Rusia: El derra­me de com­bus­ti­ble en Sibe­ria y las catás­tro­fes cli­má­ti­cas del capitalismo

Por Joe Rus­sell, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 10 de julio de 2020.

La ciu­dad está situa­da en Sibe­ria, den­tro del Círcu­lo Polar Árti­co, don­de la eco­lo­gía local ya está gra­ve­men­te ame­na­za­da debi­do a algu­nos sín­to­mas extre­ma­da­men­te preo­cu­pan­tes del cam­bio cli­má­ti­co: un pro­duc­to del sis­te­ma capi­ta­lis­ta irra­cio­nal y podri­do, que está ponien­do en peli­gro el pla­ne­ta.Des­truc­ción e incompetencia

Miles de tone­la­das de dié­sel han con­ta­mi­na­do el río Ambar­naia, vol­vién­do­lo car­me­sí, y diez­man­do la vida sil­ves­tre del río y los ani­ma­les y plan­tas que depen­den de él en kiló­me­tros a la redon­da. La con­ta­mi­na­ción tam­bién ha lle­ga­do al lago de agua dul­ce Pia­sino. La ope­ra­ción de lim­pie­za podría tomar un total de cin­co a diez años para resol­ver­se com­ple­ta­men­te, y cos­ta­rá más de 100 mil millo­nes de rublos (1,2 mil millo­nes de libras esterlinas).

El cos­to será paga­do por la mul­ti­mi­llo­na­ria com­pa­ñía mine­ra, Nor­nic­kel, que es due­ña de la plan­ta. A pesar de ello, y aun­que el alcal­de de la ciu­dad ha sido acu­sa­do de negli­gen­cia, no se ha pre­sen­ta­do nin­gún car­go penal con­tra la empre­sa res­pon­sa­ble de lo que es cla­ra­men­te un caso delic­ti­vo de mala ges­tión. Una vez más, vemos la impu­ni­dad con la que la cla­se capi­ta­lis­ta es libre de ope­rar. Una y otra vez los mis­mos capi­ta­lis­tas y direc­to­res gene­ra­les cau­san devas­ta­ción ambien­tal y huma­na, bur­lán­do­se de la regu­la­ción (limi­ta­da) que exis­te. Sólo cuan­do se les sor­pren­de con las manos en la masa hay reper­cu­sio­nes, y éstas no son más que una amo­nes­ta­ción menor y una orden para que se encar­guen ellos mis­mos de la limpieza.

El accio­nis­ta mayo­ri­ta­rio de Nor­nic­kel, el mul­ti­mi­llo­na­rio Vla­da­mir Pota­nin, reci­bió una seve­ra adver­ten­cia públi­ca de Vla­di­mir Putin, aun­que en gene­ral éste man­tie­ne una aco­ge­do­ra rela­ción con los oli­gar­cas de Rusia, y has­ta aho­ra ha hecho la vis­ta gor­da ante las prác­ti­cas irres­pon­sa­bles de los gran­des con­ta­mi­na­do­res de Rusia. Pota­nin tra­tó de des­lin­dar­se a sí mis­mo y a su com­pa­ñía de la res­pon­sa­bi­li­dad total. Dio a enten­der que el derra­me era una espe­cie de desas­tre natu­ral, ya que los cimien­tos y sopor­tes de la cen­tral eléc­tri­ca comen­za­ron a hun­dir­se debi­do al derre­ti­mien­to del per­ma­frost por el calen­ta­mien­to glo­bal. Es cier­to que Sibe­ria ha esta­do expe­ri­men­tan­do un cli­ma extre­ma­da­men­te cáli­do para la región, y que el per­ma­frost se está derri­tien­do a un rit­mo alar­man­te. Los inves­ti­ga­do­res creen que el des­hie­lo del per­ma­frost es la cau­sa del derra­me cuan­do el tan­que de alma­ce­na­mien­to comen­zó a hun­dir­se, pero esto difí­cil­men­te absuel­ve a los pro­pie­ta­rios pri­va­dos de la res­pon­sa­bi­li­dad de man­te­ner y adap­tar su infra­es­truc­tu­ra a un entorno cam­bian­te. La Fede­ra­ción Mun­dial de la Vida Sil­ves­tre des­cri­bió la res­pues­ta de Nor­nic­kel como «un inten­to de des­car­tar el fra­ca­so de Nor­nic­kel en la ges­tión de ries­gos y la segu­ri­dad eco­ló­gi­ca ampa­rán­do­se en el tema de moda del cam­bio cli­má­ti­co… El prin­ci­pal fac­tor es la mala gestión».

Este no es un inci­den­te ais­la­do. En 2016, Norilsk Nic­kel (aho­ra Nor­nic­kel) fue res­pon­sa­ble de otro derra­me, vol­vien­do rojo el río Dal­di­kan con con­ta­mi­nan­tes. A menos que se tomen medi­das serias, los cien­tí­fi­cos advier­ten que habrá muchos más desas­tres por venir. El 55% del terri­to­rio de Rusia se asien­ta sobre el per­ma­frost. Gran par­te de éste se encuen­tra en Sibe­ria, que es tam­bién don­de ope­ra la mayor par­te de la indus­tria del petró­leo y el gas de Rusia, así como la mine­ría de níquel, e inclu­so varios reac­to­res nuclea­res. Para evi­tar nue­vas catás­tro­fes, la esca­la de la trans­for­ma­ción que será nece­sa­ria en el pró­xi­mo perío­do plan­tea cla­ra­men­te la nece­si­dad de una eco­no­mía pla­ni­fi­ca­da. El caos del mer­ca­do y la espe­cu­la­ción irres­pon­sa­ble de los capi­ta­lis­tas no están cla­ra­men­te a la altu­ra de las cir­cuns­tan­cias. Por el con­tra­rio; Green­pea­ce Rusia lle­va más de 10 años advir­tien­do de los ries­gos que el des­hie­lo del per­ma­frost supo­nía para la infra­es­truc­tu­ra de petró­leo y gas del país y para el medio ambien­te en gene­ral. Como un por­ta­voz de la ONG obser­vó correc­ta­men­te; «En prin­ci­pio, los intere­ses de las empre­sas se ponen por enci­ma de la ecología».

Se nece­si­tan medi­das drás­ti­cas para evi­tar la catás­tro­fe climática

La ten­den­cia gene­ral es ate­rra­do­ra y es evi­den­te que se requie­re una acción drás­ti­ca. La ciu­dad sibe­ria­na de Játan­ga, nor­mal­men­te uno de los luga­res más fríos de la Tie­rra, ha teni­do un verano sor­pren­den­te­men­te cáli­do, alcan­zan­do tem­pe­ra­tu­ras de 38ºC. El cli­ma­tó­lo­go Mar­tin Sten­del decla­ró que, si no fue­ra por el calen­ta­mien­to glo­bal pro­vo­ca­do por el hom­bre, tal tem­pe­ra­tu­ra sólo se vería una vez cada 100.000 años. El per­ma­frost en pro­ce­so de des­con­ge­la­ción está pro­vo­can­do un aumen­to del nivel del mar, la per­tur­ba­ción de las corrien­tes oceá­ni­cas y la ace­le­ra­ción del calen­ta­mien­to glo­bal en un bucle de retro­ali­men­ta­ción; por­que cuan­to menos hie­lo haya, y cuan­to más abier­to sea el océano, más calor absor­be la tie­rra del sol en lugar de reflejarlo.

No sólo el per­ma­frost se está derri­tien­do con una rapi­dez alar­man­te, sino que los incen­dios fores­ta­les han esta­do cau­san­do estra­gos en Sibe­ria y en todo el Círcu­lo Polar Árti­co duran­te mucho más tiem­po de lo nor­mal debi­do a las inusua­les tem­pe­ra­tu­ras y con­di­cio­nes meteo­ro­ló­gi­cas. La Tai­ga (bos­que boreal) que cubre gran par­te de Sibe­ria y que de hecho rodea el glo­bo jus­to al sur del Círcu­lo Polar Árti­co, des­de Cana­dá has­ta Kam­chat­ka, es un alma­cén de car­bono ines­ti­ma­ble y es tan impor­tan­te como el Ama­zo­nas en la regu­la­ción de la tem­pe­ra­tu­ra y las pau­tas cli­má­ti­cas de la Tie­rra. Según el Con­se­jo de Defen­sa de los Recur­sos Natu­ra­les, algu­nos cien­tí­fi­cos esti­man que el 44% del «car­bono terres­tre» del pla­ne­ta está alma­ce­na­do en los bos­ques boreales.

Su con­ti­nua reduc­ción catas­tró­fi­ca por los incen­dios fores­ta­les debe evi­tar­se median­te una ope­ra­ción pla­ni­fi­ca­da a tra­vés del con­ti­nen­te. Sin embar­go, como dijo Marx hace más de 150 años, una vez que el capi­ta­lis­mo haya supe­ra­do su papel pro­gre­sis­ta, la pro­pie­dad pri­va­da y el Esta­do nacio­nal se con­ver­ti­rán en los prin­ci­pa­les obs­tácu­los para el pro­gre­so humano. Y en este caso, los bene­fi­cios pri­va­dos de los capi­ta­lis­tas y el anta­go­nis­mo entre las nacio­nes capi­ta­lis­tas impi­den esta coope­ra­ción esen­cial. Así, la cues­tión del cam­bio cli­má­ti­co demues­tra, más cla­ra­men­te que nada, la correc­ción del aná­li­sis de Marx.

El calle­jón sin sali­da del capitalismo

El cli­ma­tó­lo­go Kevin Ander­son lle­ga a con­clu­sio­nes simi­la­res, aun­que care­ce de una pers­pec­ti­va revo­lu­cio­na­ria. Como se cita en The Guardian:

«Muchos aca­dé­mi­cos y res­pon­sa­bles polí­ti­cos de alto nivel, bási­ca­men­te la flor y nata del mun­do del cli­ma, han deci­di­do que no es útil hacer enca­llar el bar­co del sta­tus quo y por lo tan­to deci­den tra­ba­jar den­tro de ese para­dig­ma polí­ti­co – tira­rán de él tan­to como pue­dan, pero repe­ti­da­men­te evi­tan cues­tio­nar el para­dig­ma mismo…

«En cuan­to a la miti­ga­ción del cam­bio cli­má­ti­co, la comu­ni­dad aca­dé­mi­ca y la CCC han fra­ca­sa­do colec­ti­va­men­te en el ámbi­to polí­ti­co y la socie­dad civil al adap­tar nues­tras con­clu­sio­nes a lo que con­si­de­ra­mos polí­ti­ca­men­te acep­ta­ble, todo ello a expen­sas de la inte­gri­dad científica».

En otras pala­bras: el capi­ta­lis­mo, las rela­cio­nes de pro­pie­dad pri­va­da, y el Esta­do nacio­nal esta­ble­cen cier­tos pará­me­tros sobre lo que es posi­ble y rea­lis­ta hacer o no. Los intere­ses polí­ti­cos de la cla­se domi­nan­te levan­tan barre­ras que no sólo fre­nan nues­tra capa­ci­dad de pro­du­cir y dis­tri­buir racio­nal­men­te, sino que inclu­so con­ta­mi­nan y para­li­zan el cam­po de la ciencia.

Ander­son continúa:

«Muchos dicen que un cam­bio tan rápi­do y pro­fun­do no es rea­lis­ta – pero es mucho más rea­lis­ta que creer que una socie­dad jus­ta y pro­gre­sis­ta pue­de sobre­vi­vir con 3, 4 o inclu­so 5ºC más de calentamiento.»

Como mar­xis­tas esta­mos de acuer­do con este sen­ti­mien­to. Un futu­ro bri­llan­te bajo el capi­ta­lis­mo es una ilu­sión utó­pi­ca. Sin embar­go, ten­dría­mos que desa­fiar la afir­ma­ción de Ander­son de que actual­men­te tene­mos una «socie­dad jus­ta y pro­gre­sis­ta». La cla­se obre­ra y los pobres del mun­do aún no han expe­ri­men­ta­do tal jus­ti­cia. La trans­for­ma­ción socia­lis­ta de la socie­dad es el úni­co camino rea­lis­ta hacia un futu­ro digno para la huma­ni­dad. La capa­ci­dad tec­no­ló­gi­ca y pro­duc­ti­va de la huma­ni­dad, la fuer­za de la cla­se obre­ra y el calle­jón sin sali­da del capi­ta­lis­mo pro­por­cio­nan las con­di­cio­nes mate­ria­les para su derro­ca­mien­to y para la cons­truc­ción de una eco­no­mía pla­ni­fi­ca­da racio­nal. Esto sen­ta­ría las bases para libe­rar el cam­po de la cien­cia, para abor­dar el cam­bio cli­má­ti­co y los demás males socia­les de la pobre­za, el ham­bre y sus perjuicios.

Como se ha vis­to en el fenó­meno glo­bal de los movi­mien­tos de huel­ga cli­má­ti­ca, la catás­tro­fe cli­má­ti­ca está radi­ca­li­zan­do a la juven­tud en par­ti­cu­lar: en Rusia y en todo el mun­do. Estos jóve­nes estu­dian­tes y tra­ba­ja­do­res deben ser edu­ca­dos en la filo­so­fía revo­lu­cio­na­ria del mar­xis­mo y conec­tar­se con la cla­se obre­ra para lle­var a cabo la tarea his­tó­ri­ca a la que nos enfren­ta­mos. El hie­lo se está derri­tien­do, el tiem­po sigue pasan­do y la cla­se obre­ra se está pre­pa­ran­do para una pode­ro­sa lucha. 

Itu­rria /​Fuen­te

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