Occi­den­te: cuan­do los medios de comu­ni­ca­ción legi­ti­man el ase­si­na­to político

En los últi­mos días de mayo, los prin­ci­pa­les medios de comu­ni­ca­ción occi­den­ta­les han hecho inten­sa pro­pa­gan­da del plan para ase­si­nar a Putin.

El pre­tex­to es el anun­cio de este plan, a ple­na luz del día y sin nin­gún repa­ro, por par­te de los ser­vi­cios secre­tos ucra­nia­nos. En una entre­vis­ta con­ce­di­da el 25 de mayo al dia­rio ale­mán Die Welt, el direc­tor adjun­to del ser­vi­cio de inte­li­gen­cia mili­tar de Kiev (el GUR), Vadym Ski­bitsky, decla­ró: «No tene­mos nin­gu­na duda de que los ser­vi­cios secre­tos ucra­nia­nos pla­nean ase­si­nar a Putin». Vadym Ski­bitsky, decla­ró que la muer­te del Pre­si­den­te ruso era actual­men­te la «prio­ri­dad abso­lu­ta» de sus ser­vi­cios. Y para que se le enten­die­ra, repi­tió lo mis­mo el mis­mo día en Kiev al dia­rio ita­liano La Repubblica.

Esta entre­vis­ta fue una opor­tu­ni­dad –o más bien un pre­tex­to, ya que no es la pri­me­ra vez que los medios de comu­ni­ca­ción se hacen eco de este asun­to– para repe­tir la infor­ma­ción una y otra vez en todos los medios occi­den­ta­les. La pro­pa­gan­da occi­den­tal no se con­ten­ta con repe­tir la infor­ma­ción, sino que la difun­de a gran esca­la, apo­yán­do­se en este pro­yec­to cri­mi­nal y legi­ti­mán­do­lo. Peor aún, lo bana­li­za. «¿No es Putin el res­pon­sa­ble de esta gue­rra? ¿No es un dic­ta­dor?» «Es bien sabi­do, dicen, que la muer­te de un dic­ta­dor lo cam­bia todo, por­que su poder es abso­lu­to y tam­bién lo es su poder sobre esta gue­rra.» «¿No se acu­sa a Putin de crí­me­nes con­tra la huma­ni­dad y, por tan­to, de terro­ris­ta?» Hay dos jus­ti­fi­ca­cio­nes que se esgri­men en las pla­ta­for­mas tele­vi­si­vas de pro­pa­gan­da, don­de exper­tos de todo tipo riva­li­zan en ima­gi­na­ción: una es que Putin es un terro­ris­ta y, por tan­to, su eje­cu­ción es una cues­tión de legí­ti­ma defen­sa; la otra es que su muer­te pon­dría fin a la gue­rra, per­do­na­ría la vida a ino­cen­tes y, por tan­to, su ase­si­na­to sería… moral (¡sic!).

No me lo estoy inven­tan­do. Estos son los argu­men­tos desa­rro­lla­dos en los medios de comu­ni­ca­ción. En una de las tri­bu­nas, la de LCI, un reco­no­ci­do repre­sen­tan­te de la éli­te del pen­sa­mien­to ofi­cial fran­cés, Domi­ni­que Moi­si, con­se­je­ro espe­cial del Ins­ti­tut Mon­taig­ne, vie­ne a expli­car, en tono ama­ble, y al más puro esti­lo jesuís­ti­co, que las dos tesis son «com­ple­men­ta­rias», y «no con­tra­dic­to­rias», y que se tra­ta de una «cues­tión de dere­cho en ambos casos».

«La mejor solución»

El pun­to cul­mi­nan­te lle­ga cuan­do Hélè­ne Carrè­re d’En­caus­se, secre­ta­ria per­pe­tua de la Aca­dé­mie fra­nçai­se, tem­plo de la cul­tu­ra fran­ce­sa, apo­ya esta tesis y expli­ca que es «la mejor solu­ción» para todos, inclui­da Rusia.

Ya no se tra­ta del dere­cho inter­na­cio­nal, que esta­ble­ce que el ase­si­na­to de un jefe de Esta­do es con­tra­rio al prin­ci­pio de sobe­ra­nía de los Esta­dos y al dere­cho de las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les. Ya no se tra­ta de la base fun­da­men­tal de todo dere­cho, que dic­ta que nadie tie­ne dere­cho a tomar­se la jus­ti­cia por su mano. Occi­den­te pro­cla­ma la Ley de Lynch y se justifica.

Podría­mos decir que no son más que des­via­cio­nes del len­gua­je, exce­sos debi­dos a la exa­cer­ba­ción del con­flic­to en Ucra­nia y del odio que de él se deri­va. Enton­ces esta­ría­mos tran­qui­los. Pero, por des­gra­cia, no es así: el ase­si­na­to polí­ti­co for­ma par­te des­de hace tiem­po de la pano­plia de méto­dos uti­li­za­dos por la domi­na­ción occi­den­tal. Aún más preo­cu­pan­te es el hecho de que los medios de comu­ni­ca­ción occi­den­ta­les defien­dan aho­ra abier­ta­men­te las ven­ta­jas de tales méto­dos. Los medios de comu­ni­ca­ción tra­tan cada vez más de influir en la toma de deci­sio­nes polí­ti­cas a tra­vés de un ejér­ci­to de edi­to­ria­lis­tas, exper­tos y espe­cia­lis­tas de todo tipo, con títu­los ele­va­dos y com­pe­ten­cia cues­tio­na­ble. Hemos asis­ti­do a la apa­ri­ción de una espe­cie de media­cra­cia. El hecho de que se haya apro­ve­cha­do este plan para ase­si­nar a Putin es cual­quier cosa menos trivial.

El ase­si­na­to de muchas figu­ras polí­ti­cas por par­te de poten­cias occi­den­ta­les siem­pre ha ido pre­ce­di­do de una cam­pa­ña des­ata­da para demo­ni­zar­las. En LCI, el 29 de mayo, el gene­ral fran­cés Ber­nard Nor­lain, exco­man­dan­te de la «fuer­za aérea de com­ba­te», expli­ca­ba con tran­qui­lo cinis­mo que, «des­pués de 1990», la OTAN había adop­ta­do lo que lla­ma­ba la «estra­te­gia de deca­pi­ta­ción» para ase­si­nar a los jefes de los «Esta­dos canallas».

Sad­dam Hus­sein, el jefe de Esta­do de Irak, fue ase­si­na­do por Esta­dos Uni­dos por dele­ga­ción tras un jui­cio simu­la­do. Esta­dos Uni­dos lle­vó su cinis­mo y su nega­ción de la dig­ni­dad y el orgu­llo ára­bes has­ta el extre­mo de eje­cu­tar­lo en la mayor fies­ta musul­ma­na, el Aid El Kebir. Mua­mar Gada­fi tam­bién fue ase­si­na­do por dele­ga­ción, o para ser más pre­ci­sos, lin­cha­do por los alia­dos, Esta­dos Uni­dos, Rei­no Uni­do y Fran­cia. En los días pre­vios a su muer­te, las poten­cias de la OTAN habían bom­bar­dea­do sus resi­den­cias para inten­tar matar­lo, cul­mi­nan­do con la «vic­to­ria» de ase­si­nar a sus nie­tos. Qué dolo­ro­sos, ator­men­ta­do­res, inso­por­ta­bles recuer­dos de la lar­ga leta­nía de crí­me­nes come­ti­dos por las poten­cias occidentales.

Fidel Cas­tro, según admi­te la pro­pia CIA, fue obje­to de múl­ti­ples inten­tos de ase­si­na­to por par­te de los ser­vi­cios secre­tos esta­dou­ni­den­ses. Tam­bién Lumum­ba fue lin­cha­do por dele­ga­ción y, has­ta aho­ra, la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go (RDC) no se ha podi­do reha­cewr de este ori­gi­nal assi­na­to. Che Gue­va­ra tam­bién fue ase­si­na­do por dele­ga­ción , por orden de la CIA.

Estos crí­me­nes de Esta­do, esta vio­la­ción del dere­cho inter­na­cio­nal, afec­tan tam­bién a per­so­na­li­da­des públi­cas. No hace mucho, en 2020, el gene­ral ira­ní Quas­sem Solei­ma­ni fue ase­si­na­do por un ata­que de un avión no tri­pu­la­do esta­dou­ni­den­se. Tam­bién hay una lar­ga lis­ta de diri­gen­tes polí­ti­cos pales­ti­nos ase­si­na­dos por Israel, cuyos méto­dos ala­ba Occi­den­te por su eficacia.

Los inte­lec­tua­les tam­po­co se han libra­do. En Rusia, los inte­lec­tua­les nacio­na­lis­tas son ase­si­na­dos por aten­ta­dos terro­ris­tas. Solo escri­bían o habla­ban. En las pla­ta­for­mas de pro­pa­gan­da occi­den­ta­les, los comen­ta­ris­tas se mofan e ima­gi­nan el mis­mo des­tino para otros pro­pa­gan­dis­tas famo­sos en las pla­ta­for­mas rusas. Dicen que «el mie­do cam­bia­rá de ban­do». ¿Pien­san por un momen­to, en su deli­rio, que ellos tam­bién podrían con­ver­tir­se en «obje­ti­vos legí­ti­mos» por­que tam­bién son pro­pa­gan­dis­tas? ¿Qué tipo de caos nos están pro­me­tien­do, con los ojos ven­da­dos por el odio?

Occi­den­te está enfermo

Occi­den­te está enfer­mo, com­ple­ta­men­te enfer­mo de mie­do a per­der su hege­mo­nía secular.

Cuan­do tie­ne que hacer­lo, no le impor­ta la ley. «El fin jus­ti­fi­ca los medios» es bási­ca­men­te su últi­ma pala­bra, su lema y, en últi­ma ins­tan­cia, su ver­da­de­ra moral, su prin­ci­pio de ges­tión de crisis.

Y aho­ra el Pre­si­den­te de la Repú­bli­ca de la Fede­ra­ción Rusa ha sido decla­ra­do obje­ti­vo de un com­plot de ase­si­na­to polí­ti­co. He escri­to deli­be­ra­da­men­te este lar­go títu­lo para Vla­di­mir Putin con el fin de que la gen­te sea cons­cien­te de la enor­mi­dad del asun­to. En un inten­to de ocul­tar a la opi­nión públi­ca el horror del pro­yec­to, en Occi­den­te se uti­li­zan deli­be­ra­da­men­te los tér­mi­nos «dic­ta­dor», «régi­men de Putin» y «Esta­do mafio­so» para evi­tar hablar de la Repú­bli­ca. Esto per­mi­te elu­dir, al menos ideo­ló­gi­ca­men­te, las exi­gen­cias del dere­cho de las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les, que esti­pu­lan que no se pue­de per­ju­di­car a un jefe de Esta­do en ejer­ci­cio por­que repre­sen­ta la sobe­ra­nía nacional.

Al retrans­mi­tir de esta mane­ra el mons­truo­so plan de Kiev de ase­si­nar al pre­si­den­te Putin, al «com­pren­der­lo», jus­ti­fi­car­lo y legi­ti­mar­lo, los medios de comu­ni­ca­ción occi­den­ta­les que se pres­tan a esta pro­pa­gan­da son cóm­pli­ces de este plan, al igual que los gobier­nos occi­den­ta­les que lo per­mi­ten, e inclu­so los tri­bu­na­les de los paí­ses occi­den­ta­les que no cas­ti­gan estos lla­ma­mien­tos encu­bier­tos al ase­si­na­to polí­ti­co. Todo esto ni siquie­ra pue­de jus­ti­fi­car­se, si es que pue­de jus­ti­fi­car­se, por un esta­do de gue­rra entre estos paí­ses occi­den­ta­les y Rusia, ya que estos paí­ses decla­ran que no son cobe­li­ge­ran­tes. Se tra­ta de una vio­la­ción fla­gran­te del dere­cho inter­na­cio­nal que debe­ría preo­cu­par al Tri­bu­nal Penal Inter­na­cio­nal. Pero, ¿no sería eso una ilu­sión, dado su doble rase­ro? Y la pre­sen­ta­ción de una orden inter­na­cio­nal por par­te de la CPI, ¿no es ya par­te del com­plot, un che­que en blan­co dado de ante­mano a los futu­ros asesinos?

Releo este artícu­lo y me doy cuen­ta de que es una acu­sa­ción con­tra Occi­den­te. Que me per­do­nen los hom­bres y muje­res de bue­na volun­tad de Occi­den­te. Pero, ¿se pue­de hacer otra cosa? ¿Pue­de alguien nom­brar a un solo jefe de Esta­do que haya sido ase­si­na­do por Rusia o Chi­na, o cual­quier otro Esta­do no occi­den­tal? ¿Cuán­do se con­ver­ti­rá Occi­den­te por fin en una civi­li­za­ción, jun­to a otras civi­li­za­cio­nes, y deja­rá de ser un nom­bre sinó­ni­mo de yugo y opresión?

Dja­mel Labidi

31 de mayo de 2023

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