La revo­lu­ción de la izquier­da aber­tza­le- Borro­ka Garaia

Vivi­mos momen­tos cla­ves en el pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social vas­co. Segu­ra­men­te esto sue­ne a can­ti­ne­la repe­ti­da, ya que se ha pro­nun­cia­do en dema­sia­das y qui­zás no siem­pre correc­tas oca­sio­nes. Sin embar­go, creo que actual­men­te es así.

Este con­tex­to cla­ve se expre­sa por una par­te en un ago­ta­mien­to y des­le­gi­ti­mi­za­ción del mar­co jurí­di­co-polí­ti­co espe­cial­men­te en la CAV, una ven­ta­na abier­ta al fin de la hege­mo­nía ins­ti­tu­cio­nal del cola­bo­ra­cio­nis­mo en Nafa­rroa Garaia y por otra par­te todo ello bajo una cri­sis tan­to de régi­men espa­ñol como del sis­te­ma capi­ta­lis­ta. Con fren­tes abier­tos para el esta­do, que has­ta hace rela­ti­va­men­te poco no exis­tían como el pro­ce­so sobe­ra­nis­ta cata­lán o la inten­si­fi­ca­ción de la pro­tes­ta social en el esta­do. Hechos que están ínti­ma­men­te liga­dos con esa cri­sis, en el segun­do caso por cues­tio­nes obvias como el dete­rio­ro seve­ro de la con­di­cio­nes de vida de las cla­ses popu­la­res espa­ño­las y en el pri­me­ro por la pér­di­da de influen­cia polí­ti­ca y eco­nó­mi­ca de la “cla­se media cata­la­na” que ha des­blo­quea­do, por aho­ra, el tapón a un pro­ce­so inde­pen­den­tis­ta que ellos mis­mos tenían pues­to fren­te a las cla­ses populares.

Hay que decir que este con­tex­to es ópti­mo tan­to para pro­ce­sos de libe­ra­ción nacio­nal como social. Las con­di­cio­nes obje­ti­vas que se van acu­mu­lan­do mues­tran que corre el vien­to a favor para lle­var­los a cabo debi­do al cru­ce de cami­nos en el que nos encontramos.

Aun así, el vien­to a favor no es sufi­cien­te sin bue­nas velas y más­ti­les que hagan reco­rrer una tra­yec­to­ria defi­ni­da en un tiem­po ade­cua­do. Los cru­ces de camino polí­ti­co-eco­nó­mi­cos, si bien indi­can que la con­ti­nui­dad es difí­cil, el cam­bio a apli­car pue­de ir en sen­ti­do posi­ti­vo o nega­ti­vo. Sien­do el motor de la his­to­ria la lucha de cla­ses y de los pue­blos, no cabe olvi­dar que toda lucha se pue­de ganar o per­der. Y tan­to des­de el poder glo­bal capi­ta­lis­ta, como de los esta­dos opre­so­res, lle­gan­do a los cola­bo­ra­cio­nis­tas se van a apli­car a fon­do en la tarea de que los pue­blos y los de aba­jo sal­gan perjudicados.

En Eus­kal Herria, jun­to a esa con­jun­ción de fac­to­res que ejer­cen influen­cia y en medio de ese cru­ce de cami­nos, que en muchos pun­tos ha pilla­do a con­tra­pié, en el MLNV se han ope­ra­do en los últi­mos años una serie de cam­bios de estruc­tu­ra­ción, estra­té­gi­cos y tác­ti­cos que deri­van de un impul­so ideo­ló­gi­co con­di­cio­na­do por un con­tex­to de abra­si­va repre­sión que sin ni siquie­ra entrar en su vali­dez o no, ya han que­da­do obso­le­tos y por lo tan­to impi­den levan­tar velas y ade­cuar­se a lo que está toman­do for­ma delan­te de noso­tros. Ale­jan­do la opción de la rup­tu­ra. Por lo tan­to hacien­do nece­sa­ria una revo­lu­ción en la izquier­da aber­tza­le para pos­te­rior­men­te revo­lu­cio­nar Eus­kal Herria. De no ser así, Eus­kal Herria está abo­ca­da a la nor­ma­li­za­ción polí­ti­ca de un sis­te­ma injus­to y hacien­do tomar en ese cru­ce de cami­nos, el de la asi­mi­la­ción del pro­yec­to inde­pen­den­tis­ta y socia­lis­ta por otro social­de­mó­cra­ta ins­ti­tu­cio­na­lis­ta sin herra­mien­tas para la ruptura.

Las bases de que esto sea así resi­den en con­tra­dic­cio­nes no resuel­tas entre dife­ren­tes bino­mios; con­fron­ta­ción – dis­ten­sión, ins­ti­tu­cio­nes – lucha popu­lar, inter­na­cio­na­lis­mo – comu­ni­dad inter­na­cio­nal, pax roma­na – paz con jus­ti­cia, hege­mo­nía – “con­ven­ci­mien­to”. Y se eva­lúan en fun­ción bási­ca­men­te de cua­tro pila­res:

1.- En la lucha ideo­ló­gi­ca median­te la ver­te­bra­ción del deba­te en torno a los ejes estra­té­gi­cos que han dado sen­ti­do his­tó­ri­co al sur­gi­mien­to de la izquier­da aber­tza­le: la cons­truc­ción nacio­nal y la libe­ra­ción social del Pue­blo Tra­ba­ja­dor Vasco.

2.- El nivel de orga­ni­za­ción social de las cla­ses popu­la­res en torno a orga­ni­za­cio­nes socia­les de base, su capa­ci­dad de con­fron­ta­ción, de movi­li­za­ción y decisión.

3.- La capa­ci­dad de arti­cu­lar una estra­te­gia polí­ti­ca e ins­ti­tu­cio­nal cons­ti­tu­yen­te de una nue­va reali­dad eco­nó­mi­ca y política.

4.- El nivel de volun­tad de supera­ción de las difi­cul­ta­des con­sus­tan­cia­les a la lucha de con­tra­rios, lucha de cla­ses, que tie­ne como fina­li­dad la eman­ci­pa­ción nacio­nal y social de nues­tro pueblo.

El vec­tor actual, pue­de enca­mi­nar a algo peor que una derro­ta siem­pre recu­pe­ra­ble, a una derro­ta toma­da como victoria.

En cual­quier caso, la tesis que sos­ten­go con­sis­te en que pese a que el vec­tor prin­ci­pal apun­ta en esa direc­ción, la muta­ción no ha aca­ba­do de ope­rar­se, y en esa tran­si­ción en la que se encuen­tra la izquier­da aber­tza­le están abier­tos los dos resul­ta­dos posi­bles. El ya men­cio­na­do, o el de revo­lu­cio­nar la izquier­da aber­tza­le para revo­lu­cio­nar Eus­kal Herria.

Revo­lu­cio­nar la izquier­da aber­tza­le par­ti­rá de la gene­ro­si­dad y la recon­ci­lia­ción de la pro­pia fami­lia de la izquier­da aber­tza­le hoy emo­cio­nal­men­te rota y que impi­de aunar todo el cau­dal his­tó­ri­co. Nece­si­ta­rá ade­más de una nue­va rece­ta que abra un nue­vo ciclo revo­lu­cio­na­rio que pue­da dar paso a un nue­vo tiem­po. De nue­vas for­mas orga­ni­za­ti­vas que no abran con­tra-pode­res por­que final­men­te el poder ha des­apa­re­ci­do jun­to con el diri­gis­mo, des­atan­do la fuer­za crea­ti­va hoy aco­ta­da. Nece­si­ta­rá en defi­ni­ti­va de un reco­no­ci­mien­to de los avan­ces y de los vacíos,y de una recons­truc­ción del MLNV e inclu­so del movi­mien­to sobe­ra­nis­ta don­de se vea con nor­ma­li­dad la dife­ren­cia y ésta no esté aco­ta­da a ser “pega­car­te­les” . Es posi­ble que muchas de las filo­so­fías usa­das en el pre­sen­te y en la lar­ga his­to­ria del pro­ce­so de libe­ra­ción no sir­van para ope­rar la rup­tu­ra pero más que nun­ca lo que se nece­si­ta es la crí­ti­ca, la auto­crí­ti­ca, y el asam­blea­ris­mo median­te el poder popu­lar. Con esa base afian­za­da no hay lími­te que no poda­mos rebasar.

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Con­ver­tir el poder sis­té­mi­co inyec­ta­do en poder popu­lar y expan­dir el poder popu­lar que nace fue­ra del sis­te­ma e inten­ta reba­sar sus limi­ta­cio­nes son dos caras de la mis­ma mone­da y un pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio den­tro del MLNV y nues­tras men­tes que aún ape­nas cono­ce­mos y que cobra espe­cial impor­tan­cia debi­do a la vigen­cia de la estra­te­gia ile­ga­li­za­do­ra que pre­ci­sa­men­te asien­ta los efec­tos del poder sis­té­mi­co difi­cul­tan­do su con­ver­sión en poder popular.

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