Cuba. Ana Belén Mon­tes: Mujer Revolucionaria

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 08 de enero de 2023.

Recor­de­mos la gran­de­za que el menu­do cuer­po de esta mujer encie­rra, en la vís­pe­ra de su sali­da de la pri­sión, lue­go de 22 años de encie­rro. Estas pala­bras mues­tran que toda la capa­ci­dad de agra­de­cer no alcan­za a los mere­ci­mien­tos de esta bori­cua indo­ble­ga­ble y generosa.

El 16 de octu­bre de 2002 Ana Belén Mon­tes leyó la siguien­te decla­ra­ción en la cor­te Fede­ral de Esta­dos Uni­dos. Ella reci­bió una con­de­na de 25 años de pri­sión por entre­gar­le a Cuba «infor­ma­ción cla­si­fi­ca­da para que pudie­ra defen­der­se». Antes de su arres­to, en Sep­tiem­bre del 2001, Ana Belén era ana­lis­ta de pri­me­ra cate­go­ría en la Agen­cia de Inte­li­gen­cia para la Defen­sa, en el Pen­tá­gono. Su espe­cia­li­dad era Cuba.

Decla­ra­ción de Ana Belén Mon­tes en la cor­te Federal

«Exis­te un pro­ver­bio ita­liano que qui­zás sea el que des­cri­be de la mejor for­ma en lo que yo creo: Todo el Mun­do es un solo país. En ese «país mun­dial» el prin­ci­pio de amar al pró­ji­mo tan­to como se ama a uno mis­mo resul­ta una guía esen­cial para las rela­cio­nes armo­nio­sas entre todos nues­tros «paí­ses vecinos».

«Este prin­ci­pio impli­ca tole­ran­cia y enten­di­mien­to para las dife­ren­tes for­mas de actuar de los otros. El esta­ble­ce que noso­tros tra­te­mos a otras nacio­nes en la for­ma en que desea­mos ser tra­ta­dos- con res­pe­to y consideración.

Es un prin­ci­pio que, des­gra­cia­da­men­te, yo con­si­de­ro nun­ca hemos apli­ca­do a Cuba.

«Hono­ra­ble, Yo me invo­lu­cré en la acti­vi­dad que me ha traí­do ante usted por­que obe­de­cí mi con­cien­cia más que obe­de­cer la ley. Yo con­si­de­ro que la polí­ti­ca de nues­tro gobierno hacia Cuba es cruel e injus­ta, pro­fun­da­men­te inamis­to­sa, me con­si­de­ré moral­men­te obli­ga­da de ayu­dar a la isla a defen­der­se de nues­tros esfuer­zos de impo­ner en ella nues­tros valo­res y nues­tro sis­te­ma político.

«Noso­tros hemos hecho gala de into­le­ran­cia y des­pre­cio hacia Cuba duran­te las últi­mas cua­tro déca­das. Noso­tros nun­ca hemos res­pe­ta­do el dere­cho de Cuba a defi­nir su pro­pio des­tino, sus pro­pios idea­les de igual­dad y jus­ti­cia. Yo no entien­do como noso­tros con­ti­nua­mos tra­tan­do de dic­tar como Cuba debe selec­cio­nar sus líde­res, quie­nes no deben ser sus diri­gen­tes y qué leyes son las más ade­cua­das para dicha nación. ¿Por qué no los deja­mos deci­dir la for­ma en que desean con­du­cir sus asun­tos inter­nos, como Esta­dos Uni­dos ha esta­do hacien­do duran­te más de dos siglos?

«Mi for­ma de res­pon­der a nues­tra polí­ti­ca hacia Cuba qui­zás no fue la más ade­cua­da moral­men­te. Es posi­ble que el dere­cho a exis­tir de Cuba, libre de la coer­ción polí­ti­ca y eco­nó­mi­ca, no jus­ti­fi­que el haber entre­ga­do a la isla infor­ma­ción cla­si­fi­ca­da para que pudie­ra defen­der­se. Yo sola­men­te pue­do decir que hice lo que con­si­de­ré más ade­cua­do para con­tra­rres­tar una gran injusticia.

«Mi mayor deseo sería ver que sur­ja una rela­ción amis­to­sa entre Esta­dos Uni­dos y Cuba. Espe­ro que mi caso, en algu­na mane­ra, esti­mu­le a nues­tro gobierno para que aban­do­ne su hos­ti­li­dad en rela­ción con Cuba y tra­ba­je con­jun­ta­men­te con La Haba­na, imbui­do de un espí­ri­tu de tole­ran­cia, res­pe­to mutuo y entendimiento.

«Hoy vemos más cla­ro que nun­ca que la into­le­ran­cia y el odio – por indi­vi­duos o gobier­nos- lo úni­co que dise­mi­na es dolor y sufri­mien­to. Yo espe­ro que Esta­dos Uni­dos desa­rro­lle una polí­ti­ca con Cuba fun­da­men­ta­da en el amor al vecino, una polí­ti­ca que reco­noz­ca que Cuba, como cual­quier otra nación quie­re ser tra­ta­da con dig­ni­dad y no con desprecio.

«Una polí­ti­ca como esa lle­va­ría nue­va­men­te a nues­tro gobierno a estar en armo­nía con la com­pa­sión y la gene­ro­si­dad del pue­blo esta­dou­ni­den­se. Ella per­mi­ti­ría a los cuba­nos y esta­dou­ni­den­ses el apren­der como com­par­tir unos con los otros. Esto per­mi­ti­ría que Cuba aban­do­ne sus medi­das defen­si­vas y expe­ri­men­te cam­bios más fácil­men­te. Y esto per­mi­ti­ría que los dos veci­nos tra­ba­jen con­jun­ta­men­te y con otras nacio­nes para pro­mo­ver la amis­tad y coope­ra­ción en nues­tro «país mun­dial» y en nues­tra úni­ca «patria mundial».

Toma­do de Per­fil de Face­book de René Gon­zá­lez, Héroe de la Repú­bli­ca de Cuba. 

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