Vene­zue­la. Los fac­to­res deci­si­vos de las elec­cio­nes parlamentarias

Por Fran­co Viel­ma. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 10 de octu­bre de 2020.

Las elec­cio­nes par­la­men­ta­rias pre­vis­tas para el 6 de diciem­bre en Vene­zue­la cerra­rán el ciclo par­la­men­ta­rio actual. Sin embar­go, la aper­tu­ra de uno nue­vo ven­drá defi­ni­da por el esfuer­zo entre fac­to­res inter­nos y exter­nos para bus­car la esta­bi­li­dad y la con­ti­nui­dad de la actual cri­sis polí­ti­ca. Las elec­cio­nes vene­zo­la­nas son, para el hemis­fe­rio occi­den­tal, más impor­tan­tes que las pro­pias elec­cio­nes esta­dou­ni­den­ses.

El cha­vis­mo se ocu­pa de diver­sas opo­si­cio­nes, algu­nas de las cua­les están suje­tas al espa­cio polí­ti­co y otras a la estra­te­gia abs­ten­cio­nis­ta, que sabe­mos que está patro­ci­na­da por la polí­ti­ca exte­rior esta­dou­ni­den­se y otros alia­dos. El mar­co nacio­nal es muy com­ple­jo, por lo que el desa­fío polí­ti­co de las fuer­zas par­ti­ci­pan­tes es dar­le legi­ti­mi­dad, lega­li­dad y una sóli­da pre­sen­cia polí­ti­ca a su inten­ción democrática.

Sin embar­go, los desa­fíos más com­ple­jos están lejos de Cara­cas. Por esta razón, son varios los fac­to­res impor­tan­tes detrás de las pró­xi­mas elecciones.

Fac­to­res de abstención

Los par­ti­dos anti­cha­vis­tas del G4, fun­da­men­tal­men­te, y otros del ala más dura, han asu­mi­do que la con­ti­nui­dad de la cri­sis sólo es via­ble en la pro­lon­ga­ción extem­po­rá­nea e ile­gal del par­la­men­to actual, posi­ble sólo por medios arti­fi­cia­les y pro­yec­ta­da al ámbi­to exterior.

Esta par­te de la opo­si­ción aho­ra se con­so­li­da­rá como una fuer­za en el exi­lio, apun­ta­la­da por la estra­te­gia de la Admi­nis­tra­ción Trump para des­man­te­lar el chavismo.

La estra­te­gia abs­ten­cio­nis­ta va de la mano con la con­ti­nua­ción de las ope­ra­cio­nes de asfi­xia total con­tra Venezuela.

Esta es la pun­ta de lan­za de la ope­ra­ción de cam­bio de gobierno en el país petro­le­ro y es la car­ta más sóli­da de los opo­si­to­res al cha­vis­mo. Sin embar­go, la sos­te­ni­bi­li­dad polí­ti­ca de un debi­li­ta­do «gobierno inte­ri­no» lide­ra­do por Juan Guai­dó, colo­ca hoy a varios paí­ses en posi­cio­nes cues­tio­na­bles sobre la con­ti­nua­ción del bloqueo.

Las elec­cio­nes vene­zo­la­nas son, para el hemis­fe­rio occi­den­tal, más impor­tan­tes que las elec­cio­nes de noviem­bre en sue­lo esta­dou­ni­den­se. No varia­rá mucho la rela­ción de Amé­ri­ca Lati­na con Esta­dos Uni­dos si gana Biden (can­di­da­to pre­si­den­cial demó­cra­ta) o Trump. Sin embar­go, en el caso de Vene­zue­la, su impor­tan­cia se fun­da­men­ta en la frag­men­ta­ción del mar­co en las rela­cio­nes exte­rio­res a nivel regio­nal, por la divi­sión de posi­cio­nes entre paí­ses que reco­no­cen al gobierno legí­ti­mo de Cara­cas fren­te a quie­nes apo­yan a Guai­dó. Hay que decir­lo rotun­da­men­te: la situa­ción actual de las rela­cio­nes exte­rio­res en el con­ti­nen­te está mar­ca­da por este fenó­meno sin precedentes.

De ahí que la apues­ta esta­dou­ni­den­se por la con­ti­nui­dad del Juan Guai­dó vaya más allá del alcan­ce de este para Vene­zue­la. Esta estra­te­gia es un mode­lo de esca­pa­ra­te para los pro­ce­sos de remo­ción que se impu­sie­ron en otros paí­ses y que se impon­drán en otros paí­ses a par­tir de ahora.

Fac­to­res anti­cha­vis­tas en la ruta electoral

El movi­mien­to en el exte­rior de gran par­te de las cabe­zas visi­bles de la opo­si­ción que triun­fó en las elec­cio­nes par­la­men­ta­rias de 2015 dejó cau­ti­vo su espa­cio polí­ti­co natu­ral. De esta for­ma, han sur­gi­do fac­to­res den­tro del país, que han toma­do la pos­tu­ra de inten­tar capi­ta­li­zar el lide­raz­go en sus bases sociales.

Las ten­den­cias de Hen­ri Fal­cón, Clau­dio Fer­mín y por sepa­ra­do Javier Ber­tuc­ci, y aho­ra Hen­ri­que Capri­les, este últi­mo con más posi­bi­li­da­des de sim­pa­ti­zar con la direc­ción local anti-Chá­vez, supo­nen una resig­ni­fi­ca­ción de la estra­te­gia con­tra­ria ante los evi­den­tes fra­ca­sos de la «Ope­ra­ción Guai­dó»: el cha­vis­mo per­ma­ne­ce en el poder, el blo­queo ero­sio­na las for­mas de legi­ti­mi­dad opo­si­to­ra y la estra­te­gia abs­ten­cio­nis­ta, que no es nue­va en Vene­zue­la, ha demos­tra­do ser per­ju­di­cial para la oposición.

Las dispu­tas inter­nas en el anti­cha­vis­mo tam­bién hicie­ron posi­ble que estos sec­to­res opues­tos inten­ta­ran reajus­tar­se a un posi­ble nue­vo esce­na­rio de gober­nan­za inter­na. Man­te­ner­se fue­ra de esa pro­ba­bi­li­dad hubie­ra sido muy cos­to­so a lar­go pla­zo y que las elec­cio­nes se con­so­li­da­ran con o sin ellos.

Tam­bién asu­men que la pro­por­ción de polí­ti­cos que se bene­fi­cian de los via­jes al exte­rior y la abs­ten­ción será muy peque­ña y exclu­si­va, mien­tras que el espa­cio interno segui­rá sien­do un her­vi­de­ro de expec­ta­ti­vas y des­acuer­dos, ideal para nue­vos líde­res que capi­ta­li­cen segui­do­res cautivos.

El cálcu­lo polí­ti­co de los opo­si­to­res en el sufra­gio apues­ta a que un nue­vo mar­co de par­ti­dos pue­da tener un lugar sóli­do. Su estra­te­gia es a cor­to y lar­go pla­zo. Tener pre­sen­cia en el par­la­men­to será cru­cial para empezar.

Pero pre­vén que, en el mediano pla­zo, la sepa­ra­ción de los pode­ro­sos par­ti­dos del G4 de las rutas elec­to­ra­les podría exten­der­se más allá de estas elec­cio­nes y lle­gar a las pró­xi­mas elec­cio­nes auto­nó­mi­cas y muni­ci­pa­les. Y, si eso no suce­de, per­der esta elec­ción y su lugar en la polí­ti­ca domés­ti­ca les cos­ta­rá caro.

Estos par­ti­dos abs­ten­cio­nis­tas que no ten­drían pre­sen­cia en el par­la­men­to, que aban­do­nan a sus segui­do­res y que se tras­la­da­rían más al exte­rior, no podrían pre­sen­tar­se a las pró­xi­mas elec­cio­nes, si qui­sie­ran, como lo hicie­ron en años ante­rio­res, y ten­drían que hacer­lo. com­pe­tir por esca­ños con los que se que­da­ron en política.

El desa­fío de estas fuer­zas opues­tas emer­gen­tes en Vene­zue­la es con­so­li­dar una mayor pro­tec­ción, apo­yo y lide­raz­go. Pero en el fren­te externo, ten­drán gran­des difi­cul­ta­des para hacer­se reco­no­cer como fuer­zas anti­fas­cis­tas con­fia­bles. Y para ellos este es un pro­ble­ma grave.

El caso es que para los esta­dou­ni­den­ses resul­ta­rá incon­gruen­te reco­no­cer a los artí­fi­ces del gobierno para­le­lo en el exte­rior, su exis­ten­cia como fuer­za legí­ti­ma que se dispu­ta en Vene­zue­la por la vía elec­to­ral, jus­to cuan­do los mis­mos esta­dou­ni­den­ses decla­ran que esto no es viable. 

La tra­ge­dia para estos anti­con­duc­tis­tas (Fal­cón, Fer­mín y Ber­tuc­ci, entre otros) es que, a pesar de sus demos­tra­dos orí­ge­nes polí­ti­cos y su tra­yec­to­ria, no son los opo­si­to­res de pre­fe­ren­cia y, de hecho, serían un obs­tácu­lo para la agen­da de des­man­te­la­mien­to de Esta­dos Unidos. 

Sin embar­go, Hen­ri­que Capri­les podría des­equi­li­brar esta situa­ción. Es el que tie­ne la car­ta de pre­sen­ta­ción más sóli­da y real­men­te ha sido el can­di­da­to más «serio» de la opo­si­ción, que en cifras se pos­tu­ló para la pre­si­den­cia. Sin embar­go, para él tam­po­co hay garan­tías, sal­vo en la oscu­ri­dad del errá­ti­co camino de la polí­ti­ca esta­dou­ni­den­se actual.

El mar­co estadounidense

El desa­rro­llo de las elec­cio­nes en Vene­zue­la tie­ne el énfa­sis de que ocu­rre simul­tá­nea­men­te con la reu­nión de noviem­bre en Esta­dos Uni­dos. El pano­ra­ma en ese país pare­ce com­ple­jo. En teo­ría, Biden (Par­ti­do Demó­cra­ta) esta­ría lide­ran­do la inten­ción de voto nacio­nal y, según las encues­tas nacio­na­les, tie­ne alre­de­dor de 7 pun­tos de ven­ta­ja, lo que sig­ni­fi­ca que podría ganar.

La estra­te­gia de Trump, sin embar­go, es impo­ner­se en los esta­dos tra­di­cio­nal­men­te repu­bli­ca­nos y los «esta­dos pén­du­lo», para ganar, nue­va­men­te, por mayo­ría de cole­gios elec­to­ra­les, aun­que per­dien­do por voto popu­lar. Esto pone más énfa­sis en el esta­do de Flo­ri­da, que es clave.

Trump, apa­ren­te­men­te, está lidian­do con un empa­te téc­ni­co en Flo­ri­da y esto lo ha lle­va­do de regre­so a la ciu­dad de Doral, un semi­lle­ro de votos para los vene­zo­la­nos que viven en ese país. Trump tie­ne el voto de cuba­nos y vene­zo­la­nos en Flo­ri­da, sien­do esa comu­ni­dad lati­na el sec­tor de apo­yo más sóli­do a Trump entre la comu­ni­dad his­pa­na en los Esta­dos Unidos.

Su pre­sión sobre Vene­zue­la y Cuba con­sis­te pre­ci­sa­men­te en capi­ta­li­zar el apo­yo de estos sec­to­res, pero Biden, que tam­bién decla­ra fal­sa­men­te a Vene­zue­la como una dic­ta­du­ra, tie­ne otras posi­cio­nes sobre los blo­queos y se ha refe­ri­do espe­cí­fi­ca­men­te a Cuba dicien­do que des­man­te­la­ría las medi­das que Trump se relan­zó. Biden está conec­ta­do con otro sen­ti­do común de los cuba­nos de las nue­vas gene­ra­cio­nes; no les intere­sa el blo­queo que se extien­de con­tra la isla.

Con res­pec­to a Vene­zue­la, los demó­cra­tas han deja­do en cla­ro que la estra­te­gia de Trump fue errá­ti­ca y falli­da. Esto no sig­ni­fi­ca que no sean pro­pen­sos a la hos­ti­li­dad, podrían ser peo­res que Trump avi­van­do aven­tu­ras mili­ta­res. Pero hay que admi­tir que tie­nen un reco­no­ci­mien­to dife­ren­te del alcan­ce del bloqueo.

El resul­ta­do de las elec­cio­nes esta­dou­ni­den­ses podría cam­biar cons­tan­te­men­te los esce­na­rios para Vene­zue­la, ganar o per­der a Trump. Des­pués de las elec­cio­nes, Vene­zue­la per­de­rá rele­van­cia como foco polí­ti­co y mode­lo de esca­pa­ra­te de la polí­ti­ca esta­dou­ni­den­se para la región. Esto no impli­ca el cese de hos­ti­li­da­des, pero abre el aba­ni­co a nue­vas posi­bi­li­da­des de rela­ja­ción que has­ta el día de hoy han sido imposibles.

El falli­do papel de la Unión Europea

La Unión Euro­pea (UE) man­tu­vo con­ver­sa­cio­nes falli­das en Cara­cas, hun­dién­do­se en su supues­ta inten­ción de obser­var las elec­cio­nes par­la­men­ta­rias. Decla­ra­ron que no tenían tiem­po para enviar una misión al país y ter­mi­na­ron rati­fi­can­do que no había con­di­cio­nes para las elec­cio­nes, dado que las ins­ti­tu­cio­nes vene­zo­la­nas no cedie­ron a sus pedi­dos de postergación.

Los meca­nis­mos de rela­cio­nes inter­na­cio­na­les de la UE y la actua­ción de Josep Borrell aca­ba­ron aplas­ta­dos por la tra­ma esta­dou­ni­den­se, pero tam­bién some­ti­dos a pre­sio­nes de los par­ti­dos de dere­cha que cobran vida en el Par­la­men­to Euro­peo y la Unión, que desig­nó a Bru­se­las (sede de la Par­la­men­to Euro­peo, en Bél­gi­ca) y que tie­nen a Vene­zue­la, nue­va­men­te, como tema reuti­li­za­ble de cam­pa­ñas políticas.

Para la UE, las lamen­ta­cio­nes de empre­sas de ban­de­ra como Rep­sol y ENI, que afron­tan los impac­tos del blo­queo en Vene­zue­la, rele­gán­do­las y sepa­rán­do­las del país con las reser­vas de cru­do más impor­tan­tes del mun­do, ter­mi­na­ron sien­do irre­le­van­tes. Por lo tan­to, pare­ce que la UE acep­ta y asu­me las deci­sio­nes esta­dou­ni­den­ses, inclu­so en con­tra de sus pro­pios intereses.

Tal con­duc­ta tam­bién es apre­cia­ble en las lici­ta­cio­nes que tie­nen hoy por el gaso­duc­to ruso NordS­tream 2, en el ojo del hura­cán por san­cio­nes esta­dou­ni­den­ses y pre­sión mul­ti­la­te­ral sobre empre­sas, para que los tra­ba­jos no sigan ade­lan­te y Euro­pa se que­de sin gas ruso. Sin exa­ge­rar, Euro­pa pare­ce ser obje­to de un pro­ce­so de colo­ni­za­ción esta­dou­ni­den­se. Una iro­nía par­ti­cu­lar de la his­to­ria en el con­ti­nen­te más colo­nia­lis­ta de la historia.

El fac­tor para cal­cu­lar la esta­bi­li­dad en Vene­zue­la con la situa­ción actual

Inter­na­men­te, la reins­ti­tu­cio­na­li­za­ción del par­la­men­to y el regre­so al pri­mer espa­cio de sana dia­tri­ba nacio­nal serán la cla­ve para supe­rar el obs­tácu­lo y la excep­cio­na­li­dad que se ha vivi­do en los últi­mos años.

Vere­mos una nue­va opo­si­ción inter­na, la polí­ti­ca inter­na se recon­fi­gu­ra­rá y el cli­ma polí­ti­co ten­drá el aire de un retorno a la nor­ma­li­dad y la reno­va­ción de algu­nos ros­tros en la polí­ti­ca nacional.

Todas estas con­di­cio­nes se tra­du­cen en gober­na­bi­li­dad polí­ti­ca e ins­ti­tu­cio­nal, temas que favo­re­ce­rán al cha­vis­mo. Sin embar­go, el mosai­co de fac­to­res a nivel externo es extre­ma­da­men­te diferente.

La inten­ción vene­zo­la­na para las elec­cio­nes se basa en una apues­ta par­cial­men­te cie­ga, enfren­tan­do los fac­to­res y las posi­bi­li­da­des del fren­te externo. El país solo tie­ne indi­cios y posi­bi­li­da­des de una situa­ción des­fa­vo­ra­ble, sin embar­go, son inde­ci­bles e impre­de­ci­bles. Esto indi­ca que las posi­bi­li­da­des a favor no son sóli­das y deben cons­truir­se en su lugar.

En este pun­to, el nue­vo par­la­men­to debe ser cla­ve para cons­truir la legi­ti­mi­dad del resul­ta­do elec­to­ral del 6 de diciembre.

En otros fren­tes, deben acom­pa­ñar al Eje­cu­ti­vo en todas las admi­nis­tra­cio­nes posi­bles y en todos los espa­cios posi­bles, para pro­por­cio­nar una sedi­men­ta­ción o rup­tu­ra de los acuer­dos tra­za­dos a favor del blo­queo. Soli­ci­tar excep­cio­nes, la des­apli­ca­ción real o el des­mon­ta­je for­mal del blo­que, entre muchas otras tareas relacionadas.

La apues­ta debe ir a la ero­sión de la sos­te­ni­bi­li­dad del gobierno y el par­la­men­to arti­fi­cia­les, ya que este será el nudo crí­ti­co para la esta­bi­li­dad de Venezuela.

Tam­bién se hace evi­den­te que la opo­si­ción abs­ten­cio­nis­ta pare­ce estar deli­nean­do abier­ta­men­te la agen­da 2021. Una con­sul­ta «popu­lar» ven­drá con el recha­zo del resul­ta­do elec­to­ral, jun­to con la soli­ci­tud de apli­car el prin­ci­pio de «Res­pon­sa­bi­li­dad de Pro­te­ger» (R2P) que impli­ca el aumen­to de la pre­sión y nue­vas soli­ci­tu­des de inter­ven­ción sobre Vene­zue­la, y que la soli­ci­tud de cri­mi­na­li­za­ción e inter­dic­ción del pre­si­den­te Nico­lás Madu­ro y su gobierno lle­ga­rán a los tri­bu­na­les internacionales.

Es decir, para ellos, no hay otro hori­zon­te, con­si­de­ran­do la con­ti­nui­dad de la situa­ción actual. No hay noti­cias a la vis­ta, ni hay cla­ri­dad sobre otros pasos sóli­dos por delan­te de Esta­dos Unidos.

El desa­fío del cha­vis­mo, e inclu­so de la opo­si­ción local, será dar­le con­ti­nui­dad polí­ti­ca a la con­ti­nui­dad de estos esce­na­rios, ya que su exten­sión y pro­fun­di­za­ción se los tra­ga­ría. Para ambas fuer­zas será una cues­tión de super­vi­ven­cia polí­ti­ca debi­li­tar o derri­bar estas afren­ta en el fren­te exterior.

Este esce­na­rio tam­bién trae con­si­go las posi­bi­li­da­des de desa­rro­llar una gue­rra difu­sa en su varian­te para­mi­li­tar y mer­ce­na­ria. Esta posi­bi­li­dad laten­te, la más peli­gro­sa por tra­tar­se de actos pun­tua­les de inter­ven­ción mili­tar irre­gu­lar, podría ser la pie­dra angu­lar de toda una nue­va estruc­tu­ra de ase­dio por el uso de las armas, sien­do el epi­so­dio más gra­ve de la gue­rra con­tra el país.

Ante hechos frus­tra­dos, espe­cial­men­te la falli­da Ope­ra­ción Gedeón, es decir, que no se des­car­te la per­sis­ten­cia de este guión silen­cio­so y simul­tá­neo en las agen­das a nivel político.

Los esce­na­rios de Vene­zue­la en la «zona gris»

La «Zona Gris», doc­tri­na pre­vis­ta en la pla­ni­fi­ca­ción estra­té­gi­ca de la polí­ti­ca de segu­ri­dad esta­dou­ni­den­se, indi­ca el «espa­cio» de ope­ra­cio­nes béli­cas difu­sas, don­de com­pi­ten las accio­nes de abru­ma­do­res obje­ti­vos esta­dou­ni­den­ses. Este espa­cio es el lugar para ope­ra­cio­nes de «cam­bio de régi­men» como la que se está lle­van­do a cabo en Venezuela.

En este pun­to cabe seña­lar que la «Zona Gris» es el espa­cio exac­to entre las accio­nes «blan­cas», estric­ta­men­te for­ma­les y den­tro de lo legal, y la zona «negra», que com­pren­de el uso abier­to de armas. Vene­zue­la lle­va algún tiem­po en la «Zona Gris», con el blo­queo, el cer­co polí­ti­co y la cons­truc­ción del pro­to­go­bierno para­le­lo, las pseu­do for­mas lega­les y la apli­ca­ción de la gue­rra por otros medios, mien­tras que el uso de armas, frus­tra­do y de baja inten­si­dad, no ha adqui­ri­do mag­ni­tu­des gran­des, con­sis­ten­tes y abiertas.

En este con­tex­to, las elec­cio­nes mar­can varios escenarios:

1‑El pri­me­ro es en los des­ti­nos de la Ofi­ci­na Oval y la Casa Blan­ca Occi­den­tal en los pró­xi­mos meses. Tan­to el cam­bio pre­si­den­cial como la per­ma­nen­cia de la actual Admi­nis­tra­ción, impli­ca, inexo­ra­ble­men­te, un cam­bio de situa­ción para Venezuela.

La con­ti­nui­dad de la Admi­nis­tra­ción Trump, sin Vene­zue­la como tema que gene­re votos en Flo­ri­da, abre la puer­ta a dis­ten­sio­nes que aho­ra son impo­si­bles para las elec­cio­nes de noviem­bre. Mien­tras que los demó­cra­tas en el poder, por otro lado, pare­cen apun­tar en la direc­ción de des­man­te­lar la estra­te­gia «desas­tro­sa» de Trump. Sin embar­go, hay que decir que esto no da garan­tías, por­que por su his­to­rial béli­co, podría mar­car la agen­da, dis­tan­cián­do­se así de Trump, que ha cum­pli­do su pro­me­sa de no abrir el camino de las armas con­tra nin­gún país, en una nue­va guerra.

Trump se des­pe­gó de Guai­dó, inclu­so con­si­de­ran­do su apo­yo a la pre­sión del lobby de Flo­ri­da que apo­ya su cam­pa­ña. La «for­ma­li­dad» de Guai­dó con Washing­ton se ha ido dilu­yen­do cada vez más y des­de la Ope­ra­ción Gedeón la ten­den­cia se ha inten­si­fi­ca­do. Trump ya ha esta­do dos veces en Doral, y en nin­gún momen­to ha ofre­ci­do pla­ta­for­ma y asien­to a nin­gún repre­sen­tan­te vene­zo­lano de la «diás­po­ra».

2- Las elec­cio­nes en Vene­zue­la, con un cha­vis­mo triun­fan­te y una nue­va opo­si­ción, abri­rían el camino a una nue­va agen­da para pro­cla­mar, en el exte­rior, la exis­ten­cia de una reso­lu­ción par­cial del nodo crí­ti­co de la polí­ti­ca inter­na. Esto debi­li­ta­ría los acuer­dos rela­cio­na­dos con el blo­queo den­tro de un mar­co de gober­nan­za inter­na. A menos que los esta­dou­ni­den­ses actúen de otra mane­ra más agre­si­va, la opo­si­ción abs­ten­cio­nis­ta no ten­drá una vida pro­lon­ga­da en la polí­ti­ca inter­na y su apo­yo, aho­ra dis­mi­nui­do, se dilui­rá cada vez más a par­tir de enero. Guai­dó podría ir al exi­lio o la cár­cel, y el res­to de sus segui­do­res le dará más for­ma al pro­to­go­bierno para­le­lo en el exte­rior. La con­sis­ten­cia de esta opo­si­ción en el exi­lio depen­de­rá de lo que suce­da en noviem­bre, en Esta­dos Unidos.

Hay que estar aten­tos a la agen­da que per­fi­la la opo­si­ción con la “con­sul­ta popu­lar” y el deba­te en cues­tión, al res­pec­to. La agen­da 2021 pare­ce defi­nir­se a tra­vés de Zoom. Nóte­se que Guai­dó y sus segui­do­res tie­nen un tipo de deba­te que va de un pun­to a otro, de for­mas que son atro­pe­lla­das en sus sesio­nes onli­ne. Hay una ima­gen borro­sa cuan­do se tra­ta de defi­nir estra­te­gias y es pro­ba­ble que, si los esta­dou­ni­den­ses se han auto­ri­za­do para una estra­te­gia, la estén dise­ñan­do y estén por su cuenta.

la R2P, la pre­ten­di­da cri­mi­na­li­za­cióm inter­na­cio­nal del pre­si­den­te Madu­ro, la con­mo­ción social, el uso de los impac­tos del blo­queo para avi­var la vio­len­cia inter­na, la pro­mo­ción de la sedi­ción inter­na y la gue­rra difu­sa y el uso de armas, son los esce­na­rios que se vis­lum­bran. Los opo­nen­tes exi­lia­dos por sí solos no lle­ga­rían muy lejos. Lo que suce­da en Washing­ton sigue sien­do deter­mi­nan­te y eso depen­de­rá de la exten­sión y pro­fun­di­dad de estas agendas.

3‑La esca­sa pos­tu­ra euro­pea sobre Vene­zue­la podría con­ti­nuar como una vele­ta entre las pre­sio­nes esta­dou­ni­den­ses y los espas­mos de los social­de­mó­cra­tas. Sin embar­go, los intere­ses de la UE han sido al menos mejor dispu­tados con los EE.UU. en el caso de Irán y esto abre posi­bi­li­da­des para Vene­zue­la. Este es un pun­to de atención.

Es pro­ba­ble que las falli­das admi­nis­tra­cio­nes de la UE, que se basa­ban en exten­der las elec­cio­nes vene­zo­la­nas, tuvie­ran la inten­ción de ganar tiem­po para espe­rar una defi­ni­ción de EE. UU. Y, así, pro­gra­mar alter­na­ti­vas para Vene­zue­la, todo para des­vin­cu­lar­se abier­ta­men­te de la estra­te­gia. gobierno y no aumen­tar sus cos­tos polí­ti­cos con ellos.

En todo caso, está cla­ro que hay sec­to­res en la UE que quie­ren salir de la estra­te­gia falli­da con­tra Cara­cas, sin embar­go, sope­san el cos­to de irse solos, sobre todo por­que Vene­zue­la es un tema can­den­te, que podría afec­tar el deba­te interno. La UE segui­rá sien­do un fac­tor laten­te, con sus par­ti­dos de izquier­da y algu­nos social­de­mó­cra­tas, con los que es pro­ba­ble que redo­ble sus esfuer­zos para debi­li­tar la pre­sión con­tra el país.

4‑En el esce­na­rio regio­nal, no habrá gran­des varia­cio­nes, sal­vo que ocu­rran en Esta­dos Uni­dos y en la estruc­tu­ra glo­bal de blo­queo y ais­la­mien­to arti­cu­la­do con­tra Vene­zue­la. La Orga­ni­za­ción de Esta­dos Ame­ri­ca­nos (OEA) se man­tie­ne sóli­da y el reim­pul­so de la dere­cha regio­nal sigue sien­do fuer­te. En efec­to, ni siquie­ra las vic­to­rias de las ten­den­cias social­de­mó­cra­tas en paí­ses influ­yen­tes, como Méxi­co o Argen­ti­na, han teni­do peso para recon­fi­gu­rar el table­ro de mane­ra par­cial y favo­ra­ble a Vene­zue­la. Esta­dos Uni­dos impu­so una agen­da sóli­da y la región que­da defi­ni­da ante estas iner­cias impe­ran­tes, con los paí­ses a favor y en con­tra de Vene­zue­la cla­ra­men­te definidos.

(Fran­co Viel­ma es soció­lo­go y ana­lis­ta polí­ti­co del sitio web Misión Verdad).

Fuen­te: Bra­sil de Fato

Itu­rria /​Fuen­te

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