Argen­ti­na. Billo­na­rios y geoingeniería

Por Sil­via Ribei­ro, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 7 de noviem­bre de 2020. 

Los billo­na­rios glo­ba­les invier­ten aho­ra en geo­in­ge­nie­ría: tec­no­lo­gías para mani­pu­lar el cli­ma. Es lógi­co, pero muy preo­cu­pan­te. Las pro­pues­tas de geo­in­ge­nie­ría son aún teó­ri­cas y espe­cu­la­ti­vas, pero fun­cio­nan como excu­sa para la inac­ción cli­má­ti­ca y como coar­ta­da para aumen­tar la extrac­ción y uso de com­bus­ti­bles fósi­les, ale­gan­do que el caos cli­má­ti­co se pue­de mane­jar con estas ries­go­sas tecnologías. 

Bill Gates, fun­da­dor de Micro­soft, fue el pri­me­ro del club de super­ri­cos que invir­tió fon­dos para inves­ti­gar y desa­rro­llar estas tec­no­lo­gía. Varios otros pro­vie­nen de Sili­con Valley, el área de Cali­for­nia sede de las empre­sas tec­no­ló­gi­cas. Algu­nos son dis­cre­tos, otros se man­tie­nen en el ano­ni­ma­to, finan­cian­do ONGs o empre­sas de res­pon­sa­bi­li­dad limi­ta­da don­de sus nom­bres no aparecen.

Al pare­cer, los millo­na­rios pla­nean avan­zar –y lue­go impo­ner– estas peli­gro­sas rece­tas tec­no­ló­gi­cas sin con­sul­tar a nadie, sin super­vi­sión ni regu­la­ción inde­pen­dien­te y pasan­do por arri­ba de las deci­sio­nes pre­cau­to­rias de la comu­ni­dad inter­na­cio­nal. Es una for­ma habi­tual de actuar de los tita­nes tec­no­ló­gi­cos, como resu­mió Mark Zuc­ker­berg al ini­cio de Face­book: mover­se rápi­do y rom­per cosas. La geo­in­ge­nie­ría tie­ne dos direc­cio­nes tec­no­ló­gi­cas: remo­ver car­bono de la atmós­fe­ra (una vez emi­ti­do) y bloquear/​reflejar par­te de los rayos del sol, para bajar la tem­pe­ra­tu­ra. En nin­gún caso con­tem­pla cam­biar las cau­sas del cam­bio cli­má­ti­co, sino que des­pués de haber roto las cosas, pro­po­ne rece­tas tec­no­ló­gi­cas que abren nue­vos negocios.

En octu­bre de 2020 el gru­po Sil­ver­Li­ning, con sede en Cali­for­nia, anun­ció que finan­cia­rá con 3 millo­nes de dóla­res la inves­ti­ga­ción en tec­no­lo­gías de mane­jo de la radia­ción solar, como blan­quear nubes mari­nas o blo­quear los rayos del sol con nubes vol­cá­ni­cas arti­fi­cia­les y otras pro­pues­tas que si se hacen a gran esca­la ten­drán fuer­tes impac­tos nega­ti­vos, como sequías y dis­rup­ción de llu­vias. En 2010, enton­ces como empre­sa, Sil­ver­Li­ning inten­tó hacer expe­ri­men­tos de blan­queo de nubes en las cos­tas de Cali­for­nia sobre miles de kiló­me­tros cua­dra­dos, pero lue­go de que los medios reve­la­ran que el pro­yec­to tenía fon­dos de Bill Gates, el pro­yec­to se sus­pen­dió. Kelly Wan­ser, enton­ces direc­to­ra de la empre­sa, reapa­re­ció des­pués en un Pro­yec­to de blan­queo de nubes mari­nas de la Uni­ver­si­dad de Washing­ton y afir­mó que sólo eran un gru­po de cien­tí­fi­cos que no tenían fon­dos para expe­ri­men­tos. Aho­ra se pre­sen­tan como una ONG. Wan­ser con­ti­núa como direc­to­ra y anun­cia que apo­ya­rá a varios de esos cien­tí­fi­cos y a otros cono­ci­dos pro­mo­to­res de la geo­in­ge­nie­ría. Esta vez finan­cia­da por los millo­na­rios e inver­so­res de ries­go Matt Coh­ler, antes alto eje­cu­ti­vo de Face­book; Bill Tren­chard, inver­sor en Uber y otras pla­ta­for­mas como LiveOps, com­pra­da por Micro­soft; la ges­to­ra Lower­car­bon Capi­tal, del inver­sio­nis­ta Chris Sac­ca, antes eje­cu­ti­vo de Goo­gle e inver­sor en Twit­ter, Ins­ta­gram, Uber y otras; el Fon­do de Inno­va­ción Pritz­ker, una de las 10 fami­lias más ricas de Esta­dos Uni­dos según For­bes; y el LAD Cli­ma­te Fund, del que no da refe­ren­cias, pero podría estar vin­cu­la­do a gran­des ONG con­ser­va­cio­nis­tas. Chris Sac­ca expli­ca en una entre­vis­ta, que en Lower­car­bon Capi­tal, no ven pro­ble­ma en reci­bir fon­dos de empre­sas como Exxon y Chevron.

En sep­tiem­bre 2020, la revis­ta New Scien­tist reve­ló que otro gru­po de pro­mo­to­res de la geo­in­ge­nie­ría mari­na se reu­nie­ron en Cali­for­nia. Téc­ni­cos, abo­ga­dos y con­sul­to­res fue­ron con­vo­ca­dos por Ocean­kind, otra nue­va orga­ni­za­ción de un mul­ti­mi­llo­na­rio anó­ni­mo, para dis­cu­tir como avan­zar la alca­li­ni­za­ción del océano, un méto­do para cam­biar arti­fi­cial­men­te la quí­mi­ca de los mares. Según infor­ma New Scien­tist, el pri­mer direc­tor de Ocean­kind, Evan Rapo­port, era un alto eje­cu­ti­vo de Goo­gle, lue­go con­tra­ta­do por una fami­lia rica de Sili­con Valley para el cargo.

La aci­di­fi­ca­ción de los mares es un gra­ve pro­ble­ma glo­bal que se debe prin­ci­pal­men­te al exce­so de dió­xi­do de car­bono que absor­ben los oceá­nos, lo que cau­sa que molus­cos, crus­tá­ceos y otros orga­nis­mos no pue­dan for­mar sus capa­ra­zo­nes y afec­ta tam­bién a los arre­ci­fes de coral. Para pre­ve­nir­la se debe con­tro­lar la con­ta­mi­na­ción (de petró­leo, dese­chos, escu­rri­mien­tos agrí­co­las) y redu­cir drás­ti­ca­men­te las emi­sio­nes de car­bono. En lugar de ir a las cau­sas, la pro­pues­ta en este caso es alca­li­ni­zar el océano con roca moli­da, lo que impli­ca un aumen­to expo­nen­cial de mine­ría, con la secue­la de pro­ble­mas ambien­ta­les y socia­les que con­lle­va. Se esti­ma que ocu­pa­ría 5 mil millo­nes de tone­la­das de roca moli­da anua­les, el doble de la roca que usa toda la indus­tria cemen­te­ra a nivel glo­bal. Aún si fun­cio­na­ra para alca­li­ni­zar el oceáno, esta indus­tria y las flo­tas de bar­cos para dise­mi­nar­la, aumen­ta­rán la emi­sión de gases y el cam­bio climático.

Por los altos ries­gos y efec­tos cola­te­ra­les que con­lle­va, la geo­in­ge­nie­ría está bajo mora­to­ria en el Con­ve­nio de Diver­si­dad Bio­ló­gi­ca de ONU. Los billo­na­rios y sus gigan­tes tec­no­ló­gi­cas tie­nen una enor­me hue­lla ambien­tal y encar­nan la par­te del león en la injus­ti­cia social y cli­má­ti­ca glo­bal. No pode­mos per­mi­tir que ade­más con­tro­len el ter­mos­ta­to global.

Fuen­te: AnRed

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