Perú. Repre­sión inoculada

Por Ana María Vidal Carras­co* /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 29 de mar­zo de 2020

Lo que no pue­de hacer­se, y se está hacien­do, es vio­lar el Esta­do de dere­cho, es asu­mir que esta­mos en gue­rra y limi­tar aún más dere­chos. No se pue­de per­mi­tir la tor­tu­ra ni los malos tra­tos, ni menos la impu­ni­dad por el uso des­me­di­do de la fuer­za. Y eso es lo que están inten­tan­do hacer.

Pre­fe­ría no ver pelí­cu­las dis­tó­pi­cas sobre el fin del mun­do. Me angus­tia­ban. Hoy, sin dar­nos cuen­ta, esta­mos vivien­do una reali­dad ni siquie­ra ima­gi­na­da en esas pelí­cu­las. Recu­pe­rar el mun­do tal como era antes es impo­si­ble, sabe­mos que cuan­do esto aca­be, si es que aca­ba, el mun­do no vol­ve­rá a ser el mis­mo. Por aho­ra segui­mos hacien­do el esfuer­zo para que el virus no cau­se los estra­gos que ha gene­ra­do en Espa­ña o Ita­lia. Aún no sabe­mos si lo lograremos.

Pero mien­tras esta­mos como en uno de los uni­ver­sos para­le­los más biza­rros jamás ima­gi­na­dos, pare­ce que no todos rema­ran en la mis­ma direc­ción. Las taras de siem­pre no des­pa­re­cen, por el con­tra­rio, se acen­túan. La repre­sión se consolida.

Pri­me­ro un mili­tar dán­do­le de cache­ta­das a un menor de edad, repi­tién­do­le que le iba a per­do­nar la vida. La res­pues­ta del Minis­te­rio de Defen­sa fue inme­dia­ta y por un momen­to sen­ti­mos un alivio.

Sin embar­go, la espe­ran­za se dilu­yó rápi­da­men­te. No solo la repre­sión se ha mul­ti­pli­ca­do. El video de un can­tan­te en Ica que, mien­tras ensa­ya­ba en su casa, es aga­rra­do a gol­pes por la poli­cía, insul­ta­do, dete­ni­do, veja­do, es solo la mues­tra de tan­tos casos que se deben estar repi­tien­do a nivel nacional.

Lue­go, un ofi­cial mili­tar salien­do a pro­po­ner el ser­vi­cio mili­tar obli­ga­to­rio para meno­res de edad. Según el gene­ral, si des­de 16 años los jóve­nes no estu­dian debe­rían tra­ba­jar de mane­ra for­za­da den­tro de las Fuer­zas Arma­das. Y todo el Perú sabe a quién va diri­gi­da esa nor­ma. Por­que esa nor­ma no va a diri­gi­da a los hijos del gene­ral o de los ofi­cia­les del Ejér­ci­to, la Mari­na o la Fuer­za Aérea, que de segu­ro han estu­dia­do o tuvie­ron la opor­tu­ni­dad de hacer­lo ni bien ter­mi­na­ron el cole­gio. Esa pro­pues­ta es para los pobres (en mas­cu­lino, a pro­pó­si­to), que no tie­nen cómo pagar­se un ins­ti­tu­to supe­rior o una uni­ver­si­dad. Por­que siem­pre fue así. Los sol­da­dos son los pobres, los ofi­cia­les, no. En la pan­de­mia, los mie­dos y pre­jui­cios se poten­cian y el sis­te­ma mili­tar de cas­tas que ya había­mos olvi­da­do cobra nue­va vigencia.

Los sol­da­dos son los pobres, los ofi­cia­les, no. En la pan­de­mia, los mie­dos y pre­jui­cios se poten­cian y el sis­te­ma mili­tar de cas­tas que ya había­mos olvi­da­do cobra nue­va vigencia. 

Subrep­ti­cia­men­te, des­de el Eje­cu­ti­vo se han apro­ba­do una serie de nor­mas preo­cu­pan­tes. Qui­zás la más evi­den­te, una Fe de erra­tas apro­ba­da median­te Decre­to Supre­mo (que por natu­ra­le­za es solo para corre­gir algún defec­to de orto­gra­fía o de redac­ción) que ter­mi­na amplian­do las facul­ta­des para que las Fuer­zas Arma­das, aun cuan­do no hayan asu­mi­do el con­trol del orden interno en esta­dos de emer­gen­cia, pue­dan efec­tuar deten­cio­nes. Así, cuan­do haya aca­ba­do esta emer­gen­cia, los mili­ta­res segui­rán facul­ta­dos para dete­ner a las per­so­nas. Pre­ca­vi­dos, ya están pen­san­do en lo que harán cuan­do todo esto pase.

Hoy des­per­ta­mos con una nor­ma aún más preo­cu­pan­te. Este Con­gre­so apro­bó una ley (N° 31012) que no pudo ser apro­ba­da por el Con­gre­so ante­rior, en par­te por­que reci­bió muchos cues­tio­na­mien­tos. La han lla­ma­do “Ley de pro­tec­ción poli­cial”, pero pare­ce más una ley de impu­ni­dad poli­cial. Esta ley borra de un plu­ma­zo el prin­ci­pio de pro­por­cio­na­li­dad, prin­ci­pio impres­cin­di­ble cuan­do la poli­cía hace uso de la fuerza.

Ade­más, como si arma­ran un rom­pe­ca­be­zas de pie­zas repre­si­vas, impi­de que los jue­ces dic­ten pri­sión pre­ven­ti­va con­tra un poli­cía que haya mata­do a alguien. Cada una de estas medi­das por sí solas son preo­cu­pan­tes, jun­tas ya sabe­mos lo que pue­den generar.

Así, en Perú esta reali­dad que aún no dige­ri­mos, este encie­rro angus­tian­te para algu­nas per­so­nas, invi­vi­ble para otras e impo­si­ble para miles que tie­nen que bus­car el pan dia­rio para ali­men­tar a sus hijas e hijos, vie­ne acom­pa­ña­do de repre­sión. Una repre­sión que no es nue­va, ya la cono­ci­mos en el con­flic­to arma­do interno, con miles de comu­ne­ros ase­si­na­dos, des­apa­re­ci­dos, con miles de muje­res vio­la­das. Y para la gran mayo­ría de estos crí­me­nes la úni­ca res­pues­ta fue la impunidad.

ese virus de la repre­sión que creía­mos con­tro­la­do avan­za tan o más rápi­do que el coronavirus. 

Y fue tan­ta la impu­ni­dad y nos la ino­cu­la­ron has­ta lo más pro­fun­do de nues­tro incons­cien­te, que inclu­si­ve nos prohi­bie­ron nom­brar lo que había pasa­do, y de pron­to ya no podía­mos lla­mar­le con­flic­to al con­flic­to arma­do, pasó a lla­mar­se “el perio­do entre los años 80 y 2000”. Por eso aho­ra al más míni­mo des­ba­lan­ce, tan­tos años de impu­ni­dad y silen­cio nos explo­tan en la cara y ese virus de la repre­sión que creía­mos con­tro­la­do avan­za tan o más rápi­do que el coronavirus.

Tene­mos que cum­plir las nor­mas, sí. Tene­mos que aca­tar el esta­do de emer­gen­cia. Y quien no lo haga debe ser san­cio­na­do. Eso está fue­ra de toda dis­cu­sión. Es impres­cin­di­ble para salir de esta pan­de­mia. Lo que no pue­de hacer­se, y se está hacien­do, es vio­lar el Esta­do de dere­cho, es asu­mir que esta­mos en gue­rra y limi­tar aún más dere­chos. No se pue­de per­mi­tir la tor­tu­ra ni los malos tra­tos, ni menos la impu­ni­dad por el uso des­me­di­do de la fuer­za. Y eso es lo que están inten­tan­do hacer.


* Ana María Vidal Carras­co es abo­ga­da, liti­gan­te en dere­chos huma­nos y género.

Fuen­te: SERVINDI

Itu­rria /​Fuen­te

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