La masacre de Sabra y Chatila perpetrada hace exactamente 38 años
es considerada una de las más horrendas matanzas de la ocupación
israelí contra palestinos y libaneses.
Este aniversario evoca nuevamente aquellos horripilantes crímenes de asesinato en masa que se cobraron miles de vidas inocentes en una masacre planeada de antemano y de la que las grandes potencias se hicieron de la vista gorda limitándose a condenas huecas que confirman la connivencia con el ente de ocupación.
La masacre de Sabra y Chatila acaecida en 1982 se añade a una
larga lista de crímenes de la ocupación israelí contra el pueblo
palestino a lo largo de décadas.
Fue planeada por el entonces ministro de Guerra israelí, Ariel
Sharón, y por el jefe del Estado Mayor de las tropas de ocupación,
Rafael Eitan, junto a otras milicias y entidades estadounidenses,
según revelaron documentos secretos publicados por el diario
norteamericano New York Times en 2012.
Las tropas de ocupación israelíes en colaboración con
contingentes de milicias de las Fuerzas Libanesas y del ya extinto
clientelista “Ejército de Líbano del Sur” comenzaron la masacre
en medio de la oscuridad de la noche del 16 de septiembre de 1982
después de cerrar con vehículos los puntos de salida de los dos
campos Sabra y Chatila, y no permitieron el acceso de nadie hasta
terminada la matanza el 18 de septiembre.
Las tropas de ocupación israelíes lanzaron aquella noche bombas
incendiarias sobre el teatro del crimen mientras que los milicianos
cerraban el cerco a la población de los campamentos donde comenzaron
a disparar a todo lo que se movía en las callejuelas matando a
centenares. El mundo se enteró de la horrenda masacre sin embargo la
comunidad internacional no llevó a los perpetradores a ningún
juicio y el asunto se limitó a comisiones de investigación de corto
alcance.
La cifra de mártires de la masacre se desconoce aún aunque las
estimaciones hablan de entre 5 mil y 7 mil víctimas quedándose para
la historia imágenes de niños de 3 – 4 años asesinados mientras
dormían así como familias enteras masacradas de la misma forma y
fueron enterradas en fosas comunes o bajo los escombros de sus casas.
La comunidad internacional se limitó a las condenas verbales,
mientras las investigaciones internacionales formales se limitaron a
la Comisión de McBride que confirmó en su informe de 1938 que el
ente de ocupación israelí carga con la responsabilidad legal por la
masacre pues participó activamente en la planificación,
facilitación y ejecución de los asesinatos.
El informe de la Comisión de McBride no frenó los crímenes del
ente sionista y vino como tapadera de la impotencia de los organismos
internacionales de castigar a los criminales sionistas por su
horrendo crimen.
La masacre de Sabra y Chatila no fue la primera que cometía la
ocupación contra los palestinos pues fue anticipada por las matanzas
de Qibya, Deir Yassin y Tantura, así como fue seguida por las
masacres de Yenin, Qana y Gaza. A pesar de todo ello los hijos del
pueblo palestino se mantienen firmes y resistentes frente al ocupante
usurpador hasta la desaparición definitiva de este.
Fuente: Al
Mayadeen
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