Aún no había terminado el recuento de votos que retransmitían televisoras, radiodifusoras y medios digitales helenos cuando el Eurogrupo realizó su primer comunicado pidiendo una formación rápida de un gobierno de coalición.
Los griegos, que se amontonaban en casas y cafés disfrutando de la Eurocopa, recibían a la vez información de lo que opinaban sus candidatos y lo que pretendían los políticos.
Al anunciar el recuento de 60 por ciento de los votos, la victoria del partido conservador Nueva Democracia comenzaba a ser una realidad y Alexis Tsipras, el líder de izquierda, satanizado por los medios de comunicación económicos del mundo entero, felicitaba públicamente a su contrincante.
El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, no tardó en asegurar que Europa podría dar más tiempo a Grecia para reducir su déficit. Mientras tanto, la troika formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmaba que regresaría a Atenas tan pronto como hubiera un nuevo Ejecutivo para fijar el camino a seguir.
El alivio cada vez menos disimulado de los dirigentes europeos coincidía con los resultados que se iban publicando. Antonis Samaras conseguía el respaldo de cerca de 30 por ciento de los votantes helenos. Será el comienzo de una nueva era
, anunció el líder de derechas desde primera hora de la mañana. Pocos se atrevían a asegurar entonces que le bastaría una coalición con el otro partido tradicional para formar el gobierno que los sectores económicos anhelaban.
La izquierda…
Los socialistas del Pasok han pasado en menos de un año de gobernar el país con amplia mayoría a obtener apenas un 12 por ciento del apoyo popular. La corrupción, la crisis económica y la sumisión a los dictámenes del exterior provocaron primero la salida de Giorgos Papandreu y ahora un histórico desplome del partido de la mano de Evangelos Venizelos. Aun así, las mismas formaciones que han llevado a Grecia hasta esta situación serán, según todas las previsiones, las que darán los próximos pasos en su política.
Una de las grandes razones para entender esta situación se explica por la ley electoral helena. Los datos son claros. Nueva Democracia consiguió un apoyo cercano a 30 por ciento. Su gran rival, el partido de izquierda Syriza, obtuvo casi 27. Pero la formación conservadora dispondrá de 130 diputados en el Parlamento, mientras el partido encabezado por Tsipras apenas superará los 70.
Esto es así porque el partido con más apoyos recibe automáticamente 50 escaños, lo que permite al ganador buscar una mayoría de manera más cómoda. El modelo de gobierno al que decían aspirar debía incluir a la formación progresista, pero Tsipras no tardó en recordar que no aceptará formar ninguna coalición con los que han aceptado unas medidas de austeridad que han traído a nuestro pueblo hasta esta crítica situación
.
El aumento de la desesperación de la población griega ha ido en paralelo con los resultados conseguidos por Syriza durante los pasdos plebiscitos. Del 4.5 por ciento conseguido en 2009 a rozar la dirigencia del país este domingo. Consiguieron robar
votos a los partidos tradicionales en casi todos los distritos, haciéndose incluso con varios que no consiguieron en las elecciones de mayo.
Por ello en el partido no ven estos resultados como una derrota. De hecho les servirá para conseguir unas alianzas casi inexistentes en Europa, afianzar un programa político sin parangón y, sobre todo, posicionarse como una fuerza opositora que seguirá rechazando recortes y despidos. Uno de sus grandes problemas es la heterogeneidad dentro de una formación que hasta hace pocos días era una coalición y no un partido.
Esas diferencias provocaron hace pocos años la separación de un grupo importante de Syriza, que decidió formar el partido Dimar. Los 17 diputados que éste ha conseguido en estas elecciones han provocado que muchos se pregunten una vez más si una mayor unidad no hubiera servido de manera más efectiva a la izquierda en el país.
Esta capacidad de unión, en cambio, no le ha servido al partido comunista KKE para evitar su descalabro continuado. De ser el referente en la política de izquierda del país, ha pasado a no conseguir ni 5 por ciento de los votos, convirtiéndose en el grupo parlamentario más pequeño.
Nueva Democracia también vivió su particular escisión cuando se conformó el grupo Griegos Independientes, que consiguió un respaldo nada despreciable, cercano a 7 por ciento.
El último grupo político que ha tenido acceso al Parlamento heleno conllevará sin duda la atención internacional. El grupo de extrema derecha Amanecer Dorado consiguió convertirse en una institución que ahora verá cómo 18 diputados no disimularán al exhibir consignas neonazis. La crítica generalizada hacia este grupo desde que emergió como fuerza política en las pasadas elecciones parece no haber hecho efecto entre el electorado.
En cambio, la campaña mediática internacional se ha traducido en votos conservadores. Queda por ver si el desempleo, los recortes y la desesperación helena no vuelven a convertir esta situación en un conflicto entre los griegos y las grandes potencias europeas. De momento, Alemania y Grecia se enfrentarán en la Eurocopa de futbol el próximo viernes. Según muchos helenos, ahí comenzará su venganza. Por lo menos la deportiva.