Sobre la rec­ti­fi­ca­ción de las ideas erró­neas en el partido

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En cier­tos momen­tos el igua­li­ta­ris­mo abso­lu­to ha toma­do pro­por­cio­nes muy serias en el Ejér­ci­to Rojo. He aquí algu­nos ejem­plos. En lo que ata­ñe a las asig­na­cio­nes para sol­da­dos heri­dos, hay quie­nes obje­tan la dife­ren­cia­ción entre casos gra­ves y leves y recla­man la mis­ma suma para todos. Si un ofi­cial va a caba­llo, no lo con­si­de­ran como algo nece­sa­rio para el cum­pli­mien­to de sus debe­res, sino como signo de des­igual­dad. Exi­gen una dis­tri­bu­ción abso­lu­ta­men­te igual de las pro­vi­sio­nes y se opo­nen a que cier­tas sec­cio­nes, en cir­cuns­tan­cias espe­cia­les, reci­ban un poco más que las otras. En el aca­rreo de arroz, exi­gen que todo el mun­do lle­ve la mis­ma car­ga, sean niños o adul­tos, sean débi­les o fuer­tes. Recla­man igual­dad en la asig­na­ción de alo­ja­mien­tos y lle­gan has­ta rene­gar por­que el Esta­do Mayor ocu­pa una habi­ta­ción algo más amplia. Pre­ten­den una dis­tri­bu­ción igual de tareas y se mues­tran renuen­tes a hacer un poco más que los demás. Suce­de inclu­so que, cuan­do hay dos heri­dos y una sola cami­lla, pre­fie­ren no lle­var a nin­guno antes que lle­var a uno solo. El igua­li­ta­ris­mo abso­lu­to, como lo demues­tran estos ejem­plos, es toda­vía muy serio entre ofi­cia­les y sol­da­dos del Ejér­ci­to Rojo.

Al igual que el ultra­de­mo­cra­tis­mo en el plano polí­ti­co, el igua­li­ta­ris­mo abso­lu­to es pro­duc­to de la eco­no­mía arte­sa­na y de la peque­ña eco­no­mía cam­pe­si­na. La úni­ca dife­ren­cia con­sis­te en que el uno se mani­fies­ta en la vida polí­ti­ca y el otro en la vida material.

Méto­dos de rec­ti­fi­ca­ción: Es pre­ci­so seña­lar no sólo que antes de la abo­li­ción del capi­ta­lis­mo, el igua­li­ta­ris­mo abso­lu­to es una sim­ple ilu­sión de cam­pe­si­nos y peque­ños pro­pie­ta­rios, sino que ade­más, la igual­dad abso­lu­ta no podrá exis­tir inclu­so bajo el socia­lis­mo, ya que los bie­nes mate­ria­les serán dis­tri­bui­dos enton­ces con­for­me al prin­ci­pio: «De cada uno, según su capa­ci­dad; a cada uno, según su tra­ba­jo», y de acuer­do con las exi­gen­cias del tra­ba­jo. La dis­tri­bu­ción de los bie­nes mate­ria­les entre el per­so­nal del Ejér­ci­to Rojo debe ser más o menos nive­la­da, como en el caso de igual paga para ofi­cia­les y sol­da­dos, por­que así lo requie­ren las cir­cuns­tan­cias actua­les de nues­tra lucha. Pero el irra­zo­na­ble igua­li­ta­ris­mo abso­lu­to debe ser com­ba­ti­do por­que no res­pon­de a las nece­si­da­des de la lucha, y por el con­tra­rio, la entorpece.

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