Mitos de la concertada…La liber­tad de la elec­ción de centros

El gobierno anda­luz avan­za impla­ca­ble hacia la pri­va­ti­za­ción de la edu­ca­ción en nues­tra comu­ni­dad a tra­vés de polí­ti­cas enca­mi­na­das a favo­re­cer a los cen­tros pri­va­dos sub­ven­cio­na­dos con dine­ro públi­co, más cono­ci­dos como cen­tros con­cer­ta­dos. Uno de los argu­men­tos en los que nues­tros gober­nan­tes auto­nó­mi­cos se apo­yan para defen­der estas polí­ti­cas pri­va­ti­za­do­ras es el de la lla­ma­da “liber­tad de elec­ción de cen­tro” por par­te de las fami­lias, otor­gan­do a este supues­to dere­cho un ran­go máxi­mo, pare­ce ser que inclu­so por enci­ma del dere­cho uni­ver­sal a acce­der a una edu­ca­ción en con­di­cio­nes de igual­dad que debie­ra tener el con­jun­to de la pobla­ción, y alu­dien­do a un, tam­bién supues­to, res­pal­do de la Cons­ti­tu­ción en este sentido. 

Ante esta vuel­ta de tuer­ca del actual gobierno en las polí­ti­cas pri­va­ti­za­do­ras ya bien enca­mi­na­das por el PSOE en las legis­la­tu­ras ante­rio­res, des­de USTEA que­re­mos rea­li­zar las siguien­tes consideraciones: 

En pri­mer lugar, es impor­tan­te dejar cla­ro que en nin­gún momen­to se con­tem­pla en la Cons­ti­tu­ción Espa­ño­la, ni en el dere­cho com­pa­ra­do, la posi­bi­li­dad de que las fami­lias deban reci­bir una ayu­da públi­ca para poder ele­gir entre la red de cen­tros públi­cos o la red de cen­tros pri­va­dos, ni que esta últi­ma ten­ga que estar sub­ven­cio­na­da con fon­dos públi­cos. Sin duda, no es un impe­ra­ti­vo cons­ti­tu­cio­nal, bajo nin­gún con­cep­to, el que el Esta­do ten­ga que garan­ti­zar la gra­tui­dad en cen­tros pri­va­dos por el sim­ple hecho de que las fami­lias eli­jan un cen­tro dis­tin­to al crea­do y ges­tio­na­do por los pode­res públi­cos. En este sen­ti­do, la pro­pia juris­pru­den­cia del Tri­bu­nal Cons­ti­tu­cio­nal deja cla­ro en sen­das sen­ten­cias, que el dere­cho a la for­ma­ción reli­gio­sa y moral acor­de a las con­vic­cio­nes de los padres no es de pro­tec­ción direc­ta, sino a tra­vés de la pro­tec­ción de otros dere­chos como la liber­tad de cáte­dra, la neu­tra­li­dad ideo­ló­gi­ca de los cen­tros públi­cos, etc., y ade­más tie­ne como lími­te el dere­cho de los meno­res a reci­bir una edu­ca­ción inte­gral. (Sen­ten­cia 2601994, de 3 de octu­bre de 1994); y por otra, que el dere­cho a la sub­ven­ción no se reco­ge como un dere­cho fun­da­men­tal, sino supe­di­ta­do al desa­rro­llo en una ley que debe­rá con­te­ner exi­gen­cias de res­pe­to a los prin­ci­pios cons­ti­tu­cio­na­les de igual­dad, no dis­cri­mi­na­ción, efec­ti­vi­dad del dis­fru­te de los dere­chos… (Sen­ten­cia 861985 de 10 de julio), aña­dien­do esta últi­ma que “… sien­do del todo cla­ro que el dere­cho a la edu­ca­ción ‑a la edu­ca­ción gra­tui­ta en la ense­ñan­za bási­ca- no com­pren­de el dere­cho a la gra­tui­dad edu­ca­ti­va en cua­les­quie­ra cen­tros pri­va­dos, por­que los recur­sos públi­cos no han de acu­dir, incon­di­cio­nal­men­te, allá don­de vayan las pre­fe­ren­cias indi­vi­dua­les”.

En USTEA enten­de­mos que lo que des­de las posi­cio­nes del gobierno anda­luz se lla­ma “dere­cho a la elec­ción de cen­tro” no es más que intro­du­cir en la pla­ni­fi­ca­ción edu­ca­ti­va las pre­fe­ren­cias indi­vi­dua­les de las fami­lias. En defi­ni­ti­va, se intro­du­cen con­cep­tos y cri­te­rios de mer­ca­do en la ges­tión públi­ca del dere­cho fun­da­men­tal a la edu­ca­ción, some­tién­do­lo a una mer­can­ti­li­za­ción que ale­ja a la edu­ca­ción públi­ca de su ver­da­de­ro sen­ti­do y de su papel de com­pen­sa­dor de des­igual­da­des y de cohe­sión social. Lejos de pro­cu­rar el for­ta­le­ci­mien­to de la edu­ca­ción públi­ca como la úni­ca capaz de garan­ti­zar el dere­cho a la edu­ca­ción en con­di­cio­nes de igual­dad para todos y todas, el eje­cu­ti­vo anda­luz man­tie­ne la “deman­da social” como ele­men­to cen­tral de la pla­ni­fi­ca­ción edu­ca­ti­va, en con­so­nan­cia con toda la bate­ría de polí­ti­cas pri­va­ti­za­do­ras que está desarrollando. 

Pero, ¿por qué recha­za­mos en USTEA la libre elec­ción de cen­tro? Las inves­ti­ga­cio­nes con­clu­yen reite­ra­da­men­te que detrás de la ape­la­ción a la “libre elec­ción” sue­le escon­der­se un mie­do a la mez­cla social, bus­can­do, por tan­to, una selec­ción esco­lar. Son nume­ro­sos los estu­dios e infor­mes que aler­tan sobre las nefas­tas con­se­cuen­cias para los sis­te­mas edu­ca­ti­vos que con­lle­van estas polí­ti­cas. Sin ir más lejos, la pro­pia OCDE, en su infor­me “cali­dad y equi­dad en la edu­ca­ción”, ase­gu­ra que “pro­por­cio­nar ple­na liber­tad de elec­ción de escue­la a los padres pue­de resul­tar en segre­ga­ción según com­pe­ten­cias aca­dé­mi­cas y entor­nos socio­eco­nó­mi­cos, y gene­rar mayo­res des­igual­da­des en los sis­te­mas edu­ca­ti­vos”. Asi­mis­mo, un estu­dio ela­bo­ra­do por la Uni­ver­si­dad de Valen­cia con­clu­ye que las polí­ti­cas de libre elec­ción hacen emer­ger “las des­igual­da­des socia­les inhe­ren­tes al pro­ce­so de elec­ción esco­lar por barre­ras eco­nó­mi­cas”. Refuer­zan estas con­clu­sio­nes el estu­dio rea­li­za­do por la Uni­ver­si­dad Autó­no­ma de Madrid (Roge­ro y Andrés, 2016) en que se afir­ma que “la liber­tad de elec­ción de cen­tro no exis­te, es un tér­mino falaz para jus­ti­fi­car un sis­te­ma que segre­ga al alum­na­do y que sir­ve a las cla­ses medias y altas para ale­jar­se de los alum­nos extran­je­ros y de las cla­ses bajas”. 

Como vemos, el sis­te­ma de “elec­ción de cen­tro” cons­ti­tu­ye un ideal neo­li­be­ral basa­do en la lógi­ca indi­vi­dua­lis­ta y com­pe­ti­ti­va y no en una lógi­ca igua­li­ta­ria y soli­da­ria. Los pode­res públi­cos, al lle­var a cabo estas polí­ti­cas, están con­vir­tien­do a las fami­lias en con­su­mi­do­ras den­tro de un mer­ca­do edu­ca­ti­vo, obvian­do que la acción polí­ti­ca de lo públi­co tie­ne que estar enca­mi­na­da a garan­ti­zar el dere­cho a la mejor edu­ca­ción posi­ble para todos y todas y no a inci­tar a ele­gir, selec­cio­nar y com­pe­tir en una carre­ra en la que unos ganen y otros pier­dan. El deber del esta­do es velar por el bien común, por enci­ma de las pre­fe­ren­cias par­ti­cu­la­res o intere­ses individuales. 

Los datos sobre las con­se­cuen­cias de la exten­sión de los con­cier­tos y de las polí­ti­cas de fomen­to de la “libre elec­ción de cen­tro” son demo­le­do­res. El lla­ma­do “mode­lo madri­le­ño”, hacia el que nos diri­ge el gobierno anda­luz, ha pro­vo­ca­do que esta comu­ni­dad sea el terri­to­rio de la Unión Euro­pea con más segre­ga­ción esco­lar por moti­vos socio­eco­nó­mi­cos, tan solo supe­ra­da por Hun­gría, dupli­can­do, ade­más, el núme­ro de cen­tros gue­to con res­pec­to a la media esta­tal, con un incre­men­to de más del 35% en los últi­mos años.

Por tan­to, el sis­te­ma de “elec­ción de cen­tro” no pue­de con­si­de­rar­se un dere­cho por­que no solo no favo­re­ce una edu­ca­ción mejor y más equi­ta­ti­va, sino que, más bien, pro­vo­ca la rede­fi­ni­ción y res­tric­ción de los fines de la edu­ca­ción, la segre­ga­ción y el aumen­to de la estra­ti­fi­ca­ción social. 

Por todo ello, en USTEA cree­mos que es fun­da­men­tal luchar por ante­po­ner la con­cep­ción del dere­cho a la edu­ca­ción como un dere­cho fun­da­men­tal y no como un dere­cho de con­su­mo, como un dere­cho de ele­gir según la lógi­ca neo­li­be­ral. Defen­de­mos y lucha­mos por una escue­la 100% públi­ca de todos y todas para todos y todas, como úni­ca mane­ra de garan­ti­zar el dere­cho fun­da­men­tal a la edu­ca­ción en con­di­cio­nes de igual­dad para el con­jun­to de la pobla­ción y así con­tri­buir a la cons­truc­ción de una socie­dad ver­da­de­ra­men­te más libre.

Latest posts by Otros medios (see all)

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *