacional y social. Es la violencia de la burguesía en defensa de sus privilegios, que se garantizan en esa España «unida» y «capitalista».
Este año además el día 8 de marzo tenemos un día diferente al de otras veces. Las mujeres trabajadoras organizadas a través del mundo convocan una huelga feminista.
No se trata de un gesto hacia la galería. Se trata de volver a darle al 8 de marzo su auténtico sentido, que es ni más ni menos una fecha de combate en pos de la igualdad de género en todos los campos de la vida, tanto laborales, como afectivos o de otras índoles.
La mujer trabajadora sufre una triple opresión. Nacional, de clase y de género. Y estamos hartas. Estamos hartas porque son demasiadas mujeres asesinadas por el terrorismo machista. Demasiadas mujeres agredidas, discriminadas, ninguneadas, usadas como mano de obra barata o gratuita por el Estado, el patrón e incluso la pareja. Y esta huelga debe ser un ¡basta ya!, un puñetazo en la mesa a ese patrón, pareja o Estado machista que paga menos salarios, agrede e incluso llega a asesinar a una mujer por el mero hecho de ser mujer. Un Estado capitalista que permite y desarrolla la trata de mujeres, que permite y hasta llega a regular la prostitución en tanto que un negocio muy lucrativo que mueve millones de euros. Esta huelga es una lucha contra el sistema capitalista, contra el sistema racista, clasista y heteropatriarcal, es una lucha revolucionaria que debemos apoyar.
Por eso, Boltxe Kolektiboa llama a participar de las convocatorias tanto por el 3 como el 8 de marzo, en el camino hacia ese Estado vasco, socialista y feminista por el que apostamos.
Boltxe Kolektiboa
28 de febrero de 2018
La violencia, tanto física como simbólica y verbal, que hemos sufrido en Euskal Herria en los últimos días, a raíz de la llegada de grupos de fascistas rusos aficionados al Spartak, no es la primera vez que la sufrimos. Cada cierto tiempo y con diversas excusas se desata esta violencia contra el pueblo trabajador vasco. Unas veces debido a eventos deportivos, otras a eventos festivos, cumbres internacionales, a la celebración de huelgas, manifestaciones, en los centros de trabajo, en la invisibilidad del hogar… sufrimos ya sea por la aparición de elementos fascistas, por la represión policial, a través de mensajes adoctrinantes difundidos en medios de comunicación, de símbolos de la monarquía franquista española… violencia que con altibajos acaba convirtiéndose en cotidiana, normalizándose, invisibilizándose, como si no existiese.
Esta última semana el ejecutivo vasco mediante sus obedientes medios de comunicación han realizado una operación que tenía como objetivo generar una situación de shock preventivo avisando de la extremada peligrosidad de los hinchas del Spartak de Moscú.
Los mensajes de terror se repiten continuamente en esos medios de comunicación al servicio del poder, últimamente fue alrededor del supuesto aumento de la delincuencia, anteriormente fue la inmigración, incluso la meteorología vale para crear esa sensación de miedo con el que quieren agarrotarnos. El objetivo de este tipo de campañas es generar miedo irracional, un estado psicológico de indefensión que lleve a la población a buscar la protección del poder burgués; en este caso concreto del que hablamos, los hinchas del rusos, del gobierno vascongado y de su policía. Este efecto se traduce en un aumento de la sumisión, de la paralización y de la aceptación acrítica de las medidas que nuestro protector plantee para asegurar el orden, el mismo orden que asegura su pervivencia, es decir la extracción del máximo beneficio y la acumulación de capital.
Hemos aprendido en la práctica que cuando las situaciones de ese supuesto peligro inoculado en la sociedad viene de las luchas de sectores populares concienciados es fácil, para la policía y el Estado, controlar la situación: cierran fronteras, cortan los medios de comunicación, se declaran, aunque sea solapadamente, estados de sitio… medidas destinadas a proteger a las clases dirigentes de la ira de esos sectores organizados y conscientes.
En el caso de los aficionados del Spartak a pesar de todos los avisos, de la machacona repetición de que la policía se ocuparía de todo, del llamamiento a no caer en provocaciones, los fascistas rusos han campado a sus anchas entre Gasteiz y Bilbao, en ningún momento se les ha ocurrido aplicar el acuerdo de Schengen ni ninguna de las medidas de excepción tantas veces sufridas por los sectores populares en lucha. Parece que aunque se haya creado un estado de alarma previo no se sitúe el foco en el «peligro anunciado». La burguesía vasca convenientemente convertida en colaboradora de las burguesías española y europeas necesitan no solo la obediencia sumisa de la mayoría de la población, sino que esta rompa todos sus lazos con su mayor enemigo, el pueblo trabajador vasco y su histórico antifascismo.
El antifascismo vasco tiene una tradición que viene desde la resistencia al golpe de Estado fascista de 1936 y la guerra popular de defensa nacional que en Euskal Herria se desencadenó. El antifascismo vasco ha mostrado y actuado de multitud de maneras y es un movimiento que se ha mantenido vivo hasta nuestros días. A raíz de la anunciada venida de los grupos fascistas rusos con motivo del evento deportivo se anuncian diversas movilizaciones y llamamientos a defendernos de la aparición de estos elementos fascistas, tal como se lleva haciendo históricamente. El llamamiento fue un llamamiento abierto a todas las clases populares para movilizarse contra el fascismo. Este llamamiento no ha tenido el respaldo de las clases que gestionan los poderes en vascongadas. No se han hecho llamamientos por parte del Gobierno Vasco, ni del PNV, ni del PSOE, ni de ningún otro partido parlamentario a movilizarnos para mostrar nuestro rechazo profundo al fascismo, lo único que han planteado ha sido confiar en sus fuerzas armadas.
En los momentos previos al partido se desencadenan los acontecimientos, alta presencia policial que no evita que los fascistas campen a sus anchas alrededor de San Mamés increpando y agrediendo a todo el mundo, lo que provoca que tanto los antifascistas que se habían reunido como la gente que esta siendo agredida ponga en marcha mecanismos de autodefensa para que no sean los fascistas los que controlen la situación. Como en otras ocasiones la actuación de la policía autonómica se centra en la represión de la gente que se defiende, intentando separar los dos campos, pero dejando a su aire a los fascistas.
Así llegamos a entender la verdadera preocupación del departamento de interior y del gobierno vascongado. Saben que los fascistas rusos volverán a casa, ese no es su problema, su principal preocupación es la existencia permanente de sectores populares que continuamente aparecen y reaparecen luchando contra el fascismo, contra la represión, contra las fuerzas de ocupación, contra las medidas económicas burguesas, contra el terror patriarcal… y que en caso de que estos movimientos lleguen a desarrollarse y obtener el suficiente apoyo de la población pongan en peligro el sistema que tanto les beneficia. Este es el motivo por el que el PNV siempre pone toda sus violencias, la armada, la simbólica… en contra del pueblo trabajador organizado es sus múltiples formas aunque eso le suponga situarse al lado de fascistas, de los Estados español y francés o de quien sea.
Todos los medios de comunicación obedientes y sumisos al poder nos adoctrinan intentando convencernos que tanto los incidentes contra los «pacíficos» rusos como el fallecimiento al parecer por accidente laboral de un policía autonómico fueron provocados por los sectores que pusieron en marcha los mecanismos de denuncia y autodefensa. Uno de los efectos disciplinadores inmediatos de la conjunción de los mecanismos de sumisión y de odio fue la pitada hacia las peñas antifascistas y el colectivo de apoyo a Iñigo Cabacas que pudimos ver en el último partido de la liga española. Se ha sabido en las últimas horas que los componentes de Herri Norte Taldea estaban siendo retenidos e identificados por unidades de la policia autonómica por lo que difícilmente pudieron tomar parte en los hechos en los que se les implica y este es el colectivo sobre el que se está centrando la campaña de criminalización por parte del gobierno vascongado. Se muestra como víctimas a los mismos policías que violentan continuamente las movilizaciones y actos populares, el mismo cuerpo implicado en las muertes de Iñigo Cabacas y Rosa Zarra, en las innumerables muestras de sádica represión, numerosas veces denunciado por torturas a detenidos… nos presentan la realidad invertida y nos preparan para los próximos golpes represivos porque como hemos dicho más arriba su principal preocupación es atacar y acabar, si es posible, a quien pone en peligro su supervivencia como clase dirigente, con el permiso del Estado español.
Ante esto es necesaria la total solidaridad con los amenazados por la anunciada represión (el asalto al local Ipar Haizea nos muestra que avanzan en ese camino) al igual que las siguientes cuestiones: necesitamos reforzar el amplio y rico movimiento antifascista ya que la cantidad de agresiones en los últimos meses van en aumento y no parece que esta situación vaya a mejorar; ante la apatía social que acaba convirtiéndose en colaboradora necesaria de las estrategias de la burguesía es necesario reforzar las dinámicas de (re)construcción del movimiento popular revolucionario como única herramienta que puede poner en contacto a los sectores más concienciados con la mayoría de la población y posibilitar romper con el monopolio ideológico de la burguesía. Vista la trayectoria del reformismo vasco (ya sea felicitando a los cuerpos represivos tras el atentado de Barcelona, atacando el movimiento pro amnistía o las reacciones tras los sucesos de San Mamés) surge la necesidad de la construcción de organizaciones revolucionarias que vuelvan a poner en marcha el proceso de liberación nacional y social.
Tenemos dos opciones o nos disciplinamos bajo la violencia y el terror de los opresores o avanzamos en estas y otras tareas para que Euskal Herria siga siendo la tumba del fascismo.
Boltxe Kolektiboa
27 de febrero de 2018
Atzo Bilbon jazotako gertakari larrien harira faxismoaren komunikabideek Herri Norte Taldearen aurka gauzatzen ari diren kriminalizazioaren aurrean, Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak honakoa adierazi nahi du:
Ehunka nazi errusiar etorri dira aste honetan Euskal Herrira, Gasteizera eta Bilbora hain zuzen ere, Athletic eta Moskuko Spartak taldeen arteko futbol partida
aitzakia hartuta. Gure herrira etorri dira beldurra eta inposizioa zabaltzera, arrazakeria, matxismoa, homofobia eta biolentzia faxista hedatzera. Naziak Euskal Herriko kaleetan barrena ibili dira herria iraintzen, mehatxatzen eta jipoitzen.
Horren aurrean, Euskal Herriko antifaxistak antolatu egin dira gure kaleetan faxismoa onartzeko prest ez gaudela argi eta garbi erakusteko, herriaren autodefentsa eskubideari helduz. Gehiengoa ezkutatzen zen bitartean eta instituzioetatik jendeari naziei aurre ez egiteko mezua helarazten zioten bitartean, antifaxistek kaleak herriarentzat berreskuratzeko lana egin dute.
Aurrekari hauekin eta polizia baten heriotza eta gero, Herri Norte Taldearen kriminalizazioari ekin diote komunikabideek eta politikariek, faxisten eta antifaxisten arteko konparazio onartezina eginez, eta larriena dena, errepresioaren fokua betikoen gainean jarriz: antifaxisten gainean alegia.
Aipatzen dugun errepresioaren fokua etorkizunari begira jarritakoa da pertsona jakin batzuen jarduera antifaxista (gure iritziz guztiz beharrezkoa dena) baldintzatzeko asmoz, baina baita atzoko zenbait atxiloketa justifikatzeko asmoz. Izan ere eta egunetan zehar liskarrak sortu eta gehiegikeriak gauzatu dituztenak naziak izan diren arren, bederatzi atxilotuetatik bost antifaxistak baitira. Berehala eta kargurik gabe aske utz ditzatela galdegiten dugu.
Biolentziaren inguruko irakurketa aseptiko eta distantziakide horren atzean alderdi instituzionalek faxismoarekiko duten permisibitatea eta antifaxismoarekiko duten erasokortasuna ezkutatzen dira benetan. Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak argiki esan nahi du antifaxistek Bilbon izandako jarrera txalotzen duela eta faxismoari aurre egiteko orduan herriak duen autodefentsarako eskubidea defendatuko duela beti.
Era berean, gure mugimenduak babesa agertu nahi die Herri Norte zein atzo Bilbon egondako gainontzeko antifaxista guztiei ere. Komunikabide faxistek zuen aurka burutzen ari diren kriminalizazio kanpainaren aurrean alboan edukiko gaituzue. Faxismoari egurra!
Euskal Herria, 2018ko otsailaren 23a.
Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimendua.
Ante la criminalización contra Herri Norte Taldea que tras los graves incidentes acaecidos ayer en Bilbo están llevando a cabo los medios de cominucación del fascismo, el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Repressión quiere expresar lo siguiente:
Esta semana han venido cientos de nazis rusos a Euskal Herria, exactamente a Gastiz y a Bilbo, poniendo como excusa el partido de fútbol entre el Athletic y el Spartak de Moscú. Han venido a nuestro pueblo a extender el miedo y la imposición, a expandir el racismo, el machismo, la homofobia y la violencia fascista. Los nazis han andado por las calles de Euskal Herria insultando, amenazando y apaleando al pueblo.
Ante esto, lxs antifascistas vascxs se han organizado para dejar claro que no estamos dispuestxs a aceptar el fascismo en nuestras calles, haciendo uso del derecho de autodefensa del que dispone el pueblo. Mientras la mayoría se escondía y mintras desde las instituciones hacían un llamamiento a que la gente no se enfrentara a los nazis, lxs antifascistas han hecho el trabajo de recuperar las calles para el pueblo.
Con estos antecedentes y tras la muerte de un policía, los medios de comunicación y los políticos han emprendido una campaña de criminalización contra Herri Norte Taldea haciendo una inacptable comparación entre fascistas y antifascistas y, lo que es más grave, poniendo el foco de la represión sobre lxs mismxs de siempre, es decir, sobre lxs antifascistas.
Ese foco represivo al que nos referimos tiene consecuencias de futuro ya que lo que busca es condicionar la actividad antifascista (actividad consideramos absolutamnte necesaria) de determinadas personas, pero también para justificar algunas de las detenciones de ayer. No en vano y a pesar de que quienes durante días han causado incidenetes y practicado abusos son los nazis, de las nueve personas detenidas ayer, cinco son antifascistas. Exigimos que sean inmediatamente liberados sin cargos.
Lo que se esconde detrás de esa lectura aséptica y equidistante sobre la violencia, es en realidad la permisividad que tienen hacia el fascismo y la agresividad que tienen hacia el antifascismo. El Movimiento Pro Amnistía y Contra la Reprsesión quiere expresar con claridad que aplaude la actitud mantenida por lxs antifascistas en Bilbo y que defenderá siempre el derecho que tiene el pueblo a hacer frente al fascismo.
Asimismo, nuestro movimiento quiere mostrar su apoyo tanto a Herri Norte como al resto de antifascistas que estuvieron ayer en Bilbo. Nos tendréis a vuestro lado ante la campaña de criminalización que los medios de comuniacación fascistas están llevando a cabo contra vosotrxs. ¡Leña al fascismo!
En Euskal Herria, a 23 de febrero de 2018.
Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión.
El Centro Documental y Archivo Justo de la Cueva (CDAJC) es un archivo privado que contiene una ingente documentación producida y recopilada a lo largo de varias décadas por Justo de la Cueva y Margarita Ayestarán.
En el CDAJC existen alrededor de 10.000 libros de ciencias sociales y políticas, en donde la teoría y la historia marxista tiene una posición destacada; del mismo modo podemos encontrar una enorme cantidad de obras acerca del franquismo y de la historia reciente de Euskal Herria. En este último caso se constata una colosal documentación de las décadas de 1980, 1990 y 2000 producida en Euskal Herria.
Asimismo, el CDAJC recoge la producción científica realizada por Justo de la Cueva y Margarita Ayestarán, entre los años 1960–2010, que se traduce en 1.513 obras de diversa temática guiada y reseñada por el propio Justo de la Cueva. Además, existen unas cincuenta cajas con documentación variada, cartelería, panfletos, vídeos y 4 discos duros con diversa documentación, la cual está aún por catalogar. A todo ello se debe incluir los análisis políticos que se fueron publicando entre los años 1997 y 2008 en Basque Red Net, web creada por el propio Justo de la Cueva.
Con el objetivo de ordenar y catalogar los fondos del CDAJC, según los criterios del propio Justo de la Cueva, se va a organizar un crowdfunding mediante el cual obtener la financiación necesaria para llevar a cabo el proyecto de catalogación y digitalización. Esta financiación es para cubrír la parte logística del proyecto ya que la catalogación y digitalización se va a realizar en auzolan por unas 14 personas. El tiempo estimado del proyecto es de 2 años, transcurridos los cuales se desea vender o donar la estructura física del CDAJC para que sea accesible a cualquier persona que esté inmersa en diversos tipos de investigación.
El objetivo del proyecto es triple: ordenar, catalogar y difundir el patrimonio cultural del fondo. Utilizarán las normas internacionales para realizar el archivo: ISAD (G), ISDIAH, ISAAR (CPF), así como XML-EAD; para la descripción del fondo, las series y de la unidades documentales simples o compuestas.
Han calculado el fondo en 50.000 páginas aproximadamente. El software elegido para el proyecto es Drupal con el módulo biblio y con un módulo archivo desarrollado por los impulsores de este Centro Documental (importación-exportación XML-EAD) los cuales se ajustan a los estándares internacionales archivísticos. Drupal es software libre, potente gestor de contenidos que da infinitas posibilidades para la divulgación del Fondo.
3 de febrero de 2018
El lehendakari Urkullu ha manifestado estar orgulloso de la Ertzaintza porque ni un solo ertzaina ha sido nunca condenado por torturas lo cual no es en absoluto cierto. Juan Loyola Esnaola, inspector-jefe de la Ertzaintza en Deba, fue condenado por torturar en 1988 a Jaime González Pacheco. Una condena ratificada por el Supremo en 1992 y a la que hizo mención el entonces Consejero del interior Juan Mari Atutxa en sede parlamentaria.
Urkullu también ha mostrado su orgullo porque «lo definitorio y estructural en la Ertzaintza ha sido la prevención de la tortura», pero basta con hacer un repaso cronológico de lo sucedido con la principal medida preventiva adoptada por la Ertzaintza, la grabación de los detenidos incomunicados, para desmontar por completo lo manifestado por Urkullu.
En su informe al Parlamento Vasco de 1999, el entonces Ararteko Xabier Markiegi recomendó que se grabaran y conservaran las imágenes que captaban las cámaras dispuestas, por motivos de seguridad, en los pasillos de la zona de calabozos de las comisarías de la Ertzaintza. Era una medida de lo más sencilla, y en su informe de 2000 la nueva Ararteko, Mertxe Agúndez, señaló que el Departamento de Interior había aceptado dicha recomendación.
Sin embargo, cuando empezaron a grabar, hicieron una muy significativa excepción. No grabaron las detenciones incomunicadas, pese a ser precisamente estas las que originaron la recomendación del Ararteko que siguió insistiendo año tras año en sus informes para que se grabara muy en especial todo lo relacionado con dichas detenciones.
El nuevo Ararteko, Iñigo Lamarca, lo denunció bien claro en su informe del 2004 en el que describió una visita realizada el 16 de diciembre a las instalaciones de Arkaute donde se custodiaba a los detenidos incomunicados. Allí les dijeron que existía «un control visual de las imágenes, de carácter permanente, mientras dure la detención», pero que, «aunque el sistema informático permitiría la grabación de las imágenes, esta posibilidad no ha sido activada». Es decir que, más de cuatro años después de que el Departamento de Interior mostrara su acuerdo con lo recomendado por el Ararteko, seguían sin hacer algo técnicamente tan sencillo como grabar y conservar las imágenes de unas cámaras ya instaladas.
Cuando por fin decidieron hacer lo recomendado por el Ararteko, en marzo del 2006, el entonces Consejero de Interior Javier Balza se explicó así en el Parlamento Vasco: «Como en el 95% de los calabozos de la Ertzaintza estaba ya instalado el sistema de grabación, pues, en el momento en que asumimos el compromiso político se dio la orden de que los detenidos incomunicados fueran custodiados en calabozos provistos de sistema de grabación». Y también reconoció que, hasta entonces, en los casos de detenciones incomunicadas, habían decidido priorizar «la eficacia de las investigaciones».
Más claro no podía haber hablado. Si era tan sencillo grabar, ¿por qué no lo hicieron antes? ¿Por qué, en lugar de adoptar cuanto antes la sencilla recomendación del Ararteko, hicieron todo lo posible, durante tantos años, por retardar y obstaculizar su puesta en práctica?
Además, la Ertzaintza nunca ha adoptado las garantías mínimas que el Ararteko ha demandando desde 1999 para que dicha medida preventiva sea eficaz. Unas garantías entre la que resalta «la conservación del material grabado durante el límite máximo de prescripción de las posibles responsabilidades administrativas y penales que pudieran derivarse de las actuaciones grabadas».
Al acceder el Consejero del Interior Rodolfo Ares a su cargo, fue interpelado al respecto y adujo que si no se habían adoptado dichas garantías era porque con anterioridad, siendo consejero Javier Balza, no se consideró necesario hacerlo, y él era del mismo criterio. Y tras acceder de nuevo el PNV a la Consejería de Interior, se siguieron negando a adoptarlas.
Así lo ha comprobado el Ararteko en las visitas de inspección que ha realizado hasta nuestros días a dependencias de la Ertzaintza. Año tras año, el Ararteko ha repetido en sus informes la misma denuncia de que no se garantiza la conservación del material grabado, «lo que se aparta de los criterios que propugnamos y limita el carácter garantista de este mecanismo».
Y ello, pese a que en 2010 se produjo un caso en el que el Ararteko dictó una dura resolución denunciando que, sin razón válida alguna, la Ertzaintza le había impedido visionar las grabaciones que aseguraron haber hecho durante los días en que estuvieron incomunicados nueve jóvenes detenidos en Ondarroa y sus alrededores que denunciaron haber sido torturados. Unas grabaciones que la Ertzaintza tampoco entregó a una juez de Durango y a la Audiencia Nacional que las solicitaron, aduciendo que las imágenes se conservaban solo durante tres meses.
Ahora bien, en su Informe 2006, el Ararteko recogió una respuesta del Departamento de Interior según la cual, «cuando existe sospecha, queja o denuncia», los ertzainas realizan una copia de las grabaciones, «que se conserva mientras dura la investigación correspondiente». En ese caso, había motivos más que sobrados para conservar las imágenes todo el tiempo necesario, pero no lo hicieron.
Por eso, el Ararteko subrayó en su informe de 2010 que lo sucedido «hace que cobre todo su sentido la recomendación que venimos haciendo año tras año» respecto a la conservación del material grabado, pero el Departamento de Interior ha seguido negándose a adoptar esa garantía tan sencilla de implementar.
Como se ve, los informes del Ararteko no muestran en absoluto que «lo definitorio y estructural en la Ertzaintza ha sido la prevención de la tortura», como afirma Urkullu. Lo que muestran es lo reticentes que han sido las autoridades del PNV a adoptar medidas realmente eficaces para prevenir dicha lacra.
¿Acabarán por reconocerlo algún día?
Xabier Makazaga
9 de febrero de 2018
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Jada ia 3 urte pasatu dira atxilotu ninduten momentutik. Ezin ahaztu etxetik atera eta hiru kaputxadun oihuka hasi zirela: «Guardia Civil, Guardia Civil, está usted detenido». Eta hiru urte geroago, hemen nauzue, Audientzia Nazionalera bidean.
Bitxia da horren oinarrizkoa den eremuan, adierazpen askatasunarenean hain zuzen ere, eskuina eta faxismoa erabateko zigorgabetasunarekin mugitzen ari diren bitartean, ezker iraultzailea erreprimituta eta kondenatuta izaten ari dela. Rufián edo Otegirentzako tiro bat eskatzeak Audientzia Nazionalean esertzen ez zaituen bitartean, Uribetxeberria agurtzeak urte terdiko kondena ekarri diezazuke (gure kide den Andekari gertatu bezala).
Gaur egun sare sozialek jokatzen duten papera aipatu behar da, tresna bat direla gogoratuz eta ez helburua. Izan ere, benetako borroka kalean dago. Horregatik guztiagatik, besarkada handi bat egunero kaleak astintzen dituzuen horiei. Zuek zarete gure eredu!
Ezin dugu inolako justiziarik espero txiolariak espetxeratu eta faxistak saritzen dituen Estatu batengatik. Eta are gutxiago, ordena publiko frankistaren oinordekoa den Auzitegi Nazionalarengandik.
Horregatik guztiagatik, Auzitegi Nazionalak igor dezakeen bidezko sententzia bakarra absoluzioa da. Ez niretzat soilik, baizik eta Armiarma Operazio desberdinetako auzipetu guztientzat.
Azkenik, ez nuke amaitu nahi gure kide den Alfredo Remirez aipatu gabe. Oinarrizko eskubidea den adierazpen askatasuna erabiltzearren gaur egun Basauriko espetxean zigorra betetzen ari dena.
Atzo haiek izan ziren, gaur ni naiz, bihar zu izan zaitezke…
Kaiet Prieto Lopez
2018ko urtarrilen 31an
Han pasado ya casi 3 años desde el momento en el que me detuvieron. Como olvidar los gritos de tres encapuchados al salir de casa: «Guardia Civil, Guardia Civil, está usted detenido». Y hoy, tres años más tarde aquí me tenéis, de camino a la Audiencia Nacional.
Es curioso que mientras la derecha y el fascismo se mueven con total impunidad, la izquierda revolucionaria no deja de ser reprimida y condenada en un ámbito tan básico como la libertad de expresión. Mientras pedir un tiro para Rufián o Otegi no te sienta en la Audiencia, despedirse de Uribetxeberria te cuesta año y medio de condena (como le ha pasado al compañero Andeka).
En este momento tenemos que recordar el papel que juegan las redes sociales y recordar que son una herramienta y no un objetivo. La verdadera lucha está en la calle. Por todo ello, un abrazo enorme a los que día a día agitáis las calles. ¡Vosotros sois nuestro ejemplo!
No podemos esperar ningún tipo de justicia de un Estado que encarcela twitteros mientras premia a corruptos y fascistas. Y menos aún de la Audiencia Nacional, heredera del más casposo tribunal de orden público franquista.
Por todo ello, la única sentencia justa que puede emitir la Audiencia Nacional es la absolución. No solo para mí, sino para todos los encausados en la Operación Araña.
Por último, no quisiera olvidarme de nuestro compañero Alfredo Remirez, que actualmente cumple condena en la cárcel de Basauri por el simple hecho de ejercer un derecho tan básico como es el de la libertad de expresión.
Ayer fueron ellos, hoy soy yo, mañana puedes ser tu…
Kaiet Prieto Lopez
31 de enero de 2018
En El Capital Marx observó que «[…] con el desarrollo de la gran industria, el capital dinerario, en la medida en que aparece en el mercado, resulta cada vez más representado no por el capitalista individual, por el propietario de tal o cual fracción del capital que se encuentra en el mercado, sino que se manifiesta como una masa concentrada y organizada, situada, en forma muy diferente a la producción real, bajo el control de los banqueros que representan el capital social» (p. 470, vol. 3, edición Siglo XXI). Y un poco antes señalaba que «en el mercado del dinero el capital dinerario posee realmente la figura en la cual se distribuye como elemento colectivo, indiferentemente con respecto a su aplicación particular, entre las diferentes esferas, entre la clase de los capitalistas, según las necesidades de producción de cada esfera particular» (ibid).
Estas líneas cobran actualidad cuando examinamos la forma en que grandes sumas de capital dinerario aparecen como una masa «concentrada y organizada», o «elemento colectivo», relativamente indiferente ante sus aplicaciones particulares. Aunque no se trata solo, ni principalmente, de los depósitos bancarios, como ocurría en el siglo XIX, sino de los fondos –provenientes de empresas, fondos de pensión, hedge funds, compañías de seguros, etcétera– que concentran grandes administradoras como BlackRock o Vanguard. Estas canalizan los flujos que reciben hacia los mercados monetarios (donde se invierte en obligaciones de corto plazo emitidas por empresas u organismos estatales). Por ejemplo, BlackRock posee un fondo de mercado monetario, BR Money Market Fund. Las administradoras también invierten en títulos de renta fija de largo plazo; en acciones (por ejemplo, iShares ETF es subsidiaria de BlackRock, e invierte en acciones siguiendo principalmente índices); o en derivados, tales como swaps, opciones, futuros. A partir de la crisis financiera y el retroceso de los bancos de inversión, se incrementó el rol de estas administradoras. Por ejemplo, antes de la crisis los inventarios de bonos de empresas mantenidos por los bancos en EEUU alcanzaban los 200.000 millones de dólares; en 2012 era 45.000 millones de dólares. Parte de esta operatoria fue captada por las administradoras.
Según Willis Towers Watson’s Global 500, el total de activos que manejan las 500 administradoras más grandes del mundo llegaba, a finales de 2016, a los 81,2 billones de dólares (https://www.willistowerswatson.com/en-SG/insights/2017/10/The-worlds-500-largest-asset-managers-year-end-2016). Es, aproximadamente, la suma del producto bruto mundial en 2017. Las de EEUU reunían activos por 47,4 billones de dólares; las europeas, incluyendo las británicas, por 25,8 billones de dólares. De acuerdo a Market Watch, a fines de septiembre de 2017 BlackRock y Vanguard administraban de conjunto activos por 10,7 billones de dólares, lo que casi iguala el PBI de China, de 11,2 billones (en 2016;
https://www.marketwatch.com/story/blackrock-has-almost-6-trillion-in-assets-2017–10-11). Según Visual Capitalist, las 15 primeras globales tienen activos, en 2017, por más de 30 billones de dólares.
En una nota anterior (aquí) explicamos por qué los beneficios que de conjunto obtienen los capitales dinerarios no pueden provenir de las operaciones de compra y venta de activos. De hecho, estos ingresos están conformados, básicamente, por intereses y por los dividendos que se pagan a los accionistas. Marx consideraba que el interés aparece como el fruto de la propiedad del capital, pero podemos decir que lo mismo se aplica a los dividendos que pagan las acciones. Contra la idea, muy extendida, de que las ganancias del capital dinerario surgen de las habilidades especulativas de los capitalistas financieros, la teoría de Marx explica por qué y cómo su origen y causa es el trabajo no pagado. Una parte de la ganancia bruta «se cristaliza y autonomiza de manera general» no solo como interés, sino también como dividendo. Es plusvalía brindada por la mera propiedad de capital, sea esta bajo la forma del dinero que se presta para que funcione directamente como capital, sea que se invierta en la compra de acciones (que dan derecho a una parte de la plusvalía). En caso de que la administradora, a partir de la tenencia accionaria, pase a formar parte del directorio de la empresa, una parte de la plusvalía remunerará este trabajo asociado al funcionamiento del capital.
En todo esto es clave entender que el capital no puede arrojar beneficios si no actúa como capital productivo. No es posible que el capital dinerario perciba interés o dividendos por fuera de la actividad productiva. Refiriéndose a los intereses, Marx escribía:
La transformación del capital total en capital dinerario sin que exista gente que compre y valorice los medios de producción, en cuya forma existe el capital global… es, desde luego, un absurdo. Esto encierra la insensatez, aún mayor, de que sobre la base del modo capitalista de producción, el capital arrojaría un interés sin actuar como capital productivo, es decir, sin crear plusvalor…; que el modo de producción capitalista seguiría su curso sin la producción capitalista (pp. 482–3, vol. 3).
La existencia entonces de estas gigantescas concentraciones de capital bajo las administradoras de fondos líquidos no debería inducir a pensar que la contradicción entre el capital y el trabajo ha sido desplazada de su centralidad por la oposición entre el capital dinerario y el capital productivo. Uno se nutre del otro.
Otra forma en que se manifiesta de manera diáfana esta simbiosis entre ambas formas del capital nos la brindan las firmas private equity (firmas de capital accionario privado). Estas empresas por lo general no tienen acciones que cotizan públicamente. Y a diferencia de la operatoria más tradicional de los bancos, no fondean sus operaciones con deuda de corto plazo; incluso muchas tienen un bajo nivel de apalancamiento. Sus fuentes son fondos de pensión, de seguros, de personas adineradas. Con estos ingresos y recursos propios adquieren paquetes de acciones de empresas a través de transacciones privadas, y actúan como socios en el manejo de esas empresas. En otros casos adquieren empresas con desempeños mediocres o malos, las reestructuran bajando costos (típicamente bajan salarios, empeoran las condiciones laborales, reducen el poder de los sindicatos dentro de la empresa, cierran departamentos poco productivos) y las revenden con beneficios. Dado el carácter de estas operatorias, las private equity tienen horizontes de inversión más largos que los fondos de inversión que poseen acciones que cotizan públicamente. Se trata entonces de capitales dinerarios que asumen diferentes grados de compromiso con las actividades propias de los capitales productivos.
En la nota anterior citada explicamos que muchas administradoras de fondos están aumentando las inversiones que se realizan siguiendo algún índice, y modelos computarizados. Un aspecto a destacar acerca de este tipo de inversión es que ejerce una presión directa sobre los gobiernos y los Estados para que estos adopten políticas favorables a la valorización del capital.
Es que los que confeccionan los índices pueden orientar miles de millones de dólares de los flujos de inversión según clasifiquen a un país, sector o empresa. Y por esta vía dan forma a los criterios de qué es aceptable, o no, en las finanzas internacionales. Por ejemplo, en 2017 se esperaba que MSCI (los índices MSCI son el punto de referencia mundial) elevara a Argentina al grado de mercado emergente, y que se reclasificara a YPF y el Grupo Galicia (en 2009 Argentina había pasado al status de frontera). Si en 2017 MSCI elevaba la calificación de Argentina, los fondos que siguen los índices conformados por las acciones de mercados emergentes tendrían necesidad de aumentar sus tenencias de acciones argentinas. Es una presión que se ejerce objetivamente, dado un «poder de fuego» de decenas de billones de dólares en activos. Decimos que es una presión objetiva para significar que es sistémica. O sea, no depende de las cualidades morales de tal o cual directorio del FMI o del Banco Mundial, sino de los impulsos que emanan de la misma lógica de la ganancia. De ahí el interés de los capitalistas locales en que «su» país cumpla con los requisitos que imponen los mercados a través de las calificaciones. Se trata de las necesidades del «capital en general», sin distinciones.
Por último, es la evidencia más clara de cómo opera la tendencia a la mundialización del capital, esto es, a la formación de una clase capitalista que actúa con una lógica cada vez más global. Como se ha señalado muchas veces, el dinero “no tiene patria”. Un inversor argentino, o brasileño, etcétera, que pone sus dinerillos a disposición de estas administradoras, pasa a tener un interés objetivo en la buena salud del «capital en general» transfronteras.
Cuestiones tales como «la liberación nacional» y «la segunda independencia» sencillamente pierden todo sentido. La contradicción entre el capital y el trabajo aparece cada vez de forma más pura.
Rolando Astarita
26 de diciembre de 2017
«En cuanto forma de capital, la ciudad-mercancía es lugar de especulación inmobiliaria: la tierra como capital ficticio […] El derecho a la ciudad surge como necesidad radical de un espacio en función de la forma natural, como un movimiento contra la alienación del espacio urbano; tiene carácter directamente anticapitalista, pues sus reivindicaciones implican romper con la lógica de la ciudad-mercancía.»
Iñaki Gil de San Vicente
Euskal Herria, 23 de enero de 2018
El periodista miembro de La Haine ha sido condenado por compartir publicaciones en su perfil de Facebook. El periodista recurrirá la sentencia.
Un año y 6 meses de prisión, es la condena que finalmente ha impuesto el Tribunal de excepción al periodista miembro de La Haine y Kaos en la red, por un supuesto delito de “enaltecimiento del terrorismo” por compartir publicaciones a través de su cuenta de Twitter.
El periodista fue juzgado el pasado 30 de noviembre y hoy ha recibido la sentencia condenatoria, que anuncia que recurrirá.
Además, Boro se enfrenta a otro juicio el 16 de abril por el que le piden 6 años de cárcel y 6.200 € por cubrir una manifestación para este medio de comunicación. Le acusan de atentado a la autoridad y de lesiones a dos agentes, pese a que abundantes pruebas gráficas demuestran lo contrario.
La sentencia introduce distintos argumentos, como que el periodista usaba “el discurso del odio”(sic) o que la intención de compartir esas publicaciones era que la gente que le leía “se adhiriera al ideario de ETA”.
Boro LH ya está junto con su abogado, Erlantz Ibarrondo, preparando el recurso al Tribunal Supremo.
La sentencia se ha recibido el mismo día que otro colaborador de este medio estaba citado a declarar acusado del mismo delito. Este joven ha decidido practicar la desobediencia civil no presentándose en el heredero del Tribunal de Orden Público franquista.
Fuente: https://www.lahaine.org/la-audiencia-nacional-condena-a-1
Ya tenemos desenlace del teatro que se escenifico en la Audiencia Nacional el pasado 30 de noviembre:
La Audiencia Nacional me condena a 1 año y 6 meses de prisión x compartir contenidos en Facebook
La nueva Inquisición española continúa su cruzada contra la libertad de expresiónpic.twitter.com/LOKbReDe6O
— Boro LH #LIBRE (@Boro_LH)
January 19, 2018
La libertad de expresión y la libertad ideológica han sido derogadas de facto en el Estado español.
Por supuesto, recurriré la condena y llegaré a donde tenga que llegar en defensa de mi derecho a la libertad de expresión.— Boro LH #LIBRE (@Boro_LH)
January 19, 2018
Curiosamente (cuando tratas con el fascismo judicial y policial siempre todo es muy curioso) recibo la sentencia el mismo día en que un colaborador de
@LaHaineInfo también había sido llamado a declarar con las mismas excusas: opiniones en las redes sociales.
— Boro LH #LIBRE (@Boro_LH)
January 19, 2018
El compañero,
@Tigrillo_LH ha decidido no presentarse a declarar, en un acto de desobediencia civil contra esta clara persecución ideológica. Por mi parte ya estoy en contacto con mi abogado para recurrir este nuevo atropello en los próximos días.
— Boro LH #LIBRE (@Boro_LH)
January 19, 2018
Ahora máxima atención al juicio del próximo 16 de abril. En el juicio de la Audiencia Nacional un juez franquista me ha condenado por mis ideas, por ser antifascista e independentista.
— Boro LH #LIBRE (@Boro_LH)
January 19, 2018
En el siguiente juicio no lo tendrán tan fácil: se me juzga por hechos concretos que abundantes pruebas ya han demostrado falsos.
Aquel día fue una venganza policial contra la prensa alternativa por su papel tras las movilizaciones de las Marchas de la Dignidad.
#BoroLIBRE
pic.twitter.com/Y9509Yjp62
— Boro LH #LIBRE (@Boro_LH)
January 19, 2018
Este próximo sábado, 13 de enero, el Colectivo por la Amnistía y contra la Represión nos convoca un año más a manifestarnos en Bilbao por la Amnistía y por el cese de la represión.
Boltxe Kolektiboa, apoya este llamamiento y llamamos a las personas concienciadas con la amnistía asistir a dicha manifestación. Los motivos que hicieron que tantas vascas y vascos fueran detenidos, fueran torturados y encarcelados continúan existiendo. Nada ha cambiado en los últimos años, pese a que muchos se empeñen en hablarnos de unos supuestos «nuevos tiempos».
Y no solo se mantienen dichos motivos. El carácter neofascista del Estado español y el jacobino del Estado francés se ha acentuado más en estos «nuevos tiempos». Hace tiempo que se quitaron las caretas «democráticas» y han dejado claro que no permitirán jamás el derecho de nuestro pueblo a la independencia.
La crueldad en las condiciones penitenciarias persiste, cuando no agravado. Las presas y presos políticos vascos que padecen enfermedades graves siguen encarcelados contradiciendo incluso las propias leyes de los Estados opresores. El riesgo para la vida de muchos presos es evidente.
La dispersión se mantiene como chantaje permanente a nuestro pueblo, debiendo recorrer miles de kilómetros y arriesgar las vidas para poder ver a nuestras personas queridas que están encarceladas a kilómetros de distancia de Euskal Herria.
La represión se ha ampliado. Mientras ni un solo criminal franquista ha estado ni un solo día en la cárcel, hoy asistimos a la aplicación de la llamada Ley Mordaza por la que detienen, juzgan y encarcelan a personas por expresar su opinión en las redes sociales, escribir letras de rap que denuncian la situación en la que se encuentra el pueblo trabajador o por mil motivos más.
Defender los derechos del pueblo trabajador vasco es un motivo, como siempre, de represión. Si se baja la testuz y se acepta la ley del opresor, es cierto, hay «democracia», pero en cuanto hay lucha, organización, la «democracia» se acaba y la represión se hace patente.
El reformismo no es capaz, ni quiere, dar respuesta a esta situación, se adapta a estas leyes, a este estado de cosas y acepta la opresión. Lo que sí hace es engañar al pueblo vasco intentando llevarle por una vía de vulgar pacifismo haciéndole creer que puede conseguir algo por esa vía.
Por ello llamamos a acudir a la manifestación de este sábado 13 en Bilbao, a las 20h en la plaza Etxebarrieta anaiak.
¡Contra la represión y por la amnistía!
Borroka da bide bakarra!!
Boltxe Kolektiboa
10 de enero de 2018
Eduardo Galeano idazle uruguaiarra zenaren arabera, «horizontala den eta berdintasunetik jarduten den elkartasunarekin gertatzen denaren kontra, karitatea goitik behera gauzatzen da, jasotzen duena umiliatzen du eta inoiz ez du ezta pixkatxo bat ere botere harremana aldatzen». Che Guevarak ere bi kontzeptu hauen artean ezberdindu zuen: «Gaur hemen aurrera eraman behar duguna, elkartasuna da. Ez dugu herriarengana hurbildu behar zera esatera: “hemen gaude, gure presentziaren karitatea zuri ematera gatoz, gure presentziarekin irakastera, gure zientziarekin irakastera, zure akatsak, zure jakintasun eza, daukazun jakintza elementalen gabezia agerian uztera”».
Gabonetan gaude, garai hauetan jendearen bihotzak biguntzen dira eta gehiagotan gogoratzen gara gu baino egoera okerrago batean daudenekin, eta herrialde txiroetako umeak euro baten truke babesean hartzeko kanpainak biderkatzen dira, ez ordea injustizia egoera horiek iraultzeko ekimenak. Horrekin batera eta sistemak ezartzen dizkigun balore katolikoen eraginez, gure karitate ekintzek gora egiten dute, nahiz eta ez gure kontsumismoa bezain beste.
Errepresaliatu politikoen egoera, ordea, urte osoan zehar dago herri honentzat presente, nahiz eta iruditzen zaidan azken urteetan egin duguna urte osoko borroka politikoaren egutegia 12 hilabeteko gabonetako karitateagatik trukatzea izan dela. Ez naiz errepresaliatuekin edozein lotura politiko edota familiarra duen inoren sentimenduei buruz hitz egiten ari, baizik eta niretzat guztiz okerra den gai honi heltzeko ikuspegi politiko hegemonikoaz.
Garai batean harrotasuna zena orain limosna eskatzearen oso antzeko zerbait bihurtu dugu, errepresioak eragiten dizkigun minak azpimarratuz eta gure borrokaren zergatia estaliz; oinarrian dauden arrazoiei heldu ordez gure egoeraren ondorioak azalduz jendeari pena eman nahian gabiltza, sentiberatasunari tira egitea errazagoa delako gure jarrera politikoak azaltzea baino.
Gatazkaren ondorioen konponketan zentratzea berau sortzen duten arrazoietatik bereiziz, gaur eguneko egoera betikotzeko modurik onena da eta, ondorioz, herri eta klase moduan pairatzen dugun errepresioa betikotzekoa ere bai. Horrek ez du esan nahi helburuak lortu bitartean ez dugunik egoera latzenei irtenbide bat ematen saiatu behar, baina betiere prozesu politiko sakonago baten perspektiba galdu gabe. Horra hor adibidea, «Euskal Presoak Euskal Herrira» kanpainaren finkatzea 90eko hamarkadan izan zen, gatazka bere gordinenean zegoenean, eta amnistia eta autodeterminazioaren helburu taktikoei uko egin gabe gauzatu zen.
Norbaitek esango dit batzeko garaia dela, sentsibilitate ezberdinetako pertsonak jarri behar ditugula errepresaliatuen auzian lanean, ez daukagula indar nahikorik eta beste era batera saiatu behar dugula… baina, benetan beste era batera egiteko modurik ba al dago? Nik esango nuke ezetz, ez behintzat proposatzen diguten alternatiba bakarraren ondorioa hau guztia hasi zeneko baino puntu okerrago batera itzultzea baldin bada.
Esan nahi dut, ba al dauka logikarik hainbeste urte eta gero egoera hasierako puntu berera eramatea baina gainera bidetik utzi dugun guztia galduta eta hainbeste errepresaliaturekin? Ba hori da, hain zuzen ere, giza eskubideen defentsaren aitzakiapean azken urte/urteetan presoen eskubideen defentsara batu direnetako batzuen helburua. Gainera sari bikoitza lortuko dute, Jainkoaren aurrean ez dutelako arima zurituko, baina bai iritzi publikoaren aurrean, errepresiorik gogorrena aplikatzen dutenen eta orain gutxi arte gatazka honetan haien aliatuak zirenengandik bereiziz.
Esaten ari naizenaren adibide argia utzi zigun Baionako Alkate Jean-René Etchegarayk baieztatu zuenean Gobernuari presoen hurbilketa eta gaixorik daudenen askatasuna eskatuko ziotela, «ez ahazteko, baizik eta preso arrunta gisa hartuak izan daitezen».
Era berean, Eneko Etxegaraik Vincent Bru La République en marche (Errepublika Martxako) diputatuari Berrian egindako elkarrizketan, oso zehatzak diren bi galdera egin zizkion. Réau espetxean dauden EPPKko mintzaideekin Bruk izandako batzarra eta gero, hauek entregatutako dokumentuan gatazka ez errepikatzeko «modu bakarra» eragin duten «arrazoiei heltzea» dela adierazi zuten puntuari buruz galdetu zion: «[…] desarmatzearen ondoren, ahal bezain fite biktimen eta presoen galdera tratatu behar da. Hori da garrantzitsua, horretan zentratu behar dugu, eta ez da saiatu behar gauzen gibelarazten, konplikatzen», erantzun zuen Bruk. Gatazka konpontzeaz ez du txintik ere entzun nahi, hori gauzak konplikatzea baita.
Kazetariaren hurrengo galdera: «Aralarrek ere apirilaren 8aren biharamunean zioen “bakea eraikitzeko eskubide demokratikoak onartu” behar direla, ETA “arrazoi politikoengatik” sortu baitzen, haren arabera». Bruren erantzuna: «Hori borroka politikoa da; beren ideiak defendatzen dituzten alderdiak dira; beste alderdi batzuek ez dituzte ideia berak defendatzen. Gizarte demokratiko honetan, herriak du hitza eta erabakia, ez da eredu demokratiko bat inposatzerik». Brurentzat eskubide demokratikoen onarpena inposizioak omen dira.
Analisi dialektiko batetik ezin diogu bakoitzaren jarrerari modu aseptikoan begiratu, ideologia edukiko ez balute bezala, eragile ezberdinek izan ditzaketen interes politikoak alde batera utzita, bakarrik faktore hauek kontutan hartuta ondorioztatu ahal izango dugulako «borondate ezberdinen» batuketa horretan benetan gure helburuen alde ari garen ala etsaiaren mesedetan.
Aski ezaguna da ez dela gauza bera bakea eta pazifikazioa, lehenengoa justizian oinarritzen den bitartean, bigarrenak inperialismoarentzat biolentziaren erabileraren monopolioa bermatzea helburu duelako. Eta Euskal Herriak Espainiako eta Frantziako estatuekin mantentzen duen gatazkaren une honetan, asimilazio kulturala eta sozialaren arriskua inoiz baino handiagoa da.
Karitatearekin gertatzen den bezala, zeinean putre pilo ibiltzen den inguruan txiroaren zorigaitzetik etekina atera nahian, iruditzen zait errepresaliatuen ingurura ere sarraskijale gehiegi hurbiltzen ari dela azken garaietan hauen sufrimendutik etekin politikoa lortu asmoz. Ez harritu laster preso bat babesean har dezagun eskatzen hasten bazaizkigu mendebaldeko jende onaren gisara pentsatzen irakats diezaiegun, birgizartera daitezen. Dagoeneko presoen etsai historikoak izan diren hainbat politikari bihurtu da haien eskubideen «borrokaren» aldeko erreferente nagusietakoa. Zertarako? Eliza katolikoak karitatearen bidez egiten duen bezala, arazoaren ondorioetan zentratuz arazoa bera ahaztu dezagun, arreta giza eskubideetan jarriz gatazka despolitizatu dezagun.
Bada garaia argi hitz egin dezagun denok, bada garaia azaltzeko gure ezintasunaren aurrean helburuak lortzeari uko egin diogun eta horregatik «gutxieneko gaitzaren» teoria praktikatzen dugun, ala bestalde borrokan jarraitu nahi dugun bide zail hori ibiltzea askatasuna lortzeko modu bakarra dela ulertzen dugulako, argipen hori egiten dugun momentuan eztabaida beste parametro batzuetan kokatuko delako, borroka egitea merezi duen ala merezi ez duenekoetan zehazki.
Sendoa Jurado, preso politiko ohia
2017ko abenduaren 26an
Según el que fuera el escritor uruguayo Eduardo Galeano, «a diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba a abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder». El Che Guevara también distinguió entre estos dos conceptos y dijo: «Lo que nosotros tenemos que practicar hoy, es la solidaridad. No debemos acercarnos al pueblo a decir: “Acá estamos, venimos a darte la caridad de nuestra presencia, a enseñarte con nuestra presencia, a enseñarte con nuestra ciencia, a demostrarte tus errores, tu incultura, tu falta de conocimientos elementales”».
Estamos en Navidad, en estas fechas los corazones de la gente se ablandan y nos acordamos más veces de quienes están en peor situación que nosotros, y las campañas para que apadrinemos por un euro a niños de países pobres se multiplican, no así las iniciativas para dar la vuelta a esas situaciones de injusticia. Junto a eso y como consecuencia de los valores católicos que nos impone el sistema, nuestras acciones de caridad aumentan, aunque no tanto como nuestro consumismo.
La situación de los represaliados y las represaliadas, en cambio, está presente para este pueblo durante todo el año, aunque me parece que lo que hemos hecho en los últimos años ha sido cambiar el calendario de lucha de todo un año por la caridad de una Navidad de doce meses. No me estoy refiriendo a los sentimientos de nadie que tenga ningún vínculo político ni familiar con las represaliadas, sino a la perspectiva política hegemónica a la hora de abordar este tema, que en mi opinión es absolutamente errónea.
Lo que en otra época era orgullo lo hemos convertido en algo muy parecido a pedir limosna, destacando el dolor que la represión nos provoca y tapando el motivo de nuestra lucha; explicando las consecuencias de nuestra situación en lugar de abordar las razones que están en la base estamos tratando de dar lástima, porque es más fácil tirar de sentimentalismo que explicar nuestras razones políticas.
Centrarse en resolver las consecuencias del conflicto desligándolas de las causas que lo originan es la mejor forma de perpetuar el actual estado de las cosas y, por lo tanto, la opresión que sufrimos como pueblo y como clase. Eso no quiere decir que mientras conseguimos esos objetivos no debamos intentar dar una salida a las situaciones más duras, pero siempre sin perder la perspectiva de un proceso político más profundo. Como ejemplo, la consolidación de la campaña «Euskal Presoak Euskal Herrira» se produjo en la década de los 90, cuando el conflicto estaba en lo más crudo, y se hizo sin dejar de lado los objetivos tácticos de la amnistía y la autodeterminación.
Alguien me dirá que es tiempo de sumar, que tenemos que poner a trabajar en el tema de los represaliados y las represaliadas a personas de diferente sensibilidad, que no tenemos fuerza suficiente y que hay que hacerlo de otra manera… pero, ¿de verdad que hay otra manera de hacerlo? Yo diría que no, no al menos si la consecuencia de la única alternativa que nos proponen es la de volver a un punto peor que cuando empezó todo esto.
Es decir, ¿tiene alguna lógica después de tantos años llevar la situación al punto de partida pero con todo lo que nos hemos dejado por el camino y con tantos represaliados? Pues ese es, precisamente, el objetivo de algunos de los que en el último o últimos años se han sumado a la defensa de los derechos de los presos bajo el pretexto de la defensa de los derechos humanos. Además obtendrán un premio doble, porque no limpiarán su alma ante Dios, pero sí ante la opinión pública, diferenciándose de los que utilizan la represión más severa y que hasta hace poco eran sus aliados en este conflicto.
Un claro ejemplo de lo que estoy diciendo nos lo dejó el Alcalde de Baiona, Jean-René Etchegaray, cuando afirmó que le pedirían al Gobierno el acercamiento de los presos y la libertad de los enfermos, «no para olvidar, sino para que sean tratados como presos comunes».
Asimismo, en la entrevista realizada por Eneko Etxegarai al diputado de La République en marche (La República en Marcha), Vincent Bru, en el diario Berria, el periodista le hizo dos preguntas muy precisas. Le preguntó por el punto del documento entregado por los interlocutores del EPPK que están en la cárcel de Réau, tras la reunión que estos tuvieron con Bru, en el cuál exponían que «la única manera» de que no se repitiera el conflicto era que «se abordaran las razones» que lo originaron. Bru respondió que «[…] tras el desarme, hay que tratar lo antes posible la cuestión de las víctimas y de los presos. Eso es lo importante, en eso nos tenemos que centrar, y no hay que tratar de atrasar las cosas, complicarlas». De resolver el conflicto no quiere ni oír hablar, porque eso es complicar las cosas.
Siguiente pregunta del periodista: «Aralar también decía al día siguiente del 8 de abril que “para construir la paz hay que reconocer los derechos democráticos” porque, a su entender, ETA surgió “por razones políticas”». Respuesta de Bru: «Eso es lucha política; son partidos que defienden sus ideas; otros partidos no defienden las mismas ideas. En esta sociedad democrática, el pueblo tiene la palabra y la decisión, no se puede imponer un modelo democrático». Parece ser que para Bru el reconocimiento de derechos democráticos son imposiciones.
Desde un análisis dialéctico no podemos mirar la actitud de cada uno de una manera aséptica, como si no tuvieran ideología, dejando de lado los intereses políticos que cada agente pueda tener, porque sólo teniendo en cuenta estos factores podremos concluir si, en esa suma de «diferentes voluntades», realmente estamos actuando en pro de nuestros objetivos o a favor de los del enemigo.
De sobra es sabido que no es lo mismo paz que pacificación, que mientras que la primera se basa en la justicia, la segunda tiene como objetivo garantizar el monopolio del uso de la violencia para el imperialismo. Y en este momento del conflicto que Euskal Herria mantiene con los Estados de España y Francia, el riesgo de asimilación cultural y social es mayor que nunca.
Al igual que ocurre con la caridad, en la que suele haber un montón de buitres intentando sacar provecho de la desgracia del pobre, me parece que también alrededor de los represaliados y las represaliadas se están amontonando demasiados carroñeros en los últimos tiempos con el propósito de sacar tajada política del sufrimiento de estas. No os sorprendáis si pronto nos empiezan a pedir que apadrinemos a un preso para que les enseñemos a pensar como la gente de bien de occidente, para que se reinserten. Algunos de los enemigos históricos de los presos ya se han convertido en referentes principales de la «lucha» por sus derechos. ¿Para qué? Para que, como hace la iglesia católica por medio de la caridad, nos olvidemos del problema centrándonos en sus consecuencias, para que poniendo la atención en los derechos humanos despoliticemos el conflicto.
Sendoa Jurado, expreso político
26 de diciembre de 2017
Acusar a los partidarios de la libertad de autodeterminación, es decir, de la libertad de separación, de que fomentan el separatismo, es tan necio e hipócrita como acusar a los partidarios de la libertad de divorcio de fomentar el desmoronamiento de los vínculos familiares. Del mismo modo que en la sociedad burguesa intervienen contra la libertad de divorcio los defensores de los privilegios y de la venalidad, en los que se funda el matrimonio burgués, negar en el Estado capitalista la libertad de autodeterminación, es decir, de separación de las naciones, no significa otra cosa que defender los privilegios de la nación dominante y de los procedimientos policíacos de administración, en detrimento de los democráticos1
Nos ha parecido muy clarificante y plenamente actual este párrafo de Vladimir Ilich Lenin para entender la importancia de la cuestión nacional y la necesidad de soberanía de los pueblos oprimidos. Haciendo un paralelismo con otra importante soberanía, la personal. Solo desde esa interdependencia personal y social podremos contribuir a que cada una de nosotras y nuestro pueblo se deshaga de sus ataduras mentales y políticas. Con la vista puesta en el día de Andalucía, el 4 de diciembre, que este año celebra su 40 aniversario, nos animamos a lanzar una serie de reflexiones basándonos en Lenin dada su importancia teórica y práctica. No es casualidad que fuera la revolución bolchevique quien defendió por primera vez la libertad de los pueblos oprimidos bajo el yugo del régimen zarista. La revolución de los soviets, entre muchos decretos progresistas, elabora, el 15 de noviembre de 1917, el decreto que garantiza el derecho general a la autodeterminación y a la separación de las naciones. El mismo día, el parlamento finlandés emite una declaración por el que asume todos los poderes como nación.
Recordar también la importancia de Lenin en Latinoamérica y su contribución a la cuestión nacional, como su figura fue aplastada y silenciada, por ejemplo, en la Argentina de los 30.000 desaparecidos2. El hecho claro es que, pese a la importancia inmensa que representó y representa Lenin en el pensamiento y movimiento revolucionario mundial, su figura ha sido vehemente y furiosamente demonizada, odiada, desde una ignorancia y anticomunismo rabioso que incluye a los movimientos de izquierdas. Igualmente, Lenin fue desterrado de la faz del estructuralismo, del postmodernismo y de todas las modas «post» que se han promocionado en la Academia europea y latinoamericana. Por supuesto, hablar de Lenin «chirría» también en los ambientes supuestamente progresistas y de izquierda de Andalucía.
Fue Lenin, no Michel Foucault, quien aporta la idea de que el poder son relaciones, una cuestión que desarrolla el dirigente ruso en El Estado y la revolución. Foucault insiste en las ideas de que la verdad de la historia es el individuo, el Estado siempre te va a matar y no importa quien ejerce la dominación, lo que realmente importa es cómo funciona (con claros tintes liberales). Pero su supuesta aportación de que la cuestión del poder son relaciones se queda ahí, no avanza en la importancia de que también son determinaciones, son relaciones de poder y de fuerza entre las clases sociales, cuestiones que siempre ha defendido el marxismo en la toma del poder3. Cuando una figura de tanto calado como Lenin es aplastada por la reacción, los reformismos y la represión ideológica, es curioso que los grandes estrategas imperialistas son los que terminan reconociendo su valor. En este sentido Néstor Kohan llama la atención sobre unos momentos de la película, Salvador Allende de Patricio Guzmán, cuando entrevistan al embajador de Estados Unidos en Chile, integrante de la CIA, y ejecutor del golpe de estado chileno. ¿Ir al socialismo sin enfrentar el aparato de Estado?, ¿qué querían inventar?, todo con una sonrisa sarcástica y burlona sobre las miles de personas muertas y desaparecidas, «esto ya lo descubrió Lenin». Enemigos claros del socialismo como los que promovieron el fascismo chileno dan la razón a Lenin en el tema del poder y de los procesos de cambios revolucionarios4.
Es por ello que su marxismo y su dialéctica supusieron una influencia tremenda para la lucha de liberación nacional de muchas partes del mundo, en latinoamericana y en pueblos africanos y asiáticos, destacándose, quizá, la lucha vietnamita como la más significativa. Pero, ¿Qué aportó y aporta Lenin en la actualidad en relación a la cuestión nacional? Consideramos que mucho, tanto para Andalucía como para otras naciones oprimidas dentro y fuera del Estado español. Al principio del texto, Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación5, Lenin deja claro que:
La época del triunfo definitivo del capitalismo sobre el feudalismo estuvo ligada a movimientos nacionales. La base económica de esos movimientos estriba en que, para la victoria completa de la producción mercantil, es necesario que territorios con población de un solo idioma adquieran cohesión estatal…, el Estado nacional es por ello típico, lo normal en el periodo capitalista6.
La historia le da la razón a Lenin en su famoso debate con Rosa Luxemburg y la cuestión polaca y rusa, donde Polonia termina transformándose en un estado independiente. Relacionado con el Estado plurinacional español, también Lenin hace una interesante reflexión citando a Kaustky:
Los Estados de composición abigarrada en el sentido nacional (los titulados Estados de nacionalidades, a diferencia de los Estados nacionales) son «siempre Estados cuya estructuración interna, por estas u otras razones, ha resultado anormal o se ha desarrollado poco» (atrasada). De suyo se entiende que Kaustky habla de anormalidades exclusivamente de no corresponder a lo más adecuado a las exigencias del capitalismo en desarrollo7.
Lenin sigue diciendo que el significado de la autodeterminación de las naciones debe basarse en el examen de las condiciones histórico-económicas de los movimientos nacionales. De esta forma, la teoría marxista propone que el análisis de cualquier problema social, se debe encuadrar en su marco histórico y teniendo en cuenta sus particularidades concretas que distinguen a este país de los demás en ese contexto histórico. Sin embargo, hay que considerar que Lenin hablaba en una época de los inicios del capitalismo imperialista y de los monopolios del capital, en donde existían países de la Europa continental con democracias burguesas ya desarrolladas y estados precapitalistas como lo era la Rusia zarista de su tiempo.
El esfuerzo es analizar la situación actual en el Estado español, como en su configuración se han creado naciones y territorios con importantes desigualdades socio-económicas, de centro-periferia. Es el caso de Andalucía que no desarrolló una burguesía que retroalimentara sus inversiones y ganancias en su territorio, y esta peculiaridad histórica tuvo su repercusión en la ausencia de potentes movimientos nacionales burgueses, a diferencia de otras naciones oprimidas. Sin embargo, su identidad como pueblo ha sido constante desde la unificación forzada por las armas de los reyes católicos. Algunos hitos significativos que podemos destacar fueron la conspiración de 1641 del duque de Medina Sidonia que, con el apoyo de la nobleza portuguesa, ideó una Andalucía independiente de Castilla; o el «Estado libre de Andalucía» ideado por Blas Infante. El primer texto que plasma la voluntad política de que Andalucía se constituya como entidad propia con capacidad de autogobierno es la Constitución de Antequera, redactada en esa ciudad en 1883. En la Asamblea de Ronda de 1918 fueron aprobados la bandera y el escudo andaluces. Hechos que se manifiestan y expresan simbólicamente bajo un fondo de movilizaciones y cambios productivos en la transición del feudalismo al capitalismo en la península ibérica. A comienzos del siglo XX, las luchas se caracterizaron por radicales movimientos de izquierda que se gestaron en las luchas campesinas y, emergiendo con fuerza, las luchas de la incipiente clase obrera situada fundamentalmente en las ciudades8. En 1933 las Juntas Liberalistas de Andalucía aprueban el himno andaluz, proyectándose un Estatuto que no pudo ver la luz por el golpe fascista de 1936, imposibilitando la tramitación parlamentaria de un Estatuto ya en ciernes. El terror fascista se ceba en Andalucía, hombres y mujeres asesinadas o huidas para incorporarse a los frentes de guerra; solo la zona oriental desde málaga resistió durante más tiempo, por lo que fue duramente castigada con la matanza más terrible de población civil del fascismo franquista, la desbandá9.
Durante la dictadura franquista se desarrolla una amplia clase trabajadora (obrera y campesina) y junto a algunos sectores de la intelectualidad andaluza un desarrollo de la conciencia de pueblo que culminó con las movilizaciones del 4 de diciembre de 1977, en plena transición. Pese a las maniobras posteriores y el resultado de un PSOE que permite la introducción de políticas neo-liberales y un agravamiento de la dependencia de Andalucía al Estado español y europeo; esas y anteriores luchas populares han quedado en el imaginario colectivo del pueblo andaluz. Actualmente, Andalucía sufre especialmente las condiciones de crisis económica y política del imperialismo mundial, antesala de nuevas guerras imperialistas. En este sentido la actualidad de Lenin sigue estando vigente para los pueblos del mundo:
Lucha contra los privilegios y violencia de la nación opresora y ninguna tolerancia con respecto a la nación oprimida hacia sus privilegios… Reconocer a todos el derecho a la separación; apreciar cada cuestión concreta tocante a la separación desde un punto de vista que elimine toda desigualdad de derechos, todo privilegio, todo exclusivismo. Tomemos la posición de la nación opresora. ¿Puede acaso ser libre un pueblo que oprime a otros pueblos? No… La larga historia, la secular historia de represión de los movimientos de las naciones oprimidas, la propaganda sistemática de esta represión por parte de las clases «altas», han creado enormes obstáculos a la causa de la libertad del mismo pueblo ruso en sus prejuicios, etc.10
Consideramos plenamente actual este párrafo a la hora de analizar los acontecimientos políticos que estamos viviendo en el Estado español. Es continuo oir tanto en la calle como en los medios de comunicación comentarios simplistas y mecanicistas sobre «lo malo que son los nacionalismos», claro no se están refiriendo al nacionalismo español. Suscribimos estas aportaciones de Lenin, que consideramos universales: 1) Nuestra lucha debe ser contra los privilegios y su violencia, pero también ninguna tolerancia a los privilegios de la burguesía de una nación oprimida. 2) Reconocer a todos el derecho a la separación considerando las condiciones concretas, esto es, que dicha separación no implique desigualdad de derechos o privilegios. 3) El pueblo al que pertenece una nación opresora nunca será libre si permite la opresión sobre otras naciones. 4) La larga historia de represión sobre los movimientos de las naciones oprimidas por parte de las «clases altas».
Lenin deja claro también que reconocer la igualdad nacional supone reconocer el derecho a la separación y estudiar la actitud de las diferentes clases de la sociedad ante el problema. En la situación de Andalucía se podría partir de considerar a que clase le interesa la integración española, ¿a la clase obrera y campesina? ¿A los pequeños propietarios y autónomos de pueblos y ciudades? Ambas en un alto grado de precariedad laboral y desempleo. ¿O le interesa a la clase burguesa de grandes propietarios y corporaciones estatales y supraestatales que obtienen las riquezas de nuestra tierra y se las llevan a sus centros de poder?, de Madrid como punto más cercano. En una posición intermedia tenemos una población ocupada en el sector servicios con una situación de precariedad cada vez mayor, que podríamos llamar «clase media». Como se plasman estas relaciones de las diferentes clases en su capacidad de decisión, sobre sus vidas reales, sus condiciones laborales y, en definitiva, en su calidad de vida que las impulsen a luchar por sus reivindicaciones sociales y políticas. O, por el contrario, que las hacen ser más desencantadas y desmovilizadas.
En Andalucía, como decíamos, hubo una ausencia de potentes movimientos nacionales cuando se produjo el ascenso de la burguesía, como sí ocurrió, especialmente en el País Vasco y en Catalunya. A esto se une la posterior emigración masiva de «mano de obra» barata andaluza hacia esos territorios. Siendo verdad que la clase obrera vasca y catalana es de alto contenido andaluz, incluido la vanguardia de sus luchas, hubo contradicciones y choques culturales que supo aprovechar las burguesías de esas naciones oprimidas y el propio Estado español. También hubo emigración andaluza de «ida y vuelta», especialmente del medio rural que recuperó y abanderó su dignidad como pueblo. Sobre todo para un sector de la población que volvió de la Europa rica del norte donde ya se había formado una aristocracia obrera con tintes racistas hacia la población migrante trabajadora, incluida la andaluza. Estas circunstancias y la propia historia que se desarrollaba en Andalucía puede ayudar a entender que el sentimiento andaluz empieza por algo tan básico como su dignidad y recuperar sus valores económicos y culturales más genuinos que durante siglos fue usurpado por la reacción española.
El caso de Venezuela es paradigmatico de la intoxicación informativa sobre un gobierno soberano que está en el punto de mira del imperialismo de Estados Unidos y la Unión Europea por sus enormes riquezas naturales, pero sobre todo, de petroleo. Mientras se agrede la soberanía de otros países y se balcaniza el Oriente Próximo por los mismos motivos (literalmente se destruyen Estados naciones como Irak y Libia). Y mientras se permite la soberanía plena al gobierno de Trump sobre territorio andaluz (base de Morón), la posibilidad de que un pueblo, como el catalán, quiera votar su propia soberanía resulta intolerable. Por lo que la máquina intoxicadora de los medios de comunicación empieza a funcionar a gran velocidad propagando el miedo a la disgregación del Estado, el mito de que con Europa estaremos mejor o que la economía se desploma con los independentismos.
No solo los pequeños Estados, sino también Rusia, por ejemplo, dependen por entero, en el sentido económico, de la potencia del capital financiero imperialista de los países burgueses «ricos». No solo los Estados balcánicos, Estados en miniatura, sino también la América del siglo XIX ha sido, económicamente, una colonia de Europa, según ha dicho ya Marx en El Capital11.
Es por eso que a la Unión Europea no le interesa la desestabilización de sus Estados dependientes y periféricos, como el español que, mientras tanto, para evitar su desastre, algunos partidos vuelven a insistir en las Autonomías o en la España federativa que resulta, en palabras de Lenin, de lo más absurdo. Porque el derecho a la autodeterminación, no puede entenderse por derecho ni a la federación ni a la autonomía, aunque de forma abstracta ambas se encuadran en la anterior. El derecho a la federación es un absurdo, ya que la federación es un contrato bilateral. ¡Tendría que existir los Estados respectivos para dicho contrato!:
los marxistas no defienden «el derecho» a la autonomía, sino a la autonomía misma, como principio general y universal de un Estado democrático de composición nacional heterogéneo, con marcadas diferencias en las condiciones geográficas y en las de otro tipo. Por eso reconocer «el derecho de las naciones a la autonomía» sería tan absurdo, como reconocer «el derecho de las naciones a la federación»12.
Pero antes resultan memorables y esclarecedores los argumentos de Lenin frente a sus detractores en el impresionante párrafo que hemos destacado encabezando este escrito. La libertad al divorcio, al aborto, a la separación de los pueblos solo puede propugnarse desde posiciones verdaderamente democráticas. Solo desde una posición coherente y progresista las personas y colectivos deben apoyar a las parejas que quieren libremente estar juntas, sin coacciones reaccionarias de ningún tipo. En el otro extremo, deben ser arropadas las parejas que desean separarse en las mejores condiciones posibles, como también necesitan todo nuestro apoyo las mujeres que deciden abortar; dado que todas estas situaciones no son nada fáciles para nadie. En otro nivel, la consciencia y decisión colectiva es imprescindible para la separación de una nación con sus dificultades consiguientes. Solo desde posiciones democráticas y socialistas y con organizaciones de militantes libres y decididas se favorecerá esas libertades legítimas.
En definitiva, queda muy evidente, a través de este texto de Lenin, su posición y la de su partido en la cuestión nacional. Sus argumentaciones así como toda la bibliografía socialdemócrata rusa sobre la cuestión nacional deja claro que este derecho se interpreta en el sentido de derecho a la separación. Que el derecho a la separación se resuelve, no por el parlamento central, sino únicamente por el parlamento de la región que se separa. Un texto que consideramos en su conjunto todo un despliegue del análisis marxista en un tema que continuamente termina saliendo con fuerza, especialmente en épocas de crisis económicas y políticas, cuando saltan las contradicciones del sistema capitalista y se polariza la lucha de clases y las reivindicaciones de soberanía política. Reivindicaciones que se plantean muchas veces no solo desde las clases populares de dichas naciones sino también desde sus burguesías y pequeñas burguesías.
El mapa político mundial muestra que el centro del imperialismo, Estados Unidos, junto con la Unión Europea y Japón fundamentalmente, lleva en su seno sus propias periferias: por ejemplo, los países mediterráneos frente a Gran Bretaña y el eje franco-alemán. Andalucía, a su vez, es periferia del debilitado Estado español. Auténticos peones para la agresión (también económica) a países empobrecidos de África, Asía y Latinoamerica para impedir la hegemonía de China, Rusia y otros países independientes del imperialismo estadounidense. En este contexto internacional, Andalucía se ahoga en esa dependencia económica, política y, sobre todo, militar. No olvidamos las bases de Morón, Rota y Gibraltar.
Por ello, defender una verdadera soberanía para Andalucía resulta imprescindible. Un sistema por y para Andalucía que aproveche lo mejor de sus tierras y sus gentes, agricultura ecológica, cuidado del agua y desarrollo de industrias de transformación, industrias energéticas renovables y otras que se potencien tras la innovación y desarrollo que se patentan en Andalucía (que no son pocas). La mejora de la educación y sanidad sin privatizaciones de ningún tipo, la cultura popular. En suma que mejore las duras condiciones de vida de la población andaluza sin injerencias extranjeras, sin organismos militares imperialistas en su territorio y que supere las graves limitaciones del Estado español. Una nueva sociedad antipatriarcal, donde las mujeres tengamos un peso nuclear en las luchas y toma de decisiones. Esa es nuestra meta, nuestro horizonte y a partir de ahí podremos plantear prioridades tácticas, planes de corto y medio plazo más factibles. Pero sin ese horizonte, las luchas serán humos, posicionarnos claramente sobre él es primordial para «no perder el rumbo».
Pero, ¿como conseguir nuestro objetivo? ¿Cuales los pasos para orientar las acciones que arrebate el poder a la clase capitalista? Lenin en la importante cuestión del análisis y el método defendía una praxis política colectiva que necesita una profunda comprensión de la realidad, él mismo se valió de la dialéctica (fundamentalmente tras el estallido de la Primera Guerra Mundial) y de la capacidad teórica del marxismo. Comprendió que es la clase trabajadora el ámbito en que se expresaban las relaciones de fuerza, de poder. Y quien advierte, como ya comentábamos al comienzo de este escrito, que las relaciones de poder actúan sobre las fuerzas sociales, que a su vez expresan alianzas de sectores sociales en pugna, donde una de ella hegemoniza al resto. Así, cada situación refleja unas relaciones de fuerza, que son sociales y de clase. Íntimamente ligado a su teoría del poder, esta la del estado, con la necesidad indiscutible de la toma del poder por y para las clases populares. Potenciar el sentimiento de pueblo con el de clase sigue siendo más necesario que nunca y en este sentido juega un importante papel la organización política y de colectivos populares andaluces.
La explotación del capitalismo actual tiene profundas y negativas consecuencias en Andalucía, sobre el propio pueblo andaluz y su identidad, sobre su extensa clase trabajadora, que no ha solucionado la socialdemocracia española en los últimos cuarenta años, sino todo lo contrario, ha profundizado aún más su dependencia y explotación de sus recursos. Que ha continuado la explotación laboral y la opresión patriarcal que acentúa aún más las consecuencias de la crisis sobre las mujeres andaluzas. Esta grave situación tiene claras interrelaciones con la negativa influencia de los reformismos de todo tipo que han penetrado en nuestra sociedad desde la transición. Frente a ello, consideramos fundamental otra idea desarrollada desde el marxismo por Lenin, el del aprendizaje colectivo que se forja en las variadas luchas concretas.
En cada cultura nacional existen, aunque no estén desarrollados, elementos de cultura democrática y socialista, pues en cada nación hay una masa trabajadora y explotada, cuyas condiciones de vida engendran inevitablemente una ideología democrática y socialista. Pero en cada nación existe asimismo una cultura burguesa (y, además, en la mayoría de los casos, ultra-reaccionaria y clerical), y no simplemente en forma de «elementos», sino como cultura dominante. Por eso, la «cultura nacional» en general es la cultura de los terratenientes, de los curas, de la burguesía […] El significado de la consigna de cultura nacional depende de la correlación objetiva entre todas las clases del país dado y de todos los países del mundo». (Lenin en Notas críticas sobre el problema nacional.)
Así, las naciones, no son bloques monolíticos culturales, porque no lo son sociales, ni económicos. La importancia que tiene los elementos de cultura democrática, feminista en diferentes expresiones. En el mundo del flamenco, en tradiciones sociales colectivas: crianzas en grupos de mujeres y hombres; patios de vecinas/os; o en otros elementos naturales y en relación con el medio ambiente, la tierra o el mar. Potenciar estos y otros procesos de empoderamiento colectivo, de construcción de poder popular andaluz, en el marco del fortalecimiento de lo andaluz con la construcción de tejidos sociales, políticos, feministas, sindicales o juveniles. En este objetivo hacia una nueva sociedad andaluza las luchas feministas tienen un papel primordial, empezando por la más elemental, la que asegure nuestra propia supervivencia física, psíquica y social. Queremos, por tanto, una Andalucía que decida para sí, para su pueblo, para su clase trabajadora; una liberación integral del pueblo andaluz.
Concepción Cruz Rojo
Cádiz, diciembre de 2017
Boltxe estará nuevamente este año en Durango durante la Durangoko Azoka. Como los últimos años estaremos delante de la Herriko taberna de Durango. Estaremos todos los días desde las 10 de la mañana hasta las 20h.
Este año para presentar en la azoka hemos publicado ¿Para qué sirve El Capital? Es un libro escrito por varios autores: Vladimir Acosta, Carlos Fernández Liria, Iñaki Gil de San Vicente, Nésstor Kohan y Rubén Zardoya Loureda. Está constituido por las ponencias de estos autores al encuentro organizado en Venezuela del mismo nombre que el libro. Fueron tres jornadas dedicadas al estudio de El Capital. Ahora que se está volviendo a comprender la importancia de este libro de Karl Marx y que mucha gente ve la importancia de leerlo, Boltxe Kolektiboa ha pensado que era muy importante publicar este libro en Euskal Herria para que fuera un instrumento para la formación de la militancia revolucionaria.
Recordar que este año también hemos publicado El factor Fidel (El pensamiento político del comandante) de Katrien Demuynch y Marc Vandepitte; 117 días de Ruth First, las memorias carcelarias de Ruth First militante comunista de Sudáfrica; igualmente hemos publicado una edición actualizada (con más textos) de Lenin, Txabi, Argala: sobre la actualidad del V Biltzar y la segunda edición de Terrorismo y civilización de Carlos Tupac.
Boltxe Kolektiboa siempre ha pensado que una de sus tareas era la de ayudar en la formación de la militancia revolucionaria y llevamos varios años trabajado en esta tarea tan importante.
¡Os esperamos en la azoka!
Este 4 de diciembre el Pueblo Trabajador Andaluz conmemora su Día Nacional. Las organizaciones firmantes queremos aprovechar esta fecha para saludar al Pueblo Andaluz y manifestar nuestro compromiso con el derecho a la autodeterminación de Andalucía como nación oprimida por el Estado español.
Como decíamos en el Manifiesto Internacionalista de Compostela que firmamos hace cinco meses entendemos que este 4 de diciembre viene enmarcado en la involución reaccionaria y autoritaria del Estado español consecuencia del retroceso de las luchas, del desarme ideológico de la «izquierda» institucional y que constituye la antesala del fascismo que emanará de las frustraciones del populismo en curso.
No hay avance posible de las clases populares en los márgenes del reformismo y su Régimen del 78. La única vía de emancipación del Pueblo Trabajador Andaluz así como la del resto de naciones oprimidas es una que integre la liberación nacional con un programa socialista, confrontando con la sociedad patriarcal.
La crisis estructural del capitalismo senil a la que se suma la crisis del Estado español hacen más actuales que nunca las palabras de Blas Infante, dirigente del andalucismo revolucionario asesinado por las tropas franquistas en 1936: «Revolución a todo trance contra el régimen capitalista». En el camino hacia su liberación el Pueblo Trabajador Andaluz.
29 de noviembre de 2017
Agora Galiza [Galiza]
Boltxe [Euskal Herria]
Comunistas de Castilla [Castilla]
CUP [Països Catalans]
Iniciativa Comunista [Estado español]
Nación Andaluza [Andalucía]
Plataforma Laboral e Popular [Portugal]
El próximo día 30 se celebrara un nuevo juicio en Madrid, esta vez contra el militante de la contra información y amigo de Boltxe Kolektiboa Boro LH.
Todas y todos conocemos el trabajo periodístico que realiza Boro tanto en La Haine, como en Kaosenlared y otras webs de información alternativas. Esa es la auténtica razón por la que le juzgan y tratan de encarcelar.
De hecho su salvaje detención, grabada en video no estuvo exenta de golpes y patadas. Fue en el marco de una manifestación en Madrid que cumpliendo con su tarea militante estaba cubriendo. Si en plena calle y delante de testigos recibió semejante trato, nos imaginamos que ocurrió dentro de la comisaria de la policía española.
Tras esta detención sufrió alguna más, dentro de la Operación Araña. Todo esto mientras contemplamos la impunidad con que elementos fascistas amenazan en las redes o humillan y ultrajan a las víctimas del franquismo.
Decía Malcolm X que si no estás atento los medios de comunicación lograrán que ames al opresor y odies al oprimido. Es en esta situación que la necesidad de medios populares y alternativos de comunicación es apremiante y el esfuerzo y trabajo de personas como Boro LH imprescindible.
El Estado español que padecemos en el sur de Euskal Herria y en otros pueblos que viven dentro de esta cárcel de pueblos, está teniendo un proceso de fascistización más que preocupante. Quizás las vascas y vascos sepamos mucho de esto. Medidas casi novedosas en otros lugares aquí las conocemos de sobra.
El ataque a los medios alternativos de comunicación, ataques y cierres de gastetxes, detenciones por opinar en redes sociales es ya algo habitual. El Estado español cada vez se quita más la máscara y muestra su cariz fascista.
Por ellos planteamos la necesidad de perseverar en la militancia, en la movilización y la organización. Planteamos la solidaridad activa con Boro LH y el resto de personas detenidas y alguna ya encarcelada por usar la libertad de expresión.
Bororekin elkartasuna!
Boltxe Kolektiboa
25 de noviembre de 2017
Hasteko, jakin berri dugun albistea helarazi nahi dizuegu: Javier Perez de Nanclares euskal errefuxiatu politikoa Mexikon hil da gaur. Euskal Herrira itzuli ahal izan gabe hil da militante politiko hau. Gure doluminak familiari. Agur eta ohore Javier!
Klandestinitatean, deportazioan, kartzelan eta azkenik etxean preso. Horrela pasatu du Belenek bere bizitzaren zatirik handiena, askatasunaren aldeko borrokara entregatuta. Herenegun izan genuen bere heriotzaren berri, azken hatsera arte preso eduki dute belauniko jarriko zutelakoan, baina azken hatsera arte mantendu da etsaiaren aurrean zutik eta tinko. Agur eta ohore Belen!
Belenen heriotzak, Kepa del Hoyo eta gero preso politiko baten aurtengo bigarrenak, halabeharrez bultzatzen gaitu gainontzeko preso erien egoerari so egitera. Estatuek bahituta mantentzen dituzten horiek akabatzeko saiakera garbian diraute eta horren adibide gordina dugu Ibon Iparragirrerengan. Bere gorputza ia defentsarik gabe dago, edozein momentutan hil daiteke, eta hala ere epaile faxista batek preso mantentzen jarraitzen du.
Alabaina, krudelkeria honen atzean dagoena ez da mendeku gose soila, sarritan era okerrean esaten den moduan, baizik eta herri oso bat ikaratzeko eta preso politikoen damutzea lortzeko nahia. Helburu politikoak lortzeko indarkeriarik maquiavelikoena da, gaixotasunari etekina ateratzea bilatzen duena xantaia egiteko asmoz. «Damutu zaitez ala hil!», hori da preso gaixoei mahai gainean jartzen ari zaizkiena, uztailean Aitzol Gogorzak salatu bezala. Bilatutako damutze hauen bitartez Estatuak garaiezinak direla erakutsi nahiko lukete. Borroka egitea merezi ez duenaren mezua helarazi nahi digute.
Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak, ordea, borrokarako deia egin nahi du beste behin ere. Kasu hauen aurrean ez da nahikoa gizartearen ulerkortasun humanoa bilatzea, baizik eta erosotasun burgesetik atera behar dugula herria. Kaleak borbor jarri beharra dugu militante politiko hauek etxera bizirik bueltatzea nahi badugu. Antolakuntza, erabakigarritasuna eta borroka izango dira kartzeletako giltza.
Era berean, Catalunyako egoerak erakusten digu ez dela egia bide baketsuen bitartez edozein proiektua dela egingarria, gezur hori Euskal Herrian urtetan zehar errepikatzen egon badira ere. Logika berberari jarraiki, baiezta dezakegu euskal borrokalariei ez dietela errepresioa aplikatu momentu jakin batean biolentzia erabili zutelako, hain zuzen ere Estatu inperialisten biolentziari aurre egin ziotelako baizik.
Omnium, ANC eta Catalunyako Gobernuko kideen kartzelaratzearekin asko dira Espainiako Estatuak «orain» preso politikoak dituela esan dutenak, nahiz eta «orain» arte preso politikoen existentziaren aurrean beste alde batera begiratu duten. Haiei ere zuzendu nahi gatzaizkie esateko azken 80 urteetan ez dela egon Espainiako Estatuan preso politikorik gabeko egun bakar bat ere, eta denon arazoa dela amnistia osoaren gauzapena.
Euskal preso politikoak, iheslariak eta deportatuak errepresioa pairatzen ari dira, zehazki, gaurkoan faxistak direla inork gutxik zalantzan jartzen duen Estatu zapaltzaile horiei aurre egiteagatik. Bitarteko, ikuspuntu eta helburu desberdinekin, baina preso politiko berriek borrokatutako minimo demokratiko berberen alde.
Esandakoagatik, inoiz baino beharrezkoagoa da amnistiaren aldeko borroka sustatzea eta indartzea. Inoiz baino argiago gelditzen da askatasunaren aldeko borrokak dirauen bitartean, etsaiak preso politiko berriak sortzen jarraituko duela, eta kartzelak husteko bi modu baino ez daudela: irabaztea ala amore ematea.
Gaurko borroka biharko garaipena izango delako, jota ke irabazi arte!
Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimendua.
Para empezar, queremos daros cuenta de una noticia que acabamos de conocer: el refugiado político vasco Javier Pérez de Nanclares ha fallecido hoy en México. Este militante político ha muerto sin poder regresar a Euskal Herria. Nuestras condolencias a la familia. Agur eta ohore Javier!
En la clandestinidad, en la deportación, en la cárcel y al final presa en casa. Así ha pasado Belén la mayor parte de su vida, entregada a la lucha por la libertad. Anteayer tuvimos noticia de su muerte, la mantuvieron presa hasta el último aliento creyendo que la harían arrodillarse, pero hasta el último aliento ha permanecido en pie y firme ante el enemigo. Agur eta ohore Belen!
La muerte de Belén, la segunda de una presa política en lo que va de año tras la de Kepa del Hoyo, nos lleva a mirar irremediablemente a la situación del resto de presos enfermos. Los Estados se mantienen en un intento claro por acabar con quienes mantienen en prisión y un buen ejemplo de ello es el caso de Ibon Iparragirre. Su cuerpo está prácticamente sin defensas, puede morir en cualquier momento, y a pesar de todo, un juez fascista le sigue manteniendo preso.
Sin embargo, lo que hay detrás de esta crueldad no es el simple hambre de venganza como erróneamente se dice a menudo, sino el deseo de atemorizar a todo un pueblo y el intento de obtener el arrepentimiento de los presos y presas políticas. Es la utilización de la violencia con fines políticos más maquiavélica, esa que se aprovecha de la enfermedad para chantajear. «Arrepiéntete o muere», eso es lo que les están poniendo sobre la mesa a los presos enfermos, como ya denunció Aitzol Gogorza el pasado mes julio. Les gustaría demostrar mediante esos deseados arrepentimientos que los Estados son invencibles. Quieren mandarnos el mensaje de que luchar no vale la pena.
Por el contrario, el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión quiere volver a hacer un llamamiento a la lucha. Ante casos como estos no es suficiente buscar la comprensión humana de la sociedad, sino que debemos sacar al pueblo de la comodidad burguesa. Tenemos que convertir las calles en un hervidero si queremos que estos militantes políticos vuelvan a casa vivos. La organización, la determinación y la lucha serán la llave de las cárceles.
Igualmente, la situación de Catalunya nos demuestra que no es cierto que por medio de vías pacíficas cualquier proyecto sea realizable, a pesar de que en Euskal Herria hayan estado repitiendo durante años esa mentira. Siguiendo esa misma lógica, podemos afirmar que a los luchadores y las luchadoras vascas no les han aplicado la represión porque en un momento determinado utilizaron la violencia, sino precisamente por enfrentarse a la violencia de los Estados imperialistas.
Son muchos los que con el encarcelamiento de los miembros de Omnium, de la ANC y del Govern han dicho que «ahora» el Estado español tiene presos políticos, a pesar de que hasta «ahora» han mirado hacia otro lado ante la existencia de los cientos de anarquistas, comunistas e independentistas a los que mantienen en la cárcel. A ellos y ellas queremos dirigirnos para decirles que desde hace más de 80 años no ha habido ni un solo día sin presos políticos en el Estado español, y que es un problema de todos y de todas la consecución de la amnistía total.
Los presos, refugiados y deportados políticos están sufriendo represión, concretamente por hacer frente a esos Estados de los que poca gente hoy duda que sean fascistas. Con métodos, puntos de vista y objetivos distintos, pero a favor de los mismos mínimos democráticos por los que luchan los nuevos presos políticos.
Por todo lo dicho, es más necesario que nunca apoyar y fortalecer la lucha a favor de la amnistía. Queda más claro que nunca que mientras dure la lucha por la libertad, el enemigo seguirá creando nuevos presos y presas políticas, y que no hay más que dos maneras de vaciar las cárceles: ganar o ceder.
Porque la lucha de hoy será la victoria de mañana, jo ta ke irabazi arte!
Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión.
De nuevo el colectivo el Movimiento por la amnistía y contra la represión nos convoca a todas y a todos a dar un paso adelante en el compromiso hacia las presas y presos políticos vascos. De nuevo en Bilbo llaman a que salgamos a la calle a reclamar amnistía para quienes tanto dieron para lograr la libertad para nuestro pueblo.
Otros nos hablaron de vías individuales, de acatamiento de leyes….de otras formulas que nos aseguraban un pronto regreso a casa de las represaliadas y represaliados. Se engañaban o lo que es peor, trataban de engañarnos.
Hablaban como si los estados francés y español y sus lacayos regionalistas no tuviesen como política la venganza, la crueldad, la exigencia de arrepentimiento y la claudicación absoluta, esa claudicación en la que han caído ellos mismos, quienes nos hablaban de otras vias
En el ADN de los estados español y francés solo cabe la rendición sin condiciones y la venganza. Buena prueba de ello es la dramática situación de Ibon Iparragirre, en estado de salud preocupante, con su vida en serio riesgo, pero que mantienen en prisión saltándose sus propias leyes. Y como Ibon, otras presas y presos con enfermedades incurables o graves.
Estos estados nunca han observado comportamientos democráticos hacia los pueblos que oprimen. Buena prueba de ellos es la salvaje represión contra Catalunya. Hacia las presas y presos vascos no podemos esperar que lo hagan, se saltaran sus propias leyes incluso con la finalidad de mantenerlos en su condición de prisioneras.
Por lo tanto esas vías de las que nos hablaron los reformistas vascos, no van a dar ningún resultado. Haciendo caso a los reformistas solo veremos a las presas y presos en la calle o con la condena cumplida o tras haberse arrepentido.
Pero les queremos en casa vivos y con dignidad y para ello solo hay un camino…la lucha. El compromiso para con ellas y ellos y este sábado tenemos una oportunidad en Bilbo de hacerlo.
Es necesario que las calles de la capital bizkaitarra y las calles de otras localidades vascas vuelvan a ser un hervidero de gente reclamando amnistía. Amnistia y libertad para nuestras prrdsdy presos y para nuestra patria.
Por ello Boltxe Kolektiboa llamamos a participar en la manifestación convocada por Amnistia Ta Askatasuna este sábado 18 de noviembre a partir de las 18 horas desde Bihotz Sakratua.
Amnistia da bide bakarra!
Borroka da bide bakarra!
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Urriko iraultzatik 100 urte eta Che Guevararen erailketatik 50 urte pasa direnean, Kapitala idatzi zenetik 150 urte pasa direla ahaztu gabe, 2017ko Lenin Egun honetan
herrion eta zapaldutako klaseon askapenerako konpromisoan berresten gara; zapalkuntza hirukoitza pairatzen dugun emakumeon askapenean eta ekologismo eta internazionalismo proletarioan berresten garen moduan.
Compostelako Manifestu Internazionalista osatzen dugun kolektibook sortze-agiria publiko egin genuenetik lau hilabete igaro dira. Bertan kapitalismoa berritzea ezinezkoa zela baieztatzen genuen; penintsulako Estatu burgesen baitan, edozein herrialde kapitalistaren baitan edo Europar Batasunean edo NATOn langileok eta herriok ez daukagu etorkizunik. Langile klasea prozesuaren lehen lerroan egon, bide erreformistak eta elektoralistak gainditu eta aurrean daukan erronkaren gordintasuna bere gain hartu behar duela ere adierazten genuen.
Gure etorkizuna sozialismoaren eraikuntza egikaritzeko herrion autodeterminazioan datza; ekosistema iraun dezan ekologia bat praktikan martxan jartzean eta sistema patriarkalarekin bukatuko duen emakumeon emantzipazioan datzan bezala.
Kapitalak ezartzen dizkigun esplotazioaren aurrerapausoen aurrean, helburu hauen beharrean eta urgentzian berresten gara.
Azken hilabeteotan eremu batzuetan borrokak berpizten eta kasu batzuetan gainezka egiten ari direla ikusi ahal izan dugu. Prozesua gidatzen duen frakzio burgesaren aurreikuspenak gainditu dituen bere independentziaren biderako herri katalanaren borrokak erakusten du autodeterminazio eskubidearen erabileran interes gehien duenak herritar klaseak, katalan herri langilea dela. Era berean, independentzia eta sozialismoaren eraikuntzaren gaurkotasuna egiaztatzen du.
Manifestu honetatik Catalunyako Errepublika aintzat hartzeaz gain, Catalunyako askapen borroka aurrera daramaten katalan herri langilea, errepublikaren defentsa komiteak (CDR) eta langile, ikasle eta herritar erakunde guztiak aintzatetsi nahi ditugu. Euren borroka gurea da.
Era berean, katalan herri langilearekiko beharrezko internazionalismoaren gainetik espainiar proiektu inperialista defendatzea nahiago izan duten «ezker» chauvinista guzti horiek salatu nahi ditugu. Estatu borbonikoarekin bukatzeko herritar borrokak piztu beharrean, herrion eta langile klaseon kartzelako barroteak defendatzea aukeratu dute; herriok ukatzen gaituen eta esplotazio sistema kapitalistapean gauden langileon ustiapen maximoa ahalbidetzen duen kartzela.
Estatu espainolak, beste behin ere, bere autoritario izaera bortitza agerian utzi du Catalunyan 155. artikulua ezarriz, errepresio basatia zabalduz eta Estatu espainolean nagusia den oligarkiaren interesekin apurtzeko edozein bide galarazteko faxismoa berpiztuz; kapitalismoaren interesak defendatzen dituen Europar Batasunaren parte den oligarkia; herrioi eta langile klaseoi behin eta berriz bizkarra ematen diguna, euren mozkinak pitin bat ere ez jaitsi ez daitezen.
Herriok eta zapaldutako klaseok Estatu kapitalisten bortizkeria ezagutzen genuen eta pairatu izan dugu; hamarkadetan preso politikoak egotea; torturaren erabilera; hedabideen itxierak eta herritar zerrenden ilegalizazioak… Orain, metodo guzti hauek era intentsiboago batean ezartzen dira herrion emantzipazioa galarazteko; katalan herriarena lehenbizi, baina argi izanda Estatu espainolak zapaltzen dituen beste herrioi ere baldintza berdinak datozkigula.
Gure maitasuna eta elkartasuna eta amnistiaren exijentzia preso politiko guztientzako; azken asteotan batu direnentzako (katalan Govern-aren parte bat); twiter bidez iritziak publiko egiteagatik, grebetan parte hartzeagatik eta rap-ak idazteagatik atxilotutakoentzako eta kondenatutakoentzako; eta noski, hamarkadetan kartzela espainolak jasaten dituzten errepresaliatutako militante iraultzaileentzako.
Antolakuntza internazionalistan aurrera egiteko beharra argi dugu eta lehenengo pausuetan baldin bagaude ere, gure koordinazioan eta jardueran aurrerapausoak eman ditugu. Espazio berri honen eraikuntzan berresten gara eta bertan lanean jarraituko dugu.
Bakoitzak gure nazioetan talde sozialak eta hausturarako alternatiba iraultzaileak artikulatzea da gure lana eta horretan jarraitu behar dugu; izaera antikapitalista eta sozialista, antipatriarkala eta ekologista eta perspektiba internazionalista izango dituzten alternatibak.
Bukatzeko, gure omenaldia esplotazioarekin bukatzeko eta giza emantzipazioa lortzeko borrokatu zuten langile guztiei; orain dela ehun urte eta edozein garaitan eta munduko edozein tokitan borrokatu zutenei.
Borroka da bide bakarra.
Euskal Herrian, 2017ko azaroaren 9an.
Agora Galiza [Galiza]
Boltxe [Euskal Herria]
Comunistas de Castilla [Castilla]
CUP [Països Catalans]
Iniciativa Comunista [Estado español]
Nación Andaluza [Andalucía]
Plataforma Laboral e Popular [Portugal]
A cien años de la Revolución de Octubre, a cincuenta años del asesinato del Che Guevara, sin olvidar que hace 150 años que se escribió El Capital, queremos reafirmarnos en este Lenin Eguna 2017 en nuestro compromiso con la liberación de los pueblos y clases oprimidas, con la liberación de las mujeres que sufren la triple opresión, con el ecologismo y con el internacionalismo proletario.
Han pasado cuatro meses desde que los colectivos que conformamos el Manifiesto Internacionalista de Compostela hicimos público el documento fundacional. En él afirmábamos que el capitalismo no puede ser reformado, que las trabajadoras y los pueblos no tenemos futuro dentro de los Estados burgueses de la península, ni dentro de cualquier país capitalista, de la Unión Europea o de la OTAN. En él afirmábamos también que la clase obrera debe caminar al frente del proceso, superar las vías reformistas y electoralistas, y asumir la crudeza del reto que tiene por delante.
Nuestro futuro se encuentra en la autodeterminación de los pueblos para la construcción del socialismo, en la puesta en práctica de una ecología que permita perdurar el ecosistema y en la emancipación de las mujeres acabando con el sistema patriarcal.
Ante los avances en la explotación a la que nos somete el capital nos reafirmamos en la necesidad y urgencia de estos objetivos.
En estos últimos meses hemos visto cómo en algunos ámbitos las luchas comienzan a reactivarse, incluso llegando a desbordarse. La lucha del pueblo catalán, que ha desbordado las previsiones de la fracción burguesa que dirige el proceso, hacia su independencia demuestra que quién tiene mayor interés en el ejercicio del derecho de autodeterminación son las clases populares, el pueblo trabajador catalán y confirma, al mismo tiempo, la actualidad de la construcción de la independencia y el socialismo.
Desde este Manifiesto queremos reconocer no solo la República de Catalunya sino también la lucha del pueblo trabajador catalán, a los comités de defensa de la república (CDR) y a todas las organizaciones obreras, estudiantiles y populares que están llevando adelante la lucha por la liberación de Catalunya. Su lucha es la nuestra.
A su vez queremos denunciar a todas esas «izquierdas» chauvinistas que han preferido defender el proyecto imperialista español por encima del necesario internacionalismo con el pueblo trabajador catalán. Han escogido defender los barrotes de la cárcel de pueblos y de las clases trabajadoras en vez de activar las luchas populares para acabar con el Estado borbónico, que no solo niega a los pueblos sino que exprime al máximo a los trabajadores sometidos al sistema de explotación capitalista.
El Estado español ha destapado, nuevamente, su violenta naturaleza autoritaria aplicando el artículo 155 en Catalunya, llevando a cabo una brutal represión y reactivando el fascismo para impedir que Catalunya tome cualquier camino que rompa con los intereses de la oligarquía que impera en el Estado español, que forma parte de esa Unión Europea que defiende los intereses del capitalismo. La misma que da la espalda una y otra vez a los pueblos y clases trabajadoras para que no disminuya, ni un ápice, su beneficio.
Los pueblos y clases oprimidas ya conocíamos y habíamos sufrido la extrema violencia de los Estados capitalistas, la existencia durante décadas de presos y presas políticas, el uso de la tortura, el cierre de medios de comunicación y la ilegalización de candidaturas populares… ahora se aplican todos estos métodos de manera más intensiva para impedir la emancipación de los pueblos, primero del catalán, pero siendo conscientes que al resto de pueblos oprimidos por el Estado español nos esperan las mismas condiciones.
Nuestro cariño y solidaridad, nuestra exigencia de amnistía para todas las presas y presos políticos, para los que se han sumado en las últimas semanas, parte del Govern catalán, los detenidos y condenados por publicar opiniones en twiter, por participar en huelgas, escribir raps y, por supuesto, para todos los y las militantes revolucionarias represaliadas que desde hace décadas sufren las cárceles españolas.
Tenemos clara la necesidad de avanzar en la organización internacionalista y aunque estemos en los primeros pasos hemos avanzado en nuestra coordinación y actividad. Reafirmamos nuestro compromiso con la construcción de este nuevo espacio en el que seguiremos trabajando.
Articular en nuestras respectivas naciones formaciones sociales, alternativas rupturistas revolucionarias, de genuino carácter anticapitalista y socialista, antipatriarcales y ecologistas y con perspectiva internacionalista, es la tarea en la que estamos inmersos y en ella hemos de continuar.
Para terminar, nuestro homenaje a todas las trabajadoras y trabajadores que lucharon, no solo hace cien años, en cualquier etapa y en cualquier parte el mundo para acabar con la explotación y conseguir la emancipación humana.
La lucha es el único camino.
Euskal Herria, 9 de noviembre de 2017
Agora Galiza [Galiza]
Boltxe [Euskal Herria]
Comunistas de Castilla [Castilla]
CUP [Països Catalans]
Iniciativa Comunista [Estado español]
Nación Andaluza [Andalucía]
Plataforma Laboral e Popular [Portugal]
Si algo caracteriza a Lenin es su uso sistemático de la dialéctica materialista en su esencia: la unidad y lucha de contrarios como «motor» del movimiento, del cambio dentro de la permanencia y de la necesaria caducidad de lo permanente para dar paso a lo nuevo que, de inmediato, en el mismo instante de su irrupción cualitativa, sufre ya en su interior la lucha entre sus contrarios unidos.
Este primer párrafo no es un juego de palabras abstrusas ni tampoco es verborrea hegeliana: se quiera reconocerlo o no, el método materialista dialéctico es ya de manera irrefutable la base epistemológica de la praxis emancipadora humana. No existe hoy ningún avance científico, teórico, filosófico, tecnológico, cultural y social que no se sustente en el empleo de la dialéctica materialista, lo diga o no lo diga. Pues bien, aplicando este método, afirmando que solo con su empleo podemos entender qué sucede y por qué, que solo así avanzaremos en la reconstrucción de la estrategia revolucionaria.
El capitalismo vasco está sufriendo a su modo todas las transformaciones y cambios que con mayor o menor intensidad está imponiendo el capitalismo mundial. Entre la izquierda abertzale circulan textos de debate que analizan estas variaciones. Aquí las sintetizamos en cinco bloques escuetamente desarrollados:
El primer bloque trata, obviamente, sobre los cambios mundiales del capitalismo. La izquierda abertzale los ha estudiado con detalle, pero el reformismo abertzale lleva bastantes años negándose a oír sus crujidos, sin estudiar sus contradicciones y sin hablar, sin teorizar, sobre ellas, dejando en la intemperie gélida a su base. Durante años hemos analizado minuciosamente el alejamiento de la realidad del reformismo abertzale, su caída en el autismo y nos remitimos a nuestros textos. Lo que ahora resumimos son las reflexiones críticas de la izquierda abertzale, no del reformismo abertzale por la sencilla razón de que no hemos encontrado ningún texto de calidad al respecto:
Por primera vez en su historia, el capital no puede por ahora, y pese a los esfuerzos del Trump felicitado por Bildu, recurrir a otra guerra mundial devastadora y exterminadora que facilite reabrir una nueva fase u onda expansiva. Las cada vez más frecuentes guerras locales, pese a su ferocidad, no consiguen destruir las suficientes fuerzas productivas como para detener, revertir y hacer ascender la tasa media mundial de ganancia, que es de lo que se trata.
Las razones que, por ahora, impiden una nueva guerra mundial no son solo la de la autodestrucción mundial del capitalismo, que también, sino sobre todo el hecho de que las contradicciones entre el imperialismo, los subimperialismos y las potencias medias, reflejan que la producción mundial de valor además de chocar frontalmente con las viejas relaciones de poder imperialista, también está frenada por una sobreproducción gigantesca de mercancías que desborda la capacidad de consumo de la humanidad empobrecida por una impagable deuda mundial, por el descontrol de la masa ingente de capital ficticio y especulativo, por la inmediatez de la catástrofe socioecológica, por el potencial gigantesco de la tecnociencia de destruir trabajo vivo en cantidades casi incalculables, por el agotamiento acelerado de las reservas materiales y energéticas a pesar de los «milagros» que se atribuyen a la cuarta revolución tecnocientífica…
La interpretación reformista de esta crisis, desconocida por su complejidad, es que se trata de una crisis financiera más dura que otras anteriores. Pero no es así. La crisis financiera fue solo la punta del iceberg del sostenido descenso de la tasa media de beneficio desde la década de los años 70, descenso que se mantiene a pesar de los repuntes fugaces, de la sobreexplotación generalizada, del saqueo de la naturaleza, de las desregulaciones y facilidades dadas al capital financiero, de las privatizaciones sin fin, etcétera: nada de esto ha conseguido por ahora reiniciar una nueva expansión prolongada.
La interpretación reformista cree que, al ser una crisis financiera con más o menos problemas puntuales de sobreproducción, subconsumo, debilidad de inversiones productivas, etc., puede resolverse con medidas de control de los «abusos financieros», de inversiones públicas al estilo neokeinesiano, de racionalización de los gastos y de aumento de los salarios, etc. Estas medidas son parches, tiritas que solucionan algunos problemas aislados –Portugal, Islandia, etc.– pero incapaces de acabar con la crisis mundial.
El capital es valor que necesita valorizarse permanentemente, por eso el capital es una relación social de explotación social para producir plusvalor. Muy en síntesis, las crisis muestran que el valor no se valoriza y que la explotación social no produce el plusvalor suficiente porque no es suficientemente dura en intensidad y en duración. Yendo a la raíz del problema, el capital solo tiene una solución efectiva: estrujar lo más posible a las clases y pueblos, a las mujeres, a la naturaleza, y también apropiarse de los capitales obsoletos, no rentables, viejos. Estructural e históricamente, el capitalismo mundial no tienen otras soluciones que estas, soluciones que conllevan en su interior las guerras…
El segundo bloque trata de las formas con las que se presenta esta crisis mundial en Euskal Herria:
Liquidación del grueso de la base económica sustentada en la tecnología de la segunda revolución industrial, la de los altos hornos, grandes astilleros, metalurgia en general, es decir, la que formó al pueblo trabajador vasco desde finales del siglo XIX hasta la década de 1970. Una liquidación impuesta no tanto por la lógica interna del capitalismo en su ley de la rentabilidad, cuanto por los intereses políticos del Estado nacionalmente opresor y por los intereses de clase de la burguesía autóctona.
La reducción de las grandes y medianas empresas que son los motores de arrastre de las grandes movilizaciones obreras y populares. Aunque en momentos de la lucha de clases, parece que los conflictos fundamentales se centran en las opresiones que surgen en las áreas de la circulación y realización del beneficio, que siempre generan condiciones de lucha, sin embargo es en la decisiva área de la producción de valor y de la reproducción de la fuerza de trabajo en donde surgen las batallas decisivas. Pues bien, el debilitamiento de las medianas y grandes empresas supone un reto fundamental a superar.
De igual modo, se multiplican las multidivisiones que afectan a la unidad del pueblo trabajador. Sabemos de sobra que la clase trabajadora de «mono azul» está reduciéndose mucho, pero mucha izquierda desconoce aún que en el capitalismo imperialista el «mono azul» es reforzado por el «mono blanco» en la producción de valor, que es de lo que se trata. También se multiplican otras formas de trabajo en los sectores que no producen valor directamente, pero sin los cuales no podría producirse valor, que es de lo que se trata, como decimos.
La precariedad vital es una característica de la vida proletaria, pero en el presente capitalista a la precarización incrementada hay que añadirle el empobrecimiento relativo y absoluto, especialmente de la mujer trabajadora y de la juventud. Junto al empobrecimiento y la precarización actúa el universo expansivo del analfabetismo funcional, que se agranda en la medida en que se acelera la espiral tecnocientífica.
La destrucción deliberada de las formas de vida y reproducción de la fuerza de trabajo al llevarse el capital la producción fuera de las antiguas barriadas obreras y populares desindustrializadas, e incluso al expulsar a poblaciones enteras de sus barrios –gentrificación– para vendérselos a la burguesía, pues bien, estos cambios buscan romper la vital unidad entre la lucha obrera y la lucha vecinal y popular.
A los cambios que hemos expuesto debemos añadir el sinfín de maneras de explotación en, como mínimo, tres áreas: la economía legal, controlable por el fisco, la sumergida e incontrolable y la llamada alegal situada entre ambas y que va en aumento. Como resultado de ello nos encontramos lo que se ha llamado la clase trabajadora globalmente explotable, que alcanza al 80% de la población mundial como media.
Por si fuera poco, las clases medias, que en realidad son franjas trabajadoras con altos salarios y condiciones especiales de explotación, se debilitan y empobrecen en su mayoría, lo que hace que por su anterior ideología sectaria y engreída, giren al centro y a la derecha, o al nihilismo pasota, siendo pocos los que se izquierdizan.
Esta tendencia derechizadora es reforzada por la proletarización de sectores de la vieja y obsoleta pequeña burguesía que no pueden resistir la competencia mundial ni los crecientes costos de las nuevas tecnologías.
La centralización y concentración de capitales a escala mundial también tienen su pequeño reflejo en la burguesía vasca. El incremento de los «nuevos ricos» desde la crisis de 2007 es coherente con lo sucedido en otras crisis porque esta es una de sus características menores.
El tercer bloque de cambios es el que atañe especialmente a la vida cotidiana del pueblo trabajador:
Ya hemos hablado del empobrecimiento, que tiene efectos demoledores sobre toda la cotidianeidad, y más cuando va unido a la precarización. Ambas reducen el tiempo libre y propio del que hablaremos después, y que es el único que nos permite construir la libertad.
La precarización de la existencia requiere un trato especial, sobre todo cuando va unida al empobrecimiento. Además de reducir el tiempo libre, la precariedad genera inseguridad e incertidumbre, temores que en ausencia de formación política refuerza la sumisión al poder autoritario porque otorga seguridad, protege.
La clase trabajadora globalmente explotable necesita aumentar su tiempo de trabajo aceptando explotaciones varias para mantener sus condiciones de vida siempre en retroceso. La sobreexplotación directa, en el centro de trabajo sea asalariado o no, y/o indirecta, el esfuerzo diario de reciclaje, buscar un empleo, etc., va ocupando todos los segundos de la existencia.
Lógicamente, si la sobreexplotación va ocupando todos los segundos de la vida cotidiana, esa invasión del tiempo burgués –y francoespañol– es a costa del tiempo propio, libre, del pueblo trabajador. Se confunde el tiempo libre con el ocio, con el tiempo de recomposición de la fuerza de trabajo, con el tiempo dedicado a tareas antes realizadas por los servicios sociales y públicos, con el tiempo de traslado de una explotación a otra, etc. Este profundo error dificulta al máximo la praxis de la libertad crítica, que solo puede desarrollar su enorme potencial en el tiempo propio.
La sobreexplotación requiere de las represiones adecuadas a cada una de sus áreas de materialización, La represión, que aquí simplificamos, es parte de un proceso ascendente, múltiple y que tiende a la totalidad. Lo que ocurre es que muchas de ellas son invisibles porque actúan en lo más íntimo, otras son justificadas por el poder y por el reformismo, otras son normalizadas por la alienación y el fetichismo, de modo que, al final, las mentes sumisas y obedientes se niegan a relacionar el sufrimiento que padecen por las represiones con la lógica represora.
La represión cultural es una de las más efectivas porque la cultura abstracta, pero burguesa y franco-española, es presentada como democrática y tolerante, aunque en realidad se trata de una guerra cultural centralizada estratégicamente por los Estados español y francés, en estrecha conexión con la industria cultura imperialista. La guerra cultural es parte de la guerra psicológica y económica porque el capitalismo ha hecho de su cultura no solo una mercancía sino también un arma opresora.
Uno de los peores efectos de los cambios que estamos sufriendo es el de la desintegración de los espacios de convivencia individual y colectiva del pueblo trabajador. La desintegración de la cotidianeidad, de la vida en el barrio, de las relaciones familiares y en grupo, por efecto de los cambios descritos, supone un arma poderosísima en manos del capital. No hace falta decir que la burguesía está libre de esta situación porque es ella misma la que la planifica y aplica contra el pueblo trabajador, y especialmente contra las mujeres que son las que sufren sus peores consecuencias.
Un cambio que recorre a muchas sociedades imperialistas es que envejece su población por razones que sería largo de detallar. Cuando la burguesía recorta los derechos sociales, las asistencias públicas, los salarios, etc., las personas de tercera edad, las mujeres mayores, son las que más sufren, pero también las mujeres que tienen la triple jornada laboral –doméstica, asalariada y de cuidados–, todo lo cual tiende a multiplicar las tensiones y frustraciones cotidianas: el conservadurismo social sale reforzado en estas circunstancias si no es combatido en su mismo medio por la izquierda.
La sociedad capitalista vasca probablemente ya habría estallado si los problemas que hemos descritos actuaran al desnudo, crudamente, pero hemos visto que esa sociedad tiene mecanismos internos que anulan la crítica y ocultan las razones de la miseria real, además del miedo a la represión. La teoría del fetichismo es la que mejor explica por qué no se subleva el pueblo explotado, por qué aguanta pasivamente limitándose a votar cada cuatro años y participar en alguna manifestación legalizada al año. Pero la izquierda desconoce la teoría del fetichismo, que también es rechazada frontalmente por la burguesía por su radicalidad explosiva.
La izquierda desconoce la teoría del fetichismo de la mercancía debido al abandono de las lecciones de la lucha revolucionaria. Desde la década de 1970 hasta la de 2000, aproximadamente, la izquierda ha retrocedido acomplejada ante las modas intelectuales burguesas. En Euskal Herria sigue retrocediendo.
El cuarto bloque de cambios es precisamente el relacionado con la dominación ideológica, teórica y cultural burguesa, ante la indiferencia del reformismo abertzale por saber qué es y cómo funciona el capitalismo:
La clase dominante es muy celosa de su monopolio de la producción de ideología, de cultura, de ciencia, de saber en suma. El control del sistema educativo es una prioridad para ella por razones obvias. Este poder intelectual, económico y político, hace que las ciencias sociales estén diseñadas para ocultar la explotación y legitimar al explotador.
El trabajo conjunto de la industria de la propaganda y de la industria del saber burgués se lanzó desde mediados de los años ochenta para desprestigiar todo lo que sonara a socialismo, clase obrera, etc., ofensiva que también lanzó contra el pueblo trabajador vasco. Uno de los objetivos centrales del ataque era imponer la creencia de que no existe una lógica material –la producción de plusvalía– que estructura la sociedad capitalista, que esta carece de centro cohesionador –la acumulación de capital–, que en realidad la sociedad es un puzle caótico de trozos que se agitan por sí mismos: si no existe una fuerza que dirija la sociedad invertebrada, entonces tampoco existe la lucha de clases.
La opresión nacional, la dominación político-cultural de los Estados francés y español, es la que dota de contenido específico de marco nacional de lucha de clases a la fría lógica de la acumulación de capital que rige a nivel mundial. La lucha entre el trabajo y el capital en Euskal Herria, que es la que dota de sentido real a la nación vasca, sin embargo está ausente de las inquietudes de la casta intelectual reformista y burguesa, y es muy débil dentro del reformismo abertzale. El reformismo español no quiere enfrentarse al hecho de que el capital español es él mismo el opresor nacional y el reformismo abertzale ha abandonado cualquier crítica del capital en general porque ello supone criticar a la burguesía vasca en su conjunto, sobre todo a la pequeña y mediana con la que sueña aliarse.
La crítica del capital desde la radicalidad de la izquierda abertzale no se limita a su naturaleza estatal sino también a que cuestiona la totalidad de la civilización del capital tal cual opera en Euskal Herria, es decir, como civilización que destruye la nación vasca mediante la dominación franco-española. Es por esto que solo la izquierda abertzale puede reconstruir en su praxis revolucionaria la cultura popular en su sentido pleno: el reformismo abertzale no puede hacerlo porque ha asumido la ideología burguesa «progresista». Pongamos dos ejemplos: EiTB como muestra de la cultura burguesa y Gara como muestra de la «crítica progresista».
Los instrumentos de dominación cultural que tan rápidamente hemos resumido nos remiten siempre a los Estados opresores como centralizadores estratégicos de las represiones tal cual se exponen en este texto. La sistemática oposición de los Estados, sea abierta o disimulada según sus intereses, tiene como único objetivo derrotar al independentismo socialista. Las débiles y no esenciales protestas del reformismo abertzale en esta problemática crucial solo sirven para enturbiar y confundir las conciencias del pueblo trabajador.
Y el quinto, y último, bloque es el de los cambios en las fuerzas sociopolíticas para adecuarse a los cambios del capitalismo mundial y vasco:
Las burguesías autóctonas de Iparralde, Nafarroa y Vascongadas han optado decididamente por el capitalismo en su fase actual, mal llamada neoliberal, lo que refuerza aún más su simbiosis con los Estados español y francés, pero también con la Unión Europea, lo que es una realidad cualitativamente nueva. Introducimos a las medianas y la casi totalidad de las pequeñas burguesías en la misma aceptación y sobre todo en la identificación absoluta con la Unión Europea. Esta es una de las razones por las que el reformismo abertzale no se atreve a criticar a la Unión Europea.
Solo una muy reducida parte de la pequeña burguesía se ha resistido a no ser engullida por los cantos de sirena de la Unión Europea, que es el «nuevo dorado» con el capital ha dado excusas a las burguesías autonomistas y regionalistas, y al reformismo en todas sus gamas, para claudicar precisamente ahora cuando se recrudece la crisis sistémica.
En Hegoalde las fuerzas españolistas están unidas en la defensa de su Estado, aunque varían ligeramente en los métodos: muy duros los del PP-UPN, duros por ahora los del PSOE que volverán a ser salvajes como otras veces cuando sea necesario, e hipócritas y cínicos los de Podemos mientras que no tengan que salir abiertamente en defensa de España. Sobre IU no merece la pena hablar. El mito de la Unión Europea les otorga una gran baza propagandística y de poder, como se está demostrando con la represión desatada contra Catalunya.
Estas adaptaciones a las nuevas realidades no son oportunistas ni pasajeras, son incondicionales y absolutas como lo fueron anteriormente, en las fases capitalistas precedentes. La diferencia del ahora con respecto al pasado es que ahora el capitalismo no concede ya rendija alguna para las veleidades democraticistas de las medianas y pequeñas burguesías de los Estados débiles, como lo ha demostrado el caso de Grecia, y la situación empeora cualitativamente para estas fracciones de clase de la burguesía que no tienen Estado propio que les proteja, como ocurre en estos días con Catalunya.
Los cinco bloques expuestos nos permiten, pese a su brevedad, exponer las siguientes ideas:
A diferencia de la crisis del franquismo, de 1974–1978, la actual tiene contenidos y formas nuevas que, en contra de lo que cree el reformismo, confirman la base teórica dura de la izquierda revolucionaria y además muestran cómo se están agudizando las contradicciones capitalistas más allá de lo que se sospechaba que podría llegar a serlo hace un tercio de siglo. Desde finales del siglo XIX quedaron claras las tres diferencias absolutas entre reformismo diario y praxis revolucionaria, y desde mediados del siglo XX se han agudizado otras tres crisis que separan frontalmente al reformismo diario con la praxis revolucionaria:
La sociedad capitalista vasca se sustenta sobre la explotación social, opresión nacional y dominación patriarco-burguesa de la mujer trabajadora dentro del capitalismo mundial. Las burguesías autóctonas viven gracias a esa explotación. La izquierda revolucionaria sostiene que la explotación vertebra la sociedad, el reformismo suaviza, relativiza la explotación o incluso el reformismo más débil niega directamente la existencia de la explotación. El reformismo niega la teoría marxista de la plusvalía, de la ley del valor, del valor, del capitalismo.
La sociedad capitalista vasca se sustenta en la ocupación militar ejercida por los Estados español y francés, con el apoyo decisivo de la OTAN y, a otra escala, de las fuerzas represivas prestadas por los poderes decisivos. La izquierda revolucionaria sostiene que el capitalismo vasco es un capitalismo militarizado en su esencia, y sobrevive gracias a la violencia opresora directa y/o preventiva en la cotidianeidad del y contra el pueblo trabajador. El reformismo niega esta realidad, escapándose de todo debate al respecto. El reformismo niega la teoría marxista del Estado, de la democracia y de la violencia.
La sociedad capitalista vasca se sustenta sobre la ideología burguesa, sobre su individualismo metodológico, sobre la lógica formal, sobre la casta intelectual asalariada que fabrica las justificaciones de la «ciencia social» funcionales al capital, sobre la industria cultural imperialista expresada mediante EITB y otros medios regionalistas… La izquierda revolucionaria sostiene que estos medios están ideados para ocultar y falsear las contradicciones sociales. El reformismo cree que los medios y la ideología son más o menos «neutrales», cree que las «ciencias sociales» no son burguesas sino «científicas», no entra al debate entre lógica formal y lógica dialéctica, entre idealismo y materialismo. El reformismo niega la teoría marxista del conocimiento, de la praxis.
La sociedad capitalista vasca se sustenta sobre un capitalismo depredador, carnicero y consumista que mercantiliza la vida y ha desatado ya la sexta extinción de la vida en la historia del planeta. Desde mediados del siglo XX y en especial desde la crisis de finales de los años sesenta, esta dinámica irracional se ha disparado de manera incontenible, sobre todo con el impulso político dado por el imperialismo a la liberalización total del capital financiero, especulativo y ficticio desde la mitad de la década de 1980, para desatascar la crisis iniciada veinte años antes. La izquierda revolucionaria sostiene que esta deriva ecocida surge de la esencia del modo de producción capitalista y se sostiene en ella, de manera que el presente y el futuro de Euskal Herria es parte de este desquiciamiento, lo que hace urgente la lucha radical contra el ecocidio cotidiano. El reformismo suaviza esta tragedia, o se escapa de ella atemorizado de que la lucha radical contra la sexta extinción le suponga pérdida de votos. El reformismo supedita así el valor emancipador de la ciencia-crítica al posibilismo electoralista.
La sociedad capitalista vasca se sostiene sobre la aguda diferencia y oposición, y apenas algunas contradicciones secundarias, entre el poder político del capital financiero mundializado y el poder político de la Unión Europea como área de acumulación del capital financiero europeo y de los sobrebeneficios que obtiene con el euroimperialismo. Las burguesías autóctonas asumen la Unión Europea y la OTAN como necesidades insustituibles para ellas, y por tanto a los Estados español y francés subsumidos en la Unión Europea. La izquierda revolucionaria sostiene que la causa de estas nuevas cadenas no es otra que la ley objetiva a la centralización y concentración de capitales, lo que imposibilita cualquier tesis reformista de que la independencia burguesa es posible: no lo es ni incluso fuera de la Unión Europea porque la mundialización de la ley del valor y la objetividad de la ley de concentración y centralización de capitales lo impiden. La izquierda revolucionaria sostiene que la independencia solo es posible sobre la base de un poder popular dirigido al socialismo. El reformismo rechaza todo debate sobre la Unión Europea porque sabe que su conclusión es única: defender desde ahora la salida inmediata de la Unión Europea.
Por último, la sociedad capitalista vasca se basa en el papel central del militarismo imperialista como única salida extrema del capital a su crisis. La posibilidad de una catastrófica escalada bélica incontrolable es mayor ahora que hace setenta años. La industria vasca de armamento es muy importante y está interesada en que, como mínimo, de mantenga la actual tensión caótica. La izquierda revolucionaria sostiene que la militarización del capital empezó ya con el siglo XVIII, que va unida al Estado y a la acumulación de capital, y que se acrecienta con la sucesión de crisis. El reformismo se encuentra también atrapado en sus incongruencias cuando se enfrenta a esta realidad: ¿cómo combatirla? El pacifismo electoralista ha fracasado siempre.
Las lecciones acumuladas en las experiencias de Quebec, del Plan Ibarretxe en la CAV, de Grecia, de Escocia y ahora mismo de Catalunya, son concluyentes. Todas ellas han surgido en el capitalismo imperialista: Canadá y la Unión Europea, y a lo largo del ciclo de cambios que aquí analizamos, por lo que sus lecciones son válidas:
El capitalismo dispone de medios de alienación, cooptación y represión suficientes como para romper la inicial unidad interclasista, separar a los sectores burgueses de los obreros y populares, sobornar y atemorizar a los primeros y desilusionar, dividir y atemorizar a los segundos. El capitalismo tiene una coherencia interna que impone la disciplina a las medianas y pequeñas burguesías que, por razones diferentes, quieren construir sus propios Estados, demostrándoles que para ellas es mejor mantenerse dentro de los Estados dominantes, que arriesgarse a la fuga de capitales y a la lucha de clases interna.
El reformismo abertzale se enfrenta a una situación que había negado y que sigue negando: la existencia de un capitalismo con una implacable disciplina internacional que hace que las burguesías débiles acepten su lugar en la jerarquía imperialista. El reformismo abertzale no puede basarse en estos ejemplos para intentar demostrar la razón de su deriva y tampoco puede recurrir al ejemplo de Irlanda y del IRA porque allí sí se logró un acuerdo como garantía de futuros pasos –al margen ahora de otras valoraciones críticas más extensas que superan los límites de este texto–, mientras que aquí no se ha conseguido ni siquiera algo lejanamente parecido a los Acuerdos de Viernes Santo.
La agudización de estas y otras contradicciones marcan una nueva intensidad en el devenir capitalista. Como sucede en estos casos, la desorientación golpea con dureza a la izquierda, sobre todo si es dogmática, de manera que un gran sector de ella gira más o menos rápidamente al reformismo, otro sector más reducido se enroca en su dogmatismo y solo un sector muy reducido se esfuerza por comprender qué ha sucedido:
El reformismo abertzale no ha podido ni querido enfrentarse a los cambios descritos. No queremos perder ahora tiempo repitiendo lo que llevamos diciendo en los últimos años: desde mediados de los años noventa, bajo los golpes represivos contra el «entorno civil», tras el hundimiento de la URSS y las modas post, se inició el giro reformista imparable hasta ahora, con la rendición de armas al imperialismo, con el abandono a su suerte de mucha militancia encarcelada y exilada, y con la próxima liquidación definitiva a petición de la llamada «sociedad civil».
El dogmatismo abertzale se ha quedado anclado en la añoranza de un pasado heroico que debemos asumir y honrar, pero que debe elevarse a la altura de las nuevas tareas tras bucear crítica y autocríticamente en los cambios que se están produciendo. Produce tristeza ver cómo este dogmatismo apenas se autocrítica, rechaza todo intento de actualización, ve con desconfianza la irrupción del poder juvenil y tiene dificultades para evitar el personalismo dirigista.
La izquierda abertzale que no ha sido fagocitada por el sistema se enfrenta a la urgencia de conectar con la nueva militancia joven formada en la última década, justo cuando se inició el giro al reformismo. Por un lado, la izquierda crítica se esfuerza por investigar qué sucede y porqué, y cómo poner esos conocimientos a disposición de las nuevas luchas; y por el otro lado, la nueva militancia vive ya en un mundo cotidiano marcado por los cambios descritos, con un presente y con una perspectiva de futuro cada día más difícil de entender para el reformismo y para la izquierda dogmática, que envejece mentalmente día a día.
La izquierda abertzale en su conjunto, el sector dogmático y el crítico, se enfrenta al mayor peligro de todos: no superar sus propios fantasmas. Queremos decir que la urgente necesidad de construir la organización revolucionaria está sufriendo retrasos injustificables tanto por la tardanza en estudiar los cambios que se están produciendo y lanzar alternativas revolucionarias, cosa a la que ha renunciado el reformismo abertzale; como por la repetición de formas de actuar lógicamente rechazadas por la juventud militante y por sectores de militancia con experiencia que con razón se niegan a repetir errores dañinos.
Concluyendo, hace alrededor de dos años pusimos la fecha de 2017 como el plazo máximo para dar contenido y forma a la nueva organización revolucionaria. Es incuestionable que hemos avanzado en algunas cuestiones, pero también ha habido estancamientos y retrocesos en otras que nos están haciendo perder el tiempo, que nos están mareando y desorientando, y que debemos superar cuanto antes.
Petri Rekabarren
30 de octubre de 2017
Azaroaren 11an Bilboko 7katu gaztetxean ospatuko dugu aurtengo Lenin Eguna, egitaraua honako hau izanik:
Egitaraua:
10:30 Ongi etorria
10:45 Eztabaida (Eztabaidatzeko testua hurrengo egunetan egongo da deskargatzeko)
13:30 Manifestu internazionalistaren irakurketa (Agora Galiza, Boltxe, Comunistas de Castilla, CUP, Iniciativa Comunista, Nación Andaluza, Plataforma Laboral e Popular)
14:00 Lenineri omenaldia Zamudioko Atarian (Bilboko Alde Zaharrean)
15:00 Herri bazkaria 7 katun, izena emateko idatzi eposta [email protected] -era
Bazkal ostean Txanbaren kontzertua izango dugu.
Guztiei bidaltzen dizuego gonbidapena parte hartzeko.
El Estado español ha decidido consumar en estos días el golpe de estado contra Catalunya con la aplicación del artículo 155 de la constitución postfranquista, acordando destituir a todo el Govern de la Generalitat, y tomando el control de los Mossos de Esquadra, medios de comunicación y limitando las funciones del Parlament de Catalunya.
A la ocupación militar del territorio que comenzó con el despliegue de las fuerzas represivas de la policía nacional y guardia civil el 1 de octubre le siguió el refuerzo de las unidades del ejército español desplegadas en Catalunya, y ahora, se consuma la operación de ocupación militar con la suspensión de la autonomía y de las instituciones autonómicas.
No podía caber otra reacción de un Estado gobernado por los herederos ideológicos del fascismo golpista del 36, de la derecha española más reaccionaria y sanguinaria, la misma que torturó y fusiló al President Lluís Companys, la misma que masacró e hizo desaparecer cientos de miles de personas. Esta misma derecha pondría en el pelotón de fusilamiento a todo el pueblo de Catalunya si pudiera. De momento aplica su ley con la brutalidad que caracteriza a un Estado fascista, encarcelando a Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, líderes de la ANC y Ómnium Cultural, así como a otras personas que defendieron las urnas en el referéndum del 1 de octubre.
Un Estado español que mantiene en libertad, protegido en su exilio dorado a un miembro de la casa real de los Borbones condenado por corrupción y a centenares de políticos profesionales que robaron y siguen robando todo lo que pueden amparados por su condición de políticos del sistema. Este Estado que nos dice a las clases y pueblos oprimidos que tenemos que cumplir la misma ley que ellos mismos dictan y no cumplen, y cuyo máximo representante, Felipe VI, se presenta como el mayor de los patriotas, cuando está amparando el enriquecimiento de unos pocos y la evasión de capitales a paraísos fiscales.
Un Estado español que quiere doblegar la voluntad del pueblo de Catalunya utilizando además de la fuerza bruta, el chantaje económico, provocando la fuga del territorio de Catalunya de empresas y bancos, provocando una verdadera guerra económica y encontrando para ello la inestimable colaboración de una oligarquía catalana que siempre fue afín al capitalismo español contra los intereses del pueblo trabajador catalán.
Pero en su consumación del golpe de estado constitucional, el Partido Popular no está solo. Los partidos del sistema han cerrado filas en torno a la constitución postfranquista y la corona. El PSOE vuelve a mostrar cada vez que tiene oportunidad, y en esta no podía ser menos, su sumisión a los intereses de la oligarquía española y a la casa de los borbones, apoyando incondicionalmente al gobierno del PP en la aplicación de medidas antidemocráticas contra el Pueblo de Catalunya. La Historia vuelve a poner al PSOE ante el espejo, un partido que forma parte del entramado institucional de las fuerzas reaccionarias. En la práctica PP-PSOE y Ciudadanos han conformado un gobierno de «unidad nacional» junto al Borbón por la salvación del proyecto histórico de España.
Y frente a toda la maquinaria en marcha de la reacción española, el pueblo de Catalunya mantiene con dignidad su lucha por la autodeterminación y la independencia con un ejemplo de movilización permanente como reflejo de la voluntad firme de un pueblo de construir su futuro de manera soberana. Y en esa lucha además de sortear toda la brutalidad represiva del Estado, también han de superar la indefinición, tibieza y falta de concreción de unos partidos burgueses que no terminan de romper amarras con el capitalismo español dentro y fuera del territorio catalán.
El pueblo de Catalunya reclama la aplicación del mandato emanado de las urnas en el referéndum de autodeterminación celebrado el 1 de octubre, que no es otro que la proclamación de la República catalana y la construcción de un Estado independiente. La ambigüedad de la declaración de Puigdemont del 10 de octubre, proclamando la independencia pero «suspendiendo sus efectos», fue un vano intento de recabar apoyos entre el «club de Estados» que representa la Unión Europea y demostró su estrepitoso fracaso. La reacción de los gobiernos de la Unión Europea no podía ser otra: respaldar al gobierno español, defender la unidad territorial del Estado y rechazar la independencia de Catalunya. La reacción de los Estados de la Unión Europea se corresponde con la esencia del proyecto imperialista que la Unión Europea representa. No es una unión de pueblos, es una unión de capitales e intereses de clase.
Por todo ello y frente al golpe de estado del gobierno español contra el pueblo de Catalunya no cabe otra vía que la proclamación de un Estado independiente, de la República catalana. Eso es lo que votaron los catalanes y catalanas el 1 de octubre y a cumplir ese mandato están obligados los representantes institucionales del Govern.
El pueblo de Catalunya no será doblegado por la fuerza. Ha iniciado el camino de la independencia y no habrá quien le pare.
Las organizaciones del Manifiesto Internacionalista de Compostela mostramos todo nuestro apoyo sin fisuras a esa lucha y a esa voluntad popular, mostramos nuestra más decidida solidaridad con la CUP, con la izquierda independentista y con las organizaciones populares catalanas puestas en el punto de mira del Estado y señaladas como culpables.
Exigimos la puesta inmediata en libertad de los líderes de la ANC y Ómnium cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart y la salida de todos los cuerpos represivos del territorio de Catalunya, así como el levantamiento de todas las medidas coercitivas puestas en marcha por el Estado español.
Las fuerzas y partidos que conformamos el Manifiesto Internacionalista de Compostela como entidades internacionalistas que somos nos comprometemos a continuar las movilizaciones de solidaridad en nuestras respectivas naciones, y llamamos a nuestros pueblos a solidarizarse con Catalunya, solidaridad que forma parte indisoluble de nuestros propios procesos socialistas de liberación nacional. Como decía el Che Guevara, y haciéndonos eco de su legado en el 50 aniversario de su asesinato, ¡la solidaridad es la ternura de los pueblos!
¡Frente al golpe de estado del régimen español, solidaridad con Catalunya!
¡Por la proclamación de la República catalana!
24 de octubre de 2017
Agora Galiza [Galiza]
Boltxe [Euskal Herria]
Comunistas de Castilla [Castilla]
Iniciativa Comunista [Estado español]
Nación Andaluza [Andalucía]
Plataforma Laboral e Popular [Portugal]
Presoen inguruko urratsei dagokienez presoek eurek eman behar dituzten erabakien jabe izan behar dutela onartuta, EPPK-ren Zuzendaritzak uztailean argitaratutako txostenaren inguruan Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak egiten duen irakurketa politikoa da honakoa.
Irakurketa hau egitea beharrezkoa ikusten dugu, batetik, EPPK hausnarketa publikoak egiten dituen eragile politikoa den heinean eta gurea errepresaliatu politikoen gaia lantzeko sortutako mugimendua denez, hartutako erabakiaren aurrean gure jarrera politikoa ezagutzera emateko. Bestetik, eta EPPK-ren txostenak dioen bezala, presoak borrokaren erreferente nagusietakoa izanik eta Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduaren sorrerak aipatutako borroka horretan dituenez sustraiak, zuzenean eragiten digulako.
Honekin batera, gure analisien arabera amnistia lortzeko eman beharreko pasuak laburbiltzen dituen estrategiarako bide orria atxikitzen dugu (aurtengo maiatzean burutu genuen Batzar Nazionalean onartutakoa, irakurtzeko sakatu hemen).
Datozen lerroen xedea egoera politiko baten inguruko hausnarketa egitea denez, berari egiten zaizkion kritikak ere, aldekoak zein kontrakoak, ikuspuntu politiko batetik egindakoak izatea espero dugu.
Euskal preso politikoak gure herriak Espainiako eta Frantziako Estatuekin mantentzen duen gatazkaren ondoriozko errepresioaren emaitza mingarrienetakoa dira, iheslari, deportatu eta borroka egiten bizitza galdu duten edo lapurtu dieten militanteekin batera. Errepresioaren emaitza baldin badira, zalantzarik gabe baiezta dezakegu borrokaren ondorio ere badirela, Estatuen errepresioa hauek topatzen duten erresistentziarekiko proportzionala baita, eta hala izaten da alde bietako batek, konfrontazioak eragiten dizkion kostuen ondorioz, hainbat jarreretan ala guztietan amore ematen duen arte.
Logika horri jarraiki, Euskal Herriaren askapen borrokan murgilduta egon diren militanteek beti ulertu izan dute kartzelak husteko bi modu daudela: bata, zapaltzaileen aurreko erresistentzia-borroka apaltzea minimo demokratikoak lortzeari uko eginez; bestea, erresistentzia-borrokak etsaiari eragindako kalteei esker lortutako minimo demokratikoak eskuratuz, hots, gatazkaren oinarrian dauden arrazoiak konponduz, nahiz eta horretarako lehenago kartzelak borrokalariz bete.
Erresistentziari buruz hitz egiten dugularik, azpimarratzekoa da azken sei urteetan kontzeptu hori Euskal Herrian pairatzen ari den laidoztatze kanpaina, «erresistentziaren fasetik eraikitze fasera» pasatu behar dugunaren gisako esaldien bitartez. Ez da soilik erresistentzia eta jarrera eraikitzaileak ez daudela kontrajarrita, baizik eta erresistentziarik gabe ez dagoela ezer eraikitzerik. Kontzeptu fisikoa eta politikoa da eta bizitzaren esparru guztietan dago erresistentzia, hainbesteraino grabitatearen indarrari erresistentziarik jarri gabe gu geu ere ezingo ginatekeela lurretik altxatu. Erresistentzia zapaltzailearen aurrean altxatzen garen une berean hasten da.
Kartzeletako erresistentzia frontera igaroz, nabarmentzekoa da honi esker eta borrokaren bitartez ugari izan direla errepresioari irabazitako espazioak. Kartzeletako bizi baldintzak hobetzea ez zen izan Estatuek oparitutako ezer, baizik eta izerdiz eta odolez eskuratutako eskubideak, baita borrokan jarraitzearen ondorioz sortutako preso berriei utzitako ondarea ere.
Bestetik, egia da EPPK-ren dinamika beti bat etorri izan dela independentzia eta sozialismoaren alde aritzen ziren antolakundeen estrategiarekin eta, bere jarrera, kalean aurrera eramandako borrokarentzat bultzagarria izan dela. Egia da ere militante hauek preso izan aurretik egindako borroka eta kartzeletatik babesten eta bultzatzen zena, orain ez bezala, bat zetozela orduan.
Ondorioen txostenean, EPPK-k hala dio: «Kolektiboa askapen prozesuan ari diren eragile eta taldeen zerbitzura egongo da» eta «Preso politikook askapen prozesuaren aldi berrian Euskal Herriko eragileek bultzatutako ekimenen babesle, laguntzaile eta lankide izango gara». Alta, historiako lehenengo aldia izango da EPPK-k bultzatzen duen estrategia, Sorturena alegia, militante hauek kartzelara eraman zituen borrokarekin guztiz bateraezina dela.
Aipatutako estrategiari babesa emateak badakar, ondorioz, EH Bilduren «Bakerako Euskal Bidea»-ren haritik etorri diren ekimen guztiei babesa ematea, besteak beste ETAk hildako pertsonei lore eskaintza egitea eta ekimenetan Indar Armatuen ordezkariekin batera parte hartzeari (milaka militante zintzo torturatu dituztenekin, edota Altsasuko gazteak espetxera bidali zituzten berberekin), eroritako gudarien oroigarriak kentzen dituen Oreretako alkateak gure etsaiei eskainitako omenaldiari, Espainiako Kongresuan Bartzelonako eraso yihadista eta gero «Estatuko Segurtasun Indarrei» babesa emateari edota ETA erakundea eta, ondorioz, kartzelan dituen militante guztiak terroristatzat hartzen dituzten deklarazio instituzionalei babesa ematea ere bai.
Aipatu ditugun adibide hauek ez dira gerta litezkeen gauzak, dagoeneko gertatzen ari direnak baizik. Horregatik, Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak ezin du adostasunik erakutsi ezta sikiera ulertu ere EPPK-k ildo horri bere babes politikoa ematea, are gutxiago bere kideen artean horretarako kohesio minimoa ez daukanean, publiko egin dituzten eztabaidaren emaitzek argi erakusten duten moduan.
EPPK-ren ondorio txostenaren aurrean alderdi instituzional guztiek egindako deklarazioek, bakoitzak bere ñabardurekin, erakusten digute EPPK-k hartutako bidea Estatuek urte luzez ezarri nahi izan diotena dela. Guztiek positiboki baloratu egin dute EPPK-k iragarritako ibilbide orria, izan ere horrek presoen despolitizazioa eta «birgizarteratze» politiken zilegitzea baitakar.
Egoera honetan, Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak preso bakoitzari elkartasuna adierazi ahal izango dio errepresioaren aurrean, guztiok topatzen baitugu etsai amankomuna zapaltzen gaituztenengan, baina eragile moduan, EPPK-k ez du gure babes politikoa izango.
EPPK-k hartutako erabakia ez dator bat-batean ezta kartzelan daudenek egindako hausnarketa hutsetik ere. 2004. urtean EPPK-ren kontrola Batasunaren esku gelditu zen eta, 2009an Ezker Abertzalearen sektore erreformistak «estatu-kolpea» eman zuenetik, bultzatu duen jarrera izan da, urte horretan egindako Altsasuko Adierazpenetik hasita, zeinean Mitchell Senatariaren printzipioak onartu zituzten Ezker Abertzale osoaren izenean baina Ezker Abertzalearen adostasunik gabe. Horretarako, Sortuk bere botere mediatiko, instituzional eta ekonomiko osoa erabili du, adostasunik gabeko urratsak emanez eta «egintza burutuen» politika aurrera eramanez: «lehenengo nik erabaki, eta jarraian hartzeko utzi diegun bide bakarra gainontzekoekin «adostu»».
Hala, 2012an EPPK aterabide indibidualak ez zituela onartuko zioen txostena argitaratzear zegoenean, Sortuko bozeramaileak komunikabideetan hasi ziren esaten poztekoa litzatekeela EPPK-k aterabide indibidualak onartzea, modu horretan presoenganako presio kanpaina hasiz. 2013ko abenduan etorri ziren aterabide indibidualak jorratuko zituela zioen EPPK-ren deklarazioa eta aterabide hauek bultzatzen zituen Foro Sozialaren sorrera, eta 2015ean EH Bilduk Bakerako Euskal Bidea publikatu zuen, txostenak presoei honakoa proposatzen zielarik: «Etxeratze prozesua lege baliabideak erabiliz eta bakarkako aplikazioarekin egitea bultzatuko da, horretarako ‘baldintzapeko askatasun aurreraturako’ kaleratze programa bat abian jarriz. Programa horrek bere baitan jasoko luke euskal presoek Euskal Herrian irekitako agertoki politiko berriarekiko konpromisoa erakustea eta indarkeriazko bideei uko egitea, eta beren jardueraren ondorioz eragindako mina aitortzea.»
2016ko urtarrilean Rufi Etxeberriak eta Josu Beaumontek, Sorturen izenean egindako agerraldi publikoan, presoei «hausnartu» zezaten eskatu zieten eta mantentzen zuten jarrera «beste garai batekoa» zela esan zieten, «birgizarteratze prozesua bide legaletatik eta banakako aplikazioaren bitartez» egitea onar zezaten eskatzen zietelarik.
Honekin batera Amnistiaren Norabidean eta geroago Kalera Kalera dinamikak jarri zituzten martxan Sorturen baitan antolatuta dauden preso politiko ohiek. «Gora EPPK» eta «Maite zaituztegu» leloen atzean benetan egon dena presoen erabakiak baldintzatzeko estrategia bat izan da. Horretarako manifestazioak eta espetxeetara martxak antolatu dituzte EPPK-ren bozketa prozesuak iraun duen bitartean, presoei adierazteko zein zen eskatzen zieten jarrera: aurreko urteetan egindako presioei segida emanez, presoei hartzen zituzten erabakiak babestuko zituztela adierazi zieten… baldin eta erabakiak Sortuk markatutako bidetik baldin bazihoazen, noski. Ekimen hauetako bakoitzean irakurritako diskurtsoan, dinamika hauen bultzatzaileek argi adierazi dute zein zen EPPK-k hartu beharreko bidea.
Gai honekin bukatzeko, beharrezkoa da gogora ekartzea preso politikoei ez dietela estrategiari buruz eztabaidatzeko eta are gutxiago erabakitzeko inolako esparrurik eskaini, eta dena Abian prozesuan (aldi berean aldez aurretik adostasunik gabe hartutako erabakiak zalantzan jartzeko baliogarria ez zena) erabakitako parametroen barnean kokatu behar zela. Gure mugimenduaren iritziz, ez da presoen izaera politikoa errespetatu eta tableroan mugitu beharreko piezak bailiran tratatu dituzte.
Historikoki, euskal preso politikoek graduan aurrera egiteko eskaerarik ez gauzatzeko jarrera mantendu dute, ulertzen baitzuten, alde batetik, kartzelak ez zeukala haien portaera baloratzeko inolako zilegitasunik eta, bestetik, ulertzen zutelako kartzelak markatzen zuen jokoan sartzeak preso politikoen arteko batasunaren eta elkartasunaren haustura zekarrela.
Estatuek bahituta mantentzen dituzten militante politikoek beti ulertu dute kartzelan egonda Euskal Herriaren askapen borrokari egin ziezaioketen ekarpenik handiena zela errepresioa haien borondatea makurrarazteko ezta gure herriaren borroka baldintzatzeko ere nahikoa ez dela erakustea.
Erresistentzia jarrera hau izan da, hain zuzen ere, hamarkadetan zehar eta Estatuen etengabeko mehatxuen gainetik, belaunaldi berriak borrokara batzen jarraitzeko bultzagarririk handiena.
Alabaina, eta egoera puntualen aurrean, gaixotasun larriak pairatzen dituztenen kasu, lehentasuna beti izan da militante hauek etxera eta bizirik bueltatzea, beraientzat gainontzekoekiko aterabide ezberdina bilatzea onartu delarik. Kasu mota hauen aurrean kideek erakutsitako malgutasuna eta ulerkortasuna eskuzabaltasun iraultzaileren isla izan dira.
Espetxe legedia onartzeaz mintzo garenean ez gara ari espetxe araudiak presoei onartzen dizkien eskubideen erabilera egiteari buruz. Eskubide hauek lortu badira, kasu guztietan izan da kartzeletan burututako hamarkadetako borrokari esker, eta honek posible egin du gaur egun kartzela sufritu behar dutenek beraien aurretikoek baino baldintza hobeagoetan igaro ahal izatea.
Espetxe legedia onartzeaz mintzo garenean ez gara ari, beraz, eskubideei heltzeaz, zenbait onura eskuratzeko inposatzen dituzten obligazioak betetzeari buruz baizik. Hementxe da txantajea hasten denean, zeinaren arabera kartzelak zerbait eskaintzen dion presoari presoak kartzelari zerbait ematearen truke, euskal preso politikoen kasuan euren militantzia politikoaz arnegatzearekin eta preso mantentzen dituen sistemaren onarpenarekin trukea egitea bilatzen duelarik.
Bestalde, batzuek onura hauei heltzea beste batzuek kartzelarekiko konfrontazio jarrera mantentzen duten bitartean, lehenengoek Estatuek bigarrenen kontra mantentzen duten errepresioa indartzea ekarriko luke.
Euskal preso politikoek pairatzen dutena bezalako logika errepresibo gordinean, batzuen aterabide indibidualek «birgizarteratzearen bidea» ontzat ematea suposatzen du, neurri errepresibo hauen arrakasta eta, ondorioz, txantaje hori ez onartzearen aldeko hautua egiten duten militante politikoen egoeraren larriagotzea ekarriz.
Lau dira EPPK-tik kanpo eta Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduaren babespean dauden euskal preso politikoak. Lau preso hauek ez dute zerikusirik Langraitz Bidea deiturikoa hartu zutenekin eta, ez hori bakarrik, baizik eta Langraitzekoek hartutako kontrako aldean dagoen atetik irten direla Kolektibotik, etsaiaren aurrean buruak tinko eramanda eta euren militantziaz arro.
Lau preso hauek gure mugimenduaren elkartasunaz gain, bere babes humano eta politiko osoa daukate. Zentzu horretan eta jarrera orokorra izan ez den arren, ez dugu onartuko inork preso hauen izaera politikoa zalantzan jartzea EPPK-tik kanpo egotegatik, kasu batzuetan egin izan den bezala. Puntu honetan positiboki baloratu behar dugu EPPK-ren dokumentuak preso horiei izaera politikoa ukatzeko nor ez dela onartu izana.
Preso hauek gure artean izan behar duten presentziari dagokionez, mugimendu honen zeregina da haien aurpegiak iraunkorki kalean daudela bermatzea. Beste batzuek haien argazkiak desagerrarazi egin dituzte, kasu batzuetan modu ulergarrian, haiekin desberdintasun ideologiko argiak mantentzen dituzten egoitza politikoetatik kendu egin dituztelako. Bestetan modu tamalgarrian (ustez jarrera zabalagoa duten senideen erakundeak, jaietako konpartsak eta abar), kasu honetan lau preso hauen jarrera politikoa zigortzea bilatu dela ulertzen dugulako, kasu batzuetan gainontzeko presoekiko eskatzen den giza ulerkortasuna beste lau hauei ukatuz. Horregatik, Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak desoreka argia egingo du lau preso hauen defentsan eta haien estatus politikoaren aldarrikapenean.
Ezin aipatu gabe utzi EPPK-ko kide izanda ere publikoki gure mugimenduari babesa erakutsi dioten beste bost preso politikoak. Presio mediatikoari aurre eginez egin dute gure alde, eta horrek eragin du, kasuren batean, barne presioari ere aurre egin behar izatea. Preso hauen aurkako inolako eraso eta presiorik ez dugu onartuko. Gure mugimenduak zinez eskertzen die eman diguten babesa.
Azken puntu bezala, Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak preso politikoaren kontzeptua ulertzeko duen eraren definizioa egin nahi du.
Bere militantzia politikoaren ondorioz espetxean egoteaz gain, bere estatusari uko egiten ez dion eta bere espetxe ibilbidearekin gainontzeko kideak kaltetzen ez dituen pertsona oro da preso politikoa.
Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimendua
Euskal Herria, 2017ko irailean
Reconociendo que en lo que respecta a los pasos que deben dar los presos son ellos y ellas quienes deben ser dueñas de sus decisiones, ésta es la lectura política que el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión hace en relación al dosier publicado en julio por la Dirección del EPPK.
Vemos necesario hacer esta lectura, por un lado, en la medida en la que el EPPK es un agente político que hace reflexiones públicas y el nuestro es un movimiento creado para trabajar la cuestión de los represaliados y represaliadas políticas, para dar a conocer nuestra posición política ante la decisión que han tomado. Por otro lado, y como dice el dosier del EPPK, porque siendo el EPPK uno de los principales referentes de la lucha y teniendo el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión sus raíces en dicha lucha, nos afecta directamente.
Junto a este escrito, adjuntamos la hoja de ruta de la estrategia que resume, según nuestros análisis, los pasos a dar para la consecución de la amnistía (aprobada en la Asamblea Nacional que llevamos a cabo en mayo de este año, para ver pincha aquí).
Como el objetivo de las siguientes líneas es hacer una reflexión sobre una situación política, esperamos que las críticas que se le hagan a dicha reflexión, tanto a favor como en contra, se realicen también desde un punto de vista político.
Los presos y presas políticas vascas son, junto con los huidos, deportados y quienes perdieron o les robaron la vida mientras luchaban, uno de los resultados más dolorosos de la represión devenida del conflicto que nuestro pueblo mantiene con los Estados de España y Francia. Si son resultado de la represión, podemos afirmar sin ninguna duda que también son consecuencia de la lucha, ya que la represión de los Estados es proporcional a la resistencia que estos encuentran, y sigue siendo así hasta que una de las partes, por efecto de los costes que le origina la confrontación, cede en varias o en todas sus posturas.
En base a esa lógica, los militantes que han estado envueltos en la lucha por la liberación de Euskal Herria siempre han entendido que hay dos maneras de vaciar las cárceles: una, rebajar la lucha de resistencia contra los opresores renunciando a lograr los mínimos democráticos; la otra, ganando los mínimos democráticos, es decir, solucionando las razones que están en la base del conflicto, gracias a los perjuicios generados al enemigo por la lucha de resistencia, aunque para ello primero haya que llenar de luchadoras las cárceles.
Al hablar de resistencia, hay que destacar la campaña para denostar este concepto que durante los últimos seis años se está llevando a cabo en Euskal Herria, por medio de frases del tipo de «hay que pasar de la fase de resistencia a la fase de construcción». No es sólo que la resistencia y las actitudes de construcción no estén contrapuestas, sino que sin resistencia no es posible construir nada. La resistencia es un concepto físico y político y está en todos los ámbitos de la vida, hasta tal punto que sin ofrecer resistencia a la gravedad no podríamos ni levantarnos del suelo. La resistencia comienza desde el mismo momento en el que nos alzamos frente al enemigo.
Pasando al frente de resistencia en las cárceles, hay que destacar que gracias a ésta y por medio de la lucha son múltiples los espacios ganados a la represión. La mejora de las condiciones de vida de las cárceles no fue un regalo de los Estados, sino derechos adquiridos a base de sudor y sangre, así como un legado cedido a los nuevos presos generados como consecuencia de seguir la lucha.
Por otro lado, es cierto que la dinámica del EPPK siempre se ha correspondido con la estrategia de las organizaciones que trabajaban a favor de la independencia y el socialismo y que, su actitud, ha sido un revulsivo para la lucha llevada a cabo en la calle. También es verdad que la lucha realizada por estas militantes antes de estar en prisión y la que impulsaban desde la cárcel, al contrario que ahora, también se correspondían.
En el dosier de conclusiones, el EPPK dice lo siguiente: «El Colectivo estará al servicio de los agentes y grupos que trabajan en el proceso de liberación» y «Los presos políticos en la nueva era del proceso de liberación seremos protectores, ayudantes y compañeros de trabajo de las iniciativas impulsadas por los agentes de Euskal Herria». Sin embargo, por primera vez en la historia la estrategia impulsada por el EPPK, en este caso la de Sortu, será absolutamente incompatible con la lucha que llevó a estos militantes a la cárcel.
Apoyar dicha estrategia acarrea, por lo tanto, dar apoyo a todas las iniciativas derivadas de la «Vía Vasca para la Paz» de EH Bildu, entre otras, a participar en ofrendas florales a personas a las que mató ETA junto a representantes de las Fuerzas Armadas (con quienes han torturado a miles de honestos militantes, o con los mismos que mandaron a la cárcel a los jóvenes de Altsasu), a los homenajes dedicados a nuestros enemigos por ese alcalde de Orereta que retira placas de recuerdo a gudaris caídos, a apoyar en el Congreso español a las «Fuerzas de Seguridad del Estado» tras el ataque yihadista de Barcelona, o a apoyar las declaraciones institucionales que tildan de terrorista a la organización ETA y, por lo tanto, también a todos sus militantes encarcelados.
Los ejemplos que hemos mencionado no son cosas que pueden suceder, sino que ya están pasando. Por eso, el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión no puede estar de acuerdo, ni tan siquiera entender, que el EPPK dé apoyo a esa línea política, y menos aún cuando entre sus miembros no tiene una cohesión mínima para ello, como demuestran claramente los resultados que han hecho públicos sobre el debate.
Las declaraciones realizadas por todos los partidos institucionales sobre el dosier de conclusiones del EPPK, cada uno con sus matices, muestran que el camino tomado por el EPPK es el que los Estados le han querido imponer durante largos años. Todos han valorado positivamente la hoja de ruta anunciada por el EPPK, ya que trae consigo la despolitización de los presos y la legitimación de las políticas de «reinserción».
En esta situación, el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión podrá expresar su solidaridad ante la represión a cada preso y cada presa, ya que todos y todas encontramos un enemigo común en quienes nos oprimen, pero como agente, el EPPK no tendrá nuestro apoyo político.
La decisión tomada por el EPPK no viene de repente ni por la mera reflexión de quienes están en la cárcel. En el año 2004 el control del EPPK pasó a manos de Batasuna, y ha sido una postura que ha impulsado el sector reformista de la Izquierda Abertzale desde que en 2009 dio el «golpe de estado», empezando por la Declaración de Altsasu realizada ese mismo año, en la que aceptaron los principios del Senador Mitchell en nombre de toda la Izquierda Abertzale, pero sin el acuerdo de la Izquierda Abertzale. Para ello, Sortu ha utilizado todo su poder mediático, institucional y económico, dando pasos no acordados y llevando a cabo la «política de hechos consumados»: «primero decido yo, y después «acordaré» con el resto el único camino que les hemos dejado para escoger».
Así, cuando en 2012 el EPPK estaba a punto de publicar el dosier en el que decía que no aceptaría salidas individuales, los portavoces de Sortu empezaron a decir en los medios de comunicación que sería positivo que los presos y presas aceptaran las salidas individuales, comenzando la campaña de presión hacia los presos. En diciembre de 2013 vinieron la declaración del EPPK en la que afirmaba que trabajaría las salidas individuales y la creación del Foro Social que proponía este tipo de salidas, y en 2015 EH Bildu publicó la Vía Vasca para la Paz, en la que proponía lo siguiente a los presos: «El proceso de reintegración de las y los presos vascos se realizará por medio de cauces legales y con una aplicación individualizada, para lo cual será necesario poner en marcha un plan de «excarcelación condicional anticipada». Ese programa requerirá por parte de los presos y presas vascas mostrar su compromiso con el nuevo escenario abierto en Euskal Herria y renunciar a las vías violentas y así mismo, deberá haber por su parte un reconocimiento del daño causado como consecuencia de su actuación».
En enero de 2016 Rufi Etxeberria y Josu Beaumont, en una comparecencia pública realizada en nombre de Sortu, pidieron a los presos y presas que «reflexionen» y les dijeron que las posturas que mantenían eran «de otra época», mientras les pedían que «el proceso de reintegración de las y los presos vascos» se realizara «por medio de cauces legales y con una aplicación individualizada».
Junto a esto, los ex presos políticos que se organizan en el seno de Sortu pusieron en marcha las dinámicas Amnistiaren Norabidean y posteriormente Kalera Kalera. Lo que realmente ha habido tras los lemas «Gora EPPK» y «Maite zaituztegu» ha sido una estrategia para condicionar las decisiones de los presos. Para ello han organizado manifestaciones y marchas a las cárceles mientras ha durado el proceso de votación del EPPK, para decir a los presos y presas cuál era la posición que les pedían: dando continuación a las presiones realizadas durante los años anteriores, les expresaron que respetarían sus decisiones… siempre y cuando éstas fueran por el camino marcado por Sortu, claro. En el discurso leído en cada una de estas iniciativas, los impulsores de estas dinámicas han dejado claro cuál era el camino que el EPPK debía tomar.
Para terminar con este asunto, es necesario recordar que a los presos y presas no les han ofrecido ningún marco para debatir sobre la estrategia y mucho menos para decidir sobre ella, y que todo debía situarse en los parámetros de lo decidido en el proceso Abian (que al mismo tiempo no era válido para poner en duda las decisiones tomadas sin acuerdo previo). En opinión de nuestro movimiento, no se ha respetado el carácter político de los presos y presas y han sido tratadas como si fueran piezas que mover sobre el tablero.
Históricamente los presos y presas políticas vascas han mantenido la actitud de no solicitar progresiones de grado, por un lado, por entender que la cárcel no tenía ninguna legitimidad para valorar su comportamiento , y por otro, por entender que entrar en el juego que marca la cárcel acarreaba la ruptura de la unidad y la solidaridad entre los presos políticos.
Los militantes políticos a los que los Estados mantienen como rehenes siempre han entendido que la mejor aportación que desde la cárcel se puede hacer a la lucha de liberación de Euskal Herria es la de demostrar que la represión no es suficiente para doblegar su voluntad ni para condicionar la lucha de nuestro pueblo.
Esta actitud de resistencia ha sido, precisamente, el mayor revulsivo para que nuevas generaciones se hayan seguido sumando a la lucha durante décadas, a pesar de las constantes amenazas por parte de los Estados.
Sin embargo y ante casos puntuales, como es el de quienes sufren enfermedades graves, siempre se ha entendido que la prioridad debía ser que estos militantes volvieran a casa vivos, aceptando que se buscara para ellos una salida diferente a la del resto. La flexibilidad y la comprensión ante este tipo de casos por parte de sus compañeros y compañeras ha sido reflejo de generosidad revolucionaria.
Cuando hablamos de aceptar la legalidad penitenciaria, no nos referimos a hacer uso de los derechos que el reglamento penitenciario reconoce a los presos y presas. Estos derechos se han logrado en todos los casos gracias a décadas de dura lucha que han permitido que quienes hoy en día sufren la cárcel pasen por ella en condiciones mejores que sus predecesores.
Cuando hablamos de aceptar la legalidad penitenciaria no nos referimos, por tanto, a acogerse a derechos, sino a las obligaciones impuestas para acceder a determinados beneficios. Es aquí donde entra el chantaje por el cual la cárcel ofrece algo al preso a cambio de que el preso entregue algo a la cárcel, que en el caso de los presos y presas políticas vascas no es otra cosa que la renuncia a su militancia política y la aceptación del sistema que les mantiene en prisión.
Por otra parte, el hecho de que algunos se acogieran a estos beneficios mientras otros se mantienen en su postura de confrontación con la cárcel, supondría que los primeros estarían fortaleciendo la opresión que los Estados mantienen contra los segundos.
En una lógica represiva tan cruda como la que viven los presos y presas políticas vascas, las salidas individuales de algunos pueden suponer el dar por buena la «vía de la reinserción», trayendo la consecuencia del éxito de estas medidas represivas y por lo tanto el agravamiento de la situación de los y las militantes políticas que opten por no aceptar este chantaje. A pesar de que el dosier de conclusiones del EPPK recoge las palabras «unidad» y «solidaridad», el camino emprendido dificultará enormemente que esos conceptos sean una realidad.
Son cuatro los presos políticos vascos que están fuera del EPPK y a los que ampara el Movimiento pro Amnistía y Contra la Represión. Estos cuatro presos no tienen nada que ver con los que tomaron la denominada Vía Nanclares y, no sólo eso, sino que han salido del Colectivo por la puerta opuesta a la que tomaron los de Nanclares, con la cabeza alta frente al enemigo y orgullosos de su militancia.
Estos cuatro presos tienen, además de la solidaridad de nuestro movimiento, todo nuestro apoyo humano y político. En ese sentido y aunque no es una actitud general, no permitiremos que nadie ponga en duda el carácter político de estos presos por el hecho de estar fuera del EPPK, como en algunos casos se ha hecho. En este punto queremos valorar positivamente que el documento del EPPK haya reconocido que no es nadie para negar su carácter político a esos presos.
Respecto a la presencia que estos presos deben tener entre nosotros y nosotras, es el cometido de este movimiento garantizar que sus caras están de manera constante en la calle. Otros han hecho desaparecer sus fotos, en algunos casos de manera entendible porque las han quitado de sedes con las que mantienen diferencias ideológicas claras. Otras veces de manera lamentable (organizaciones de familiares, comparsas etcétera, que supuestamente mantienen posiciones más abiertas), ya que en estos casos entendemos que se ha buscado castigar las posiciones políticas que mantienen estos presos, negándoles la comprensión humana que se pide hacia el resto. Es por ello que el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión hará un desequilibrio claro hacia la defensa de estos cuatro presos y en la reivindicación de su estatus político.
No podemos dejar de hacer mención a los otros cinco presos y presas políticas que a pesar de ser miembros del EPPK han mostrado su apoyo a nuestro movimiento de manera pública. Han apostado por nosotros haciéndole frente a la presión mediática y eso ha originado, en algún caso, que también hayan tenido que hacer frente a la presión interna. No vamos a aceptar ningún tipo de ataque ni presión contra estos presos. Nuestro movimiento les agradece sinceramente su apoyo.
Como último punto, el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión quiere hacer la definición del modo que tiene de entender el concepto del preso político.
Es preso o presa política toda aquella persona que además de encontrarse en prisión como consecuencia de su militancia política, no renuncia a su estatus ni perjudica con su recorrido penitenciario al resto de compañeros y compañeras.
Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión
Euskal Herria, septiembre de 2017
Urriaren 12an Hispanitatearen Eguna ospatzen dute batzuek, eta berarekin batera, Espainiar Koroaren izenean Ameriketan 1492an hasitako sarraskia. 1987ko urrian lege bidez ezarri zuten Espainiako «jaiegun nazionala» izango zela eta, lege horren artikulu bakarrean, zera zioten:
«Aukeratutako datak, urriak 12, gure pluraltasun kultural eta politikotik hasitako Estatu baten eraikitze prozesua bukatzear zegoelarik, eta Espainiako erreinuak monarkia bakar batean batzekoa, Europako mugetatik haratago hasitako proiekzio linguistikoa eta politikoaren epea hasi zueneko efemeride historikoa sinbolizatzen du.»
Horrela definitzen ditu Espainiako Estatuak Ameriketan hasitako erailketak, torturak, bortxaketak, arpilatzeak eta garbiketa etniko eta kulturala, eta gainera efemeridea ospatu. Hau, ordea, ez da harritzekoa, izan ere Espainiarren proiekzio linguistikoa eta politikoa ezin baita ulertu biolentziaz egin duen erabilpenik gabe. Eta horrela ulertzen da hobeto urriaren 12a Indar Armatuen eguna ere izatea, bata eta bestea elementu banaezinak baitira.
Mendeak pasatu dira eta bortizkeriaren bidez eraikitako estatu artifizial hark zutabe berberen gainean jarraitzen du zutik. 40 urtetan ezarritako frankismoak, miloika hildako uzteaz gain, Espainia desagerrarazitako pertsonen kopuruaren zerrendan munduko bigarren tokian jarri zuen, Kanbodiaren atzetik, eta errepresioa kontzientzia nazional propioa bizirik mantentzen zuten herriekin tematu zen bereziki, Euskal Herria eta Kataluniarekin alegia.
Alabaina, ez dugu 80 urte atzera egin behar frankismoaren eta bere Indar Armatu zapaltzaileen jarduera errepresiboa ikusteko. Nahikoa dugu Euskal Herriko historia hurbilenenari so egitea Guardia Zibilaren eta Polizia Espainolaren (baita zipaioena ere) erailketak, torturak, bortxaketak, bahiketak eta abar luze bat ikusteko eta espainiartasuna bortizkeria basatiaren bitartez inposatzen jarraitzen digutela konturatzeko.
Kataluniak gaur egun aurrera daraman prozesu independentistak agerian utzi du berriz espainolismoaren aurpegirik ilunena. Agerian utzi du faxismoak bizirik eta dominatzen jarraitzen duela eta egoeraren arabera bere errepresio maila moldatzen duela. Estatu baten autoritarismoa ez da neurtzen unean erabiltzen dituen bitarteko hertsatzaileengatik, baizik eta erabiltzeko prest dagoenengatik.
Bere askatasun nazionala lortzeko bidean lanabes baketsuak besterik erabili ez baditu ere eta haien aldarrikapen nagusia erreferendum bat egiteko eskubidea izan bada ere, Espainiar Estatuak bozkatzea debekatu eta Kataluniako herria jipoitu zuen.
Kataluniari onartutako konpetentzia apurretako batzuk bertan behera utzi, kaleak gizon eta emakume armatuz bete, Konstituzio espainolaren 155. artikuluari bidea ireki eta eraso faxistak bultzatu egin ditu Espainiako Estatuak. Arrazoiaren bidez konbentzitu ez baina indarraren bidez garaitu nahi dute Kataluniako herria.
Bide batez, gure mugimenduari gustatuko litzaioke gogoraraztea, hain zuzen ere faxismo horren aurka altxatzeagatik daudela oraindik kartzelan, erbestean eta deportazioan horrenbeste euskal errepresaliatu politiko. Batzuek esango dute borrokan erabili zituzten bitartekoak ez dituztela konpartitzen, beste batzuek bide baketsu guztiak agortu eta gero gelditzen zitzaien bide bakarra hartu zutela, baina inork zalantzan jarri ezin duena da haien borroka askatasunaren aldekoa dela eta beraien helburuak guztiz zilegi.
Adierazitako guztiagatik, Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimenduak urriaren 12an Indar Okupatzaileei Euskal Herritik alde egin dezaten aldarrikatzeko deia egiten du, eta hori egiteko manifestazioa antolatu du egun horretan, 12:00etan Plaza Eliptikotik. Urriaren 12an ez dugu ezer ospatzeko! Indar Okupatzaileak, alde hemendik!
Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimendua
Euskal Herria, 2017ko urriaren 10a
El 12 de octubre algunos celebran el Día de la Hispanidad y, con él, el exterminio iniciado en América en 1492 en nombre de la Corona española. En octubre de 1987 decretaron por medio de una ley que dicho día sería la «festividad nacional», y en su único artículo decían lo siguiente:
«La fecha elegida, el 12 de octubre, simboliza la efeméride histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos.»
Así define el Estado español los asesinatos, las torturas, las violaciones, los saqueos y la limpieza étnica y cultural, y además celebra la efeméride. Esto, en cambio, no es de extrañar, ya que la proyección lingüística y política de España no se puede explicar sin la utilización que ésta ha hecho de la violencia. Y así se entiende mejor que el 12 de octubre también sea el día de las Fuerzas Armadas, porque lo uno y lo otro son elementos inseparables.
Han pasado los siglos y ese estado artificial construido mediante la violencia sigue en pie sobre los mismos pilares. El franquismo impuesto durante 40 años, además de dejar millones de muertos, convirtió a España en el segundo lugar en la lista del mayor número de personas a las que se había hecho desaparecer, sólo por detrás de Camboya, y la represión se cebó especialmente con los pueblos que mantenían una conciencia nacional propia, es decir, con Euskal Herria y Catalunya.
Sin embargo, no tenemos que retrotraernos 80 años para ver la acción represiva del franquismo y de sus Fuerzas Armadas opresoras. Es suficiente observar la historia reciente de Euskal Herria para comprobar los asesinatos, las torturas, las violaciones, los secuestros y un largo etcétera, llevados a cabo por la Guardia Civil y la Policía Española (y también los cipayos), y darnos cuenta de que siguen imponiéndonos la españolidad por medio de una violencia salvaje.
El proceso independentista que actualmente desarrolla Catalunya ha vuelto a dejar al descubierto la cara más oscura del españolismo. Ha dejado al descubierto que el fascismo sigue vivo y dominante y que amolda su nivel de represión a cada situación. El autoritarismo de un estado no se mide por los métodos coercitivos que usa en el momento, sino por los que está dispuesto a usar.
A pesar de que el pueblo catalán, en su camino para lograr la libertad nacional, tan solo ha utilizado herramientas pacíficas y de que su reivindicación principal ha sido la del derecho a realizar un referéndum, el Estado español prohibió votar y apaleo al pueblo de Catalunya.
El Estado español ha suspendido algunas de las pocas competencias que tiene Catalunya, ha llenado las calles de hombres y mujeres con armas, ha abierto paso al artículo 155 de la Constitución española y ha fomentado los ataques fascistas. No han convencido mediante la razón pero quieren vencer mediante la fuerza al pueblo de Catalunya.
Aprovechando la ocasión, a nuestro movimiento le gustaría recordar que precisamente por alzarse ante ese fascismo siguen todavía en la cárcel, en la deportación y en el exilio, tantos y tantas represaliadas políticas vascas. Hay quien dirá que no comparte los métodos que utilizaron en su lucha, otros dirán que después de agotar todas las vías pacíficas tomaron el único camino que les quedaba, pero lo que nadie puede poner en duda es que su lucha es a favor de la libertad y que sus objetivos son totalmente legítimos.
Por todo lo expuesto, el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión hace un llamamiento a reivindicar que las Fuerzas de Ocupación se vayan de Euskal Herria, y para ello ha organizado una manifestación ese día partiendo a las 12h desde la Plaza Elíptica. ¡El 12 de octubre no tenemos nada que celebrar! ¡Fuera las fuerzas de ocupación!
Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión.
En Euskal Herria, a 10 de octubre de 2017
Este este 9 de octubre se cumple el 50 aniversario del asesinato de Ernesto «Che» Gevara, asesinato orquestado por el ejercito boliviano, ordenado por la CIA, crimen del imperialismo, que dando muerte al Che, daban muerte a uno de los más grandes revolucionarios del siglo XX y ejemplo de lo que las y los comunistas venimos a llamar «el ser humano nuevo».
El imperialismo no solo lo asesinó sino que trató de desvirtuar su figura y su rostro, lo hemos visto en multitud de objetos de merchandising, vendiéndose incluso en centros comerciales de propiedad capitalista.
El reformismo tampoco ha tenido ningún escrúpulo a la hora de usar su figura. Nos tratan de presentar al Che, como si se tratase de un simple «progre», o una figura decorativa que con la utilización de su imagen puedan tapar sus vergüenzas y poder enganchar así a un sector joven o con escasa formación política, sector que ya «madurará», se olvidará de las enseñanzas de Guevara y terminará aceptando el reformismo y el interclasismo.
El Che no hubiese tenido piedad con este tipo de sinvergüenzas. El Che hubiese tirado al suelo las mesas de los centros comerciales que venden camisetas con su imagen y se hubiese burlado del reformismo con su dialéctica implacable. Porque el Che, por encima de todas las cosas era comunista.
Comunista de verdad. De los que entiende el internacionalismo como lo que es: implicación y compromiso con las luchas de otros pueblos. Por eso aunque argentino de nacimiento, lucho y venció en Cuba, pero enseguida marcho a luchar a África, y después a Bolivia donde cayó en la lucha.
Siguiendo los pasos del Che es imprescindible que practiquemos el internacionalismo revolucionario, que estemos junto a todos los pueblos que luchan. En estos momentos el pueblo trabajador catalán está luchando y enfrentándose al Estado español para conseguir la independencia de Catalunya como un paso para la independencia de los Països Catalans y para llegar a una República catalana, feminista, socialista. Nuestra responsabilidad es apoyar totalmente esta lucha y expresar nuestra solidaridad con el pueblo catalán, no para copiar el camino que han escogido, sino como expesión de solidaridad internacionalista del pueblo trabajador vasco hacia el pueblo trabajador catalán.
Comunista de los que no renuncia a ninguna forma de lucha. Entendió perfectamente que la burguesía ha empleado, emplea y empleará la violencia para defender sus intereses de clase. Por eso no vaciló a la hora de tomar un fusil.
Este aspecto de la militancia comunista del Che lo hemos de estudiar y comprender. No hay ningún método de lucha que debamos dejar de lado. Es posible que en un momento concreto no se esté en condiciones de utilizar la violencia revolucionaria, pero nunca, en ningún momento, hemos de dejar de lado la posibilidad de utilizarla. Por eso hemos de ser conscientes y asumir que en un momento u otro la violencia ejercida por los opresores nos llevará a plantearnos la resistencia a todos los niveles y para ello hemos de ser conscientes de esta posibilidad y asumirla.
Comunista de los exigentes consigo mismo y con sus camaradas de armas y militancia. De ahí que castigase con la mayor contundencia a los guerrilleros que en la lucha revolucionaria cometieron faltas impropias de un revolucionario, tal y como se detalla en Pasajes de la guerra revolucionaria.
Exigencia que mostró también a la hora de criticar desde la lealtad, errores y desviaciones que vio en la propia revolución cubana y en países que visitó como Checoslovaquia o la propia URSS. El Che, era un enemigo implacable del burocratismo y otros males que padeció el socialismo, todo ello sin dejar de hacerlo desde una óptica marxista-leninista.
Por ello hemos de saber criticar las políticas erróneas que apartan al pueblo trabajador vasco de su camino hacia el socialismo y la independencia. No debemos callarnos ante las políticas reformistas que la izquierda abertzale oficial está llevando a cabo. Nuestro deber es criticar, desde la teoría y la praxis, estas políticas y avanzar en la reorganización del pueblo trabajador vasco.
El Che era un intelectual y un teórico de primera magnitud, pero que siempre continuó estudiando. ¡Cuan necesarias serian ahora sus reflexiones y análisis en esta época de confusión y oportunismo que asola el movimiento comunista y revolucionario en Euskal Herria y en todo el mundo!
Pero no olvidemos que tenemos sus obras, que deberíamos leer y estudiar. No basta con decir que el Che nos gusta, hemos de estudiar su escritos y ver cómo aplicar en Euskal Herria todo lo que el Che nos enseña. Una de sus enseñanzas era que si queremos conquistar la soberanía de nuestro país, tenemos que arrebatárselo a los que lo oprimen y que esto no es tan fácil. Los opresores no dan nada, se resisten y hay que saber utilizar todos los métodos que tengamos a mano para conseguir nuestros objetivos.
Era un militante de la praxis. Lo mismo estaba en el despacho del Ministerio de Economía Cubano que en la calle en una manifestación anti-imperialista o recogiendo caña de azúcar.
Che unió la teoría con la praxis, aprendió, y nosotros debemos seguir sus pasos, que solamente con la teoría no se consigue nada, que es nuestra unión con el pueblo trabajador, trabajando unido con él, como podemos llegar a comprender realmente todo lo que hemos estudiado con la experiencia de la praxis. Para poder aplicar el marxismo a una situación concreta hemos de ser capaces de analizar esa situación y eso solo se consigue con la práctica revolucionaria.
Cincuenta años hace de su asesinato, decíamos al principio. Estas cinco décadas no han hecho sino engrandecer su figura. Muchas y muchos se sumaran estos días a recordar al guerrillero heroico. Pero que no olviden que Che Guevara era un militante comunista que desarrolló básicamente su militancia en la calle, pegado al barro, como decía nuestro Periko Solabarria, que era un enemigo acérrimo del oportunismo y el reformismo y sobre todo que no olviden que, como Pakito Arriarán, el Che murió con un fusil en la mano.
Boltxe Kolektiboa
6 de octubre de 2017
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Espainiar Estatua faxista da, monopolioaren mesedetara dagoen egitura da eta klase zapalduak jazartzen ditu. Era berean, Estatuaren mugen barneko herrien autodeterminazio eskubideak ukatzen ditu eta eskubide horren aurka errepresio indarra gogor zuzentzen du. Euskal Herriko iraultzaileok ederki ezagutzen dugu noraino iritsi daitekeen estatu faxista hura.
Bizi eta lan baldintza minimoak ukatzen zaizkigu, bortizki jazartzen gaituzte eta nazio izaera ukatzen digute. Faxismoaren aurka batasunera deitzen dugu eta duintasunez bizitzeko gutxieneko baldintza demokratikoen alde agertzen gara.
Amnistia osoa, sozialismoa eta autodeterminaziorik gabe, klase zapalduek ez dute zapalkuntzaren zama arinduko. Euskal Herrian bezala, espainiar estatu faxistaren barne mugetan dauden klase zapalduek errepresioa ezagutzen dute. Gainerako nazioak ere bai ukatuak dira eta burgesia monopolistaren zapalkuntza areagotu egingo da. Gure elkartasuna adierazi behar diegu zapalduei. Estatu faxistari aurre egiteko antolakuntza eta borroka iraultzailera deitzen dugu, zapalkuntzatik askatzeko dugun modu eta bide bakarra baita.
Katalan nazioak autodeterminazio eskubidea du eta Frantziako eta Espainiako Estatu faxistek ukatu egiten diote. Nazioaren zati bat Urriaren 1ean bozkatzeko nahian dabil eta errepresioa areagotu dute beraren aurka. Guk nazio guztien autodeterminazio eskubidea defendatzen dugu eta errepresio faxistaren aurka agertzen gara.
Errepresioaren eta zapalkuntzaren iturburua estatu faxista delako, honen aurka agertzen garelako eta autodeterminazio eskubidea babesten dugulako, herri mobilizaziora deitzen dugu. Guk ere espetxean borroka eginez herri antolatu eta borrokalariarekin batera erantzungo dugu.
FAXISMOA ETA INPERIALISMOAREN AURKA, AMNISTIA OSOA, SOZIALISMOA ETA AUTODETERMINAZIOA!!!
Ibai Aginaga eta Jon Kepa Preciado, euskal preso politikoak.
El Estado español es fascista, es una estructura que está al servicio del monopolio y persigue a las clases oprimidas. Igualmente, niega el derecho de autodeterminación de los pueblos que se sitúan dentro de las fronteras del Estado y dirige con dureza la fuerza represiva contra ese derecho. Los revolucionarios de Euskal Herria conocemos bien hasta dónde es capaz de llegar ese estado fascista.
Se nos niegan las condiciones de vida y trabajo mínimas. Nos persiguen violentamente y nos niegan el carácter de nación. Llamamos a la unidad contra el fascismo y nos mostramos a favor de unas condiciones democráticas mínimas para vivir con dignidad.
Sin la amnistía total, el socialismo y la autodeterminación, las clases oprimidas no aliviarán el peso de la opresión. Al igual que en Euskal Herria, las clases oprimidas que se encuentran dentro de las fronteras del Estado español conocen la represión. El resto de naciones también son negadas y la y la opresión de la burguesía monopolista irá en aumento. Debemos mostrar nuestra solidaridad a los oprimidos. Hacemos un llamamiento a la organización y la lucha para hacer frente al Estado fascista, ya que es la única manera y el único camino para liberarnos de dicha opresión.
La nación catalana tiene derecho a la autodeterminación los Estados fascistas de Francia y España se lo niegan. Una parte de la nación desea votar el 1 de octubre y han aumentado la represión en su contra. Nosotros defendemos el derecho de autodeterminación de todas las naciones y nos mostramos contra la represión fascista.
Porque la fuente de la represión y la opresión es este estado fascista, porque nos posicionamos en su contra y porque defendemos el derecho de autodeterminación, llamamos a la movilización popular. Nosotros también responderemos junto a los pueblos organizados y luchadores, peleando en la cárcel.
¡CONTRA EL FASCISMO Y EL IMPERIALISMO, AMNISTÍA TOTAL, SOCIALISMO Y AUTODETERMINACIÓN!
Ibai Aginaga y Jon Kepa Preciado. Presos políticos vascos.
«El proletariado de las naciones opresoras no puede limitarse a pronunciar frases generales, estereotipadas, contra las anexiones y por la igualdad de derechos de las naciones en general, frases que cualquier burgués pacifista repite. El proletariado no puede silenciar el problema, particularmente “desagradable” para la burguesía imperialista, relativo a las fronteras de un Estado basado en la opresión nacional. El proletariado no puede dejar de luchar contra la manutención por la fuerza de las naciones oprimidas dentro delas fronteras de un Estado determinado, y eso equivale justamente a luchar por el derecho a la autodeterminación.
Debe exigir la libertad de separación política de las colonias y naciones que “su” nación oprime. En caso contrario, el internacionalismo del proletariado será vacío y de palabra; ni la confianza, ni la solidaridad de clase entre los obreros de la nación oprimida y opresora serían posibles; quedaría sin desenmascarar la hipocresía de los defensores reformistas y kauskianos de la autodeterminación, que nada dicen de las naciones que “su propia” nación oprime y retiene por la fuerza en “su propio” Estado.»
2017 es un año importante para la clase obrera y el conjunto de los pueblos trabajadores del mundo.
Hace 150 años era publicado el primer libro del Capital donde Marx analiza y desgrana la complejidad del modo de producción capitalista, facilitando que por medio del método dialéctico el proletariado comprenda el funcionamiento de las leyes de acumulación y explotación que le permita tomar conciencia para destruir la dictadura burguesa.
Hace 100 años el proletariado ruso, encabezado por el partido bolchevique dirigido por Lenin, demostraba que sí es posible tomar el poder por asalto y sentar las bases para construir un mundo nuevo, alternativo al caos capitalista, la sociedad comunista.
Hace 50 años el Che era asesinado en Bolivia combatiendo coherentemente por la emancipación y liberación de los pueblos latinoamericanos y del conjunto del planeta.
En unos días el pueblo de Catalunya quiere decidir libremente su destino como nación mediante una consulta popular en forma de referéndum, ejerciendo así el derecho de autodeterminación.
Ante este escenario, salvo contadas excepciones, la práctica totalidad de las fuerzas y partidos españoles que os reclamáis comunistas, estáis alineados con el bloque de clases oligárquico español, excusándoos en la ausencia de «garantías» mínimas que legitimen la consulta.
Otras fuerzas que os reclamáis «marxistas-leninistas» trivializáis los acontecimientos, mantenéis una pasividad cómplice, negando la validez del proceso en curso bajo artificiales justificaciones de «clase».
Ante este escenario, en el que por primera vez desde su imposición hace cuatro décadas el actual régimen postfranquista está siendo removido, y por lo tanto existen posibilidades reales de avanzar en la ruptura de la dominación ejercida por el bloque oligárquico sobre las clases trabajadoras y los pueblos oprimidos, los que os reclamáis «comunistas» optáis por situaros del lado de la burguesía y del imperialismo.
Para nosotros, comunistas gallegos, para nosotras, comunistas gallegas, nada de lo que está pasando, nos sorprende.
El PCE/IU vuelve a repetir la traición de 1977 cuando se adhiere a la reforma del franquismo a cambio de migajas institucionales a sus dirigentes, traicionando así décadas de lucha de decenas de miles de militantes en el combate antifascista.
Las organizaciones que os situáis a la izquierda del postcarrillismo, sois incapaces de actuar como verdaderos comunistas. Desconocéis o aún más grave, os negáis a implementar la teorización leninista sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos, o en el mejor de los casos defendéis este derecho en el ámbito exclusivamente formal, torpedeando su ejercicio.
Carecéis del coraje político y de la coherencia ideológica esencial para desprenderos de la cultura chauvinista, del supremacismo español que emana de los poros de vuestro oportunismo y capitulación. Sois incapaces de quebrar con la dilatada trayectoria imperialista y genocida del Estado opresor español que pretendéis perpetuar bajo la forma de «República federal y popular».
Lamentablemente esta actitud no es nada nueva en la historia del movimiento obrero mundial. Ahí está la vergonzosa práctica del Partido Comunista Francés contrario a la independencia de sus colonias en Indochina y en Argelia, legitimador del imperialismo y el militarismo galo, siempre justificado, como ahora hacéis vosotros, en que las reivindicaciones independentistas «dividen a la clase obrera». Leed a Ho-Chi-Minh y al general Giap.
¡Cuánto cinismo y cuanta falacia se ocultan por detrás de estas vergonzosas disculpas!
Actualmente son las luchas de liberación nacional los eslabones débiles de la cadena de dominación capitalista en el Estado español. Sin lugar a dudas, hoy, la determinación de la mayoría del pueblo trabajador de Cataluña de quebrar el sometimiento nacional que padece por España, es quien puede remover este régimen autoritario, este gobierno bandido, responsable por el empobrecimiento, de la precarización y de la eliminación de derechos y conquistas básicas del conjunto de la clase trabajadora del Estado.
El debilitamiento del bloque oligárquico español que la independencia de Catalunya provocaría, facilitaría la lucha de la clase obrera española por su emancipación, abriendo un escenario más favorable para los objetivos revolucionarios consustanciales a los partidos comunistas.
Os olvidasteis, o quizás nunca leísteis en profundidad el marxismo, y por lo tanto no sepáis que la liberación de las naciones oprimidas es una premisa para la revolución socialista en la propia nación opresora.
Sin lugar a dudas el actual proceso independentista catalán está dirigido por la pequeña y mediana burguesía. Pero también es indiscutible que la izquierda revolucionaria de ese país es uno de los actores destacados en esta lucha popular.
En cualquier lucha, y más si alcanza una dimensión de masas, hay una contradicción principal y hay contradicciones secundarias.
Hoy la emancipación de la nación catalana de la dominación que padece por el Estado español es la contradicción principal. Alcanzado ese objetivo, la clase obrera catalana en alianza con los sectores populares y empobrecidos por su burguesía, tienen como tarea prioritaria disputar la dirección de la nueva República al PdCat y ERC, para «cambiarlo todo».
Pero la prioridad es conquistar primero la libertad nacional, pues por la actual correlación de fuerzas no sería posible avanzar hacia una República Socialista Catalana y contribuir a quebrar la UE y la OTAN.
O es que en la Revolución Bolchevique no hubo febrero antes de octubre?
Pero los mal denominados «comunistas» españoles os aferráis a dogmas anti-dialécticos apelando a los intereses «generales» de la clase obrera para teorizar sobre vuestra complicidad con la santa unidad de España.
O para justificar vuestras políticas conciliadoras y pactistas, apeláis a un inviable referéndum pactado con el Estado. ¡Inofensivo brindis al sol que entusiasma a las fuerzas más reaccionarias: el social-liberalismo de puño y rosa, el neo-falangismo ciudadanista y el PP franquista, como se constató en las intervenciones de Coscubiela en el Parlament! ¿Le aplaudian con euforia, recordais?
¿Pero desde cuando un proceso de transformación social, de liberación nacional, se logró sin luchar, sin confrontar, únicamente mediante negociaciones y acuerdos con el enemigo?
Vuestros compromisos con el régimen del 78, los privilegios alcanzados por vuestras burocracias y castas, os imposibilitan actuar como la situación histórica exige y demanda.
Hoy en Catalunya se está viviendo una revolución nacional-democrática, que si triunfa no sólo dejará herido de muerte el capitalismo español, sentará las bases para que su pueblo trabajador aproveche esta oportunidad para avanzar hacia una transformación social, una Revolución Socialista.
Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre, sentenció Marx, pero vosotros seguís aferrados al paradigma estatalista, alimentando el ilusionismo de una hipotética 3ª República que por su benevolencia y arte de magia desactive las reivindicaciones nacionales, pues lo único que pretendéis es perpetuar idéntico marco español de acumulación y expansión de capital. ! El mismo perro con diferente collar !
No sólo desvirtuáis y vulgarizáis el marxismo, lo despojáis de su carga profundamente revolucionaria, confundiendo a la clase obrera, reforzando los mecanismos de alienación consubstanciales al nacionalismo español.
Sabemos que nada podemos esperar de los que dirigís las fuerzas autodenominadas «comunistas», de los que arrastráis con obsceno orgullo en vuestras siglas la E de España. No sois más que unos social-chauvinistas que habéis adulterado y deturpado el marxismo. Estais esterilizados para promover una revolución obrera y popular!
Pero la militancia honesta y entregada que militáis en el comunismo español deberíais reflexionar sobre lo que está pasando estos días en las calles y en los centros de trabajo de Catalunya. Hoy mismo los estibadores del puerto de Barcelona en asamblea decidieron no colaborar con las fuerzas de ocupación españolas, negándose a abastecer los barcos repletos de policías.
Aunque tenemos nuestra opinión sobre los límites del proceso en curso en Catalunya, derivado de la hegemonía burguesa y de la falta de incidencia de una línea nítidamente comunista en su dirección que cuestione la errónea orientación pacifista, ciudadanista y democraticista, no somos quien para dar lecciones.
Sólo alertamos que si la dirección burguesa encabezada por el PdCat y ERC se arruga ante la represión española, si no se altera el mantra de no «caer en provocaciones», la victoria de Madrid está asegurada.
Escenario que provocará la desactivación del movimiento y una tremenda frustración popular ante la incapacidad de derrotar el puño de hierro que demandan las empresas del Ibex 35 y que ya lleva días ensayando la camarilla fascista de Rajoi por medio de su aparato judicial, mediático y policial.
La ocupación de las calles, el bloqueo y colapso de las instituciones españolas en Catalunya, la huelga general y la proclamación unilateral de la República catalana por el Parlament son algunas de las herramientas a activar para evitar un nuevo 11 de septiembre de 1714 y un nuevo Fossar de les Moreres.
Pero todo esto está en manos del pueblo trabajador catalán y depende de las decisiones que puedan adoptar las organizaciones revolucionarias de Catalunya.
Cuando la oligarquía del Estado español sigue acumulando enormes fuerzas policiales de su poderosa maquinaria represiva para aplastar a sangre y fuego la firme voluntad del pueblo trabajador catalán de ser República soberana, cuando la confrontación es inevitable, el clamoroso silencio de los partidos y organizaciones comunistas del mundo es una traición al ideario de Marx y Lenin.
Primeira Linha apela al conjunto de los partidos y organizaciones del mundo que se consideran comunistas a apoyar explícitamente la lucha de liberación nacional de Catalunya, de Galiza y de todas las naciones oprimidas por el bloque oligárquico que dirige el Estado español.
El internacionalismo proletario define la acción teórico-práctica comunista. ¡A que esperais para aplicarlo!
Primeira Linha
Galiza, 21 de septiembre de 2017
Conforme se acerca el 1 de octubre, día de celebración del Referéndum en Catalunya, la escalada represiva por parte del Estado español y sus fuerzas en el ámbito político, judicial, policial, informativo, va en aumento.
A las amenazas personales a más de 700 alcaldes y alcaldesas electas, así como a diputados y diputadas del Parlamento autonómico y a funcionarios, ha seguido el cierre de páginas web que daban información sobre el Referéndum, el registro de locales públicos buscando urnas, el registro de imprentas para impedir que se impriman las listas electorales y las papeletas de votación, incautación de propaganda, la prohibición de actos públicos, las amenazas anónimas y públicas hacia dirigentes de la CUP.
Ante esta situación las organizaciones políticas abajo firmantes queremos manifestar:
La utilización del poder judicial español en la escalada represiva deja en evidencia su carácter subordinado a los intereses políticos de la oligarquía, actuando como muro de contención a las demandas populares y dejando al descubierto su vinculación con el franquismo sociológico e ideológico. La separación de poderes nunca ha existido en el Estado español. La ausencia de unos mínimos democráticos en el Estado aparece ahora como una realidad cada vez más constatable y contratastada.
Consideramos que la carencia de libertades básicas en este Estado nos traslada a un escenario que se amplía más allá del Derecho a decidir de los pueblos. Estamos en un escenario de lucha por la independencia del pueblo catalán que entronca con la defensa de las ya mermadas libertades básicas, entre las que se encuentran el derecho de reunión, el derecho de manifestación, el derecho de opinión y el derecho de los pueblos a la autodeterminación. La lucha no se puede circunscribir exclusivamente al territorio catalán. Catalunya es la punta de lanza de la lucha popular por las libertades colectivas e individuales de la clase trabajadora y de los pueblos sometidos al yugo del Estado español.
Expresamos nuestra repulsa ante el aumento de la represión del Estado, cuyas prácticas coercitivas contra la población para impedir el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán son inadmisibles en cualquier Estado que quiera ubicarse en unos parámetros mínimamente democrático-burgueses. El Estado español, apoyado por partidos e intelectuales españolistas, está aplicando de facto el estado de excepción sin atreverse a declaralo oficialmente.
La propuesta de la seudoizquierda española –tan poco «rupturista» como muy chauvinista– por promover una salida negociada de carácter institucional entre la Generalitat y el Gobierno español mendiante un inverosímil «referéndum pactado» es una artimaña que tan solo pretende ganar tiempo para evitar el ejercicio del derecho de autodeterminación de Catalunya y desmovilizar a su pueblo. Los derechos se conquistan luchando, no se adquieren por la «benevolencia» de los opresores.
El derecho a la autodeterminación es una derecho irrenunciable de los pueblos. Entendemos que la represión del Estado va a encaminada a violentar este derecho que pondría en jaque al Régimen del 78, a la monarquía borbónica como garante y al Estado español como marco de acumulación de capital, y abriría un camino que otras naciones podríamos transitar en un futuro cercano.
Asimismo expresamos con rotundidad nuestra solidaridad con el pueblo catalán y con la CUP, subrayando la legitimidad del próximo Referéndum de autodeterminación del día 1 de octubre, y nuestra defensa de un resultado positivo que abra el camino hacia una Catalunya independiente que permita la liberación de los Països Catalans.
¡Abajo el imperialismo!
¡Viva Catalunya libre!
¡Por la independencia de los pueblos y un mundo socialista!
20 de septiembre de 2017
Agora Galiza [Galiza], Boltxe [Euskal Herria], Comunistas de Castilla [Castilla], Iniciativa Comunista [Estado español], Nación Andaluza [Andalucía], Plataforma Laboral e Popular [Portugal]
Tuvimos oportunidad de conocer y compartir espacios con las y los camaradas de Comunistas de Castilla en el marco de una manifestación en Bilbao por la amnistía. Posteriormente junto con otros colectivos Boltxe y Comunistas de Castilla han formado parte de los impulsores del Manifiesto Internacionalista de Compostela. Hemos decidido entrevistarles para que nuestras lectoras y lectores les conozcan mejor y puedan conocer su proyecto político.
Boltxe: La primera pregunta es obvia… ¿Cuándo nace Comunistas de Castilla, de donde procedéis y cual es vuestro proyecto político?
Comunistas de Castilla (COMCAS): Bueno, COMCAS nace como organización después de un largo proceso iniciado muchos años atrás que culmina en una asamblea de militantes celebrada en Segovia el 10 de diciembre de 2011. Ese día constituimos lo que denominamos en nuestra declaración fundacional un proyecto nacional y de clase que va a trabajar por construir una Castilla libre, esto es unida, socialista y anti patriarcal. Dicho así parece un objetivo fácil, pero somos conscientes de que es una tarea ardua y que el combate será largo. Pero en fin, nunca para las comunistas hubo una lucha fácil.
Respecto a de dónde venimos… bien, aunque muchos de nuestras militantes, sobre todo los más jóvenes que se han ido incorporando con posterioridad no tienen esa procedencia, digamos que el núcleo fundacional de COMCAS viene de una larga militancia en el PCPE, partido del que algunas de nosotras también fuimos fundadores en el 84 y del que fuimos expulsados en 2011 bajo acusaciones de lo más diversas, desde nacionalistas, trotskistas, feministas radicales, etc. Hasta ese momento, éramos militantes de lo que fue el Partido Comunista del Pueblo Castellano, que durante un tiempo formó parte de IZCA y fue precursor de Comunistas de Castilla. En fin, que como veis venimos de lejos…
Boltxe: En este proyecto independentista para Castilla… ¿Cuál es vuestro marco territorial, dada la división en varias comunidades autónomas de vuestro país?
COMCAS: Esa es una dificultad añadida a nuestra lucha y, en honor a la verdad, siempre fue un motivo de debate antes y después de la fundación de COMCAS. Es muy fácil coger un mapa y trazar sobre el papel unos límites territoriales y decir: esto es Castilla. Pero la realidad es más compleja. El Estado español y la ideología españolista se han encargado durante décadas de alimentar narcisismos territoriales para satisfacer los intereses de clase de las pequeñas y medianas burguesías locales y evitar de paso cualquier atisbo de reivindicación de una nación castellana que rompiera los moldes del autonomismo. De ahí la división administrativa en cinco comunidades autónomas, algunas tan artificialmente constituidas que tuvieron que inventarse hasta la bandera, como el caso de Madrid o La Rioja.
Dicho esto, COMCAS defiende un proyecto dentro del territorio que hoy conforman las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha, Cantabria, La Rioja, Castilla y León y Madrid, que son tierras castellanas.
Pero también somos conscientes de que la amplitud del territorio y la diversidad cultural y socioeconómica que lo puebla necesita de un periodo de construcción territorial que respete las idiosincrasias de comarcas enteras, y de la articulación de mecanismos de interrelación del campo con las grandes ciudades, precisamente en una tierra muy despoblada y envejecida. Se trata no de imponer la «castellanidad» a golpe de decreto sino de convencer de que somos tierras que tienen una rica historia y cultura común, además de unas condiciones socioeconómicas que nos hacen peculiares.
Boltxe: Castilla ha sido escenario de conocidos episodios de luchas sociales y de clases… ¿Cómo valoráis ahora el nivel de conciencia del pueblo trabajador castellano en el plano social y nacional?
COMCAS: Efectivamente a lo largo de nuestra historia, el pueblo castellano ha protagonizado importantes luchas. Necesariamente hemos de remontarnos a la revolución comunera de 1520–1521 contra el imperio de Carlos I que fue aplastada a sangre y fuego por las tropas imperiales el 23 de abril de 1521 en la batalla de Villalar, donde fueron decapitados los capitanes comuneros Juan Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado.
Durante siglos esa parte de nuestra historia fue silenciada y tergiversada por el imperialismo español en beneficio de sus propios intereses, pero es a partir de los últimos años del franquismo y el inicio de su reconversión en monarquía borbónica cuando se empieza a conmemorar cada 23 de abril aquella derrota histórica. Y no conmemoramos una derrota con la nostalgia de los vencidos, sino con la esperanza de un pueblo que supo dar la batalla contra un poderoso imperio que ha impuesto su dominio con el terror hasta nuestros días.
Dicho esto, hemos de reconocer que a día de hoy la conciencia de nación del pueblo castellano es minoritaria, si tenemos en cuenta la aplastante maquinaria de una ideología españolista dominante que viene imponiéndose durante siglos.
Por otra parte nunca dejó de haber en Castilla rebeliones populares contra el poder establecido, como los llamados «motines del pan» o motines del hambre, entre 1854 y 1856, algunos de los cuales fueron liderados por combativas mujeres que fueron ejecutadas.
También hemos conocido importantes luchas obreras en los núcleos industriales modernos, por no hablar de la resistencia al fascismo protagonizada por el pueblo de Madrid, etc.
Sucede que esas luchas obreras y populares en Castilla fueron enterradas bajo un manto de silencio por la propia izquierda españolista, quien como es obvio, y estamos viendo estos días con el proceso de autodeterminación en Catalunya, hace una interpretación muy particular del marxismo para defender la unidad de España por encima de cualquier diferencia de clase, sin llegar a entender o precisamente por ello, que esa cosa llamada España no es más que el marco estatal de acumulación capitalista que impone su dominio por la fuerza bruta, como siempre ocurrió. Creen en el cuento de hadas de que hay otra manera de hacer España y, si alguna vez la hubo, fue derrotada a sangre y fuego.
En este contexto la conciencia de clase y la conciencia nacional del pueblo trabajador castellano es muy débil. Nuestra tarea es trabajar, educar, convencer de que lo uno va de la mano de lo otro, y de que no habrá liberación social sin liberarnos de las cadenas imperiales de un estado opresor. En ello estamos…
Boltxe: Como comunistas que os reivindicáis ¿Qué valoración hacéis del reformismo y el ciudadanismo que asola prácticamente todos los rincones del Estado y del planeta?
COMCAS: El sistema capitalista y el Estado siempre han articulado mecanismos para prevenir la aparición o frenar la posibilidad de que amplios sectores de la clase obrera de nuestros pueblos tomaran conciencia hacia posiciones revolucionarias, rupturistas con el modelo de estado imperante. El reformismo siempre estuvo muy presente en la historia del movimiento obrero y popular y se impuso en el tardofranquismo entre las izquierdas para evitar una verdadera ruptura democrática. Su hegemonía entre las clases populares se ha impuesto hasta hoy y, además, desde el movimiento 15M ha ganado terreno el «reformismo del reformismo» que representa Podemos. Bajo un discurso rupturista y de confrontación con el sistema se esconde una política vergonzante de conciliación de clases y de sumisión a los intereses del estado y por tanto de las oligarquías españolas. Lo hemos podido ver estos días respecto al proceso de autodeterminación del pueblo de Catalunya, donde los líderes de Podemos han hecho gala de un españolismo igual de nauseabundo que los del PP. Pablo Iglesias nos quiere contar la milonga de que cuando gobiernen ellos (junto al PSOE, se entiende) en España, se le «otorgará» a Catalunya el derecho a decidir su futuro. Eso es como creer en los reyes magos, quedan muy bien, pero los reyes son los padres, como todas sabemos.
Por otra parte da la misma vergüenza, aunque no nos ha sorprendido, la posición que otra gente de izquierda, como IU o incluso sectores que se autoproclaman comunistas españoles clamando contra el referéndum del 1 de octubre y anunciando que un futuro prometedor de toma de conciencia de la clase obrera «española» y el advenimiento del socialismo garantizaría el derecho de autodeterminación de Catalunya. Pero nos dicen que ya para entonces los catalanes y catalanas caerán seducidos por las bondades de la república española… Una vez más deforman el marxismo, lo reducen y manipulan clamando que socialismo y cuestión nacional son antagónicos.
Así las cosas, el ciudadanismo y el reformismo de nuevo cuño fracasarán de nuevo, porque las oligarquías españolas se desharán de ellos cuando dejen de servir a sus intereses de clase.
Boltxe: ¿Qué visión tenéis del marxismo? ¿Cómo pensáis que se aplica en la lucha concreta del pueblo trabajo castellano?
COMCAS: El marxismo es una teoría revolucionaria en movimiento y como tal se ha ido enriqueciendo no sólo con las aportaciones de grandes teóricos marxistas después de la desaparición física de sus fundadores, sino también en el terreno de la práctica, en la aplicación de la teoría marxista en los procesos revolucionarios de construcción del socialismo a lo largo y ancho del planeta. Se desarrolló en China, en la URSS, en Cuba, en los MLN de América, África, en Euskal Herria… y en cada lugar, con las especificidades propias del desarrollo de la lucha de clases se aplicó con mayor o menor rigor, si es que se puede decir así. Lenin, Mao, Trotsky, Fidel, Marulanda, Ho Chi Minh, Rosa Luxemburg, el Che, Thomas Sankara, Argala, Alejandra Kollontai, y tantas otras y otros han ido enriqueciendo el marxismo, haciéndolo más grande y demostrando que no es un tótem enterrado en el siglo XIX como nos quieren hacer creer, sino una herramienta de lucha que goza de buena salud.
Cuando en Castilla nos oponemos a las minas de uranio o los cementerios nucleares que quieren destrozar nuestro entorno, cuando estamos enfrentando la deslocalización de empresas, cuando estamos reivindicando nuestro propio proceso de construcción nacional no estamos haciendo otra cosa que aplicar el marxismo en las condiciones específicas de nuestra tierra y de nuestro pueblo, al menos eso intentamos.. Como decía Roque Dalton en su poema «“sobre dolores de cabeza” el comunismo será una aspirina del tamaño del sol». Mientras tanto la lucha por el socialismo nos dará muchos dolores de cabeza.
Boltxe: ¿Cómo veis la situación de la mujer y sus luchas en Castilla?
COMCAS: COMCAS se define como una organización castellanista, comunista y feminista, para nosotras la lucha contra el patriarcado forma parte indisoluble de nuestra identidad, el combate contra el estado, contra el capital y el patriarcado es para nosotras la misma lucha, no se pude parcelar ninguna de ellas.
La mujer castellana sufre una triple explotación, por ser mujer, por formar parte de una nación oprimida y por ser clase obrera. Esa triple explotación que las comunistas castellanas vemos muy clara no lo es tanto en otros sectores del movimiento feminista, en eso queda mucho trabajo por hacer. En primer lugar llamar a las cosas por su nombre, cuando los medios hablan de violencia de género nosotras lo llamamos terrorismo machista, los feminicidios no son casos aislados sino consecuencia de una sociedad capitalista y patriarcal opresora que suelta la lagrimita fácil cuando se comete un asesinato machista pero que permite y alienta la utilización de la mujer como mera mercancía.
Pero hay razones para decir que en general, en Castilla, el movimiento feminista de clase está avanzando y en algunos lugares concretos con experiencias muy positivas como la de la Plataforma por una sexualidad y aborto libres de Valladolid. Pero bien, hemos de reconocer que en esta lucha queda mucho camino por recorrer…
Boltxe: Hemos hablado de Compostela y del Manifiesto que allí firmamos conjuntamente con otros colectivos galegos, andaluces, catalanes… ¿Qué valoración hacéis de dicho Manifiesto Internacionalista y que pensáis que puede aportar a las luchas de nuestros pueblos?
COMCAS: Nuestra valoración es muy positiva. Hay que decir que hasta ese momento COMCAS era una organización casi invisible para otros colectivos y organizaciones de liberación nacional y que a partir del encuentro de Compostela el castellanismo ha despertado mucho interés, dentro y fuera de nuestra tierra. Especialmente agradecemos a las compañeras y compañeros de Agora Galiza su invitación a participar en el día de la patria galega, pero también a Boltxe, que siempre nos apoyó.
Creemos que la firma del Manifiesto de Compostela visibiliza la existencia de un nacionalismo anticapitalista, socialista y anti patriarcal que tiene voz propia y que hace de la solidaridad y el internacionalismo uno de sus principales pilares. Ese Manifiesto tiene especial importancia porque se firma en pleno proceso de autodeterminación del pueblo catalán, y la firma de las CUP en el mismo ha generado una solidaridad de ida y vuelta que se está viendo reforzada día a día.
También somos conscientes de que ese Manifiesto y el mismo hecho de que organizaciones que no somos mayoritarias dentro de los movimientos nacionales hayamos iniciado un camino juntas, ha levantado ciertas ampollas entre algunos sectores y seguramente pondrá en guardia también a los aparatos del Estado que lógicamente no les interesa nuestra unión.
Pero avanzaremos juntas y después del día de la patria galega, la Diada y la firma de comunicados conjuntos de apoyo a la autodeterminación de Catalunya, vendrán más iniciativas, y ahí estaremos las comunistas castellanas junto a las demás organizaciones que lo suscribieron.
Boltxe: La Diada, el Referéndum de Catalunya… fechas muy importantes que afectan no solo a Catalunya… ¿Pensáis que hay posibilidades de dar la vuelta a esta situación de opresión y explotación que sufrimos y que pueda abrirse paso el derecho de autodeterminación?
COMCAS: Como nos enseñó el Che Guevara, la solidaridad es la ternura de los pueblos, y cuando esa solidaridad se convierta en una ola imparable el estado español tendrá los días contados. De momento ahora todas y todos estamos al lado del pueblo de Catalunya, su lucha es la nuestra, y viceversa.
No nos cabe la menor duda de que el imparable proceso de autodeterminación del pueblo catalán es un torpedo a la línea de flotación del Estado español, que viene haciendo aguas desde hace tiempo. España es un Estado que se ha ido fraguando a base de la imposición de su dominio por la fuerza bruta, pero su decadencia no tiene vuelta atrás y a la autodeterminación de Catalunya le seguirá un aumento de la conciencia nacional de otros pueblos sometidos por el Estado. Eso sí, somos conscientes de que será una lucha difícil no exenta de sacrificios, y el Estado no reparará en utilizar la brutalidad que le caracteriza para frenarnos, pero los pueblos sabremos salir adelante.
Boltxe: Ya para terminar…. ¿Cómo veis desde Castilla las luchas del pueblo trabajador vasco?
COMCAS: Siempre vimos la lucha del pueblo trabajador vasco con un profundo cariño y admiración por su capacidad de entrega y de combate. Nunca, ni en los momentos más difíciles ocultamos ese cariño y solidaridad, ahora como COMCAS y antes desde las organizaciones en las que militáramos, lo que a decir verdad nos granjeó no poca hostilidad por parte de algunos gurús del comunismo español.
Fuimos bien recibidas en el Internacionalista Eguna en las ocasiones que fuimos invitadas, hace ya años, en las manifestaciones pro amnistía a las que acudimos…
Es cierto que vemos con cierta preocupación el camino que han tomado algunas organizaciones emblemáticas de la izquierda abertzale, pero cada cual debe tener su proceso y no seremos nosotras quienes digamos cómo han de hacer las cosas.
Recientemente estuvo en Bilbao una delegación de nuestra organización en una manifestación pro amnistía organizada por el Movimiento por la Aministçia y contra la Represión, y respaldamos sin fisuras sus reivindicaciones, que por otra parte son las reivindicaciones históricas de la izquierda abertzale.
Sentimos un profundo respeto por la lucha del pueblo vasco y estamos convencidas de que Euskal Herria conseguirá su independencia y construirá el socialismo, haciendo honor a tantas mujeres y tantos hombres que lo han dado todo por esa causa.
Pues nada más, compañeras es seguro que seguiremos en contacto y mediante esa joya que es el internacionalismo, tendremos oportunidades de compartir espacios de lucha y compromiso.
17 de septiembre de 2017
Nota: transcripción ampliada de la intervención realizada el pasado 11 de septiembre de 2017, en el acto organizado por la Comissió Independentista Fossar de les Moreres, integrada por el Comité Català de Solidaritat Internacionalista (CCSI), la Associació Catalunya Corsica, la Federació d’Entitats de la Mediterrània-Mare Nostrum y Estat Català.
Compañeras, compañeros, es un honor volver a estar aquí, en esta plaza histórica para repasar rápidamente qué está sucediendo. Desde Euskal Herria miramos con admiración y buena envidia, la sana, cómo seguís avanzando hacia la conquista de derechos fundamentales, como el de la independencia. No hace falta que os diga que contáis con todo el apoyo del independentismo vasco: os debemos mucho. Vosotras, los colectivos que organizáis este evento nunca nos habéis abandonado; estuvisteis con Euskal Herria en los peores momentos de la peor represión. Nos ofrecisteis esta tarima en las situaciones más duras para que, desde aquí, denunciáramos ante el pueblo catalán cual era nuestra realidad. No lo olvidamos. El internacionalismo se practica en las situaciones más peligrosas o no es internacionalismo. La conveniencia oportunista es lo contrario: olvidar al amigo que nos ayudó siempre para acercarse a quien puede abrirnos despachos y medios que prensa para obtener más votos.
Catalunya, Galiza, Euskal Herria, Andalucía y el resto de pueblos y clases explotadas nos encontramos ahora mismo en una agudización tremenda de las contradicciones que hemos venido exponiendo aquí, colectivamente, en los últimos años. Desde hace cinco siglos el capitalismo español va retrocediendo de manera imparable en la jerarquía imperialista, frente al avance de otras economías capitalistas más productivas, más tecnificadas e incluso con relaciones sociales de producción no tan autoritarias y medievales como las españolas.
Los muy contados y fugaces intentos modernistas –Carlos III en el siglo XVIII y las dos Repúblicas– no detuvieron esta caída; tampoco lo lograron las brutalidades asesinas de las dictaduras y de los gobiernos reaccionarios obsesionadas por echar atrás la marcha de la historia reinstaurando el Imperio católico. La llamada «crisis del régimen del 78» es solo una pequeña muestra del fracaso de la estrategia impuesta por el capital español con el apoyo decidido del tardofranquismo y del reformismo, sobre todo el que se dice de «izquierdas», para salvar la crisis española subiendo al tren europeo, a lo que entonces se llamaba Mercado Común Europeo y ahora Unión Europea. La famosa «Transición» fue sobre todo diseñada y dirigida desde Estados Unidos, Alemania Occidental, Gran Bretaña y el Estado francés, es decir, desde la OTAN.
Mal que bien y empeorando con el tiempo, aquella solución que se pretendía fuera definitiva empezó a cuartearse por las presiones sísmicas de las contradicciones del capitalismo mundial inocultables ya desde mediados de la década de 1990, sobre todo con el estancamiento japonés y con la crisis de los «Dragones Asiáticos» de 1996–1997. Para comienzos del siglo XXI eran apreciables las fisuras creadas en los cimientos del decrépito castillo español por las fuerzas tectónicas de las contradicciones que le pudren de manera definitiva desde el siglo XVII: la explotación nacional de los pueblos no españoles era una pieza clave del Imperio católico y fue, es y seguirá siendo una de sus quiebras objetivas irresolubles como lo confirmamos ahora mismo en Catalunya.
Pues bien, recordad cómo aquí mismo, sobre este entarimado, un 11 de septiembre hacíamos mención a la advertencia de los espartanos a los caminantes que se dirigían a Atenas: desconfiad de los atenienses, les decían, sobre todo cuando os hacen regalos. Revivíamos aquella lección histórica porque en noviembre de 2003 y ante las próximas elecciones catalanas, el entonces secretario del PSOE, Rodríguez Zapatero, había prometido frente a 17.000 asistentes al mitin electoral celebrado en Barcelona, que respetaría y apoyaría la reforma del Estatut, que haría el nuevo Parlament, cuando fuera presidente del Gobierno de España, cargo que logró a finales de 2004.
La crisis que ya se estaba incubando en los cimientos de la cárcel de pueblos que es España reforzaba la certidumbre catalana del fracaso del Estatut, de su impotencia para resolver los problemas diarios. Oficialmente, la economía iba viento en popa aunque cada vez más familias tenían que endeudarse para mantener su nivel de vida, señal de que los salarios iban rezagándose. Los cambios del mercado mundial, el auge del poder financiero, la impunidad del capital ficticio, la recentralización estatal dirigida por el gobierno de Aznar, el impulso oficial al nacional-catolicismo español…, estos y otros cambios mostraban claramente la inutilidad del Estatut.
A partir de 2004 el autonomismo catalán creía que teniendo en cuenta estas amenazantes tendencias visibles el Gobierno de España por fin entregaría el regalo prometido por Zapatero, la aceptación de un nuevo y necesario Estatut capaz de modernizar Catalunya frente a los visibles peligros que se avecinaban, dentro de una modernización del Estado entero. La Gran Crisis de 2007 y su agravamiento en 2009 hizo aún más perentoria la necesidad de un nuevo Estatut, pero el capitalismo español estaba ya en quiebra práctica. La solución que impuso la burguesía internacional y española desde 2010 fue la devastación social generalizada y dentro de esta la sobreexplotación de los pueblos oprimidos. En Catalunya se lanzó con fruición sádica al desmantelamiento de los servicios públicos y ayudas básicas mientras que el empobrecimiento golpeaba al pueblo trabajador: privatizar casi era sinónimo de clímax.
En este contexto de involución el Tribunal Constitucional destrozó en 2010 el nuevo Estatut que había sido debatido y aprobado por mayoría en el Parlament. Lo hizo además con un innegable sentido punitivo, de escarnio público. El dirigente socialista Alfonso Guerra mostró la prepotencia machista y engreída del nacionalismo español al decir que se habían «cepillado» el Estatuto catalán. No fue un error menor, otro más de los tantos que comete a diario el nacionalismo español: su chulería fue un hachazo a la memoria, identidad y cultura popular catalana. Marx escribió una vez que una nación vejada y humillada termina convirtiéndose en un «león herido» que retrocede para tomar impulso antes de saltar contra el opresor.
Como en todo pueblo, sea oprimido o no, la lucha de clases interna determina los bloques sociales en pugna, y en las naciones ocupadas esos efectos objetivos de la lucha de clases en su interior repercuten en sus alianzas respectivas con el exterior. Esta dialéctica hace que, en realidad, el «león herido» dispuesto a saltar sobre su agresor sea en su inmensa mayoría el león popular, o para volver a Marx, sea la «nación trabajadora» que va tomando conciencia, autoorganizándose y estableciendo alianzas tácticas con los sectores de la pequeña y muy escasa mediana burguesía dispuestos a enfrentarse al enemigo. Desde 2011, groso modo expuesto, esta dinámica se desarrolló en Catalunya siempre en contraposición con el bloque social que acepta la ocupación con cualquier excusa. Entre ambos extremos, entre la izquierda y la derecha, fluctúa una masa indecisa que se mueve, aumenta o decrece según los vaivenes de la misma lucha y en buena parte según cómo las fuerzas democráticas y de izquierdas contrarresten la pedagogía del miedo y la oleada de represiones sutiles o brutales que aplica el Estado con el apoyo de la derecha y el silencio del reformismo.
Por la misma naturaleza del conflicto, tarde o temprano el pueblo herido empieza a crear sus sistemas de contrapoder, de doble poder y de embrionario poder propio, aprovechando en la medida de lo posible parte de las instituciones que el Estado ha descentralizado y concedido a ese pueblo en forma de Estatuto de Autonomía, etcétera. Esto es lo que ahora mismo está sucediendo en Catalunya en algunas áreas políticas, culturales, etc. Y es esto lo que no puede tolerar ningún Estado, y menos si es ocupante como el español. Por su misma definición, el poder tiende a ser uno: de la burguesía o del proletariado, de la nación dominante o de la dominada, del patriarcado o de la mujer…
Es imposible que coexistan durante un tiempo dos poderes contrarios, con sus mismos derechos y necesidades antagónicas: más temprano que tarde vence el más fuerte. Ahora, es el Estado español el más fuerte y lo va a demostrar de manera aplastante aplicando su ley, su fuerza y su democracia. Salvando todas las distancias, existen similitudes básicas entre el proceso soberanista y constituyente de Catalunya orientado desde la izquierda independentista y el proceso constituyente de la Venezuela bolivariana a finales del siglo XX, y volviendo a salvar todas las distancias, en el período abierto desde 2017. Similitudes elementales extensibles al comportamiento del imperialismo y de las burguesías, la rentista venezolana y la española.
Debemos prepararnos. Todas y todos debemos prepararnos para aguantar la apisonadora de derechos y la trituradora de libertades. Y debemos saber que, además de la represión, también volverán a prometernos regalos, como los atenienses, si claudicamos a sus exigencias incondicionales. De hecho, parte de la «leal oposición de su Majestad» cacarea sobre la conveniencia de abrir un debate sosegado y tranquilo sobre una posible reforma de la Constitución monárquica, una vez que «vuelva la normalidad» a Catalunya, no antes. Primero debemos arrodillarnos, luego, genuflexos y contritos ya, debemos pedir perdón, jurar o prometer que renunciamos a todo independentismo y que resarciremos los daños morales y económicos causados por nuestra perversidad.
Pero aquí, entre las y los asistentes a este acto, no se arrodilla nadie, ni nadie cree en los regalos. Es posible que si todo sigue así, dentro de la tendencia acelerada a la represión, tengamos dificultades para vernos el año que viene de nuevo en el Fossar de les Moreres. Pero también existe la remota posibilidad de que sí lo hagamos: es la lucha la que lo decidirá. Desde Euskal Herria os apoyamos incondicionalmente para que triunfe la segunda posibilidad porque, en el fondo, peleamos por el mismo objetivo.
Iñaki Gil de San Vicente
Euskal Herria, 12 de septiembre de 2017
Bartzelona eta Cambrils-eko atentatuen ondoren Espainiako diputatuen kongresuak adierazitakoaren ildotik, azpimarratzekoa da, lehenengo eta behin, halako atentatu-sortaren jatorria eta arrazoiak alde batera uzten dituela. Alegia, modu errazean esanda, halako gertakarien sorburua inperialismo yankian, britainiarrean, frantsesean, sionistan eta bestelako inperialismoetan datza, beraiek izan baitziren Al-Quaeda, ISIS eta abar sortu zituztenak, eremu geopolitiko eta estrategiko zabalaz jabetzeko helburu bakarrarekin, alde batetik, petrolioan, gasean, urriak diren mineral preziatuetan eta ur edangarrian aberatsak direlako, eta bestetik, erantzun gisa nazioarteko kapitalaren inperioetara makurtzen ez ziren erregimenen kasuan.
EH Bildu, beraren borondatez eta barne kontsultarik egin gabe, espainiar gizartearen zati izatera pasatu da. Bada, automatikoki Espainiako eskubide osoko kide egin eta espainiar sistemaren klub esklusiboan onartua, alajaina! Halakorik ezean, ofiziala ez den (iraultzailea ere ez) jarrera agertuko zen inperialismoaren aurrean eta, horrenbestez, kritikak eta gaitzespenak jasoak izango ziren. Hau da, iruzur handia estalpean edukita, laudorioa eta baimen osoa ematen zaizkio kapitalaren poliziari, eta indarkeria «demokratiko» bakarra legitimatzean, gainerako indarkeriak (defentsarako zein nazio askapenerako zuzenduak) terrorismo hustzat jotzen dira.
Esan genuen bezala, EH Bildu Euskal Herria Sozialistaren aldeko planteamenduetatik aldentzen ari zen ziztu bizian, baina oraingo honetan ez da nahikoa izan zapaltzen gaituztenekin kolaboratzea edo haiei men egitea.
Errendizioaren (versus aldebakartasuna) gidoian gauza gehiago exijitzen dira, bada, Euskal Herri Langilearen etsaiaren aurrean azken lubakia izatetik, EH Bilduk, edo beraren kasta burokratikoak, erreformistak, burges txikiak eta eskuinagokoak, espainiar sarean parte aktiboa hartzea erabaki du maila guztietan.
EH Bildu sartu da estatu zapaltzaile eta kapitalista demokratikoen «estatu-arrazoiaren eskubide eta betebeharretan», haien gutxiengoen aldeko araudi esklusiboak dituztenak, etorkizunean estatua osatzen duten frakzio burgesentzat inongo funtsezko aldaketarik gerta ez dadin. EH Bilduk beste muga bat zeharkatu du, gutxi geratzen bazaizkio ere.
Horren harira, badira esaten dutenak Sortuk urteak daramatzala okerreko bidean. Era berean, bagara pentsatzen dugunok aurrez ondo kalkulatutako eta aztertutako bide orria gauzatzen ari dela, eta haren diseinu orokorra aspaldiko kontua bazen ere, azken urteotan jarri da praktikan.
Izan ere, ez dago gauzak beste era batean egiterik, baldin eta, goizetik gauera, azken hirurogei urteetako bidea penagarritzat, erokeriatzat, zentzugabeko antidemokraziatzat eta etengabeko sufrimendu-iturritzat jotzen bada.
Halaber, ez dago gauzak beste era batean egiterik, baldin eta independentzia eta sozialismoa edo borroka antipatriarkala bereizten badituzu, ez eta, internazionalista izateari uko egiten badiozu ere. Ez dago gauzak beste era batean egiterik, baldin eta «zentro»-«ezkerrekoez», «independentista ez diren ezkertiarrez», enpresaburuez eta burgesia txikiaz, oro har, gehi «marxistez» osaturiko tren bateko buru izan nahi baduzu. Ezin daiteke beste era batean egin kontu txiki batengatik soilik: klase-borroka egon badagoelako eta batzuen eta besteen interesak antagonikoak direlako. Horrexegatik, besterik ez.
PD.
Badirudi EH Bildun kezkarik (edo nahikoa kezkarik) sortzen ez duela euskal leherkariz beteriko ehunka edukiontzi (milaka tona) Yemeneko bonbardaketetan eta zibilen garbiketa-setioetan kopuru ofizialen arabera milioi erdi pertsona (auskalo zenbat) koleraz kutsatu dituztenei bidali izana. Egia esan, leherkariak bidaltzen dira terrorismo bahabista eta salafista finantzatzen dituztenei, zehazki, Arabia Saudi eta Qatar, besteak beste.
Badirudi EH Bildun kezkarik sortzen ez dutela Euskal Herrian zabaldutako polizia guztiek torturatu dituzten mailaka pertsonak. Horra pilotakaden ondorioz begirik gabe gelditu direnak, milaka jipoituak, gaseztatuak, irainduak, iheslariak, espetxeratuak, erailak… edo ez zaio gehiegi arduratzen. Agian Ekialde Ertaineko sarraskitzaileen, inbaditzaileen eta lapurren argazkian ateratzeko interes handia dutelako. Zein izango lirateke, beraz, benetako arrazoiak?
Badirudi EH Bildun nahikoa kezkarik sortzen ez duela Euskal Herriko indar okupatzaileak bizikidetzaren eta askatasunen bermatzaile gisa agertzea. Zergatik ez da arduratzen, teorian beraren oinarriak iritzi berekoak ez badira? Edo egintza burutuen poderioz geroz eta tarte laburragoa dago oinarrien eta buruzagien artean?
Jon Iurrebaso, ETAko euskal preso politiko ohia
2017ko irailak 10
En relación a la declaración del congreso de los diputados de España tras los atentados de Barcelona y Cambrils. Lo primero a señalar es que obvian el origen y motivo de esta serie de atentados. Simplemente porque estos se suceden a causa de la creación de Al-Quaeda, ISIS, etc., por parte del imperialismo yanqui, británico, francés, sionista y otros, con el único objetivo de adueñarse de una vasta zona geopolítica y estratégica rica en petróleo, gas, minerales preciosos y escasos, agua potable y también como respuesta a regímenes que no se doblegaban ante los imperios del capital internacional.
EHBildu, por voluntaria firma y sin consulta interna, pasa a ser parte de la sociedad española. Automáticamente miembro de pleno derecho español y consentidamente admitido en el exclusivo club de su sistema. Casi nada. Eso o mantener una postura no oficial (ni siquiera revolucionaria) ante el imperialismo y ser objeto de sus críticas y reproches. Es decir, se calla la gran trampa y se loa y se da carta blanca a la policía del capital. Es decir, legitima una única violencia «democrática» y reduce el resto de violencias defensivas y de liberación a un mero terrorismo.
Ya habíamos dicho que EHBildu se alejaba a una velocidad de vértigo de planteamientos que tengan que ver con la defensa de una Euskal Herria Sozialista. En esta ocasión ya no es suficiente la colaboración o sumisión ante los que nos oprimen.
El guión de la rendición (versus unilateralidad) exige más, así que de ser la última trinchera del enemigo del Pueblo Trabajador Vasco, EHBildu, o su casta burocrática, reformista, pequeño burguesa y más de derecha, ha decidido ser parte activa del entramado español a todos los niveles.
EHBildu ha entrado en los «derechos y deberes» de la «razón de Estado» que rige en todos los Estados opresores y democráticamente capitalistas, que se rigen por exclusivas leyes a favor de sus minorías y para que nada cambie en el futuro y en lo sustancial para sus diversas fracciones burguesas. EHBildu ha cruzado una de las pocas fronteras que le quedaban por superar.
A cuenta de todo esto, hay quien dice que Sortu lo ha hecho mal desde hace años. También hay quienes pensamos que prácticamente todo estaba bien calculado y sopesado en cuanto a la hoja de ruta a seguir. Desde hace muchos años en su diseño general y no tantos desde su puesta en práctica.
Y es que no hay otra forma de hacer las cosas cuando de la noche a la mañana mantienes que los últimos sesenta años han sido un desastre, una locura, una sin razón antidemocrática, una continua fuente de sufrimiento, etc.
No se puede hacer de otra forma cuando desligas la independencia del socialismo o de la lucha antipatriarcal o renuncias a ser internacionalista. No se puede hacer de otra forma si pretendes liderar un tren repleto de «centro»-«izquierda», «izquierda no independentista», empresarios y pequeña burguesía en general, más «marxistas». No se puede por una pequeña cuestión solamente: porque la lucha de clases existe y porque los intereses de unas y de otras son antagónicos. Por eso, por nada más.
PD.
No parece preocupar (o no lo suficiente) a EHBildu que cientos de contenedores con explosivos vascos (miles de toneladas) se hayan enviado a quien ha provocado medio millón de contagiados por el cólera (según cifras oficiales, vaya usted a saber…) en Yemen en bombardeos y cercos de exterminio a la población civil. Envíos de explosivos a quienes financian el terrorismo bahabista y salafista, exactamente a Arabia Saudita y Quatar, entre otros.
No parece preocuparle los miles de torturados en Euskal Herria por todos y cada uno de los cuerpos policiales desplegados en nuestra tierra. Ojos sacados por pelotazos, miles de apaleados, gaseados, insultados, huidos, encarcelados, asesinados… O no le preocupan lo suficiente. Quizá porque le interesa en demasía salir en la foto de los que masacran, invaden y roban en Oriente Medio y otros lugares. ¿Cuáles serían pues los verdaderos motivos?
No parece preocuparle lo suficiente el hecho de afirmar que las fuerzas de ocupación de Euskal Herria garantizan la convivencia y las libertades. ¿Por qué no le preocupa decir eso si supuestamente sus bases no lo comparten? O a fuerza de hechos consumados ¿cada vez se acorta más la distancia entre bases y dirigencia?
Jon Iurrebaso, expreso político vasco de ETA
10 de septiembre de 2017
La actual Constitución española se compone de un breve preámbulo, en el que no se hace ninguna alusión al régimen anterior. Y se expresa el deseo de la Nación de establecer un sistema de convivencia democrática y libertades. Esta ley tiene 169 artículos y ocupa dieciséis páginas del BOE. Además incluye cuatro disposiciones finales transitorias, una derogatoria y otra final. El trámite constitucional fue complejo y con diferencias notables. Pero en ningún momento estuvo en peligro una posible involución. Ninguno de los socios y amigos, que firmaron los Pactos de la Moncloa (1977) insinuó siquiera que podía romperse la baraja.
La Constitución está trabada con numerosas contradicciones. No podía ser de otra forma. Para empezar: no había entonces, y sigue sin haber, una idea clara, contundente o al menos consensuada sobre lo que es España. Ni siquiera que sea. Para unos es una nación. Para otros es una patria. Para muchos es sólo un Estado. Para la propia Constitucion no se sabe muy bien qué es. Aunque la Carta de 1978 se preocupaba de analizarla, no entraba en su definición. Según la Constitución, España existe. Pero no «es». O es solo una existencia. Se queda en la mera comprobación de su discutida existencia. Pero no entra, ni arriesga, en la definición de su esencia. Muchos dirán que no tenía que hacerlo. Menos, con un asunto tan complicado que hubiera dado lugar a problemas. En principio, porque nadie quería identificarse con la franquista «una, grande y… sangre». Y casi todos, estaban dispuestos a ceder, para aprovecharse de la nueva situación de reparto que se abría con la muerte de la dictadura.
En todo caso, el artículo 1 del Título Preliminar dice que «España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho…» Lo que, claramente no es una definición esencial, sino funcional. La inseguridad parlamentaria sobre el concepto España condujo a un amplio debate, en la Comisión constitucional, luego extendido al pleno del Congreso. La histeria por salvar constitucionalmente la intocable unidad de España, impuesta por las armas en varias ocasiones desde el siglo XVIII, se reflejó en las actas de este debate. La palabra España aparece registrada 1.286 veces. A su lado, las «conflictivas» Euskadi o Catalunya, aparecen solo en 387 y 366 anotaciones, respectivamente. Esto desvela que los miembros favorables a la unidad española tuvieron que esforzarse mas de lo previsto, para demostrar a sus interlocutores y colegas parlamentarios, las virtudes intrínsecas del concepto España. Es decir de ser español, mas allá de la historia. Y de la improbable definición de su esencia.
Otrosi. Las nacionalidades reconocidas en el artículo 2, cuyos nombres se ocultaron «casualmente», aunque se supone que son (al menos) la vasca y la catalana. Y tal vez la gallega. Es decir, precisamente las que se quejaron y protestaron (con la boca pequeña) al verse igualadas por abajo con el resto de las autonomias, minorizadas respecto a la nacionalidad española. Que aparece como la única propietaria del derecho a decidir, sobre si misma. Y sobre las demás. El hecho de haber tenido un Estatuto histórico (luego anulado por el franquismo) apenas les sirvió de nada a los complacientes autonomistas vascos y catalanes.
La Constitución, en efecto y como saben hasta en las facultades de Historia, hace de España un Estado de 17 autonomías. Un café para todos. Una salida que no satisfizo a quienes, como Euzkadi o Catalunya, ya lo habían sido mucho antes. Y mantenido en un inoperante e inocuo exilio. Quizá entonces se hubieran conformado con ser las únicas autonomías reconocidas. Y quizá, los parlamentarios cómplices de la rendición del 78, no supieran cómo volver a casa después de la chapuza constitucional. Todo fue inútil. Una vez rendida la izquierda a la economía social de mercado (capitalismo del 78) y seducidos los republicanos por los encantos políticos de la Corona, ya solo quedaba resolver el asunto de la descentralización. Y el reconocimiento, o negación (según se mire) de los derechos de las nacionalidades históricas. Que se convirtió en el peor escollo.
Los nacionalistas vascos y catalanes sostenían que sus naciones tenían el mismo derecho que Castilla-España a tener un Estado propio y ser naciones independientes. Los otros grupos, en cambio, defendían que solo había un colectivo con ese derecho, y que los demás podían ser nacionalidades o regiones. Reconocidas pero integradas en España. No solo como Estado, sino como Nación única. La Comisión y los ponentes constitucionales se inclinaron por esta opción, rechazando incluso la petición foralista del PNV, que admitía regresar a la legalidad anterior a 1839 y formar parte de España, con un sistema foral y un nuevo pacto con la Corona. Era una renuncia histórica a la independencia, que hubiera enfurecido al olvidado fundador del nacionalismo. Y con una fuerza legal o constitucional hoy inexistente. Pero que, a pesar de esto, se rechazó con el «café para todos» de Suárez y su ministro Clavero.
Con este rechazo, la Constitución igualó a todas las autonomías, menos a la vascongada, que se reenganchó a la disposición derogatoria, que dejaba sin validez la derogación de los Fueros (el conocido como decreto de Espartero de 1839). Pero que no recuperaba su soberania foral plena, sino que la hacía pasar por la horca claudina del Estatuto. Aunque de este modo estatutario, los principales partidos nacionalistas (vascos, catalanes, gallegos) podían mantener la reivindicación nacional en sus programas.
Todo se centraba finalmente, en la cínica contradicción del artículo II. El de la «indisoluble unidad», que Rajoy y sus ministros solo citan en su parte favorable. Se olvidan (es un decir) que este artículo no solo reconoce la España indisoluble. También lo hace con unas misteriosas «nacionalidades y regiones», que cualquiera sabe…En todo caso, la redacción de este artículo y sus debates hicieron reconocer a Solé Tura (miembro de la comisión) que era una verdadera síntesis de todas las contradicciones del periodo constitucional.
Aunque Saenz de Santamaría se olvide decirlo, la Constitución admite la existencia de varias nacionalidades, dentro del Estado. O como dicen los nacionalistas españoles, dentro de la «Nación española». Lo cual, bien mirado, debería suponerles un problema a los amantes de la Pepa del 78. Porque parece imposible, dentro de la lógica terrestre occidental, que una nacionalidad esté dentro de otra, salvo por medios inconfesables. Es decir, algo como las invasiones armadas de Catalunya, de Euskadi y demás.
Y porque deberían de explicar qué significa eso de que existe la nacionalidad catalana, pero en tan clara inferioridad respecto a la española que no tiene sus mismos derechos. Esto es, que en cuanto españoles (reconocidos por la ley) tienen derecho a decidir sobre si mismos. O sea, sobre España. Pero en cuanto catalanes (también reconocidos, aunque a oscuras, por la misma Ley) no tienen derecho a decidir sobre Catalunya. O sea, que lo primero que tenían que hacer en Madrid es aclarar a qué nacionalidades se refiere la Pepa, del cachondeo, las cenas y las contradicciones de Solé-Tura. Y, de una vez por todas, reconocer que son las leyes de conquista y las armas del conquistador las que definen el estatus. El si somos o no somos.
Los vascos también siguen esperando una explicación sobre el significado de la anulación del decreto de abolición de Fueros. Y cómo se explica que con esta derogación no se haya recuperado la soberanía foral (que no será mucho, pero algo mas que Estatuto…) en los territorios vascos. Si bien es cierto, que los aldeanos ya creemos saber el porqué. Sería por el manejo de los dineros y su negociación pordiosera en el Cupo. Que gracias a la habilidad financiera del PNV nos ha hecho ricos. Dependientes, pero ricos. Es aquello que dijo alguien (¿Arana?) sobre Sota y los suyos… «No les importa depender, lo que no quieren es pagar». O, si se quiere… dame pan y llámame español. A ver, si va a ser «mejor» (o sea, mas rentable) seguir comos estamos. Y, por supuesto, afiliarnos al partido único.
En fin, todas estas cuestiones que no se resolvieron en 1978, ni después. Y que tampoco parece que se tienen mucho en cuenta ahora. Pero de las que seguiremos hablando, quien saber porqué.
Josemari Lorenzo Espinosa
6 de septiembre de 2017
Apenas ha pasado un mes desde que en el marco del Dia da Patria Galega y junto a otras organizaciones y colectivos revolucionarios del Estado español y de Portugal, firmamos el Manifiesto Internacionalista de Compostela.
La lectura de dicho manifiesto no deja lugar a dudas. El Estado español es un Estado opresor, una cárcel de pueblos y solo liberándonos de dichas cadenas nuestras naciones pueden ser libres, ejercer el derecho de autodeterminación y avanzar en nuestras respectivas liberaciones nacionales, de género y sociales. En ese sentido se planteaba la crítica a la fase polica actual, la llamada del régimen del 78 y su urgente ruptura, que para nosotros es el comienzo en el camino a la liberación, para seguido avanzar en la crítica de la base de ese régimen, es decir en la explotación del trabajo por el capital. No pensamos que la salida sea un nuevo proceso constituyente, eso haría que nos quedáramos en el reformismo, tan de moda hoy en día, sino que, tal como dice Iñaki Gil de San Vicente, tenemos que «elaborar una estrategia de largo alcance basada en el internacionalismo y en la certidumbre de que ninguna opresión será superada mientras perdure la propiedad privada de las fuerzas productivas, mientras que el bloque de clases dominante se crea propietario de las clases y naciones explotadas».
También planteamos en la capital galega, que el reformismo, el electoralismo, la socialdemocracia y el ciudadanismo nada podría aportar en nuestros objetivos de liberación. Solo la apuesta por la movilización, la activación de los diferentes movimientos populares, ganarnos la calle y sobre todo organizarnos podría desembocar en la tan anhelada libertad. Confrontar con los medios a nuestro alcance con los Estados que nos oprimen teniendo en cuenta como decía Karl Marx que: «ante derechos iguales y contrarios decide la fuerza». Actualmente el Estado español además de la fuerza de las armas de guerra, tiene las armas económicas, de propaganda y de manipulación, de cerco económico y financiero, etc. Debemos de ser conscientes de esta situación para saber analizar cuáles son nuestra fuerzas, nuestras armas, y plantar cara a todas las maniobras del Estado español.
Por ello planteábamos la necesidad del internacionalismo. El internacionalismo no es una bonita palabra para pronunciar y sobre la que escribir bonitos textos e intervenciones. Es una actitud revolucionaria que si no se posee, cae la deslegitimidad para quienes la pronuncian pero no la practican. En ese sentido, las organizaciones y colectivos firmantes teníamos claro que debemos coordinar nuestras luchas, apoyarnos en nuestras peleas cotidianas. Tener claro que para un andaluz o un vasco, lo que ocurre en Castilla o en Catalunya, por ejemplo, le importa y debe implicarse… Como hemos dicho, una actitud revolucionaria, heredada de las mejores tradiciones de las luchas revolucionarias de la historia. Sirva como ejemplo el Che Guevara de quien se cumplen cincuenta años de su asesinato por el imperialismo.
Tuvimos que demostrar esa actitud y la demostramos solidarizándonos con el pueblo trabajador catalán que sufrió el abominable ataque de Estado Islámico. Respondimos a eso pero también a la islamofobia y al racismo que no surgen tras un hecho como el de Barcelona y Cambrils. Son fenómenos instalados en nuestra cotidianidad en esta Europa capitalista y cada vez más cercana al fascismo.
Estamos a las puertas de la Diada y no hace falta explicar la importancia que tiene. Los colectivos firmantes del Manifiesto debemos estar a la altura del momento histórico.
De nuevo nos veremos, esta vez en Catalunya y ahora para respaldar con nuestra presencia y actitud revolucionaria el derecho del pueblo catalán a ejercer su derecho a la independencia, a poder constituirse en república catalana. Estaremos en Barcelona apoyando a la CUP como herramienta del pueblo trabajador para la construcción de la patria socialista y feminista, tanto si avanza el procés en su fase actual burguesa como si el Estado español decide actuar por la fuerza, ya sea retirando las urnas el 1 de octubre o reprimiendo a la CUP, parte más consciente que puede asegurar unos Països Catalans socialistas y feministas. Por internacionalismo y porque sabemos que los avances del pueblo trabajador catalán, son los avances del pueblo trabajador vasco, portugués, castellano y de todos los pueblos que luchan por su libertad.
Boltxe estará allí en Barcelona. Por coherencia revolucionaria, por internacionalismo y por lealtad a un proyecto, recién nacido pero que tiene que desarrollarse y ser una herramienta de nuestros pueblos en el camino de la construcción de patrias feministas, liberadas y socialistas.
Ese es el camino y lo vamos a recorrer.
Boltxe Kolektiboa
6 de septiembre de 2017
Este texto tiene dos objetivos que en realidad son uno solo. El más inmediato es contextualizar el debate sobre Sobinaries, drets i autodeterminació que está a la orden del día en todas partes aunque de forma inmediata en el Principat de Catalunya; y el mediato, el de ayudar a la elaboración colectiva de una alternativa internacionalista de las naciones oprimidas por los Estados español y francés.
Al menos desde 2014 existía la propuesta algo borrosa entonces para que diversas fuerzas revolucionarias avanzásemos en la crítica radical del imperialismo en su conjunto pero sobre todo en la forma concreta que más nos destroza, la de los Estados español y francés. Dentro de esta dinámica el 24 de julio de 2017 se firmó el Manifiesto internacionalista de Compostela y el pasado 22 de agosto del mismo año el documento Con Catalunya y su derecho inalienable a la independencia nacional. Ni terrorismo yihadista ni terrorismo imperialista, ambos a libre disposición en la red.
Hace unos días se propuso un debate también en Catalunya sobre el sugestivo y crucial tema de Sobinaries, drets i autodeterminació. Bien mirado, el debate profundiza hasta las raíces de la crisis actual del Estado español, la más grave de todas las que históricamente han afectado al marco geoestratégico material y simbólico de acumulación de capital que denominan España. No es cierto que la crisis actual sea la del llamado «régimen del 78», esta es la forma político-institucional externa de las débiles bases del Estado español desde el fin del Medievo.
Lo que vuelve a estar en cuestión, o si se quiere en el punto de mira de la dialéctica como negación radical de lo existente, al menos para la minoría comunista, es la viabilidad histórica de España como espacio geoestratégico de acumulación ampliada de capital. Esta crisis estructural ha emergido de nuevo –nunca ha desaparecido del todo– porque el capitalismo mundial acelera la periferización del Estado multiplicando su dependencia. Semejante retroceso continuado desde el siglo XVII, que se intensifica como tenencia objetiva en la actualidad, genera nuevas y más graves diferencias y oposiciones en su bloque de clases dominante y en los partidos políticos que le representa, pero especialmente agudiza las contradicciones entre el marco estatal de acumulación o España, superado objetivamente, y las naciones trabajadoras oprimidas, contradicción que forma parte a su vez de la contradicción irreconciliable entre el capital y el trabajo que también se libra dentro de los pueblos oprimidos.
Simplificar tan simplonamente la aceleración de la obsolescencia del marco estatal de acumulación, reduciéndola a simple crisis de «legitimidad democrática» del «régimen del 78», decir que hay que abrir una nuevo «proceso constituyente» y avanzar en el «destituyente», etcétera, sin bajar a la sala de calderas que pierden presión por sus junturas, esta superficialidad solo beneficia al poder establecido ya que suaviza la hondura del problema, genera expectativas reformistas, oculta elaborar una estrategia de largo alcance basada en el internacionalismo y en la certidumbre de que ninguna opresión será superada mientras perdure la propiedad privada de las fuerzas productivas, mientras que el bloque de clases dominante se crea propietario de las clases y naciones explotadas.
Desde el siglo XV, por poner una fecha en la que ya se vislumbran algunas problemáticas que iremos viendo, fueron desarrollándose contradicciones que, en sinergia y respondiendo al agotamiento del imperio español, dieron cuerpo a la crisis estructural desde mediados del siglo XVII a comienzos del siglo XVIII. La destrucción de la Corona de Aragón y sobre todo Catalunya, más en concreto Barcelona, fueron el punto álgido de aquella crisis: no es casualidad que ahora sea Barcelona el punto álgido de su vuelta a escena en el capitalismo del siglo XXI.
Entonces chocaron dos derechos antagónicos, por un lado el de la Casa de Borbón como representante del absolutismo que buscaba compaginar los privilegios señoriales con los intereses de una burguesía cobarde y timorata, comparada con la holandesa e inglesa, por otro lado el de la Casa de los Habsburgo que mal que bien se había granjeado el apoyo de las fuerzas nacionales preburguesas de los Països Catalans y de Aragón, que defendían sus derechos históricos desde una perspectiva municipalista y de debates en cortes mucho más cercana a la experiencia inglesa que al verticalismo versallesco.
El debate sobre Sobinaries, drets i autodeterminació muestra cuánta razón tenía Marx al decir que cuando dos derechos chocan, decide la fuerza, y cuánta razón tenía Trotsky al decir aquello de que el Estado es el monopolio de la violencia, idea de la que se apropió Weber para desnaturalizarla, y, por no reiterarnos, cuánta razón tenía Mao al decir que el poder nace del fusil. Naturalmente, nos referimos a las contradicciones históricas, no a las divagaciones idealistas de la sopa ecléctica y del engrudo reformista del foucaultismo, laclausismo, negrismo, etc., de la «leal oposición de su Majestad».
Es la fuerza, el poder, la que decide el resultado de la incompatibilidad entre el derecho de España y el derecho del pueblo catalán y de todos los pueblos. La trágica experiencia del Imperio católico así lo había demostrado con mucha anterioridad. En el violento conflicto mantenido en sus dos fases, del siglo XIII al XV, y del XV al XVIII, la potencia vencedora, la que ahora se llama España, impuso sus derechos porque tenía más armas, muchas de ellas fabricadas por la burguesía vasca, tal como lo reivindicó con sinceridad inhumana el Cardenal Cisneros. Ahora sucede lo mismo, no nos engañemos, pero con la diferencia de que además de las armas de guerra, el Estado tiene las armas económicas, de propaganda y de manipulación, de cerco económico y financiero…
Cualquier debate sobre Sobinaries, drets i autodeterminació tiene que enfrentarse a esta realidad y ayudar a responder a esta pregunta: ¿cuáles son nuestras armas, nuestros poderes? Uno muy importante es el de la teoría, el conocimiento crítico de la realidad: el arma de la teoría y el poder de la praxis. Es su unidad la que cimenta el debate inmediato sobre Sobinaries, drets i autodeterminació y el debate mediato sobre los objetivos del internacionalismo, sus estrategias y sus tácticas.
La segunda ofensiva cristiana contra al-Ándalus comenzó alrededor de 1227 y concluyó en 1262 con la destrucción de casi la totalidad de la muy superior cultura musulmana, el expolio de sus riquezas, la esclavización directa o indirecta de sus habitantes. Las mezquitas fueron derruidas o convertidas en iglesias, las lenguas árabes y judías marginadas o prohibidas. Ingentes latifundios fueron entregados como premio por los reyes a una reducidísima clase de incultos y sucios guerreros ennoblecidos. Como veremos, ya desde entonces las coronas de Castilla y Portugal eran «Estados depredadores».
De todos los reinos existentes en la península entre los siglos XIII y comienzos del XV, el mejor posicionado geoestratégicamente a medio plazo era el de Castilla y León formado en 1230, siguiéndole Portugal. Entre ambos se libra una áspera pugna inter imperialista por el control de Granada y la zona noroccidental de África, incluidas las islas Canarias, Azores y otras. Les seguía la Corona de Aragón, que se había formado en 1137, pero de manera tan descentralizada entre las tres cortes, Aragón, València y Catalunya, que llegado el momento decisivo a comienzos del siglo XVIII no podría responder con la misma centralidad de mando que la lograda por Felipe V.
Desde mediados del siglo XIV, sobre todo en el norte de Italia, en Florencia, etc., se extendían los choques entre nuevas fuerzas sociales y viejas estructuras de dominación que constreñían el crecimiento de las fuerzas productivas. También desde mediados del siglo XIV Catalunya va entrando en una crisis múltiple: demográfica, pestes, producción agraria, gran debilidad de la lucha campesina comparada con su fuerza en el siglo XIII y fortalecimiento del poder señorial, retroceso del comercio, caída de precios y deflación, y, por no extendernos, agudización de todas las contradicciones de manera que para la mitad del siglo XV se había recuperado la lucha campesina –las remensas– y estalla la guerra civil en 1462 y 1472 entre los bandos partidario del rey de Aragón en defensa de la nobleza y grandes comerciantes, o Biga, y el bando de Busca, los intereses populares, campesinos, burguesía urbana de Barcelona para mantener sus derechos municipales en un momento de expectativas de crecimiento económico.
La guerra civil catalana fue parte del choque que se inicia de manera irreversible a finales del siglo XV entras las fuerzas expansivas del joven capitalismo, a las que les faltaba aún el poder político-estatal, y los cada vez más estrechos márgenes de tolerancia del Medievo, como quedó claro en la rebelión de los Irmandiños de 1467–1469 en Galiza, una de las más fuertes de la península, que no consiguió derrotar del todo el nacionalismo medieval de los Irmandiños, de manera que pocos años después los reyes llamados Católicos consiguió el terrible sometimiento del pueblo galego conocido con el nombre de Doma y castración de Galiza, que lo dice todo. Castilla no podía dejar que existiera una facción de la nobleza con apoyo popular y burgués dispuesta a unirse con Portugal, así que la decapitó. Y anuló la oficialidad de la lengua galega, que además era la lengua culta en buena parte de la península, lo que aceleró la victoria del castellano sobre todas las demás.
Por esos mismos años, los límites del feudalismo ante la ascendente burguesía urbana causaron la Guerra de Bando en Vascongadas, que fue una especie de «pequeña revolución burguesa» sin la cual no se entienden los Fueros Vascos. En este contexto la pujante industria del hierro, armas, barcos, pesca y comercio rechazó en 1481 la propuesta de Castilla para que participara en la guerra contra el turco. Los informes negativos de los dos enviados castellanos sobre los vascos decía que «los moradores de aquella tierra son gente sospechosa» porque defienden sus libertades colectivas. Las negociaciones fueron arduas y al final se llegó a un acuerdo: Castilla obtuvo barcos de guerra y la industria vasca siguió creciendo potente sin merma para los derechos del país.
La expansión castellana necesitaba armas, barcos, técnicos en navegación, etc., también para apoderarse de las islas Canarias, antes de que lo hiciera Portugal, y para asfixiar por mar al reino de Granada. La conquista de las islas fue dura y salvaje entre 1478 y 1496, exterminando a su población. A la vez, en lo que quedaba de al-Ándalus el pequeño reino independiente de Granada debía pagar exorbitantes tributos a Castilla dedicando casi la totalidad del resto de sus recursos al ejército para retrasar en lo posible la segura invasión castellana que se produciría entre 1482 y 1492. Pero casi de inmediato continuó la resistencia con formas de «bandolerismo social», de prácticas religiosas y culturales clandestinas, etc.
En estos siglos: «Portugal y Castilla eran, predominantemente, Estados depredadores que vivían de los recursos de la España musulmana»: para fines del siglo XV el 2 o el 3% de la población poseía el 97% de la tierra. Fue en 1492 cuando Nebrija explicó que lengua castellana e Imperio católico iban unidos. La persecución contra los moriscos, muchos de los cuales fueron esclavizados, y contra judíos e indios, se legitimaba mediante el racismo de la «pureza de sangre».
Muy probablemente la burguesía armera vasca estuviera al tanto de las necesidades que tenía Castilla de barcos, las aprovechó para subirle los precios y mantener las libertades de los territorios de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, que habían mantenido un estatus fluctuante entre el reino de León y el de Nafarroa, creado en 824. Castilla y Aragón tenían pactado desde el siglo XI el reparto de Nafarroa. En 1200 lograron arrancarle grandes territorios mediante la guerra y la negociación con las noblezas, aprovechando una situación de debilidad navarra. La nobleza conservó sus derechos incluido el de pernada, que dos siglos más tarde sería una de las causas de una fuerte rebelión popular. No fue hasta 1512 cuando comenzó la invasión definitiva realizada con una superioridad aplastante de medios y con una política cercana a la liquidación. A pesar de ellos, con altibajos e intentos fallidos de reconquista, la guerra se prolongó hasta la derrota última en Amaiur en 1521. La conquista fue facilitada por la traición interna de un sector de la nobleza de Nafarroa vendida al invasor porque así aumentaba mucho sus propiedades, también fue facilitada por el apoyo prácticos de tropas de las clases dominantes sobre todo de Gipuzkoa, que actuaban aliadas con el imperialismo porque este le suponía un inacabable mercado en el que vender sus productos, mientras que el Estado vasco de Nafarroa era pequeño y pobre. Ignacio de Loiola, fundador de la Compañía de Jesús, a la que volveremos por su papel en el mantenimiento del Imperio, fue uno de los invasores.
Comuneros, villanos, forajidos, homicianos, bandoleros, perayles, boneteros, freneros, celemineros… estos son algunos de los calificativos que daban los cronistas oficiales a las masas urbanas y campesinas que impulsaban la revolución de las Comunidades en Castilla y algunas otras zonas del reino en 1520–1521. Sus reivindicaciones e ideas difusas, pero moldeadas y llenas de contenido por los valores de una burguesía enfurecida, dieron a las acciones del pueblo comunero un contenido «radicalmente amenazador» para el orden establecido, y de aquí la extrema dureza de su exterminio porque, por ejemplo, la alta nobleza, la Iglesia y la Inquisición, el mismo Carlos I, no podían aceptar las tesis sobre el bien común, la libertad, el derecho a la rebelión, el principio del consentimiento popular, etcétera.
Desde hacía algunos años se oían quejas contra la corrupción y desidia del Consejo Real, contra el subdesarrollo económico como efecto del enriquecimiento de unos pocos y de las empresas extranjeras, contra la prepotencia de los consejeros flamencos del rey Carlos I, que al principio no sabía castellano, contra las trabas para crear negocios… Este movimiento aunaba al pueblo, despreciado por los cronistas, con la mediana nobleza y con la nueva burguesía comercial. La alta nobleza, la burocracia eclesial y la Inquisición se pasaron al bando de Carlos I, decidiendo la suerte de la revolución que fue aplastada en Villalar en 1521.
La depredación social fue una característica de todos los imperialismos desde Sumeria, pero con el tránsito del feudalismo al capitalismo adquirió características nuevas que se expresaban en la acumulación por desposesión, componente básico de la acumulación originaria de capital. Los reinos de Castilla y Portugal estaban esquilmando al-Ándalus, zonas de África, las Indias y zonas de Europa: una de ellas fue Roma, la supuesta Ciudad Santa o también llamada por los albigenses «la puta de Babilonia», saqueada por el imperial ejército de los católicos Habsburgo en 1527.
Desde la década de 1480 la burguesía de Castilla mantenía un esfuerzo expansivo, chocando frecuentemente con los reaccionarios poderes medievales. La derrota comunera de 1521 fue un golpe demoledor que envalentonó a la reacción medieval y arrasó las ideas progresistas para las condiciones de los siglos XVI y XVII que había crecido al amparo de la movilización general, todo lo cual precipitó el agotamiento burgués para la mitad de ese siglo XVI. A partir de ahí y conforme se suceden las bancarrotas, la burguesía va quedando arrinconada por el poder de la alta nobleza y de la Iglesia y la creciente influencia de la Inquisición que obturan cualquier intento de avance socioeconómico y cultural. Hay que tener en cuenta que, como ha dicho Pierre Vilar: «El imperialismo es también un hecho político […] en Castilla, hacia 1600, el feudalismo entra en agonía sin que exista nada a punto para reemplazarle».
En esta cita aparece la razón de la decadencia histórica del Imperio y luego de la Monarquía borbónica hasta el presente, con los muy cortos tiempos de las dos repúblicas. No incluimos a una hipotética «constitución democrática» desde 1978 como fase específica desde los siglos XIII y XV porque allí donde hay democracia no hay monarquía y, ahora, desde hace más de ocho centurias las clases y pueblos explotados seguimos bajo una monarquía. Los débiles intentos de crear un capitalismo estatal libre de las ataduras feudales, que son mucho más que interesadas supervivencias monárquicas, han fracasado una y otra vez por la simple razón de que los sucesivos bloques de clase dominante han comprendido siempre que su supervivencia depende de esa santa alianza entre primitivismo feudal y cobardía burguesa protegida por el Estado y su nacionalismo.
Antes de que la agonía fuera irreversible, se hicieron notar los efectos ideológicos de tanta efervescencia socioeconómica y política, tanto contraste cultural y filosófico entre tres grandes corrientes religiosas y la arrolladora entrada de la filosofía aristotélica, tantas innovaciones cotidianas provocadas por las noticias del resto del mundo y por los efectos sísmicos del dinero y del valor de cambio en sociedades en las que todavía el valor de uso y formas de intercambio simple regían muchas áreas de la cotidianeidad: acordémonos de Quevedo y su crítica del «poderoso caballero don dinero».
Recordemos que en 1499 el Cardenal Cisneros, arriba citado, creó la universidad de Alcalá de Henares y que el igualmente citado Nebrija, ideólogo del imperialismo cultural, era y es tenido como filósofo humanista. Estos dos ejemplos son suficientes para mostrar cómo la formación de la cultura oficial era inseparable de los intereses del poder, de la centralización estatal. La fundación de la Compañía de Jesús –«La araña negra» según Blasco Ibáñez– fue creada en 1534 como el instrumento por excelencia de la Contrarreforma tridentina: de este modo la Inquisición y los jesuitas se complementaban en la aplicación del terror material y moral.
La Escuela de Salamanca irrumpe en esta situación, lo que explica tanto su mérito como su límite y pronta caducidad. Sus logros iniciales fueron tremendos dadas las barreras insalvables de la época: elaboró los rudimentos de la ideología burguesa del derecho natural, de origen del poder del rey y de sus relaciones con el poder del pueblo, de la soberanía de los Estados y de su capacidad para declarar la guerra justa o injusta, de los primeros impactos de la economía mercantil y de la necesidad del «arbitrio» para controlar sus efectos negativos y para guiarla en la medida de lo posible, etc. La Escuela de Salamanca escribía acerca de la soberanía y el derecho sentada sobre los cadáveres de las luchas, masacres y torturas arriba vistas.
La Escuela de Salamanca, que se atrevió a decir que el poder del rey no venía directamente de dios sino que de alguna forma dependía de la voluntad del pueblo, había llegado al límite de la crítica posible en la época del tomismo anterior a la revolución científica del siglo XVII, adaptándolo a las necesidades de una elite culta y humanista que debía justificar su privilegiada forma de vida sin retroceder al feroz derecho medieval que, por ejemplo, fue combatido por motines populares y protoburgueses en tierras vascas, gallegas, andaluzas, etc., en el siglo XV si no antes, pero sin mancharse con las atrocidades españolas en Nuestra América y en otros lugares. Lo mismo sucedió en el intento de suavizar la explotación de las Indias en la famosa Controversia de Valladolid de 1550–1551 en la que chocaron dos visiones opuestas: la utópica que pedía el respeto de las naciones indias porque eran capaces de gobernarse a sí mismas y la imperialista que sostenía que debían ser gobernadas desde España porque eran incapaces de hacerlo por ellas mismas.
La figura del «protector de Indias» y algunas decisiones imperiales para detener el genocidio que estaba en marcha, así como las tesis de la Escuela de Salamanca, pueden utilizarse propagandísticamente para intentar avalar la idea del origen católico-español de los «derechos humanos». Pero una vez conquistado México, los invasores se lanzaron por toda Mesoamérica «como los godos tras el saqueo de Roma». La cristianización obligatoria bajo pena de tortura y muerte empezó de forma sistemática en 1525. Mientras que las religiones de Mesoamérica eran muy tolerantes, admitiendo que cada colectivo y persona adorase las diosas y dioses que quisiera, el cristianismo era autoritariamente monoteísta, bajo pena de excomunión con lo que esa condena acarreaba. Muchas de las expediciones llevaban por delante piaras de cerdos para que avisaran de posibles emboscadas y para que se comieran hasta las raíces de los sembrados para someter por hambre a los pueblos. En 1550 Carlos I obligó a los habitantes de las Indias a que se hispanizaran y aprendiesen castellano, y en la década de 1570 la Inquisición prohibió obras en lenguas nativas.
Dejando de lado los delirios fantasiosos sobre el milagroso origen hispano de los «derechos humanos», lo que sí es cierto es que no pudieron frenar el endurecimiento de la explotación, la tendencia imparable a la centralización administrativa en contra de los derechos de los pueblos, el fortalecimiento del poder del terror material y simbólico de la Inquisición, y sobre todo el deslizamiento de la economía imperial hacia las crisis.
Las buenas intenciones de la Escuela y de la Controversia de Valladolid también fueron barridas por el creciente poder de la Inquisición, mimada por Felipe II que la consideraba como un instrumento decisivo para el fortalecimiento del Imperio católico en el mundo: desde 1558 se agudizaron las tensiones entre Aragón y Castilla porque la primera se oponía al poder inquisitorial, tensiones que pasaron a ser conflictos graves en Catalunya. Los intereses centralizadores de Castilla iban unidos al poder de la Inquisición, no solo para luchar contra las herejías y el librepensamiento, sino también para imponer la lengua española. Hubo violentos ataques contra la Inquisición en Valencia en 1567, en Murcia y Mallorca en 1568 y en Catalunya en 1569. Este mismo año, Felipe II afirmó que sin la labor de la Inquisición en el imperio abundarían los herejes y el Estado español se encontraría más «damnificado».
La represión del librepensamiento, la censura editorial y los controles en la importación de libros, endurecida desde 1558–1559, afectaban a las lenguas catalana, aragonesa y vasca por su continuidad fronteriza con el reino de Francia. Cuando Felipe II supo en 1565 que había estudiantes navarros, aragoneses y catalanes en la ciudad francesa de Toulouse, mandó que los expatriaran al imperio, y en 1568 prohibió formalmente a los aragoneses que salieran a estudiar fuera. Pero la Inquisición se siguió quejando de que libros impresos en castellano y euskara cruzaban las porosas fronteras vascas provenientes de la calvinista Ginebra y los inquisidores en Catalunya también advertían de la facilidad del contrabando de libros prohibidos. La represión del pensamiento, que contradecía la esencia de la Escuela de Salamanca, empobrecía la producción cultural y reducía la cantidad y calidad de las imprentas. Felipe II sufrió este creciente atraso cuando en 1575 quiso montar la biblioteca de El Escorial teniendo que recurrir, paradójicamente, al extranjero.
Las aportaciones económicas de la Escuela de Salamanca no evitaron las bancarrotas de 1557 y 1575 que solo fueron el anuncio de la crisis económica que estalló en 1580 cuando el imperio parecía más fuerte que nunca. La derrota de la invasión de Inglaterra en 1588 aceleró el declive y la bancarrota de 1596, y este retroceso explica el tratado de paz de Vervins de 1598 por el cual Felipe II reconoce tanto su incapacidad para dominar al reino de Francia, como la realidad del independentismo de los Países Bajos y de la superioridad naval inglesa.
Conforme se hundía la economía, Felipe II centralizaba más el poder imperial: en 1552 y 1567 ordenó ubicar en Simancas los archivos nacionales de Aragón e Italia junto a los de Castilla. Otra medida de Felipe II fue crear un servicio de inteligencia unificado que le permitía conocer los planes de sus enemigos para adelantarse y abortarlos. Las tablillas mesopotámicas ya hablan de los servicios de inteligencia. Felipe II tenía a su disposición el extenso sistema informativo de la Iglesia católica que se perfeccionaría aún más en el Concilio de Trento, pero le era insuficiente. Por la lógica misma del poder basado en la propiedad privada, información y planificación actúan de la mano. Los masivos y efectivos sistemas de información de la Iglesia y del Estado actuando conjuntamente en lo ideológico y con mucha frecuencia en lo práctico han sido y son una pieza clave en la formación del nacionalismo imperialista español y en el debilitamiento de las identidades de los pueblos oprimidos, excepción hecha de reducidas minorías de cristianos.
Felipe II estaba al tanto del insufrible malestar del pueblo morisco provocado por las represiones crecientes que sufría, como la ley de 1567 que fue un verdadero hachazo que generó la sublevación de las Alpujarras de 1568 como justa violencia defensiva. El llamado «rey prudente» persiguió sin piedad a cada uno de los moriscos sublevados. Tras expulsar de sus tierras a miles de ellos, las repobló con alrededor de 50.000 campesinos del antiguo reino de León con lo que lograba dos cosas: desnacionalizar esas zonas rebeldes de al-Ándalus, suprimiendo todo resto de cultura musulmana, y acabar con toda posibilidad de tensiones campesinas en la zona noroeste de la península al dar trabajo como colonos ocupantes a miles de campesinos potencialmente peligrosos en su país de origen.
En 1580 entró a cañonazos en Portugal para asegurar el dominio español, aplastó con extrema brutalidad la resistencia calle a calle y casa a casa del pueblo lisboeta durante días, y desde el Portugal ocupado Felipe II redactó un decreto en el que por primera vez se utilizaba el término «Hespaña» en singular, cosa que nadie había hecho antes. En realidad desde ese siglo XVI muchos autores castellanos empezaron a identificar Castilla con «España». De hecho, entre 1430 a 1580 Castilla dominaba «por la fuerza expansiva del número», porque su población era dos veces y media superior a la de Andalucía oriental o Catalunya. Con respecto a la Corona de Aragón, a mediados del siglo XVI la superioridad de Castilla era enorme: le cuadruplicaba en extensión y le quintuplicaba en población, más concentrada además; tenía una única ley y un único gobierno, mientras que la Corona de Aragón tenía tres Cortes y era mucho más descentralizada; y Castilla controlaba la totalidad del saqueo de las Indias, del comercio y de la representación internacional.
El contraste entre la apariencia de poder imperial y la realidad de empobrecimiento y retroceso estalló a partir de 1589 cuando se sucedieron graves motines en los ejércitos imperiales por impago de sueldos. En Catalunya varias de las contradicciones sociales adquirían la forma del llamado «bandolerismo social», grupos de supervivencia fuera de la ley, perseguidos como «criminales», pero que contaban con redes de apoyo popular. Ante la extensión de esta resistencia popular, además de otros problemas, un conocido fraile pidió en 1589 a Felipe II que anulara los fueros e impusiera las leyes castellanas. Se debate sobre hasta qué punto aquella persona representaba a un sector significativo de la clase dominante, dispuesta a ceder en su soberanía catalana para asegurar sus propiedades bajo la protección del ejército castellano. El rey no respondió a la petición porque todavía era fuerte el «austracismo», es decir la forma de gobierno central que respetaba aun a regañadientes un mínimo suficiente de derechos nacionales de los pueblos para así administrar mejor el imperio que, según se creía, estaba llamado a catolizar el mundo.
Desde 1590 estallaron una serie de revueltas y represiones que golpearon con mayor fuerza a la Corona de Aragón con torturas y ejecuciones públicas en Zaragoza y recortes en sus libertades. Hay que decir que en ese año Felipe II había provocado deliberadamente a los aragoneses al nombrar un castellano como virrey, en contra del fuero que decía que el virrey debía ser aragonés. Las protestas más conocidas se dieron en Sicilia entre 1590–1591, en Messina y Nápoles en 1592 y hasta en Quito, capital de Perú, en ese mismo año. La situación portuguesa empeoró hasta llegar a un grado en el que para 1596 los choques violentos entre los ocupantes castellanos y el pueblo portugués se producían casi a diario, según un testigo de la época.
Dos años más tarde, en 1598, moría Felipe II que no era un «hombre de grandes ideas», siendo coronado Felipe III, primero los «Austrias menores». Felipe III, Felipe IV y Carlos II han sido definidos como «pobres hombres» que delegaban sus decisiones en nobles, siendo la mayoría de ellos «mediocres intrigantes». El cambio de corona no supuso mejora alguna en el trato de los pueblos explotados. La riqueza increíble acumulada en al-Ándalus durante varios siglos de esplendor, prácticamente había sido transferida en su totalidad a la clase dominante castellana y a la Iglesia, pero ni la represión brutal de las Alpujarras, ni el repoblamiento, garantizaban la paz del opresor. Temiendo que los moriscos estrechasen lazos con los turcos para reforzar su derecho incuestionable a la autodefensa frente a la opresión, la Corona expulsó de la península entre 1609 y 1614 a un millón de musulmanes. Las ganancias para la alta nobleza y la Iglesia fueron grandes en un primer momento, pero al poco tiempo empezaron las consecuencias quienes contrataban la muy formada mano de obra campesina y artesana morisca al caer la calidad de la producción.
El pusilánime Felipe III dejaba pudrirse la corrupta política imperial y su declinante economía cediendo el poder a validos como el Duque de Lerma que intentó evitar guerras ruinosas, limitar algunos derechos de la nobleza, reducir el empobrecimiento social creciente, etc., pero que no dudó en utilizar sus cargos para enriquecerse al máximo en un contexto de traición e intriga, corrupción, nepotismo y simonía institucionalizadas, destacando especialmente sus desfalcos inmobiliarios durante el traslado de la capital del reino de Madrid a Valladolid en 1601 y que le convirtieron en el hombre más rico del imperio español. El imperio estaba oficialmente regido por un rey que delegaba su gobierno en un duque que, para enriquecerse ilegalmente, delegaba gran parte de su poder en un valido de confianza.
La situación económica a comienzos del siglo XVII era relativamente buena pero dependía de la regular llegada de la plata expoliada en Nuestra América. Si las remesas se retrasaban y se multiplicaban los gastos, podía sobrevenir una crisis además, según estudios del clima, entre 1600 y 1715 hubo una mini glaciación por la disminución de las manchas solares con efectos devastadores sobre la producción agropecuaria provocando sucesivas hambrunas con las tensiones sociales correspondientes. Luis XIV se ganó la confianza de París al ser coronado en 1638 porque mandó repartir pan para combatir el hambre. Se discute también si la proto industrialización en esta época fue un intento de superar la dependencia agropecuaria de los caprichos del clima.
En el caso español, la depredación de al-Ándalus y de los judíos fueron dos métodos muy rentables de enriquecimiento hasta finales del siglo XV, luego asegurada a lo largo del siglo XVI por el vaciamiento de los recursos de las Indias. Y desde inicios del siglo XVII se continuó presionando a los judíos para que pagasen sumas inmensas, como fue el caso de los 410 judíos portugueses que entre 1602–1604 negociaron el perdón mediante el pago de 1.860.000 ducados más el gran valor de los regalos hechos a los ministros. La expulsión de los moriscos en 1609 también fue rentable en un primer momento para las arcas del reino. Todos los métodos eran válidos con tal de sacar ducados.
Pero la política económica de Felipe III era ruinosa a medio plazo porque ni las remesas de Indias, ni el expolio de los judíos, ni los impuestos y otras medidas como la deflación y la manipulación de la plata, etc., rendían lo suficiente para mantener un sobregasto creciente y dilapidador. Al morir en 1621 el imperio necesitaría alrededor de cuatro años, hasta 1625, para pagar su deuda, y la guerra iniciada contra Holanda en ese año exigía más y más sacrificios e impuestos, tarea a la que se lanzó el Conde Duque de Olivares quien en una carta al nuevo rey Felipe IV en 1624 le explicó que su objetivo era convertirle en el rey de «España». El valido, empleaba ya el singular de «España» según había empezado a hacer cuarenta y cuatro años antes Felipe II desde la bombardeada Lisboa, como hemos visto.
Además de otras medidas, Olivares ideó tres grandes vías para salir de la crisis y unificar «España» según el criterio austracista todavía vigente aunque cada vez más recortado: uno era forzar a los reinos y territorios a que pagasen más a la Hacienda real, otro era que pagasen y dedicasen más tropas autóctonas al fortalecimiento militar y, el tercero, tomado en 1628 era reforzar el método de la «venta de gracia», que permitía que fueran las elites dominantes de cada zona las que se quedaran con parte de los impuestos recaudados por ellas en nombre de la Corona. Era un método que facilitaba la corrupción y el despilfarro, pero que así mismo facilitaba que al menos una parte de la recaudación llegase a la Corona; era un método común, también aplicado por Richelieu, incluso en sus ejércitos, y expresaba la fase de tránsito de la descentralización de la nobleza a la centralización del absolutismo. Pero un efecto directo de este método era que facilitaba la aparición del bandolerismo social, forma de autodefensa de sectores populares sobreexplotados.
Pese a las limitaciones de las leyes de Olivares, ya para entonces era claro que Hacienda, Ejército, Cultura y Estado formaban una unidad, y en los noventa años siguientes quedaría definitivamente demostrada su efectividad con la conquista de Barcelona en 1714, la destrucción de los derechos catalanes y el salto cualitativo en la incipiente unificación nacional-burguesa de «España» como posible espacio material y simbólico de acumulación de capital. Que la posibilidad no fracasase y se convirtiera en probabilidad, y luego esta en realidad presente, este proceso inseguro dependía de la dialéctica de las luchas de clases y nacionales, también internacionales.
Cuando la unificación militar-estatal se intentó aplicar en 1625 surgieron resistencias en casi todas partes, pero sobre todo en Catalunya, Valencia, las Illes y Aragón, dentro de la península. La oposición se siguió expresando en 1626 y 1632. Fue en este proceso de tensionamiento creciente que estalló la guerra con Francia en 1635 que, en lo que ahora nos atañe, tendría al menos tres grandes consecuencias: la primera fue condicionar negativamente a medio plazo la capacidad económica y militar el imperio al perderse el derecho de tránsito por Valtelina, derrota aceptada en el tratado de Milán de 1637 que rompía el vital corredor que comunicaba la rica y productiva Flandes con la península cruzando los Alpes, el denominado «Camino español». Recordemos que el puerto de Amberes todavía seguía siendo el principal nudo comercial de Europa noroccidental en el que confluían redes desde las Américas, Europa del nordeste y sureste, África y el Índico.
La segunda fue la expansión del nacionalismo católico castellano que, tras la liquidación del ideal comunero, tuvo espacio para crecer ya sin obstáculos. Era un nacionalismo viejo que se plasmaría en la trinidad de: «evangelizar, civilizar, españolizar». Su base social era, en primer lugar, la nobleza guerrera que durante la «reconquista» se apropiaba de inmensos terrenos.
No nos alargaremos en citas sobre la identificación entre lengua castellana y dios, que de algún modo también se argumentó en otras lenguas y culturas. Nos centraremos en el siglo XVII: en 1619 se sostuvo que era el pueblo elegido por dios, e incluso en 1625 el Conde Duque de Olivares declaró que «Dios es español» agradeciéndole victorias militares, etcétera. Con una visión mucho menos fanática en lo religioso, Quevedo decía en base al materialismo geográfico de la época que el clima hacía a los españoles tener buenos usos y costumbres, y ser leales y obedientes hacia el rey, mientras que negros e indios eran perezosos por el calor y flemáticos por el frío los alemanes.
Pero una de las razones de la obediencia hacia el rey español hay que buscarla en «el alto grado de militarización de la población desde la reconquista». Otro historiador no ha dudado en afirmar que: «Los extranjeros son así fundamentalmente los enemigos, que con sus taras y defectos permiten ensalzar, por oposición, las virtudes y superiores cualidades de los españoles». Militarización social con las leyes de leva militar de 1496 en Castilla, inquisición cultural y trasfondo estatal depredador… eran las bases del nacionalismo preburgués del Imperio. Hay que admirar, viendo este panorama, a quienes pese a todo defendieron valores y culturas progresistas en esta Castilla en la que nunca se apagó el rescoldo comunero.
Es cierto que todos los poderes cristianos, en mayor o menor medida se apropiaban de dios, enfrentándolo a los demás gobiernos. Pero desde 1635 esto se plasmó abiertamente contra la población francesa en la península no solo en la xenofobia cultural, sino también con persecuciones físicas. Felipe IV azuzó la xenofobia práctica antifrancesa apelando a la identidad católica, defensora de la justicia, contraria a los pactos de los franceses ateos, criminales e impíos con cualquier enemigo de España. Desde finales del siglo XV Francia había buscado expandirse por Italia chocando con las posesiones e intereses de Castilla, estableciéndose desde entonces una pugna abierta o soterrada por la hegemonía europea, pero estas tensiones históricas así como el rechazo a lo francés en el pueblo provocado por la Corona no debilitaban las relaciones de toda índole entre las élites de ambos Estados, de manera que debe hablarse de una manipulación descarada para movilizar al pueblo para que muriera en la guerra ocultándole las buenas relaciones entre las clases dominantes.
Una muestra de que dios empezaba a dudar sobre si era español y en qué grado, fue que permitió que Olivares fuera depuesto en 1643 por las intrigas de la nobleza no tanto por la marcha de la guerra sino porque las tibias reformas de Olivares querían regular sus privilegios. Aunque la derrota final en la guerra y el humillante Tratado de Wetsfalia de 1648 demostraron que dios no era español, o que lo era muy poco porque una de las escasas victorias que concedió al Imperio fue la derrota de la sublevación catalana de 1640, sí es cierto que el nacional-catolicismo español insiste en su origen divino. Sin duda, la Inquisición tuvo mucho que ver en el arraigo de tanta irracionalidad en el nacionalismo imperialista español.
Y la tercera fue el conjunto de revueltas y sublevaciones que estallaron o se endurecieron más a raíz del empeoramiento de la explotación imperial necesaria para sufragar una guerra masivamente rechazada. Frente a un poder putrefacto, estallaron movimientos secesionistas y batallas sociales en casi todo el imperio en las décadas centrales del siglo XVII: Portugal –ya en 1638 se sublevó la ciudad de Évora siendo masacrada–, y los Países Bajos lograron la independencia después de duras guerras de liberación que no podemos detallar aquí, en las que las mujeres arcabuceras tuvieron un papel decisivo en algunos momentos. Pero fracasaron la Revuelta de la sal en Bizkaia en 1634, Catalunya en 1640, Andalucía en 1641, Nápoles y Sicilia en 1647, Nafarroa y Aragón en 1648, por citar las más conocidas. De todas ellas, la catalana es la que ahora nos interesa.
La guerra dels segadors de 1640 es el nombre que se da a la sublevación que resistió en Barcelona hasta 1652. Como hemos visto, desde 1625 Catalunya retrasó todo lo que pudo sus obligaciones militares con Castilla: en 1638 se negó a enviar tropas autóctonas a Gipuzkoa contra los franceses. Sin embargo, el ejército catalán sí tuvo que defenderse cuando los franceses invadieron el Principat, sufriendo la derrota de Salses en 1639 con un costo de 7.000 muertos y la liquidación del 25% de la nobleza del país. Fue una entrada obligada en la guerra defensiva, pero con un fuerte rechazo a los abusos, atropellos y destrucciones que cometía el ejército imperial oficialmente «aliado» sobre la población catalana que, además, pagaba los costos de su mantenimiento y ponía muchos de los muertos.
La sublevación estalló en abril de 1640 en un inicio contra el ejército imperial pero se extendió pronto contra las clases ricas catalanas a las que acusaban de traidoras. El pueblo ejecutó al virrey español y asaltó edificios relacionados con la administración del poder y de la propiedad. Hay que destacar la participación de las mujeres en estas luchas. Para el verano de 1640 la sublevación se había convertido en revolución social. Madrid preparó otro ejército para entrar el Catalunya. Cogido entre dos fuegos: el ataque del Imperio y la revolución interna, la Diputació pidió ayuda a Francia en enero de 1641, deponiendo a Felipe IV como Conde de Barcelona para darle el título a Luis XIII. Las tropas catalanas y francesas, ahora aliadas, derrotaron el ataque del Imperio,
La suerte del conflicto cambió bruscamente al sumergirse Francia en la guerra interna de la Fronda, desde 1648, entre grandes familias nobles y la Casa de Borbón que tuvo que dejar de ayudar a Barcelona en un momento en el que surgían tensiones cotidianas entre franceses y catalanes, debilitando mucho la defensa. En 1650 la peor epidemia de peste del siglo causó 36.000 muertos solo en Barcelona. En 1651 Felipe IV, al tanto de esa triple debilidad, sitia Barcelona y la conquista después de un año de resistencia, en 1652. Sabedor del poder económico de Catalunya, de la conciencia social y nacional de su pueblo trabajador y de la conciencia nacional burguesa de su clase dominante, decidió respetar en 1653 sus fueros aunque ligeramente reducidos.
Pero el incremento de las arcas reales gracias a la mayor explotación de los Països Catalans y Aragón no logró detener la crisis del imperio español: en lo económico las bancarrotas de 1647, 1652 y 1666; en lo militar, la derrota de Rocroi de 1643 y la derrota ante Portugal en 1656 que son la parte externa del «desmoronamiento interno»; y en lo político la derrota total en el Tratado de Wetsfalia de 1648 y en el Tratado de los Pirineos de 1659 mediante el cual la Corona española cedió al reino de Francia una quinta parte del territorio y de la población de los Països Catalans. La crisis latente del sistema aparecía como crisis real, manifiesta, cuando estallaban motines populares que entre 1647 y 1652 se sucedieron en Andalucía, especialmente en Córdoba y Granada.
La incapacidad económica, militar y política era tal que el imperio español no pudo romper el bloqueo marítimo inglés entre 1656 y 1659, año en el que por fin arribó la flota de América con gran cantidad de plata que, empero, se dilapidó improductivamente como siempre. La bancarrota de 1666 mostró la gravedad del «cáncer monetario» que asfixiaba al Imperio. La alta nobleza y la Iglesia –un poder terrateniente enorme– hacían y deshacían a su gusto: no debe extrañarnos, por tanto, que en 1677 se propusiera en las Cortes de Aragón la supresión de la «potestad absoluta de la nobleza», una propuesta revolucionaria por las perspectivas que podría abrir, que también mostraba el antagonismo creciente entre los derechos parlamentarios aun sobrevivientes en algunas naciones y el poder fáctico español que necesitaba intensificar su centralismo.
La vida política del Conde de Oropesa es un ejemplo de la estulticia y corrupción política: sus reformas desde 1680 podrían haber insuflado nueva vida a la Corona, pero las envidias y egoísmo de la nobleza las hicieron fracasar y le obligaron a dimitir de sus cargos teniendo que ir al destierro, muriendo en 1708, cuando la Guerra de Sucesión iniciada en 1701 asolaba Europa, siendo una verdadera guerra mundial por la hegemonía en Europa y, sobre todo, por el control de los inmensos recursos de América mediante el control de la Corona española.
La muerte de Carlos II en 1700 sin dejar descendencia dio paso al reinado de Felipe V, que fue el detonante de una crisis total del bloque de clases dominante en el Estado que venía agravándose desde la catástrofe de Wetsfalia de 1648; crisis que a su vez reflejaba un choque frontal en Europa entre dos modelos imperiales opuestos: el de Casa de Borbón y el de la Casa de los Habsburgo. Durante este medio siglo, la clase burguesa había incrementado su poder en Europa. Para entonces la Escuela de Salamanca era ya un legajo de papales olvidados en un armario. La cultura española, castrada por la Inquisición y el atraso, no podía dar a luz mentes como las de Hobbes, Spinoza, Locke y otros que sobre la base de Bodin fueron capaces de desarrollar la filosofía de la resistencia y la ideología del derecho y la soberanía, del límite del poder del Estado, de la propiedad burguesa, etc., en sus interpretaciones particulares porque vivían la lucha entre burguesías en ascenso, dispuestas a muchos sacrificios, y el feudalismo en retroceso dispuesto a todos los crímenes para mantener su poder.
La Casa de Borbón terminó imponiendo un Estado con un único ejército, una única lengua, un único sistema fiscal, una única política económica, un único sistema represivo, etc., tal como se desarrollaban en Francia obteniendo el esplendor y poder del absolutismo versallesco. A grandes rasgos, Castilla se hizo borbónica no sin dudas al principio porque, además de otros factores como la represión del ideal comunero desde 1521 por ejemplo, también se había desarrollado el nacionalismo imperial que deseaba reaparecer como gran potencia tras el hundimiento de 1648; además, la ideología de obediencia al Rey y la influencia autoritaria de la Inquisición facilitaron el apoyo a la Casa de Borbón; por otra parte, el desprestigio de los «Austrias menores» por su corrupción e inutilidad, responsables de las continuas bancarrotas y caos económico no podía contrarrestar la fama de eficacia borbónica.
Se ha dicho con cierta base que la Casa de Borbón consiguió el apoyo de las llamadas clases medias y de la pequeña nobleza en el centro peninsular para frenar el poder de la Iglesia, de la alta nobleza y de la Inquisición. El atraso tecnocientífico «difícil de superar» del Imperio era innegable y las clases medias pagaban sus consecuencias cuando querían abrir nuevos negocios. El ejemplo de la decisiva producción de armas es aplastante: muchas y las mejores debían comprarse en el extranjero y aunque el famoso «secreto sueco» de la fundición de calidad fue utilizado en Cantabria, el atraso seguía sin superarse. La industria armamentista vasca sufría el estrangulamiento de tener que adquirir las llaves de percusión y otras piezas de calidad en Francia. El apoyo de la burguesía vasca a la Casa de Borbón tenía algo o bastante que ver con sus negocios industrial-armamentísticos, el papel de los puertos de mar, en la necesidad de adquirir tecnología francesa. Los borbones respetaron las leyes vascas durante unos años porque también dependían de su industria. Sea como fuere, París obtuvo enormes concesiones de Madrid.
Por su historia y estructura económica, los Països Catalans resultaron relativamente beneficiados en la segunda mitad del siglo XVII, a pesar del centralismo en ascenso de Carlos II que reinó en 1665–1700. Más que en Aragón, en los Països Catalans se había desarrollado una burguesía comercial muy activa gracias, entre otras cosas, a los avances en la técnica textil. Las relaciones mercantiles con el Mediterráneo y con las antiguas posesiones del Reino de Aragón facilitaron el crecimiento. Esta burguesía iba rompiendo sus lazos ideológicos con el imperio español en la medida en que este le seguía negando el acceso al comercio de las Indias. Además, el nacionalismo español no olvidaba que el pueblo catalán se había sublevado en 1640, por lo que vigilaba atentamente el auge del ideario catalanista en su burguesía y en su pueblo trabajador. Bajo estas presiones los Països Catalans desarrollaron efectivas formas casi paralelas de autogobierno fáctico.
Por ejemplo, en los 35 años de su reinado Carlos II nunca convocó las Cortes catalanas, torpedeando su accionar con el «derecho real» de prohibir a determinadas personas que no eran de su agrado a que participaran en los listados de insaculación de cargos catalanes, limitando así mucho la efectividad del Parlament. Fue esta política la que aceleró en València el estallido de la Segona Germania en 1693 contra el empobrecimiento y la explotación, y contra los abusos del centralismo de Madrid, y que en 1702 en las Cortes de Aragón debatieran de nuevo contra los privilegios de la nobleza. Por su parte, la respuesta catalana fue crear la Conferència del Comuns de 1703 para administrar ágilmente los intereses de las clases y capas propietarias –los «ciudadanos honrados»–, y de otras instituciones muy efectivas. La reacción del nuevo rey Felipe V desde Madrid fue aplicada por el virrey Velasco en 1704–1705 enseñando lo que ya empezaba a ser el centralismo borbónico, entre otros objetivos para reprimir la precipitada rebelión de 1704.
Por fin, en 1705 la mayoría de aragoneses y catalanes se posicionaron contra el Borbón y a favor de la Casa de Austria porque esta no atacaba tanto sus derechos nacionales. La propaganda nacionalista española falsea y ridiculiza la eficacia administrativa y las garantías civiles de los sistemas forales que, en líneas generales, limitaban el poder real, los privilegios de la nobleza y el terror moral y físico de la Inquisición; también reducían los impuestos, regulaban las tasas de salida y entrada de mercancías, y garantizaban al pueblo una influencia más cercana y casi directa al poder foral sobre todo en las hambrunas y crisis de abastecimientos por acaparación privada del grano y otros alimentos y productos necesarios, obligando al poder bajo presión de masas a prohibir el acaparamiento e imponer precios baratos; además las «constituciones», los fueros, las «leyes viejas», etc., controlaban sus propias unidades militares y podían negarse y se negaban a participar en guerras extranjeras.
Estas características explican por qué las naciones periféricas del Estado español defendieran tan desesperadamente sus leyes propias: porque sabían por experiencia que eran mejores, más justas y más democráticas –en el sentido preburgués de la época de entre las dos oleadas revolucionarias burguesas triunfantes– que las que imponía la Casa de Borbón por derecho de conquista. También explican el importante papel desempeñado por las mujeres en esa defensa, tanto que solo muy tarde, en verano de 1715, Felipe V empezó a perdonar a las mujeres austracistas por su «desafección o disidencia».
Tras la victoria del borbón en la batalla de Almansa de 1707 el centralismo destrozó los derechos de Valencia. Aragón todavía resistió hasta la derrota de Villaviciosa en 1710. El arzobispo de Zaragoza pidió a Felipe V que impusiera directamente la ley castellana, liquidando la aragonesa. Los pueblos conquistados sufrieron una política que tenía «un fuerte contenido punitivo». La guerra fue inclinándose a favor del centralismo borbónico, en buena medida gracias al ejército francés, y a pesar de los intentos catalanes de reconquistar Valencia con un desembarco coordinado con una sublevación campesina. Hubo un flujo de refugiados valencianos y aragoneses hacia el Principat para seguir luchando por sus derechos nacionales, sociales, culturales.
Felipe V dejo claro en el artículo XIII del Tratado de Utrecht de 1713 que una cosa era la amnistía que pensaba conceder presionado por las potencias extranjeras, pero que Barcelona y los territorios aún libres de los Països Catalans estarían bajo la ley castellana, como ya lo estaba el resto. Los defensores de Barcelona se enteraron por algún vericueto de este artículo XIII y decidieron resistir hasta el final.
En la Barcelona resistente de 1713–1714 se publicaron textos en los que se pedía al pueblo castellano que recordara los derechos que le habían arrancado brutalmente al perder la guerra de los Comuneros en Villalar en 1521, hundiéndole en la explotación, mientras que Catalunya aún conservaba esos mismos derechos que se habían practicado en 1701 y 1705 en las Cortes, la Diputació y los municipios «que daban voz al “hombre común”». Las y los barceloneses eran conscientes de esa especie de continuidad histórica porque, en las condiciones de 1713–1714, revivían en su contexto los mismos problemas esenciales del pueblo comunero castellano de dos siglos antes: derechos, autodeterminación desde la base y soberanía colectiva dentro del contexto sociohistórico objetivo, es decir, en el caso castellano la sociedad estamental minada por una incipiente burguesía y en el caso catalán la decadente sociedad estamental desbordada por una burguesía fuerte.
El andamiaje administrativo-institucional construido en los Països Catalans y en Aragón, demostró su solidez democrática en los muy duros momentos de decidir con votaciones sucesivas si se resistía al invasor o se claudicaba ante él. No fue una dirección política vertical, impuesta desde arriba a un pueblo obediente, sino un proceso muy horizontal para las condiciones de su época, desde luego cualitativamente mejor que el autoritarismo absolutista dominante entre las dos oleadas de revoluciones burguesas triunfantes, la de mediados del siglo XVII y la de finales del siglo XVIII. Del mismo modo, la dirección de la guerra defensiva y la excelente preparación de la oficialidad del ejército de Catalunya eran inseparables de esos métodos de autogobierno soberano que el pueblo catalán se había dado a sí mismo en base a su derecho a la libre determinación en la fase histórica anterior a la segunda oleada de las revoluciones burguesas. Sin esta base de participación es incomprensible entender la existencia de entre 20.000 y 30.000 soldados profesionales en 1705–1713, es decir, el 6% de la población catalana, una proporción comparable a la militarizada Suecia de Gustavo Adolfo.
Los invasores quedaron sorprendidos por la decisión de lucha del pueblo catalán. Creían que la apabullante demostración de fuerza realizada el 25 de julio de 1713 frente a las murallas de Barcelona por un ejército borbón de 20.000 soldados sería suficiente para que, aterrado, se rindiera. Pero Barcelona resistió más de un año. La dura fiscalidad y las atrocidades y crímenes del ocupante borbón contra la población que vivía fuera de Barcelona, fueron tales que desde finales de ese año y enero de 1714 estallaron motines y aparecieron guerrillas que para primavera de 1714 formaban una especie de ejército de extramuros de 4.000 soldados. La eficiencia de la soberanía preburguesa catalana se demostró en estos momentos críticos no solamente armando un ejército, sino también una flota que garantizaba los suministros desde Mallorca y otros puertos.
Pero las llamadas «Dos Coronas» de la Casa de Borbón, sumaban demasiados recursos frente a la heroicidad catalana, sobre todo en artillería, poliorcética e ingeniería militar lo que permitió a los invasores acercarse mucho a las murallas sufriendo muy pocas bajas. La suerte estaba echada. Una muestra de la raigambre del sentimiento nacional preburgués del pueblo lo encontramos en la mitad de la batalla desesperada del 11 de septiembre de 1714: en una brecha crítica abierta por la artillería franco-española los defensores se reorganizaron alrededor de la bandera de Santa Eulalia, patrona de Barcelona, contuvieron el ataque y contraatacaron hasta taponar la brecha. Las enseñas y banderas que simbolizaban el sentimiento nacional preburgués estuvieron al frente de los desesperados contraataques de una masa de guerra formada por soldados y por civiles armados de cualquier modo.
Ese último día el monasterio de San Pedro fue reconquistado once veces por los catalanes que al mediodía volaron una parte y se atrincheraron en ella por última vez. Los defensores sabían que Lleida y Xàtiva habían sido masacradas por el borbón, con escenas espantosas, y aprovecharon la oferta de rendición sin saqueos ni muertes hecha por el mando atacante, para salvar las vidas y las casas de la población civil, o de lo contrario la población sería pasada a cuchillo. La negociación fue realizada por Berwick que contravino las órdenes del rey no se sabe si para evitar una posible desbandada de su ejército agotado por la resistencia popular, o para facilitar la entrada de la caballería invasora por las estrechas calles de la ciudad.
Pero la caída de Barcelona y de la fortaleza de Cardona una semana más tarde no supuso el fin automático de la guerra porque Palma de Mallorca resistió hasta julio de 1715 y, a otra escala, se organizaron guerrillas catalanistas en los Pirineos durante al menos una década. Durante la guerra, decenas de miles de personas tuvieron que escaparse de los Països Catalans y de Aragón para no ser encarceladas o asesinadas. El rey borbón acabó con sus derechos aplicando el más fuerte derecho de conquista del Imperio, empezando en el acto un proceso de desnacionalización gradual. Catalunya fue sobrecargada de impuestos en comparación a los que pagaba Castilla, pero en realidad fue la Corona de Aragón –Valencia, las Illes, Aragón y Catalunya– la que, desde su derrota y ocupación militar desde 1707–1714, llenó el agujero fiscal español con la sobreexplotación económica. El Imperio necesitaba urgentemente cualquier aporte de fondos para taponar dos brechas mortales: el orden interno y la seguridad marítima. Ambas necesitaban dinero, mucho dinero, que fue sacado de la derrotada Corona de Aragón, además de otras formas y métodos. El preámbulo del decreto de Nueva Planta de enero de 1716 dejaba claro que la ley española impuesta se basaba en el derecho de conquista, lo mismo que dejó bien claro el ejército fascista español cuando logró conquistar Bilbao en 1937.
En orden interno se aseguró aumentando la movilidad del ejército para que pudiera trasladarse rápidamente por el Estado reprimiendo cualquier protesta: nada menos que 14.000 hombres a caballo y 59.000 a pie, una proporción de caballería muy alta para la época. En cuanto a la marina, la crisis era tal que tras la Guerra de Secesión dependía de la flota francesa para garantizar la llegada de la plata de Nuestra América. Debía, por tanto, construir una armada nueva o todo se hundiría. La experiencia burocrática del Borbón, su centralización extrema, fue aplicada en el Estado desde 1717 para crear la Marina de Guerra. Sin la sangría económica del aplastado Reino de Aragón, semejante recuperación imperialista hubiera sido mucho más difícil.
Para concluir, hemos dicho anteriormente que Hacienda, Ejército, Cultura y Estado formaban ya una unidad en el siglo XVII que se reforzaría en el XVIII. Hemos hablado del expolio fiscal de los Països Catalans y de Aragón para fortalecer el Estado y el Ejército español. Nos falta la Cultura: de la misma forma en que la aristocracia y la joven burguesía valenciana empezó a abandonar el uso del catalán al ser derrotada la rebelión de la Germania en 1520–1522 contra la nobleza, rebelión popular que se extendió a Mallorca, después de 1714 la burguesía catalana también giró hacia la lengua española. En ambos casos se trata de la necesidad de las clases dominantes de distanciarse del pueblo trabajador, de su cultura y lengua, para acercarse a las del ocupante. Decidido a extender no solo la lengua y la cultura española, Felipe V fundó en 1738 la Real Academia de la Historia para fijar la visión políticamente correcta de la historia española pero «con bastante ineficacia, por cierto». Y el rey Carlos III prohibió imprimir libros en euskera en 1766 y en 1768 ordenó que en Aragón se actuase y se enseñase en castellano.
Los escasos intentos habidos en el Estado para impulsar un capitalismo con alta productividad del trabajo, con una política clara de subsunción real de las clases trabajadoras mediante una permanente modernización tecnocientífica, de modo que la inevitable resistencia obrera nunca diera el salto a la lucha política por la toma del poder, y con una deliberada integración de las burguesías de los pueblos oprimidos en un sistema democrático-burgués flexible e integrador, dentro de lo relativo de estos términos, tales intentos, además de haber sido muy pocos siempre han sido rápidamente cortocircuitados por la fiereza reaccionaria y la estulticia conservadora que vertebra el espinazo del bloque de clases dominante en el Estado.
Desde ese siglo XVIII en el que la crisis del feudalismo no encontró como salida el desarrollo de una forma «moderna» del modo de producción capitalista, sino a un engendro corrupto, violento y orgulloso de su ignorancia, desde entonces se han repetido una y mil veces determinadas crisis que apenas varían en su esencia aunque sí en sus formas. Pese a los puntuales y fugaces esfuerzos de acelerar y racionalizar el sistema productivo, social, cultural y político español para recortar distancias y reintegrarlo en la cada vez más distante cabeza hegemónica del capitalismo, ahora mismo nos golpea el torbellino de contradicciones que estallaron desde la mitad del siglo XVII hasta su definitivo triunfo reaccionario a comienzos del siglo XVIII.
Unos intelectuales que flotaban en las nebulosas de sus abstracciones, creyeron que la crisis de finales del siglo XIX era la definitiva porque, de rebote, insuflaría vida en el «alma española». El reaccionario Maeztu lloriqueó diciendo: «Me duele España», y ese sufrimiento derechista desencadenó una cadena de brutalidades fascistas que siguen atormentando la conciencia de los vivos y pudriendo el interior del sistema capitalista. Tal vez desesperado, Ortega y Gasset dijo aquello de que «España es el problema, Europa es la solución». Pero Europa no ha sido la solución pese a las promesas