Pen­sa­mien­to Crí­ti­co. Trump o los cua­tro años que gober­nó el sionismo

Por Gua­di Cal­vo*, Resu­men Medio Orien­te, 8 de noviem­bre de 2020-.

Quie­nes tie­nen a car­go lle­var las esta­dís­ti­cas de muer­tos por Covid-19, enfren­ta­rán una seria encru­ci­ja­da al momen­to de ano­tar en las pla­ni­llas al pre­si­den­te Donald Trump, por­que si bien, toda­vía vive y aspi­ra a resis­tir en la Casa­blan­ca, cuál Hitler degra­da­do en el deca­den­te Füh­rer­bun­ker, de la Ger­trud-Kol­mar-Straße 14, de Ber­lín. No caben dudas que a Trump lo ha mata­do la pan­de­mia, jun­tos otros casi 250 mil nor­te­ame­ri­ca­nos, por el des­pre­jui­cio con que el 45°presidente de los Esta­dos Uni­dos, enfren­tó la cri­sis sanitaria.

A par­tir del 20 de enero, Trump, no solo deja­rá de ser pre­si­den­te, sino que tam­bién, como muchos ana­lis­tas pre­su­men, se con­ver­ti­rá en un can­di­da­to a fati­gar esca­le­ras y pasi­llos de los muchos tri­bu­na­les que tie­nen algu­nas pre­gun­tas por hacerle.

Y qui­zás haya sido este, el temor que lo ha obli­ga­do denun­ciar frau­de dos meses antes de tres de noviem­bre, y de sal­tar todas las nor­mas éti­cas esta­ble­ci­das al nom­brar a la ultra con­ser­va­dor Amy Coney Barrett, en rem­pla­za­do de la pres­ti­gio­sa y casi míti­ca Ruth Bader Gins­burg, falle­ci­da a los 93 años el pasa­do sep­tiem­bre, para la Cor­te Supre­ma. Nada más dis­tan­tes una de la otra en la inter­pre­ta­ción de las leyes y en espe­cial el dere­cho de las mino­rías. Pero cla­ro, con Barret el rubi­cun­do empre­sa­rio, encon­tra­rá una cor­te des­ba­lan­cea­da a su favor, cuan­do lle­gué el momen­to que revi­sa­rá sus paseos tribunalicios.

Sin duda Trump mar­ca un momen­to en la his­to­ria y no solo de los Esta­dos Uni­dos, ya que se ha con­ver­ti­do en epi­to­me del off­si­der deve­ni­do a polí­ti­co, que han hecho desas­tres en sus paí­ses, como lo han sido per­so­na­jes inad­je­ti­va­bles como Sil­vio Ber­lus­co­ni, Mau­ri­cio Macri, Jair Bol­so­na­ro, Petró Poroshen­ko y otros, que con algo más de tra­yec­to­ria polí­ti­ca, mere­ce­rían estar en la tan nefan­da lis­ta como: Naren­dra Modi, Víc­tor Orbán, Mariano Rajoy, David Came­ron o Nico­lás Sar­kozy entre otros… muchísimos.

Por otra par­te, para aque­llos que fes­te­jan el éxi­to de Joe Biden, hay una mala noti­cia, creen el ex vice­pre­si­den­te de Barack Oba­ma, a lo lar­go de sus ocho años a car­go de la Casa­blan­ca, hay que infor­mar­les que estos últi­mos 77 años, el futu­ro inqui­lino de 1600 Pennsyl­va­nia Ave­nue NW, Washing­ton, no andu­vo por la Sie­rra Maes­tra tiro­teán­do­se con los malos, sino, y jus­ta­men­te todo lo contrario.

Biden, es un ejem­plo con­su­ma­do del esta­blish­ment y de él no podrá espe­rar­se otra cosa que res­pues­tas del esta­blish­ment, con la lógi­cas tona­li­da­des entre Demó­cra­tas y Repu­bli­ca­nos y de una admi­nis­tra­ción a otra. Biden, corre con una sola ven­ta­ja, para los que no vivi­mos en los Esta­dos Uni­dos, ser quien nos evi­ta­rá el esper­pén­ti­co espec­tácu­lo de stand up de Trump, don­de sea que su flác­ci­da ana­to­mía se pre­sen­te. Qui­zás para los loca­les el nue­vo pre­si­den­te pue­da recons­truir, par­ti­cu­lar­men­te des­de lo social y lo sani­ta­rio, lo que su ante­ce­sor ha deja­do derrumbar.

Trump, más allá de su dis­cur­so repúg­na­te, qui­zás se pue­da reti­rar con un récord abso­lu­to: En por lo menos las ocho o diez admi­nis­tra­cio­nes ante­rio­res, fue el úni­co pre­si­den­te en no ini­ciar una gue­rra. Qui­zás, teni­do una bue­na razón, no jus­ta­men­te su con­cep­ción huma­ni­ta­ria de la vida, sino por la eco­no­mía… estúpido.

Toda su polí­ti­ca exte­rior se ha ido en ama­gues, que reti­ra sus sol­da­dos de Siria y no lo hizo, que reti­ra­ba sus hom­bres de Afga­nis­tán y a pesar del acuer­do con el Tali­bán, que fir­mó en Doha el pasa­do 29 de febre­ro, la paz afga­na está toda­vía muy lejos y cada vez más cer­ca de esta­llar. Lo mis­mo podría­mos decir en el Sahel, en Soma­lia, inclu­so que ha deja­do hacer en el con­flic­to entre Azer­bai­yán y Arme­nia toda­vía en pleno desa­rro­llo. Reco­noz­ca­mos que tuvo un inten­to de apa­ci­gua­mien­to con Corea del Nor­te, hacia don­de via­jó y encon­tró con el pre­si­den­te Kim Jong-un, sacán­do­se una foto de índo­le turís­ti­ca con Jong-un en la Zona Des­mi­li­ta­ri­za­da (DMZ) y todo no pasó de allí, aun­que qui­zás el gran logró de Trump qui­zás sea jus­ta­men­te ese. Chi­na, Rusia y Vene­zue­la fue­ron sus blan­cos favo­ri­tos en su dia­tri­ba beli­cis­ta, aun­que ni Vla­di­mir Putin, ni el pre­si­den­te Xi Jin­ping, ni Nico­lás Madu­ro se des­pei­na­ron un poco. Ni siquie­ra con­si­guió que Andrés Manuel López Obra­dor, le pague las tareas de alba­ñi­le­ría, que tam­po­co terminó.

Ope­ra­ción guirnalda.

Qui­zás el úni­co sitio en el mun­do que Trump pue­da ubi­car en un mapa mudo, más allá de Manhat­tan y Mar-a-Lago, sea los difu­sos lími­tes de Medio Orien­te, hacia don­de con­cen­tró toda su arti­lle­ría diplo­má­ti­ca y algo más. Y que más allá del repug­nan­te resul­ta­do, con­ven­ga­mos que para los suyos ha sido extra­or­di­na­ria. En este caso cuan­do habla­mos de los “los suyos” no nos refe­ri­mos a los esta­dou­ni­den­ses, sino al encla­ve sio­nis­ta que hace seten­ta años ha usur­pa­do Pales­ti­na, masa­cran­do indus­trial­men­te a miles y miles de per­so­nas cuyo úni­co cri­men había sido nacer allí.

Como en ese jue­go de tije­ras y papel en el que se recor­ta y recor­ta has­ta que se extien­de y mues­tra una guir­nal­da com­pues­ta por algu­na figu­ra, que se mul­ti­pli­ca varias veces, así ha sido el accio­nar del dele­ga­do de Trump para “resol­ver” la lar­ga dispu­ta que ha dado como resul­ta­do, la crea­ción de unos de los luga­res de más ten­sión en el mun­do, qui­zás tan­to o más que la fron­te­ra entre Pakis­tán e India o la de las dos Coreas.

El mul­ti­mi­llo­na­rio Jared Kush­ner, casa­do con Ivan­ka, la hija mayor de Trump, un muy fer­vo­ro­so sio­nis­ta, al pun­to que obli­gó a su mujer a con­ver­tir­se al judaís­mo, fue quien tuvo a car­gó las nego­cia­cio­nes entre Pales­ti­na e Israel, que en apa­rien­cia ter­mi­nó, solo para el curri­cu­lum del pre­si­den­te, en “El Acuer­do del Siglo”. El que entre tan­tas “ven­ta­jas” para Pales­ti­na, se decla­ra­ba a al-Quds (Jeru­sa­lén) el ter­cer lugar sagra­do del Islam en la capi­tal indi­vi­si­ble de Israel y deja­ba los asen­ta­mien­tos judíos en Pales­ti­na bajo con­trol israe­lí, al igual que la poli­cía sio­nis­ta tenía abso­lu­to con­trol de la segu­ri­dad de los sec­to­res palestinos.

Si bien ese acuer­do murió de absur­di­dad, Kush­ner ha teni­do gran­des logros gra­cias al láti­go de su sue­gro. Por ejem­plo, que nacio­nes de cor­te waha­bi­tas, la ver­sión más ultra­mon­ta­na del islam, como Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos (EAU) y Bah­réin hayan esta­ble­ci­do rela­cio­nes diplo­má­ti­cas, al tiem­po que la pri­me­ra de estas nacio­nes, des­de hace cin­co años fun­ge de secuas de Ara­bia Sau­di­ta en la gue­rra con­tra Yemen, don­de se han masa­cra­do a cien­tos de miles de musul­ma­nes. Lo que tími­da­men­te ini­cia­ron los EAU, el pasa­do 31 de agos­to, ama­ga con con­ver­tir­se en una cata­ra­ta que ter­mi­na­rá aho­gan­do cual­quier espe­ran­za Pales­ti­na, de recu­pe­rar lo que le per­te­ne­ce des­de el comien­zo de los tiem­pos. El pasa­do 23 de octu­bre, un día vier­nes, día sagra­do del islam, casual­men­te, Trump anun­ció que Sudán, otra nación musul­ma­na, que tam­bién cola­bo­ró en la gue­rra con­tra Yemen y con­tra el Coro­nel Gadaf­fi, tam­bién esta­ble­cía rela­cio­nes diplo­má­ti­cas con Tel Aviv. Se cono­ce des­de hace más de un año, que, a cam­bio de inver­sio­nes israe­líes, Chad y Níger, esta­rían pron­tos a abrir emba­ja­das ¿qui­zás tam­bién en al-Quds? A pesar de que India, no es un país musul­mán, aun­que son 200 millo­nes de sus casi 1400 de habi­tan­tes per­te­ne­ce a esa reli­gión, tam­bién el famo­so yerno, ha con­se­gui­do que Naren­dra Modi, el pri­mer Minis­tro indio, faná­ti­co nacio­na­lis­ta e isla­mo­fó­bi­co, ha cam­bia­do la pos­tu­ra tra­di­cio­nal de India res­pec­to al con­flic­to, que fue el apo­yo a la cau­sa pales­ti­na, tras las visi­tas reci­pro­cas de Modi y Ben­ja­mín Netan­yahu a sus res­pec­ti­vos paí­ses, estre­chan­do una serie de acuer­dos comer­cia­les, par­ti­cu­lar­men­te en el cam­po armamentístico.

Una de las pocas pro­me­sas que elec­to­ra­les que cum­plió Trump fue renun­ciar al acuer­do nuclear con Irán en 2018, que había fir­ma­do el pre­si­den­te Oba­ma en 2015, y que se cono­ció como el Plan Con­jun­to de Acción Com­prehen­si­va (JCPOA, por sus siglas en inglés) tam­bién cono­ci­do como 5+1, en el que esta­ban invo­lu­cra­dos Esta­dos Uni­dos, Rusia, Chi­na, Rei­no Uni­do, Fran­cia y Alemania.

Ni es nece­sa­rio expli­car que Irán, es la úni­ca valla de con­ten­ción a la pre­po­ten­cia sio­nis­ta en la región, por eso Tehe­rán ha sido el cen­tro de la dia­tri­ba y accio­nes beli­cis­tas de Donald Trump, entre ellas la ope­ra­ción con que la CIA ase­si­nó en enero pasa­do al míti­co gene­ral ira­ní Qasem Solei­ma­ni, por lo que con­si­de­rar que con­si­de­rar que estos últi­mo cua­tro años el sio­nis­mo, como nun­ca antes estu­vo ins­ta­la­do en la Casa Blan­ca, no es para nada exagerado.

*Gua­di Cal­vo es escri­tor y perio­dis­ta argen­tino. Ana­lis­ta Inter­na­cio­nal espe­cia­li­za­do en Áfri­ca, Medio Orien­te y Asia Cen­tral. En Face­book: https://​www​.face​book​.com/​l​i​n​e​a​i​n​t​e​r​n​a​c​i​o​n​a​lGC.

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