Iros pre­pa­ran­do- Borro­ka Garaia

pisamierdas

Algu­nos dicen que el tiem­po no exis­te que es algo mera­men­te sub­je­ti­vo. Otros que exis­te pero que no es igual para todas las cosas. Nos per­ci­bi­mos de su supues­ta exis­ten­cia por el movi­mien­to, el orden de los suce­sos, por los cam­bios. En teo­ría según la mecá­ni­ca clá­si­ca nues­tro tiem­po nació con el big bang y es igual para todo el mun­do. Una mag­ni­tud abso­lu­ta que la pode­mos medir y encua­drar en pasa­do, pre­sen­te y futu­ro. Cla­ro que en mecá­ni­ca rela­ti­vis­ta la cosa ya se com­pli­ca. Medir el trans­cur­so del tiem­po no es uni­ver­sal sino que depen­de del sis­te­ma de refe­ren­cia don­de esté posi­cio­na­do el obser­va­dor y de su esta­do de movi­mien­to, es decir, dife­ren­tes obser­va­do­res miden dife­ren­tes tiem­pos. Albert Eins­tein lle­gó a decir que «Pasa­do, pre­sen­te y futu­ro son sólo ilu­sio­nes, aun­que sean ilu­sio­nes per­ti­na­ces». Algu­nos cien­tí­fi­cos han lle­ga­do a afir­mar que el tiem­po no trans­cu­rre sino que sim­ple­men­te es. «No es el tiem­po quien pasa, somos noso­tros los que pasa­mos por él» lle­gó a decir un poe­ta barroco.

En cual­quier caso la natu­ra­le­za del tiem­po sigue sien­do en cier­ta mane­ra un enig­ma. Algu­nos dicen que esta natu­ra­le­za tie­ne un carác­ter cícli­co simi­lar al del pro­pio uni­ver­so que está basa­do en la crea­ción y des­truc­ción enca­de­na­da de todo. De ahí lo de “la his­to­ria siem­pre se repi­te”. Cier­ta­men­te no creo que la his­to­ria siem­pre se repi­ta pero me da la impre­sión que aquel poe­ta no se equi­vo­ca­ba mucho y que a par­te de que pasa­mos por el tiem­po, hay cier­tos momen­tos cícli­cos que se pue­den apro­ve­char o no, don­de se pro­du­ce un pun­to de infle­xión y triun­fa la reac­ción o el avance.

Tras la segun­da gue­rra mun­dial nume­ro­sos gru­pos de izquier­da y revo­lu­cio­na­rios sur­gían por toda Euro­pa. La bur­gue­sía dijo que ganó esa gue­rra, aun­que nun­ca dije­ra como todo el mun­do que quie­ra saber sabe, que fue gra­cias al ejer­ci­to rojo, por lo tan­to tenían que blo­quear a la URSS y a la izquier­da inter­na­cio­nal y jun­to al refor­mis­mo nego­ciar un sis­te­ma explo­ta­dor lla­ma­do “esta­do de bien­es­tar”. Y eso hicie­ron y con­si­guie­ron. Los “esta­dos de bien­es­tar” entre otras muchas cosas tenían la fun­ción de ocul­tar la lucha de cla­ses y supri­mir a esa izquier­da. Hay que decir que tuvie­ron un éxi­to nota­ble en esa labor por casi toda Euro­pa. Las últi­mas expre­sio­nes de con­fron­ta­ción ante ello de la izquier­da las cono­ce­mos bien. Sin ir más lejos Eus­kal Herria fue un ejem­plo. Irlan­da otro. Y no mucho más. No creo que fue­ra casua­li­dad tam­po­co que ambas izquier­das lle­va­ran a cabo un doble pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social. El pro­ce­so anta­gó­ni­co con­si­guien­te resul­ta­ría en ais­lar­las lo máxi­mo posi­ble. El tiem­po fue pasan­do, el “fin de la his­to­ria” se abría paso, la caí­da del muro de Ber­lín, el fin de la URSS. Los movi­mien­tos revo­lu­cio­na­rios se pasa­ban en masa a la social­de­mo­cra­cia, eran des­trui­dos o se auto­mo­mi­fi­ca­ban ideo­ló­gi­ca­men­te para ser rema­ta­dos por el capital.

Se podría decir que la social­de­mo­cra­cia capi­ta­lis­ta ha sido la que reco­gió los fru­tos del árbol que movía la izquier­da revo­lu­cio­na­ria, mien­tras ésta se ha que­da­do como un ele­men­to mar­gi­nal en Euro­pa. Fin de ciclo, pun­to de infle­xión. La social­de­mo­cra­cia jun­to a la reac­ción blo­quea­ron a la izquierda.

Pero noso­tros segui­mos pasan­do por el tiem­po. Y lo que esta­ba escri­to fue pasan­do inexo­ra­ble­men­te. El pro­yec­to social­de­mó­cra­ta está lle­gan­do a su fin. El esta­do de bien­es­tar, pie­za angu­lar de ese pro­yec­to ha que­da­do a la intem­pe­rie y ha mos­tra­do su ver­da­de­ra esen­cia que no es otra más que un capi­ta­lis­mo de ros­tro ama­ble que no pue­de man­te­ner su care­ta por más tiem­po. Ya que el capi­ta­lis­mo no pue­de ser ama­ble y por mucho humo que se eche aca­ba disi­pán­do­se esa reali­dad vir­tual. La lla­ma­da cri­sis capi­ta­lis­ta es su cer­ti­fi­ca­do de defun­ción. Y no se podrá reani­mar a ese muer­to. No es sim­ple­men­te el capi­ta­lis­mo en Euro­pa el que se encuen­tra en una cri­sis sino prin­ci­pal­men­te la socialdemocracia.

Esa situa­ción excep­cio­nal del “esta­do de bien­es­tar” es ya tiem­po pasa­do. La hege­mo­nía del capi­ta­lis­mo es abru­ma­do­ra. El capi­tal correc­ta­men­te se cree ven­ce­dor. El capi­ta­lis­mo empe­zó a recu­pe­rar sus cesio­nes hace ya déca­das y en la ofen­si­va actual que se deno­mi­na cri­sis no es mas que la fase cul­mi­nan­te y natu­ral del esta­do de bien­es­tar por­que por den­tro del capi­ta­lis­mo al con­tra­rio de la opi­nión refor­mis­ta solo se gene­ra más capi­ta­lis­mo. El capi­ta­lis­mo con ros­tro humano siem­pre ha sido una men­ti­ra y muchos sec­to­res socia­les que no lo creían lo están empe­zan­do a sufrir cada vez más en sus pro­pias car­nes. Esa es la con­tra­dic­ción y la impo­si­bi­li­dad de que la social­de­mo­cra­cia ten­ga pro­yec­to de cara al futu­ro. Sin embar­go se revuel­ve por toda Euro­pa sabe­do­ra de la alter­na­ti­va y lo que supo­ne ésta de radi­ca­li­dad y cam­bio. Es la social­de­mo­cra­cia, sus mane­ras, sus tra­pi­cheos, sus con­ten­cio­nes y enga­ños lo que ha fra­ca­sa­do. Es eso pre­ci­sa­men­te lo que no sir­ve del pasa­do y los inten­tos de reani­ma­ción serán en vano.

Y es que nos acer­ca­mos a otro pun­to de infle­xión. En Cata­lun­ya van a cho­car con­tra la lega­li­dad espa­ño­la y nin­gu­na rece­ta social­de­mó­cra­ta ni mucho menos libe­ral va a poder hacer nada por sobre­pa­sar­la, será lo revo­lu­cio­na­rio lo que pueda.Y segu­ra­men­te será un pro­ce­so lar­go. El ascen­so de la lucha de cla­ses que hemos vivi­do por toda Euro­pa no tie­ne nin­gu­na otra alter­na­ti­va que hacer trac­ción por lo revo­lu­cio­na­rio o morir. Inclu­so en el esta­do espa­ñol no que­da otra opción más que la revuel­ta, la repe­ti­ción o más de lo mis­mo o peor. Vivi­mos un momen­to de tran­si­ción y esto espe­cial­men­te en Eus­kal Herria se va a tra­du­cir en que la rup­tu­ra revo­lu­cio­na­ria no solo será una opción más. Sino la úni­ca. Y pese a esfuer­zos de todo tipo para que no sea así. Así será. Pues nin­gún otro plan­tea­mien­to tie­ne nin­gún tipo de futu­ro. Decía el poe­ta que el tiem­po no pasa, que somos noso­tros los que pasa­mos por él, y en nues­tro con­tex­to esta­mos pasan­do prác­ti­ca­men­te los mis­mos que cuan­do empe­za­mos sino más. Ante ello, otros poe­tas, estos subur­bia­les, decían: ¡cui­da­do!. Pues en el momen­to que nos crea­mos real­men­te lo que ver­da­de­ra­men­te somos y con la altu­ra de miras sufi­cien­te para reto­mar un nue­vo ciclo revo­lu­cio­na­rio inno­van­do el pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio inaca­ba­do e impul­sa­do des­de hacia más de medio siglo tem­bla­rán, por­que las con­di­cio­nes obje­ti­vas van a nues­tro favor. ¿Sabre­mos apro­ve­char­las o aca­ba­rá asen­ta­do­se el mie­do a per­der algo que no se tie­ne?. El tiem­po nos espe­ra pero no por siempre.

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