Las asociaciones de víctimas del terrorismo participaban con el ultraderechista presidente de las cortes españolas en un “acto solemne”, cuando a la misma hora en la calle Carabelos, 55, de Usera, Madrid, las fuerzas policiales del régimen cargaban violentamente contra las personas que se manifestaban para evitar el desahucio de Jorge, su esposa y tres niños de 21 días, de 3 y 9 años.
La intervención policial, según testigos/as presenciales, fue esta vez mucho más desproporcionada que en otros desahucios, la carga fue desmedida y tras expulsar a los medios de comunicación varios policías se mofaban, burlaban y reían de esta humilde familia, de los manifestantes, para luego emprenderla a palos contra personas que solo ejercían el derecho legítimo y constitucional a manifestarse pacíficamente, produciéndose 6 detenciones, así como varias personas heridas de diversa consideración.
¿Dónde está el verdadero terrorismo?
¿Es que acaso expulsar de una vivienda a una madre con un bebé recién nacido no es un acto de violencia extrema?
Esta es la marca España, la que a la misma hora de este atentado a los derechos humanos realizaba un homenaje a la víctimas del terrorismo, hablando rimbombantemente de democracia, de Constitución, de tolerancia, de convivencia pacífica, el doble rasero de un gobierno de sinvergüenzas metidos hasta el cuello en la mierda, que pisotea a las personas que no pueden más, las que sobreviven en la miseria y el hambre, premiando a estómagos agradecidos que se forran a subvenciones, a banqueros y empresarios, a constructores donantes de sobres marrones y otras bandas organizadas, las mismas que han conducido a este pueblo a una situación social dramática y sin retorno.
Ese inocente bebé recién llegado al planeta sin ser consciente de la realidad lo escuchó todo: los exabruptos y burlas de los supuestos agentes del orden, los insultos, los golpes de estos esbirros cobardes, los gritos de terror, el sonido de las esposas cerrándose en las muñecas de personas solidarias.
El desgraciado chiquillo comienza su andadura por la Tierra percibiendo las injusticias provocadas por ladrones de guante blanco, por terroristas de verdad que roban y saquean el patrimonio público, que expulsan de sus viviendas a gente sin dinero, sin medios para sobrevivir, víctimas de un estado fascista y corrupto hasta la medula, que no se corta a la hora de golpear, patear, humillar, burlarse de quienes luchan por la verdadera democracia.
El presidente de Kutxabank, Mario Fernández, entidad bancaria culpable de este violento y brutal desahucio, dijo hace pocos meses, tras el suicidio inducido de Amaia Egaña en Barakaldo que suspendía todas las ejecuciones hipotecarias, para demostrar ahora que de nuevo había mentido, que lo que diga un banquero no es nunca fiable, porque solo piensan en ganar dinero, importándoles un carajo la vida y la dignidad de las personas.
Ahora como cuando asesinaron a Amaia toca salir masivamente a las calles en apoyo de esta familia de Usera, de las cientos de miles de familias que sufren esta brutal forma de terrorismo financiero, paralizar cada desahucio, que los secuaces no vuelvan a reírse en nuestras caras, que se caguen de miedo cuando vean que no son suficientes para evitar la indignación del pueblo alzado, de una sociedad civil que no permita más abusos de poder, más corrupción, más comportamientos mafiosos, más niños recién nacidos tirados en las calles.
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