A pro­pó­si­to de una decla­ra­ción de Chiang Kai-shek

Carta de Mao Zetung en la que critica severamente al régimen reaccionario del Kuomintang y a la II Sesión Plenaria de su Comité Ejecutivo Central; al mismo tiempo, expone la política del Partido Comunista de China de formar un frente único nacional antijaponés y de reanudar la cooperación con el Kuomintang. Reproducimos a continuación la parte principal de esta carta:

Al hablar de “centralización y unificación”, la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido confunde realmente la causa con el efecto. Hay que destacar aquí que la guerra civil y la ausencia de unificación durante los últimos diez años no tienen otro origen que la desastrosa política de dependencia del imperialismo seguida por su partido y su gobierno y en particular, la política de no resistencia al Japón aplicada invariablemente desde el Incidente del 18 de Septiembre de 1931. Bajo la consigna de “Pacificar el país antes de resistir a la agresión extranjera”, su partido y su gobierno han mantenido una incesante guerra civil, han lanzado numerosas campañas de cerco contra el Ejército Rojo y no han escatimado ningún esfuerzo para reprimir los movimientos patriótico y democrático del pueblo en todo el país. Incluso hasta el momento, ustedes siguen indiferentes ante la suerte del nordeste y el norte del país y, olvidando que el imperialismo japonés es el mayor enemigo de China han dedicado todas sus energías a combatir al Ejército Rojo y llevar a cabo luchas fracciónales dentro de su propio partido; se han empeñado obstinadamente en cerrar el paso al Ejército Rojo en su marcha hacia el frente de la lucha antijaponesa y en hostigar su retaguardia; han pasado por alto la demanda de toda la nación de resistir al Japón, y han privado al pueblo de sus libertades y derechos. El patriotismo es hoy un crimen, y en todo el país las prisiones están llenas de inocentes; la traición a la patria es recompensada, y los traidores se felicitan por los nombramientos y honores que reciben del gobierno. Buscar la centralización y la unificación por medio de esa política errónea es como buscar peces en un árbol y producirá exactamente los resultados contrarios.

Señores, quisiéramos advertirles que si no cambian radicalmente su política errónea, si no dirigen su odio contra los imperialistas japoneses y, en cambio, continúan dirigiéndolo contra sus propios compatriotas, no podrán mantener siquiera sus posiciones actuales y todo lo que se dice sobre la centralización, la unificación y el pretendido “’Estado moderno” quedará en pura charlatanería. Lo que la nación entera exige es la centralización y la unificación para resistir al Japón y salvar a la nación, y no para halagar a los extranjeros y oprimir al pueblo. El pueblo reclama con vigor un gobierno que pueda asegurarle verdaderamente su salvación y la del país, una república verdaderamente democrática. Reclama un gobierno republicano y democrático que sirva a sus intereses. Ese gobierno debe tener un programa que asegure principalmente los siguientes puntos: primero, resistencia a la agresión extranjera; segundo, derechos democráticos para el pueblo, y tercero, desarrollo de la economía nacional para atenuar e incluso eliminar los sufrimientos del pueblo. Si se habla en serio de un “Estado moderno”, es éste el único programa que responde realmente a las necesidades de la China colonial y semicolonial de nuestros días. Con ardiente esperanza y firme determinación, el pueblo está luchando por la realización de esos objetivos. Pero el partido y el gobierno que ustedes representan siguen una política contraria a las aspiraciones del pueblo, con la cual no ganarán nunca la confianza de éste. Por la presente, el Partido Comunista de China y el Ejército Rojo de China declaran solemnemente: estamos por el establecimiento de una república democrática unificada que abarque a todo el país y por la institución de un parlamento elegido mediante sufragio universal; estamos por un congreso de resistencia al Japón y de salvación nacional con la participación de representantes de todo el pueblo y de todas las fuerzas armadas antijaponesas del país, así como por un gobierno unificado de defensa nacional para todo el país. Declaramos: tan pronto como sea establecida una república democrática unificada que abarque a toda China, las zonas rojas pasarán a formar parte integrante de ella, los representantes del pueblo de estas zonas participarán en ese parlamento nacional y será instituido en ellas el mismo régimen democrático que en el resto del país. Consideramos que ni el consejo de defensa nacional que la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido ha decidido organizar, ni la asamblea nacional que su partido y su gobierno se preparan a instaurar, pueden hacer realidad la centralización y la unificación para resistir al Japón y salvar a la nación. De acuerdo con los reglamentos para el consejo de defensa nacional adoptados por la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido, ese consejo se compondrá exclusivamente de un pequeño número de funcionarios que manejen a su partido y su gobierno, y su única tarea será servir de organismo consultivo a ese gobierno. Está bien claro que ese consejo no podrá lograr éxito alguno ni conquistar en lo más mínimo la confianza del pueblo. A juzgar por el Proyecto de Constitución de la República de China y las Leyes Orgánica y Electoral de la Asamblea Nacional aprobadas por su gobierno, esa asamblea, que ustedes se proponen instituir, tampoco podrá lograr éxito alguno ni merecer la confianza del pueblo, pues no será más que un órgano manipulado por unos cuantos funcionarios de su partido y su gobierno, y un apéndice o pieza de adorno de ellos. Tal consejo y tal asamblea no tienen nada en común ni con el congreso nacional de resistencia al Japón y de salvación nacional -Consejo de Defensa Nacional-, ni con la república democrática china y su parlamento, que han sido propuestos por nuestro Partido. Sostenemos que un consejo de defensa nacional de resistencia al Japón y de salvación nacional debe incluir a los representantes de todos los partidos y grupos políticos, de todos los sectores sociales y de todas las fuerzas armadas, a fin de constituir un verdadero órgano de poder capaz de determinar la política fundamental de resistencia al Japón y de salvación nacional, y que ese consejo debe formar un gobierno unificado de defensa nacional para todo el país. La asamblea nacional debe ser un parlamento elegido mediante sufragio universal y el órgano supremo del poder de la república democrática china. Sólo semejante consejo de defensa nacional y semejante parlamento de toda China podrán contar con la aprobación, el respaldo y la participación de todo el pueblo, y colocar la gran causa de la salvación de la patria y del pueblo sobre una base sólida, inquebrantable. De lo contrario, las más bellas denominaciones no tendrán ningún valor real ni obtendrán la aprobación del pueblo. La mejor prueba de ello es el fracaso de las diversas conferencias celebradas por su partido y su gobierno. La declaración de la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo central de su partido dice: “Son de suponer peligros y obstáculos, pero nunca flaquearemos en el cumplimiento de nuestro deber por más dificultades y riesgos que atraviese la nación”. Y agrega: “En cuanto a la salvación de la patria, naturalmente nuestro partido trabajará por ella con todas sus fuerzas y con perseverancia”. Ciertamente, siendo el suyo el partido que domina la mayor parte del país, debe asumir la responsabilidad política por todos los hechos pasados. En vista de que el gobierno del Kuomintang es la dictadura de un solo partido, éste jamás podrá escapar a su responsabilidad. En particular, no pueden ustedes echar sobre otros la culpa por la pérdida de casi la mitad del territorio chino, que es resultado de la política totalmente errónea que, en contra de la voluntad de todo el pueblo y de los intereses de toda la nación, ha venido aplicando su partido desde el Incidente del 18 de Septiembre. En nuestra opinión y en la de todo el pueblo, ya que la mitad del territorio chino ha sido abandonada por su partido, de ninguna manera puede éste sustraerse al deber de restablecer la soberanía de China sobre el territorio perdido. Por otra parte, incluso mucha gente honesta de su partido que está plenamente consciente de los horrores de la subyugación nacional y de que la voluntad del pueblo es inviolable, comienza a tomar un nuevo rumbo y a sentirse indignada y descontenta con aquellos correligionarios que han traído el desastre tanto a su propio partido como a la nación. El Partido Comunista de China ve con plena simpatía este reciente cambio y saluda calurosamente el noble espíritu y el despertar de esos miembros patriotas y honestos del Kuomintang, saluda su disposición a hacer sacrificios en la lucha y su coraje para introducir reformas en momentos en que la nación está en peligro. Sabemos que en la dirección entra y las direcciones provinciales del Kuomintang, en su gobierno a los niveles central y provincial, en los círculos educacionales, científicos, artísticos, periodísticos e industriales, entre las mujeres, en los círculos religiosos y médicos, en la policía, en las diferentes organizaciones populares y, en particular, en las extensas filas del ejército y entre los antiguos y nuevos miembros del Kuomintang, así como entre los dirigentes de éste a todos los niveles, hay realmente muchos hombres conscientes y patriotas, y su número aumenta día a día. Esto es muy alentador. El Partido Comunista de China está siempre dispuesto a cooperar con esos miembros del Kuomintang y a formar con ellos un sólido frente único nacional, a fin de luchar contra el mayor enemigo de nuestra nación: el imperialismo japonés. Esperamos que lleguen a ser rápidamente una fuerza dominante en el seno del Kuomintang y se impongan sobre los más perversos y desvergonzados miembros, que insultando la memoria del Dr. Sun Yat-sen, han desconocido los intereses de la nación y se han convertido de hecho en agentes y colaboracionistas del imperialismo japonés. Esperamos que harán revivir el espíritu de los “Tres Principios del Pueblo revolucionarios” del Dr. Sun Yat-sen y sus Tres Grandes Políticas: alianza con Rusia, alianza con el Partido Comunista y ayuda a los campesinos y obreros, y que trabajarán “con todas sus fuerzas y con perseverancia” para hacer realidad los “Tres Principios del Pueblo revolucionarios”, las “Tres Grandes Políticas” y el testamento revolucionario del Dr. Sun Yat-sen. Esperamos que junto con los dirigentes patriotas de todos los partidos y grupos políticos y de todos los círculos sociales, junto con todo el pueblo patriota, asumirán resueltamente la responsabilidad de continuar la causa revolucionaria del Dr. Sun Yat-sen y lucharán firmemente por expulsar a los imperialistas japoneses y salvar a China de la subyugación, por conquistar los derechos democráticos para el pueblo, desarrollar la economía nacional de China y librar a la inmensa mayoría del pueblo de sus sufrimientos, así como por establecer una república democrática china con un parlamento y un gobierno democráticos. El Partido Comunista de China declara ante todos los miembros del Kuomintang: si ustedes actúan realmente de esta manera, los apoyaremos resueltamente y estaremos dispuestos a formar con ustedes un sólido frente único revolucionario, tal como el gran frente único formado entre nuestros dos partidos durante el gran período revolucionario de 1924-1927 para luchar contra la opresión imperialista y feudal, pues éste es, en la actualidad, el único camino correcto para salvar a la nación y asegurar su supervivencia.

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