Texas quie­re sec­cio­nar­se… ¿Se desin­te­gra­rán los Esta­dos Unidos?

Aumen­tan los lla­ma­mien­tos a decla­rar la inde­pen­den­cia de Texas de los Esta­dos Uni­dos, des­pués de la deci­sión de la Cor­te Supre­ma de poner­se del lado de la admi­nis­tra­ción de Joe Biden en la dispu­ta entre las auto­ri­da­des del men­cio­na­do Esta­do y fede­ra­les sobre el dere­cho a super­vi­sar la fron­te­ra con Méxi­co y com­ba­tir la inmi­gra­ción legal.

En una vota­ción de mayo­ría de cin­co con­tra cua­tro, los jue­ces de la Cor­te per­mi­tie­ron a los fun­cio­na­rios fede­ra­les cor­tar o eli­mi­nar par­tes de la barre­ra de alam­bre de púas ere­gi­da por el Esta­do de Texas a lo lar­go de la fron­te­ra con Méxi­co para impe­dir el cru­ce de los inmi­gran­tes hacia su terri­to­rio, refle­ja­ron los medios estadounidenses.

Tal deci­sión enfu­re­ció a los resi­den­tes de Texas que apo­yan las medi­das toma­das por el gober­na­dor repu­bli­cano Greg Abbott para com­ba­tir la inmi­gra­ción ille­gal des­de el país vecino.

El Par­ti­do Repu­bli­cano en Texas anun­ció en junio de 2022 su inten­ción de pre­sio­nar a las auto­ri­da­des loca­les para cele­brar un refe­rén­dum en los pró­xi­mos años con el pro­pó­si­to de deter­mi­nar el des­tino del esta­do den­tro de los Esta­dos Unidos.

Median­te una reso­lu­ción adop­ta­da des­pués de una reu­nión en Hous­ton, el Par­ti­do Repu­bli­cano en Texas comu­ni­có: «Según el artícu­lo 1 de la Cons­ti­tu­ción de Texas, el gobierno fede­ral ha vio­la­do nues­tro dere­cho a un gobierno local. Los dere­chos de enmien­da de Texas son igno­ra­dos y el esta­do se reser­va su dere­cho a sece­sio­nar­se de Esta­dos Unidos».

Los repu­bli­ca­nos del Esta­do nega­ron los resul­ta­dos de las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les de 2020, que pro­vo­ca­ron la caí­da del pre­si­den­te Donald Trump y la elec­ción del demó­cra­ta Joe Biden.

En con­se­cuen­cia, los repu­bli­ca­nos del Esta­do anun­cia­ron su recha­zo a la legi­ti­mi­dad de Biden, y cabe seña­lar que la cues­tión de la sepa­ra­ción de Texas de Esta­dos Uni­dos, aun­que pue­de que no dé resul­ta­dos en el futu­ro cer­cano, lle­va con­si­go las semi­llas de una cri­sis estruc­tu­ral en Esta­dos Unidos.

La impor­tan­cia de Texas para los Esta­dos Unidos

Vol­vien­do a la his­to­ria de Texas y su adhe­sión a la Unión, el esta­do fue par­te de Méxi­co has­ta 1836 con pre­sen­cia de inmi­gran­tes anglo­sa­jo­nes des­de prin­ci­pios del siglo XIX.

En 1835, estos inmi­gran­tes se rebe­la­ron con­tra las auto­ri­da­des cen­tra­les de Méxi­co por su «liber­tad» de acuer­do con los docu­men­tos estadounidenses.

Pero, de hecho, se rebe­la­ron con­tra las leyes del gobierno fede­ral que prohi­bían la escla­vi­tud y la ser­vi­dum­bre, y los inmi­gran­tes anglo­sa­jo­nes, jun­to con muchos espa­ño­les en el esta­do, que­rían pre­ser­var la escla­vi­tud, que cons­ti­tuía el recur­so eco­nó­mi­co más impor­tan­te para ellos.

En 1836, la Asam­blea de Texas decla­ró su inde­pen­den­cia de Méxi­co y apro­xi­ma­da­men­te una déca­da des­pués, en junio de 1845, el Con­gre­so votó a favor de unir­se a los Esta­dos Unidos.

Meses des­pués, Texas se con­vir­tió en el esta­do núme­ro 28 de la Unión y comen­zó un pro­ble­ma fron­te­ri­zo entre Esta­dos Uni­dos y Méxi­co, debi­do a la afir­ma­ción del esta­do de que el Río Gran­de sería la fron­te­ra común.

A la luz de esta dis­cre­pan­cia, Washing­ton decla­ró la gue­rra a Méxi­co en abril de 1946 y las hos­ti­li­da­des ter­mi­na­ron en sep­tiem­bre de 1847 con la vic­to­ria de Esta­dos Uni­dos y su ocu­pa­ción de la Ciu­dad de México.

Nego­cia­cio­nes con­clui­das a prin­ci­pios de 1848 deter­mi­na­ron el reco­no­ci­mien­to por par­te de Méxi­co de las con­di­cio­nes de Esta­dos Uni­dos para hacer del Río Gran­de la fron­te­ra entre ellos.

Como resul­ta­do, Washing­ton no solo amplió el terri­to­rio de Texas tam­bién adqui­rió todo el terri­to­rio de Méxi­co al nor­te del río Gran­de, inclui­dos los esta­dos de Nue­vo Méxi­co, Utah, Neva­da, Ari­zo­na, el oes­te de Colo­ra­do y Cali­for­nia, con un total super­fi­cie de más de un milló 300 mil kiló­me­tros cuadrados.

Por lo tan­to, cuan­do Texas exi­ge su inde­pen­den­cia de Esta­dos Uni­dos, crea una grie­ta impor­tan­te en la Unión, en espe­cial por­que des­es­ta­bi­li­za la situa­ción en esta­dos que per­te­ne­cían a México.

Al mis­mo tiem­po, es tes­ti­go de una cre­cien­te inmi­gra­ción des­de Amé­ri­ca Lati­na que lle­vó a un impor­tan­te cam­bio demo­grá­fi­co a favor de los anglo­sa­jo­nes y de los lati­no­ame­ri­ca­nos, entre los cua­les hay ten­den­cias cre­cien­tes a revi­vir la iden­ti­dad lati­no­ame­ri­ca­na seve­ra­men­te supri­mi­da des­de media­dos del siglo XIX como resul­ta­do del ascen­so de la hege­mo­nía nor­te­ame­ri­ca­na basa­da en el fana­tis­mo anglosajón.

En este pun­to, exis­ten deman­das en Cali­for­nia para sepa­rar­se de la Unión con el argu­men­to de que el esta­do es el más rico con una eco­no­mía en el quin­to lugar en el mun­do y apo­ya a los pobres a tra­vés de los impuestos.

La dimen­sión eco­nó­mi­ca de la uni­dad de Esta­dos Unidos

Res­pec­to al plano eco­nó­mi­co de la cri­sis. Cuan­do Texas se unió a Esta­dos Uni­dos, el país asis­tía a un auge eco­nó­mi­co como resul­ta­do de la expan­sión del capi­ta­lis­mo glo­bal y su bús­que­da de nue­vos cen­tros de inver­sión ale­ja­dos del cen­tro euro­peo, que vivía revo­lu­cio­nes labo­ra­les en el año 1848.

A muchos les resul­tó ren­ta­ble unir­se al sin­di­ca­to y com­par­tir gra­dual­men­te las ganan­cias resul­tan­tes de la gran expan­sión de las inver­sio­nes tras­la­da­das des­de el cen­tro de Nue­va York al res­to de los esta­dos americanos.

Esto trans­for­mó a Esta­dos Uni­dos de un país libe­ra­do de la coro­na bri­tá­ni­ca que sub­sis­tía de la agri­cul­tu­ra a un cen­tro para el cre­ci­mien­to del capi­ta­lis­mo finan­cie­ro moderno que inver­ti­rá en un auge indus­trial y fusio­na­rá el capi­tal indus­trial con el finan­cie­ro para for­mar el títu­lo y el cen­tro de capi­ta­lis­mo del siglo XX, que advir­tió el líder revo­lu­cio­na­rio ruso Vla­di­mir Ilyich Ulya­nov, famo­so como el Lenin del imperialismo.

El impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se será el máxi­mo alcan­ce del desa­rro­llo de los impe­ria­lis­mos colo­nia­les que encar­nan los gran­des monopolios.

Des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, Esta­dos Uni­dos se con­ver­ti­rá en un cen­tro mono­po­lis­ta para el capi­tal finan­cie­ro indus­trial y vin­cu­la­rá al res­to del mun­do, a excep­ción del blo­que de paí­ses socia­lis­tas y la Unión Soviética.

La subor­di­na­ción finan­cie­ra a tra­vés del dólar esta­dou­ni­den­se, el Ban­co y el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal repre­sen­ta­ron una herra­mien­ta para impo­ner la hege­mo­nía impe­ria­lis­ta en el mundo.

La déca­da de 1950 repre­sen­tó la épo­ca dora­da del capi­ta­lis­mo libe­ral esta­dou­ni­den­se con un mode­lo atrac­ti­vo, expre­sa­do en el sue­ño ame­ri­cano, que per­mi­te a sus par­ti­ci­pan­tes poseer un auto­mó­vil, una casa equi­pa­da con elec­tro­do­més­ti­cos y una vida lujosa.

Entre 1960 y 1970, Esta­dos Uni­dos tomó medi­das para lan­zar su dura hege­mo­nía en todo el mun­do, embar­cán­do­se en aven­tu­ras mili­ta­res en el Sudes­te Asiá­ti­co y polí­ti­cas gol­pis­tas en Amé­ri­ca Lati­na y África.

La eco­no­mía esta­dou­ni­den­se pudo reno­var­se libe­ran­do al dólar de su cone­xión con el oro y vin­cu­lán­do­lo a las ven­tas mun­dia­les de petró­leo, para per­mi­tir a Washing­ton tomar un nue­vo impul­so median­te el cual pudo ago­tar a la Unión Sovié­ti­ca en un con­flic­to arma­men­tis­ta que con­du­jo al colap­so pri­me­ro del blo­que socia­lis­ta en 1989 y en 1991 de la Unión Soviética.

La épo­ca de la unipolaridad

Des­de 1991 has­ta 2016, Esta­dos Uni­dos inten­tó hacer posi­ble su hege­mo­nía sobre el mun­do y ase­gu­rar su papel como base del capi­ta­lis­mo finan­cie­ro bajo el lema de la globalización.

Ante el sur­gi­mien­to de otras poten­cias, enca­be­za­das por Rusia, Chi­na, Euro­pa y Japón, Washing­ton tra­ba­jó para man­te­ner su hege­mo­nía glo­bal con­tro­lan­do la inter­sec­ción de las rutas comer­cia­les inter­na­cio­na­les repre­sen­ta­das por la región de Medio Oriente.

Esto lo impul­só a lan­zar el pro­ce­so de paz en Medio Orien­te en 1991 y esta­ble­cer un orden regio­nal bajo su domi­nio y lide­ra­do por «Israel».

Cuan­do Washing­ton y «Tel Aviv» sin­tie­ron el cre­cien­te desa­fío a su hege­mo­nía a fina­les del segun­do mile­nio, lan­za­ron un de los neo­con­ser­va­do­res en 2001, repre­sen­ta­do por la inva­sión de Afga­nis­tán en 2002 y de Irak en 2003 para con­tro­lar la región des­de el Océano Atlán­ti­co al oes­te has­ta las fron­te­ras de Chi­na al este, y des­de los Bal­ca­nes al nor­te has­ta el Cuerno de Áfri­ca al sur.

Este plan habría impe­di­do a Euro­pa lle­gar direc­ta­men­te a Áfri­ca, hacién­do­la depen­dien­te de Washing­ton para lle­gar al con­ti­nen­te africano.

Al res­pec­to, este plan limi­ta­ría el papel ale­mán y de Euro­pa de con­vir­tir­se en un actor inter­na­cio­nal inde­pen­dien­te. En cuan­to a Rusia y Chi­na, esto les habría impe­di­do lle­gar al Medi­te­rrá­neo orien­tal y de allí a África.

Este fue el secre­to de la dura polí­ti­ca adop­ta­da por Geor­ge W. Bush duran­te sus dos man­da­tos entre 2001 y 2009.

Tal estra­te­gia fue muy cos­to­sa con seis billo­nes de dóla­res para la eco­no­mía esta­dou­ni­den­se, mien­tras la resis­ten­cia ira­quí impi­dió a Washing­ton explo­tar los recur­sos del país lo sufi­cien­te como para cubrir la ope­ra­ción militar.

Los gas­tos de las gue­rras pro­vo­ca­ron una cri­sis eco­nó­mi­ca en Esta­dos Uni­dos en 2008, que lle­vó al pre­si­den­te Barack Oba­ma, suce­sor de Bush, a inten­tar alcan­zar los mis­mos obje­ti­vos geo­po­lí­ti­cos, pero a tra­vés del poder blan­do, repre­sen­ta­da por la «Pri­ma­ve­ra Ára­be» en 2011.

El obje­ti­vo de esta hege­mo­nía era man­te­ner a Esta­dos Uni­dos como el pri­mer polo del mun­do, con­ser­var el domi­nio finan­cie­ro y pre­ser­var el «sue­ño ame­ri­cano» basa­do en garan­ti­zar el bien­es­tar mate­rial de la gran mayo­ría de los estadounidenses.

La épo­ca del desafío

Chi­na, Rusia y otros no aspi­ra­ban a arre­ba­tar el lide­raz­go glo­bal a Esta­dos Uni­dos, pero aspi­ra­ban a tener su pro­pia deci­sión inde­pen­dien­te en el ámbi­to inter­na­cio­nal con el pro­pó­si­to de pre­ser­var sus intereses.

Para la Casa Blan­ca, esta cues­tión no era nego­cia­ble. Si bien las vaci­la­cio­nes y las divi­sio­nes inter­nas de Euro­pa con­tri­bu­ye­ron a su sumi­sión final a la volun­tad abso­lu­ta esta­dou­ni­den­se en junio de 2004 cuan­do el pre­si­den­te fran­cés Jac­ques Chi­rac entre­gó las rien­das de la polí­ti­ca exte­rior fran­ce­sa a Esta­dos Unidos.

Rusia y Chi­na, jun­to con un socio regio­nal, Irán, comen­za­ron a pro­fun­di­zar sus víncu­los de alian­za des­de media­dos de la déca­da de 1990 del siglo pasa­do, cuan­do el expre­si­den­te de la Repú­bli­ca Islá­mi­ca Hashe­mi Raf­san­ja­ni anun­ció el lan­za­mien­to de la Ini­cia­ti­va de la Ruta de la Seda en 1996.

Para­le­la­men­te, Rusia y Chi­na lan­za­ron la ini­cia­ti­va del Gru­po 5 de Shanghái en 1995 en aso­cia­ción con Kir­guis­tán, Tayi­kis­tán y Uzbe­kis­tán, y des­pués de Kazajs­tán se unió al grupo.

Años más tar­de, en junio de 2001 se anun­ció la for­ma­ción de la Orga­ni­za­ción de Coope­ra­ción de Shanghái para cerrar el cen­tro de Asia a la pene­tra­ción estadounidense.

Más tar­de, en 2009, se for­mó la orga­ni­za­ción BRICS entre Chi­na, Rusia, India, Sudá­fri­ca y Bra­sil, con la inten­ción de sor­tear el cor­dón marí­ti­mo que Esta­dos Uni­dos inten­ta­ba esta­ble­cer alre­de­dor del cora­zón de Eura­sia, repre­sen­ta­do por Mos­cú y Beijing.

Irán, más tar­de se con­vir­tió en miem­bro de las orga­ni­za­cio­nes de Shanghái y BRICS, desem­pe­ñó un papel impor­tan­te en la con­fron­ta­ción con el impe­ria­lism nor­te­ame­ri­cano en el Medio Orien­te, en espe­cial duran­te la fase de la «Pri­ma­ve­ra Árabe».

El gobierno de Tehe­rán brin­dó apo­yo a Siria para enfren­tar los inten­tos de derro­car­la, tam­bién con­tri­bu­yó a for­mar un eje de resis­ten­cia en coope­ra­ción con las Fuer­zas de Movi­li­za­ción Popu­lar en Irak, Hez­bu­llah en el Líbano, las fac­cio­nes pales­ti­nas y el movi­mien­to Ansar Allah en Yemen.

Con la lle­ga­da de 2017, los esfuer­zos de Washing­ton fue­ron redi­se­ñar la geo­gra­fía polí­ti­ca de Medio Orien­te en bene­fi­cio de su hege­mo­nía, des­pués del esta­ble­ci­mien­to de la sobe­ra­nía del Esta­do sirio sobre la mayo­ría de sus tierras.

En el año 2023, el sis­te­ma BRICS pasó de cen­trar­se en con­so­li­dar su posi­ción geo­po­lí­ti­ca a desa­fiar a Esta­dos Uni­dos en el área más impor­tan­te de su domi­nio, la hege­mo­nía finan­cie­ra global.

Desa­fíos que enfren­ta Washington

Con la lle­ga­da del año 2024, y tras la incor­po­ra­ción de nue­vos miem­bros, enca­be­za­dos por Egip­to, Etio­pía, Irán, Ara­bia Sau­di­ta y los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos, el sis­te­ma BRICS anun­ció el pro­pó­si­to de lan­zar una mone­da uni­fi­ca­da para cons­ti­tuir una alter­na­ti­va al dólar esta­dou­ni­den­se en sus tran­sac­cio­nes, tras comen­zar a depen­der de sus mone­das loca­les en su comer­cio intrarregional.

Sin embar­go, con el anun­cio de la inten­ción de los BRICS de lan­zar una mone­da uni­fi­ca­da, Washing­ton sin­tió que su hege­mo­nía glo­bal y su papel como base para el capi­tal finan­cie­ro glo­bal esta­ban en juego.

El paso de la orga­ni­za­ción BRICS de ope­rar en dóla­res a depen­der de una mone­da alter­na­ti­va ame­na­za con sacar alre­de­dor del 40 por cien­to de la eco­no­mía glo­bal del círcu­lo del dólar, lo que ten­drá un impac­to impor­tan­te en la hege­mo­nía esta­dou­ni­den­se fue­ra de Washing­ton y tam­bién ten­drá un impac­to impor­tan­te en la infla­ción den­tro de la nación nor­te­ña cuan­do una gran masa mone­ta­ria que cir­cu­la en el mer­ca­do glo­bal comen­za­rá a regre­sar al país.

Lo que aumen­ta­rá la pre­sión sobre el dólar esta­dou­ni­den­se es el lan­za­mien­to de mone­das digi­ta­les en el mundo.

Mor­gan Stan­ley, una ins­ti­tu­ción finan­cie­ra, advir­tió en un infor­me sobre el ries­go de que el dólar esta­dou­ni­den­se pier­da su domi­nio, debi­do al cre­cien­te inte­rés en los acti­vos digi­ta­les, inclui­do Bitcoin.

El resu­men escri­to por el direc­tor eje­cu­ti­vo del ban­co de inver­sión y jefe de mer­ca­dos de acti­vos digi­ta­les, Andrew Bell, mos­tró el recien­te cre­ci­mien­to del inte­rés en acti­vos digi­ta­les como Bit­coin, los volú­me­nes de mone­das esta­bles y la pro­me­sa de las mone­das digi­ta­les del ban­co cen­tral tie­nen el poten­cial de cam­biar drás­ti­ca­men­te el pano­ra­ma monetario.

A pro­pó­si­to, seña­ló que el domi­nio del dólar esta­dou­ni­den­se está «cada vez más bajo escru­ti­nio» por­que «las recien­tes polí­ti­cas mone­ta­rias nor­te­ame­ri­ca­nas, com­bi­na­das con el uso estra­té­gi­co de san­cio­nes eco­nó­mi­cas, lle­va­ron a algu­nos paí­ses a con­si­de­rar alter­na­ti­vas a la mone­da esta­dou­ni­den­se, mien­tras la Unión Euro­pea tra­ba­ja acti­va­men­te para for­ta­le­cer el papel del euro y Chi­na lo hace con el yuan en el comer­cio internacional.

El direc­tor gene­ral de Mor­gan Stan­ley expli­có que orga­ni­za­cio­nes inter­gu­ber­na­men­ta­les como el blo­que eco­nó­mi­co BRICS, la Aso­cia­ción de Nacio­nes del Sudes­te Asiá­ti­co (ASEAN), la Orga­ni­za­ción de Coope­ra­ción de Shanghái y la Unión Eco­nó­mi­ca Euro­asiá­ti­ca bus­can uti­li­zar mone­das loca­les para las fac­tu­ras comerciales.

Impac­to en la eco­no­mía estadounidense

Como resul­ta­do de los desa­fíos, la eco­no­mía de Esta­dos Uni­dos enfren­ta gran­des pre­sio­nes con una dis­mi­nu­ción de la pro­duc­ti­vi­dad del sec­tor indus­trial del 70 por cien­to en 1945 a menos del 18 por cien­to en la actualidad.

Ade­más, el volu­men de la deu­da aumen­tó a 34 billo­nes de dóla­res, en com­pa­ra­ción con un pro­duc­to interno bru­to de alre­de­dor de 24 billo­nes de dóla­res para ele­var dra­má­ti­ca­men­te las tasas de desempleo.

Un infor­me de prin­ci­pios de este año refle­jó que las tasas de des­em­pleo aumen­ta­ron en 15 esta­dos ame­ri­ca­nos. Mas­sa­chu­setts y Rho­de Island expe­ri­men­ta­ron un incre­men­to de 0,3 pun­tos por­cen­tua­les y Mary­land y Dako­ta del Nor­te tuvie­ron las tasas de des­em­pleo más bajas con un 1,9 por ciento.

Mien­tras, la tasa de des­em­pleo en Neva­da fue del 5,4 por cien­to, y 13 Esta­dos y Washing­ton sufren tasas del cua­tro por cien­to o más.

Con­clu­sión

Por lo tan­to, el esta­do de Texas, den­tro de la Unión a media­dos del siglo XIX, empe­zó a sen­tir que la pros­pe­ri­dad de Esta­dos Uni­dos no dura­ría mucho.

Expre­sar su deseo de aban­do­nar la Unión es solo una indi­ca­ción de que la pros­pe­ri­dad esta­dou­ni­den­se no dura­rá mucho.

Por lo tan­to, la sepa­ra­ción de Texas, inclu­so si toda­vía está den­tro del ámbi­to de los deseos, indi­ca que otros Esta­dos tal vez deseen no ser par­te de unos Esta­dos Uni­dos en declive.

Lo que refuer­za esta ten­den­cia es que muchos, inclui­do Texas, que­rían ser par­te del éxi­to de Esta­dos Uni­dos, que fue acom­pa­ña­do por el aumen­to de su domi­nio global.

A medi­da de la dis­mi­nu­ción de la hege­mo­nía esta­dou­ni­den­se aumen­ta su capa­ci­dad para garan­ti­zar el bien­es­tar de sus ciu­da­da­nos y el deseo de muchos de ser par­te de Esta­dos Uni­dos en una épo­ca de deca­den­cia y de com­par­tir los cos­tos de esta decadencia.

Lo que empeo­ra las cosas para Washing­ton es que la adhe­sión de Texas a la Unión alla­nó el camino para la adhe­sión de un gran núme­ro de otros esta­dos del Medio Oes­te y el Lejano Oeste.

¿La inquie­tud de Texas con­du­ci­rá a la pro­pa­ga­ción de esta inquie­tud a otros esta­dos, sobre todo a Cali­for­nia?… ¿Pode­mos, de aho­ra en ade­lan­te, plan­tear la cues­tión de la desin­te­gra­ción de los Esta­dos Uni­dos tal como lo fue la Unión Soviética?

Jamal Wakim, pro­fe­sor de His­to­ria y de Rela­cio­nes Inter­na­cio­na­les de la Uni­ver­si­dad Libanesa

31 de enero de 2024

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