Vene­zue­la. La Unión Euro­pea se subor­di­na a EEUU y des­plie­ga nue­vas sanciones

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 2 de julio de 2020. 

En otro acto de inter­fe­ren­cia en los asun­tos inter­nos de Vene­zue­la, la Unión Euro­pea (UE) des­ple­gó un nue­vo paque­te de san­cio­nes uni­la­te­ra­les con­tra las ins­ti­tu­cio­nes del país lati­no­ame­ri­cano. Esta vez el obje­ti­vo es el pre­si­den­te de la Asam­blea Nacio­nal, Luis Parra (del par­ti­do opo­si­tor Pri­me­ro Jus­ti­cia), y otros altos fun­cio­na­rios del Esta­do vene­zo­lano del poder judi­cial y ciudadano.

En esta nue­va tan­da de san­cio­nes tam­bién fue­ron inclui­dos los dipu­tados anti­cha­vis­tas Franklyn Duar­te y José Gre­go­rio Norie­ga,
que inte­gran la frac­ción que des­pla­zó a Juan Guai­dó al fren­te del
Par­la­men­to el pasa­do 5 de enero, tras no pre­sen­tar­se para la elec­ción de
una nue­va direc­ti­va de la Asam­blea Nacio­nal en el hemi­ci­clo de
sesiones.

Como con­tra­me­di­da a estas san­cio­nes, el pre­si­den­te Nico­lás Madu­ro deci­dió expul­sar del terri­to­rio nacio­nal a la emba­ja­do­ra de la UE, Isa­bel Brilhan­te Pedro­sa, dán­do­le un pla­zo de 72 horas para aban­do­nar el país.

“Se le pres­ta un avión para que se vaya (…) Vamos a orde­nar nues­tras cosas con la UE (…) Si no nos quie­ren que se vayan, si no res­pe­tan a Vene­zue­la, que se vayan. A Vene­zue­la hay que res­pe­tar­la en su inte­gri­dad, como nación, como ins­ti­tu­ción”, enfa­ti­zó Madu­ro en medio de un acto de pre­mia­ción a perio­dis­tas venezolanos.

El dipi­ta­do Luis Parra asu­me la pre­si­den­cia del Par­la­men­to el 5 de enero de 2020. Foto: EFE 

El
pre­si­den­te vene­zo­lano ase­ve­ró que el blo­queo euro­peo con­ti­núa bajo la
tute­la de la Admi­nis­tra­ción Trump en cuan­to al tra­ta­mien­to de la
situa­ción vene­zo­la­na: “La Unión Euro­pea ter­mi­na en la cola del
pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos, Donald Trump. ¿Qué ver­güen­za, ver­dad? 27
paí­ses (…) de rodi­llas a Donald Trump y sus polí­ti­cas de agre­sión y
errá­ti­cas sobre Venezuela”.

La medi­da de expul­sión de la emba­ja­do­ra de la UE tam­bién res­pon­de a la últi­ma reve­la­ción del perió­di­co esta­dou­ni­den­se The Wall Street Jour­nal, don­de el tutor de Juan Guai­dó, Leo­pol­do López, es seña­la­do como el arqui­tec­to de la falli­da Ope­ra­ción Gedeón del pasa­do 3 de mayo.

En su repor­ta­je, The Wall Street Journal
indi­ca que Leo­pol­do López, des­de la emba­ja­da de Espa­ña en Caracas,
don­de resi­de des­de el falli­do gol­pe de Esta­do del 30 de julio de 2019, bara­jeó dis­tin­tas opcio­nes y com­pa­ñías mer­ce­na­rias que serían con­tra­ta­das para eje­cu­tar el mag­ni­ci­dio del pre­si­den­te Nico­lás Maduro.

Final­men­te,
López se decan­tó por la empre­sa Sil­ver­corp, a car­go del mercenario
esta­dou­ni­den­se Jor­dan Gou­dreau, y su del­fín, Juan Gui­dó, selló con su
rúbri­ca el con­tra­to que esti­pu­la­da el derro­ca­mien­to san­grien­to de
Nico­lás Madu­ro y la toma de pose­sión ile­gal del fal­so interinato
diri­gi­do por el dipu­tado de la Asam­blea Nacional.

Des­pués de la designación
de los nue­vos rec­to­res del Con­se­jo Nacio­nal Elec­to­ral (CNE) por parte
del Tri­bu­nal Supre­mo de Jus­ti­cia, a raíz de la omi­sión legis­la­ti­va del
Par­la­men­to, la UE se ali­neó a la pos­tu­ra de Washing­ton, enca­mi­na­da a
des­co­no­cer y tra­bar las pró­xi­mas elec­cio­nes legis­la­ti­vas para un
deses­ca­la­mien­to del con­flic­to polí­ti­co e ins­ti­tu­cio­nal en Venezuela.

Las
nue­vas san­cio­nes ile­ga­les de la UE con­fir­man, al decir de Madu­ro, la
subor­di­na­ción del blo­queo euro­peo con res­pec­to a las directrices
geo­po­lí­ti­cas de la Admi­nis­tra­ción Trump.

Y
en este sen­ti­do, Juan Guai­dó jue­ga un papel cla­ve. Su capi­tal político
está ago­ta­do y su capa­ci­dad de arras­tre en la calle, así como su
influen­cia mediá­ti­ca, se ha des­va­ne­ci­do en los últi­mos meses, mientras
el Gobierno vene­zo­lano asu­me las rien­das del país en medio de la
pan­de­mia de Covid-19.

Ante
esta situa­ción, y como era de espe­rar­se, Washing­ton ha sali­do a su
res­ca­te apo­yan­do la exten­sión inde­fi­ni­da de su gobierno imaginario,
pasan­do por enci­ma del voto de los vene­zo­la­nos en las par­la­men­ta­rias que
se rea­li­za­rán en los meses por venir.

Pero
este bom­beo de oxí­geno no ha sido sufi­cien­te, por lo que han presionado
las tuer­cas del blo­que euro­peo para una dosis supe­rior de apoyo.

Jus­ta­men­te
las san­cio­nes con­tra la direc­ti­va de la Asam­blea Nacio­nal, complementan
el cues­tio­na­mien­to de la UE al nue­vo CNE hace pocas sema­nas y mar­ca un
nue­vo impul­so de los paí­ses occi­den­ta­les para des­co­no­cer el venidero
pro­ce­so elec­to­ral en Venezuela.

De
esta for­ma, la UE vuel­ve ten­sar la cuer­da y apues­ta al recrudecimiento
de la cri­sis polí­ti­ca e ins­ti­tu­cio­nal en Vene­zue­la por mandato
esta­dou­ni­den­se, blo­quean­do las opcio­nes cons­ti­tu­cio­na­les para su
reso­lu­ción en las urnas de votación.

Y
es que la UE ha vuel­to a fallar en su pre­ca­rio cálcu­lo geopolítico:
con­ce­der­le a Washing­ton un res­pal­do cie­go a Guai­dó, pero evi­tan­do tomar
un papel nota­ble­men­te agre­si­vo con­tra Vene­zue­la para seguir formando
par­te de las nego­cia­cio­nes entre los fac­to­res polí­ti­cos en pugna.

En otros table­ros geo­po­lí­ti­cos (caso Irán o con las recien­tes san­cio­nes a la Cor­te Penal Inter­na­cio­nal) este rela­ción de amor y odio ha hun­di­do el peso inter­na­cio­nal de la UE.

Josep Borrell y Mike Pom­peo en una reu­nión bila­te­ral en 2019. Foto: AP 

Esto
lo sabe Washing­ton y cada cuan­to sue­le orien­tar al blo­que euro­peo para
que tome una posi­ción más acor­de a sus intere­ses. El equi­li­bris­mo al que
jue­ga la UE no sólo debi­li­ta su posi­ción geo­po­lí­ti­ca, sino que también
soca­va su narra­ti­va inter­na­cio­nal de pro­yec­tar­se como un fac­tor cla­ve en
la solu­ción pací­fi­ca del con­flic­to venezolano.

Con la expul­sión de la emba­ja­do­ra de la UE, Madu­ro no sólo ha hecho res­pe­tar las ins­ti­tu­cio­nes venezolanas.

Tam­bién
pro­fun­di­za las con­tra­dic­cio­nes a lo interno del blo­que europeo,
obli­gán­do­los a deci­dir entre seguir la agen­da de Washing­ton y aislarse
del table­ro polí­ti­co vene­zo­lano, o mar­car una pos­tu­ra inde­pen­dien­te, de
diá­lo­go y nego­cia­ción, que con­tri­bu­ya a recu­pe­rar la credibilidad
inter­na­cio­nal de la UE.

Aho­ra la pelo­ta vuel­ve a la can­cha de los euro­peos y son ellos quie­nes ten­drán que deci­dir el jue­go que quie­ren jugar, por­que el que han juga­do has­ta aho­ra solo bene­fi­cia a Washington.

* Fuen­te: Misión Verdad

Itu­rria /​Fuen­te

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