Bra­sil. Offsho­re en el mar: «el cui­da­do del medio ambien­te y la pro­me­sa de desa­rro­llo nun­ca se han hecho realidad»

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 8 de enero de 2022. 

Uno de los pun­tos en el deba­te que se abrió tras la apro­ba­ción de la explo­ta­ción hidro­car­bu­rí­fe­ra de un área fren­te a las ciu­da­des bal­nea­rias de Bs​.As. es cuán­to afec­ta­rá al ambien­te y a las eco­nó­mi­cas de la zona. Entre los defen­so­res, men­cio­nan que la acti­vi­dad offsho­re se da en varias par­tes del mun­do pero omi­ten los por­me­no­res. Bra­sil es un ejem­plo cita­do. Para cono­cer el otro lado de la expe­rien­cia bra­si­le­ra, entre­vis­ta­mos a Cla­ra Jun­ger, inves­ti­ga­do­ra y acti­vis­ta de la Cam­pa­ña Nem Um Poço a Mais. 

Foto de tapa: ima­gen supe­rior, reco­lec­ción de petró­leo en pla­ya de Car­nei­ro en Per­nam­bu­co por resi­den­tes ante la inac­ción esta­tal lue­go del derra­me de más de 5 tone­la­das de petró­leo en el mar en 2019, por Bruno Cam­pos ;ima­gen infe­rior, fuga de un oleo­duc­to en 2018 en la Baía de Gua­na­ba­ra, Rio de Janei­ro por Rober­to Herrera.


¿Cómo es la expe­rien­cia de explo­ra­ción petro­le­ra offsho­re en el mar de Brasil?

Bra­sil explo­ra petró­leo en el mar des­de el final de los años 60 y con el pre­sal en 2007, se pue­de decir que las cosas se han des­con­tro­la­do por com­ple­to. Hoy hay más de 6.000 pozos per­fo­ra­dos en la cos­ta bra­si­le­ña, un lito­ral total­men­te des­tro­za­do por tan­tas subas­tas de petró­leo. Suman­do todos los blo­ques explo­ra­to­rios con­ce­di­dos en subas­tas, casi el 30% del océano bra­si­le­ño (Zona Eco­nó­mi­ca Exclu­si­va – ZEE) fue deli­mi­ta­do a las empre­sas petro­le­ras, sin con­tar con las rutas de trans­por­te de los bar­cos has­ta la cos­ta, y los muchos kiló­me­tros de lito­ral que fue­ron inter­cep­ta­dos para la cons­truc­ción de la infra­es­truc­tu­ra nece­sa­ria para apo­yar esta indus­tria, como ter­mi­na­les indus­tria­les, asti­lle­ros, ins­ta­la­cio­nes de apo­yo, puer­tos, esta­cio­nes de trans­bor­do de car­ga, pla­ta­for­mas marí­ti­mas, oleo­duc­tos, refi­ne­rías y esta­cio­nes de alma­ce­na­mien­to. Hay mucho más que la pla­ta­for­ma petro­lí­fe­ra que se encuen­tra en alta mar detrás de esta indus­tria que, ade­más de todo eso, tam­bién dia­lo­ga muy mal con las comu­ni­da­des locales.

En Río de Janei­ro, Espí­ri­to San­to, Bahía, Ser­gi­pe y Per­nam­bu­co, los pes­ca­do­res han reci­bi­do ame­na­zas de muer­te de esas empre­sas que quie­ren expul­sar­los de sus terri­to­rios ances­tra­les a cual­quier pre­cio. Para resu­mir esta expe­rien­cia, pode­mos decir que es mayo­ri­ta­ria­men­te abu­si­va y con­flic­ti­va. La rela­ción con las per­so­nas loca­les comien­za ya con los téc­ni­cos y espe­cia­lis­tas situán­do­se en una posi­ción de supe­rio­ri­dad y recu­rrien­do a menu­do a la vio­len­cia cuan­do no con­si­guen las cosas como imaginaban.

Año 2019, un gru­po de veci­nos par­ti­ci­pan­do en accio­nes de lim­pie­za de pla­yas des­pués del ver­ti­do de petró­leo en la Cos­ta dos Corais en Ala­goas (Feli­pe Brasil/​Fotos Públicas)

¿Hubo algún pro­ble­ma ambien­tal en luga­res don­de se reali­zó está actividad?

Son muchos, no sólo ambien­ta­les, sino tam­bién socia­les. Ciu­da­des como Macaé y Cam­pos dos Goy­ta­ca­ses, en Río de Janei­ro, sufrie­ron un gran impac­to debi­do a la explo­ra­ción de petró­leo en la Cuen­ca de Cam­pos, las ciu­da­des reci­bie­ron una expan­sión demo­grá­fi­ca para la que no esta­ban pre­pa­ra­das y las comu­ni­da­des que allí vivían se encon­tra­ron ais­la­das por un gran dis­tri­to indus­trial, como la cons­truc­ción del Puer­to de Açu. Los ingre­sos fis­ca­les no se tras­la­da­ron a la pobla­ción que sufre un sis­te­ma edu­ca­ti­vo y sani­ta­rio que no atien­de a todos los resi­den­tes, que aho­ra tie­nen que con­vi­vir tam­bién con el nar­co­trá­fi­co y la pros­ti­tu­ción en una zona en la que antes se podía vivir tran­qui­la­men­te. La pro­me­sa de crea­ción de empleo tam­po­co se ha cum­pli­do, ya que las empre­sas sue­len traer mano de obra cua­li­fi­ca­da de otras ciu­da­des más grandes.

El sis­te­ma de tra­ba­jo offsho­re tam­bién tie­ne gran­des impac­tos en el tra­ba­ja­dor, el méto­do que en Bra­sil lla­ma­mos de tra­ba­jo «embar­ca­do», que son 15 días de tra­ba­jo en la pla­ta­for­ma y 15 días en casa, tie­ne altos índi­ces de enfer­me­da­des men­ta­les como depre­sión y has­ta el sui­ci­dio debi­do a la inten­si­dad del tra­ba­jo sin tiem­po de des­can­so y a la dis­tan­cia del hogar, ade­más de los fre­cuen­tes acci­den­tes de trabajo.

Creo que es más fácil decir dón­de no ha habi­do un pro­ble­ma ambien­tal. Por citar algu­nos más gran­des y recien­tes, en 2019, todo el lito­ral de la región nor­des­te de Bra­sil se vio sor­pren­di­do por la lle­ga­da de 5.000 tone­la­das de petró­leo a las pla­yas, pro­vo­ca­das por un ver­ti­do cri­mi­nal que has­ta hoy no tie­ne cul­pa­bles ni indem­ni­zó a los afec­ta­dos. Pero Bra­sil colec­cio­na explo­sio­nes de bar­cos, como la del Para­ná que ha ver­ti­do 5.000 tone­la­das en Para­na­guá, lo de las 588 tone­la­das ver­ti­das por Che­vron en la cuen­ca de Cam­pos, 1,3 tone­la­das en la Bahía de Gua­na­ba­ra, la lis­ta es larga.

Fuga de petró­leo de Che­vron en la Cuen­ca de Cam­pos, en Río de Janei­ro en 2011 (Roge­rio Santana/​Reuters/​VEJA)

Ade­más de esto, hubo cons­truc­cio­nes de carre­te­ras que blo­quea­ron ríos como en SUAPE en Per­nam­bu­co, fugas de tube­rías que con­ta­mi­na­ron todo un bos­que de man­gla­res en São Mateus – Espí­ri­to San­to, en la comu­ni­dad de Cam­po Gran­de, y los infor­mes de pro­ble­mas son constantes.

Fuga de un oleo­duc­to en el man­glar en la comu­ni­dad de Cam­po Gran­de, São Mateus en 2005.

¿Las empre­sas cum­plie­ron con las pre­dic­cio­nes y cui­da­dos ambien­ta­les que anunciaron?

Es impo­si­ble que se cum­plan las pre­vi­sio­nes por­que los acci­den­tes no están pre­vis­tos y cau­san gran­des daños. Hace­mos una media de los prin­ci­pa­les acci­den­tes petro­lí­fe­ros regis­tra­dos en Bra­sil des­de la déca­da de 1970, y en los últi­mos 43 años se han ver­ti­do al mar más de 2,2 litros de petró­leo al día.

Apar­te de eso, den­tro del mar­gen de fun­cio­na­mien­to regu­lar de estas acti­vi­da­des, hay una serie de cosas que no debe­rían con­si­de­rar­se regu­la­res, como la fuga de los peces y otros ani­ma­les mari­nos a cau­sa de las pros­pec­cio­nes sís­mi­cas para la per­fo­ra­ción de pozos, el trán­si­to de gran­des buques que aumen­ta y agra­va enor­me­men­te la con­ta­mi­na­ción acús­ti­ca mari­na con gra­ves con­se­cuen­cias para la pes­ca y los cons­tan­tes peque­ños ver­ti­dos de petró­leo en los buques de abas­te­ci­mien­to y trans­por­te por oleoducto.

Es impor­tan­te recor­dar que la explo­ra­ción en alta mar no sólo reper­cu­te en la cons­truc­ción de pla­ta­for­mas y la per­fo­ra­ción de pozos en el mar, sino que hay toda una infra­es­truc­tu­ra que debe cons­truir­se en tie­rra, una red de oleo­duc­tos, puer­tos, asti­lle­ros, ter­mi­na­les indus­tria­les, ins­ta­la­cio­nes de apo­yo, esta­cio­nes de trans­bor­do de car­ga, pla­ta­for­mas marí­ti­mas, refi­ne­rías, esta­cio­nes de alma­ce­na­mien­to etc. que ocu­pan kiló­me­tros y kiló­me­tros de cos­tas e comu­ni­da­des que antes vivían de la pes­ca, agri­cul­tu­ra o del turismo.

Incen­dio en una embar­ca­ción car­ga­da de gas en el Puer­to de Ara­tu en Baía de Todos os San­tos en 2013, cer­ca de la comu­ni­dad qui­lom­bo­la de Ilha de Maré, en Bahia (Reprodução/​TV Bahia)

Los pes­ca­do­res arte­sa­na­les de Bra­sil son per­se­gui­dos por Petro­bras y tan­tas otras empre­sas petro­le­ras en muchas regio­nes. La zona de la Bahía de Gua­na­ba­ra en Río de Janei­ro y la Bahía de Todos los San­tos en Bahía pre­sen­ta una situa­ción muy vio­len­ta, bien por la resis­ten­cia de los pes­ca­do­res que no quie­ren aban­do­nar su terri­to­rio, pero sí man­te­ner sus for­mas de vida, bien por­que los pes­ca­do­res son gran­des tes­ti­gos de las vio­la­cio­nes que estas empre­sas come­ten regu­lar­men­te. Ellos son una de las cate­go­rías más afec­ta­das, ven su terri­to­rio marino des­tro­za­do por zonas a las que ya no pue­den acce­der, a menu­do se des­pier­tan con un océano lleno de man­chas de petró­leo pro­ce­den­tes de peque­ñas y cons­tan­tes fugas en el sumi­nis­tro o el lava­do de las bode­gas de los bar­cos, rotu­ras de oleo­duc­tos, etc.

Tan­to el cui­da­do del medio ambien­te como las pro­me­sas de desa­rro­llo en Bra­sil por las petro­le­ras nun­ca se han hecho realidad.

Fuen­te: ANRed

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