Bra­sil. Vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos por pla­gui­ci­das: ¿Segui­re­mos cami­nos tóxicos?

Por Fran Pau­la, Iris Pache­co e Naia­ra Bit­ten­court. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 24 de sep­tiem­bre de 2020.

El gobierno bra­si­le­ño cues­tio­nó las reco­men­da­cio­nes del infor­me sobre resi­duos tóxi­cos en la ONU.

En medio de las can­den­tes e incon­ta­bles con­se­cuen­cias del covid-19, Bra­sil va en con­tra de los linea­mien­tos de los orga­nis­mos inter­na­cio­na­les para hacer fren­te a las tra­ge­dias. No por casua­li­dad, el lunes 21 de este mes se puso en con­di­cio­nes de enfren­tar las reco­men­da­cio­nes del infor­me sobre resi­duos tóxi­cos de la 45ª sesión del Con­se­jo de Dere­chos Huma­nos de la ONU, pre­sen­ta­do por Mar­cos Orellana.

En medio de los dis­cur­sos de la socie­dad civil, en apo­yo del docu­men­to inter­na­cio­nal, cua­tro orga­ni­za­cio­nes habla­ron sobre Bra­sil, entre las diez admitidas.

Invir­tien­do y cam­bian­do los hechos, el pre­si­den­te Jair Bol­so­na­ro, habló en la Asam­blea Gene­ral de las Nacio­nes Uni­das (ONU), este mar­tes 22, don­de dijo ser víc­ti­ma de una cam­pa­ña de «des­in­for­ma­ción» y por ello cul­pó a indí­ge­nas, pren­sa y ONGs. Sin embar­go, no men­cio­nó que, has­ta este mar­tes, más de 137 mil bra­si­le­ños habían muer­to como con­se­cuen­cia del covid-19.

Aspec­tos como este des­ta­can entre los datos seña­la­dos por el infor­me sobre resi­duos tóxi­cos. El docu­men­to seña­la que Bra­sil está en un colap­so en la pro­tec­ción de los bie­nes comu­nes y los dere­chos huma­nos, con la expan­sión de la fle­xi­bi­li­za­ción nor­ma­ti­va y la des­re­gu­la­ción de pla­gui­ci­das, ya cons­ta­ta­da en la visi­ta del ex rela­tor Bas­kut Tun­cak al país en 2019, pero aca­lo­ra­da duran­te la pan­de­mia del covid. ‑19, espe­cial­men­te en pesticidas.

Ade­más, el infor­me es enfá­ti­co en cri­ti­car el cie­rre de espa­cios de diá­lo­go con la socie­dad civil y en la per­se­cu­ción a defen­so­res de dere­chos huma­nos, ambien­ta­lis­tas y cien­tí­fi­cos. Tan­to es así que reco­mien­da al Con­se­jo de Dere­chos Huma­nos de la ONU rea­li­zar una inves­ti­ga­ción en el país sobre dese­chos tóxi­cos y violaciones.

Entre las reco­men­da­cio­nes espe­cí­fi­cas sobre pla­gui­ci­das men­cio­na­das, el infor­me trae la nece­si­dad de desa­rro­llar pla­nes con pla­zos para redu­cir urgen­te­men­te el uso y expo­si­ción a pla­gui­ci­das, inclu­yen­do la prohi­bi­ción de la fumi­ga­ción aérea de pla­gui­ci­das, espe­cial­men­te en áreas habi­ta­das; la eli­mi­na­ción gra­dual del uso de pla­gui­ci­das de alta peli­gro­si­dad; la crea­ción de zonas de pro­tec­ción /​amor­ti­gua­mien­to y la ins­ta­la­ción de dis­po­si­ti­vos de moni­to­reo obli­ga­to­rios alre­de­dor de escue­las y hoga­res y en vehícu­los de asper­sión; la ali­nea­ción del mar­co regu­la­to­rio con los están­da­res y mejo­res prác­ti­cas de la Orga­ni­za­ción para la Coope­ra­ción y el Desa­rro­llo Eco­nó­mi­cos (OCDE) y la eli­mi­na­ción gra­dual de la impor­ta­ción de sus­tan­cias peli­gro­sas prohi­bi­das para su uso en el país exportador.

Ade­más, se reco­mien­da for­ta­le­cer los órga­nos téc­ni­cos de cien­tí­fi­cos inde­pen­dien­tes; garan­ti­zar que la toma de deci­sio­nes sobre sus­tan­cias peli­gro­sas se base en prue­bas y prin­ci­pios como la pre­ven­ción y la pre­cau­ción; que exis­ta publi­ci­dad e infor­ma­ción sobre pla­gui­ci­das y su apli­ca­ción a las comu­ni­da­des (cuá­les, cuán­do y dón­de fue­ron o serán apli­ca­dos) y la pro­tec­ción de los pue­blos indí­ge­nas, qui­lom­bo­las, pobres y comu­ni­da­des en riesgo.

El docu­men­to tam­bién lla­ma al diá­lo­go del gobierno con repre­sen­tan­tes de la socie­dad civil e indi­ca la nece­si­dad de pro­te­ger a defen­so­res y defen­so­ras de dere­chos huma­nos, ambien­ta­lis­tas e ins­tru­men­tos de acce­so a la jus­ti­cia, como la crea­ción de sal­va­guar­das con­tra cap­tu­ra empre­sa­rial, corrup­ción y con­flic­tos de inte­rés den­tro de la gobierno, inclui­da la inves­ti­ga­ción de tales denun­cias y una mayor pro­tec­ción de los denun­cian­tes, así como una mejor ren­di­ción de cuen­tas para los infrac­to­res y repa­ra­ción a las víctimas.

Sin embar­go, ante la sesión del Con­se­jo de Dere­chos Huma­nos, el gobierno bra­si­le­ño pre­sen­tó una posi­ción de con­tes­ta­ción u opo­si­ción, cali­fi­can­do el infor­me de “polí­ti­co”, en lugar de demos­trar lo que ha hecho para garan­ti­zar la salud y segu­ri­dad de la pobla­ción fren­te a la apro­ba­ción desen­fre­na­da de pes­ti­ci­das. La des­ca­li­fi­ca­ción del docu­men­to, cues­tio­nan­do su inne­ga­ble carác­ter téc­ni­co, demues­tra la fal­ta de com­pro­mi­so del gobierno con los dere­chos huma­nos de las pobla­cio­nes afectadas.

Los datos del rela­tor se basan en docu­men­tos ela­bo­ra­dos tan­to en Bra­sil como por orga­nis­mos inter­na­cio­na­les que demues­tran que el país se ha con­ver­ti­do en un ver­te­de­ro tóxi­co de pro­duc­tos prohi­bi­dos en otros paí­ses, cla­si­fi­ca­dos por PAN (Red de Acción con­tra Pla­gui­ci­das) como alta­men­te tóxicos.

Si suma­mos la can­ti­dad de pes­ti­ci­das libe­ra­dos solo en el gobierno de Bol­so­na­ro, esa cifra ya alcan­za los 787 nue­vos regis­tros, muchos de los cua­les están prohi­bi­dos en la Unión Europea.

No es posi­ble afir­mar, como lo hizo el gobierno bra­si­le­ño, que tene­mos una fuer­te legis­la­ción de pro­tec­ción ambien­tal. Vemos legis­la­ción, o inclu­so dis­po­si­cio­nes cons­ti­tu­cio­na­les, sien­do des­man­te­la­das por el “gana­do” del veneno.

Solo en el caso de los pla­gui­ci­das, exis­ten muchos ins­tru­men­tos de fle­xi­bi­li­dad que han avan­za­do mucho en los últi­mos años, como las Reso­lu­cio­nes Cole­gia­das de la Agen­cia Nacio­nal de Vigi­lan­cia Sani­ta­ria (Anvi­sa) de 2019 que cam­bian la cla­si­fi­ca­ción toxi­co­ló­gi­ca de pla­gui­ci­das y la Orde­nan­za 432020 del Minis­te­rio de Agri­cul­tu­ra, Gana­de­ría y Abas­te­ci­mien­to (Mapa), que apun­tó al “regis­tro táci­to de plaguicidas”.

Ade­más, el infor­me inci­de de mane­ra con­cre­ta en las deci­sio­nes que pron­to toma­rán los tres pode­res de la repú­bli­ca. Por ejem­plo, la tra­mi­ta­ción de la Polí­ti­ca Nacio­nal de Reduc­ción de Pla­gui­ci­das, que se encuen­tra en trá­mi­te en el Con­gre­so Nacio­nal (Pro­yec­to de Ley 66702016), lis­ta para vota­ción en ple­na­rio, que es simi­lar a los pla­nes reco­men­da­dos en el informe.

Al mis­mo tiem­po, el infor­me reco­mien­da aban­do­nar el “Paque­te de Enve­ne­na­mien­to”, Pro­yec­to de Ley 62992002, que tam­bién pue­de ser some­ti­do a vota­ción en el Con­gre­so y tie­ne como obje­ti­vo redu­cir varios meca­nis­mos de pre­cau­ción de la Ley 7.802 /​1989.

En cuan­to al Eje­cu­ti­vo, vemos la reco­men­da­ción de la eli­mi­na­ción gra­dual de pla­gui­ci­das de alta peli­gro­si­dad o prohi­bi­dos para su uso en el país expor­ta­dor. Un ejem­plo fue el para­quat, cuya prohi­bi­ción con­fir­mó Anvi­sa. Pero el infor­me advier­te sobre los ries­gos del gli­fo­sa­to y la atra­zi­na, por ejem­plo. Otra aler­ta apun­ta a la dis­po­ni­bi­li­dad de datos sobre el tema, que es cada vez menos accesible.

El Tri­bu­nal Supre­mo Fede­ral (STF), en el Poder Judi­cial, juz­ga­rá tam­bién en los pró­xi­mos meses, asun­tos rela­cio­na­dos con el infor­me, como ADPF 221 y ADI 5553. El pri­me­ro sobre legis­la­ción gaú­cha (Ley del Esta­do nº 7.747 /​1982), que indi­ca la prohi­bi­ción de uso de pla­gui­ci­das prohi­bi­dos en los paí­ses exportadores.

El segun­do sobre exen­cio­nes fis­ca­les o bene­fi­cios para pla­gui­ci­das (ICMS e IPI). El STF (ADI 6137) tam­bién está eva­luan­do la cons­ti­tu­cio­na­li­dad de la Ley del Esta­do de Cea­rá (Ley Esta­tal 16.820 /​2019) que prohí­be la fumi­ga­ción aérea de pla­gui­ci­das, reco­men­da­ción expre­sa­da en el infor­me de la ONU.

En este con­tex­to, cabe pre­gun­tar­se: ¿Bra­sil, con base en la posi­ción de sus tres pode­res de gobierno, igno­ra­rá o cum­pli­rá las reco­men­da­cio­nes inter­na­cio­na­les y de la socie­dad civil en defen­sa de los dere­chos huma­nos por las vio­la­cio­nes cau­sa­das por el uso de plaguicidas?

(Naia­ra Bit­ten­court es abo­ga­da popu­lar (Terra de Direi­tos), Fran Pau­la es agró­no­ma (FASE MT), Iris Pache­co es perio­dis­ta y comu­ni­ca­do­ra popu­lar (MST-MG). Todos par­ti­ci­pan en la Cam­pa­ña Per­ma­nen­te Con­tra Pla­gui­ci­das y Por la Vida).

Fuen­te: Bra­sil de Fato

Foto: Agên­cia Brasil

Itu­rria /​Fuen­te

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