Argen­ti­na. Habla una mili­tan­te barrial: «Para noso­tros el virus sigue sien­do el hambre»

Por Car­los Azná­rez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 junio 2020

Se lla­ma Cari­na Peral­ta y des­de hace tiem­po mili­ta jun­to a otras com­pa­ñe­ras y com­pa­ñe­ros en un barrio muy humil­de del Gran Bue­nos Aires. Sabe mejor que muchos fun­cio­na­rios cuan­to cues­ta sobre­vi­vir a las difi­cul­ta­des y las caren­cias que exis­ten en los terri­to­rios. Antes de la pan­de­mia y los con­fi­na­mien­tos y mucho más pro­nun­cia­das en la actua­li­dad. Como mili­tan­te de una orga­ni­za­ción social y polí­ti­ca, en este caso la OLP-Resis­tir y Luchar, Cari lucha por una socie­dad dife­ren­te don­de los y las jóve­nes, los y las niñas pue­dan aspi­rar a un futu­ro que los inte­gre y no que los viva expul­san­do. Con ella habla­mos a fon­do y estas son sus refle­xio­nes, crí­ti­cas con el sis­te­ma y agu­das en cuan­to a denun­ciar un esta­do de cosas que sue­len ocultarse.

  • Que­re­mos des­en­tra­ñar como se mili­ta actual­men­te en los barrios y, sobre todo, en los más humil­des, don­de la gen­te está gol­pea­da por la cri­sis, por la fal­ta de tra­ba­jo, por el ham­bre. Con­ta­nos un poqui­to don­de mili­tas, en que barrio, y cómo está la cosa allí, cómo pode­mos trans­mi­tír­le a los lec­to­res y lec­to­ras qué es ser una mili­tan­te social barrial en este año 2020. 
  • -Estoy en Flo­ren­cio Vare­la, que es el segun­do dis­tri­to más pobre del Conur­bano. Esta­mos en un barrio que que­da al fon­do de lo que es Vare­la, que se fun­dó hace 30 años, que está total­men­te olvi­da­do de las polí­ti­cas públi­cas. En esta épo­ca de con­fi­na­mien­to obli­ga­to­rio se nos está hacien­do muy difí­cil, la cri­sis cada vez va más en aumen­to, la des­ocu­pa­ción tam­bién. Noso­tras el labu­ro que tene­mos más inten­so es refe­ri­do a las infan­cias en ese barrio. Debi­do a que nues­tro espa­cio tie­ne que estar aho­ra cerra­do los pibes la están pasan­do muy mal en todo sen­ti­do, a nivel eco­nó­mi­co, edu­ca­ti­vo, social. Cla­ra­men­te, al tener los padres y las madres sin labu­ro se difi­cul­ta un mon­tón seguir sobre­vi­vien­do. Noso­tras man­te­ne­mos el espa­cio abier­to para hacer ollas popu­la­res y la merien­da de todos los días y poder sobre­lle­var esta situa­ción, no es mucho el apor­te que se pue­de hacer por­que la cri­sis es muy profunda. 

-A pesar de lo difí­cil de la coyun­tu­ra logran arma espa­cios de con­ten­ción para los y las vecinas?

-Lamen­ta­ble­men­te, en la actua­li­dad tene­mos que aco­mo­dar­nos al con­tex­to que se vive, si bien pode­mos man­te­ner este tra­ba­jo, nos difi­cul­ta un mon­tón poder seguir dán­do­le con­ten­ción a los pibes al no poder tener el espa­cio abier­to y ellos mis­mos mani­fies­tan de que no dan más, de que están super abu­rri­dos, nos insis­ten en que tene­mos que abrir el meren­de­ro, el espa­cio, pero cómo le podes expli­car que no se pue­de, que ese lugar que es tan impor­tan­te para ellos tie­ne que estar cerra­do debi­do a esta situa­ción. No tie­nen nin­gún tipo de recrea­ción, si se quie­re decir de esa for­ma, noso­tras, por lo menos en lo que va del tiem­po que esta­mos mili­tan­do allí, pudi­mos tomar una can­chi­ta a don­de los pibes pue­dan ir a jugar, por­que es un barrio que está total­men­te olvi­da­do, no hay cloa­cas, no hay ilu­mi­na­ción, las con­di­cio­nes de vivien­das son total­men­te pre­ca­rias, son fami­lias ente­ras que viven en una casi­lla, y el Esta­do está total­men­te ausen­te. Lo úni­co que reci­bi­mos son miga­jas, por­que la mer­ca­de­ría que nos man­dan ni siquie­ra sir­ve para poder ofre­cer­les una bue­na ali­men­ta­ción, es más, ni siquie­ra nos man­dan yer­ba como para poder hacer un mate coci­do, el tema de la leche lo mis­mo, a veces tene­mos agua, a veces no.
Vamos pilo­tean­do la situa­ción, enten­de­mos muy bien de que la úni­ca sali­da que nos que­da es orga­ni­zar­nos y seguir luchan­do, seguir exi­gién­do­le al Esta­do y al gobierno de turno que de estas injus­ti­cias se hagan car­go por­que las úni­cas que pone­mos el cuer­po ahí somos noso­tras, somos las doñas que, lamen­ta­ble­men­te, hoy en día están cobran­do un sala­rio de 8.500 pesos, cuan­do para no ser pobre tenes que tener míni­mo 60.000 pesos. Ni siquie­ra son pobres, son per­so­nas total­men­te en la indi­gen­cia, si los vemos des­de ese lado, y con esta eta­pa de cua­ren­te­na obli­ga­to­ria no pue­den labu­rar por­que son todos tra­ba­jos de sub­sis­ten­cia, el salir a cor­tar el pas­to, lim­piar casas, armar las ferias en los barrios para poder ven­der ropa. Toda esa acti­vi­dad está total­men­te sus­pen­di­da y, la ver­dad, que cada vez se nos difi­cul­ta mucho poder lle­var a cabo nues­tra tarea mili­tan­te, esta­mos hacien­do una tarea social por­que es nece­sa­ria, pero, la ver­dad, que está muy difí­cil la situa­ción y a eso le tene­mos que sumar un mon­tón de pro­ble­má­ti­cas que ya nom­bré.
Noso­tras todos los sábados,domingos y feria­dos tene­mos un patru­lle­ro en la esqui­na vigi­lán­do­nos, y esa es la reali­dad de la mayo­ría de los barrios, la mili­ta­ri­za­ción de los terri­to­rios, que nos están hos­ti­gan­do, vigi­lan­do cons­tan­te­men­te. Vemos el caso de Facun­do Escal­zo en el Bajo Flo­res y esa es una reali­dad que se ve coti­dia­na­men­te en las barria­das, esa es la res­pues­ta que reci­bi­mos por par­te del Esta­do que es más repre­sión, el vigi­lar­nos, el con­tro­lar­nos. Pero, refe­ri­do a poder reci­bir algún tipo de asis­ten­cia, esa tarea la segui­mos hacien­do las muje­res de los barrios. 

-Estás hablan­do de las doñas, de las muje­res, de las com­pa­ñe­ras, que, ade­más, supon­go y ya hay datos muy cer­te­ros, están sufrien­do tam­bién la lla­ma­da vio­len­cia domés­ti­ca, que en reali­dad es el patriar­ca­do apli­ca­do en una situa­ción de con­fi­na­mien­to, crean­do un ambien­te muy insos­te­ni­ble para quien está ence­rra­do, o ence­rra­da en este caso, a veces con el agre­sor.

Sí, esa es una reali­dad coti­dia­na de la mayo­ría de las muje­res que sufren vio­len­cia de géne­ro, fue en aumen­to, lo vemos en épo­ca de cua­ren­te­na que mata­ron a cien­tos de muje­res. Por par­te del Esta­do no hay nin­gún tipo de emer­gen­cia, que lo veni­mos exi­gien­do la mayo­ría de las orga­ni­za­cio­nes socia­les, las com­pa­ñe­ras tie­nen que vivir con el mal­tra­ta­dor. Muchas veces nos plan­tea­mos tam­bién esto de los refu­gios, de por qué ellas tie­nen que aban­do­nar su hogar y, no sola­men­te del sis­te­ma patriar­cal, sino del sis­te­ma capi­ta­lis­ta, de que no pue­dan tener una inde­pen­den­cia eco­nó­mi­ca, que no pue­dan tener vivien­da dig­na para ellas y sus hijos. Noso­tras tra­ta­mos de ten­der redes de con­ten­ción, de ase­so­ra­mien­to legal, que es algo que no sola­men­te reci­ben la vio­len­cia de quien las gol­pea, sino la vio­len­cia del sis­te­ma en gene­ral, la vio­len­cia eco­nó­mi­ca, la ins­ti­tu­cio­nal, cuan­do muchas veces van a denun­ciar y ter­mi­nan sien­do vio­len­ta­das por las ins­ti­tu­cio­nes que, en reali­dad, ten­drían que dar­les algún tipo de res­pues­ta.
Vemos que las polí­ti­cas refe­ri­das a la vio­len­cia de géne­ro son total­men­te insu­fi­cien­tes, no sir­ve de nada el botón anti­pá­ni­co por­que han mata­do muje­res que lo tenían, no sir­ve de nada tener una peri­me­tral por­que a los femi­ci­das no les impor­ta nada y las ter­mi­nan matan­do igual. La ver­dad es que veni­mos exi­gién­do­le, ya que hay un Minis­te­rio de la Mujer y la Diver­si­dad que no está dan­do nin­gún tipo de res­pues­ta con­cre­ta en el terri­to­rio refe­ri­do a las víc­ti­mas de vio­len­cia de géne­ro, y no sola­men­te nos tene­mos que encar­gar de las tareas de cui­da­do, de las tareas soli­da­rias, de poder con­te­ner todo el mal que está pasan­do en la socie­dad, sino tam­bién nos tene­mos que hacer car­go como orga­ni­za­cio­nes socia­les de esta pro­ble­má­ti­ca que vemos que va total­men­te en aumen­to. Día a día vemos que se pro­fun­di­za la cri­sis y eso trae la pro­fun­di­za­ción de todas las vio­len­cias hacia las com­pa­ñe­ras, todas las vio­len­cias de este sis­te­ma patriar­cal, colo­nial y capitalista. 

-Decís que el Esta­do está ausen­te en estos barrios ¿cómo le recla­man al Esta­do? ¿cuál es el recur­so que tie­nen para decir a ese Esta­do ausen­te que se com­pro­me­ta, que les ayu­den a paliar el ham­bre, que es una obli­ga­ción del Esta­do, no es que están pidien­do cari­dad, sino que, real­men­te, es su obli­ga­ción? ¿Cuál es la diná­mi­ca que siguen en estos casos?

-Noso­tras y noso­tros a pesar del con­fi­na­mien­to obli­ga­to­rio nun­ca aban­do­na­mos la calle. Expo­ne­mos nues­tro cuer­po no sola­men­te en los hace­res coti­dia­nos, sino tam­bién expo­ne­mos nues­tra vida y pare­ce algo que al Esta­do no le impor­ta, sali­mos varias veces a la calle por­que enten­de­mos que es el úni­co méto­do que encon­tra­mos para que, por lo menos, nos vean. De ahí a que nos escu­chen, la ver­dad, que siguen hacien­do oídos sor­dos, se lle­nan la boca hablan­do de las muje­res, de nues­tros hijos. Antes de que asu­mie­ra Alber­to tenía­mos el 60% de nues­tras infan­cias pobres y aho­ra no quie­ro ni ima­gi­nar­me, por­que esta­mos peor que antes.
Nues­tro méto­do sigue sien­do el mis­mo, lo que nom­bra­bas de los com­pa­ñe­ros Darío y Maxi, es seguir en las calles, seguir en la lucha. Para noso­tros el virus sigue sien­do el ham­bre, eso no nos hace avan­zar tam­po­co, por­que tene­mos que estar vien­do como enca­ra­mos la situa­ción actual y no pode­mos ni siquie­ra poder pla­ni­fi­car a futu­ro de lo que tie­ne que ser nues­tra mili­tan­cia, nos tene­mos que estar preo­cu­pan­do por algo tan bási­co como es la comi­da. Lamen­ta­ble­men­te, es muy tris­te, da mucha rabia, esta situa­ción, pero enten­de­mos que lo úni­co que nos que­da es salir a la calle y seguir ponien­do el cuer­po, seguir recla­man­do y exi­gién­do­les has­ta que nos den res­pues­tas que pue­dan ser­vir a nues­tro pueblo. 

-Si te pre­gun­ta­ra qué tipo de socie­dad que­rés para vos, para tus hijos y nie­tos, ¿en qué socie­dad esta­rías pensando?

-Pien­so en una socie­dad en don­de todos nues­tros pibes pue­dan comer, se pue­dan edu­car, pue­dan ser ciu­da­da­nos libres de ver­dad, que pue­dan pen­sar, cri­ti­car, que pue­dan salir de este indi­vi­dua­lis­mo en don­de nos sumer­ge, que pue­dan salir de la dis­trac­ción banal, que pue­dan ser ciu­da­da­nos dig­nos. Tene­mos una Cons­ti­tu­ción don­de dice que todos tene­mos dere­cho a…, bueno, que nues­tros pibes sean eje­cu­to­res de esos dere­chos y si no se los dan, por­que no sir­ve de nada que sola­men­te haya leyes escri­tas y que no se lle­ven a cabo, que pue­dan ser seres crí­ti­cos para que se los arran­quen a quie­nes se los ten­gan que arrancar. 

-Gra­cias y áni­mo para esta lucha que hay que seguir. 

-Segui­re­mos, segui­re­mos en nom­bre de los com­pa­ñe­ros que die­ron la vida para tener una socie­dad más jus­ta y un mun­do mejor. 

Itu­rria /​Fuen­te

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