Bra­sil. Bol­so­na­ro pade­ce­ría «gri­pe­ci­ta»: dice que tie­ne fie­bre y otros sín­to­mas de Covid-19

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 6 julio 2020

El man­da­ta­rio, de 65 años, ya se hizo un test en el Hos­pi­tal de las Fuer­zas Arma­das y espe­ra el resul­ta­do. Ade­más ya se había hecho una reso­nan­cia mag­né­ti­ca de los pulmones.

El pre­si­den­te de Bra­sil, Jair Bol­so­na­ro, infor­mó que tenía fie­bre y otros sín­to­mas com­pa­ti­bles con el nue­vo coro­na­vi­rus, la enfer­me­dad a la que cali­fi­có en reite­ra­das oca­sio­nes de “gri­pe­ci­ta” y de la que su país es el segun­do con más con­ta­gios y muer­tes en todo el mun­do. Bol­so­na­ro dijo a la tele­vi­so­ra CNN Bra­sil que tenía 38 gra­dos de fie­bre y un alto por­cen­ta­je de oxí­geno en san­gre (96%), ambos sín­to­mas com­pa­ti­bles con los de Covid-19, y que por eso esta­ba toman­do hidro­clo­ro­qui­na, un anti­pa­lú­di­co que él y sus cole­gas de Esta­dos Uni­dos y Nica­ra­gua, Donald Trump y Daniel Orte­ga, defien­den para tra­tar la enfermedad.

El man­da­ta­rio, de 65 años, rela­tó que ya se some­tió a un test en el Hos­pi­tal de las Fuer­zas Arma­das y esta­ba espe­ran­do el resul­ta­do, ade­más de una reso­nan­cia mag­né­ti­ca de los pul­mo­nes que, según él, le dio bien.

El jefe del Esta­do can­ce­ló su agen­da para el res­to de la sema­na, pero ape­nas unas horas antes de infor­mar sobre sus sín­to­mas había salu­da­do a sim­pa­ti­zan­tes en el jar­dín del pala­cio pre­si­den­cial de Pla­nal­to, un hábi­to del diri­gen­te, que esta vez sí usó un barbijo.

Asi­mis­mo, este fin de sema­na Bol­so­na­ro se reu­nió con el emba­ja­dor de Esta­dos Uni­dos en Bra­si­lia, Todd Chap­man, con moti­vo de haber­se con­me­mo­ra­do el sába­do el Día de la Inde­pen­den­cia esta­dou­ni­den­se, y ambos con­ver­sa­ron sin poner­se tapabocas.

En mayo pasa­do, for­za­do por el Supre­mo Tri­bu­nal Fede­ral (STF, cor­te supre­ma), el pre­si­den­te entre­gó a ese orga­nis­mo el resul­ta­do de tres exá­me­nes de coro­na­vi­rus que se había hecho bajo seu­dó­ni­mos, en momen­tos en que cre­cían los rumo­res de un posi­ble contagio.

Según los regis­tros que pre­sen­tó, las tres veces el examen había dado negativo.

Bra­sil es el segun­do país del mun­do con más casos y muer­tos por coro­na­vi­rus, con 1.623.284 con­ta­gios (20.229 en las últi­mas 24 horas) y 65.487 falle­ci­mien­tos (620 en el últi­mo día), infor­mó esta noche el Minis­te­rio de Salud.

En ese con­tex­to, Bol­so­na­ro se con­vir­tió en uno de los prin­ci­pa­les refe­ren­tes inter­na­cio­na­les de los sec­to­res que nie­gan la gra­ve­dad de la pan­de­mia y la efec­ti­vi­dad de las reco­men­da­cio­nes de la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS).

Pre­ci­sa­men­te hoy, más tem­prano, el man­da­ta­rio vetó la ley des­ti­na­da a hacer obli­ga­to­rio el uso de bar­bi­jos en las cár­ce­les, igual que hizo la sema­na pasa­da con la nor­ma que impo­nía esa pre­cau­ción en comer­cios, igle­sias y escue­las, según la agen­cia de noti­cias EFE.

En para­le­lo, la ciu­dad de San Pablo, la más popu­lo­sa y más afec­ta­da por la pan­de­mia con 281.000 casos y 7.600 muer­tes, entró hoy en la ter­ce­ra fase de fle­xi­bi­li­za­ción de las medi­das de ais­la­mien­to con la reaper­tu­ra de bares, res­tau­ran­tes y salo­nes de belle­za, con un pro­to­co­lo que inclu­ye una serie de res­tric­cio­nes y hora­rio de fun­cio­na­mien­to limitados.

El alcal­de de San Pablo, Bruno Covas, aler­tó que esta nue­va fase “no debe con­fun­dir­se con la con­me­mo­ra­ción del fin de la pan­de­mia” y pidió a los pau­lis­tas que evi­ta­ran esce­nas como las de Río de Janei­ro la sema­na pasa­da, cuan­do cien­tos de per­so­nas se aglo­me­ra­ron sin tapa­bo­cas en las vere­das del aco­mo­da­do barrio de Leblon en la pri­me­ra noche de reaper­tu­ra de bares y res­tau­ran­tes de la capi­tal fluminense.

Esas imá­ge­nes coin­ci­die­ron con la deci­sión del gobierno cen­tral de vetar las leyes que orde­na­ban usar tapabocas.

Según el argu­men­to del gobierno, la obli­ga­to­rie­dad del uso de tapa­bo­cas en luga­res cerra­dos y pro­pie­da­des pri­va­dos podría incu­rrir en una “posi­ble vio­la­ción de domi­ci­lio” con­tra­ria a la Constitución.

Sin embar­go, la mayo­ría de las nor­mas veta­das por el man­da­ta­rio en rela­ción con el uso obli­ga­to­rio de tapa­bo­cas esta­ba dedi­ca­da a espa­cios públi­cos o com­par­ti­dos, no vivien­das privadas.

Bra­sil es el segun­do país del mun­do con más casos y muer­tos por la pan­de­mia, sólo supe­ra­do por Esta­dos Uni­dos, que atra­vie­sa tam­bién una cur­va ascen­den­te y en don­de el uso de tapa­bo­cas es igual­men­te un tema de polémica.

Los datos sobre la inci­den­cia del coro­na­vi­rus en el sis­te­ma de pri­sio­nes bra­si­le­ño, uno de los más pobla­dos y haci­na­dos del mun­do, con cer­ca de 750.000 pre­sos, son 5.000 casos con­fir­ma­dos y 70 muertes.

Los vetos de Bol­so­na­ro aho­ra deben ser ana­li­za­dos por el Con­gre­so, que si con­si­gue los votos para alcan­zar una mayo­ría espe­cial podría anularlos.

Pero más allá de lo que suce­da en el Poder Legis­la­ti­vo, el STF esta­ble­ció en medio de la pan­de­mia que los esta­dos y los muni­ci­pios son los que defi­nen las medi­das de pre­ven­ción sani­ta­ria, como cua­ren­te­nas, dis­tan­cia­mien­to social y res­tric­cio­nes de cir­cu­la­ción o acti­vi­dad comer­cial en sus jurisdicciones.

Aun más que en Esta­dos Uni­dos, el uso obli­ga­to­rio de bar­bi­jos ‑y en con­se­cuen­cia el reco­no­ci­mien­to de la gra­ve­dad de la pan­de­mia- se con­vir­tió en Bra­sil en una cues­tión cen­tral de la pro­fun­da cri­sis polí­ti­ca que atra­vie­sa el país.

El mes pasa­do, un juez fede­ral dic­ta­mi­nó que Bol­so­na­ro tenía que usar un tapa­bo­ca siem­pre que estu­vie­ra en públi­co, pero un tri­bu­nal de segun­da ins­tan­cia anu­ló esa deci­sión tras un recur­so de la Abo­ga­cía Gene­ral de la Unión, que repre­sen­ta los intere­ses del Esta­do brasileño.

Bol­so­na­ro, quien en mayo insis­tió con la defen­sa del con­su­mo de la clo­ro­qui­na, apues­ta aho­ra por la vacu­na con­tra el coro­na­vi­rus y tie­ne entre manos los ensa­yos de dos de ellas, una desa­rro­lla­da por la Uni­ver­si­dad de Oxford y la otra por el labo­ra­to­rio chino Sino­vac, esta últi­ma coor­di­na­da por el cen­tro de inves­ti­ga­ción Ins­ti­tu­to Butan­tan de San Pablo, que pre­ten­de ser tes­ta­da en 9.000 volun­ta­rios, todos ellos pro­fe­sio­na­les de salud, a par­tir del pró­xi­mo 20 de julio en seis esta­dos del país.

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