Eus­kal Herria. Cul­tu­ra. Mikel Kaza­lis: «Que­re­mos rei­vin­di­car en los con­cier­tos la impor­tan­cia de sen­tir­se vivo».

Por Aitor Biain. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 de junio de 2020 

Mikel Kaza­lis (Zarautz, Gipuz­koa, 1968), músi­co vas­co con un exten­so reco­rri­do cuen­ta, en esta entre­vis­ta publi­ca­da en Berria, los desa­fíos que plan­tea la vida, la muer­te y la nece­si­dad de seguir para ade­lan­te, fren­te a todos los obstáculos. 

Pie­za fun­da­men­tal en dos de los gran­des pro­yec­tos musi­ca­les que parió Eus­kal Herria (Negu Gorriak y Kuraia), Kaza­lis lle­va el alias con mucho orgu­llo detrás de su nom­bre y no es para menos, ya que Anes­te­sia, es el gru­po de su vida.

El 2019 comen­zó con fuer­za para Anes­te­sia, con­cen­tra­dos en la gira de con­cier­tos para cele­brar los 25 años del pri­mer dis­co de la ban­da (Gorro­toa­ren ahot­sa, trad: La voz del odio). «Está­ba­mos más fuer­tes que nun­ca y la gira era muy espe­cial. Para mucha gen­te es un dis­co muy que­ri­do y así lo sen­ti­mos noso­tros tam­bién». No fue­ron muchos con­cier­tos, pero obtu­vie­ron una res­pues­ta impre­sio­nan­te. «Lle­na­mos en todas las fechas pro­gra­ma­das, y no está­ba­mos acos­tum­bra­dos a eso». 

Pero, cuan­do mejor esta­ban las cosas, ines­pe­ran­da­men­te vino el gol­pe, en for­ma de un tumor en la gar­gaan­ta del tama­ño de una man­da­ri­na. «Me diag­nos­ti­ca­ron cán­cer al mes de ter­mi­nar la gira. Y ade­más, el tumor esta­ba muy avan­za­do». Inme­dia­ta­men­te comen­zó el tra­ta­mien­to y «el infierno». Ade­más, cuan­do se encon­tra­ba en el momen­to más difí­cil reci­bió la noti­cia de la muer­te de su ami­go y ex com­pa­ñe­ro en Negu Gorriak, Iñi­go Mugu­ru­za. «Fue otro gol­pe muy duro». 

Habien­do pasa­do los momen­tos más difí­ci­les , Mikel habla en posi­ti­vo y se mues­tra con ganas de vol­ver a los con­cier­tos. El pró­xi­mo 31 de octu­bre, con­cre­ta­men­te, fecha en la que está pre­vis­ta el regre­so de Anes­te­sia en un coc­nier­to orga­ni­za­do en la loca­li­dad de Ata­rra­bia (Nafa­rroa).

-Qué tal estás?

-Bien. La ver­dad es que el tra­ta­mien­do ha dado bue­nos resul­ta­dos. Duran­te dos meses reci­bí qui­mio y radio dia­ria­men­te, y fue muy duro. Pero en los últi­mos aná­li­sis y prue­bas el médi­co me dió las mejo­res noti­cias que podía espe­rar: el tumor ha des­apa­re­ci­do, casi casi un mila­gro, para decir­lo de algu­na for­ma. Ten­go algu­nas «hue­llas», ya que nun­ca vuel­ve a ser como antes.

-Por lo tan­to no has podi­do cerrar ese capítulo?

‑No, ni tam­po­co sé si se cerra­rá algu­na vez. Hay que con­tro­lar­lo, así como apa­re­ció, pue­de apa­re­cer de nue­vo. Aho­ra, ten­go que cui­dar­me y rea­li­zar aná­li­sis cada tres meses. Pero sí, la ver­dad, es que el 2019 fue un año muy duro para mí.

-Y como si fue­ra poco, la vida te dio otro fuer­te gol­pe. Como reci­bis­te la muer­te de Iñi­go Muguruza?

-Lo de Iñi­go fue.. casi me des­tru­ye. Me aga­rró en un momen­to muy débil en el que salía del tra­ta­mien­to, pero seguía con pro­ble­mas, y de repen­te vino eso. Le pre­gun­té a la vida: Y aho­ra por­qué esto. Fue otra prue­ba muy dura para mí. A iñi­go lo que­ría mucho, com­par­ti­mos muchí­si­mas expe­rien­cias inol­vi­da­bles, y no solo rela­cio­na­das con la músi­ca, en el plano per­so­nal sobre todo lo qui­se mucho. Era una per­so­na muy sen­si­ble y muy inte­li­gen­te, muy valio­so. Y de repen­te ente­rar­me de su falle­ci­mien­to fue demoledor.

-«Gora bizitza» (Se pue­de tra­du­cir como «Aguan­te la vida», gri­to de fuer­za y futu­ro) es uno de tus lemas actual­men­te. Es un men­sa­je con una cla­ra car­ga positiva.

-Si, es curio­so, pero en este tipo de situa­cio­nes vemos que somos capa­ces de sacar toda la fuer­za que tene­mos den­tro. Nun­ca pode­mos saber como res­pon­de­re­mos en una situa­ción de este tipo, pero es muy posi­ble ten­der a pen­sar en nega­ti­vo. En mi caso, en con­cre­to, el día que reci­bí el diag­nós­ti­co, des­pués de la sor­pre­sa ini­cial, lo úni­co que pen­sé es que tenía que hacer lo posi­ble para salir ade­lan­te, por suer­te no me fui para aba­jo, no lle­gué a depri­mir­me. Y a decir ver­dad, has­ta me sor­pren­dió a mi mis­mo la fuer­za y la tran­qui­li­dad que tenía aden­tro, ya que has­ta ese momen­to no era cons­cien­te que las tenía.

-El posi­ti­vis­mo se lle­va bien con el rock?

-No lo sé. Eso es según la per­so­na­li­dad de cada uno. Para mí el rock es una herra­mien­ta de expre­sión, pero qui­zás ese lema («Gora bizitza») uni­fi­ca mi acti­tud y mi iden­ti­dad en este momento.

-Todo lo suce­di­do el año pasa­do te sir­vió para poder mirar hacia atrás?

-Si, por supues­to. Este tipo de situa­cio­nes duras te obli­gan a mirar hacia atrás y a refle­xio­nar acer­ca de en qué acer­tas­te y en qué no, o si es nece­sa­rio cam­biar algo en el camino. Sen­tir a la muer­te cer­ca vale para inten­tar apren­der a vivir mejor, o por lo menos para poder seguir aprendiendo.

-Le dedi­cas­te más de media vida a la músi­ca. Ha sido par­te de tu reflexión?

-La ver­dad es que con la dura reali­dad de la enfer­me­dad, estu­ve muy des­co­nec­ta­do de la músi­ca. No aga­rra­ba nun­ca la gui­ta­rra, y el haber esta­do tan ale­ja­do de ese mun­do duran­te unos meses me hizo cam­biar la mira­da. Cada tan­to mira­ba un dis­co nues­tro, un repor­ta­je, una entre­vis­ta, un poster… y sen­tía que no era yo el que esta­ba ahí. Me ale­ja­ba de aquel que era, ya no era Mikel Anes­te­sia, era solo una per­so­na que que­ría salir vivo de ese agu­je­ro. Cam­bian abrup­ta­men­te los conceptos.

-Con­se­guis­te «recon­ci­liar­te» con Mikel Anestesia?

-Poco a poco, sí, y para mi sor­pre­sa una de las cla­ves fue el con­cier­to de home­na­je que le hici­mos a Iñi­go Mugu­ru­za (en el Kafe Antzo­kia de Bil­bo). En ese momen­to lle­va­ba un año sin tocar la gui­ta­rra y unos diez sin tocar el bajo. Cuan­do vinie­ron los com­pa­ñe­ros a pro­po­ner­me­lo ellos pen­sa­ban que yo no podría o que no esta­ba para para poder par­ti­ci­par, ya que sabían que me encon­tra­ba muy débil y enfer­mo. Pero les dije que sí. Y empe­za­mos a ensa­yar y a tocar de nue­vo can­cio­nes que tie­nen más de vien­te años, e inme­dia­ta­men­te me dí cuen­ta que era capaz y que esta­ba dis­fru­tan­do. Es duro decir­lo, pero gra­cias a Iñi­go con­se­guí acer­car­me nue­va­men­te a la músi­ca. Lo que le pasó a él me dio la fuer­za para poner­me en marcha.

-La fuer­za vino de la mano de Anes­te­sia. ¿Cúan­do reto­ma­ron los ensayos?

-Tras supe­rar la enfer­me­dad, reto­ma­mos los ensa­yos con Anes­te­sia con la inten­ción de hacer algo más. En la tra­yec­to­ria del gru­po siem­pre ha habi­do pau­sas y cuan­do vol­vía­mos, nor­mal­men­te era para sacar y pre­sen­tar un dis­co. En este caso, por el con­tra­rio, des­pués de haber esta­do tan­tos meses en el agu­je­ro, no me veía capaz a mí mis­mo para sacar un nue­vo dis­co. Empe­za­mos a ensa­yar solo para poder vol­ver a sen­tir qué era eso de estar jun­tos, y ha sido mara­vi­llo­so. Des­de ese sen­ti­mien­to sur­gió la idea de hacer una peque­ña gira, pero aho­ra sin la excu­sa de un dis­co nue­vo. Que­re­mos cele­brar la vida sim­ple­men­te. Que­re­mos rei­vin­di­car el resur­gir de las ceni­zas y el vol­ver a volar.

-¿Por eso la gira se lla­ma «Fenix Tour»?

-Así es. En la vida me he encon­tra­do en más de una oca­sión entre las ceni­zas, y he con­se­gui­do salir ade­lan­te, pero una situa­ción tan dura como esta, no la he vivi­do nun­ca. Para mí, este es un momen­to muy espe­cial, y como soy capaz de vol­ver a subir­me a un esce­na­rio, con los con­cier­tos que­re­mos rei­vin­di­car el sen­tir­nos vivos. Quie­ro gri­tar bien fuer­te: Acá estoy, vivo y lis­to para tocar la guitarra.

-Han teni­do que pos­ter­gar los con­cier­tos. ¿Cómo va a ser la gira?

-De repen­te nos vimos afec­ta­dos por otra enfer­me­dad, el coro­na­vi­rus. Y como a todos, a noso­tros tam­bién nos aga­rró de impre­vis­to, ya que nues­tra inten­ción era empe­zar la gira en mayo y ter­mi­nar­la en diciem­bre. Aho­ra, no pode­mos saber qué va a pasar en los pró­xi­mos meses. Algu­nos con­cier­tos esta­moss repro­gra­man­do y orga­ni­zan­do, pero son muchas las tra­bas para poder orga­ni­zar algo. Por lo pron­to hemos pro­gra­ma­do comen­zar la gira en octu­bre de este año, pero cla­ro, tam­po­co pode­mos dar­lo por segu­ro. De momen­to, tene­mos anun­cia­dos cin­co con­cier­tos, pero deja­mos la puer­ta abier­ta a más y lo ire­mos deci­dien­do en fun­ción de la situa­ción general.

-¿En que pun­to se encuen­tra el grupo?

-Es un momen­to espe­cial tam­bién para Anes­te­sia. Nun­ca hemos sido musi­cos pro­fe­sio­na­les, pero ade­más des­pués de todo lo que pasa­mos, tenía­mos muchas dudas en el futu­ro de la ban­da, ya que nadie, ni yo mis­mo, sabía cómo sal­dría de la enfer­me­dad- Cuan­do reto­ma­mos, todos sen­ti­mos una ilu­sión espe­cial y a ella nos afe­rra­mos. Vol­vi­mos a dis­fru­tar y a redes­cu­brir que está­ba­mos muy satis­fe­chos con la ener­gía de nues­tro soni­do. Es una sen­sa­ción impre­sio­nan­te, que me emo­cio­na pro­fun­da­men­te, y es otro de los moti­vos para poder sen­tir­nos vivos.

-En esa mira­da hacia ade­lan­te, tie­ne inten­ción de publi­car algún tra­ba­jo nuevo?

-Si, ganas no nos fal­tan. Los dis­cos siem­pre han diso la gaso­li­na del gru­po. Cada vez que publi­ca­mos un dis­co, girá­ba­mos dos o tres años, antes de hacer una pau­sa. A veces la pau­sa ha sido mas cor­ta y en otras oca­sio­nes más lar­ga, pero final­men­te siem­pre hemos teni­do que crear para poder seguir dis­fru­tan­do. En los últi­mos años, las para­das o pau­sas han sido más lar­ga que lo habi­tual, pero creo que eso es nor­mal tam­bién ya que somos un gru­po con más de 32 años de reco­rri­do. Siem­pre que tuvi­mos algo ver­da­de­ro, se lo hemos ofre­ci­do a nuestr@s segui­do­res. Es posi­ble que nos meta­mos en el local y comen­ce­mos a com­po­ner, pero por aho­ra, esta­mos tran­qui­los y vamos despacio.

-¿Para que un gru­po dure más de 30 años, son indis­pen­sa­bles esos «des­can­sos»?

-En nues­tro caso, sí. Obvia­men­te, no sé para cada gru­po, pero en nues­tro caso las valo­ra­mos muy posi­ti­va­men­te. Nos sir­vie­ron para hacer­le fren­te a la iner­cia, a poder hacer las cosas cuán­do y como que­ría­mos. Poder hacer eso es un lujo.

-¿Para lle­gar a don­de están aho­ra, el gru­po ha teni­do que dejar algo en el camino?

-Diría que no. Hici­mos las cosas a nues­tro modo, nun­ca nos con­di­cio­nó nadie. Empe­za­mos con Esan Ozen­ki, pero no era una dis­co­grá­fi­ca «nor­mal», era una dis­co­grá­fi­ca libre, que le per­mi­tía al artis­ta una total liber­tad de expre­sión. Nun­ca sen­ti­mos nin­gún tipo de pre­sión de ese tipo, y siem­pre hemos hecho las cosas a nues­tro modo.

-Anes­te­sia tie­ne segui­do­res muy fie­les. ¿Es una de las razo­nes para seguir?

-Por supues­to. Hemos hecho pau­sas bas­tan­te lar­gas, y era muy posi­ble per­der segui­do­res en el camino. Sin embar­go, en nues­tro caso ha suce­di­do lo con­tra­rio. Aho­ra tene­mos muchos más segui­do­res que en su tiem­po, y muchos de ellos son jóve­nes que dis­fru­tan en nues­tros con­cier­tos. Hay un pun­to de nos­tal­gia con la músi­ca de la déca­da de los 80´s, y eso ha atraí­do a las nue­vas gene­ra­cio­nes. En el últi­mo tiem­po nues­tro públi­co no ha hecho más que crecer.

-¿En cuan­to a la crea­ción, te sen­tís fuerte?

-Diría que sí. En estos últi­mos años estoy impli­ca­do en otro pro­yec­to. He com­pues­to otro tipo de can­cio­nes que para Anes­te­sia no son váli­das o no son apro­pia­das. He inten­ta­do crear can­cio­nes en otras cla­ves: fuer­tes, con peso, tran­qui­las, meló­di­cas. Ten­go unas cuan­tas ideas en la cabe­za. Por aho­ra es bas­tan­te expe­ri­men­tal y no tie­nen un gru­po for­ma­do para ellas. Con vari@s amig@s tene­mos un ida y vuel­ta cons­tan­te y siem­pre están las ganas de hacer cosas junt@s, pero por aho­ra no hay nada con­cre­to. Es un pro­yec­to que me gene­ra ilu­sión. De todas for­mas, cada tan­to tam­bién hago can­cio­nes para Anes­te­sia. No sé por dón­de segui­rá el gru­po, pero ideas sobran.

-Anes­te­sia se ha carac­te­ri­za­do por la fide­li­dad con el Trash Metal, pero siem­pre man­te­nien­do un soni­do de gui­ta­rra muy pro­pio. Tuvis­te la ten­ta­ción de salir de ese soni­do en bús­que­da de otros?

-La ver­dad es que no. Es una de las carac­te­rís­ti­cas del soni­do de Anes­te­sia. El gru­po sur­gió de un modo bas­tan­te natu­ral y siem­pre dije que lo for­ma­mos a par­tir del soni­do. Todo empe­zó cuan­do un día enchu­fé la gui­ta­rra en el ampli­fi­ca­dor del bajo, y con ese pun­to de par­ti­da fija­mos nues­tro soni­do pro­pio. Por eso siem­pre digo medio en bro­ma, que cuan­do se rom­pa mi ampli­fi­ca­dor ten­dre­mos que ter­mi­nar con Anestesia.

-Han pasa­do cin­co años des­de que publi­ca­ron el últi­mo tra­ba­jo (Zir­ku­lu­tik espi­ra­le­ra, 2015). En ese momen­to dijis­te que era un regre­so a los ini­cios. Te gus­ta­ría seguir por ese camino?

-No lo tene­mos muy cla­ro. Nos gus­ta expe­ri­men­tar y gene­rar cam­bios dis­co a dis­co y por eso, has­ta cier­to pun­to, hace­mos los des­can­sos perió­di­cos. Segu­ra­men­te, algun@s no nos van a creer, y les pare­ce­rá que hace­mos el mis­mo rui­do de siem­pre, pero l@s que cono­cen bien al gru­po valo­ran y reco­no­cen los cam­bios. Los últi­mos dos dis­cos (Tera­pia, 2006 y Zir­ku­lu­tik espi­ra­le­ra, 2015) los gra­bé yo mis­mo, y aun­que son bas­tan­te dife­ren­tes, pue­do decir que se acer­can bas­tan­te al soni­do que debe­ría tener Anes­te­sia. ¿Cómo será el siguien­te? ¡Quién sabe!

Antes men­cio­nas­te el estu­dio. La cri­sis gene­ra­da por la pan­de­ma afec­tó la acti­vi­dad de tu estu­dio (Fide­le­nea, en Zarautz)? En qué estás trabajando?

-El estu­dio lle­va más de 20 años, y efec­ti­va­men­te, antes tenía bas­tan­te más tra­ba­jo que hoy en día. Hay más estu­dios peque­ños, y eso influ­ye. En este últi­mo tiem­po he tra­ba­ja­do poco. He pasa­do años gra­ban­do a un gru­po tras de otro, pero aho­ra me lo tomo más tran­qui­lo en cuan­to a la car­ga de tra­ba­jo. Aho­ra, estoy tra­ba­jan­do en un dis­co de ber­tso­la­ris (impro­vi­sa­roes ora­les en eus­ke­ra) y me encuen­tro muy a gus­to por­que soy afi­cio­na­do del ber­tso­la­ris­mo. Pero, por lo demás, en lo que res­pec­ta a los gru­pos de rock, lamen­ta­ble­men­te, la acti­vi­dad se ha dete­ni­do bastante.

-¿Crees que la cri­sis pro­du­ci­da por la pan­de­mia ser­vi­rá para refle­xio­nar sobre el valor de la cultura?

-Lo que la gen­te de la cul­tu­ra ha hecho es pedir­le al res­to de la socie­dad que no se olvi­den de ell@s. En estas situa­cio­nes, las prio­ri­da­des van des­ti­na­das a otras cosas. Y, cui­da­do con esto, por­que se le ha dado más prio­ri­dad a poder estar en una taber­na que a poder prac­ti­car depor­tes, por nom­brar un ejem­plo. Ha habi­do medi­das raras, y por supues­to, la cul­tu­ra no es una prio­ri­dad para los gober­nan­tes, ir a la taber­na sí, pero ir a un con­cier­to no. Noso­tros vivi­mos de los con­cier­tos y por aho­ra eso es algo que está muy en cues­tión y no sabe­mos cómo va a ser de aquí en ade­lan­te en lo que res­pec­ta al afo­ro, a las medi­das de segu­ri­dad, etc. La situa­ción es muy rara y difí­cil para tod@s.

Artícu­lo ori­gi­nal publi­ca­do en Berria

Tra­duc­ción: Fakun Aznarez

Itu­rria /​Fuen­te

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