EHK ante las pró­xi­mas elec­cio­nes europeas

Pró­xi­ma­men­te se cele­bra­rán las elec­cio­nes al Par­la­men­to Euro­peo en un cli­ma de apa­ren­te “opti­mis­mo” sobre la supues­ta e inci­pien­te recu­pe­ra­ción de la cri­sis capi­ta­lis­ta. Diga­mos que se sue­ña con lo que se pue­de. No hace mucho las eli­tes euro­peas ambi­cio­na­ban, en el mar­co de la estra­te­gia de Lis­boa, con­ver­tir a la Unión Euro­pea en “la eco­no­mía del cono­ci­mien­to más com­pe­ti­ti­va y más diná­mi­ca del mun­do capaz de una mejo­ra cuan­ti­ta­ti­va y cua­li­ta­ti­va del empleo y de una mayor cohe­sión social”.

Como todo el mun­do pue­de obser­var, la ini­cia­ti­va de las deci­sio­nes polí­ti­cas y eco­nó­mi­cas tie­ne su ori­gen en Bru­se­las, lo que no deja de aumen­tar el abis­mo entre las medi­das adop­ta­das a esca­la con­ti­nen­tal y la vida dia­ria de los tra­ba­ja­do­resy tra­ba­ja­do­ras. Este abis­mo va a seguir aumen­tan­do. En este con­tex­to de impo­si­ción es sim­ple­men­te incon­ce­bi­ble la emer­gen­cia de una mayo­ría de izquier­da ( ni tan siquie­ra euro­key­ne­sia­na) en rup­tu­ra con el neo­li­be­ra­lis­mo y las lineas gene­ra­les por las que cami­na la UE.

Por todo lo ante­rior­men­te dicho y por otras razo­nes varias, sobre la izquier­da revo­lu­cio­na­ria pla­nea, una vez más, la cues­tión de si se debe o no par­ti­ci­par en los comi­cios o en su defec­to, apo­yar a otras for­ma­cio­nes que bus­can ganar repre­sen­ta­ción en las ins­ti­tu­cio­nes polí­ti­cas demo­crá­ti­co-bur­gue­sas de la UE. En este deba­te pare­ce no exis­tir un pun­to inter­me­dio, ya que unas fuer­zas, de for­ma meca­ni­cis­ta, argu­yen que la par­ti­ci­pa­ción elec­to­ral, por si sóla, ya gene­ra una legi­ti­ma­ción del sis­te­ma al que se pre­ten­de com­ba­tir y otras, las que par­ti­ci­pan, afir­man que sólo des­de den­tro del entra­ma­do ins­ti­tu­cio­nal bur­gués es posi­ble trans­for­mar­lo. Ambas posi­cio­nes aca­ban muchas de las veces en pun­to muer­to, bajo pará­me­tros idea­lis­tas de unos y el refor­mis­mo de los otros.

Des­de nues­tro pun­to de vis­ta cree­mos que es un error dar seme­jan­te cen­tra­li­dad en los deba­tes a esta cues­tión al calor de cómo se encuen­tra actual­men­te la Izquier­da revo­lu­cio­na­ria en Euro­pa. Sin embar­go, la cues­tión elec­to­ral y el par­la­men­ta­ris­mo son qui­zá dos de las cues­tio­nes que mayo­res com­ple­ji­da­des encie­rran a la hora de tra­zar la linea en la lucha de cual­quier movi­mien­to u orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria. El uso de las ins­ti­tu­cio­nes polí­ti­cas demo­crá­ti­co-bur­gue­sas con fines revo­lu­cio­na­rios está lleno de poten­cia­les peli­gros, unos peli­gros que pue­den pro­vo­car la liqui­da­ción total de los movi­mien­tos y las orga­ni­za­cio­nes revo­lu­cio­na­rias si no son pre­via­men­te ana­li­za­dos y cons­tan­te­men­te supe­ra­dos por la pra­xis, máxi­me si reco­no­ce­mos ade­más que la demo­cra­cia par­la­men­ta­ria bur­gue­sa se ha asen­ta­do con fuer­za y ha echa­do raí­ces en la con­cien­cia colec­ti­va de la gran mayo­ría de la masa tra­ba­ja­do­ra del occi­den­te euro­peo incluí­do Eus­kal Herria.

Des­de EHK cree­mos que toda esta cues­tión es deli­ca­da y se debe mirar bajo el pris­ma de la dia­léc­ti­ca, pues si bien la lucha ins­ti­tu­cio­nal de una orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria o su apo­yo a ésta, pue­de con­du­cir­la a su fin, no es menos cier­to que su uti­li­za­ción correc­ta tác­ti­ca­men­te es un medio más para alcan­zar los obje­ti­vos estra­té­gi­cos plan­tea­dos y una for­ma de no caer en un “ais­la­mien­to estrategista”.

En Eus­kal Herria

En lo que con­cier­ne a nues­tro País, es impres­cin­di­ble que los comu­nis­tas aber­tza­les ten­ga­mos cla­ro cuá­les son los cri­te­rios, la natu­ra­le­za y la for­ma del apo­yo a la par­ti­ci­pa­ción elec­to­ral para las ins­ti­tu­cio­nes polí­ti­cas en la estruc­tu­ra de la UE. Dicho lo ante­rior, para Eus­kal Herri­ko Komu­nis­tak (EHK) las elec­cio­nes euro­peas no son más que una cues­tión tác­ti­ca que no revis­te mayor impor­tan­cia y por lo tan­to no ocu­pa nin­gu­na cen­tra­li­dad en nues­tros deba­tes… por el momen­to. En este sen­ti­do los comu­nis­tas vas­cos debe­mos demos­trar capa­ci­dad para con­ju­gar la fir­me­za de prin­ci­pios en la estra­te­gia de Inde­pen­den­cia y Socia­lis­mo con la fle­xi­bi­li­dad tác­ti­ca acor­de a dicha estra­te­gia. Evi­den­te­men­te, esta fle­xi­bi­li­dad tác­ti­ca debe de tener en cuen­ta las con­di­cio­nes par­ti­cu­la­res de nues­tra nación (res­pec­to a la liber­tad nacio­nal) y de las corre­la­cio­nes de fuer­zas entre cla­ses (res­pec­to a la libe­ra­ción social) y que ambas cues­tio­nes por tan­to pue­den ser logra­das en dis­tin­tos tiem­pos, sien­do las dos caras de una mis­ma mone­da, pero que depen­den tam­bién del cur­so de los acon­te­ci­mien­tos a nivel inter­na­cio­nal y de nues­tra capa­ci­dad de media­ti­za­ción en nues­tro País. Media­ti­za­ción, por otra par­te que ha sido logra­da por nues­tra Izquier­da Aber­tza­le tan­to en ámbi­tos espa­ño­les, fran­ce­ses como auto­nó­mi­cos, y que ha hecho mucho daño tan­to a la domi­na­ción his­pano-gala como a la bur­gue­sía regio­na­lis­ta de PNV-UPN, y por esto, des­de comien­zos de la “tran­si­ción” y has­ta aho­ra mis­mo, una de las cons­tan­tes de los suce­si­vos sis­te­mas repre­si­vos ha sido la de debi­li­tar o anu­lar del todo su prác­ti­ca en este cam­po, haya sido esta pun­tual o cons­tan­te. Su pun­to cul­mi­nan­te se alcan­za con las ile­ga­li­za­cio­nes a las que fue some­ti­da el con­jun­to de la Izquier­da Aber­tza­le bajo el un esta­do de excep­ción encu­bier­to y que hoy día sigue estan­do vigen­te. Sin embar­go, hay quien plan­tea que en la actua­li­dad, reins­tau­ra­da la Izquier­da Aber­tza­le en el sis­te­ma, des­de Sor­tu (sobre todo) se está trans­mi­tien­do la idea de que la lucha ins­ti­tu­cio­nal es más impor­tan­te que el res­to de fren­tes y que por lo tan­to, esta deci­sión pro­vo­ca­rá la inevi­ta­ble incli­na­ción de la for­ma­ción polí­ti­ca hacia la asi­mi­la­ción sis­té­mi­ca cuya veri­fi­ca­ción es una cues­tión de tiem­po, lo cual es posi­ble que se pro­duz­ca en un futu­ro pero no nece­sa­ria­men­te tie­ne por qué lle­gar a mate­ria­li­zar­se o ser cier­to de antemano.

No se pue­de negar que en el con­tex­to actual, Sor­tu se plan­tea la lucha ins­ti­tu­cio­nal y las elec­cio­nes como medio de acu­mu­la­ción de fuer­zas. Obje­ti­va­men­te des­de EHK debe­mos aña­dir que, ir a unos comi­cios pue­de ser­vir duran­te un perío­do de tiem­po para con­quis­tar a gran­des sec­to­res de la cla­se tra­ba­ja­do­ra vas­ca, sin embar­go sabe­mos que tam­bién exis­ten otros que no se van a sumar a un movi­mien­to polí­ti­co median­te la par­ti­ci­pa­ción den­tro de las ins­ti­tu­cio­nes bur­gue­sas. La Izquier­da Aber­tza­le posee esa dua­li­dad. A estos sec­to­res de tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras hay que ofre­cer­les una alter­na­ti­va estra­té­gi­ca para poder gene­rar la tan ansia­da hege­mo­nía que nece­si­ta nues­tro pue­blo y con­se­guir des­ban­car a las fuer­zas que nos tie­nen ama­rra­dos al actual sta­tus quo.

En con­clu­sión, es ver­dad que hay una acu­mu­la­ción de fuer­zas cuan­ti­ta­ti­va que se expre­sa en la vía ins­ti­tu­cio­nal pero que exis­te otra acu­mu­la­ción cua­li­ta­ti­va, de mayor poder eman­ci­pa­to­rio y com­pro­mi­so que se mate­ria­li­za en la “Vía vas­ca” median­te su expe­rien­cia en la ges­tión de su poder polí­ti­co a tra­vés de la con­fron­ta­ción fren­te al Esta­do, lo que gene­ra una masa crí­ti­ca que car­ga con todas las con­se­cuen­cias y con los aspec­tos más duros y difí­ci­les de la lucha eman­ci­pa­to­ria en tér­mi­nos estra­té­gi­cos. Cree­mos en defi­ni­ti­va que la expe­rien­cia his­tó­ri­ca ha demos­tra­do que el Esta­do bur­gués o las estruc­tu­ras supra­na­cio­na­les capi­ta­lis­tas no pue­den ser des­trui­dos des­de fue­ra exclu­si­va­men­te sino que se requie­re de una gran habi­li­dad polí­ti­ca para cer­ce­nar­las des­de den­tro acom­pa­ñan­do todo el pro­ce­so con una masa crí­ti­ca capaz por una par­te, de empu­jar a la masa cuan­ti­ta­ti­va hacia posi­cio­nes revo­lu­cio­na­rias y de otra, liqui­dar com­ple­ta­men­te el anda­mia­je capi­ta­lis­ta auto­nó­mi­co, esta­tal o supranacional.

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