Aritxu­le­gi o el dere­cho a la plu­ra­li­dad de rela­tos en un sue­lo éti­co- Antxon Gomez y Alber­to Muñoz


eusko-lurra

Tras la vic­to­ria fran­quis­ta en la gue­rra del 36, el ban­do fas­cis­ta espa­ñol orde­nó no sólo arran­car de la tum­bas de los ven­ci­dos cual­quier tipo de refe­ren­cia a su ideo­lo­gía socio­po­lí­ti­ca, sino eli­mi­nar el pro­pio eus­ke­ra de los cemen­te­rios. Eso sí, lo hizo con la ley en la mano. Su pro­pia ley, por supues­to. Otros muchos miles fue­ron direc­ta­men­te des­apa­re­ci­dos en fosas comu­nes, cune­tas o el mis­mo Valle de los Caí­dos para negar a sus com­pa­ñe­ros de mili­tan­cia y a sus fami­lias el dere­cho a hon­rar su memo­ria o de tener un míni­mo espa­cio don­de llo­rar su pér­di­da. Deli­to de lesa huma­ni­dad, des­apa­ri­cio­nes forzosas.

La acción de la Guar­dia Civil por orden de la Audien­cia Nacio­nal (Here­de­ra direc­ta del Tri­bu­nal de Orden Públi­co fran­quis­ta) en el deno­mi­na­do “Bos­que de los guda­ris” en Oiar­tzun, arran­can­do robles y esta­cas y humi­llan­do a fami­lia­res en su dere­cho a recor­dar a sus seres que­ri­dos con inde­pen­den­cia de las cir­cuns­tan­cias de su muer­te, es éti­ca­men­te demoledora.

El silen­cio de los res­pon­sa­bles del Gobierno Vas­co para temas de nor­ma­li­za­ción polí­ti­ca y con­vi­ven­cia ante lo ocu­rri­do ha sido cla­mo­ro­so. No se pue­de hablar con­ti­nua­men­te de sue­lo éti­co e igno­rar que en un con­flic­to como el que toda­vía vivi­mos, el acep­tar la plu­ra­li­dad de rela­tos sobre el mis­mo es una exi­gen­cia inex­cu­sa­ble para la nor­ma­li­za­ción polí­ti­ca. Evi­tar que siga aumen­tan­do expo­nen­cial­men­te la lis­ta de repre­sa­lia­dos por man­te­ner sim­ple­men­te una ver­sión del rela­to que es com­par­ti­da por cen­te­na­res de miles de per­so­nas en nues­tro Pue­blo, es una exi­gen­cia pre-demo­crá­ti­ca. Si exis­te una ley que va en con­tra de los prin­ci­pios bási­cos de con­vi­ven­cia, esa ley ha de ser modi­fi­ca­da. Estas cosas sí que mar­can un míni­mo sue­lo éti­co, ya que las úni­cas bases que pue­den cimen­tar la con­vi­ven­cia pasan por el reco­no­ci­mien­to “del otro” en toda su exten­sión. Reco­no­ci­mien­to natu­ral­men­te no es acep­tar su rela­to, sino acep­tar su dere­cho a tener­lo y respetarlo.

En Eus­kal Herria sabe­mos bas­tan­te de rela­tos úni­cos como el que duran­te años man­tu­vie­ron los dife­ren­tes gobier­nos espa­ño­les de que Ger­ni­ka fue arra­sa­da por los pro­pios vas­cos. Enton­ces tam­bién era deli­to pena­do y cas­ti­ga­do sos­te­ner lo con­tra­rio. ¿Cuán­tos años va a cos­tar aho­ra que se acep­te que en el mar­co de un cruen­to con­flic­to que empie­za en el mis­mo año 1936 en su mani­fes­ta­ción más moder­na, exis­ten en nues­tra socie­dad con­cep­cio­nes total­men­te anta­gó­ni­cas de lo suce­di­do en las últi­mas déca­das? En pleno 2014 a los vas­cos se nos sigue hablan­do de gue­rra civil para deno­mi­nar lo que no fue sino un alza­mien­to mili­tar segui­do de un mons­truo­so geno­ci­dio y de déca­das de terro­ris­mo de Esta­do. Fren­te a ello debe­mos sopor­tar epi­so­dios como los del home­na­je al regi­mien­to Amé­ri­ca 66 o el man­te­ni­mien­to de la impu­ni­dad de los poli­cías tor­tu­ra­do­res fran­quis­tas, fren­te a fun­da­das deman­das de extra­di­ción para que den cuen­tas ante la jus­ti­cia uni­ver­sal de sus crí­me­nes de lesa humanidad.

Exis­te en Aritxu­le­gi un peque­ño mono­li­to que hon­ra la memo­ria de los 800 guda­ris y mili­tan­tes de EAE-ANV que fue­ron ase­si­na­dos por el fas­cis­mo. Este mono­li­to ha sufri­do todo tipo de ata­ques, ame­tra­lla­mien­to inclui­do, por par­te de los que quie­ren seguir impo­nien­do su rela­to. El para­je de Aritxu­le­gi sim­bo­li­za déca­das de con­flic­to incon­clu­so en sue­lo vas­co. Des­de las gue­rras car­lis­tas al 36 y el Fran­quis­mo y post Fran­quis­mo. Y para borrar eso no bas­ta con arran­car robles o mono­li­tos, habría que arran­car la mis­ma Peña de Aia, tes­ti­go de todo ello. Algu­nos lo harían a gus­to, eso sí, con su ley en la mano.

Se ha nega­do has­ta la sacie­dad por par­te de algu­nos que los mili­tan­tes de ETA ten­gan nada que ver con los guda­ris del 36. Lo que resul­ta inne­ga­ble es que los guar­dias civi­les, encua­dra­dos en los ejér­ci­tos fas­cis­tas, que com­ba­tie­ron los guda­ris de ANV en los mon­tes de Eus­kal Herria per­te­ne­cían al mis­mo cuer­po arma­do que per­vi­ve hoy en día sin que se die­se nin­gún tipo de depu­ra­ción en sus estruc­tu­ras y bajo una inal­te­ra­ble línea de con­ti­nui­dad des­de el Fran­quis­mo. Ese cuer­po arma­do y mili­tar que arran­có el otro día cien­tos de robles en Aritxu­le­gi y arran­có duran­te déca­das cien­tos de vidas en Eus­kal Herria.

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *