Argen­ti­na. El pasa­do ace­cha, el hoy due­le y el futuro…

Por Juan Guahán, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 12 julio 2020

El pasa­do vuel­ve al esce­na­rio: la deu­da –entre otras cues­tio­nes- lo trae. Pero la pes­te lle­gan­do al “pico” due­le de dife­ren­tes mane­ras. Hacia ade­lan­te el futu­ro es un enig­ma, con los pro­ble­mas eco­nó­mi­cos y la cri­sis social a la cabe­za. En Cis­jor­da­nia se está con­su­man­do otro atro­pe­llo israelí.

Gran par­te del ofi­cia­lis­mo tie­ne la impre­sión que el coro­na­vi­rus lle­gó o está lle­gan­do, entre noso­tros, al “pico” de su desa­rro­llo. De cum­plir­se tales pre­vi­sio­nes debe­ría­mos reco­rrer una mese­ta con estos núme­ros bra­vos y lue­go comen­za­ría el des­cen­so de los mis­mos. Pen­san­do en ese momen­to las cues­tio­nes eco­nó­mi­co-socia­les apa­re­cen con mayor peso.

EL RETORNO DEL PASADO

Mien­tras tan­to el gobierno sufre con el pasa­do que, una y otra vez, vuel­ve al esce­na­rio. La reali­dad se ase­me­ja al tan­go que nos avi­sa: “el vie­jo pasa­do, vuel­ve a retor­nar…” Aho­ra lo está hacien­do con el tema his­tó­ri­co de la deu­da y el lega­do de una sal­va­je des­truc­ción eco­nó­mi­ca y social pro­duc­to de 4 años de macris­mo. A esos malos recuer­dos se le agre­gó, en estos días, el bru­tal cri­men come­ti­do con­tra un ex secre­ta­rio de Cristina.

La deu­da eter­na sigue ahor­can­do a los argen­ti­nos, tal como des­de hace déca­das vie­ne ocu­rrien­do. En esta sema­na, las mayo­res nove­da­des fue­ron que la jus­ti­cia de Nue­va York nos orde­nó pagar 224 millo­nes de dóla­res por vie­jos recla­mos. Al mis­mo tiem­po pre­sen­ta­mos una nue­va ofer­ta para el can­je de bonos. Allí, a quie­nes dicen que les debe­mos, les ofre­ci­mos pagar unos 11,5 mil millo­nes de dóla­res por enci­ma de la pri­me­ra ofer­ta. Pare­ce que la actual pro­pues­ta es bas­tan­te más ten­ta­do­ra y entre­guis­ta, has­ta tal pun­to que Nicky Capu­to ‑el finan­cis­ta “her­mano de la vida” de Mau­ri­cio Macri- la ava­ló, al igual que la Aso­cia­ción Argen­ti­na de Ban­cos. No obs­tan­te ello el comi­té ad hoc que enca­be­zan Blac­kRock y Exchan­ge Bondhol­der, los mayo­res acree­do­res y tene­do­res de un ter­cio de los 65 mil millo­nes recla­ma­dos, mani­fes­ta­ron su des­acuer­do con la men­cio­na­da ofer­ta mien­tras con­ti­núan las negociaciones.

Es pro­ba­ble que haya otra ofer­ta aún mejor (para los acree­do­res) y que ella sea acep­ta­da. En estas nego­cia­cio­nes no hay ni una pala­bra acer­ca de la inves­ti­ga­ción sobre la lega­li­dad de lo recla­ma­do. De este modo, le damos legi­ti­mi­dad a sus recla­mos y vol­ve­mos a la cale­si­ta de siem­pre: Arre­glo; impo­si­bi­li­dad de pago; nue­vo arre­glo y así segui­mos… con el agre­ga­do que cada vez la sobe­ra­nía es menor y la situa­ción de nues­tro pue­blo peor. 

En este mar­co se pro­du­jo el cri­men de Cala­fa­te. Des­de la opo­si­ción tra­je­ron al pre­sen­te ‑con poco deco­ro- los víncu­los que tuvo la víc­ti­ma con Cris­ti­na. Lo que sí pare­ce pró­xi­mo a la reali­dad es que se tra­tó de un inten­to de extor­sión eco­nó­mi­ca sobre bie­nes cuya pro­ce­den­cia está rela­cio­na­da con la fun­ción que tuvo el ase­si­na­do como fun­cio­na­rio esta­tal. De todos modos es rigu­ro­sa­men­te cier­to que a las auto­ri­da­des del gobierno nacio­nal no les sir­ve que ese tema, con los “Cua­der­nos” y denun­cias de por medio, vuel­va a estar en la agen­da diaria. 

LA DURA REALIDAD ACTUAL

Si las peo­res caras del pasa­do ‑con sus tris­tes ves­ti­gios- vuel­ven apa­re­cer en la vida coti­dia­na de este pre­sen­te, car­ga­do de pan­de­mia, el hoy no apa­re­ce más feliz.

Entre los que dicen saber cir­cu­lan dos ideas. Una –en la que todos esta­mos espe­ran­za­dos- sos­tie­ne que vamos tran­si­tan­do o entran­do en el “pico” del COVID-19, otros afir­man que aún fal­tan algu­nas sema­nas para lle­gar a ese pun­to. Sobre esto, en los des­pa­chos ofi­cia­les cir­cu­lan dos inte­rro­gan­tes: Uno de ellos radi­ca en la situa­ción del per­so­nal sani­ta­rio. Los datos públi­cos sobre el con­ta­gio del mis­mo son con­tra­dic­to­rios. Al cum­plir­se los pri­me­ros dos meses supe­ra­ba el 15%. Esa ten­den­cia uni­da a cier­tas falen­cias en la pro­vi­sión de la nece­sa­ria segu­ri­dad afec­tó, en algu­nos casos, a dicho ser­vi­cio. Urgen­tes ingre­sos, rápi­das capa­ci­ta­cio­nes y la reasig­na­ción de recur­sos está logran­do evi­tar que esta situa­ción deri­ve en gra­ves défi­cits. Otro deba­te gira sobre la mejor for­ma de con­ti­nuar con el tra­ta­mien­to de este mal, en ese tema casi todos noso­tros tene­mos una opi­nión. Cuan­do este ciclo haya cul­mi­na­do y sepa­mos algu­nos efec­tos de otras enfer­me­da­des y de estos encie­rros la eva­lua­ción podrá ser más com­ple­ta y equilibrada.

EL FUTURO Y LAS PREOCUPACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES

El hecho que la nego­cia­ción por el can­je de bonos de la deu­da esté en su eta­pa final y que el COVID 19 esté madu­ran­do va dejan­do en el podio de las preo­cu­pa­cio­nes a las cues­tio­nes eco­nó­mi­cas y sociales.

Ese es el futu­ro que, en este segun­do semes­tre del año, ten­drá esos temas en el medio de su agenda.

Vis­to des­de la ópti­ca social es muy pro­ba­ble que éste sea un perío­do de alta con­flic­ti­vi­dad. Rene­go­cia­da la deu­da y supe­ra­dos los aspec­tos más duros de la pan­de­mia aflo­ra­rán las cues­tio­nes que estu­vie­ron rele­ga­das tan­to en la aten­ción del gobierno como en el recla­mo popular.

Este emer­ger es pro­ba­ble que mues­tre a una socie­dad trans­cu­rrien­do la peor cri­sis de su his­to­ria. De ello, en par­te ‑solo en parte‑, es res­pon­sa­ble la pan­de­mia que esta­mos vivien­do. El res­to tie­ne que ver con la acti­tud de la mayo­ría de nues­tra cla­se diri­gen­te que ha con­du­ci­do los des­ti­nos de este país en los 37 años de lo que se cono­ce como “vida demo­crá­ti­ca”, sin dar solu­cio­nes a los pro­ble­mas de fondo.

De todos modos el gobierno comen­zó a dise­ñar algu­nas deci­sio­nes para que negro futu­ro no sea tan oscuro.

Las pri­me­ras medi­das que ya se aso­man tie­nen que ver con dos cues­tio­nes cen­tra­les: Mora­to­rias e inversiones.

Algu­nos datos sobre la eco­no­mía fami­liar gene­ran preo­cu­pa­ción. Se sabe que cer­ca del 90% de los hoga­res están endeu­da­dos y las deu­das fami­lia­res no ban­ca­rias cre­cie­ron, en los últi­mos 3 meses, un 16%. A estos datos se les debe agre­gar la preo­cu­pa­ción exis­ten­te ante el ries­go de que­dar­se sin empleo, con la con­si­guien­te pér­di­da o reduc­ción del ingre­so familiar.

Des­de el gobierno espe­ran que el aflo­ja­mien­to de esta pan­de­mia, con la posi­ble reanu­da­ción de algu­nas acti­vi­da­des y el arre­glo con nues­tros acree­do­res gene­ren las con­di­cio­nes para una mejo­ría en la situa­ción. Esa “mejo­ría” pue­de tener en las inver­sio­nes en obras públi­cas y pri­va­das un fuer­te pun­to de arran­que. La tran­si­ción des­de esta horri­ble situa­ción, has­ta que esas mejo­ras pue­dan lle­gar al bol­si­llo de los millo­nes, el gobierno la pien­sa cubrir con el Ingre­so Fami­liar de Emer­gen­cia (IFE) del que ya se ha paga­do su segun­da cuo­ta y pre­pa­ran la ter­ce­ra. Esa ayu­da (de $ 10 mil por cada entre­ga) está evi­tan­do que ingre­sen a la pobre­za o indi­gen­cia una masa de más de 2,5 millo­nes de com­pa­trio­tas. Los bene­fi­cia­rios del IFE suman cer­ca de 9 millo­nes de per­so­nas, que viven de chan­gas o care­cen de cual­quier otra cobertura.

Con una amplia mora­to­ria impo­si­ti­va el gobierno espe­ra ayu­dar a poner en mar­cha la eco­no­mía. Está en el Par­la­men­to la Ley que lo con­tem­pla. Sobre algu­nas de sus polé­mi­cas cláu­su­las vol­ve­re­mos cuan­do se con­cre­te su debate. 

Itu­rria /​Fuen­te

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