Puer­to Rico. Ayu­da Legal: Hacia una recu­pe­ra­ción justa

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 6 de octu­bre de 2020.

A tres años de los hura­ca­nes Irma y María y de que el Depar­ta­men­to de la Vivien­da (DV) reci­bie­ra $9.7 mil millo­nes de fon­dos CDBG-DR, el Gobierno de Puer­to Rico pre­ten­de no uti­li­zar ese dine­ro para la recu­pe­ra­ción de las fami­lias y comu­ni­da­des, sino diri­gir­lo a con­so­li­dar una eco­no­mía basa­da en la inver­sión y la espe­cu­la­ción sobre la tie­rra puertorriqueña.

Esta denun­cia está con­te­ni­da en el segun­do infor­me Hacia una Recu­pe­ra­ción Jus­ta: La res­pues­ta ante el desas­tre y el país posi­ble, pre­sen­ta­do a la pren­sa en días recien­tes por el equi­po de tra­ba­jo legal de Ayu­da Legal Puer­to Rico (ALPR).

Según el infor­me se supo­ne que apro­xi­ma­da­men­te el 39% de los $9 mil millo­nes debe des­ti­nar­se direc­ta­men­te a la nece­si­dad de vivien­da segu­ra, que se man­tie­ne des­cu­bier­ta des­pués del paso de los hura­ca­nes del 2017. Ayu­da Legal hace la sal­ve­dad de que reco­no­ce que hay una res­pon­sa­bi­li­dad para con Puer­to Rico por par­te de Esta­dos Uni­dos en la cri­sis. No obs­tan­te, atri­bu­ye al Gobierno de Puer­to Rico la prin­ci­pal res­pon­sa­bi­li­dad de la cri­sis, a tres años de María.

De acuer­do con el infor­me, los fon­dos CDBG-DR bus­can pro­mo­ver la recu­pe­ra­ción a lar­go pla­zo tras ocu­rrir desas­tres. Se supo­ne que la asig­na­ción dada a Puer­to Rico sea diri­gi­da a pro­gra­mas de pla­ni­fi­ca­ción, vivien­da, infra­es­truc­tu­ra, desa­rro­llo eco­nó­mi­co y otros. Estos fon­dos deben aten­der nece­si­da­des des­cu­bier­tas de per­so­nas y fami­lias sobre­vi­vien­tes de los desas­tres mayo­res del 2017.

Sin embar­go, aun cuan­do los hura­ca­nes Irma y María des­tru­ye­ron 70 mil vivien­das en la isla, el infor­me trae a la aten­ción lo que des­cri­be como “la mila­gro­sa des­apa­ri­ción de los tol­dos azu­les”. En mayo del pasa­do año el Depar­ta­men­to de la Vivien­da decía que había 25 mil vivien­das con tol­dos azu­les en la isla y aho­ra, en agos­to del 2020 dice que hay 4,500. La reali­dad es que el Depar­ta­men­to solo ha cons­trui­do un poco más de 100 casas.

La direc­to­ra eje­cu­ti­va de Ayu­da Legal, licen­cia­da Ariad­na Godreau-Aubert, des­cri­be sobre el DV el que no hay un plan cla­ro, trans­pa­ren­te y que se comu­ni­que a la gen­te, que el plan cas­ti­ga a las per­so­nas sin títu­lo for­mal y cie­rra la puer­ta a la miti­ga­ción. Tam­po­co hay con­tro­les para los con­tra­tis­tas. Esti­ma que el plan es uno para los desa­rro­lla­do­res e inversores.

El desas­tre por dise­ño del Depar­ta­men­to de la Vivien­da, como lo des­cri­be Ayu­da Legal, le exi­ge a los afec­ta­dos un títu­lo de pro­pie­dad, y pese a que el DV dise­ñó un lla­ma­do pro­gra­ma de Auto­ri­za­ción de Títu­lo, este es uno muy com­ple­jo. Las fami­lias sin títu­lo de pro­pie­dad, la úni­ca alter­na­ti­va de vivien­da que tie­nen es la relo­ca­li­za­ción. Lo mis­mo ocu­rre si la vivien­da está en una zona inun­da­ble, aun­que la regla­men­ta­ción del uso de los fon­dos per­mi­te que se pue­dan hacer tra­ba­jos de mitigación.

Si la per­so­na comen­zó a repa­rar su vivien­da sin los per­mi­sos guber­na­men­ta­les, aun­que la vivien­da esté en el mis­mo lugar de siem­pre, y es ele­gi­ble para asis­ten­cia, el DV exi­ge demo­ler toda la vivien­da y cons­truir su casa mode­lo. No hay una vivien­da tem­po­re­ra o de tran­si­ción para quie­nes espe­ran una res­pues­ta del R3, el Pro­gra­ma de Recons­truc­ción del DV.

El infor­me de ALPR expo­ne que la Jun­ta de Pla­ni­fi­ca­ción esti­ma que 252,813 estruc­tu­ras están en áreas inun­da­bles. Este núme­ro refle­ja un aumen­to de sobre 90,000 estruc­tu­ras en áreas que fue­ron desig­na­das como inun­da­bles por llu­vias o mare­ja­das des­pués del paso del hura­cán María. El Pro­gra­ma de Recu­pe­ra­ción, Recons­truc­ción y Resi­lien­cia (PR3) del Depar­ta­men­to de la Vivien­da des­cri­be el pro­gra­ma de reubi­ca­ción como uno para pro­veer a las due­ñas de “resi­den­cias afec­ta­das sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te, ubi­ca­das en áreas de alto ries­go, la opor­tu­ni­dad de mudar­se a un lugar más segu­ro”. Por tan­to, advier­te Ayu­da Legal, se tra­ta de una com­pra o buyout(com­pra apa­lan­ca­da) de la pro­pie­dad. Una vez com­pre la pro­pie­dad, el DV debe dedi­car­la a «espa­cios abier­tos, recrea­ti­vos o de inun­da­ción y char­cas de reten­ción”. Supues­ta­men­te, el espa­cio no pue­de ser desa­rro­lla­do nuevamente.

Ayu­da Legal denun­cia que la com­pra de vivien­das a tra­vés de PR3, ade­más de fomen­tar el des­pla­za­mien­to de per­so­nas y comu­ni­da­des empo­bre­ci­das —aque­llas con más recur­sos no serán des­pla­za­das aún si están en zonas inun­da­bles — , crea otros pro­ble­mas. Pre­vé que, por tra­tar­se de una estra­te­gia de com­pras indi­vi­dua­les, al con­cluir el pro­ce­so, la agen­cia será due­ña de cien­tos de peque­ños lotes de terreno alre­de­dor del archi­pié­la­go. Estos lotes no pue­den ser desa­rro­lla­dos, por lo que que­dan des­ocu­pa­dos, crean­do un efec­to de aje­dre­za­do (chec­ker­boar­ding) en la comu­ni­dad que per­ma­ne­ce. Mal mane­ja­dos, estos espa­cios se pue­den con­ver­tir en estor­bos, dis­mi­nuir el valor de las estruc­tu­ras ale­da­ños, afec­tar las cone­xio­nes entre las resi­den­tes y fomen­tar que más per­so­nas aban­do­nen la comunidad.

¿Quié­nes serán los ver­da­de­ros beneficiados?

Mien­tras el DV le impo­ne tra­bas y más a los puer­to­rri­que­ños que per­die­ron sus vivien­das, Ayu­da Legal lla­ma a la aten­ción sobre la decla­ra­ción del terri­to­rio de Puer­to Rico como “Zonas de Oportunidad”.Este pro­gra­ma crea­do por la admi­nis­tra­ción de Trump en el 2017, bajo el supues­to de incen­ti­var la inver­sión pri­va­da a lar­go pla­zo en comu­ni­da­des de bajos ingre­sos, en reali­dad ha resul­ta­do en des­pla­za­mien­tos masi­vos en otras juris­dic­cio­nes. En EE.UU., la ley esta­ble­ce que un máxi­mo de 25% de la can­ti­dad de comu­ni­da­des de bajos ingre­sos de una juris­dic­ción sea desig­na­da como Zona de Oportunidad.

En el caso de Puer­to Rico, seña­la ALPR, la legis­la­ción inclu­ye una regla espe­cial por la cual todas las comu­ni­da­des de bajos ingre­sos pue­den reci­bir esa desig­na­ción. Expo­ne que esto sig­ni­fi­ca que las cor­po­ra­cio­nes e indi­vi­duos intere­sa­dos ten­drán una inusi­ta­da fle­xi­bi­li­dad al esco­ger el des­tino de sus inver­sio­nes. Bajo la cla­si­fi­ca­ción de pro­yec­to prio­ri­ta­rio en Zona de Opor­tu­ni­dad, quie­nes intere­sen y pue­dan inver­tir en pro­yec­tos de cons­truc­ción o reha­bi­li­ta­ción para alqui­ler o ven­ta dis­fru­ta­rán de pri­vi­le­gios con­tri­bu­ti­vos tan­to a nivel fede­ral como a nivel local a cam­bio de que «apor­ten a la comunidad».

De acuer­do con ALPR, lo que es la apor­ta­ción está pobre­men­te defi­ni­do y no hay dis­po­si­ción algu­na que obli­gue a los Fon­dos de Opor­tu­ni­dad o a inver­sio­nis­tas indi­vi­dua­les pro­bar que están bene­fi­cian­do a la comu­ni­dad en la que se esta­ble­cen. El bene­fi­cio comu­ni­ta­rio pue­de con­sis­tir en una decla­ra­ción no veri­fi­ca­da del empre­sa­rio ase­gu­ran­do que crea­rá una can­ti­dad inde­fi­ni­da de empleos, que embe­lle­ce­rá algu­na sec­ción olvi­da­da de un pue­blo o inclu­so que atrae­rá a indi­vi­duos de mayor poder adqui­si­ti­vo a un área eco­nó­mi­ca­men­te depri­mi­da. No se exi­ge que los desa­rro­llos de vivien­da sean de inte­rés social o de pre­cios asequibles.

La decla­ra­ción de Zona de Opor­tu­ni­dad vie­ne al dedi­llo con la polí­ti­ca del Depar­ta­men­to de la Vivien­da de Puer­to Rico des­de los años 90, con­sis­te en dele­gar la cons­truc­ción de vivien­da públi­ca y sub­si­dia­da al sec­tor pri­va­do median­te las alian­zas públi­co pri­va­das, inclu­yen­do la admi­nis­tra­ción de estas. El infor­me de Ayu­da Legal pre­ci­sa que en su Plan de Acción CDBG-DR, el DV asig­nó a este pro­gra­ma $413 millo­nes, de los cua­les ya con­ce­dió $18.1 a De Die­go Villa­ge, $46 millo­nes a José Gau­tier Bení­tez y $8 millo­nes a San Blas Apartments.Vivienda con­si­de­ra finan­ciar al menos otros tres pro­yec­tos de esta índo­le en San Juan (Saba­na Villa­ge y View­point at Roo­se­velt) y Huma­cao (Hogar Media­vi­lla Negrón II).

Ayu­da Legal resal­ta que a este esque­ma de finan­cia­mien­to com­bi­na­do se suma la amplia ofer­ta de incen­ti­vos con­tri­bu­ti­vos diri­gi­da a inver­sio­nis­tas extran­je­ros para que se esta­blez­can en Puer­to Rico, tales como las Leyes 20 y 22 (aho­ra con­te­ni­das en el Códi­go de Incen­ti­vos Con­tri­bu­ti­vos) y las Zonas de Oportunidad.

En fin, el infor­me de Ayu­da Legal expo­ne que al igual que el desem­pe­ño de las com­pa­ñías pri­va­das en la admi­nis­tra­ción de resi­den­cia­les públi­cos ha sido cues­tio­na­do, del mis­mo modo se han levan­ta­do dudas sobre la efec­ti­vi­dad del uso de los fon­dos CDBG-DR cuan­do a casi tres años des­de el hura­cán María solo se han entre­ga­do cien casas repa­ra­das. De igual mane­ra es cues­tio­na­ble qué tan bene­fi­cio­so es asig­nar fon­dos CDBG-DR a nue­vos desa­rro­llos de vivien­da pri­va­da y qué garan­tías habrá de que con­ti­nua­rán sien­do ase­qui­bles una vez expi­ren las res­tric­cio­nes impues­tas por los incen­ti­vos. “En todos estos casos, aque­llos fac­to­res como pla­ni­fi­ca­ción, ren­di­ción de cuen­tas o par­ti­ci­pa­ción han sido deficientes”.

Ayu­da Legal recla­ma una recu­pe­ra­ción jus­ta para las miles de fami­lias afec­ta­das tan­to por los hura­ca­nes como por los terre­mo­tos de ini­cios de este año. Entre las reco­men­da­cio­nes que pre­sen­ta están: ampliar los meca­nis­mos de par­ti­ci­pa­ción de las comu­ni­da­des en los que inclu­yan vis­tas públi­cas; incor­po­rar defi­ni­cio­nes cla­ras de lo que son comu­ni­da­des de bajos ingre­sos para evi­tar la espe­cu­la­ción y que los poten­cia­les bene­fi­cios con­tri­bu­ti­vos se des­víen fue­ra de la comu­ni­dad; poten­ciar en cual­quier anda­mia­je de incen­ti­vos pro­tec­cio­nes al dere­cho de las comu­ni­da­des a per­ma­ne­cer en sus espa­cios y pre­ser­var los teji­dos socia­les que les unen.

Este segun­do infor­me,Hacia una Recu­pe­ra­ción Jus­ta, es pro­duc­to de un encuen­tro faci­li­ta­do por el equi­po de ALPR, su direc­to­ra eje­cu­ti­va, licen­cia­da Godreau-Aubert, las licen­cia­das Pau­la Fou­nier del Valle, Veró­ni­ca Gon­zá­lez Rodrí­guez y Nico­le Diaz Gon­zá­lez. En el encuen­tro par­ti­ci­pa­ron 200 ONG y gru­pos y comu­ni­da­des de Puer­to Rico, EE. UU. y el Caribe.

Fuen­te: Cla­ri­dad

Itu­rria /​Fuen­te

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