Líbano. El día que tem­bló Beirut

Por Tomás Alco­ve­rro. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 8 de agos­to de 2020.

Dos enor­mes explo­sio­nes des­tru­yen el puer­to y sumen la ciu­dad en el caos. Las pri­me­ras hipó­te­sis apun­tan a un alma­cén que con­te­nía nitratos.

En esta noche de verano –los ve­ranos son siem­pre en Orien­te Medio tiem­po de gue­rras, de vio­lencias, gol­pes de Esta­do y catás­trofes– Bei­rut vive bajo la dantes­ca explo­sión que retum­bó en to­dos los barrios de esta desahu­cia­da capi­tal que anta­ño había des­cri­to, una y otra vez, co­mo “la ciu­dad ale­gre y con­fia­da del Medi­te­rrá­neo Oriental”.

La enor­me huma­re­da roji­za que se ele­vó de un des­co­llan­te de­pósito de color blan­co del puer­to se exten­dió sobre algu­nos de sus barrios mien­tras los edi­fi­cios casi se tam­ba­lea­ban has­ta el extre­mo de que Vivia­ne Edde, pres­ti­gio­sa perio­dis­ta liba­ne­sa que habi­ta en la calle Monot, cre­yó por un mo­mento que se tra­ta­ba de un terre­moto. “Vi des­mo­ro­nar­se el teja­do de una igle­sia pare­da­ña, todo se hizo añi­cos en mi casa, porcela­nas, cris­ta­les, se des­co­yun­ta­ron las puer­tas, dos de mis veci­nas que­da­ron heri­das por la fuer­za de la explo­sión, que las lan­zó al sue­lo. El humo no me deja­ba res­pi­rar. Tam­bién tuve mie­do de que fue­se un bom­bar­deo. Sabes que vivi­mos bajo el mie­do de un ata­que de Israel, avi­va­do estos últi­mos días con los inci­den­tes fronterizos”.

Al ilu­mi­nar­se el cie­lo con la gran lla­ma­ra­da escar­la­ta que ema­na­ba de la explo­sión de los des­tar­ta­la­dos mue­lles de Bei­rut, esta­ba a pun­to de abrir la puer­ta de mi casa. El radio de la explo­sión me hizo recor­dar, irreme­diablemente, aque­lla que, año 2005, pro­vo­có el espectacu­lar aten­ta­do con­tra el que había sido pri­mer minis­tro Rafiq al Ha­riri, cuyo tri­bu­nal espe­cial de La Haya está aho­ra a pun­to de dic­tar vere­dic­to sobre quié­nes fue­ron los auto­res del mag­ni­ci­dio, que en aque­llas jor­na­das se supo­nían vin­cu­la­dos a Siria y a Hiz­bu­lah.
Más de 50 muer­tos fue­ron loca­li­za­dos y se con­ta­ban al menos 2.700 heridos

Al abrir la puer­ta, la moque­ta del rellano esta­ba sem­bra­da de añi­cos de cris­ta­les, y a la puer­ta de mi des­or­de­na­do des­pa­cho le fal­ta­ban los goz­nes. El salón de mi veci­na Encar­na Ruiz que­dó des­ba­ra­ta­do. Y en el quin­to piso los emplea­dos del ban­co queda­ron atra­pa­dos por una puer­ta que se atran­có con el impul­so de la explosión.

Ha sido tan exten­sa la destruc­ción en los ale­da­ños del puer­to, alma­ce­nes, depó­si­tos, vivien­das, ofi­ci­nas, que el moha­fez o gober­nador des­cri­bió Bei­rut como una ciu­dad “devas­ta­da”. Las agen­cias loca­les de infor­ma­ción difundie­ron imá­ge­nes de per­so­nas ensan­gren­ta­das y esce­nas de caos. “Vi una bola de fue­go y de humo sobre Bei­rut –dijo un tes­ti­go a la agen­cia Reuters – . La gen­te grita­ba y corría, algu­nos san­gra­ban. Los bal­co­nes se caían de los edifi­cios, las calles esta­ban cubier­tas de vidrios de las ven­ta­nas”. Un hos­pi­tal comu­ni­có haber recibi­do 400 heri­dos. El total ano­che era de unos 4.000 y se con­ta­ban al menos 70 muer­tos, pero aún ha­bía cuer­pos bajo los escom­bros.
“Los bal­co­nes se caían de los edi­fi­cios, las calles esta­ban cubier­tas de vidrios de las ventanas”

Varias per­so­nas a bor­do de un buque ita­liano ama­rra­do en el puer­to, el Orient Queen, resulta­ron heri­das y tuvie­ron que ser lle­vadas al hos­pi­tal, según Al Yazi­ra. “El bar­co está total­men­te des­truido, los cama­ro­tes, la sala prin­cipal, todo”, dijo a este canal de tele­vi­sión Vin­cen­zo Orlan­di­ni, miem­bro de la tripulación.

Un heli­cóp­te­ro mili­tar des­car­ga agua sobre el fue­go gene­ra­do tras la explo­sión en el puer­to de Bei­rut; al fon­do, un silo de grano. STR /​AFP

El pai­sa­je de los mue­lles es co­mo una tie­rra devas­ta­da, con sus depó­si­tos, con­te­ne­do­res, quema­dos. Los silos de grano ardie­ron duran­te horas. Ya hace déca­das que el puer­to de Bei­rut, que fue ori­gen del cre­ci­mien­to y desarro­llo de esta ciu­dad en la épo­ca del man­da­to fran­cés, dejó de ser un puer­to vibran­te fru­to de aque­llas legen­da­rias esca­las de levante.

Un des­ta­ca­men­to de bom­be­ros fue envia­do al mue­lle para apa­gar un incen­dio antes de la explo­sión que reso­nó en toda la capi­tal, y de hecho la auto­ri­dad por­tua­ria de Bei­rut seña­ló al canal Sky News que un equi­po de bom­be­ros había “des­apa­re­ci­do” tras la explo­sión. La Agen­cia Nacio­nal de Noti­cias infor­mó de que la explo­sión –al menos la pri­me­ra, hubo dos ex­plosiones– fue pre­ce­di­da de un incen­dio en un han­gar de silos de tri­go del puer­to.
Las explo­sio­nes se pudie­ron oír en la isla de Chi­pre, a 240 kiló­me­tros de Líbano

En Líbano, el horri­ble estruen­do se pudo oír a casi vein­te o vein­ti­cin­co kiló­me­tros de Bei­rut. Sin mon­ta­ñas de por medio, la ex­plosión pudo escu­char­se des­de la isla de Chi­pre, a 240 kiló­me­tros de distancia.

No se han dilu­ci­da­do toda­vía las cau­sas. Uno de los hom­bres más pode­ro­sos de esta repú­bli­ca a la deri­va, el gene­ral Abas Ibra­him, direc­tor de la segu­ri­dad del mal­tre­cho Esta­do, dijo que se pro­du­je­ron dos explo­sio­nes en un depó­si­to reple­to de mate­ria­les explo­si­vos que habían sido alma­cenados des­de hace años por sus hom­bres. En gra­ba­cio­nes de afi­cionados se pue­den ver trayecto­rias de lo que pare­cen cohe­tes en medio de una gran colum­na de humo ape­nas unos ins­tan­tes an­tes de la pavo­ro­sa explo­sión. “Hablar de fue­gos arti­fi­cia­les es ridícu­lo –dijo Abas Ibrahim – . Pa­rece que la explo­sión tuvo lugar en un alma­cén de mate­rial explo­sivo con­fis­ca­do”. A este res­pec­to, el minis­tro del Inte­rior, Moha­med Fah­mi, dijo que, según las pri­me­ras pes­qui­sas, el alma­cén en cues­tión con­te­nía nitra­to que había sido incau­ta­do de un bar­co hace un año.

Por su par­te, el canal de televi­sión Al Maya­din, per­te­ne­cien­te a Hiz­bu­lah, cita­ba al direc­tor de la adua­na, que afir­ma­ba que varias tone­la­das de nitra­to de amo­nio habían hecho explo­sión. Esta úl­tima ver­sión recuer­da lo sucedi­do el 17 de abril del 2013 en West (Texas), cuan­do 240 tone­la­das de nitra­to de amo­nio de una compa­ñía de fer­ti­li­zan­tes hicie­ron ex­plosión, cau­san­do 15 muer­tos, 160 heri­dos y daños en 150 edifi­cios, algu­nos de los cua­les queda­ron des­trui­dos. La nube de color ana­ran­ja­do se debe­ría al despren­dimiento de gas de dió­xi­do de ni­trógeno que nor­mal­men­te acom­pa­ña a una explo­sión que ten­ga que ver con nitra­tos.
Los bom­be­ros fue­ron envia­dos al mue­lle para apa­gar un incen­dio antes de la explosión

Si se con­fir­ma esta ver­sión ofi­cial (Bei­rut siem­pre ha sido terre­no abo­na­do a toda suer­te de las más rocam­bo­les­cas espe­culaciones, espe­cial­men­te las que se refie­ren a la lar­ga mano de Israel, que ayer se apre­su­ró a des­men­tir tener nada que ver), el des­mo­ro­na­mien­to de Líbano no tie­ne fin. Por cul­pa de la incu­ria de sus diri­gen­tes, del mal esta­do de sus ins­ta­la­cio­nes portua­rias, la ciu­dad vivió ayer una jor­na­da de páni­co como en otros tiem­pos de gue­rra y aten­ta­dos, nun­ca olvidados.

El pre­si­den­te Michel Aoun con­vo­có para hoy una reu­nión urgen­te del Con­se­jo Supe­rior de la Defen­sa en el pala­cio de Baab­da, mien­tras que el pri­mer minis­tro, Hasan Diab, decre­ta­ba una jor­na­da de luto ofi­cial. Fran­cia, el Rei­no Uni­do e Irán ofre­cie­ron ayu­da al Gobierno liba­nés.
Por la incu­ria de sus diri­gen­tes, Bei­rut vivió ayer como en tiem­pos de gue­rra y atentados.

* Fuen­te: toma​sal​co​ve​rro​.com

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