Tesis sobre el con­tex­to y las estra­te­gias (I)

El colec­ti­vo Petri Reka­ba­rren reini­cia­mos con este docu­men­to la diná­mi­ca ante­rior a la pan­de­mia de aná­li­sis perió­di­cos de la lucha nacio­nal de cla­se de nues­tro pue­blo. Nues­tro obje­ti­co es sim­ple y humil­de: ayu­dar en la medi­da de nues­tras fuer­zas a que crez­ca y se ace­le­re la recom­po­si­ción de la izquier­da revo­lu­cio­na­ria vasca.

  1. Ya es un tópi­co decir que la huma­ni­dad se encuen­tra ante la peor cri­sis de su his­to­ria, y como tópi­co sir­ve para qui­tar gra­ve­dad al pro­ble­ma, para redu­cir­lo a una cole­ti­lla pro­gre que echa la res­pon­sa­bi­li­dad no al capi­ta­lis­mo sino al «hom­bre». En reali­dad es todo el modo de pro­duc­ción capi­ta­lis­ta el que se hun­de en un agu­je­ro negro de irra­cio­na­lis­mo que podría lle­var­le a él y a la huma­ni­dad a algu­na for­ma de colap­so –sin entrar aho­ra a este deba­te– que ya fue intui­do en El Mani­fies­to del Par­ti­do Comu­nis­ta de 1848 y sobre todo en obras mar­xis­tas posteriores.

  2. Exo­ne­rar al capi­ta­lis­mo de su res­pon­sa­bi­li­dad úni­ca quie­re decir libe­rar de ella a la bur­gue­sía vas­ca y a la opre­sión nacio­nal de la que ella es corres­pon­sa­ble y a la vez bene­fi­cia­ria, car­gán­do­la en todo caso en la «socie­dad» en su con­jun­to. De este modo, las fuer­zas socio­po­lí­ti­cas que ni quie­ren ni saben pro­fun­di­zar has­ta las con­tra­dic­cio­nes pro­fun­das que ori­gi­nan la cri­sis, pue­den plan­tear solu­cio­nes super­fi­cia­les e inser­vi­bles a la lar­ga, o algu­nas ni siquie­ra plan­tear solu­cio­nes por­que optan por la espera.

  3. Entre las pri­me­ras, las que se mue­ven en la super­fi­cia­li­dad refor­mis­ta, des­ta­ca EH Bil­du y el PNV en las que optan por la espe­ra. En el medio y como ver­da­de­ras fuer­zas deter­mi­nan­tes por cuan­to son las que tie­nen el poder ver­da­de­ro en sus manos, está el impe­ria­lis­mo fran­co-espa­ñol con sus múl­ti­ples ins­tru­men­tos, entre los que des­ta­can las fuer­zas socio­po­lí­ti­cas, sin­di­ca­les, cul­tu­ra­les… y como no, las represivas.

  4. Sin embar­go, la izquier­da inde­pen­den­tis­ta debe­ría estar inmu­ni­za­da, vacu­na­da con­tra el con­ta­gio de los tópi­cos al uso, por­que en 1973 la orga­nio­za­ción en su VI Asam­blea ofi­cial se defi­nió comu­nis­ta. Quie­re esto decir que, al mar­gen de las dife­ren­tes corrien­tes den­tro del mar­xis­mo, se asu­mía que la mili­tan­cia debía estar for­ma­da en ese méto­do revo­lu­cio­na­rio para guiar­se por él en la lucha diaria.

  5. Pero des­de hace mucho tiem­po el méto­do y la estra­te­gia comu­nis­ta fue debi­li­tán­do­se en la izquier­da vas­ca has­ta que­dar redu­ci­do a una peque­ña mino­ría, mien­tras que, simul­tá­nea­men­te, el vacío teó­ri­co era ocu­pa­do por diver­sas varian­tes de los refor­mis­mos que cre­cían por Euro­pa des­de fina­les de los años 70 has­ta lle­gar a la situa­ción pre­sen­te. En otros docu­men­tos hemos ana­li­za­do por qué y cómo se ha lle­ga­do a la desin­te­gra­ción del grue­so de la izquier­da vas­ca en el orden del capi­tal. En este que­re­mos mos­trar por qué vemos impres­cin­di­ble vol­ver aho­ra al comu­nis­mo para rom­per las cade­nas de los tópicos.

  6. El impe­ria­lis­mo es muy cons­cien­te de que la lucha de cla­ses pro­le­ta­ria está al alza en el mun­do, y con ella tam­bién va al alza su con­tra­rio anta­gó­ni­co: el fas­cis­mo, impul­sa­do en bue­na par­te por ese impe­ria­lis­mo. Tam­bién sabe que las pers­pec­ti­vas socio­eco­nó­mi­cas son muy inquie­tan­tes porque:

  • Pri­me­ro, la pan­de­mia amplía cada vez más las fallas pro­fun­das del sis­te­ma que se agran­da­ban des­de 2016 – 2017 superan­do en gra­ve­dad sinér­gi­ca a las de la cri­sis de 2007 – 2008.

  • Segun­do, la deba­cle socio­eco­ló­gi­ca se suma a la pan­de­mia mul­ti­pli­can­do todos los problemas.

  • Ter­ce­ro, el extre­ma­da­men­te inquie­tan­te ago­ta­mien­to de recur­sos, con sus efec­tos sinér­gi­cos en la deci­si­va pro­ble­má­ti­ca de la segu­ri­dad ali­men­ta­ria y sani­ta­ria, acor­ta el tiem­po disponible.

  • Cuar­to, a la deci­sión del impe­ria­lis­mo de car­gar los cos­tos de la cri­sis sobre el pro­le­ta­ria­do y sobre otros paí­ses y Esta­dos, hay que sumar­le la inca­pa­ci­dad de sus estruc­tu­ras esta­ta­les para resol­ver estas sub­cri­sis den­tro de sus pro­pias fron­te­ras difi­cul­tan­do así la recu­pe­ra­ción de sus ganan­cias: es decir, no se tra­ta solo de las cre­cien­tes resis­ten­cias que enfren­ta el capi­tal con el tra­ba­jo y del ten­sio­na­mien­to de las con­tra­dic­cio­nes inter­im­pe­ria­lis­tas e inter­na­cio­na­les, sino ade­más de la inca­pa­ci­dad de sus estruc­tu­ras esta­ta­les para resol­ver estos y otros problemas.

  • Quin­to, esto se com­prue­ba en los actua­les cue­llos de bote­lla que fre­nan la velo­ci­dad de la rea­li­za­ción de los bene­fi­cios capi­ta­lis­tas, la subi­da estra­tos­fé­ri­ca de los pre­cios de los recur­sos, de la ali­men­ta­ción bási­ca, etc., que retra­san por su par­te la posi­ble recu­pe­ra­ción impe­ria­lis­ta de la crisis.

  • Sex­to, el endeu­da­mien­to impa­ra­ble, la incon­te­ni­ble bur­bu­ja finan­cie­ro-espe­cu­la­ti­va y del capi­tal fic­ti­cio, etc., dis­mi­nu­ye la capa­ci­dad del impe­ria­lis­mo para con­tro­lar y con­te­ner el esta­lli­do de las contradicciones.

  • Y sép­ti­mo, ante todo ello el impe­ria­lis­mo va optan­do de nue­vo por las dos alter­na­ti­vas his­tó­ri­cas que con­fir­man la vali­dez de ese comu­nis­mo acep­ta­do en 1973: el endu­re­ci­mien­to auto­ri­ta­rio de la «demo­cra­cia» den­tro del impe­ria­lis­mo, refor­zan­do en su inte­rior con­ten­di­dos filo fas­cis­tas, y la impo­si­ción de fas­cis­mos, con­tra­rre­vo­lu­cio­nes y gue­rras cri­mi­na­les en el res­to del mun­do, lo que pudie­ra desem­bo­car en el holocausto.

  • Cada cri­sis tie­ne con­te­ni­dos nue­vos en com­pa­ra­ción con las pre­ce­den­tes, pero a lo lar­go de la his­to­ria del capi­ta­lis­mo exis­te un deno­mi­na­dor bási­co, una cons­tan­te ele­men­tal, que iden­ti­fi­ca inter­na­men­te a todas las cri­sis, deno­mi­na­dor ele­men­tal que tam­bién apa­re­ce en cada nue­va cri­sis aun­que sea nece­sa­rio un estu­dio con­cre­to de ella para des­cu­brir la iden­ti­dad esen­cial den­tro de las dife­ren­cias nuevas.

  • La teo­ría mar­xis­ta, el comu­nis­mo, es la úni­ca herra­mien­ta inte­lec­tual y prác­ti­ca capaz de des­cu­brir cómo actúa esa iden­ti­dad esen­cial den­tro de las nue­vas cri­sis y, a la vez, es la úni­ca capaz de guiar al pro­le­ta­ria­do, a los pue­blos tra­ba­ja­do­res explo­ta­dos, hacia la sali­da socia­lis­ta, y hacer­lo des­de den­tro mis­mo de las cla­ses explo­tas nun­ca des­de fue­ra de ellas.

  • Solo ella pue­de expli­car por qué el capi­ta­lis­mo está mal­vi­vien­do en un «esce­na­rio de pesa­di­lla» reco­no­ci­do tex­tual­men­te por una de las más pres­ti­gio­sas con­sul­to­ras de Esta­dos Uni­dos como McKin­sey & Co., al des­cu­brir en recien­te inves­ti­ga­ción que nada menos que el 68% del patri­mo­nio neto mun­dial está alma­ce­na­do en bie­nes inmue­bles y que se esfu­ma­ría en la nada un ter­cio del PIB mun­dial si colap­sa­ran los pre­cios de los activos.

  • Por esto, cuan­do no solo se debi­li­ta o se aban­do­na el mar­xis­mo, sino tam­bién se le deni­gra, menos­pre­cia y has­ta se le ridi­cu­li­za por acti­va o por pasi­va, como es tan fre­cuen­te en la pren­sa del sobe­ra­nis­mo aber­tza­le, las orga­ni­za­cio­nes van giran­do rápi­da o len­ta­men­te al refor­mis­mo, has­ta ter­mi­nar sien­do una fuer­za de esta­bi­li­za­ción, de «nor­ma­li­za­ción» del capitalismo.

  • La ideo­lo­gía bur­gue­sa se repo­ne y con­tra­ata­ca inme­dia­ta­men­te en la con­cien­cia mili­tan­te en cuan­to esta empie­za a debi­li­tar­se en la medi­da en la que se aban­do­na la lucha teó­ri­ca y polí­ti­co-inte­lec­tual. Tér­mi­nos como «nor­ma­li­dad», «tran­qui­li­dad», «res­pon­sa­bi­li­dad» y otros simi­la­res for­man el esque­le­to ideo­ló­gi­co del refor­mis­mo en gene­ral y del sobe­ra­nis­ta en par­ti­cu­lar, tér­mi­nos que nos lle­van a otros como «regu­lar», «orde­nar», «encau­zar»…

  • Tér­mi­nos que pro­pa­gan entre las y los opri­mi­dos el aca­ta­mien­to del orden median­te el auto­con­trol, la auto­li­mi­ta­ción o más cru­da­men­te la auto­rre­pre­sión de las ideas de lucha radi­cal que pue­den ani­dar en la con­cien­cia obre­ra con­tra ese orden. Des­de media­dos del siglo XIX, si no antes, la izquier­da revo­lu­cio­na­ria se ha esfor­za­do por con­tra­rres­tar el efec­to para­li­zan­te de la pasi­vi­dad sumi­sa ante la explo­ta­ción que el refor­mis­mo intro­yec­ta en las gen­tes, pero es una tarea difí­cil por­que la obe­dien­cia ha sido impues­ta des­de la pri­me­ra infan­cia y lue­go es refor­za­da casi dia­ria­men­te por el reformismo.

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    Un comentario

    1. Sin cla­ri­dad ni orden en la ideo­lo­gía, decía alguien, no pue­de haber ni cla­ri­dad ni orden en la orga­ni­za­ción, el refor­mis­mo es confusión.

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