Vene­zue­la. Ganar sim­ple­men­te por cele­brar elecciones

Por Vijay Prashad y Car­los Ron. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 6 de diciem­bre de 2020.

El domin­go 6 de diciem­bre el pue­blo vene­zo­lano vota­rá la nue­va Asam­blea Nacio­nal. Nor­mal­men­te este hecho no ten­dría nada de espe­cial, ni mere­ce­ría salir en las noti­cias fue­ra de Vene­zue­la. Des­de la elec­ción de Hugo Chá­vez a la pre­si­den­cia en 1998, el pue­blo vene­zo­lano está acos­tum­bra­do a más de una elec­ción nacio­nal al año (esta elec­ción legis­la­ti­va hace la núme­ro 25 en 21 años); ha habi­do elec­cio­nes pre­si­den­cia­les, elec­cio­nes legis­la­ti­vas y refe­ren­dos para for­ta­le­cer la Cons­ti­tu­ción de 1999. En apa­rien­cia, se tra­ta tan solo de una de esas elec­cio­nes que han ser­vi­do para pro­fun­di­zar en el sen­ti­do de la demo­cra­cia en Venezuela.

Pero en estos días, inclu­so la cele­bra­ción de una elec­ción es un pul­so entre el pue­blo vene­zo­lano y el gobierno de Esta­dos Uni­dos. Des­de que Chá­vez se con­vir­tió en pre­si­den­te, el gobierno de Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos han inten­ta­do des­es­ta­bi­li­zar al gobierno vene­zo­lano, entre otras for­mas diri­gien­do ini­cia­ti­vas direc­tas para cam­biar el régi­men. Cuan­do resul­tó evi­den­te que Chá­vez y la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na que diri­gía con­ta­ban con un fuer­te res­pal­do popu­lar y no podían derro­tar­se en las urnas, Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos pre­sio­na­ron para des­le­gi­ti­mar la sobe­ra­nía polí­ti­ca venezolana.

El rue­do polí­ti­co vene­zo­lano está mar­ca­do por fuer­tes dis­cre­pan­cias y la oli­gar­quía vene­zo­la­na man­tie­ne sus pro­pias pla­ta­for­mas polí­ti­cas y con­ti­núa inten­tan­do soca­var y derro­tar a la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na. Estas fuer­zas –aho­ra deno­mi­na­das la opo­si­ción– han par­ti­ci­pa­do en elec­cio­nes des­de 1998 y, sin duda, han teni­do cier­tos avan­ces, pero no han sido capa­ces de impo­ner­se. En 2015, por ejem­plo, la opo­si­ción con­si­guió una mayo­ría en la vota­ción para la Asam­blea Nacio­nal y ha con­tro­la­do la Asam­blea los pasa­dos cin­co años. El mero hecho de que la opo­si­ción gana­ra en 2015 demues­tra la exis­ten­cia de un sis­te­ma elec­to­ral robus­to en el país. En esa oca­sión no hubo que­jas por fraude.

Una opo­si­ción made in Washington

En lugar de asu­mir su deber cons­ti­tu­cio­nal de gober­nar mano a mano con el pre­si­den­te Nico­lás Madu­ro, sec­to­res de la opo­si­ción deci­die­ron actuar como un ramal de la emba­ja­da de EE.UU. en Cara­cas. Uno de los par­la­men­ta­rios, Juan Guai­dó (que había gana­do su esca­ño por el esta­do de Var­gas), per­mi­tió que le uti­li­za­ran como ins­tru­men­to de un gol­pe de Esta­do pro­pi­cia­do por Washing­ton tras la elec­ción pre­si­den­cial de 2018. La opo­si­ción a la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na siem­pre ha esta­do divi­di­da y no ha sido capaz de actuar con uni­dad de pro­pó­si­to. Una de las dife­ren­cias más impor­tan­tes se rela­cio­na con la subor­di­na­ción o no al gobierno de EE.UU.

Per­so­nas como Guai­dó están encan­ta­das de ser un ins­tru­men­to de Donald Trump y Mike Pom­peo, mien­tras que otras han expre­sa­do cla­ra­men­te que tal acti­tud era anti­pa­trió­ti­ca e inclu­so toda una trai­ción. Des­de 2015 la opo­si­ción ha teni­do que hacer fren­te a una cri­sis exis­ten­cial sobre cuán­to apo­yo de Esta­dos Uni­dos debe­ría acep­tar para avan­zar su pro­ce­so polí­ti­co; toda la influen­cia de Guai­dó se ha basa­do en el apo­yo que le pro­por­cio­nó Washing­ton, y no en el de sus pro­pios votan­tes o en el del res­to de la oposición.

La Cons­ti­tu­ción de Vene­zue­la mar­ca que debe cele­brar­se una elec­ción para la Asam­blea Nacio­nal antes del 5 de enero de 2021, día en que los nue­vos par­la­men­ta­rios deben jurar su car­go. Esa es la razón por la cual la elec­ción ha sido pro­gra­ma­da para el 6 de diciem­bre. Algu­nos sec­to­res de la opo­si­ción cuyo poder deri­va de Washing­ton –como el gru­po de Guai­dó– deci­die­ron des­de el prin­ci­pio boi­co­tear estos comi­cios ale­gan­do que serían frau­du­len­tos. No han apor­ta­do, sin embar­go, nin­gu­na prue­ba que sos­ten­ga dicha acu­sa­ción. Tam­po­co los medios de comu­ni­ca­ción del Atlán­ti­co Nor­te exi­gie­ron nin­gu­na prue­ba para repro­du­cir dicha acu­sa­ción, ni se moles­ta­ron en comen­tar que las elec­cio­nes legis­la­ti­vas de 2015 habían favo­re­ci­do, de hecho, a la opo­si­ción. En lugar de dispu­tar el poder a tra­vés de medios demo­crá­ti­cos como las elec­cio­nes o de la pro­po­si­ción de leyes, la opo­si­ción enca­be­za­da por Guai­dó pre­ten­de con­se­guir el poder median­te medios no demo­crá­ti­cos. Pare­ce que ganar la elec­ción tie­ne menos impor­tan­cia que des­le­gi­ti­mar el pro­ce­so elec­to­ral y el democrático.

Inter­fe­ren­cia de EE.UU. en las elecciones

El gobierno de Esta­dos Uni­dos –con el apo­yo tan­to de repu­bli­ca­nos como de demó­cra­tas– ha inter­ve­ni­do acti­va­men­te en las elec­cio­nes vene­zo­la­nas de 2020 a la Asam­blea Nacio­nal. El pasa­do mes de sep­tiem­bre, el Depar­ta­men­to del Teso­ro de EE.UU. san­cio­nó a cua­tro fun­cio­na­rios del gobierno vene­zo­lano: Rei­nal­do Enri­que Muñoz Pedro­za (fis­cal gene­ral), David Euge­nio de Lima Salas (un anti­guo gober­na­dor), y dos fun­cio­na­rios del Con­se­jo Nacio­nal Elec­to­ral, Indi­ra Mai­ra Alfon­zo Iza­gui­rre y José Luis Gutié­rrez Parra. Alfon­zo es la pre­si­den­ta del Con­se­jo Nacio­nal Elec­to­ral y una res­pe­ta­da exma­gis­tra­da con anti­guos lazos con la oposición. 

El gobierno esta­dou­ni­den­se decla­ró (sin pro­por­cio­na prue­bas que lo sos­tu­vie­ran) que estos fun­cio­na­rios for­ma­ban par­te de un “plan para inter­fe­rir en las elec­cio­nes de diciem­bre de 2020 y evi­tar que estas fue­ran libres y jus­tas”. La inter­fe­ren­cia del gobierno de EE.UU. con­ti­nuó ese mis­mo mes con las san­cio­nes pos­te­rio­res a cin­co líde­res de la opo­si­ción que deci­die­ron par­ti­ci­par en los comi­cios: el Depar­ta­men­to de Esta­do afir­mó hacer­lo por su “com­pli­ci­dad” en las elecciones.

Los polí­ti­cos opo­si­to­res que se enfren­tan a estas pre­sio­nes por par­te de Washing­ton tam­bién se enfren­tan a unas bases des­con­ten­tas en Vene­zue­la que han esta­do luchan­do con­tra esta polí­ti­ca de abs­ten­ción y boi­cot. Muchos de los afi­lia­dos a estos gru­pos opo­si­to­res han denun­cia­do a sus líde­res, exi­gién­do­les par­ti­ci­par en la elec­ción. Están har­tos de la estra­te­gia de des­gas­te de Guai­dó y de la sumi­sión de este al Depar­ta­men­to de Esta­dos de EE.UU.

Esa es la razón por la que en los comi­cios del domin­go hay más de 14.000 can­di­da­tos de 107 orga­ni­za­cio­nes polí­ti­cas, de las cua­les 98 se iden­ti­fi­can como par­ti­dos de la opo­si­ción. Com­pe­ti­rán por los 277 esca­ños (aumen­ta­dos des­de 165 para aco­mo­dar­se al cre­ci­mien­to de la pobla­ción y tener mayor repre­sen­ta­ti­vi­dad democrática).

La Asam­blea Nacio­nal de Vene­zue­la ha esta­do para­li­za­da des­de que se con­vir­tió en un ins­tru­men­to al ser­vi­cio del cam­bio de régi­men pro­pi­cia­do por Washing­ton. Aho­ra, con esta elec­ción, hay espe­ran­zas de que el pro­ce­so legis­la­ti­vo pue­da seguir su cur­so. Una nue­va Asam­blea Nacio­nal ten­dría capa­ci­dad para nom­brar pues­tos cla­ve en la admi­nis­tra­ción y apro­bar leyes para abor­dar la pan­de­mia; debe­ría con­ver­tir­se en un esce­na­rio para el diá­lo­go salu­da­ble entre gobierno y opo­si­ción, entor­pe­ci­do por Washing­ton y por Guai­dó. Y, más que nada, esta Asam­blea Nacio­nal debe­ría supo­ner un desa­fío legal para los gobier­nos y ban­cos de Esta­dos Uni­dos y de Euro­pa que han con­ge­la­do al menos 6.000 millo­nes de dóla­res de fon­dos vene­zo­la­nos y con­fis­ca­do acti­vos como Cit­go; ya no podrán uti­li­zar el supues­to gobierno inte­ri­no de Guai­dó como excu­sa para sus actos.

En resu­mi­das cuen­tas: Vene­zue­la gana sim­ple­men­te por cele­brar elecciones.

Vijay Prashad es un his­to­ria­dor, edi­tor y perio­dis­ta indio, corres­pon­sal habi­tual de Glo­be­trot­ter. Es tam­bién edi­tor de Left­Word Books y direc­tor de Tri­con­ti­nen­tal: Ins­ti­tu­te for Social Research. Autor de más de 20 libros, el últi­mo de ellos Washing­ton Bullets pro­lo­ga­do por Evo Morales.

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Fuen­te: Rebelión

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