“No habrá recortes en sanidad y educación”, esa era la letanía constante de Mariano Rajoy durante la campaña electoral. En educación (pública) lo vamos a ver ya: Aulas hacinadas, despidos de maestros y profesores, cultura por los suelos, ignorancia por las nubes. En sanidad recortarán nuestras vidas ¿Esto no es para tirarse a la calle?
Se han filtrado (de manera silenciosa, sin ruedas de prensa ni despliegues mediáticos en apoyo de los oligarcas de Repsol) las intenciones del régimen relacionadas con la sanidad, que vienen a ser las siguientes: Subidas del 10% en pago de recetas que pasarán del 40% al 50%, los jubilados pagarán, en función de renta, un 10% y los enfermos crónicos como mínimo 10 euros al mes por tratamiento.
¿Qué valores de renta? No dicen, por ahora; sin embargo aquella es variable, y con la subida de impuestos como el IVA que está al caer, se depreciarán (nunca lo harán las de los millonarios) ¿Modificarán los porcentajes cuando eso ocurra? ¿Cuánto pagaremos entonces? ¿Qué pagará un parado que no cobra subvención alguna ni dependa de su familia, algo que cada día está más cerca porque la economía familia se está yendo al garete?
Para colmo, piensan implementar una tarjeta sanitaria única pero, según rumores, llevará distintos colores en función de si eres rico o pobre, es decir nos van a identificar y etiquetar como hacían los nazis con los judíos.
¿Estos (estamos hablando de nuestra propia supervivencia) no son motivos más que suficientes para echarse a la calle pese a la reforma anunciada del Código Penal que endurecerá las penas por esas razones? Si nos meten en prisión, por lo menos (suponemos) nos darán de comer, al menos mientras aquellas se mantengan porque, dudamos que pueda haber cárceles para tanta gente.