Méxi­co. Banes­sa Gómez, la juven­tud des­de el femi­nis­mo y la periferia

San­dra De Los San­tos Chandomi/​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 18 de agos­to de 2020

La colo­nia Yuquis se ubi­ca al lado orien­te nor­te de Tuxtla Gutié­rrez. Es par­te de una zona que es con­si­de­ra­da como foco rojo por la vio­len­cia que se vive y tam­bién por la situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad en la que se encuen­tran la mayo­ría de sus habi­tan­tes. En este lugar vive Banes­sa Pao­la Gómez Agui­lar, de 25 años de edad, quien es licen­cia­da en Cri­mi­no­lo­gía y Cri­mi­na­lís­ti­ca, y tra­ba­ja para un pro­gra­ma de cul­tu­ra comunitaria.

Duran­te la pan­de­mia, a Banes­sa le ha toca­do ver cómo dos de sus cono­ci­das de 18 años deci­die­ron migrar a Tijua­na para tra­ba­jar en las maqui­la­do­ras, tam­bién tuvo que orga­ni­zar una rifa para que otra de sus veci­nas pudie­ra pagar la ins­crip­ción de la uni­ver­si­dad. Esa es la reali­dad que viven las per­so­nas jóve­nes en la peri­fe­ria de una ciu­dad, y cuan­do son muje­res hay que sumar­le las des­igual­da­des de géne­ro, dice.

Le moles­ta que el dis­cur­so ofi­cial sobre las juven­tu­des lo enca­be­cen las per­so­nas adul­tas, que ade­más lo hacen sin tomar en cuen­ta las diver­sas juventudes.

“Aca­ba de pasar el día de la juven­tud y veo foros don­de solo hay una per­so­na joven, todos los demás son adul­tos, que hablan des­de sus pri­vi­le­gios y sin enten­der siquie­ra que no es lo mis­mo lo que pasa una joven en el cen­tro del esta­do que en la cos­ta o las zonas indí­ge­nas. Aquí mis­mo en la ciu­dad se vive dife­ren­te des­de la peri­fe­ria, en don­de, por ejem­plo, con esta pan­de­mia se toma cla­ses des­de los “ciber” o el celu­lar y la señal es muy mala. No hay acce­so a tener una compu­tado­ra en casa o tener ser­vi­cio de internet”.

Para Banes­sa los prin­ci­pa­les pro­ble­mas que viven las juven­tu­des en Chia­pas son: el acce­so a la edu­ca­ción, el dere­cho a un tra­ba­jo digno y la vio­len­cia, que actual­men­te ha alcan­za­do cifras históricas.

“Cuan­do hablo al acce­so a la edu­ca­ción no solo me refie­ro a poder entrar a una pre­pa­ra­to­ria o uni­ver­si­dad, sino per­ma­ne­cer en ella y tener las con­di­cio­nes para tener un pro­ce­so de apren­di­za­je. Otro pro­ble­ma es el poder tener nues­tro pri­mer empleo o un empleo digno, con sala­rio y hora­rios que no sean escla­vi­zan­tes” deta­lló la joven.

Las muje­res jóve­nes, dice, se enfren­tan a los mis­mos retos, pero hay que agre­gar­le el aco­so sexual en las escue­las, la calle y el tra­ba­jo, ade­más de la fal­ta de garan­tías para deci­dir sobre su pro­pio cuerpo.

Banes­sa habla de estos pro­ble­mas que le ha toca­do pade­cer, des­de tener que acep­tar tra­ba­jos pre­ca­ri­za­dos para pagar sus estu­dios has­ta sufrir aco­so sexual labo­ral. Estas situa­cio­nes que la atra­vie­san y ha vivi­do en expe­rien­cia pro­pia es la que hizo acer­car­se al acti­vis­mo feminista.

A Banes­sa le gus­ta la músi­ca: los tigres del nor­te, el reg­gae­tón y el jazz. Un aba­ni­co diver­so como lo son las juven­tu­des. Le espe­ran­za ver a niñas y ado­les­cen­tes que se están orga­ni­zan­do bajo una con­cien­cia femi­nis­ta, que quie­ren un cam­bio y tra­ba­jan en ello. No se tra­ta de roman­ti­zar la juven­tud ni de repe­tir que son el futu­ro por­que ellos y ellas son tam­bién presente.

Este mate­rial se com­par­te con auto­ri­za­ción de CIMAC Noti­cias

FUENTE: des­In­for­me­mo­nos

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